35 Al Hermano Huberto

París, a 30 de enero de 1708

 

1 Me sorprende, carísimo Hermano, que me haya escrito una carta fechada el 24, habiéndome escrito otra el 19 y debiéndome escribir, además, para primeros de mes. Ya ve que se atormenta Vd. demasiado.

2 Verdad es que no resulta muy grato permanecer en casas donde no reina la observancia, pero debe Vd. arreglarse para que reine [lo más posible] hasta que se me ofrezca coyuntura de cambiar a los Hermanos. Ya sabe que en buena parte la regularidad depende del que dirige.

3 Es verdad que el Hermano Alfonso es a veces exigente; hay que buscar la manera de hacerle más dócil. Déme Vd. cuenta más en particular de las faltas de él, y yo haré que cumpla su deber.

4 Paréceme que habla Vd, de manera muy poco prudente y muy poco sumisa, y es difícil que Dios bendiga tal proceder.

5 Mucho me complace el amor que muestra por la regularidad ; yo le ayudaré cuanto pueda a observarla; pero no está en mi mano ni tengo coyuntura de introducir cambios antes de Pascua. Con todo, pensaré en ello ante Dios dentro de poco.

6 Es ocasión de grave detrimento el no violentarse para desechar los pensamientos importunos que se ofrecen al espíritu y para tener debidamente oración.

7 Me sorprende que, después de haberme manifestado en su primera carta que se quedaría Vd. donde está cuanto yo deseara, y que se ponía en mis manos para que hiciese de Vd. lo que tuviera por bien (ciertamente, la mejor disposición que Vd. pudiera adoptar), cinco días más tarde me escriba todo lo contrario.

8 Eso prueba que es Vd. de espíritu muy versátil. Como todo ello es tentación, tiene que procurar reconocerlo así y humillarse por esa debilidad; pero que ese conocimiento le mueva a formar el propósito de no proceder nunca por arrebatos, lo cual es de suma importancia para Vd.

9 Acuda con frecuencia a Dios y palpará que le ayuda, tanto a ser observante de la Regia como a ser sumiso y constante de espíritu, cosas todas ellas que debe tratar de adquirir y de pedir a Dios con insistencia.

10 Es preciso que yo colabore con Vd., y que Vd. procure vivir de manera distinta de como vive; sobre todo, aplicándose a la oración y siendo muy asiduo a los ejercicios [de piedad], cosas en las que más debe empeñarse y que por ahora descuida.

11 Si hay que salir para algún asunto, envíe a otro Hermano, y Vd. permanezca en su puesto durante los ejercicios; deberá darme cuenta sin falta, en la carta de mes, del número de veces que se haya ausentado de ellos y por qué motivo, pues la primera preocupación del que dirige es ser primero en todo.

12 Va Vd. a la cocina a conversar con el Hermano Alfonso. De ahí nace la familiaridad y el poco respeto que le tiene. No me informa Vd. suficientemente de muchas cosas. Si es necesario ir a la cocina, mande allá a un Hermano, y quédese Vd. en el ejercicio.

13 No reinará el orden en su escuela sino en la medida que Vd. permanezca en ella sin moverse y sin hablar. Guárdese bien de pegar a los alumnos con la mano o de cualquier otro modo.

14 Es falta también muy notable reír durante las comidas. Cuando comete faltas semejantes y capaces de causar escándalo, ¿se acusa de ellas? Bien sabe que, según la Regla, no debe dejar de hacerlo.

15 No sé si rezan ustedes las oraciones vocales tan pausadamente como aquí. Esto es importante para asegurar la atención en ellas.

16 Si el Hermano Antonino no tiene confianza en Vd. es porque no se lo atrae con su reserva, gravedad y observancia. No es Vd. ni tan reservado ni tan observante como debiera; por eso provoca sobre sí la desestima de los demás.

17 Ruegue mucho por la regularidad de su casa y por sus Hermanos cuando faltan a su obligación o tiene alguna pena, a fin de que Dios le conceda las luces necesarias para saber comportarse con ellos debidamente en tales ocasiones.

18 Pido a Dios le conceda la gracia de ser siempre para ellos motivo de edificación, y soy, carísimo Hermano, todo suyo en Nuestro Señor,

De la Salle

 

36 Al Hermano [Huberto]

A 18 de abril [1708]

 

1 Contesto a sus dos cartas, carísimo Hermano, la última de las cuales acabo de recibir.

2 Doy gracias a Dios por la fidelidad que le ha concedido para declararme con sencillez la falta que cometió escribiendo a su madre y al Sr. Lalement. Ya se hace cargo de que la falta es considerable y de muy mal ejemplo. Tiene que empeñarse en morir al mundo, que ha de estar muerto para Vd.

3 En lo sucesivo, sea puntual en no hacer nada sin permiso y en empezar declarando sencillamente las faltas en que haya incurrido. No basta decirme, en general, que en Guisa ha caído en faltas que no cometió en otras partes; tiene que declararme cuáles son dichas faltas.

4 El confesor cree ser del caso que Vd. permanezca en Guisa; por tanto, tiene que seguir ahí. Ya no faltan más que tres meses para las vacaciones, y todo lo ordenaremos en esa época.

5 Mucho me agrada que me manifieste su parecer; pero que al mismo tiempo, se muestre tan sumiso y confiado.

6 Explíqueme, al fin, en qué y por qué dice que no ha sido nunca tan irregular como lo es en Guisa.

7 Por amor de Dios, tenga mucho cuidado con los toques de la campana; es asunto de trascendencia.

8 Paréceme que los Hermanos no deben ir al catecismo de la parroquia los días de labor.

9 Vele, le suplico, por la guarda del silencio en su casa.

10 No veo por qué ha de ser Vd. tan irregular durante el recreo. Debería poner mucho empeño en corregirse de esa falta. Ya sabe cuánta importancia tiene el pasar las recreaciones, y cómo la regularidad atrae la bendición de Dios sobre las casas.

11 Creo que no le corresponde a Vd. cocinar, sino al Hermano Antonino.

12 No se han de suprimir los ejercicios. Tienen ustedes pocos, y pueden hacerlos con toda exactitud, los dos y el Hermano Isidro.

13 No advertirse apenas los defectos es, con frecuencia, indicio de poca observancia en la comunidad.

14 Debe ser Vd. más diligente en reprender sus faltas a los Hermanos.

15 No tolere que éstos razonen ni repliquen cuando se les manda algo.

16 Incluso ha de probarlos Vd. en la obediencia y ofrecerles oportunidades de que la practiquen.

17 Insista al Hermano Antonino para que esté siempre dispuesto a decirlo todo con sencillez.

18 No sé lo que entiende Vd. por "picadillo", y si lo venden ya preparado, como los "vitelots".

19 Anime a los Hermanos y sea firme en impedir que sigan su propia voluntad.

20 Que nadie falte a la lectura espiritual.

21 Ponga empeño en aplicarse a la oración. Ya sabe que de este ejercicio pende la bendición de Dios sobre los demás, y que sirve para atraer sus gracias hacia nosotros.

22 Indíqueme por menudo cuál es la causa de que no goce Vd. de tranquilidad de conciencia.

Todo suyo carísimo Hermano, en Nuestro Señor,

De La Salle.

 

37 Al Hermano [Huberto]

A 20 de julio [1709]

 

1 Lo que el Sr. Binet ha dicho al Hermano Jacinto tocante a los proyectos del Sr. Obispo de Chartres, su excelencia me lo ha contado a mí mismo. Nos quiere alojar en la casa de San Vicente, que resulta muy incómoda: no tiene patio ni huerta, y me parece que en ella estarían ustedes muy mal alojados. El Hermano Jacinto dice lo contrario.

2 Mi parecer es que debe pedirse a Dios y animar a que se lo pidan también los escolares, continuando éstos el rezo de las letanías y yendo dos Hermanos todos los domingos, los días de fiesta, y los jueves que haya de asueto a comulgar a la catedral, en la capilla de la Virgen Santa, para pedir que no se cumplan los designios del Sr. Obispo, sino que se realice sólo aquello que sirva para el mejor alojamiento y para la multiplicación de las escuelas y de los escolares; pero que ninguno de ustedes tome en esto la iniciativa; dejen la ejecución en manos de Dios.

3 No era necesario que el Hermano Jacinto me escribiese antes que Vd.; ni tampoco, a mi juicio, que viniera aquí. Con escribirme a su tiempo era suficiente. Todo lo que precede estaba escrito antes de su llegada.

4 Hablé anteayer con el presbítero Sr. Gergy, el cual me prometió escribir ayer sobre ese asunto al Sr. Obispo de Chartres. Si [moseñor] le pide informes, dígale que debiendo venir pronto aquí, y dado que el asunto no urge hasta el mes de octubre, tendré yo el honor de hablarle cuando él esté aquí o en Saint-Cyr.

5 No procedió Vd. bien gastando en estampas tanto dinero, sobre todo en un año como el presente, en que falta el pan. Ruégole que para tales asuntos no se dirija al Hermano Atanasio.

6 Es cierto, como les dijo el Sr. Obispo de Chartres, que solicitan Hermanos para diversos lugares, pero pretenden que fundamos casas con dos Hermanos, Y eso no nos conviene. Yo no las quiero, pues destruirían nuestra comunidad.

7 Le aconsejo que no se alargue tanto en sus conversaciones con los Hermanos; si no anda Vd. con tiempo, omitirá los ejercicios, para hablarles, lo cual nunca se ha de hacer.

8 Ya me hago cargo de que ha de pedir cuenta de conciencia [a los Hermanos] y buscar el modo de consolarlos en sus penas; pero no son necesarias tan prolongadas conversaciones, en las que a menudo se habla de un sinfín de asuntos extraños e incluso perjudiciales, sin reparar muchas veces en ello. Mírelo bien, y yo también lo he de mirar, pues este artículo tiene más importancia de lo que Vd. supone.

