LAS POSADAS
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.
 

 


Quinta Jornada
Día 21


Sol Oriente


O Oriens,
splendor lucis aeternae, et sol justitiae:
veni, et illumina sedentes in tenebris, et umbra mortis.

Oh Sol que naces de lo alto,
Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia:
ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte.


El profeta Malaquías (último libro en el orden del Antiguo Testamento) nos dijo, hablando en nombre de Dios: “Pero para vosotros, los que teméis mi Nombre, brillará el sol de justicia con la salud en sus rayos” (Mal 3,20). El “Sol iustitiae” es el Sol de la gracia, Jesús. Zacarías, en el Benedictus, lo cantó: “por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará el Sol que nace de lo alto” (Lc 1,78). Esa Luz de la altura es “Oriens ex alto”. Jesús es, pues, el Sol naciente, el amanecer de la humanidad.

Además ocurre que este día, anualmente en el 21 de diciembre, de la antífona del Sol leemos en la misa el Cantar de los cantares. 2,8-14, en correspondencia con el Evangelio de la Visitación. Ya antes de “las posadas” rumbo a Belén, María visita a su prima en la montaña de Judea, Ain-Karem, y el niño de Isabel salta al encuentro de Jesús que viene.
En el canto del Cantar el Amado Cervatillo viene saltando por los montes y llama a la Amada. Es la hora de despertar, cuando va a alzarse el Sol del Oriente. Nos es lícito en esta antífona del Sol la evocación del Cantar.

Viene Jesús por las entrañas de María, y Jesús el Sol que amanece para siempre.


Del Verbo divino
la Virgen preñada
viene de camino:
¡si le dais posada…!

(Letrilla de San Juan de la Cruz, que sirve de estribillo)


I
Cristo en el mundo es el Sol,
como anunció Malaquías,
y sus rayos son sus alas
que nos cubren de caricias.
Llega el Sol desde el Oriente,
llega la vida divina,
florecerá la pradera,
cantarán las avecillas.

II
Y un Cervatillo brincando
viene ya de amanecida;
levántate, que a ti vengo,
levántate, amada mía.
Viene el Sol y el Cervatillo,
cumpliendo la profecía,
la tiniebla ya se fue,
viene la Buena Noticia.

III
Dios es Luz que se derrama
y a sus hijos ilumina,
Dios es luz, y nada oscuro
su faz divina mancilla.
Tan suave como el amor
la luz que nos santifica,
tan bella como Jesús,
que era Luz y la traía.

IV
Hoy el Sol se ha aposentado
en las entrañas purísimas.
y va pidiendo posada
a quien la luz necesita.
Virgen pura, luminosa,
tómame la manecita,
y dame tú la posada,
que abierta tienes la mía.


Puebla, diciembre 2009