EL AÑO LITÚRGICO
EL CAMINO CUARESMAL

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 

II. Himnos en torno a los Domingos de Cuaresma

Domingo I de Cuaresma (4)


En Cristo estabas siendo tú tentado


Es muy consolador este párrafo de san Agustín, que leemos todos los años al iniciar la Cuaresma. istéricamente yo estoy en su tentación y en su victoria. San Agustín es el Doctor del “Christus totus”, el Cristo total. “Verbum caro factum est, et habitavit in nobis; illi carni adjungitur ecclesia, et fit Christus totus, caput et corpus”

“…Nos acaban de leer que Jesucristo nuestro Señor se dejó tentar por el demonio. ¡Nada menos que Cristo tentado por el demonio! Pero en Cristo estabas siendo tentado tú, porque Cristo tenía de ti la carne, y de él procedía para ti la salvación; de ti procedía la muerte para él, y de él para ti la vida; de ti para él los ultrajes, y de él para ti los honores; en definitiva, de ti para él la tentación, y de él para ti la victoria.

Si hemos sido tentados en él, también en él vencemos al demonio. ¿Te fijas en que Cristo fue tentado, y no te fijas en que venció? Reconócete a ti mismo tentado en él, y reconócete también vencedor en él. Podía haber evitado el demonio; pero si no hubiese sido tentado, no te habría aleccionado para la victoria cuando tú fueras tentado” (Lectura patrística del Domingo I de Cuaresma, S. Agustín, comentando Salmo 60,2-3).


En Cristo estabas siendo tú tentado…,
que el Cristo Todo lo era él contigo,
¡Señor, mi gratitud sea mi ofrenda,
mi adoración el grato sacrificio!

En Cristo estabas siendo tú tentado…,
su lucha es hoy mi fuerza y mi latido:
¡Jesús de mi combate en tu desierto,
consérvame en la comunión contigo!

En Cristo estabas siendo tú tentado…,
y en ti me reconozco todo unido.
¡Los lazos del amor enlazan almas
y tuyo soy, y en ti, Jesús, yo existo!

Y en su victoria mírate a ti mismo…
y al verme a mí triunfar a ti te miro:
¡Tú eres la victoria de la Iglesia,
rompiendo las cadenas del abismo!

Los ángeles celebran tu victoria
y jubilosos prestan su servicio.
¡Jesús, Hijo de Dios, en humildad,
con tu victoria se abre el Paraíso!

¡Honor a ti, dador de todo bien,
oh Hijo bienamado, Jesucristo!
¡Seas la paz que fluye desde el Padre,
el culto espiritual que a Dios rendimos! Amén.

Puebla, 13 marzo 2011, dom. I de Cuaresma.