9 No hable nunca yendo al recreo, ni en las escaleras, ni al andar por casa.

10 Tanto Vd. como todos los Hermanos han de ser advertidos de sus defectos. A este efecto, ordene bien el tiempo consagrado a ese ejercicio; mientras dure el acto, no tiene Vd. que leer ni escribir ni hablar a nadie ni ocuparse en cosa alguna. Lo mismo entonces que durante la acusación, ha de poner Vd. suma atención en escuchar lo que se diga.

11 Vd. o el Hermano Renato deben escoger el miércoles como día de comunión. No sé por qué han de comulgar ustedes dos el mismo día y salir juntos de casa para confesarse. El debería ir a confesarse junto con los demás, y Vd. ha de hacerlo el mismo día, ni más ni menos que los otros. Tales devociones particulares no dicen bien en nosotros.

12 Parece que busca Vd. con afán las comodidades del cuerpo. Guárdese mucho de ello, y nada proponga relativo al exterior sin que previamente me lo haya consultado. Es asunto de importancia; y no ha de dar fácilmente oídos a los Hermanos en lo que le sugieran a ese propósito; es Vd. demasiado condescendiente en ese particular.

13 Pido a Dios que reinen el concierto y la regularidad en su casa, empéñese en ello. Soy todo suyo en Nuestro Señor, carísimo Hermano.

De La Salle.

 

38 Al Hermano [Huberto]

A 2 de octubre de 1710

 

1 Ya sé, carísimo Hermano, que hay inconvenientes en que los Hermanos sirvientes se mezclen en todos los asuntos temporales; pero mayores se seguirían si el director se ocupase de ellos.

2 Carísimo Hermano, harta experiencia tenemos de lo pasado. Si un director se derrama al exterior, toda la casa está perdida; mientras que, si se pierde un Hermano sirviente, él solo se pierde.

3 Dicen, por ejemplo, que desde que está Vd. en Chartres no ha tenido media hora de lectura espiritual. ¿Qué harán, según eso, los Hermanos durante ese tiempo?.

4 Es imprescindible que el director no falte a ningún acto de comunidad. Nada tiene Vd. que hacer en la cocina. Aun aquí, con ser casa de tanto personal, nadie pisa la cocina, salvo el que cuida de los enfermos; con mayor motivo en casa de cuatro Hermanos ha de abstenerse el director de poner los pies en ella.

5 ¡Ejercicios [de piedad] y escuela: eso es lo suyo! Si se mezcla en negocios ajenos, contraviene la ordenación de Dios.

6 Es menester que los Hermanos sirvientes anden siempre con dignidad y respeto, y hay que obligarles a ello.

7 No descubrirá Vd. sus penas en vano. Se procurará remediarlas, pero resultará ocioso muchas veces decir: "Haga Vd. esto de mí".

8 Es cierto que no hay más que un alma que salvar; pero Vd. salvará la suya obedeciendo y superando sus repugnancias.

9 No tiene por qué acongojarse cuando ha de reprender a sus Hermanos; es obligación de su cargo. Debiera Vd. haber impuesto buena penitencia a esos dos Hermanos que de tal manera se confabularon.

10 Es seguro que, si una casa ha de estar bien concertada, se requiere que el director y el subdirector vayan de acuerdo y estén entre sí muy unidos. Ya buscaré el modo de que así sea.

11 Pero los Hermanos de ahí se lamentan de que, tan pronto como se fue el Hermano José, Vd. sólo se guía por el antojo. Dicen que eso se debe a que el Hermano sirviente dispone del dinero. Tenga Vd. por seguro que así seguirá ocurriendo, lo mismo en esa casa que en todas las demás. Y, si en algunas casa no sucede así, que son pocas, eso no habrá de durar.

12 No es razonable que, cuando sale el despensero, tome todo el dinero que le plazca sin pedirlo. Ni siquiera ha de decir: Quiero tanto; sino que ha de preguntar cuánto deberá coger.

13 Cuide mucho que se toque a la hora. Es de mucha importancia, sobre todo para levantarse. No me indica si ha retrasado el reloj fuera de tiempo determinado.

14 Insista con energía, le suplico, el que no se hable alto y en que se observen las reglas durante los recreos. A Vd. le toca procurarlo y mirar por el Hermano Norberto durante ese tiempo. No me declara Vd. las razones que ha podido tener para no hallarse presente al principio de los recreos.

15 Nunca se ha de suprimir el paseo los días d asueto, a no ser que llueva. Ni las nubes ni otras pequeñeces han de impedir que se salga de paseo.

16 El Hermano Atanasio obró mal escribiéndole a Vd. Y a otros. Me ha preguntado si debe desdecirse de lo escrito y que reconoce beberlo hecho movido de pasión.

17 ¡De modo que, por no tener valentía de reprender a sus Hermanos quiere Vd. consentir que se pierdan, y deja al Hermano Quintín obrar a su antojo! Le está Vd. poniendo, con su tolerancia, en trance de irse. No le consienta que haga cosa alguna sin permiso.

18 Tampoco tolere al Hermano Norberto hablar contra las reglas durante las recreaciones. Ese tiene de particular que no inspira la piedad a sus discípulos.

19 El Hermano Quintín nada desea tanto como aprender caligrafía. Que no lo haga.

20 Si el Hermano Quintín desea emitir votos, convendrá que lo haga. Tal vez, no obstante, sería bueno probarle aún algún tanto.

21 Me sugieren el traslado del Hermano Anselmo a París, si no ve Vd. en ello inconveniente. Yo le acompañaré.

22 Hay que exigir del Hermano Norberto que cumpla sus deberes.

23 El Hermano Quintín se queja fácilmente si se le presta oídos.

24 No conviene que deje Vd. de comulgar. Fácilmente comprenderá que con ello daría mal ejemplo a sus Hermanos.

25 No hay dos superiores por el hecho de que en todas las casas religiosas uno esté encargado de lo espiritual y de la dirección, y otro tenga a su cargo lo temporal.

26 Están muy contentos del Hermano Jacinto allí donde ahora se encuentra. Por ello bien puede echar de ver que se trataba de que es Vd. poco conciliador y que no se limita a sus propias obligaciones. que se resumen en dirigir las escuelas y los actos de comunidad y en velar sobre el Hermano sirviente.

27 El Hermano Quintín nunca se avendrá con el Hermano Norberto, ni siquiera por un año.

28 No hay que consentir al Hermano Norberto que siga sus caprichos.

29 Vd. no debe ausentarse de los ejercicios [de comunidad]. Es ése grave defecto en Vd. ya de antiguo.

30 No enseñe caligrafía al Hermano Hilarlo.

31 Cuando vio que no cumplía la penitencia, no debiera Vd. haber dejado traslucir nada, sino rogar a Dios por él, sosegarse y, en otro momento, darse trazas para ganarle la voluntad, e inducirle a acusarse de su falta y a imponerse por ella una penitencia proporcionada.

32 En parecidas ocasiones obra Vd. demasiado a impulso de la naturaleza; por eso no bendice Dios lo que Vd. hace.

33 Desea que sus Hermanos tengan mucha paciencia; es preciso que dé Vd. ejemplo de ella y no que manifieste en tales circunstancias su mal humor e inclinaciones.

34 Dice el Hermano que, cuando ve Vd. que hay dinero, desea Vd. que se lo entregue, para comprar lo que se le antoja. En eso es Vd. más exigente que yo y que los demás, y tal proceder no es sensato.

35 No le ha de dar a Vd. el dinero, sino que él ha de comprar lo que sea necesario. Así debe ser. Tiene que devolverle Vd. el dinero. Si él no compra lo que conviene, avíseme, y yo se lo haré comprar.

36 Tenga mucho cuidado en exigir que los Hermanos cumplan sus obligaciones. Vd. debería proceder con discreción al tratarlos.

37 ¿Le parece a Vd. cuerdo que la mayor parte de sus cartas estén en la diligencia ? Un poco más de prudencia y de amor de Dios y le vendrán bien.

38 Ruego a Nuestro Señor le comunique su espíritu, y me digo, carísimo Hermano, todo suyo en Nuestro Señor [sic],

De La Salle.

 

39 Al Hermano Ireneo

[1716]

 

1 Cuando le vengan imaginaciones feas, procure, si le ocurre en la escuela, aplicarse a lo que está haciendo.

2 Esos otros pensamientos son tentaciones más sutiles del demonio; hay que pensar en lo presente sin preocuparse del porvenir. El propósito de volver al siglo para ejercitarse en buenas obras ha ocasionado la ruina de muchos solitarios.

3 Las penitencias son de grande utilidad para enmendar los vicios y progresar en virtud.

4 Cualquiera que sea su estado de ánimo, tiene que procurar ejercitarse en aceptar que le reprendan y le corrijan. Si le cuesta hacerlo de corazón, hágalo al menos de boca.

5 No se atormente en repetir actos diferentes, lo cual podría quebrantar su salud. Basta con dirigir sencillamente la mirada a Dios de vez en cuando.

6 ¿Por qué ve venir con miedo los días de confesión? Más bien debería Vd. desearlos.

7 No hable en la escuela. Acostumbre a utilizar las señales ordinarias, tales son nuestros usos.

8 Cuando sienta tentaciones de impaciencia, conténgase y no se mueva hasta que aquel movimiento pase.

9 Soy todo suyo en Nuestro Señor....

De La Salle.

 

40 Al Hermano [José]

A 23 de diciembre [1710]

 

1 Hoy al mediodía he recibido su carta, carísimo Hermano.

2 El sábado me encaminaré hacia Troyes. Vd. no se vaya, espéreme. Yo estaré ahí el lunes, y juntos ventilaremos los negocios que se ofrecen en esa ciudad, y sobre cuanto Vd. me propone relacionado con las fincas (?) de Reims.

