VÍA CRUCIS DE JERUSALÉN
(Contemplación, alabanza y adoración)

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 
 

NOTA INTRODUCTORIA
 

Nos atrevemos a llamar a este Vía Crucis VÍA CRUCIS DE JERUSALÉN, porque está compuesto en 1984, por así decir, “in situ”, residiendo en el Convento franciscano de Via Dolorosa, n. 42 (Jerusalem, Old City), donde radica la II Estación, mientras estudiaba en el Studium Biblicum Franciscanum, preparando la tesis doctoral sobre “Las tinieblas en la muerte del Señor: Estudio exegético de Lc 23,44-45a.”

Las catorce estaciones están compuestas a modo de himno litúrgico, haciendo que la estrofa final de cada estación sea una doxología. Es un tipo de oración contemplativa. Se mira al Señor no precisamente para sacar conclusiones o aplicaciones “morales” - muy útiles, por cierto - para mi vida o la vida de los demás, sino para admirar y agradecer el infinito amor del Padre que se nos ha manifestado en la entrega de su Hijo. “¡Me amó y se a sí entregó por mí!” (Ga 2,2). El Vía Crucis nos debe llevar a un simple acto de amor: ¡Dios mío, te amo!

* * *

 

Ver Música de estos Himnos


***

 

Publicación: Rufino María Grández (letra) - Fidel Aizpurúa (música) Vía Crucis: contemplación y canto. - Curia Provincial de Capuchinos, Burlada. 1990. 39 p. - Véase allí las correspondientes introducciones en prosa, con dos fórmulas melódicas, en forma de recitativo, para aplicarlas a los versos endecasílabos, con acento en la sexta y décima.

Recogido en la obra de José Martín IRURE (capuchino), Via Crucis: Treinta formularios recopilados por J. M. I. Madrid, Editorial C.C.S. 1997. 5ª edición 2010. Formulario 29: Contemplación y canto, pp. 209-230

 

Guía para utilizar estos textos

1.        Estos himnos se ofrecen con dos fórmulas melódicas, una en tono mayor, otra en tono menor. Todos ellos podrían cantarse con una sola de las dos fórmulas, pero se ha ido alternando el tono mayor con el menor según el talante del poema y del paso del Vía Crucis. [La señal de cadencia con letras cursivas corresponde en los himnos I, II, IV, VII, VIII, IX, XII y XIV al tono menor (modelo primero), mientras que III, V, VI, X, XI y XIII corresponde al tono mayor (modelo segundo)].

2.        Musicalmente hay que cantar con sencillez, diciendo el texto. La melodía es una excusa para decir el texto. La melodía es un punto de apoyo para meterse en la contemplación de lo que sugiere el texto.

3.        ¿Cuándo se pueden emplear estos textos…? Una comunidad orante los puede empelar cuando en el tiempo cuaresmal desea hacer un Vía Crucis muy reposado…, con tiempo en calma para gustar y contemplar. Compuesto con la estructura estrófica y doxología al final, como ha sido uso de la himnodia litúrgica latina, de modo ocasional se podrían emplear para introducir en Cuaresma el Oficio de lectura… Ocasionalmente, tanto más cuanto que la escasez de himnos adecuados es, por el momento, bastante sensible.