EL AÑO LITÚRGICO
EL CAMINO CUARESMAL

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 

VII
Himnos cuaresmales
sobre el Éxodo


9

La Tiniebla luminosa
(Ex 20,21)
 


Adentro en la Tiniebla luminosa
Jesús ha penetrado y expirado;
atrás el Sinaí, la negra llama,
que fue el Calvario el último peldaño.

A solas Dios y él, los dos a solas,
a solas el amor con el pecado;
que cierre el corazón su oscuro abismo
y sienta la orfandad del Solitario.

Adentro en la Tiniebla, Jesús mío,
gusano vil, oh Siervo machacado,
desecho de la gente, tú, precioso,
oh terco Dios, oh Dios tan malparado.

Adentro en la Tiniebla., ¡calla, mundo,
apaga, Sinaí, tus fuegos bravos,
y tú, Becerro estúpido, maldito,
morid, horror, que muere el Santo!

Jesús., Jesús., ribera de esperanza,
¡qué amarga soledad has soportado,
qué noche del infierno, qué locura,
qué heridas criminales por mis manos.!

¡Jesús, Señor, secreto Testamento,
transciende ya la muerte que has matado,
y eterno con el Padre y el Espíritu
por siempre vive y reina consolando! Amén.


El carácter particularmente trágico de este himno lo puede aconsejar para la etapa final de la Cuaresma, a partir de la semana V. Hay referencias al Éxodo, pero el himno se centra en directo en la muerte de Cristo. Tomamos la “densa nube” de Ex 20,21, que en la interpretación mística es tiniebla luminosa. La tiniebla escatológica de la muerte de Jesús, mencionada pro los Sinópticos, es el cumplimiento de la profecía de Am 8,9-10.