Como busca la cierva corrientes de agua:

Cuaresma y bautismo

 

 

La Cuaresma, tiempo de preparación al bautismo

       Es sentir de la Iglesia que a la criatura nacida en familia cristiana se le bautice cuanto antes. Así lo expresa el Ritual del bautismo de niños. Habrá que tener en cuenta circunstancias bien precisas; por ejemplo, "el estado de salud de la madre, para que, en lo posible, pueda estar presente también ella..." (n. 44). Hablando en general, "el Bautismo debe celebrarse dentro de las primeras semanas siguientes al nacimiento del niño" (n. 44).

       Con estos principios por delante adquiere mayor resalte lo que se dice un poco más abajo: "Por ser la Cuaresma un tiempo de preparación al bautismo de los catecúmenos y de renovación de la conciencia bautismal de los fieles, parece oportuno que durante al misma no se celebre dicho sacramento, preci­samente para que la Vigilia pascual y el día de Resurrección aparezcan como el día bautismal por excelencia" (n. 47).

       Efectivamente, la Vigilia pascual es la gran noche bautismal. La Iglesia que brota del misterio pascual de Cristo (muerte-sepultura-resurrección) nace y renace en esta noche luminosa. Los días que siguen a la Pascua, muy especialmente los de la octava pascual hasta el domingo siguiente, están impregnados de referencias bautismales. El domingo sucesivo se ha llamado domingo "in albis", domingo de las túnicas blancas, cuando los bautizados en Pascua, los neófitos, deponían al albas con que habían sido recubiertos en la noche pascual.

       Veámoslo. El Lunes de Pascua, por ejemplo, dice la antífona de entrada en la Misa: "El Señor os ha introducido en una tierra que mana leche y miel, para que tengáis en los labios la ley del Señor" (Ex 13,5.9). Y en la oración colecta se ora: "Señor Dios, que por medio del bautismo haces crecer a tu Iglesia dándole nuevos hijos, concede a cuantos han renacido en la fuente bautismal vivir siempre de acuerdo con la fe que profesaron".

       Desde esta perspectiva sacramental la Cuaresma es para los que se van a bautizar un anhelo de las corrientes de agua. Como busca la cierva corrientes de agua, a sí mi alma te busca a ti, Dios mío (Sal 42,2). Como "jadea" la cierva tras las corrientes de agua..., traduce la Biblia de Jerusalén.

       L. Alonso Schökel, literato y biblista, dice en su comentario a los Salmos: "El comienzo del poema es una comparación que conjura un paisaje inculto. Las representaciones de ábsides bizantinos nos ofrecen una escena apacible, de jardín bien peinado, de aguas rizadas, de un ballet de ciervas esperando turno para beber. Hay que borrar de la imaginación tales bellísimas represen­taciones, para capturar la primera pincelada dramática del poema, que no tiene nada de apacible. (...) Podemos imaginar con varios comentaris­tas una génesis realista del poema: el autor se encuentra en la zona montañosa del sur del Hermón, ante su vista cruza una cierva en busca desesperada de agua, en la búsqueda ansiosa del animal, el poeta proyecta su estado de ánimo, se descubre a sí mismo buscando ansioso a Dios".5

       La cierva montaraz bebiendo en el aire las aguas, ésa es la imagen del que anhela el bautismo. O la imagen de quienes un día fuimos regados con el agua y hoy anhelamos con fuerza telúrica volver a los manantiales.

 

Cuáles son las etapas para acceder al bautismo

       Hay en nuestras sacristías (o posiblemente no haya) un libro ignorado, que existe en latín desde 1972 y en castellano desde 1976, y que se titula: Ritual de la iniciación cristiana de adultos.6 Este libro es una perla de altos quilates. Como entre nosotros no ha solido haber bautismos de adultos -y cuando los ha habido, se ha resuelto el caso lo mejor posible- el contenido de este libro no nos es familiar, y sólo vagamente sabemos que en la Iglesia antigua había un proceso educativo de ingreso en la comunidad de tránsito al bautismo. El proceso se recupera, se actualiza y se enriquece hoy a la altura de la conciencia que la Iglesia tiene de sí misma.

       No se puede recurrir tan fácilmente al Nuevo Testamento para establecer un largo proceso bautismal. Felipe, uno de los Siete, tiene un bautismo que se diría fulminante en la fuente del camino al dignatario de Candace, reina etíope (Hch 8,26ss). Y en circunstancias "normales" en pocas semanas se opera el proceso cristiano de Tesalónica, una de las primeras comunidades de Europa, por mediación de Pablo, Silvano y Timoteo: Os convertisteis a Dios, tras haber abandonado los ídolos, para servir a Dios vivo y verdadero, y esperar así a su Hijo Jesús que ha de venir de los cielos, a quien resucitó de entre los muertos y que nos salva de la Cólera venidera (1Ts 1,9-10).

       Esto no obsta para que el recorrido de la increencia a la fe, de las pasiones del "mundo" a Cristo, marque un camino que se despliega en varias etapas diferenciadas. Conocer el curso del camino nos replantea la seriedad con que debemos tomarnos nuestra fe.

 

         El comienzo: la conversión.