3 No avise a nadie, ni siquiera al Hermano Alberto, de mi partida para ésa.

4 Procederé de manera que todo acabe bien y todos queden contentos.

Todo suyo, carísimo Hermano, en Nuestro Señor,

De La Salle.

5 No den ningún paso en relación con el cierre de esas escuelas hasta mi llegada.

6 Ruégole que abone los portes de esta carta al Sr. Bourgoing.

 

41 Al Hermano José

A 6 de febrero [1711]

 

1 Ayer recibí juntas sus tres cartas, carísimo Hermano; voy a contestar la más urgente.

2 Parece conveniente que el Hermano Plácido se traslade a Guisa.

3 Pongo en camino al Hermano Fabián junto con el Hermanito de Mende que reemplazará al Hermano Plácido, y dentro de dos o tres años estará mejor dispuesto que ahora para sacar provecho del noviciado y regentará bien la escuela.

4 Entregue el caballo al Hermano Fabián para que lo traiga aquí; el martes por la tarde estará en Reims.

5 De no haberse Vd. adelantado, no le hubiera escrito el Hermano Dositeo, ni tampoco los Hermanos de Guisa.

6 No veo por qué escribe de esa manera a los Hermanos que le parece bien. No es prudente tal proceder. No han de permitirse esas relaciones epistolares de una casa a otra; no se acostumbra entre nosotros. Si quiere que se eviten, no sea Vd. el primero en iniciarlas.

7 Sería de desear que el Sr. Bourgeois aprendiera a coser y a afeitar bien; tiene su importancia.

8 No sé si después de mi salida de ésa ha recibido Vd. la visita de un muchacho que trabaja la piedra. Si continúa solicitando su admisión, hay que aplazarla hasta después de Pascua, pero no conviene que ingresen juntos.

9 Procure, por favor, que se dé al Hermano Remigio lo que haya menester. Ha comunicado al Hermano Tomás que necesita lana para unas medias que le hacen falta y también una camisola.

Todo suyo, carísimo Hermano, en Nuestro Señor,

De La Salle.

 

41A Obediencia del Hermano José

A 15 de julio de 1708

 

Nos, el infrascrito, Presbítero, Doctor en Teología, Superior de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, enviamos al Hermano José para visitar las casas de Retel, Guisa, Laón y Reims, y a este fin, ordenamos a los directores de dichas casas que reciban al mencionado Hermano en calidad de tal y pongan en su conocimiento cuanto en ellas sucede.

Dado en París, a quince de julio de mil setecientos ocho,

De La Salle.

 

41B Obediencia del Hermano José

A 30 de julio de 1709

 

Nos, el infrascrito, Presbítero, Doctor en Teología, Superior de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, enviamos al carísimo Hermano José a las casas de Guisa, Laón, Reims y Retel y Troyes para que gire en ellas la visita.

En fe de lo cual firmamos las presentes. Dado en París, a treinta, de julio de mil setecientos nueve,

De La Salle.

 

41C Obediencia del Hermano José

A 16 de noviembre de 1711

 

Nos, el infrascrito, Presbítero, Doctor en Teología, Superior de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, declaramos a cuantos corresponda que enviamos al carísimo Hermano José, de dicha Sociedad, para visitarlas casas de Moulins, Dijón, Troyes, Reims, Retel, Laón, Guisa, Calais, Boulogne, Roán, San Yon, Darnetal, Chartres, Versalles y San Dionisio, dependientes de la mencionada Sociedad de las Escuelas Cristianas.

En fe de lo cual firmamos las presentes. Dado en París, a dieciséis de noviembre de mil setecientos once,

De La Salle

 

42 Al Hermano Matías

A 3 de diciembre [1706]

 

1 Es Vd. el primero a quien escribo este mes, carísimo Hermano.

2 Qué más deseo yo sino consolarle en sus penas; pero bien ve que no podré conseguirlo sino en cuanto las conozca, y no acabo de ver cuáles son.

3 Vd. me comunica tan sólo que no se encuentra bien de salud. No sé si ése es el único motivo que le mueve a pedirme que le deje venir a París o que le envíe fuera de donde está. Déme a conocer la verdadera causa.

4 No me informa Vd. de casi nada en sus cartas. Se contenta con repetirme un sinfín de veces la misma cosa, cuando bastaría explicarla una vez.

5 Déme a conocer todas sus penas. Si provienen de que no le escribo, en adelante le escribiré cuantas veces lo haga a los Hermanos; mas cuide, por favor, de escribir mejor sus cartas y con mejor ortografía, pues apenas las puedo leer.

6 Siga ocupándose durante la oración mental en los actos de la preparación. Hace bien en aplicarse especialmente al recogimiento interior y a la lucha contra las distracciones.

7 Me da como única razón para que le traslade el que no se aclimata en Reims. Hágase cargo de que entre nosotros tiene que acomodarse uno dondequiera que le envíen los Superiores, pues la obediencia ha de ser la regla principal y el mayor consuelo de los Hermanos.

8 No acabo de comprender por qué dice que está disgustado del modo como se le trata. Explíquemelo y veré de remediar su pena.

9 Tenga la seguridad, carísimo Hermano, de que yo sólo ansío su bien y el sosiego de su alma, y que soy todo suyo en Nuestro Señor,

De la Salle

 

43 Al Hermano Matías

París, a 18 de noviembre de 1707

 

1 Recibí su primera carta anteayer, carísimo Hermano, y hoy la segunda, que me remiten desde Roán. Sea cual fuere el sitio en que yo me halle, tiene que dirigirme siempre sus cartas a París. Le escribo el día en que, según Vd. dice, espera la contestación de su primera.

2 ¿Quién ha podido decirle que Dios no le quiere a Vd. en el empleo en que se halla?

3 Ahí está Vd. a gusto, ahí está sosegado, ahí está tranquilo mientras encuentra quien le aliente. Ya sé yo, carísimo Hermano, que necesita Vd. apoyo, pero, mientras lo tenga, se mantendrá firme.

4 Estoy informado de que vino Vd. a París.

5 Yo creo que adolece Vd. más del espíritu que del cuerpo.

6 Mientras sea obediente, Dios le sostendrá.

7 Lamento que esté Vd. disgustado. Haré cuanto de mí dependa para consolarle.

8 Me pide Vd. autorización para venir a París; ya ve que el invierno no es tiempo apropiado para viajes.

9 Excelente es la proposición que me hace de empezar una novena para pedir a Dios la gracia de cumplir su santa voluntad. Póngase del todo en manos de Dios y viva en buena armonía con el Hermano..., y El le bendecirá.

10 No sé en qué ni de parte de quién ha podido tratársela a Vd. de manera inhumana.

11 Ni acabo de ver que sea tan pesado como da Vd. a entender lo que dice le ha hecho el Hermano Poncio. Se atormenta Vd. demasiado el espíritu y eso le perjudica grandemente.

12 Tenga la seguridad de que haré por Vd. cuanto me sea dable, y quedo, carísimo Hermano, todo suyo, en Nuestro Señor,

De La Salle.

 

44 Al Hermano Matías

A 30 de diciembre de [1707]

 

1 No sé, carísimo Hermano, por qué me escribe Vd. de manera tan descomedida y tan opuesta a la verdad.

2 Hasta el presente no le he dado motivo para ello, pues sólo he procurado su bien y, si le trasladé adonde ahora se encuentra, fue después de haberme Vd. Importunado mucho durante muchísimo tiempo.

3 En lugar de ir contando sus penas a personas extrañas, descúbraselas al Hermano Poncio, o escríbale cuando se ausente de Mende.

4 Le tengo a él encargado que resuelva en esa región cuanto convenga al bien de los Hermanos.

5 Después de haberme importuna do Vd. tanto para que le enviara tan lejos, no debiera ahora pretender volverse tan pronto. Hágase cargo de que no se puede mandar venir de tan lejos a los Hermanos ni enviarlos ahí antes de Pascua, y que no se ha de viajar durante la cuaresma para dispensarse del ayuno.

6 Tenga la seguridad, carísimo Hermano, de que, en conformidad con lo que me escriba el Hermano Poncio, haré cuanto convenga en favor de Vd. Por consiguiente, descúbrale sus penas y todo su interior, y verá cómo Dios le bendice por ello.

Soy en Nuestro Señor, carísimo Hermano mío en Nuestro Señor [sic], todo suyo,

De La Salle.

 

45 Al Hermano Matías

A 13 de enero [1708]

 

1 Me parece, carísimo Hermano, que hace Vd. los ejercicios de piedad con muy poca aplicación y muy poco afecto. Con todo, no atraerá sobre sí las gracias de Dios, sino practicándolos con amor y de la mejor manera que le sea posible.

2 En su carta se muestra Vd. apasionado; eso no esta bien; yo no le he dado motivo para ello.

3 Si le envié adonde ahora está, ha sido porque me estuvo Vd. solicitando durante tres meses que le mandara muy lejos.

4 Por lo que mira a sus penas, mientras desee Vd. escribirme confiadamente, yo procuraré disiparlas.

5 Ya tomaré medidas para que le encaminen a Vd. hacia Dios con suavidad y no con dureza, y nada omitiré para procurar su bien y su salvación; pero, por su parte, proceda con más delicadeza y no guiado por la pasión o el malhumor.

6 ¿Hace Vd. oración? ¿Comulga? Ambas cosas son difíciles de hacer en las disposiciones en que Vd. se halla.

7 Ore, carísimo Hermano, y pida a Dios que se cumpla en Vd. su santa voluntad. Yo se lo pediré también con ahínco.

8 Tiene que acudir a Dios, carísimo Hermano, y trabajar en su salvación. No abuse de los medios que para ello Dios le concede.

9 Dos hermanos suyos vinieron aquí el domingo pasado y me dijeron que le escribiera a Vd. animándole a permanecer tranquilo en el estado en que se halla, porque en modo alguno podía haber para Vd. otro mejor.

