HIPOCRESÍA

632. La hipocresía hace llevar siempre, a los que la cultivan, una vida de mortificación amarga y rencorosa.

633. Ante propuestas como la de Herodes: "id, e informaos puntualmente de lo que hay de ese Niño y, habiéndole hallado, dadme aviso, para ir yo también a adorarle", pidamos al Espíritu Santo su ayuda, para que nos guarde de las "protecciones o de las buenas promesas" de aparentes bienintencionados.
- No nos faltará la luz del Paráclito si, como los Magos, buscamos la verdad y hablamos con sinceridad.

634. ¿Que hay quien se molesta, porque dices las cosas claras? - Quizá se mueven con la conciencia turbia, y necesitan encubrirla así.
- Persevera en tu conducta, para ayudarles a reaccionar.

635. Mientras interpretes con mala fe las intenciones ajenas, no tienes derecho a exigir comprensión para ti mismo.

636. Hablas continuamente de que hay que corregir, de que es preciso reformar. Bien...: refórmate tú ! - que buena falta te hace- , y ya habrás comenzado la reforma.
Mientras tanto, no daré crédito a tus proclamas de renovación.

637. Los hay tan farisaicos que... se escandalizan, al oír que otras personas repiten precisamente lo mismo que antes escucharon de sus labios.

638. Eres tan entrometido, que parece que no te ocupa más misión que la de bucear en la vida del prójimo. Y cuando, al fin, has tropezado con un hombre digno, de voluntad enérgica, que te ha parado los pies, te lamentas públicamente como si te hubiera ofendido.
- Hasta ahí llega tu impudor y tu conciencia deformada..., y la de muchos.

639. En una sola jugada, pretendes apropiarte de la "honradez" de la opinión verdadera y de las "ventajas" innobles de la opinión opuesta...
- Eso, en cualquier idioma, se llama doblez.

640. Qué bondad la de aquéllos!!... - Están dispuestos a "disculpar" lo que sólo merece alabanza.

641. Vieja añagaza es que el perseguidor se diga perseguido... - El pueblo lo ha denunciado, hace tiempo, en claro castellano: tirar la piedra y ponerse la venda.

642. ¿Será cierto que - desgraciadamente- abundan los que faltan a la justicia con sus calumnias y, después, invocan la caridad y la honradez, para que su víctima no pueda defenderse?

643. Triste ecumenismo el que está en boca de católicos que maltratan a otros católicos!

644. Qué equivocada visión de la objetividad! Enfocan las personas o las tareas con las deformadas lentes de sus propios defectos y, con ácida desverguenza, critican o se permiten vender consejos.
- Propósito concreto: al corregir o al aconsejar, hablar en la presencia de Dios, aplicando esas palabras a nuestra conducta.

645. No recurras jamás al método - siempre deplorable- de organizar agresiones calumniosas contra nadie... Mucho menos en nombre de motivos moralizadores, que nunca justifican una acción inmoral.

646. No hay desapasionamiento ni rectitud de intención en tus consejos, si te molesta o consideras una muestra de desconfianza que oigan, también, a otras personas de probada formación y recta doctrina.
- Si de veras, como aseguras, te interesa el bien de las almas, o la afirmación de la verdad, ¿por qué te ofendes?

647. Ni a José comunica María el misterio que Dios ha obrado en Ella. - Para que nos acostumbremos a no ser ligeros, a dar cauce debido a nuestras alegrías y a nuestras tristezas: sin buscar que nos ensalcen o que nos compadezcan. "Deo omnis gloria!" - todo para Dios!

VIDA INTERIOR

648. Más consigue aquél que importuna más de cerca... Por eso, acércate a Dios: empéñate en ser santo.

649. Me gusta comparar la vida interior a un vestido, al traje de bodas de que habla el Evangelio. El tejido se compone de cada uno de los hábitos o prácticas de piedad que, como fibras, dan vigor a la tela. Y así como un traje con un desgarrón se desprecia, aunque el resto esté en buenas condiciones, si haces oración, si trabajas..., pero no eres penitente - o al revés- , tu vida interior no es - por decirlo así- cabal.

650. A ver cuándo te enteras de que tu único camino posible es buscar seriamente la santidad!
Decídete - no te ofendas- a tomar en serio a Dios. Esa ligereza tuya, si no la combates, puede acabar en una triste burla blasfema.

651. Unas veces dejas que salte tu mal carácter, que aflora, en más de una ocasión, con una dureza disparatada. Otras, no te ocupas en aderezar tu corazón y tu cabeza, con el fin de que sean aposento regalado para la Santísima Trinidad... Y siempre, acabas por quedarte un tanto lejos de Jesús, a quien conoces poco...
- Así, jamás tendrás vida interior.

652. "Iesus Christus, perfectus Deus, perfectus Homo" - Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre.
Muchos son los cristianos que siguen a Cristo, pasmados ante su divinidad, pero le olvidan como Hombre..., y fracasan en el ejercicio de las virtudes sobrenaturales - a pesar de todo el armatoste externo de piedad- , porque no hacen nada por adquirir las virtudes humanas.

653. Remedio para todo: santidad personal! - Por eso, los santos han estado llenos de paz, de fortaleza, de alegría, de seguridad...

654. Hasta ahora no habías comprendido el mensaje que los cristianos traemos a los demás hombres: la escondida maravilla de la vida interior.
Qué mundo nuevo les estás poniendo delante!

655. Cuántas cosas nuevas has descubierto! - Sin embargo, a veces eres un ingenuo, y piensas que has visto todo, que está ya enterado de todo... Luego, tocas con tus manos la riqueza única e insondable de los tesoros del Señor, que siempre te mostrará "cosas nuevas", si tú respondes con amor y delicadeza: y entonces comprendes que estás al principio del camino, porque la santidad consiste en la identificación con Dios, con ese Dios nuestro, que es infinito, inagotable.