         El punto de arranque es el anuncio de la Palabra, la predicación del Evangelio, lo que se llama primera evangelización. A este anuncio se responde con la acogida, con la "obediencia de la fe"; esto es la gracia de la conversión. El encuentro del hombre con Dios se puede producir de mil modos, pero hay una forma paradigmática: para que yo me entere de algo me lo tienen que decir, y la manera de decir es hablarlo. Recordemos a Pablos: Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación por la Palabra de Cristo (Rm 10,17).

         Primer grado o etapa: Entrada en el catecumenado

1.      Entrada. "El Rito por el que se agrega entre los catecúmenos a los que desean hacerse cristianos, se celebra cuando, recibido el primer conoci­miento del dios vivo, tienen ya la fe inicial en Cristo Salvador. Desde entonces se presupone acabada la primera evangelización, el comienzo de la conversión y de la fe, y cierta idea de la Iglesia" (n. 68).

2.      El tiempo del catecumenado y sus ritos. "El catecumenado, es decir, la disciplina o instrucción pastoral de los catecúmenos, se alargará cuanto sea necesario, y, si fuere preciso, por varios años" (n. 98). En tiempo del catecumenado la vida cristiana se ha de cultivar con dos ejercicios:

         -   las "catequesis", que son las instrucciones de vida cristiana;

         -   Las "celebraciones de la Palabra de Dios": para que "la doctrina recibida penetre en las almas, v. gr., la ética propia del Nuevo Testamento, el perdón de las injurias y de las ofensas, el sentido del pecado y la penitencia, la misión de los cristianos en el mundo, etc.", celebraciones "que enseñen a saborear los diversos métodos y aspectos de la oración, que explayen a los catecúmenos los símbolos, gestos y tiempos del misterio litúrgico..." (n. 106).

         *   En las celebraciones de este proceso catecumenal pueden realizarse "exorcismos menores" ("ordenados de modo deprecatorio y positivo") y las "bendiciones", y algunos otros ritos que no nos detenemos a detallar.

 

         Segundo grado o etapa: Elección o inscripción del nombre

         Todo lo que viene a continuación -segunda y tercera etapa- está pensado para el curso de una Cuaresma.

1.      "Al comienzo de la Cuaresma, que es la preparación próxima de la iniciación sacramental, se celebra la elección o inscripción del nombre en la cual la Iglesia, oído el testimonio de los padrinos y catequistas, y confirmando su voluntad los catecúmenos juzga de su preparación y decide si pueden acercarse a los sacramentos pascuales" (n. 133).

"Con la ceremonia de la elección concluye el catecumenado mismo" (n. 134).

2.      "El tiempo de la purificación y de la iluminación". "Es un tiempo que de ordinario coincidirá con la Cuaresma y que comienza con la elección..." (n. 152). Tiene tres aspectos y momentos: escrutinios, entregas, preparación inmediata del Sábado Santo.

El primer escrutinio se hace el III domingo de Cuaresma y durante esa semana se hace la primera entrega: entrega (en latín traditio) del Símbolo o Credo.

El segundo escrutinio se hace en el IV domingo de Cuaresma.

El tercer escrutinio se hace en el V domingo de Cuaresma y durante la semana que sigue a este escrutinio se hace la entrega de la Oración de los hijos de Dios, el Padre nuestro.

La preparación inmediata se hace el Sábado Santo. Los "elegidos" (electi), "según lo aconsejen las circunstancias" verifican los siguientes ritos:

- Recitación del Símbolo.

         - Rito del "Effetá" (véase Mc 7,31-37).

- Elección del nombre cristiano.

         - Unción con el óleo de los catecúmenos.

 

         Tercer grado o etapa: Celebración de los sacramentos de la iniciación

1.      Noche pascual. En la noche pascual, celebrando el misterio de la resurrección del Señor, se celebran los tres sacramentos de la iniciación:

         - El Bautismo.

         - La Confirmación.

         - La Eucaristía.

2.      Tiempo pascual: mistagogía. "Durante todo el tiempo pascual, en las Misas dominicales, resérvese un sitio entre los fieles, especial para los neófitos. Estos han de procurar asistir a las Misas con sus padrinos... Para clausurar el tiempo de la Mistagogía, al final del tiempo pascual, en la proximidad del domingo de Pentecostés, téngase alguna celebración litúrgica, festejando la fecha también con algún acto social de carácter civil según las costumbres de la región" (nn. 236-237).

       El camino cuaresmal hacia la Pascua es éste, camino del cristiano que conscientemente ha dejado su vida pagana y por gracia se acerca a la fe del bautismo, o camino de quien un día fue bautizado y ahora de nuevo, por gracia, siente que se renueva la fe recibida en el bautismo, su consagración a Cristo, el Señor.


 

 

     5 L. Alonso Schökel - C. Carniti, Salmos I. Estella, Verbo Divino 1992, p. 616.

     6 Añádase como apéndice del título: Reformado según los decretos del Concilio Vaticano II, promulgado por mandato de Pablo VI, aprobado por el Episcopado Español y confirmado por la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino. La segunda edición española es de 1986, con las modificaciones introducidas en los libros litúrgicos a raíz de la publicación del derecho Canónico (1983).