10 Las personas a quienes ha consultado, no le conocen a Vd. bien.

11 Rogaré mucho a Dios por Vd. Le deseo feliz y santo año nuevo y me digo, carísimo Hermano, todo suyo en Nuestro Señor,

De La Salle.

12 Me pide Vd. autorización para escribir a sus padres después de haberlo hecho: ya ve que eso no está bien.

 

46 Al Hermano Matías

A 8 de febrero [1708]

 

1 Duéleme mucho, carísimo Hermano, que le apenen mis cartas. Con todo, nada le escribo que dé pie para ello. Le escribo con la mayor cordialidad que me es posible, y nada le digo que no sea por su bien. Por tanto, debe Vd. echarlo todo a buena parte.

2 Me place que, según dice, cumpla Vd. bien sus obligaciones. Yo lo ignoraba, por más que Vd. asegura que lo sabía.

3 No tengo por qué darle autorización para escribir a sus padres, puesto que, antes de que pudiera contestar a su carta, sus dos hermanos vinieron a decirme que había Vd. escrito dos veces a su madre, ya fallecida, por lo que les entregaron a ellos la carta. Está, pues, claro que escribió antes de solicitar el permiso; lo que está muy mal hecho.

4 Me apena grandemente que no se encuentre Vd. bien. Cuide mucho, con todo, que su enfermedad no sea en parte imaginaria, pues en París parecía estar mejor de salud que lo que Vd. decía.

5 Ni de lejos se me ha ocurrido hacerle venir a París. No accedí a que emprendiera Vd. tan largo viaje para que regresara tan pronto.

6 No se atormente, por favor, con nonadas, como suele.

7 Creo haberle avisado ya que sus hermanos me dijeron que le mantuviera donde está, por ser lo más ventajoso para Vd. y lo mejor que puede hacer. Veo complacido que es Vd. del mismo parecer y que gustoso prefiere quedarse ahí.

8 Déjese, pues, por favor, en lo sucesivo, de antojos, y no quiera guiarse por lo primero que se le ocurre.

9 Ya dispondré de tal modo las cosas, que esté Vd. contento de aquellos con quienes tenga que vivir.

10 También procuraré, después de Pascua, colocarle fuera de Mende, puesto que así lo desea, todo suyo, carísimo Hermano, en Nuestro Señor,

De La Salle.

 

47 Al Hermano Matías

A 23 de marzo [1708]

 

1 Yo creo, carísimo Hermano, que está Vd. tan bien como puede estarlo, y que debe vivir contento con el Hermano que actualmente tiene cargo de dirigirle.

2 Procure, por tanto, cumplir bien su deber y aplicarse a los ejercicios [de comunidad], pues ellos son los que habrán de santificarle y conducirle a Dios.

3 Forme el propósito de vivir muy recogido y tome todos los medios que puedan ayudarle para lograrlo.

4 Proceda de tal modo, que aumente lo más posible el número de sus discípulos.

5 Estoy bien persuadido de que el Hermano que vive con Vd., no es enfadoso y de que con él se encuentra Vd. a gusto.

6 ¿No la da vergüenza decir: "¡que un joven tan apuesto como tenga que vivir en este estado!"?

7 ¡Feliz Vd. por hallarse en el estado en que se encuentra, estado santo, santificador, que le honra en vida y le ayudará a salvarse!

8 ¡Que es Vd. un joven guapo y apuesto! ¿Cómo puede hablar así de su propia persona? ¿Le parecen esas expresiones propias de un religioso ?

9 Si muestro desagrado por sus cartas, es que escribe Vd. a veces cosas del todo inconvenientes. Esmérese en hacerlo con más cordura y educación.

10 Ya ve también cuán mal está incomodarse y guardar rencor.

11 No menos se dará Vd. cuenta de que es muy feo encolerizarse y guiarse por arrebatos de mal humor. Todo eso es más de irracionales que de personas sensatas.

12 No se deje dominar por la impaciencia en la escuela, pues así no es posible conseguir ni orden ni silencio.

13 Las réplicas no se avienen en modo alguno con la sumisión que debe Vd. practicar.

14 Muy mala norma de conducta es guiarse por lo primero que se ofrece al espíritu, ya que tantas veces nos asaltan pensamientos extravagantes.

15 Déjese guiar por la obediencia, y verá cómo Dios le bendice.

16 Yo le pido que le colme a Vd. de sus gracias y me repito, carísimo Hermano, todo suyo en Nuestro Señor,

De La Salle.

 

48 Al Hermano Matías

A 4 de abril [1708]

 

1 Mucho me ha complacido, carísimo Hermano, la buena disposición en que ahora se halla de permanecer en su estado, que tan propio es para santificarle, y de cumplir fielmente los deberes que impone.

2 No tengo intención de colocarle junto al Hermano Cipriano. Tampoco le conviene a Vd. el Hermano Alberto. No sabe Vd. muchas veces lo que pide.

3 Me gustaría mucho saber si, al presente, hay alguna razón que le impida continuar en la casa en que se halla.

4 Yo creo que tiene Vd. motivos para estar satisfecho del Hermano que le dirige y, por tanto, que Dios desea de Vd. se esté ahí tranquilo y permanezca con él. Y pues me dice que disponga de Vd. como más convenga para su bien, eso es lo que me parece más oportuno.

5 ¿Por qué ha de ser lo mejor para Vd. que le traslade lo antes posible? Yo no lo veo así. Vive Vd. en compañía de un Hermano bueno que le dará ejemplos excelentes.

6 Motivo tiene para pedirme disculpa por sus cartas, pues a veces han sido no sólo muy indiscretas, sino bien ofensivas, y no entiendo cómo puede llegarse a escribir en tal forma.

7 A pesar de todo, yo he procurado no darme por ofendido ni sentirme personalmente agraviado.

8 Me pide Vd. que le ponga en compañía de Hermanos buenos, y ya lo está. ¿De qué se queja? Sea, le ruego, de humor uniforme, constante, dócil; de lo contrario, el Señor no le bendecirá.

9 Me encomiendo en sus oraciones durante este santo tiempo, y me digo, carísimo Hermano, todo suyo en Nuestro Señor,

De La Salle.

 

49 Al Hermano Matías

A 13 de abril [1708]

 

1 Mucho me agrada, carísimo Hermano, que esté dispuesto permanecer gustoso en la comunidad; yo haré cuanto pueda por ayudarle a superar las dificultades que en ella se le ofrezcan.

2 También tomaré las providencias oportunas para que no se quede mucho tiempo donde está; pero tiene que aguantar aún un poco.

3 Yo me encargaré de que no le molesten; mas tiene que cumplir las reglas, que son las mismas en todas partes. Harto sabe que no debe haber diferencias entre las distintas casas.

4 Cuentan que viven ahí ustedes muy libres. Tal vez a Vd. le han concedido demasiada libertad. Tiene que ajustarse de nuevo a la observancia, como lo hacía en París.

5 Se dice también que comen a veces fuera de casa: ya sabe que es del todo contrario a las reglas, y que nunca ha de irse a casas ajenas, sean de quien fueren.

6 Hay que cumplir el deber no sólo en la escuela, sino también durante los ejercicios de piedad, pues sin éstos la escuela no puede funcionar bien.

7 Cuando se haya aplicado con regularidad y por algún breve tiempo a los ejercicios piadosos, dejarán de serle molestes. Hay que hacerse un poco de violencia por amor de Dios durante algún tiempo.

8 Avíseme si el Hermano Antonio adopta prácticas que no sea conformes al uso ordinario de la comunidad y en qué se diferencian esas prácticas de las del Hermano Poncio; pero no me escriba hasta que lo haga el Hermano Antonio.

9 Dicen que al Hermano Sebastián le están muy pequeños los zapatos y que a Vd. le van bien. Tómelos, pues, y no se haga repetir dos veces la misma cosa.

10 Que le hagan a Vd. unos pantalones, si los necesita. Yo me cuidase que le proporcionen cuanto Vd. necesite.

11 Sea, pues, fiel en cumplir bien las reglas, y Dios le bendecirá y colmará de sus gracias.

12 Ruéguele que le mantenga siempre en las disposiciones en que ahora se halla de ir en lo sucesivo a donde yo tenga por conveniente enviarle.

13 También le ruego que sea muy dócil con su director.

Soy, carísimo Hermano, todo suyo en Nuestro Señor,

De La Salle

 

50 Al hermano Matías

[1708]

 

1 No sé, carísimo Hermano, por qué me escribe tantas cartas a la vez. No ganaremos para portes de cartas. Escriba con el Hermano que le dirige; con eso hasta, Y nunca lo haga sin su permiso. Ya comprende que ha de hacerse todo con orden.

2 Veré la manera de cambiarle pronto de residencia.

3 Sea, por tanto, observante, prudente y dócil, pues Dios no le habrá de bendecir sino en cuanto lo sea.

4 ¿Por qué quiere desayunar los domingos y días de fiesta?

5 Muchas veces se expresa Vd. en sus cartas como quien carece de la debida sumisión. Procure, por amor de Dios, ir adquiriendo mucha docilidad; le es muy necesaria.

6 Ya echo de ver que estima Vd. demasiado la libertad; pero créame que habría de serle muy perjudicial.

7 Hay que ser observante y dócil. El Hermano Antonio ¿pretende de Vd. cosa alguna que no se le exigiría si estuviese Vd. aquí? Si así lo hiciere, avísemelo y daré las órdenes oportunas.

8 Tiene razón el Hermano Antonio para no consentir que se corra por la ciudad, andando de acá para allá. Bien sabe Vd. que eso no es conveniente a los Hermanos. Tal vez ha procedido Vd. hasta ahora con excesiva libertad. Hágase cargo de que en esto tiene que reformarse.

9 Ruego a Dios le comunique su espíritu, y me repito, carísimo Hermano, todo suyo en Nuestro Señor,

De La Salle

 

51 Al Hermano Matías

A 16 de mayo [ 1708]

 

1 En contestación a sus dos cartas le diré que he escrito al Hermano Poncio para que vaya a Mende y ponga orden en todo. Creo que podrá cambiarle a Vd. de residencia y llevarle [a vivir] consigo.

