EL AÑO LITÚRGICO
EL CAMINO CUARESMAL

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 

VI. Himnos para la Hora intermedia
 

Sexta


Bendita cruz clavada en una roca


A la Cruz llamamos el eje de los cielos y la tierra. Con ello proclamamos el influjo salvífico universal de la Pasión sangrienta de Jesús. En Cristo estaba Dios reconciliando el mundo consigo (2Co 5,19). Jesús es nuestra reconciliación: Él es nuestra paz (Ef 2,14).

Jesús reconciliador del mundo. Pero, sabiendo que Jesús Hijo de Dios está en el centro del acto creador, su obra de reconciliación alcanza cuanto tiene existencia: los cielos y la tierra.

Misterio de la Encarnación que nos place contemplar en el Calvario: Encarnación de Dios hasta el Calvario, Encarnación que es fraternidad del Hijo hasta mis venas.

Nos apoyamos en la Carta a los Hebreos: No se avergüenza de llamarles hermanos... Así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte... (Hb 2,11.14).

(El himno sirve lo mismo para Tercia y Nona).


Bendita cruz clavada en una roca,
el eje de los cielos y la tierra;
con esos fieros clavos se ha sellado
el pacto del perdón, la paz eterna.

Encarnación de Dios hasta el Calvario,
fraternidad del Hijo hasta mis venas;
¿quién puede comprender lo que es divino
y ocurre como crimen de mi cuenta?

¡Oh Cristo del abrazo sacrosanto,
que todo reconcilias, todo alegras,
con ese amor donado te alabamos:
cual don que tú nos diste el don acepta! Amén.


Jerusalén, 1985.