II. Himnos
en torno a los Domingos de Cuaresma
Domingo III de Cuaresma (B)
El celo de la Casa de tu Padre
La Comunidad de Juan, el Teólogo, ha pensado la palabra de Jesús sobre
el Templo, palabra que le llevaría a la muerte. Y ha contemplado que el
nuevo Templo es puramente el cuerpo de Jesús Resucitado.
Asumimos esta verdad de nuestra
fe. Y, meditando, nos atrevemos a pensar que en este Santuario de su
Cuerpo van a desembocar todos los anhelos del hombre peregrino, el
mensaje de todas las religiones.
1. El celo de la
Casa de tu Padre
abrasa tus entrañas, Nazareno,
Jesús amado, Hijo del Bendito,
que anuncias con tu signo el nuevo Templo.
2. Jesús en cruz clavado, en luz surgido,
cumplido está el anuncio de tu cuerpo;
tu Gloria es nuestro templo consagrado,
tu santidad, hogar de nuestro encuentro.
3. La Casa de Oración abierta está,
pues eres tú, viviente y verdadero,
la nueva humanidad que a todos junta,
de todo peregrino abrazo y beso.
4. Tú eres el confín de la esperanza,
destino y unidad del mundo entero,
pureza que nos baña y santifica,
en el altar, purísimo Cordero.
5. Tú cambias el pecado en alabanza
y en nuestros yerros muestras tu trofeo,
excelso Sacerdote y Santuario,
y de tu eterno Padre, gozo pleno.
6. ¡Oh Trinidad beata y suspirada,
de todos los misterios el secreto,
la eterna gratitud ya desde ahora,
por Él, con Él y en Él un solo anhelo! Amén.
|