TIEMPO DE NAVIDAD
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.
 

 


Bautismo del Señor
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¡Oh santa Epifanía del Señor!


El Bautismo del Señor es una fiesta de pura contemplación, puerta abierta a la mística cristiana.

Mirada desde Jesús, es Epifanía; mirada desde la Trinidad es Teofanía. Fiesta de luz: en ti, Jesús, la luz divina brota. Es la luz del Padre. A Jesús con la fe de la Iglesia le confesamos: Luz de Luz. La tradición oriental llama a esta fiesta Fiesta de las Luces. Y como toda luz viene del Padre, al Padre, a nuestro Padre en este día le decimos: oh Padre nuestro, fiesta de las luces.

Fiesta cristológica y trinitaria. El Espíritu es pureza y fuego que arde.
Fiesta de la Esposa. La Esposa sale sin mancha, purificada para Cristo, su Esposo, de las aguas que Cristo ha santificado. Bien podemos decir que ella, amada por Cristo, es la amada toda. Cantemos: es bella y esplendente, amada toda, / la Esposa sumergida que ahora nace.
Fiesta sacramental. Las aguas del Jordán nos recuerdan las aguas del diluvio, del diluvio tenebroso; pero ahora son aguas sacramentales.
El cauce del Jordán ha sido como el sepulcro del Señor, el sepulcro pascual de donde surgió la vida. La creación entera entra en este misterio; es lavada y purificada del pecado en estas aguas que tocan la humanidad santa de Jesús.

Y así comenzó la vida pública de Jesús. Nos lo recuerda Pedro en las primeras Vísperas de esta fiesta: cómo Dios lo ungió con poder del Espíritu Santo (Hch 10,37-38).


¡Oh santa Epifanía del Señor
en aguas abismales:
en ti, Jesús, la luz divina brota,
el Hijo muy amado de tu Padre!

Las aguas del diluvio tenebroso
son hoy sacramentales,
es bella y esplendente, amada toda,
la Esposa sumergida que ahora nace.

¡Oh hermosa Trinidad, Teofanía,
del Hijo en nuestra carne;
oh Padre nuestro, fiesta de las luces,
oh Espíritu, pureza y fuego que arde!

La plena creación se ha estremecido
lavada en este cauce;
Jesús es la victoria del pecado,
vencido el enemigo en el combate.

Bautismo del Señor, misterio santo
de gracias a raudales,
Jesús aquí comienza generoso,
cual Hijo de su amor al mundo sale.

¡Gloriosa Trinidad, inmenso gozo,
origen y remate,
por Cristo inmaculado sea gloria
y eterna luz que nuestros ojos sacie! Amén.


Cuautilán Izcalli, domingo del Bautismo del Señor 2003.