Epistolario espiritual

San Juan de Ávila


XV

 

Carta del auctor á un señor destos reinos, animándolo á que se dé á buscar sobre toda cosa la gracia del Señor, porque en Él están todas las cosas

 

Pues que la vida cristiana haze poco caso del cuerpo, y su principal trato es en el espíritu, no es mucho que sin aver visto á V. S. sea muy dado á su servicio con dessearle mucha gracia delante los ojos de Dios, y con supplicarlo al mismo Señor en mis oraciones y sacrificios, y con muy verdadero coraçón para en todo lo que más pudiesse ayudar á V. S., para que gane esta corona en el cielo prometida; porque, á mi ver, el cristiano, ó no tiene más de un negocio, ó éste es el principal, conviene á saber, hallar gracia delante de Dios; pues tenerlo contento es la mayor de las buenas dichas que nos pueden venir. Porque sin esto ¿qué es todo sino pesadumbre y pobreza?: y teniendo este negocio bien hecho, no ay cosa que dañe, pues teniendo á Dios, no se deve nadie tener en menos, aunque todos los trabajos vengan sobre él; y creo que una de las causas por que muchos se quedan sin tener á este Señor, y se contentan con las poquedades del mundo, es por no conocer el valor dél, ó por no conocer la gana que tiene de darse; porque quien en un bien solo halla juntos todos los bienes, y que le están rogando con él, más querría tener aquel que andarse cansando, y mendigando de las criaturas de cada una alguna parte, y después de muchos trabajos quedarse tan vazío como si ninguna cosa uviera alcançado.

Denos Cristo su luz para que alcemos á Él nuestros ojos, y nos parezca tan digno de ser querido que sin miedo ninguno demos por le aver quanto por Él nos pidiere; porque quien por Dios quiere dar algo, y algo no, baxamente siente dél, y por esto merece quedarse sin Él, pues tan mal responde al precio con que Dios nos apreció quando todo se dió en la cruz por nuestro amor. Mucho se ha de dar por el que es mucho; mucho se ha de estimar la gloria de todo lo criado, y quanto más nos doliere lo que nos pide por sí, tanto más alegrarnos por tener en qué honrarlo y enseñarle el amor.

Y si esto está bien á todos ¿quánto mejor á las personas de estado, á las quales el Señor dió más aparejo para le servir y les dotó de mayores mercedes?

Yo he dado gracias á Nuestro Señor por la buena parte que del servicio de Dios á V. S. cabe. A su misericordia plega darle cada día mayor y mayor gracia, para que vaya ganando más gloria delante de Dios, y dándole perseverança en su amor, pues al que persevera está prometida aquella celestial corona.