LAS POSADAS
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.
 

 


Segunda Jornada
Día 18


Señor - Pastor

O Adonai, et Dux domus Israel,
qui Moysi in igne flammae rubi apparuisti,
et ei in Sina legem dedisti:
veni ad redimendum nos in brachio extento.

Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel,
que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente
y en el Sinaí le diste tu ley:
ven a librarnos con el poder de tu brazo.


Bellísima antífona que nos traslada a aquel momento de la revelación del Nombre Divino en el monte Horeb, cuando Moisés, pastor, apacentaba el rebaño. “Moisés era pastor del rebaño de Jetró su suegro, sacerdote de Madián. Una vez llevó las ovejas más allá del desierto; y llegó hasta Horeb, la montaña de Dios. El ángel de Yahveh se le apareció en forma de llama de fuego, en medio de una zarza. Vio que la zarza estaba ardiendo, pero que la zarza no se consumía” (Ex 3,1-2).

Moisés, como signo para la misión que se el confiaba, pidió al Dios ardiente cuál era su nombre. “Dijo Dios a Moisés: « Yo soy el que soy. » Y añadió: « Así dirás a los israelitas: "Yo soy" me ha enviado a vosotros. » Siguió Dios diciendo a Moisés: « Así dirás a los israelitas: Yahveh, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, por él seré invocado de generación en generación. » (Ex 3,14-15)

El Nombre de Dios, YHVY (tetragrama divino) cubre la Biblia; aparece 3.523 veces. Pero el judío no puede pronunciarlo, y donde el texto sagrado pone YHVH, el piadoso judío lee ADONAI, Señor. María lleva en su seno a Adonai, e Isabel lo confiesa: ¡la Madre de mi Señor! (Lc 1,43).

Moisés es convertido de pastor de ovejas en Pastor del Rebaño de Adonai.

En esta Posada contemplemos a Adonai en el son de María, que bien pronto lo va a tener en sus brazos.


Del Verbo divino
la Virgen preñada
viene de camino:
¡si le dais posada…!

(Letrilla de San Juan de la Cruz, que sirve de estribillo)


I
La Madre de mi Señor
va en humilde jumentillo,
que conduce un siervo fiel,
José, el esposo solícito.
El Dios de amor, Dios Pastor,
es ahora un corderito;
María lo va a cuidar,
tan pobre, tan tiernecito.

II
Dios ardiente en roja llama,
Fuego santo, eterno brillo,
se ha hecho revelación
para mostrarse a su hijos.
Dios es Nombre, Dios es Carne,
en Jesús, todo vertido;
te adoramos, Adonai,
en tu Hijo, Jesucristo.

III
De la Casa de Israel,
Pastor de tu amado ejido,
y en el monte Sinaí
dulce Esposo enardecido.
Con el poder de tu brazo,
¡oh Dios de todo prodigio!,
arráncanos para ti,
mi Señor, mi Dios Altísimo.

IV
Y María, humilde esclava,
que al Ángel su sí ha dicho,
camina con su secreto
llevando a su Dios, su Niño.
María de la humildad,
blanco y purísimo lirio,
en el hueco de tus brazos,
acéptame como hijo.


Puebla, diciembre 2009