656. Con el Amor, más que con el estudio, se llega a comprender las "cosas de Dios".
Por eso, has de trabajar, has de estudiar, has de aceptar la enfermedad, has de ser sobrio... amando!

657. Para tu examen diario: ¿he dejado pasar alguna hora, sin hablar con mi Padre Dios?... ¿He conversado con El, con amor de hijo? - Puedes!

658. Vamos a no engañarnos... - Dios no es una sombra, un ser lejano, que nos crea y luego nos abandona; no es un amo que se va y ya no vuelve. Aunque no lo percibamos con nuestros sentidos, su existencia es mucho más verdadera que la de todas las realidades que tocamos y vemos. Dios está aquí, con nosotros, presente, vivo: nos ve, nos oye, nos dirige, y contempla nuestras menores acciones, nuestras intenciones más escondidas.
Creemos esto..., pero vivimos como si Dios no existiera! Porque no tenemos para El ni un pensamiento, ni una palabra; porque no le obedecemos, ni tratamos de dominar nuestras pasiones; porque no le expresamos amor, ni le desagraviamos...
- ¿Vamos a seguir viviendo con una fe muerta?

659. Si tuvieras presencia de Dios, cuántas actuaciones "irremediables" remediarías.

660. ¿Cómo vas a vivir la presencia de Dios, si no haces más que mirar a todas partes?... - Estás como borracho de futilidades.

661. Es posible que te asuste esta palabra: meditación. - Te recuerda libros de tapas negras y viejas, ruido de suspiros o de rezos como cantinelas rutinarias... Pero eso no es meditación.
Meditar es considerar, contemplar que Dios es tu Padre, y tú , su hijo, necesitado de ayuda; y después darle gracias por lo que ya te ha concedido y por todo lo que te dará .

662. El único medio para conocer a Jesús: tratarlo! En El, encontrarás siempre un Padre, un Amigo, un Consejero y un Colaborador para todas las actividades nobles de tu vida cotidiana...
- Y, con el trato, se engendrará el Amor.

663. Si eres tenaz para asistir a diario a unas clases, sólo porque allí adquieres unos conocimientos... muy limitados, ¿cómo no tienes constancia para frecuentar al Maestro, siempre deseoso de enseñarte la ciencia de la vida interior, de sabor y contenido eternos?

664. ¿Qué vale el hombre o el galardón más grande de la tierra, comparado con Jesucristo, que está siempre esperándote?

665. Un rato de meditación diaria - unión de amistad con Dios- es cosa propia de personas que saben aprovechar rectamente su vida; de cristianos conscientes, que obran en consecuencia.

666. Los enamorados no saben decirse adiós: se acompañan siempre.
- Tú y yo, ¿amamos así al Señor?

667. ¿No has visto cómo, para agradar y bien parecer, se arreglan los que se aman?... - Pues así has de arreglar y componer tu alma.

668. La gracia actúa, de ordinario, como la naturaleza: por grados. - No podemos propiamente adelantarnos a la acción de la gracia: pero, en lo que de nosotros depende, hemos de preparar el terreno y cooperar, cuando Dios nos la concede.
Es menester lograr que las almas apunten muy alto: empujarlas hacia el ideal de Cristo; llevarlas hasta las últimas consecuencias, sin atenuantes ni paliativos de ningún género, sin olvidar que la santidad no es primordialmente obra de brazos. La gracia, normalmente, sigue sus horas, y no gusta de violencias.
Fomenta tus santas impaciencias..., pero no me pierdas la paciencia.

669. Corresponder a la gracia divina - preguntas- , ¿es de justicia...?, ¿de generosidad...?
- De Amor!

670. "Me bullen en la cabeza los asuntos en los momentos más inoportunos...", dices.
Por eso te he recomendado que trates de lograr unos tiempos de silencio interior,... y la guarda de los sentidos externos e internos.

671. "Qué date con nosotros, porque ha oscurecido..." Fue eficaz la oración de Cleofás y su compañero.
- Qué pena, si tú y yo no supiéramos "detener" a Jesús que pasa!, qué dolor, si no le pedimos que se quede!

672. Esos minutos diarios de lectura del Nuevo Testamento, que te aconsejé - metiéndote y participando en el contenido de cada escena, como un protagonista más- , son para que encarnes, para que "cumplas" el Evangelio en tu vida..., y para "hacerlo cumplir".

673. Antes te "divertías" mucho... - Pero ahora que llevas a Cristo en ti, se ha llenado tu vida entera de sincera y comunicativa alegría. Por eso atraes a otros.
- Trátale más, para llegar a todos.

674. Cuidado: hila muy fino! - Procura que, al alzar tú la temperatura del ambiente que te rodea, no baje la tuya.

675. Acostúmbrate a referir todo a Dios.

676. ¿No observas cómo muchos de tus compañeros saben demostrar gran delicadeza y sensibilidad, en su trato con las personas que aman: su novia, su mujer, sus hijos, su familia...?
- Diles - y exígete tú mismo!- que el Señor no merece menos: que le traten así! Y aconséjales, además, que sigan con esa delicadeza y esa sensibilidad, pero vividas con El y por El, y alcanzarán una felicidad nunca soñada, también aquí en la tierra.

