EL AÑO LITÚRGICO
EL CAMINO CUARESMAL

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 

VI. Himnos para la Hora intermedia
 

Tercia


Con Cristo fui clavado en el madero


Pablo proclama: Con Cristo estoy crucificado, y vivo, pero no yo, sino es Cristo quien vive en mí (Ga 2,19-20). Con esta frase se abre el himno.

Nos hundimos también en la fe de la Escritura, para escuchar a Jesús: Quien pierda su vida por mí, la encontrará (Mt 16,25).

Realidades que tienen una versión sacramental en el bautismo: ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? ... Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él... (Rm 6,3.8).

Cantamos así el misterio de la Cruz gloriosa, que es el misterio de la revelación definitiva. Por Cristo Crucificado tenemos nombre y esperanza.

El himno sirve lo mismo para Sexta y Nona.


Con Cristo fui clavado en el madero,
y ya no vivo yo, quien vive es Cristo;
con él perdí la vida para hallarla,
con él morí naciendo en el bautismo.

Por esa Cruz gloriosa somos suyos,
con túnica de sangre nos vestimos;
por él tenemos nombre y esperanza,
por él, con él, en él por siempre ungidos.

¡Oh Cristo, que tendiste a los hermanos
la mano que salvaba del abismo,
por mil eternidades en tu gozo
las gracias que mereces te decimos! Amén


Jerusalén, 1985.