EL AÑO LITÚRGICO
EL CAMINO CUARESMAL

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 

IV. Himnos varios de Cuaresma


No fue, Señor, la muerte tu designio


El himno es una meditación cuaresmal sobre Adán. No fue, Señor, la muerte tu designio. Así nos lo dice el libro de la Sabiduría: “Dios no hizo la muerte” (1,13). El designio de Dios en el día del Génesis era el designio que un padre tiene sobre su hijo.

Su designio…, Adán bello, libre, soberano: y diste a Adán, cual hijo soberano, oh Creador, para mandar, tu cetro.
Dios no hizo la muerte. La muerte es nuestra. El drama fue que nos fuimos, huidizos de tu amor con triste miedo.
Pero el final transciende todas las previsiones, porque está el misterio de Jesús, el Hijo amado. Su obra no fue un arreglo de la situación anterior. Fue una obra puramente divina. Nosotros proclamamos: hizo tu plan con la verdad del Verbo.

El misterio, consumado en el Hijo, no se ha consumado en nosotros. Sentimos las consecuencias de la lejanía. Pedimos perdón por nuestra fuga. Es Cuaresma, vuelve el recuerdo. Pero el nuevo Adán nos quita el lamento definitivo. Es Cuaresma iluminada por el misterio del Hijo, que ha transformado nuestro pecado en redención y gloria.


No fue, Señor, la muerte tu designio,
ni la tristeza fue tu pensamiento,
ni amasaste con lágrimas el barro
aquel día del Génesis y el huerto.

Era el gozo del Padre acariciando
tierra y aire, surgidos de tus dedos,
derramando en la frente de tus hijos
el calor amoroso de tu beso.

Vestiste al hombre túnica de gloria,
desnudo y puro, en tu belleza bello,
y diste a Adán, cual hijo soberano,
oh Creador, para mandar, tu cetro.

Perdón por nuestra fuga, que nos fuimos,
huidizos de tu amor con triste miedo,
pecando en nuestro reino, malversando
la regia libertad de nuestro imperio.

No contemples, oh Padre bondadoso,
la paga de tu amor en mi desprecio,
mira al Hijo Jesús que del pecado
hizo tu plan con la verdad del Verbo.

Suba de nuestras culpas la alabanza,
de lo que fue pecado el himno nuevo,
por Jesucristo al Padre complacido
para ser en su pecho gozo eterno. Amén.


RUFINO MARÍA GRÁNDEZ (letra) – FIDEL AIZPURÚA (música), capuchinos. Himnos para el Señor. Editorial Regina, Barcelona 1983, pp. 92-95.