TIEMPO DE NAVIDAD
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.
 

 


Bautismo del Señor
9



La fragancia de Jesús


La Iglesia de Oriente celebró el 6 de enero la manifestación del Señor: nacimiento y epifanía. Luego los dos momentos se desglosaron, y en la epifanía a los magos se celebró la teofanía del Jordán, donde quedó santificada la Iglesia por el bautismo, y la manifestación de la gloria en el signo de Caná, principio de todos los signos.

San Proclo de Constantinopla (siglo V) se expresa así:

“Pues en la solemnidad anterior, que era la del nacimiento del Salvador, se alegraba la tierra, porque sostenía al Señor en el pesebre; en la presente festividad, en cambio, que es la de las Teofanías, el mar es quien salta y se estremece de júbilo; y lo hace porque en medio del Jordán encontró la bendición santificadora.

En la solemnidad anterior se nos mostraba un niño débil, que atestiguaba nuestra propia imperfección; en cambio, en la festividad de hoy se nos presenta ya como un hombre perfecto, mostrando que procede, como perfecto que es, de quien también lo es. En aquel caso, el Rey vestía la púrpura de su cuerpo; en éste, la fuente rodea como recubre al río.
Atended, pues, a estos nuevos y estupendos prodigios. El Sol de justicia que se purifica en el Jordán, el fuego sumergido en el agua, Dios santificado por ministerio de un hombre.

Hoy la creación entera resuena de himnos: Bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el que viene en todo momento: pues no es ahora la primera vez” (San Proclo de Constantinopla, Sermón 7 en la santa Teofanía, Liturgia de las Horas: 9 de enero).

La celebración de la Epifanía y el Bautismo del Señor son el abrazo de la Iglesia latina con la Iglesia de Oriente. Unidos en el amor celebremos los divinos misterios.


La fragancia de Jesús,
el ramo de la Paloma,
con el aceite purísimo
que ha ungido a la Iglesia toda.

En un diluvio de amor
Dios desciende y se desborda:
y los nuevos manantiales
fueron aguas milagrosas.

El Sol se metió en el agua
y el agua fue luminosa,
corriente del sacramento
que purifica a la esposa.

¡Oh santa Teofanía
de Encarnación amorosa!:
Dios que es carne, humanidad
será siempre nuestra gloria.

Belén, Jordán y Caná
son luz de divinas bodas:
la pureza de Jesús
sea mi ofrenda preciosa.

¡Oh Padre de caridad,
que transformas lo que tocas,
por el Hijo en el Espíritu,
eterno amor donde moras! Amén.


Puebla, 9 enero 2010.