EL AÑO LITÚRGICO |
II. Himnos en torno a los Domingos de Cuaresma
Domingo II de Cuaresma
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¿Qué sucedió? Jesús, sin perder su figura y su realidad humana, irradió de su ser profundo, que es gloria del Padre, y que sólo la fe lo alcanza. El testimonio evangélico ponderó al hermosura de aquel rostro: “Su rostro se puso brillante como el sol” (Mt 17,2). También nosotros queremos contemplar la hermosura divina de ese rostro y decimos: Llega el Reino de Dios en ese rostro. El Reino de Dios, la Parusía. Viene la Parusía cuando brillas y el más allá se alcanza en tu presencia. Es que esta escena - que hemos convenido en llamar la Transfiguración – apunta al misterio de la totalidad de Cristo. Esa luz en que Jesús queda envuelto es la Luz anunciadora del secreto. Y esa luz envuelve a Pedro, Santiago y Juan, a la Iglesia. Pero todavía es tiempo de peregrinación. En Cristo, y por el tránsito de la fe, ya ha estallado la gloria que desea quien espera. La Iglesia tiene su momento y mientras tanto aguarda llena de esperanza.
Jesús transfigurado y verdadero, |