HIMNARIO DE LA VIRGEN MARÍA
Ciclo anual de celebraciones de la Virgen
en la Liturgia de las Horas

P. RUFINO MARÍA GRÁNDEZ, ofmcap.


 

Natividad de María
(II)

8 de septiembre


Recitativo melodiado de comunión



Entendemos que la Natividad de María hay que celebrarla en la unidad y armonía del misterio mariano.

En la Resurrección de Jesús nació el Evangelio de la Infancia: la divinidad del Hijo engendrado, la maternidad divina de María, su santa virginidad.

En la totalidad de la Escritura, iluminada por el misterio pascual, la Iglesia descubrió el misterio de la Concepción Inmaculada de María. Si celebramos este misterio como tal, )cómo no vamos a celebrar la Natividad de la Madre del Señor? Su Natividad ha sido la aurora de la salvación; en el Hijo vendría la luz del día.

Cantamos por vía de intimidad del amor, no por vía de la fantasía. Cuando en el siglo II (al parecer) se escribe el Evangelio apócrifo de Santiago, María, combatida por las herejías (como dice Orígenes Contra Celsum) ha entrado amorosamente en el culto de la Iglesia. Y esa vibración bella del bello amor no ha cesado..., ni podrá cesar.



Por vía de intimidad
- porque el amor es porfía -,
del Nacimiento de Cristo
pasamos al de María.

En Jesús Resucitado
al alba del tercer día,
la vida entera del Siervo
divina resplandecía.

La Iglesia, su amada esposa,
ahora lo comprendía:
lo adoró como Señor,
lo confesó cual Mesías.

Se escribió entonces la Infancia,
historia de profecía:
la santa virginidad
de madre virgen judía.

La Iglesia en contemplación
los misterios discernía:
la Madre del Todo Santo,
santa de origen sería.

Y fuiste, Madre, invocada
Toda Santa, APanaguía@:
si es santa tu concepción
tu nacimiento, alegría.

Cuando tú nacías, Madre,
el Hijo ya en ti nacía:
de tu carne virginal
su carne germinaría.

Eras tú la aurora hermosa
del Hijo nacido un día.
Él era la luz del mundo,
y en tu luz amanecía.

Con tu santo nacimiento
la alegría florecía;
la unción de Cristo, el amado,
tu alumbramiento envolvía.

Perfume en la humanidad
en rumbo a la Parusía,
eres Madre del Señor,
a quien rindes pleitesía.

Eres gracia del Espíritu
hermosura y lozanía,
Madre en la Cruz y la Pascua,
oculta en la Eucaristía.

Inúndanos de tu gozo,
que fue el don en demasía,
Madre del Verbo Encarnado,
(oh Virgen, Santa María!

Natividad de María 2008.