VÍA CRUCIS DE JERUSALÉN
(Contemplación, alabanza y adoración)

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 
 

VII


Es tan penoso el peso del madero

JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

 
Las caídas de Jesús, imaginadas por el cristiano al compone el Vía Crucis, son detrás de lo imaginado (que no trataremos de defenderlo históricamente) la expresión de una verdad sustancial: la kénosis del Verbo.

La palabra procede del himno de Filipenses: “El cual, siendo de condición divina... se despojó de sí mismo” (Flp 2,6-7). Así, pues, cantamos al Señor: la kénosis fue forma de tu vida.

Por otra parte, decimos en el verso siguiente: y el todo la medida de tu entrega. Con esto pensamos en el “Schemá” que suponemos recitaría todos los días Jesús: “…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza” (Deut 6,5).

Jesús caído en tierra… Es la kénosis, que el hombre no puede descubrir sino en Jesús. Caído en tierra… El pobre entonces toca su vacío. Podemos pensar lo mismo en él que en nosotros. Así, en la tierra, tocamos la solidez de nuestra verdad.

Kénosis, y al mismo tiempo entrega, porque el hombre, por Jesús, es capaz de la entrega del todo: el todo y el vacío (kénosis) yo te ofrezco y quiero caminar tras de tus huellas.

 
Es tan penoso el peso del madero,
tan frágiles los hombros que lo llevan,
que el hombre, quebradizo y humillado,
se postra y otra vez vuelve a la tierra.
 
El pobre entonces toca su vacío,
la roca y la verdad que le sustenta,
y aprende hundido y quieto en el despojo
que sólo Dios, tan sólo Dios, es fuerza.
 
Jesús, que hasta el origen descendiste
y sabes de ti mismo tu flaqueza,
enséñanos el fondo, nuestro abismo,
allá donde la nada nos asedia.
 
La kénosis fue forma de tu vida
y el todo la medida de tu entrega;
Jesús, Dios nuestro, escucha mi gemido
y míralo cual don de mi pobreza.
 
Jesús, bajo la cruz varón perfecto,
probado en el crisol de toda pena,
el todo y el vacío yo te ofrezco
y quiero caminar tras de tus huellas.
 
Jesús, alzado en brazos de tu Padre,
a ti los ojos nuestros hoy se elevan;
Jesús alzado, punto terminal,
¡la gloria a ti, la luz y la belleza! Amén.