EL AÑO LITÚRGICO
EL CAMINO CUARESMAL

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 

VI. Himnos para Pasión y Semana Santa

Domingo de Ramos


Gloria, laus et honor tibi sit


El “Gloria, laus et honor tibi sit” es una pieza de una belleza esplendente para iniciar la Semana Santa con el Domingo de Ramos. Le invite al lector – con benevolencia – a compartir unos recuerdos de juventud que evocan la belleza de este himno,

“… Quiero comenzar la Pascua desde el Domingo de Ramos, con la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén. Hay un canto que en el noviciado se me clavó en el corazón, como una flecha de amor. Es el Gloria, laus et honor tibi sit. Los misales de los fieles nos decían que este Himno lo compuso el Obispo Teodulfo de Orleans el año 810. Ese obispo (ca 760-821) es venerado como santo. Tengo una especial simpatía a los hombres de la antigüedad que han compuesto himnos para la liturgia, como colega en el oficio. El himno, en elegantes versos Aelegíacos@ latinos, debe de tener bastantes versos, pero la liturgia ha tomado sólo seis estrofas. Los dos primeros versos hacen el estribillo, cuando la procesión de las palmas ha llegado hasta las puertas del templo, que están cerradas, y se inicia ese diálogos de alabanzas y amor entre los de dentro y los de fuera, hasta que el subdiácono, con el hasta de la cruz, da un golpe, se abre la puerta, cesa este canto y entran los fieles en la iglesia.

Gloria, laus et honor tibi sit, rex Christe redemptor,
cui puerile decus prompsit Hosanna pium.

(Gloria, alabanza y honor a ti, oh Cristo, rey, redentor,
a quien aquella hermosura de niños prorrumpía en el piadoso Hosanna!

Yo también, en mi corazón, tarareando mentalmente la bella melodía gregoriana, le iba cantando a Cristo. Recuerdo que uno de esos días íbamos de camino, a la vera de unos sembrados, por unos lugares que miran hacia Peña (cerca de Sangüesa). Mi corazón le iba cantando al Señor, y esto era mi alegría y mi paz.
Permita, mi hipotético lector, que deje aquí estampada la secuencia de los versos de aquella perla.

Israel tu rex, Davidis et inclyta proles,
nomine qui in Domini, rex benedicte, venis.
Tú eres el Rey de Israel, ínclita prole de David,
Rey bendito, que vienes en nombre del Señor.

Coetus in excelsis te laudat caelicus omnis
et mortalis homo, cuncta creata simul.
Toda la corte celestial te alaba en las alturas
y también, en unión con toda la creación, te alaba el hombre mortal.

Plebs Hebraea tibi cum palmis obvia venit:
cum prece, voto, hymnis adsumus ecce tibi.
El pueblo hebreo te sale a recibir con palmas.
Nosotros venimos a tu presencia con plegarias, votos e himnos.

Hi tibi passuro solvebant munia laudis;
nos tibi regnanti pangimus ecce melos.
Aquellos te tributaban alabanzas cuando ibas a padecer;
y ahora nosotros te cantamos dulces melodías, a Ti que reinas.

Hi placuere tibi; placeat devotio nostra,
rex pie, rex clemens, cui bona cuncta placent.
Aquellos te agradaron; que también nuestra devota entrega te agrade:
Rey benigno, Rey piadoso, a quien todo lo bueno agrada.

El regusto de aquel himno no se me ha pasado. El poeta supo mirar a Cristo, luz de nuestra fe, y vertió con hermosura su corazón, arrojando los sentimientos de la Iglesia, que son los nuestros, los míos. Él es la flor inmarchitable, la luz incandescente. Es bueno pensar que él todo lo bueno le agrada, cui bona cuncta placent. Quizás esta hojitas también...”

(RUFINO MARÍA GRÁNDEZ, capuchino, Memoria del Noviciado. Historia de un novicio y su noviciado narrada a la vuelta de 50 años, 1956-2006. Curia Provincial de Capuchinos, Pamplona, Navarra, 90-92)

* * *

En memoria de lo que sentí con el bello himno litúrgico del Domingo de Ramos, en el Noviciado, según queda descrito en el "Memoria del noviciado".


"Gloria, laus et honor tibi sit..."
Domingo era de Ramos, no lo olvido...,
el himno aquel..., divino su sonido...,
cantándole a Jesús, ¡a mi Rabbí!

¡Qué amores juveniles yo sentí!
¡Qué golpes en el alma, qué zumbido,
delicia al corazón... y qué latido,
gozando en que mi vida fuera un sí!

¡Quién me diera vivir así de amor,
de puro amor a él, mi Dios, a él,
contento yo de ser su servidor...

batiendo con mis manos el laurel,
brindándole su triunfo al Redentor,
a Cristo, Rey Mesías de Israel...!

Año 2007