EL AÑO LITÚRGICO
ADVIENTO

P. Rufino María Grández, ofmcap.

 

Domingo III de Adviento

 

Alégrate, Sión entristecida


El Adviento es el tiempo de gozosa expectación. Y el domingo tercero de Adviento es precisamente el domingo “Gaudete” (cf. Flp 4,4-7). La liturgia está bañada en una exultación de gozo. Recordemos los textos veterotestamentarios de este domingo: Is 35,1-6ª. 10; Is 61,1-2ª.10-11; Sof 3,14-18ª.

Dios se dispone a hacer algo grande. Con la liturgia meditemos aquel texto que tanto ha impactado el corazón de Cristo: “Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mundo cantará” (Is 35,5-6).

Este viejo gozo mesiánico y su realización en Jesús, que recoge la liturgia de Adviento (Mt 11,2-11), es lo que quiere transmitir el himno.

Quisiéramos llegar hasta la alegría de Jesús. ¿Cómo será esa alegría? Ya estaba en el mundo germinando desde antiguo: y era su gozo el germen de la risa. En el fondo, si existe alegría es por Jesús. Una visión mística de nuestra historia nos da este resultado: su espera anhelo irresistible. Sí, Jesús es el anhelo irresistible de los hombres.

Y hablando de esta alegría de Jesús, ¿cómo no recordar la bellísima exhortación apostólica de Pablo VI Gaudete in Domino (1975)?


Para escuchar este himno cantado


Alégrate, Sión entristecida,
que ya se fue la pena, ya no existe;
la vieja historia atrás queda vencida
y se hace carne la promesa firme.

Mendigo del camino, ciego y solo,
confidente de sombras donde vives,
cierra la mano y abre la mirada,
tuyo es el Sol que viene, mira y ríe.

Sordos y mudos, hombres sin palabras,
marginados por fuerza del convite,
escuchad el rumor del que se acerca,
quede suelta la lengua, bendecidle.

Algo pasa en la tierra, que se siente,
el hombre se alboroza en sus raíces.
¡Vendrá! ¡Ya llega intrépido y hermoso
el Santo de prodigios invencible!

Éste es el señalado desde antiguo;
ocultaba su faz tras los que gimen,
era su gozo germen de la risa
y su espera, anhelo irresistible.

¡Bendito el que se acerca, deseado,
cual ninguno fuera en nuestra estirpe;
los ciegos te contemplan, rey Mesías,
y tú, Jesús, gozoso, nos recibes! Amén.


RUFINO MARÍA GRÁNDEZ (letra) – FIDEL AIZPURÚA (música), capuchinos, Himnos para el Señor. Editorial Regina, Barcelona, 1983, 25-28.