VII
Himnos cuaresmales
sobre el Éxodo
4
El Verbo se hizo llama
(Ex 3,2)
El Verbo se hizo llama
esplendorosa,
naciendo incorruptible de la Zarza;
descalza el pie, salvado Moisés,
y llega reverente a quien te llama.
Venid hasta el misterio y adoremos,
que Dios está anunciando que se encarna;
benditas esas ramas encendidas,
que dan a luz a Dios y no se abrasan.
Oh Dios, memoria fiel de tus promesas,
que llevas nuestros nombres en tus palmas,
oh Dios, ternura, fuerza de oprimidos,
arráncanos del látigo y la masa.
Del cielo cae pan que Dios envía,
purísimo maná de la mañana;
y al verlo, a ti, oh Virgen, Vaso de oro,
te vemos con el Hijo figurada.
Avance al Sinaí la santa Iglesia,
llevada por su Esposo en alas de águila,
y dentro del desierto penitente
reciba el diario Pan de la Palabra.
Señor iluminado, luz gloriosa,
festín de cada día en cada página,
loor a ti, radiante junto al Padre,
y amor en el Espíritu que inflama. Amén.
La doble referencia de este himno a la Virgen Madre (Zarza incombustible,
Vaso de oro que contiene el maná (cf. Hb 9,4) pueden aconsejar que, al
usarse la composición en Cuaresma, se prefiera el sábado.
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