677. El Señor sembró en tu alma buena simiente. Y se valió - para esa siembra de vida eterna- del medio poderoso de la oración: porque tú no puedes negar que, muchas veces, estando frente al Sagrario, cara a cara, El te ha hecho oír - en el fondo de tu alma- que te quería para Sí, que habías de dejarlo todo... Si ahora lo niegas, eres un traidor miserable; y, si lo has olvidado, eres un ingrato.
Se ha valido también - no lo dudes, como no lo has dudado hasta ahora- de los consejos o insinuaciones sobrenaturales de tu Director, que te ha repetido insistentemente palabras que no debes pasar por alto; y se valió al comienzo, además - siempre para depositar la buena semilla en tu alma- , de aquel amigo noble, sincero, que te dijo verdades fuertes, llenas de amor de Dios.
- Pero, con ingenua sorpresa, has descubierto que el enemigo ha sembrado cizaña en tu alma. Y que la continúa sembrando, mientras tú duermes cómodamente y aflojas en tu vida interior. - Esta, y no otra, es la razón de que encuentres en tu alma plantas pegajosas, mundanas, que en ocasiones parece que van a ahogar el grano de trigo bueno que recibiste...
- Arráncalas de una vez! Te basta la gracia de Dios. No temas que dejen un hueco, una herida... El Señor pondrá ahí nueva semilla suya: amor de Dios, caridad fraterna, ansias de apostolado... Y, pasado el tiempo, no permanecerá ni el mínimo rastro de la cizaña: si ahora, que está s a tiempo, la extirpas de raíz; y mejor, si no duermes y vigilas de noche tu campo.

678. Dichosas aquellas almas bienaventuradas que, cuando oyen hablar de Jesús - y El nos habla constantemente- , le reconocen al punto como el Camino, la Verdad y la Vida!
- Bien te consta que, cuando no participamos de esa dicha, es porque nos ha faltado la determinación de seguirle.

679. Una vez más has sentido a Cristo muy cerca. - Y una vez más has comprendido que todo lo tienes que hacer por El.

680. Acércate más al Señor..., más! - Hasta que se convierta en tu Amigo, en tu Confidente, en tu Guía.

681. Cada día te notas más metido en Dios..., me dices. - Entonces, cada día estarás más cerca de tus hermanos.

682. Si hasta ahora, antes de encontrarle, querías correr en tu vida con los ojos abiertos, para enterarte de todo; desde este momento..., a correr con la mirada limpia!, para ver con El lo que verdaderamente te interesa.

683. Cuando hay vida interior, con la espontaneidad con que la sangre acude a la herida, así se recurre a Dios ante cualquier contrariedad.

684. "Este es mi Cuerpo...", y Jesús se inmoló, ocultándose bajo las especies de pan. Ahora está allí, con su Carne y con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad: lo mismo que el día en el que Tomás metió los dedos en sus Llagas gloriosas.
Sin embargo, en tantas ocasiones, tú cruzas de largo, sin esbozar ni un breve saludo de simple cortesía, como haces con cualquier persona conocida que encuentras al paso.
- Tienes bastante menos fe que Tomás!

685. Si, para liberarte, hubieran encarcelado a un íntimo amigo tuyo, ¿no procurarías ir a visitarle, a charlar un rato con é l, a llevarle obsequios, calor de amistad, consuelo?... Y, ¿si esa charla con el encarcelado fuese para salvarte a ti de un mal y procurarte un bien..., la abandonarías? Y, ¿si, en vez de un amigo, se tratase de tu mismo padre o de tu hermano?
- Entonces!

686. Jesús se ha quedado en la Hostia Santa por nosotros!: para permanecer a nuestro lado, para sostenernos, para guiarnos. - Y amor únicamente con amor se paga.
- ¿Cómo no habremos de acudir al Sagrario, cada día, aunque sólo sea por unos minutos, para llevarle nuestro saludo y nuestro amor de hijos y de hermanos?

687. ¿Has visto la escena? - Un sargento cualquiera o un alferecillo con poco mando...; de frente, se acerca un recluta bien plantado, de incomparables mejores condiciones que los oficiales, y no falta el saludo ni la contestación.
Medita en el contraste. - Desde el Sagrario de esa iglesia, Cristo - perfecto Dios, perfecto Hombre- , que ha muerto por ti en la Cruz, y que te da todos los bienes que necesitas..., se te acerca. Y tú , pasas sin fijarte.

688. Comenzaste con tu visita diaria... - No me extraña que me digas: empiezo a querer con locura la luz del Sagrario.

689. Que no falte a diario un "Jesús, te amo" y una comunión espiritual - al menos- , como desagravio por todas las profanaciones y sacrilegios, que sufre El por estar con nosotros.

690. ¿No se saluda y se trata con cordialidad a todas las personas queridas? - Pues, tú y yo vamos a saludar - muchas veces al día- a Jesús, a María y a José , y a nuestro Angel Custodio.

691. Ten una devoción intensa a Nuestra Madre. Ella sabe corresponder finamente a los obsequios que le hagamos.
Además, si rezas todos los días, con espíritu de fe y de amor, el Santo Rosario, la Señora se encargará de llevarte muy lejos por el camino de su Hijo.

692. Sin el auxilio de Nuestra Madre, ¿cómo vamos a sostenernos en la lucha diaria? - ¿Lo buscas constantemente?

693. El Angel Custodio nos acompaña siempre como testigo de mayor excepción. El será quien, en tu juicio particular, recordará las delicadezas que hayas tenido con Nuestro Señor, a lo largo de tu vida. Más: cuando te sientas perdido por las terribles acusaciones del enemigo, tu Angel presentará aquellas corazonadas íntimas - quizá olvidadas por ti mismo- , aquellas muestras de amor que hayas dedicado a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo.
Por eso, no olvides nunca a tu Custodio, y ese Príncipe del Cielo no te abandonará ahora, ni en el momento decisivo.

694. Tus comuniones eran muy frías: prestabas poca atención al Señor: con cualquier bagatela te distraías... - Pero, desde que piensas - en ese íntimo coloquio tuyo con Dios- que están presentes los Angeles, tu actitud ha cambiado...: " Que no me vean así!", te dices...
- Y mira cómo, con la fuerza del "qué dirán" - esta vez, para bien- , has avanzado un poquito hacia el Amor.

695. Cuando te veas con el corazón seco, sin saber qué decir, acude con confianza a la Virgen. Dile: Madre mía Inmaculada, intercede por mí.
Si la invocas con fe, Ella te hará gustar - en medio de esa sequedad- de la cercanía de Dios.


