Epifanía del Señor
–
5
Oh Dios visible, lleno de
hermosura
(Himno para después de la
Epifanía)
Dentro del tiempo de Navidad coinciden domingos. El calendario civil, que
es básicamente calendario social y laboral, en algunas ocasiones ignora
las fiestas de la Iglesia; así, la solemnidad de la Epifanía. En este caso
está previsto trasladar la Epifanía al domingo que sigue a la octava de
Navidad (Año Nuevo), que puede ser, incluso, hasta el mismo día 2 de
enero. Para estas ferias que van entre Epifanía y Bautismo del Señor el
actual libro de la Liturgia de las Horas tiene como himnos composiciones
que se refieren a la llegada de los Magos: Reyes que venís por ellas
(Vísperas), Ayer en leve centella (Oficio de lectura), Estrella nunca
vista se aparece (Laudes).
La Liturgia como tal celebra
en estos días todo el misterio de la Encarnación; por eso en la Misa
pueden decirse los Prefacios de Navidad.
Con este presupuesto está compuesto este himno. En él celebramos el
misterio de la Encarnación, contemplando principalmente dos aspectos: el
Dios invisible se hace visible; el amor escondido en Dios se muestra en
carne palpitante en Jesús. Esto es la Epifanía de Dios, la aparición de
Dios entre nosotros.
Oh Dios visible, lleno de
hermosura,
Jesús, imagen pura y verdadera:
los ángeles te miran y te adoran,
y todos los creyentes te veneran.
En ti reconocemos con ternura
a Dios aparecido en nuestra tierra:
¡oh santa Epifanía de Dios trino
que en esos ojos tuyos se contempla!
Señor Jesús, divino Infante humano,
en ti la vida toda es don y entrega;
por ti, por ti vivimos y esperamos,
oh Niño vida, luz de las estrellas.
Oh fuente y manantial de toda dicha
Oh santa Encarnación de gracia plena,
Oh Niño Dios, locura del amor,
Milagro en el que el hombre y Dios se encuentran.
Aquí junto a la cuna te adoramos,
con labios que te gozan y te besan,
y todos nuestros dones te entregamos
que el oro, incienso y mirra tuyos sean.
¡Oh santo Jesucristo, Verbo en carne,
Oh dulce epifanía de una estrella:
la luz divina, gozo de los cielos,
en ruta a peregrinos nos envuelva! Amén.
Cuautitlán Izcalli, 6 enero 2005
|