EL AÑO LITÚRGICO
EL CAMINO CUARESMAL

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 

VI. Himnos para Pasión y Semana Santa

Domingo de Ramos
Laudes


En Betfagé nos unimos


La Semana Santa se abre con la procesión mesiánica del Domingo de Ramos. Trasladémonos a Jerusalén y representémonos la topografía del Templo y su entorno.
Está al lado oriental del Templo (el mismo muro de la ciudad), la hondonada del Cedrón y enfrente del Monte de los Olivos. A la otra parte del monte se puede localizar aproximadamente Betfagé y Betania.

En Jerusalén se junta la cristiandad el Domingo de Ramos, acudiendo al lugar de Betfagé para empezar la procesión a las 2.30 de la tarde. Son unos seis kilómetros de recorrido. Desde Betfagé no se ve Jerusalén, pero al subir a la cima del pequeño Monte de los Olivos tenemos de pronto, de un golpe de vista, el panorama de la ciudad. Bajando por la ladera Jesús lloró (el santuario “Dominus flevit” nos lo recuerda). Acompañemos a Jesús en este recorrido.

Eso es lo que pretende el himno. Nos juntamos en Betfagé, subimos hasta la cresta de los Olivos, que nos dan sus ramas, luego bajamos por la ladera hasta el torrente Cedrón, y subimos para entrar en el Templo por la Puerta Oriental (que está debajo de la que hoy es llamada, con cierta confusión, Puerta Dorada).
Acompañamos a Jesús como los discípulos y lo proclamamos como Rey.


En Betfagé nos unimos
para seguirle en su marcha;
subamos por la pendiente,
nos dan los olivos ramas;
con ellas demos victoria,
y nunca a esos ojos lágrimas.

Del monte de los Olivos
se acerca a la Villa Santa;
ya baja por el Cedrón
y sube hacia la muralla,
abríos, puertas de oriente,
al Rey Mesías que avanza.

¿Qué le daremos al rey
que viene a darnos su gracia?
¡Oh Cristo, cuando tú veas
moverse las verdes palmas,
recibe los corazones
que a ti cual Rey se consagran!

Feliz la Iglesia te acoge,
te aclama en pura alabanza;
¡oh Redentor compasivo,
que vas a una muerte ingrata,
de amor será tu corona,
que amor con amor se paga!

¡Oh Cristo que nos visitas,
divina luz que nos baña,
por tu sangrienta victoria
y por tu fúlgida Pascua
a ti la gloria perenne
que el Padre te da en la Patria! Amén.


Belén, Domingo de Ramos, 1985.


RUFINO MARÍA GRÁNDEZ (letra) – FIDEL AIZPURÚA (música), capuchinos, Himnario de las Horas. Editorial Regina, Barcelona 1990, pp. 59-64.