Himnos de Adviento
Días feriales - 16
Alegría, Belleza, Ternura
(Días finales de Adviento)
Este himno es como una visión espiritual de
Tres Mensajeras que llegan para preparar la Cuna. Como aquellos tres
Mensajeros que llegaron al encinar de Mambré junto a la tienda de Abraham
(Gn 18). Eran Tres y hablaban como Uno.
O como aquellas tres pobrecillas mujeres que se aparecieron al hermano
Francisco, y que han pasado a la iconografía franciscana. San Buenaventura
lo cuenta y lo interpreta así: “Después de esto, al trasladarse el Santo
requerido por un asunto a la ciudad de Siena, le sucedió un caso
admirable. En una gran planicie que se extiende entre Campillo y San
Quirico le salieron al encuentro tres pobrecillas mujeres del todo
semejantes en la estatura, edad y facciones del rostro, las cuales le
brindaron un saludo muy original, diciéndole: "Bienvenida sea dama
Pobreza!"
Al oír tales palabras, llenóse de un gozo
inefable el verdadero enamorado de la pobreza, pues pensaba que no podía
haber otra forma más halagüeña de saludarse entre sí los hombres que la
empleada por aquellas mujeres. Al desaparecer rápidamente éstas, y
considerando los compañeros de Francisco la extraña novedad que en ellas
se apreciaba por su semejanza, su forma de saludar, su encuentro y
desaparición, concluyeron - no sin razón - que todo aquello encerraba
algún misterio relacionado con el santo varón.
En efecto, aquellas tres pobrecillas
mujeres de idéntico aspecto, con su forma tan insólita de saludar y su
desaparición tan repentina, parecían indicar bien a las claras que en el
varón de Dios resplandecía perfectamente y de igual modo la hermosura de
la perfección evangélica en lo que se refiere a la castidad, obediencia y
pobreza, aunque prefería gloriarse en el privilegio de la pobreza, a la
que solía llamar con el nombre unas veces de madre; otras, de esposa, así
como, de señora” (San Buenaventura, Legenda maior 7,6).
Alegría, Belleza, Ternura,
como tres mensajeras del cielo,
van y vienen, las tres reposando
cuando canta la Iglesia en Adviento.
Bienvenida, Alegría sin mancha,
pura flor de un purísimo anhelo;
fue Jesús quien te trajo a la tierra,
anunciando a los pobres su Reino.
Oh Belleza, de Dios vestidura,
entregada por Él en su Verbo,
con Adán te perdimos pecando,
y con Cristo más bella te vemos.
De Ternura y amante Pobreza
fue el Pesebre del Rey de los cielos,
oh Ternura de amor, Dios pequeño,
que nos alzas a ti en tu descenso.
¡Gloria a Dios en su santa morada,
alabanza por siglos eternos,
gloria al Hijo en su trono de gracia,
que la Virgen lo lleva en su seno!
Cuautitlán Izcalli, 23 diciembre 2009
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