EL AÑO LITÚRGICO
EL CAMINO CUARESMAL

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 

II. Himnos en torno a los Domingos de Cuaresma

Domingo I de Cuaresma (3)


Jesús, ¿por qué tentado tú, de dónde?


Cantemos el prodigio de la fe con un interrogante. Ante un misterio impracticable para la mente de la criatura, digamos, henchidos de admiración: Jesús, ¿por qué tentado tú…? Todo el himno está contenido en ese interrogante: Jesús ¿por qué…?

Si Jesús es hombre, todo se comprende. Si realmente es el Hijo de Dios, nada queda justificado en el estrecho molde de nuestra razón. Y entonces, temblorosos de amor, adorando, nos quedamos admirativamente: Jesús, ¿por qué?

Es bueno admirar, gustar la fe admirando, porque mediante la admiración el alma se adentra en la sabiduría. Jesús, ¿por qué? No hay otra respuesta sino pensar que todo ha sido una locura de amor.

He aquí lo que aquieta el corazón: La lengua calla y el pecho silencioso / piadosamente / adora y ama y rumia, / y sabe en rendimiento que no tiene, / ajeno al loco amor, razón ninguna.

Es una manera de acercarse a los misterios de Jesús. No es deshumanizar la existencia terrestre y pobre del Señor, en todo igual a mí, excepto en el pecado. Existencia terrestre y pobre, pero existencia del Señor. Adoremos.


Jesús, ¿por qué tentado tú, de dónde,
por qué probado en todo, si no es tuya
la masa pecadora de mi carne,
si el alma tuya es luz, si es toda pura?

¿Por qué mezclas tu sangre con la mía,
y sufres, sudas como el pobre suda,
y temes como teme quien ignora,
y aceptas el vivir en noche oscura?

¿Por qué entras en combate, cual si fueras
deudor por tus raíces o tu culpa,
y un algo en ti tuviera de conquista
aquel que al mundo agarra con sus uñas?

¿Por qué? Decid, palabras bien pensadas,
decid buenas razones que nos cumplan;
mostrad inteligible esa frontera,
dad cuenta, si podéis, de esa locura.

La lengua calla y el pecho silencioso
piadosamente adora y ama y rumia,
y sabe en rendimiento que no tiene,
ajeno al loco amor, razón ninguna.

¡Oh Cristo, Bienamado, Rey glorioso,
por qué desde tu faz tanta ternura.!
¡A ti la gloria, el premio, la alegría
y toda gratitud de criatura! Amén.


RUFINO MARÍA GRÁNDEZ (letra) – FIDEL AIZPURÚA (música), capuchinos, Himnario de las Horas. Editorial Regina, Barcelona 1990, pp. 51-54.