IV.
Himnos varios de Cuaresma
Misericordia, seno de Dios Padre
La palabra “misericordia” es una palabra muy sagrada que expresa la
actitud del Padre hacia nosotros. En el corazón de Francisco había calado
profundamente. Escribía así a un ministro: “Y en esto quiero conocer que
amas al Señor y me amas a mí, siervo suyo y tuyo, si procedes así: que no
haya en el mundo hermano que, por mucho que hubiere pecado, se aleje jamás
de ti después de haber contemplado tus ojos sin haber obtenido tu
misericordia, si es que la busca. Y, si no busca misericordia, pregúntale
tú si la quiere. Y, si mil veces volviere a pecar ante tus propios ojos,
ámale más que a mí, para atraerlo al Señor; y compadécete siempre de los
tales”.
Recordemos que tenemos una encíclica sobre la Misericordia, Dives in
misericordia, de Juan Pablo II, fechada “en Roma, junto a San Pedro, el
día 30 de noviembre, primer domingo de Adviento, del año 1980, tercero de
mi Pontificado”.
En el himno la palabra “misericordia” es la dulce cadencia de las cinco
primeras estrofas, y en la doxología la misma palabra se convierte en “¡oh
gracia tuya!”.
Misericordia, seno de Dios Padre
mi único pasado y mi futuro,
banquete sustancioso que me sacia,
palabra que es camino de otro mundo,
misericordia.
Sed misericordiosos, él decía,
como el Padre del sol, la lluvia y fruto,
sed buenos con los buenos y los malos
y no neguéis la mano ni el saludo,
misericordia.
Sentíos perdonaos, perdonad,
que santo sin pecado solo es uno;
y vayan al olvido las ofensas
que Dios, perdón y amor, olvida insultos,
misericordia.
Iglesia del Cordero inmaculado,
que miras a Jesús, en cruz desnudo;
en ti, que en él bañaste tus pecados,
en ti, yo pecador, yo me refugio,
misericordia.
¡Oh Dios de abiertos brazos de acogida
que, amándonos, nos cambias y haces justos!:
a ti de arrepentidos suba el canto,
del corazón el cálido tributo,
¡oh gracia tuya! Amén.
Cuautitlán Izcalli, 13 marzo 200
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