SOBERBIA

696. Arrancar de cuajo el amor propio y meter el amor a Jesucristo: aquí radica el secreto de la eficacia y de la felicidad.

697. Aunque afirmas que le sigues, de una manera o de otra pretendes siempre obrar "tú ", según "tus" planes, y con "tus" solas fuerzas. - Pero el Señor ha dicho: "sine Me nihil!" - sin Mí, nada puedes hacer.

698. Han desconocido eso que tú llamas tu "derecho", que te he traducido yo como tu "derecho a la soberbia"... Pobre mamarracho! - Has sentido, porque no te podías defender - era poderoso el atacante- , el dolor de cien bofetones. - Y, a pesar de todo, no aprendes a humillarte.
Ahora es tu conciencia la que te arguye: te llama soberbio... y cobarde. - Da gracias a Dios, porque ya vas entreviendo tu "deber de la humildad".

699. Estás lleno de ti, de ti, de ti... - Y no será s eficaz hasta que no te llenes de El, de El, de El, actuando "in nomine Domini" - en nombre y con la fuerza de Dios.

700. ¿Cómo pretendes seguir a Cristo, si giras solamente alrededor de ti mismo?

701. Una impaciente y desordenada preocupación por subir profesionalmente, puede disfrazar el amor propio so capa "de servir a las almas". Con falsía - no quito una letra- , nos forjamos la justificación de que no debemos desaprovechar ciertas coyunturas, ciertas circunstancias favorables...
Años escondidos surgieron coyunturas y circunstancias "muy favorables", para anticipar su vida pública. A los doce años, por ejemplo, cuando los doctores de la ley se admiraron de sus preguntas y de sus respuestas... Pero Jesucristo cumple la Voluntad de su Padre, y espera: obedece!
- Sin perder esa santa ambición tuya de llevar el mundo entero a Dios, cuando se insinúa en esas iniciativas - ansias quizá de deserción- , recuerda que también a ti te toca obedecer y ocuparte de esa tarea oscura, poco brillante, mientras el Señor no te pida otra cosa: El tiene sus tiempos y sus sendas.

702. Fatuos y soberbios se demuestran todos aquéllos que abusan de su situación de privilegio - dada por el dinero, por el linaje, por el grado, por el cargo, por la inteligencia...- , para humillar a los menos afortunados.

703. La soberbia, antes o después, acaba por humillar, cara a los demás, al hombre "más hombre", que actúa como una marioneta vanidosa y sin cerebro, movida por los hilos que acciona satanás.

704. Por presunción o por simple vanidad, muchos sostienen un "mercado negro", para alzar artificialmente sus propios valores personales.

705. Cargos... ¿Arriba o abajo? - Qué más te da!... Tú - así lo aseguras- has venido a ser útil, a servir, con una disponibilidad total: pórtate en consecuencia.

706. Hablas, criticas... Parece que sin ti nada se hace bien. - No te enfades si te digo que te conduces como un déspota arrogante.

707. Si con lealtad, caritativamente, un buen amigo te advierte, a solas, de puntos que afean tu conducta, se alza dentro de ti la convicción de que se equivoca: no te comprende. Con ese falso convencimiento, hijo de tu orgullo, siempre serás incorregible.
- Me das lástima: te falta decisión para buscar la santidad.

708. Malicioso, suspicaz, complicado, desconfiado, receloso,... adjetivos todos que mereces, aunque te molesten.
- Rectifica!, ¿por qué los demás han de ser siempre malos... y tú bueno?

709. Te encuentras solo..., te quejas..., todo te molesta. - Porque tu egoísmo te aísla de tus hermanos, y porque no te acercas a Dios.

710. Siempre pretendiendo que te hagan caso ostensiblemente!... Pero, sobre todo, que te hagan más caso que a los demás!

711. ¿Por qué imaginas que todo lo que te dicen va con segunda intención?... Con tu susceptibilidad, estás limitando de continuo la acción de la gracia, que te llega por medio de la palabra, no lo dudes, de quienes luchan por ajustar sus obras al ideal de Cristo.

712. Mientras sigas persuadido de que los demás han de vivir siempre pendientes de ti, mientras no te decidas a servir - a ocultarte y desaparecer- , el trato con tus hermanos, con tus colegas, con tus amigos, será fuente continua de disgustos, de malhumor...: de soberbia.

713. Detesta la jactancia. - Repudia la vanidad. - Combate el orgullo, cada día, en todo instante.

714. Los pobrecitos soberbios sufren por mil pequeñas tonterías, que agiganta su amor propio, y que a los otros pasan inadvertidas.

715. ¿Crees que los demás no han tenido nunca veinte años? ¿Crees que no han estado nunca copados por la familia, como menores de edad? ¿Crees que se han ahorrado los problemas - mínimos o no tan mínimos- con los que tropiezas?... No. Ellos han pasado por las mismas circunstancias que tú atraviesas ahora, y se han hecho maduros - con la ayuda de la gracia- , pisoteando su yo con perseverancia generosa, cediendo en lo que se podía ceder, y manteniéndose leales, sin arrogancia y sin herir - con serena humildad- , cuando no se podía.

716. Ideológicamente eres muy católico. El ambiente de la Residencia te gusta... Lástima que la Misa no sea a las doce, y las clases por la tarde, para estudiar después de cenar, saboreando una o dos copas de coñac! - Ese "catolicismo" tuyo no responde a la verdad, se queda en simple aburguesamiento.
- ¿No comprendes que no cabe pensar así a tus años? Sal de tu poltronería, de tu egolatría..., y acomódate a las necesidades de los demás, a la realidad que te rodea, y vivirás en serio el catolicismo.

717. Este santo - decía aquél, que había regalado la imagen puesta al culto- ... me debe todo lo que es.
No pienses en una caricatura: también tú estimas - al menos eso parece por tu comportamiento- que cumples con Dios, por llevar unas medallas o por unas prácticas de piedad, más o menos rutinarias.

