VI.
Himnos para Pasión y Semana
Santa
Común de Pasión
El trance de Hijo y Padre fue la
muerte
Pasión del Señor
El título dice: La muerte del Señor (Lc 23,35-48). Se trata de una
contemplación espiritual de la muerte de Jesús, embargados en el
espíritu de la teología de Lucas. En el Evangelio de san Lucas
escuchamos esta oración de Jesús: “Padre, a tus manso encomiendo mi
espíritu” (Lc23,46).
El trance de Hijo y
Padre fue la muerte,
secreto trinitario, don purísimo;
el Hijo se donaba en el Espíritu
y el Padre recibía el ser del Hijo.
La muerte era liturgia coronada,
adoración el último suspiro,
y estrecha comunión que en Dios subsiste
del Verbo con el Padre sin principio.
Cercaban los insultos, negra mancha,
queriéndole tragar hasta el abismo,
mas él moría en paz, cual soberano,
incólume, impoluto, blanco lirio.
Moría como rey de majestad
en trono de inocencia el cuerpo erguido,
con títulos de gloria en su cabeza,
el Cristo del Señor, el Elegido.
¡Oh Padre de mi vida, dulce Padre,
mi espíritu en tus manos deposito,
oh Padre, a ti retorno, a tu regazo,
contigo en unidad, oh Padre mío!
¡Resuene el eco suave de su muerte
cual triunfo y alabanza por los siglos,
y sea el corazón crucificado
la gloria inmarcesible de Dios trino! Amén.
Zaragoza, 4 junio 1987
(Nota. Himno compuesto al eco de
la defensa de la tesis doctoral en Jerusalén sobre el Evangelio de
Lucas. Las tinieblas en la muerte de Jesús. Estudio exegético de Lc
23,44-45a).
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