2 Pláceme conocer la disposición en que está de ir a donde quiera yo destinarle. No estoy dispuesto por ahora a acercarle ni destinarle a París.

3 Leo con gusto que está Vd. contento en esa tierra en que vive, y que, quiere darme en lo sucesivo tantos consuelos como disgustos me ha ocasionado hasta ahora.

4 Procuraré, como me lo suplica, que tenga muchos discípulos y que su voluntad continúe dispuesta a cumplir el deber; pero, por favor, que sea tanto en lo relativo a los ejercicios de piedad como respecto de la escuela.

5 Mucho me contenta que quiera Vd. disponerse a ser apto para todo; y cuando me escribe, a darme cuenta de su conciencia; ruégole que sea exacto en ello.

6 No dejaré de rogar a Dios, como Vd. me lo suplica, que le conceda la perseverancia hasta el fin de sus días.

7 El Hermano Poncio le proveerá de cuanto necesite. Muestre al Hermano Antonio los pantalones. Sujétese a todo cuanto él le diga.

8 Tenga la seguridad de que Dios no ha de bendecirle sino en la medida que sea dócil.

9 Es vergonzoso indisponerse con el Hermano que le dirige y encolerizarse contra él.

10 Examine bien si las distracciones que padece durante las oraciones vocales y mentales no tienen por causa su excesiva disipación y derramamiento al exterior.

11 Procure darse de lleno, según me lo promete, al recogimiento y a la sujeción que le es tan necesaria, según Vd. mismo confiesa. Esas son las principales virtudes en cuya adquisición debe empeñarse.

12 Bien sabe que ha de permanecer en casa, ocupándose en los ejercicios de piedad, y no andar correteando por las calles de la ciudad. Los paseos ya se dan todos los días de asueto.

13 Tengo la seguridad de que en adelante será Vd. exacto y fiel en no hacer nada sin permiso, y que desea ser muy observante, dado que está dispuesto a cumplir su deber, el cual se resume en la regularidad.

Soy todo suyo, carísimo Hermano, en Nuestro Señor,

De La Salle.

14 Sus familiares me suplicaron le rogase a Vd. de su parte que siga tranquilo donde está y que no les vuelva a escribir sin motivo ni por la posta, como a veces ha hecho.

 

52 Al Hermano Paulino

A 25 de octubre

 

1 ¡Ay, carísimo Hermano! ¿Por qué se intranquiliza tanto pensando en sus padres? Yo creo que ellos no piensan para nada en Vd. ¿Por qué se acongoja tanto a causa de ellos? Déjelos en sus negocios y atienda Vd. a los suyos.

2 Repítase a sí mismo aquello que decía Nuestro Señor, que quien vuelve la cabeza atrás no es digno de El.

3 Mucho me consuela que esté Vd. ahora resignado a la voluntad de Dios por lo que se refiere a la escuela. Dios le ha de bendecir por su docilidad de espíritu, no obstante sus anteriores repugnancias.

4 Consiento gustoso, carísimo Hermano, que emita votos por tres años. Dispóngase a ello para cuando esté yo en Roán.

5 Tiene que resignarse a sufrir durante toda su vida, sean cuales fueren el lugar y la situación en que se hallare; por consiguiente, dispóngase a sobrellevar con sosiego todo lo que Dios le envíe en el estado en que le ha puesto.

6 Cuide mucho, le ruego, la observancia exacta del silencio. Es una de las cosas que más contribuyen a establecer la regularidad en las comunidades.

7 Vigile sobre todo sus relaciones con el Hermano Martiniano, que es muy hablador. No se quede a solas con él.

8 Aniquile en Vd., le suplico, los deseos que sólo tiendan a satisfacer sus gustos. No tenga otro deseo que el de agradar a Dios. Para eso está Vd. en el mundo y en el estado que abrazó.

9 Desea que le envíe con el Hermano Bernabé, porque es conocido suyo. ¿Cómo se atreve a pedirme tal cosa? ¿No ve que es sólo natural? Pida a Dios que se cumpla en Vd. y por Vd. la divina voluntad. Esta petición le será mucho más útil.

Soy todo suyo, carísimo Hermano, en Nuestro Señor,

De La Salle.

 

53 Al Hermano [Roberto]

[1705]

 

1 Recibí su carta, carísimo Hermano; mucho me, consuela el saber que su alma disfruta de plena tranquilidad. Pido a Dios, que le mantenga en ella.

2 También me ha causado mucha alegría la buena disposición en que está, según me comunica, de perseverar en la Sociedad hasta el fin de su vida, y esta alegría se acrecienta mucho más por el deseo que me descubre de volver al noviciado.

3 Eso es señal del deseo grande que tiene de crecer en virtud; lo cual me complace en extremo.

4 Tiene que amar la pobreza, carísimo Hermano. Nuestro Señor fue muy pobre, aunque pudo ser rico. Debe, pues, Vd. imitar a tan divino modelo.

5 En cambio, paréceme que no quisiera Vd. carecer de nada para vivir contento. ¡Ea!, ¿quién no desearía ser pobre con esa condición? Aun los magnates y potentados del mundo, ¿no dejarían todas sus riquezas para disfrutar de tal ventaja, que los haría más felices que los príncipes y reyes de la tierra?

6 Acuérdese, le ruego, de que no vino a la comunidad para disfrutar todo género de comodidades y gustos, sino para abrazarse con la pobreza y con sus consecuencias. Digo sus consecuencias, porque de poco le serviría amar la virtud si no amase todo lo que de ella se sigue y que le ofrecerá oportunidades de practicarla.

7 ¡Dice Vd. que es pobre! ¡Cuánto me agrada esa palabra! Pues decir que es pobre significa que es Vd. feliz. "Felices vosotros, los pobres", decía Jesucristo a sus apóstoles. Lo mismo le repito yo a Vd.

8 ¡Oh cuán feliz le considero, pues dice que nunca ha sido tan pobre! Tanto mejor: nunca ha tenido Vd. tantos medios de practicar la virtud como ahora.

9 Podría añadirle a este respecto lo que un Papa ilustre respondió en cierta ocasión a un jesuita que le manifestaba la extrema pobreza de la casa en que vivía, la cual, afirmaba él, jamás había estado tan pobre. "Mejor para vosotros -le respondió-; cuanto más pobres seáis, la pobreza os hará mejores."

10 Vigílese mucho en esos principios de fundación para no dejarse disipar.

De La Salle.

 

54 Al Hermano Roberto

1 de mayo [1708]

 

1 Sea fiel, carísimo Hermano, en dejarlo todo a la primera campanada, y que se toque con exactitud en cuanto el reloj haya dado la hora.

2 No es juicioso gritar a las mujeres ni correr tras de los niños. Es necesaria mayor sensatez.

3 Le ruego que imponga el silencio en su casa.

4 Guárdese sobre todo de conversar con los niños sólo por curiosidad.

5 No se preocupe de lo que se diga en las calles, y vaya por ellas recogido. Tiene Vd. obligación de edificar a la gente.

6 La causa de que padezca tantas arideces y distracciones en la oración radica en que lleva Vd. vida muy derramada y habla con exceso.

7 Guárdese de leer por curiosidad. La lectura espiritual no se ha establecido con ese fin, sino para disponer a la oración.

8 Nada aprovecha el dejarse dominar por el desaliento.

9 Dése arte para que sus discípulos sean asiduos; es cosa de importancia.

10 Es deshonroso, dar bofetones a los discípulos. Evite la impaciencia.

11 Conozco al Sr. Párroco, y bien sé que sólo es capaz de dar buenos consejos.

12 Le ruego que se porte debidamente con el Hermano y que todo ande bien concertado en su casa.

Soy todo suyo, en Nuestro Señor, carísimo Hermano,

De La Salle.

 

55 Al Hermano Roberto

A 21 de mayo [1708]

 

1 No debe Vd. desazonarse por causa del Hermano, sino que ha de procurar vivir en paz con él.

2 Si alguna cosa no anda bien, bastará que Vd. lo diga al Hermano José cuando esté en Roán o, si se halla ausente, al Hermano Bartolomé, para que apliquen oportuno remedio.

3 Usted, por su parte, sea exacto en la obediencia, virtud que debe tener en altísima estima, por ser la primera virtud que ha de observarse en comunidad.

4 Toque exactamente tan pronto como el reloj haya dado la hora, y siempre en punto. Es cosa de mucha importancia.

5 No se retrase, le ruego, cuando llaman a la puerta; es ése uno de los deberes del portero.

6 No sea negligente al levantarse; ponga en ello sumo cuidado, por ser falta que desagrada mucho a Dos.

7 Tampoco se ponga a charlar con los Hermanos cuando los encuentra a su paso.

8 Ni se deje vencer por la curiosidad, que es gran obstáculo para la virtud.

9 Cuando vaya a Roán, dé cuenta al Hermano José o, si él está ausente, al Hermano Bartolomé.

10 Es de mucha trascendencia que practique Vd. las penitencias del comedor, porque le ayudarán en gran manera a la enmienda de sus defectos.

11 Por amor de Dios, sea muy exacto en la obediencia.

12 El tiempo es muy precioso; Dios le pedirá cuenta de que haya malgastado.

13 Aplíquese mucho a la lectura espiritual; le será muy útil para disponerse a tener buena oración.

14 Las sequedades que padece en la oración mental y en la sagrada comunión, provienen de que no es diligente ni piensa en las cosas espirituales fuera del tiempo dedicado a la oración.

15 No se prive de la comunión; la necesita Vd.

16 Ejerza solícita vigilancia sobre los niños, pues no hay orden en la escuela sino en cuanto se vela por los escolares, y de ello depende también su aprovechamiento.

