EL AÑO LITÚRGICO |
ADVIENTO
En una visión profunda y total de las realidades, el Adviento está en lo profundo del corazón. Y de aquí brota la pregunta más personal: ¿Y mi Adviento? Mi Adviento es la realidad de mis esperanzas, o de una sola esperanza, que sería el acontecimiento de Dios en mí, sea cual sea el análisis de lo que el mundo es, de lo que la iglesia – santa y pecadora – está padeciendo. Cuando uno ve en el parque a unos padres que miran complacidos sus niños, acaso se yerga en el fondo de mi corazón la pregunta de la verdad. ¿Está mi vida, la esencia de la vida, bañada, movida, impulsada… por una gran esperanza, que es el sentido inmediato y universal de mi existencia? La esperanza es la energía y la alegría de la vida. Hay preguntas que brotan a gritos: ¿Realmente mi vida está siendo arrebatada por la esperanza? ¿No experimento que en la Iglesia se está gestando un gran Adviento…, que puede brotar, como obra de Dios, en cualquier momento? Y esta revelación me atañe a mí, un hijo de Dios en el mundo.
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