II. Himnos
en torno a los Domingos de Cuaresma
Domingo I de Cuaresma
(1)
El hondo corazón, hondo desierto
Jesús dice: “Tu Padre, que está ahí, en lo secreto” (Mt 6,6). Así habla de
la oración, así de la limosna, así del ayuno. Allí, en lo secreto, en el
corazón. Ése es el desierto de Jesús, ésa es la Cuaresma. Por eso, este
himno cuaresmal intenta bajar al desierto de Jesús, que es su inefable
corazón. Desde esa intimidad entenderemos – es decir, nos asomaremos al
misterio – su ayuno, su coloquio con el Padre, su iluminación profética.
La Cuaresma de Jesús no es mera ascesis; es, por encima de todo, misterio
de su ser.
Y, humildemente, por ahí
quisiéramos llevar también nuestra Cuaresma. El himno empieza: El hondo
corazón, hondo desierto, te siente transitar, Jesús amable. Percibir
el hondo desierto y encontrar allá a Jesús, eso es para nosotros, deseosos
cristianos, entrar en Cuaresma.
Desde ahí, todo lo demás: el
ayuno, las vigilias luminosas, la vinculación con los hombres.
La Cuaresma de Jesús es toda ella
una liturgia santa desde el corazón. Seamos sabios para comprenderlo y
celebrarlo.
Para escuchar este himno cantado
El hondo corazón, hondo desierto,
te siente transitar, Jesús amable;
has puesto tu morada allí, Señor,
donde tú mismo hallabas a tu Padre.
Asciende de tu pecho el santo ayuno,
gustando de otro pan que Dios reparte;
se escucha dentro, a solas, un coloquio
que vives en secreto invulnerable.
Prolongas tus vigilias luminosas,
mirando la Verdad de las verdades;
y el mundo está empezando en ti, Profeta,
el único que sabes el mensaje.
Los hombres, tus hermanos, te rodean,
pecadores, mas sangre de tu sangre;
por nosotros suplicas, Primogénito,
y por nosotros entras en combate.
¡Porque eres Vencedor, a ti la gloria,
oh Valiente en la guerra que deshaces;
porque eres Vencedor, hoy con los ángeles,
te servimos, Humano y Adorable! Amén
RUFINO MARÍA GRÁNDEZ, capuchino
(letra) – FIDEL AIZPURÚA, capuchino (música), Himnos para el Señor.
Editorial Regina, Barcelona, 1983, pp. 75-78.
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