II. Himnos
en torno a los Domingos de Cuaresma
Domingo I de Cuaresma
(4)
En Cristo estabas siendo tú
tentado
Es muy consolador este párrafo de san Agustín, que leemos todos los años
al iniciar la Cuaresma. istéricamente yo estoy en su tentación y en su
victoria. San Agustín es el Doctor del “Christus totus”, el
Cristo total. “Verbum caro factum est, et habitavit in nobis; illi carni
adjungitur ecclesia, et fit Christus totus, caput et corpus”
“…Nos acaban de
leer que Jesucristo nuestro Señor se dejó tentar por el demonio. ¡Nada
menos que Cristo tentado por el demonio! Pero en Cristo estabas siendo
tentado tú, porque Cristo tenía de ti la carne, y de él procedía para ti
la salvación; de ti procedía la muerte para él, y de él para ti la vida;
de ti para él los ultrajes, y de él para ti los honores; en definitiva,
de ti para él la tentación, y de él para ti la victoria.
Si hemos sido
tentados en él, también en él vencemos al demonio. ¿Te fijas en que
Cristo fue tentado, y no te fijas en que venció? Reconócete a ti mismo
tentado en él, y reconócete también vencedor en él. Podía haber evitado
el demonio; pero si no hubiese sido tentado, no te habría aleccionado
para la victoria cuando tú fueras tentado” (Lectura patrística del
Domingo I de Cuaresma, S. Agustín, comentando Salmo 60,2-3).
En Cristo estabas siendo
tú tentado…,
que el Cristo Todo lo era él contigo,
¡Señor, mi gratitud sea mi ofrenda,
mi adoración el grato sacrificio!
En Cristo estabas siendo tú tentado…,
su lucha es hoy mi fuerza y mi latido:
¡Jesús de mi combate en tu desierto,
consérvame en la comunión contigo!
En Cristo estabas siendo tú tentado…,
y en ti me reconozco todo unido.
¡Los lazos del amor enlazan almas
y tuyo soy, y en ti, Jesús, yo existo!
Y en su victoria mírate a ti mismo…
y al verme a mí triunfar a ti te miro:
¡Tú eres la victoria de la Iglesia,
rompiendo las cadenas del abismo!
Los ángeles celebran tu victoria
y jubilosos prestan su servicio.
¡Jesús, Hijo de Dios, en humildad,
con tu victoria se abre el Paraíso!
¡Honor a ti, dador de todo bien,
oh Hijo bienamado, Jesucristo!
¡Seas la paz que fluye desde el Padre,
el culto espiritual que a Dios rendimos! Amén.
Puebla, 13 marzo
2011, dom. I de Cuaresma.
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