17 El medio de corregirlos no será la impaciencia, sino la vigilancia y el buen ejemplo.

18 Ayúdelos, le suplico, a ser muy modestos y muy piadosos en la Iglesia y durante las oraciones; es una de las cosas que más debe inculcarles.

19 No sé por qué dice que, si cayera enfermo, se le despediría. Se le atendería con cuidado.

20 Debiera Vd. poner más esmero en lo que escribe. No hay manera de leer sus cartas, porque no escribe tres palabras seguidas, y aun se olvida de algunas. En adelante, aplíquese más, por favor.

Soy todo suyo en Nuestro Señor, carísimo Hermano,

De La Salle.

21 Me sorprende la falta de discreción que ha cometido, diciendo al Hermano Dionisio que yo le había ordenado a Vd. darme cuenta de la conducta que él observa; eso está muy mal.

22 No se le vuelva a ocurrir, por favor, hablar de ese modo; bien se le alcanza que tal proceder sólo puede servir para inquietarle a él, indisponerles a ustedes dos entre sí, y a él conmigo. Todo eso tiene más importancia de lo que Vd. piensa.

 

56 Al Hermano Roberto

A 7 de diciembre [1708]

 

1 No me declara Vd., carísimo Hermano, cuál fue la causa de que dejara de comulgar; debiera haberme manifestado el motivo.

2 Evite con cuidado el dejarse arrastrar por la impaciencia y la irritación.

3 Entre ustedes debe abundar la unión; con los seglares, la urbanidad; con los escolares, la paciencia.

4 Sea exacto en asistir a los ejercicios de piedad y en no ir sin permiso a ninguna parte.

5 Es preferible omitir algún ejercicio para ocuparse de algo indispensable, antes que disponer para ello del tiempo dedicado a la escuela; pues el tiempo de escuela no debe acortarse ni un momento.

6 Cuando tenga que hablar en casa, sea muy exacto en hacerlo en voz baja y sólo en caso de verdadera necesidad. Nunca ha de hablarse de lejos, ni desde las ventanas.

7 No se distraiga con pensamientos de la escuela durante la oración: cada cosa a su tiempo.

8 Tome precauciones para que no disminuya el número de los escolares, como consecuencia de sus desaires, y enséñelos bien, para que no se vayan de la escuela.

9 No hay que adelantarlos de lección, sino cuando estén en condiciones. Esto importa mucho; pues de otro modo no aprenderán nada.

10 Tiene que industriarse para comprar libros, con tal de que sean buenos y que yo sepa [previamente] de qué tratan.

11 Mande hacer camisas y demás ropa interior si hace falta, pero envíeme [antes] el inventario de la ropa de que dispone y de la que se necesita.

12 No hay que recibir el menor regalo de los padres de los alumnos, ni de los alumnos mismos.

13 Procuren ser todos muy observantes, vivan muy unidos entre sí y Vd. muéstrese muy respetuoso con el otro Hermano y con los de fuera.

Soy todo suyo en Nuestro Señor, carísimo Hermano,

De La Salle.

 

57 Al Hermano Roberto

A 26 de febrero [1709]

 

1 Considere, carísimo Hermano, que puede haber escandalizado notablemente a esa vecina hablándole en forma tan airada. Debe Vd. mostrar siempre cordura en sus palabras, sobre todo tratando con extraños.

2 Proceda también con mucha caridad respecto del Hermano. Cuando haya algo que corregir, dígaselo al Hermano José para que él ponga remedio.

3 Hará bien despidiendo a las personas que acuden para hablar con el Hermano durante la lectura espiritual y la oración.

4 Guárdese de comer fuera de las comidas: eso no es admisible; el hambre que le parece tener entonces no pasa de tentación.

5 Sea exacto en tocar la campana en cuanto el reloj haya dado la hora; tiene eso su importancia en las comunidades.

6 Cuide mucho de no mentir jamás: es falta muy notable; y no se deje vencer de la curiosidad: esto perjudica mucho.

7 Ahí radica probablemente la dificultad que encuentra para dedicarse a la oración y demás ejercicios [piadosos].

8 Durante la misa de los escolares, a lo que debe Vd. aplicarse es a velar por ellos.

9 Esté sobre sí para no pegarlos, es falta muy notable; toda precaución que en este punto tome, será, pequeña.

10 Hace bien procurando el adelantamiento de los escolares, para que aumente su número; pero también con el fin de cumplir su obligación.

11 Conténtese con que la escuela dé principio a su hora.

12 Esmérese por que la escuela funcione siempre bien, tan bien como la regularidad en casa.

Soy todo suyo en Nuestro Señor, carísimo Hermano,

De La Salle.

 

58 Al Hermano Roberto

A 26 de abril [1709]

 

1 Procedió Vd. muy mal, carísimo Hermano, disputando tan agriamente en San Yon; eso nunca debe hacerse, y en los Hermanos es bochornoso. Me alegro mucho de que haya hecho penitencia por esa falta.

2 Cuando tenga algo que pedir en San Yon, hable en voz baja y solicítelo moderadamente.

3 Sea asiduo a los actos de comunidad y puntual en dejarlo todo a la primera campanada.

4 Acostúmbrese a hablar siempre quedo y de cerca, no a distancia; a acudir con prontitud a la puerta y a tocar puntualmente tan pronto como el reloj haya dado la hora.

5 Aplíquese mucho a vivir recogido: ya ve cuán necesario le es

6 Evite a toda costa golpear a los niños; es falta muy notable.

7 Veo con sumo gusto que está su casa bien concertada.

8 Sea exacto en la obediencia y en no hacer nada sin permiso; eso lo atraerá especialmente las bendiciones de Dios.

9 Cuide mucho de que el mundo no penetre en su casa, y soporte por amor de Dios las molestias que le ocasionen fuera.

10 ¿Qué necesidad le apremia a escribir a su hermana?

11 Sean exactos en dejarlo todo para acudir a los ejercicios [de piedad].

12 El Hermano no tiene por qué preocuparse de la huerta. Si se ofrece en ella algún trabajo, Vd. tiene que hacerlo o un hortelano.

13 Sean todos fieles a la lectura espiritual.

14 Pláceme que el Hermano no salga de casa; manténgale en tan buena costumbre.

15 Procure conservar la igualdad de humor en la escuela, y no dejarse llevar de la impaciencia. No es serio lanzar la palmeta a los escolares, y resulta vergonzoso darles cachetes, sobre todo en la iglesia.

16 Me alegro de que tenga tantos [discípulos]. Ponga sumo interés en que adelanten mucho.

17 El Hermano Tomás debe darle a Vd. lo que necesite sin tantas consideraciones. No es exacto que tenga orden de mortificarle, pero Vd. debe proceder en todo decorosamente.

18 No se estila entre nosotros pesar el pan que ha de servirse a los Hermanos; cada uno toma lo que ha menester; a Vd. deben darle la sal que necesita.

19 Hace bien acomodándose al tiempo y sufriendo de buena gana.

20 Me alegro de que funcione bien su escuela y de que tenga número suficiente de niños; procure instruirlos bien.

21 ¿Qué Hermano dio dinero a un niño para que le comprase rapé y quién es ese niño?

22 Siempre que llegue Vd. a saber algo que vaya contra las reglas, debe comunicármelo.

23 No entiendo lo que quiere decir cuando afirma que el Hermano compra libros para ir a Roán.

24 Diga al Hermano Tomás que no necesitan los Hermanos órdenes [firmadas] para pedir lo que les es indispensable, y que él debe dárselo.

Soy todo suyo en Nuestro Señor, carísimo Hermano,

De La Salle.

 

59 Al Hermano [Roberto]

[1709]

 

1 Me parece, carísimo Hermano, que debería ser más dócil confiado de lo que es.

2 No hemos venido a la religión para andar en regateos con nadie. No se han de poner condiciones: la sumisión debe ser norma de nuestra conducta.

3 Tenga por seguro que Dios no le bendecirá sino en cuanto se conduzca de ese modo.

4 Por amor de Dios, no formule jamás proposiciones parecidas a las que hizo en su última, pues no se avienen con la obediencia.

5 Cierto es que debemos esperarlo todo de la gracia de Dios; pero, en las comunidades, no se obtiene la gracia sino en la medida que cada uno se sujeta a la obediencia.

6 Pida, pues, que Dios le dé obediencia ciega; nada necesita tanto.

7 Guíese por las inspiraciones y no por sus repugnancias y dificultades. No se dan pruebas de sumisión cuando uno no siente repugnancia, pues en tales ocasiones todos obedecen con facilidad, sino precisamente cuando se la supera.

8 Me alegro mucho de que sienta Vd. tanta inclinación a la virtud. La que principalmente debe practicar es la sumisión.

Soy todo suyo, carísimo Hermano...

De La Salle

 

60 Al Hermano [Roberto]

[1709]

 

1 Mucho me alegro, carísimo Hermano, de que haya salido del miserable estado en que permaneció durante tanto tiempo, y de que reconozca la mudanza que Dios ha obrado en Vd.

2 Le aseguro que nunca experimento mayor alegría que cuando me entero de que adelantan animosos por los senderos de la justicia los que están confiados a mi dirección.

3 Pido a Dios, carísimo Hermano, que continúe lo que ha comenzado en Vd., y le doy gracias por haberle infundido amor a la santa virtud de la mortificación.

4 Y puesto que ya reconoce al presente sus faltas, por ejemplo su escasa obediencia y poca observancia regular, etc., piense, le ruego, ante Dios en los medios de enmendarse.

5 Y ya que comprueba que todo ha nacido de su inmortificación y falta de docilidad, procure esmerarse en ser más mortificado y sumiso.

6 Mucho me contenta el total rendimiento que hace de sí mismo para que se pueda disponer de Vd. para todo.

7 Y pues está dispuesto a obedecer en cuanto se ofreciera, no diga jamás "yo quiero": tal expresión es impropia del obediente.