718. Que vean mis obras buenas!... - Pero, ¿no adviertes que parece que las llevas en un cesto de baratijas, para que contemplen tus cualidades?
Además, no olvides la segunda parte del mandato de Jesús: "y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos".

719. "A mí mismo, con la admiración que me debo". - Esto escribió en la primera página de un libro. Y lo mismo podrían estampar muchos otros pobrecitos, en la última hoja de su vida.
Qué pena, si tú y yo vivimos o terminamos así! - Vamos a hacer un examen serio.

720. No tomes nunca una actitud de suficiencia frente a las cosas de la Iglesia, ni frente a los hombres, tus hermanos... Pero, en cambio, esa actitud puede ser necesaria en la actuación social, cuando se trata de defender los intereses de Dios y de las almas, porque ya no se trata de suficiencia, sino de fe y fortaleza, que viviremos con serena y humilde seguridad.

721. Es indiscreto, pueril y ñoño decir amabilidades de los demás o elogiar sus cualidades, delante de los interesados.
- Así se fomenta la vanidad, y se corre el riesgo de que se "robe" gloria a Dios, a Quien todo se le debe.

722. Procura que tu buena intención vaya siempre acompañada de la humildad. Porque, con frecuencia, a las buenas intenciones se unen la dureza en el juicio, una casi incapacidad de ceder, y un cierto orgullo personal, nacional o de grupo.

723. No te descorazones ante tus errores: reacciona.
- La esterilidad no es tanto consecuencia de las faltas - sobre todo, si uno se arrepiente- , cuanto de la soberbia.

724. Si has caído, levántate con más esperanza... Sólo el amor propio no entiende que el error, cuando se rectifica, ayuda a conocerse y a humillarse.

725. "No servimos para nada". - Afirmación pesimista y falsa. - Si se quiere, con la gracia de Dios - requisito previo y fundamental- , se puede llegar a servir, como buen instrumento, en muchas empresas.

726. Me hizo pensar la frase dura, pero cierta, de aquel varón de Dios, al contemplar la altanería de aquella criatura: "se viste con la misma piel del diablo, la soberbia".
Y vino a mi alma, por contraste, el deseo sincero de revestirme con la virtud que predicó Jesucristo, "quia mitis sum et humilis corde", - soy manso y humilde de corazón- ; y que ha atraído la mirada de la Trinidad Beatísima sobre su Madre y Madre nuestra: la humildad, el sabernos y sentirnos nada.


AMISTAD

727. Cuando te cueste prestar un favor, un servicio a una persona, piensa que es hija de Dios, recuerda que el Señor nos mandó amarnos los unos a los otros. * - Más aún: ahonda cotidianamente en este precepto evangélico; no te quedes en la superficie. Saca las consecuencias - bien fácil resulta- , y acomoda tu conducta de cada instante a esos requerimientos.

728. Se vive de modo tan precipitado, que la caridad cristiana ha pasado a constituir un fenómeno raro, en este mundo nuestro; aunque - al menos de nombre- se predica a Cristo...
- Te lo concedo. Pero, ¿qué haces tú que, como católico, has de identificarte con El y seguir sus huellas?: porque nos ha indicado que hemos de ir a enseñar su doctrina a todas las gentes, a todas!, y en todos los tiempos.

729. Los hombres - ha ocurrido siempre en la historia- coaligan sus vidas, para cumplir una misión y un destino colectivos.
- ¿Valdrá menos, para los hombres y las mujeres de hoy, el "único destino" de la felicidad eterna?

730. Has comprendido el sentido de la amistad, cuando llegaste a sentirte como el pastor de un rebaño pequeñito, al que habías tenido abandonado, y que ahora procuras reunir nuevamente, ocupándote de servir a cada uno.

731. No puedes ser un elemento pasivo tan sólo. Tienes que convertirte en verdadero amigo de tus amigos: "ayudarles". Primero, con el ejemplo de tu conducta. Y luego, con tu consejo y con el ascendiente que da la intimidad.

732. Te ha entusiasmado ese espíritu de hermandad y compañerismo, que descubriste inesperadamente... - Claro: es algo que habías soñado con tanta fuerza, pero que nunca habías visto. No lo habías visto, porque los hombres olvidan que son hermanos de Cristo, de ese amable Hermano nuestro, que entregó su vida por los otros, por todos y por cada uno, sin condiciones.

733. Has tenido la gran suerte de encontrar maestros de verdad, amigos auténticos, que te han enseñado sin reservas todo cuanto has querido saber; no has necesitado de artimañas para "robarles" su ciencia, porque te han indicado el camino más fácil, aunque a ellos les haya costado duro trabajo y sufrimientos descubrirlo... Ahora, te toca a ti hacer otro tanto, con éste, con aquél, con todos!

734. Medítalo bien, y actúa en consecuencia: esas personas, a las que resultas antipático, dejarán de opinar así, cuando se den cuenta de que "de verdad" les quieres. De ti depende.

735. No basta ser bueno: has de parecerlo. ¿Qué dirías de un rosal que no produjera más que espinas?

736. Para caldear a los tibios, es preciso que les rodee el fuego del entusiasmo.
Muchos podrían gritarnos: no os lamentéis de mi estado!, enseñadme el camino para salir de esta situación, que tanto os entristece!

737. El deber de la fraternidad, con todas las almas, hará que ejercites el "apostolado de las cosas pequeñas", sin que lo noten: con afán de servicio, de modo que el camino se les muestre amable.

738. Qué alma más estrecha la de los que guardan celosamente su "lista de agravios"!... Con esos desgraciados es imposible convivir.
La verdadera caridad, así como no lleva cuenta de los "constantes y necesarios" servicios que presta, tampoco anota, "omnia suffert" - soporta todo- , los desplantes que padece.

