EL AÑO LITÚRGICO
EL CAMINO CUARESMAL

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 

II. Himnos en torno a los Domingos de Cuaresma

Domingo I de Cuaresma (2)


Acecha el Tentador y se desliza


Tentación en el desierto, misterio de Cuaresma. Jesús, el Hijo de Dios, en el ámbito del demonio…, misterio tan desconcertante para nuestra lógica manera de pensar en las cosas divinas como la bajada de Cristo a los infiernos.

Evocamos de algún modo el contenido divino de la tentación, sutil y bruta, diabólica, para quedar sumidos, llenos de admiración, en el misterio que nos desborda:
¡Oh Dios humano, calle toda lengua, / al verte descender desde la altura, / y bajar por amor de quien buscabas / a ser tentado por la bestia impura!

Bautismo, tentación, bajada a los infiernos, tres bajadas de la Encarnación.

De la tentación emanan mensajes: el desierto, el combate, la escucha de la Palabra de su boca, el Espíritu, el discernimiento para no caer en el engaño (estrofa quinta).

Pero, sobre todo, llegados a esta contemplación de los misterios de Cristo, la tentación de Jesús es misterio para adorar: Te adoramos, postrados y amorosos. Adoramos a Cristo junto con los ángeles, que, al salir él vencedor, le servían.


Acecha el Tentador y se desliza
con la divina voz de la Escritura;
invita dulcemente el mentiroso,
obras del cielo son las que susurra.

"Si eres Hijo de Dios, aquí se vea,
llámale al pan, y el pan viene en tu ayuda,
dile al reino y poder, dile a la fama
que son vasallos de la fama tuya.

Tuya y mía la fuerza por mitades,
en juego de reveses y fortuna;
mas cede al fin y adora, que eres hombre
y mi dominio está en la creatura".

¡Oh Dios humano, calle toda lengua,
al verte descender desde la altura,
y bajar por amor de quien buscabas
a ser tentado por la bestia impura!

¡Oh Jesús Vencedor, que nos enseñas
el desierto, el combate con la escucha,
libres de engaño de la fiera inmunda!
nútrenos de tu boca y de tu Espíritu,

¡Te adoramos, postrados y amorosos,
Cristo que llevas nuestra vestidura;
junto a ti, con los ángeles unidos,
cantamos la victoria que perdura! Amén.


RUFINO MARÍA GRÁNDEZ, capuchino (letra) – FIDEL AIZPURÚA, capuchino (música), Himnos para el Señor. Editorial Regina, Barcelona, 1983, pp. 79-84.