8 Creo sin dificultad que sentirá Vd. repugnancia en obedecer; bastante hará con superarla.

9 No olvide que quien santifica las acciones de los que viven en comunidad es la obediencia.

 

61 Al Hermano Roberto

[1709]

 

1 Las penas que Vd. cree haberme ocasionado no me duelen en absoluto por lo que a mí se refieren, carísimo Hermano. Lo único que me apena es que no acabe Vd. de entender lo que le conviene.

2 Tenga por seguro que lo más conveniente para Vd. será aquello que la obediencia le depare.

3 Por eso, al presente, debe ordenar su conducta no sólo en lo que a Vd. respecta, sino también en relación con los demás; ya que no puede agradar a Dios sino aviniéndose con los otros, ni puede adquirir la paz y tranquilidad del corazón sino mostrándose condescendiente con los demás, a los cuales debe servir de modelo.

4 Insisto pida a Dios que le toque el corazón y le haga dócil a sus inspiraciones.

5 Esmérese en tenerle contento con sus acciones, por mi parte, también rogaré por Vd.

6 Espero que las penas que le afligen no le impidan seguir los ejercicios del retiro, y aprender en ellos a obedecer como conviene. Practíquelos, porque yo se lo suplico.

Soy todo suyo, carísimo Hermano...

De La Salle.

 

62 Al Hermano Roberto

A 3 de noviembre [1710]

 

1 Sea prudente, por favor, carísimo Hermano, y no haga nada fuera de propósito.

2 Remediaremos la situación de esa casa lo mejor que nos fuere posible.

3 Vaya, le ruego, a Roán y diga al Hermano Director que le dé por compañero de vida al Hermano Luis.

4 Es un Hermano prudente del que, a mi ver, quedará Vd. contento.

Soy todo suyo, carísimo Hermano, en Nuestro Señor,

De La Salle.

5 En breve le escribiré con más detenimiento; ahora me urge la posta.

 

63 Al Hermano Severino

París, a 13 de julio de 1706

 

1 No hay motivo para torturarse el espíritu, carísimo Hermano, por, haber calumniado, según Vd. dice, a una mujer ya difunta.

2 Y, para reparar la calumnia, no es necesario ni conveniente, que se traslade Vd. al lugar donde cometió la falta.

3 Limítese a seguir el consejo del confesor, esto es, escribir al Sr. Cura de aquella parroquia para suplicarle diga al marido de dicha mujer que es falso cuanto le dijeron de su difunta señora, y que quien hizo tal delación se desdice como de cosa falsa.

4 Con eso, le descargo de todo ante Dios. Así pues, no se inquiete más por ello.

Soy todo suyo, carísimo Hermano, en Nuestro Señor,

De La Salle

 

64 Al Hermano [Tomás]

 

He ahí el medio para conquistar el afecto y la estima de los habitantes de esa villa, en la que aún no se les ama; tendrán que sufrir un poco, pero no ha de durar la situación. Por lo demás, estén seguros de que Dios les dará siempre lo necesario para vivir, mientras Vds. le sirvan con fidelidad.

 

65 Al Hermano Director de Calais

Roán, a 28 de enero de 1719

 

1 No creo, carísimo Hermano, haber dado motivo al Sr. Deán de Calais para decir que soy del número de los apelantes.

2 Nunca pensé apelar, como tampoco se me ocurrió abrazar la doctrina de los apelantes al futuro concilio.

3 Harto respeto me merece nuestro santísimo Padre el Papa, y sobrada sumisión las decisiones de la Santa Sede para dejar de acatarlas.

4 Quiero conformarme en esto con San Jerónimo, quien, en una dificultad suscitada en el seno de la Iglesia por los arrianos, que exigían de él admitiese en Dios tres hipóstasis, (l) creyó deber consultar a la Cátedra de San Pedro, sobre la cual sabía, dice él, que estaba edificada la Iglesia, y dirigiéndose al Papa Dámaso, le manifestó (2) que si Su Santidad le ordenaba reconocer en Dios tres hipóstasis, a pesar de los inconvenientes que en ello encontraba, él no temería confesar las tres hipóstasis. Por lo cual concluyó su carta este santo (3) suplicando instantemente a Su Santidad, por Jesucristo crucificado, que es el Salvador del mundo, y por la Santísima Trinidad de las Personas divinas en una misma naturaleza, se sirviese autorizarle, por escrito, para confesar o negar en Dios tres hipóstasis.

5 Ni el Sr. Deán ni ningún otro deben, pues, sorprenderse de que, conformándome con este ilustre santo, tan docto en cuestiones de religión, me baste que quien hoy está sentado en la Cátedra de San Pedro se haya declarado, mediante una Bula aceptada por casi todos los obispos del mundo, y haya condenado las ciento una proposiciones extractadas del libro del Padre Quesuel, para que yo, después de decisión tan auténtica de la Iglesia, diga, con San Agustín, que la causa está terminada.

6 Estos son mi parecer y mi disposición, los cuales nunca han sido diferentes y de los que jamás me apartaré.

Su muy humilde y afectísimo, carísimo Hermano, en Nuestro Señor,

De La Salle, presbítero.

(1) mihi cathedram Petri censui consulendam... super illam petram aedificatam Ecciesiam scio.
(2) discernite, si placet, obsecro, non timebo dicere tres hypostases, si jubetis.
(3) obtestor beatitudinem tuam per crucifixum mundi salutem, per homousion trinitatem, ut mihi epistolis tuis sive tacendarum sive dicendarum hypostaseôn detur auctoritas.

 

66 Anónimo [director]

 

1 Veo con gusto, carísimo Hermano, la buena disposición en que está de trabajar resueltamente por corregir sus defectos y vencerse.

2 Cuando se ofrezca alguna ocasión de impaciencia, acuda instantemente a Dios. Y, para cooperar de su parte a vencerla, guarde silencio y no se mueva hasta que haya pasado la ocasión.

3 Humíllese, considerando su flaqueza, cuando vea que ha caído en alguna falta.

4 Sea fiel en declararlas, y esté seguro de que la dificultad que experimente al hacerlo, unida a la penitencia que se le imponga, le ayudará a corregirse de ellas.

5 Tiene razón cuando afirma que las consideraciones que se hace a veces, relativas a las penalidades que encuentra en su estado, son ardides del demonio, el cual sólo busca desanimarle e impedirle sobrellevar con amor las dificultades que le son anejas.

6 Esté persuadido de que la felicidad del cristiano consiste en hacerse violencia para soportar todas las penas que Dios envía.

7 Yo le ruego que le otorgue a Vd. esa gracia.

Soy todo suyo, carísimo Hermano...

De La Salle.

 

67 Anónimo [Director]: misma persona

 

1 Mucho me alegra la buena disposición en que está, carísimo Hermano.

2 Me felicito por la estima que tiene de su estado.

3 Trate de conservar esa gracia y haga esfuerzos para que entre ustedes haya mucha caridad, que les mueva promover la salvación del prójimo; que todo se haga entre ustedes con urbanidad y decoro, como conviene entre hermanos que deben amarse mutuamente y soportarse unos a otros las faltas.

4 Así atraerán las gracias y bendiciones de Dios sobre ustedes. Para conseguirlo, tienen que conllevarse mutuamente.

5 Pídale mucho a Dios esa paz y esa unión.

6 Es cierto, como Vd. dice, que necesitan mucha caridad para se mantenga la paz entre ustedes; mas tengan por seguro que no necesitan menos la excelsa virtud de la obedecida, noble fruto de la santa caridad; y mientras en su comunidad reine el espíritu de sumisión, Dios no dejará nunca de bendecirla.

7 Yo deseo también, tanto como Vd. que se mantenga la paz. Procuren conservarla, y el Dios de la paz permanecerá con ustedes.

8 Ya me doy cuenta de que, como Vd. afirma, no sobra ahí el orden. Trate de poner remedio.

9 Pláceme que tenga Vd. aversión a los cargos. Conserve siempre tales sentimientos, y Dios le bendecirá por ello.

Soy todo suyo, carísimo Hermano.

De la Salle.

 

68 Anónimo [Director]: misma persona

 

1 No adivino por qué ha tardado tanto descubrirme la tentación que ha tenido, carísimo Hermano. ¿No sabe que el mal está medio curado cuando se da conocer al médico?

2 Ya ve cuán débil es, aun después de haber renovado la protestación de ser todo de Dios.

3 No es verdad que en su estado se sufra sin mérito; todos los estados tienen sus penas. No le ha da maravillar en que tenga que padecer; así lo ha ordenado Dios, que pretende por ahí acrecentar nuestros méritos.

4 ¡Ah, carísimo Hermano! ¡Si hubiera Vd. soportado con paciencia las molestias que le ocasiono el Hermano... cuántas gracias de Dios no habría merecido! Cuide, pues, en adelante de sufrir con paciencia.

5 Si quiere ser grato a Dios, ofrézcale sus penas en unión con las de Jesucristo Nuestro Señor.

6 La turbación que le producen sus faltas no puede acarrearle ningún provecho. Lo que únicamente importa es pensar, en loa presencia de Dios, qué medios ha de tomar para enmendarlas.

7 Un poco de paciencia, y Dios lo calmara todo.

8 Cavila Vd. demasiado.

9 Ponga mucho cuidado en no dejar traslucir a los demás que está afligido...

De La Salle

 

69 Anónimo [ Director ]

 

1 Tiene que tomar a pechos, carísimo Hermano, el corregir su ligereza e irreflexión. Es vicio que debe Vd. vigilar mucho en sí, pues le causa mucho perjuicio.

2 Esté sobre sí para no obrar por costumbre. En sus acciones guíese, más de lo que parece hacerlo, por miras de fe.

3 Ahogue los resentimientos que le inquietan, cuando tiene que padecer humillaciones, pues estas le acarrear mucho provecho, si las recibe con buenas disposiciones.