739. Cumples un plan de vida exigente: madrugas, haces oración, frecuentas los Sacramentos, trabajas o estudias mucho, eres sobrio, te mortificas..., pero notas que te falta algo!
Lleva a tu diálogo con Dios esta consideración: como la santidad - la lucha para alcanzarla- es la plenitud de la caridad, has de revisar tu amor a Dios y, por El, a los demás. Quizá descubrirás entonces, escondidos en tu alma, grandes defectos, contra los que ni siquiera luchabas: no eres buen hijo, buen hermano, buen compañero, buen amigo, buen colega; y, como amas desordenadamente "tu santidad", eres envidioso.
Te "sacrificas" en muchos detalles "personales": por eso estás apegado a tu yo, a tu persona y, en el fondo, no vives para Dios ni para los demás: sólo para ti.

740. Te consideras amigo porque no dices una palabra mala. - Es verdad; pero tampoco veo una obra buena de ejemplo, de servicio... * - Esos son los peores amigos.

741. Primero maltratas... Y, antes de que nadie reaccione, gritas: "ahora, caridad entre todos!" * - Si empezaras por lo segundo, no llegarías nunca a lo primero.

742. No seas cizañero, como aquél del que afirmaba su propia madre: "usted preséntele a sus amigos, que él se encargará de que esos amigos riñan con usted".

743. No me parece cristiana la fraternidad, de que alardea contigo aquel amigo, que te previene: "me han dicho de ti esta o aquella bárbara calumnia: no te fíes de alguna persona que debe estar metida en tu intimidad"...
No me parece cristiana, porque a ese "hermano" le falta el arranque noble de acallar al calumniador antes y, después, de comunicarte lealmente su nombre. * - Si no tiene carácter para exigirse esta conducta, ese "hermano" te expone a dejarte solo en la vida, empujándote a que desconfíes de todos y a que faltes a la caridad con todos.

744. No posees ni pizca de visión sobrenatural y, en los demás, ves sólo personas de mejor o peor posición social. De las almas, ni te acuerdas para nada, ni las sirves. Por eso no eres generoso..., y vives muy lejos de Dios con tu falsa piedad, aunque mucho reces.
Bien claro ha hablado el Maestro: "apartaos de mí, e id al fuego eterno, porque tuve hambre..., tuve sed..., estaba en la cárcel..., y no me atendisteis".

745. No resulta compatible amar a Dios con perfección, y dejarse dominar por el egoísmo - o por la apatía- en el trato con el prójimo.

746. La amistad verdadera supone también un esfuerzo cordial por comprender las convicciones de nuestros amigos, aunque no lleguemos a compartirlas, ni a aceptarlas.

747. No permitas nunca que crezca la hierba mala en el camino de la amistad: sé leal.

748. Un propósito firme en la amistad: que en mi pensamiento, en mi palabra, en mis obras respecto a mi prójimo - sea quien sea- , no me conduzca como hasta ahora: es decir, que nunca deje de practicar la caridad, que jamás dé paso en mi alma a la indiferencia.

749. Tu caridad ha de estar adecuada, ajustada, a las necesidades de los demás...; no a las tuyas.

750. Hijos de Dios!: una condición que nos transforma en algo más trascendente que en personas que se soportan mutuamente. Escucha al Señor: "vos autem dixi amicos!" - somos sus amigos, que, como El, dan gustosamente su vida los unos por los otros, en la hora heroica y en la convivencia corriente.

751. ¿Cómo se puede pretender que quienes no poseen nuestra fe vengan a la Iglesia Santa, si contemplan el desairado trato mutuo de los que se dicen seguidores de Cristo?

752. La atracción de tu trato amable ha de ensancharse en cantidad y calidad. Si no, tu apostolado se extinguirá en cenáculos inertes y cerrados.

753. Con tu amistad y con tu doctrina - me corrijo: con la caridad y con el mensaje de Cristo- , moverás a muchos no católicos a colaborar en serio, para hacer el bien a todos los hombres.

754. Tomé nota de las palabras de aquel obrero, que comentaba entusiasmado después de participar en esa reunión, que promoviste: "nunca había oído hablar, como se hace aquí, de nobleza, de honradez, de amabilidad, de generosidad..." - Y concluía asombrado: "frente al materialismo de izquierdas o de derechas, esto es la verdadera revolución!"
- Cualquier alma entiende la fraternidad que Jesucristo ha instaurado: empeñémonos en no desvirtuar esa doctrina!

755. A veces pretendes justificarte, asegurando que eres distraído, despistado; o que, por carácter, eres seco, reservón. Y añades que, por eso, ni siquiera conoces a fondo a las personas con quienes convives.
- Oye: ¿verdad que no te quedas tranquilo con esa excusa?

756. Pon mucha visión sobrenatural en todos los detalles de tu vida ordinaria, te aconsejé . Y añadí inmediatamente: la convivencia te ofrece muchas ocasiones, a lo largo del día.

757. Vivir la caridad significa respetar la mentalidad de los otros; llenarse de gozo por su camino hacia Dios..., sin empeñarse en que piensen como tú , en que se unan a ti.
- Se me ocurrió hacerte esta consideración: esos caminos, distintos, son paralelos; siguiendo el suyo propio, cada uno llegará a Dios...; no te pierdas en comparaciones, ni en deseos de conocer quién va más alto: eso no importa, lo que interesa es que todos alcancemos el fin.

758. Que el otro está lleno de defectos! Bien... Pero, además de que sólo en el Cielo están los perfectos, tú también arrastras los tuyos y, sin embargo, te soportan y, más aún, te estiman: porque te quieren con el amor que Jesucristo daba a los suyos, que bien cargados de miserias andaban!
- Aprende!

759. Te quejas de que no es comprensivo... - Yo tengo la certeza de que hace lo posible por entenderte. Pero tú , ¿cuándo te esforzarás un poquito por comprenderle?

