EL AÑO LITÚRGICO
ADVIENTO

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 

 Himnos de Adviento

Días feriales
- 11


 

La creación se alegra y lo celebra



En el reciente Sínodo de Obispos (Roma, 5-26 octubre 2008) sobre La Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia se nos ha insistido en esta verdad clave: En la Biblia está ciertamente al Palabra de Dios, pero la Biblia no agota la Palabra de Dios, por la Palabra de Dios llena la Creación y la Historia.

Es el antiguo convencimiento de los Padres: Dios se revela incesantemente en al Creación y Dios se revela en la Historia.

La Escritura, desde el Antiguo Testamento, entiende que el Cosmos se une a la alabanza de Israel: Aclama al Señor tierra entera, servid al Señor [entrad en el culto] con alegría (Sal 99). La asociación de cosmos a los cánticos de triunfo de Israel se siente muy viva en los poemas proféticos para la vuelta del destierro:

El desierto y el yermo se regocijarán,
se alegrarán el páramo y la estepa,
florecerá como flor de narciso,
se alegrará con gozo y alegría (Is 35,1-2)

Así pues, el Cántico de las criaturas (San Francisco) es revelación de Dios. Y está revelando, lo primero de todo, la Bienvenida al Verbo Encarnado. La liturgia de Adviento y Navidad se ha complacido en hacernos vibrar con estas nota: resuene en nuestro espíritu el canto de la creación.

Cantemos como cristianos - y me atrevo a añadir, no porque sea más, sino porque es una nota muy nuestra - cantemos como hermanos menores al son de san Francisco.

Laudator nulli comparandus (PÍO XI en la encíclica Rite expiatis, con motivo del VII centenario de la muerte de san Francisco, 30 abril 1926. Véase DANTE, Divina Comedia, Paraíso XI).
Véase: Oktavian SCHMÜCKI, Franciscus Dei laudator et cultor, en Laurentianum 10 (1969) 246. La expresión está tomada de la Legenda Maior de San Buenaventura (VIII,9,3).


La creación se alegra y lo celebra,
un día con el hombre bendecida;
nació para ser suya y se adelanta,
y quiere ser del Verbo la cunita.

Los montes y collados leche y miel
para Jesús, el niño Dios destilan,
porque es el Emmanuel, mi Dios conmigo,
que Dios en nuestra tierra se avecina.

La tierra se prepara con sus frutos,
que han de ser alimento del Mesías
y un día por el cuerpo sacramento,
ha de brindar el pan de flor de harina.

Montañas que saltasteis en la Pascua
cuando Israel cantaba su salida,
romped y celebrad la Encarnación,
que el Dios del cielo viene a su familia.

Veneremos el seno virginal
secreto augusto de esta maravilla,
dichosas las entrañas de mujer
que dieron sangre al Verbo de la vida.

Cantemos cielo y tierra un solo himno,
cantemos las promesas ya cumplidas.
¡A ti la gloria, Dios de la esperanza,
oh Trinidad, oh Dios d
e toda dicha! Amén.


Puebla 3/XII/2008