HIMNOS DE BELÉN
(En la gruta de Belén,
1984)
V
Hic demonstratus a stella
La estrella de Jacob ha aparecido
La estrella de Jacob alude a un oráculo mesiánico, a la profecía de Balaam:
de Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel (Nm 24,17),
oráculo que repercute en al composición del Evangelio de la Infancia en
San Mateo (Mt 2,2).
Del oráculo pasamos a cantar
un canto a las estrellas, brillantes y pulidas, Loados seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas: en el cielo las has formado luminosas
y preciosas y bellas (San Francisco).
Nuestro canto es
cristocéntrico. Las estrellas no existen por sí mismas; existen desde la
Tierra y para la Tierra: formáis el techo azul, resplandeciente, que
el mundo diminuto necesita.
Las estrellas fueron creadas
para la Tierra; más exactamente, para la cuna. Es lo que proclamamos en la
estrofa cuarta: Estrellas que giráis para nosotros, / sabed con
alegría / que sois en el divino pensamiento / estrellas de una cuna
bendecida.
Desde Jesús y para Jesús el
mundo gira.
(Nota para el copista: En Oración de
las Horas hay un verso deficiente. No es: ya cante la Tierra redimida
(verso final), sino: y goza en ti la Tierra redimida).
La estrella de Jacob ha
aparecido
y anuncia a su Mesías;
venid, las tribus todas de Israel,
doblad, doblemos juntos la rodilla.
Un canto he de cantar a las estrellas,
brillantes y pulidas,
que Dios creó tan grandes y lejanas
a fin de hacer la Tierra a su familia.
Estrellas de los hombres, mensuradas
según nuestra medida,
formáis el techo azul, resplandeciente,
que el mundo diminuto necesita.
Estrellas que giráis para nosotros,
sabed con alegría
que sois en el divino pensamiento
estrellas de una cuna bendecida.
Que alguna de vosotras se adelante
y anuncie esta venida:
Estrella de Jesús, estrella nuestra,
alumbra con tu luz nuestras pupilas.
¡Oh Cristo vivo, luz de las estrellas
y senda de la vida,
los cielos de los cielos hoy te alaban
y goza en ti la Tierra redimida! Amén.
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