760. De acuerdo!, lo admito: esa persona se ha portado mal; su conducta es reprobable e indigna; no demuestra categoría ninguna.
- Merece humanamente todo el desprecio!, has añadido.
- Insisto, te comprendo, pero no comparto tu última afirmación; esa vida mezquina es sagrada: Cristo ha muerto para redimirla! Si El no la despreció, ¿cómo puedes atreverte tú ?

761. Si tu amistad se rebaja hasta convertirse en cómplice de las miserias ajenas, se reduce a triste compadreo, que no merece el mínimo aprecio.

762. Verdaderamente la vida, de por sí estrecha e insegura, a veces se vuelve difícil. - Pero eso contribuirá a hacerte más sobrenatural, a que veas la mano de Dios: y así serás más humano y comprensivo con los que te rodean.

763. La indulgencia es proporcional a la autoridad. Un simple juez ha de condenar - quizá reconociendo las atenuantes- al reo convicto y confeso. El poder soberano de un país, algunas veces, concede una amnistía o un indulto. Al alma contrita, Dios la perdona siempre.

764. "A través de vosotros he visto a Dios, que olvidaba mis locuras y mis ofensas, y me acogía con cariño de Padre". Esto escribió a los suyos, contrito, de regreso a la casa paterna, un hijo pródigo del siglo XX.

765. Te ha costado mucho ir apartando y olvidando las preocupacioncillas tuyas, tus ilusiones personales: pobres y pocas, pero arraigadas. - A cambio, ahora estás bien seguro de que tu ilusión y tu ocupación son tus hermanos, y sólo ellos, porque en el prójimo has aprendido a descubrir a Jesucristo.

766. " El ciento por uno!"... Cómo te acordabas hace unos días de esa promesa del Señor!
- En la fraternidad que se vive entre tus compañeros de apostolado, te lo aseguro, encontrarás ese ciento por uno.

767. Cuántos temores y cuántos peligros puede disipar el amor verdadero entre los hermanos, que no se nombra - porque entonces parece como si se profanase- , pero que resplandece en cada detalle!

768. Acude en confidencia segura, todos los días, a la Virgen Santísima. Tu alma y tu vida saldrán reconfortadas. - Ella te hará participar de los tesoros que guarda en su corazón, pues "jamás se oyó decir que ninguno de cuantos han acudido a su protección ha sido desoído".


VOLUNTAD

769. Para ir adelante, en la vida interior y en el apostolado, no es la devoción sensible lo necesario; sino la disposición decidida y generosa, de la voluntad, a los requerimientos divinos.

770. Sin el Señor no podrás dar un paso seguro. - Esta certeza de que necesitas su ayuda, te llevará a unirte más a El, con recia confianza, perseverante, ungida de alegría y de paz, aunque el camino se haga áspero y pendiente.

771. Mira la gran diferencia que media entre el modo de obrar natural y el sobrenatural. El primero comienza bien, para acabar aflojando luego. El segundo comienza igualmente bien..., pero después se esfuerza por proseguir aún mejor.

772. No es malo comportarse bien por nobles razones humanas. - Pero... qué diferencia cuando "mandan" las sobrenaturales!

773. Al contemplar esa alegría ante el trabajo duro, preguntó aquel amigo: pero ¿se hacen todas esas tareas por entusiasmo? - Y le respondieron con alegría y con serenidad: "¿por entusiasmo?..., nos habríamos lucido!"; "per Dominum Nostrum Iesum Christum!" - por Nuestro Señor Jesucristo!, que nos espera de continuo.

774. El mundo está necesitando que despertemos a los somnolientos, que animemos a los tímidos, que guiemos a los desorientados; en una palabra, que los encuadremos en las filas de Cristo, para que no se echen a perder tantas energías.

775. Quizá a ti también te aproveche aquella industria sobrenatural - delicadeza de voluntario amor- que se repetía un alma muy de Dios, ante las distintas exigencias: "ya es hora de que te decidas, de verdad, a hacer algo que merezca la pena".

776. ¿Qué perfección cristiana pretendes alcanzar, si haces siempre tu capricho, "lo que te gusta"...? Todos tus defectos, no combatidos, darán un lógico fruto constante de malas obras. Y tu voluntad - que no estará templada en una lucha perseverante- no te servirá de nada, cuando llegue una ocasión difícil.

777. La fachada es de energía y reciedumbre. - Pero cuánta flojera y falta de voluntad por dentro!
- Fomenta la decisión de que tus virtudes no se transformen en disfraz, sino en hábitos que definan tu carácter.

778. "Conozco a algunas y a algunos que no tienen fuerzas ni para pedir socorro", me dices disgustado y apenado. - No pases de largo; tu voluntad de salvarte y de salvarles puede ser el punto de partida de su conversión. Además, si recapacitas, advertirás que también a ti te tendieron la mano.

779. La gente blandengue, la que se queja de mil pequeñeces ridículas, es la que no sabe sacrificarse en esas minucias diarias por Jesús,... y mucho menos por los demás.
Qué vergüenza si tu comportamiento - tan duro, tan exigente con los otros!- adolece de esa blandenguería en tu quehacer cotidiano!
hacer más y con mayor eficacia, pero a menudo actúas totalmente atolondrado, o no te atreves.
"Contra spem, in spem!" - vive de esperanza segura, contra toda esperanza. Apóyate en esta roca firme que te salvará y empujará . Es una virtud teologal, estupenda!, que te animará a adelantar, sin temor a pasarte de la raya, y te impedirá detenerte.
- No me mires así!: sí!, cultivar la esperanza significa robustecer la voluntad.

