TIEMPO DE NAVIDAD
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.
 

 

HIMNOS DE BELÉN

(En la gruta de Belén, 1984)

 

VII

Hic cecinerunt angeli dicentes:
Gloria in excelsis Deo, alleluia.
 
El himno de los ángeles cantemos

 
Este es el himno de los ángeles. La Gloria es el canto de los ángeles; la paz también. Es el canto de la Encarnación, en el que se juntan lo excelso y recóndito de Dios con lo concreto de su cuerpo, el cuerpo de Jesús. ¿Adónde nos lleva esa multitud del ejército celestial, que alaba a Dios, cantando Gloria y Paz? (Cf. Lc 2,13-14). Nos lleva hasta la Gloria, que es la palabra principal de todo el himno (repetida ocho veces).

De esa Gloria viene la Paz. La Encarnación es la manifestación de la Gloria: hemos visto su Gloria. En el himno proclamamos que La Gloria excelsa tiene ya palabras y cuerpo y contextura.

Si esto es así en el cuerpo de Jesús, Gloria del Padre, será muy lógico ese éxtasis de amor y dulzura que se le abre al creyente. El himno continúa diciendo: y hay voces que pueden ya cantarla y amores de morir en su dulzura.

La Gloria está depositada corporalmente en Jesús que nace. Él es la Gloria verdadera que llega y nos cubre a nosotros. Más aún, la Encarnación cubre la Gloria de los mismos ángeles. ¡Felices ellos porque Dios nace hombre! Y saben que de Gloria son vestidos
tomando el Verbo humana vestidura.

 
El himno de los ángeles cantemos
en torno de la cuna,
con voces nuevas, puros corazones
y el alma en gracia henchida de aleluyas.

A Dios la santidad y la belleza,
la Gloria en las alturas;
y al hombre de esta tierra, la amistad,
la fuerte paz, el beso y la ternura.

La Gloria ha aparecido, la que era
secreta en fuente pura,
y está resplandeciendo en un Infante,
está en la humana faz de creatura.

La Gloria excelsa tiene ya palabras
y cuerpo y contextura,
y hay voces que pueden ya cantarla
y amores de morir en su dulzura.

Aquella gloria de antes ignorada
los ángeles anuncian,
y saben que de Gloria son vestidos
tomando el Verbo humana vestidura.

¡Oh Cristo de la Gloria y santidad,
tu rostro es la hermosura,
en ti refleja el Padre la deidad
y goza de su Gloria, Gloria tuya! Amén.

 
Belén, 10/11 octubre 1984.