EL AÑO LITÚRGICO
ADVIENTO

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 

 Himnos de Adviento

Días feriales
- 1


Señor Jesús, pasión del universo


La comunidad cristiana tiene un grito de anhelo por la vuelta de Jesús, grito que ha quedado grabado en arameo, lengua de Jesús, al final de la primera carta a los Corintios: ¡Marana-tha! (¡Ven, señor!) (1Co 16,22), y en griego al final del Apocalipsis: “El Espíritu y la Esposa dicen: ¡Ven!... Sí, vengo pronto. Amén. ¡Ven, Señor Jesús!” (Ap 22,17. 20).

Cuando en la Misa, celebración del misterio pascual, se verifica el Sacramento del Cuerpo entregado y de la Sangre derramada, la comunidad, que anuncia la muerte y proclama la resurrección, prorrumpe en el mismo grito: ¡Ven, Señor Jesús!

Estamos en la vibración pura del Adviento, y este es el himno: ¡Ven, Señor!, colofón de cada estrofa. Ya al abrir el himno lo confesamos del modo más explícito al ver al Cristo pascual coronado por el Padre: a ti la Iglesia tiende su mirada / y late por tu amor con gozo santo: ¡ven, Señor!

Al pronunciar este grito recordamos. “...Abraham se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró” Jn 8,56). “Isaías... vio su Gloria y habló de él” (Jn 12,41). Fue aquel momento en que Isaías, en el templo, fue llamado por el Santo de Israel, y escuchó el canto de los serafines: Santo, Santo, Santo (Is 6).
Al pensar en la Parusía o Advenimiento (Adviento) de Jesús, muy conscientemente no pensamos en el temor y tremor (Quantus tremor est futurus, quando iudex est venturus, cuncta stricte discusurus), sino en una escatología de redención para nosotros: Vendrás a redimirnos en tu triunfo, Omega de la Historia, Bienamado.

(Este himno puede servir para Vísperas de Adviento).


Señor Jesús, pasión del universo,
que fuiste por el Padre coronado,
a ti la Iglesia tiende su mirada
y late por tu amor con gozo santo,
            ¡ven, Señor!

Por ti exultó Abraham al ver tu Día,
los reyes y profetas te anhelaron,
tu Gloria y Santidad la vio Isaías,
oh Verbo oculto, Hijo en el regazo:
            ¡ven, Señor!

Naciste de mujer, la toda pura,
Señor Jesús, perdón de los pecados,
moriste en una cruz, pues nos amabas,
nos diste el manantial de tu costado:
            ¡ven, Señor!

Vendrás a redimirnos en tu triunfo,
Omega de la Historia, Bienamado,
y entregarás al Padre en el Espíritu
el fruto de tu amor en su reinado:
            ¡ven, Señor!

¡Bendito es el que viene sobre nubes
por voces celestiales aclamado!
¡Oh Cristo Redentor, bendito siempre,
bendito seas, cielo de salvados!
            ¡ven Señor!

Amén. ¡Marana tha!


(Este himno, compuesto en Estella (Navarra), en 2001, ha sido musicalizado por el conocido compositor para la liturgia, el presbítero Domingo Cols).