4 Procure aniquilar los razonamientos que le acuden a la mente en relación con lo que se le ordena, y jamás se atreva a enjuiciarlo.

5 Sea fiel en dejarlos todo a la primera campanada, es punto de importancia; no menos que aplicarse a la lectura espiritual, que la será muy útil para la oración.

6 También el examen le es muy necesario.

7 Las distracciones que le aquejan durante la oración, provienen de la disipación de su espíritu; combátala. por favor.

8 No se inquiete por sus confesiones. En ese punto procederá con mucha sencillez. Las congojas que le asaltan a ese respecto, lo mismo que acerca de las comunicaciones, considerarlas como tentación del demonio.

9 Esmérese por conseguir que los niños recen con devoción.

10 No se aparte de su sitio; y, en este particular, no de oídos a ningún pretexto.

11 Sea moderado cuando tenga que corregir, y no lo haga cuando se sienta turbado por la impaciencia.

12 Pida el parecer al Hermano José sobre lo que propone mandar leer durante el desayuno.

13 Bueno es que entre en si para recapacitar sobre sus debilidades, y humillarse por ellas.

14 Cuanta mayor repugnancia le inspire una cosa, tanto mayor gusto ha de poner en hacerla.

15 Hace bien ejecutando cuanto se el ordena, pese a la repugnancia que en ello siente.

16 Evite el hacer señas en casa; es falta notable.

17 Siga el método durante la santa misa.

18 Cuando mas silencio se observe en la escuela, mas abundara en ella el orden; cuide, pues, que se guarde.

19 Consiento gustoso en quien emita Vd. votos por tres años en lo fiesta de la Santísima Trinidad.

Todo suyo en Nuestro Señor, carísimo Hermano.

De la Salle.

 

70 Anónimo [Director]

[Enero 1706]

 

1 Debiera, carísimo Hermano, tomar todo género de precauciones para no hablar de modo tan altanero como me dice Vd. que lo hace algunas veces; no cuadra con el espíritu de  Dios ese modo de expresarse.

2 Por tanto, brillen en todas sus conversaciones la humildad y la mansedumbre. "La lengua apacible, dice el sabio, quebranta las cosas más duras." Nada le hará tan grato a Dios y a los hombres como esas dos virtudes.

3 Pero, si debe hablar con humildad y mansedumbre a sus Hermanos, no ha de proceder con menos miramientos en el trato con los de fuera. Así lo exige San Pablo de todos los cristianos.

4 No desdeñe, por tanto, nunca a nadie; es muy poco edificante. Hable, al contrario, con decoro, lo cual es muy conforme al espíritu de Dios.

5 Guárdese mucho también de hablar a sus discípulos con excesiva desenvoltura; eso enajena todo respeto.

6 En la escuela ha de evitar con cuidado las ligerezas, pues originan muchos daños.

7 Es contrario a nuestras reglas explicar el catecismo en la Iglesia.

8 Y no debe admitirse a dicha explicación ninguna persona del otro sexo.

9 Ni debe darse de beber a los escolares.

10 Ni pedir la misa de San Nicolás, sino mandarla decir.

Soy todo suyo en Nuestro Señor, carísimo Hermano.

De La Salle.

 

71 Anónimo [Director]

[14 de septiembre de 1709]

 

1 Ya sabe, carísimo Hermano, que debemos amarnos mucho unos a otros y, en prueba de ello, soportarnos mutuamente las faltas a que la flaqueza humana nos arrastra con frecuencia.

2 Así se cumple particularmente el precepto de la caridad, la cual debe abundar en Vd.

3 Es necesario amar a los Hermanos para poder corregirlos con dulzura y caridad; pues, generalmente, sólo así la reprensión produce fruto.

4 Los Hermanos tienen que vencerse para enmendarse de sus defectos; luego Vd. debe, a su vez violentarse para corregirse de los suyos y darles buen ejemplo.

5 Ordinariamente les corregirá mejor por este medio que con todas las duras reprensiones que pueda dirigirlos.

6 No se alarme cuando alguno caiga en falta; antes al contrario, avíselos en forma cordial y alentadora y, sobre todo, en pocas palabras, que eso es de mucha importancia.

7 Procure, le ruego, emplear con ellos medios persuasivos y proceder de tal modo que una de sus principales preocupaciones sea fomentar la unión entre sus Hermanos.

8 Pido a Dios que le conceda a Vd. mismo esa unión.

De La Salle

 

72 Anónimo [Director]

[15 de septiembre de 1709]

 

1 Procure, carísimo Hermano, no leer por curiosidad, que el hacerlo constituye falta muy notable.

2 Pláceme mucho, en cambio, que saque de la lectura mucho aliento. Hágala con el mayor esmero que le sea posible.

3 Le será de mucha ayuda para la oración mental, en la cual debe Vd. esmerarse en estar [seriamente] ocupado.

4 La lectura espiritual contribuirá también mucho a que se haga Vd. hombre interior y vaya progresando en virtud.

5 Es para mí motivo de suma alegría que se complazca Vd. en guardar las Reglas. El mucho amor que manifiesta por ellas es indicio de que vive en su vocación.

6 Tiene razón para dolerse de que las reglas no se observen con exactitud. Con todo, lo que ha de poner remedio a esas faltas no será el pesar que experimente por que se quebrantan sino el buen ejemplo que dé con su observancia; Vd. ha de ser como el primer motor y quien contribuya con su digno proceder a que se guarden.

7 ¡Pues qué! ¿Tan difíciles parecen algunas de ellas? Tendría gusto en que me la señalaran.

8 Usted anímese a ser piadoso, modesto y fiel observador de las reglas. Con ello dará buen ejemplo a sus Hermanos.

9 Pido a Dios le conceda esa gracia.

Soy todo suyo, carísimo Hermano...

De La Salle.

 

73 Anónimo [Director]

[1710-1711]

 

1 No adivino por qué, carísimo Hermano, reina tan poco orden en su casa.

2 ¿No será porque Vd. quebranta el silencio? Examínelo. Se quejan de que habla Vd. demasiado alto.

3 Esmérese, pues, en guardar exactamente el silencio. Harto que sabe el silencio y recogimiento son dos medios para hacerse hombre espiritual.

4 Guárdese bien de hablar por las calles.

5 Procure andar siempre pausadamente; y vaya rezando el rosario con mucha devoción; merced a ello, guardará Vd. los ojos, ocupará la mente

 

74 Anónimo [Director]

 

1 Tome precauciones para estar siempre muy atento durante la santa misa, carísimo Hermano

2 Las distracciones que no se rechazan, impiden oírla.

3 Sígala según el método prescrito en la Sociedad, esto es, actuándose interiormente: para Vd. Es el mejor; comiéncela con sentimientos de confusión [o penétrese de sentimiento de humildad].

4 No se olvide de agradecer a Dios todas las mercedes que le ha concedido, pues la ingratitud por sus beneficios le es sumamente desagradable.

5 Es verdad que en la diócesis de Reims se celebra la fiesta de la Visitación el día 8. Sigan la costumbre de la diócesis en cuanto al día. En cuanto al oficio, nosotros nos atenemos al rito romano; pero si ustedes carecen de libros y, en cambio, tienen los de la diócesis, hagan como puedan.

6 Razón tiene Vd. para decir que está loco por las capillas.

7 Debiera vivir sobre aviso para no andar tan preocupado por lo externo.

8 Ya sabe que yo no tolero todas esas capillas en la escuela. Por tanto, le ruego que entregue a los escolares los objetos que el Hermano N... ha dejado en la escuela.

9 Puede guardar, con todo, el cáliz pequeño para enseñar [a los niños] a ayudar a misa.

De La Salle

 

75 Anónimo [Director]

[Diciembre de 1706]

 

1 Bien ve, carísimo Hermano, que no tiene motivo para atormentarse tanto con ocasión de los cambios.

2 Ya ve que el empleo que ahí tiene le conviene mucho más que el que tenía anteriormente.

3 Yo paso muchos apuros, si tengo que trasladar el personal.

4 Estoy seguro de que Vd. podría evitar muy bien el desorden de los niños del Hermano N..., en la iglesia e imponer la disciplina que falta en la escuela; por eso le ruego que se hagan las cosas como antes.

5 Fácilmente se hará cargo de que sería indiscreto y molesto para los extraños, que se repitieran los traslados con frecuencia.

6 Me disgustó mucho, carísimo Hermano, haber salido de ahí sin despedirme de Vd. Le llamé varias veces y, como no acudiera, creí que no estaba en casa.

7 Que todos, le ruego, se conduzcan ahí debidamente. Si algo no va bien, me gustaría que me avisara.

8 Dése trazas para que esas escuelas funcionen lo mejor posible. Yo pondré de mi parte cuanto pueda para contribuir a ello.

9 Saludos al Hermano M... y me digo, carísimo Hermano, todo suyo en Nuestro Señor,

De La Salle

 

76 Anónimo [Director]

 

1 Fue efectivamente falta muy notable, carísimo Hermano, haber comido y bebido fuera de casa.

2 Loado sea Dios que se lo ha dado a entender y le ha puesto en la disposición de no reincidir.

3 Ya sabe que tales cosas escandalizan, y que son efecto de la gula o de una cobarde condescendencia.

4 Anímese, por amor de Dios, a ser muy observante para reparar esa falta.

5 Me causa mucho consuelo ver que es Vd. más desprendido [?] y más prudente en Reims que en París.

6 También doy gracias a Dios porque ha experimentado Vd. mejoría en la dolencia de los ojos que le aquejaba. Yo me cuidaré de que se provea lo necesario para su curación.

7 N me dice Vd. con precisión quién es el que estuvo enfermo.

8 Vele sobre sí para reprimir esos prontos, y trate de llevar vida menos derramada.

9 Pido a Dios que le conceda esa gracia y un poco menos de actividad en el obrar. Es cosa que no conviene.

Soy todo suyo, carísimo Hermano...

De La Salle