781. Cuando tu voluntad flaquee ante el trabajo habitual, recuerda una vez más aquella consideración: "el estudio, el trabajo, es parte esencial de mi camino. El descrédito profesional - consecuencia de la pereza- anularía o haría imposible mi labor de cristiano. Necesito - así lo quiere Dios- el ascendiente del prestigio profesional, para atraer y ayudar a los demás".
- No lo dudes: si abandonas tu tarea, te apartas - y apartas a otros- de los planes divinos!

782. Te asustaba el camino de los hijos de Dios porque, en nombre del Señor, te urgían a cumplir, a negarte, a salir de tu torre de marfil. Te excusaste..., y te confieso que no me extraña nada esa carga, que te pesa: un conjunto de complejos y retorcimientos, de melindres y escrúpulos, que te deja inútil.
No te enfades si te digo que te has portado con menos entereza - como si fueras peor o inferior- que la gente depravada, pregonera audaz del mal.
"Surge et ambula!" - levántate y camina, decídete!, todavía puedes liberarte de ese fardo nefasto si, con la gracia de Dios, oyes lo que El pide y, sobre todo, si le secundas plenamente

783. Es bueno que te coman el alma esas impaciencias. - Pero no tengas prisas; Dios quiere y cuenta con tu decisión de prepararte seriamente, durante los años o meses necesarios. - No le faltaba razón a aquel emperador: "el tiempo y yo contra otros dos".

784. Así resumía la celotipia o la envidia un hombre recto: "muy mala voluntad deben de tener, para enturbiar un agua tan clara".

785. ¿Que si has de mantenerte silencioso e inactivo?... - Ante la agresión injusta a la ley justa, no!

786. Cada día te vas "chiflando" más... - Se nota en esa seguridad y en ese aplomo formidable, que te da el saberte trabajando por Cristo.
- Ya lo ha proclamado la Escritura Santa: "vir fidelis, multum laudabitur" - el varón fiel, de todos merece alabanzas.

787. Nunca te habías sentido más absolutamente libre que ahora, que tu libertad está tejida de amor y de desprendimiento, de seguridad y de inseguridad: porque nada fías de ti y todo de Dios.

788. ¿Has visto cómo se represan las aguas en los embalses, para los tiempos de sequía?... Del mismo modo, para lograr esa igualdad de carácter que necesitas en el tiempo de dificultad, has de represar la alegría, las razones claras y las luces que el Señor te manda.

789. Al extinguirse las llamaradas del primer entusiasmo, el avance a oscuras se torna penoso. - Pero ese progreso, que cuesta, es el más firme. Y luego, cuando menos lo esperes, cesará la oscuridad y volverán el entusiasmo y el fuego. Persevera!

790. Dios nos quiere a sus hijos como fuerzas de ofensiva. - No podemos quedarnos a la espectativa: lo nuestro es luchar, allá donde nos encontremos, como un ejército en orden de batalla.

791. No se trata de realizar tus obligaciones apresuradamente, sino de llevarlas a término sin pausa, al paso de Dios.

792. No te falta el trato agradable de conversador inteligente... Pero también eres muy apático. - "Si no me buscan...", te excusas.
- Si no cambias - puntualizo- y no vas al encuentro de quienes te esperan, nunca podrás ser un apóstol eficaz.

793. Tres puntos importantísimos para arrastrar las almas al Señor: que te olvides de ti, y pienses sólo en la gloria de tu Padre Dios; que sometas filialmente tu voluntad a la Voluntad del Cielo, como te enseñó Jesucristo; que secundes dócilmente las luces del Espíritu Santo.

794. Tres días con sus noches busca María al Hijo que se ha perdido. Ojalá podamos decir tú y yo que nuestra voluntad de encontrar a Jesús tampoco conoce descanso.


CORAZÓN

795. Lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado.

796. Después de veinte siglos, hemos de pregonar con seguridad plena que el espíritu de Cristo no ha perdido su fuerza redentora, la única que sacia los anhelos del corazón humano. - Comienza por meter esa verdad en el tuyo, que estará en perpetua inquietud - como escribió San Agustín- mientras no lo pongas enteramente en Dios.

797. Amar es... no albergar más que un solo pensamiento, vivir para la persona amada, no pertenecerse, estar sometido venturosa y libremente, con el alma y el corazón, a una voluntad ajena... y a la vez propia.

798. Todavía no quieres al Señor como el avaro sus riquezas, como una madre a su hijo..., todavía te preocupas demasiado de ti mismo y de pequeñeces tuyas! Sin embargo, notas que Jesús ya se ha hecho indispensable en tu vida...
- Pues, en cuanto correspondas por completo a su llamada, te será también indispensable en cada uno de tus actos.

799. Grítaselo fuerte, que ese grito es chifladura de enamorado!: Señor, aunque te amo..., no te fíes de mí! Atame a Ti, cada día más!

800. No lo dudes: el corazón ha sido creado para amar. Metamos, pues, a Nuestro Señor Jesucristo en todos los amores nuestros. Si no, el corazón vacío se venga, y se llena de las bajezas más despreciables.

801. No existe corazón más humano que el de una criatura que rebosa sentido sobrenatural. Piensa en Santa María, la llena de gracia, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo: en su Corazón cabe la humanidad entera sin diferencias ni discriminaciones. - Cada uno es su hijo, su hija.

802. Las personas, cuando tienen el corazón muy pequeño, parece que guardan sus afanes en un cajón pobre y apartado.

803. Has de conducirte cada día, al tratar a quienes te rodean, con mucha comprensión, con mucho cariño, junto - claro está - con toda la energía necesaria: si no, la comprensión y el cariño se convierten en complicidad y en egoísmo.

804. Decía - sin humildad de garabato- aquel amigo nuestro: "no he necesitado aprender a perdonar, porque el Señor me ha enseñado a querer".

805. Perdonar. Perdonar con toda el alma y sin resquicio de rencor! Actitud siempre grande y fecunda.
- Ese fue el gesto de Cristo al ser enclavado en la cruz: "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen", y de ahí vino tu salvación y la mía.

806. Pena grande te produjo el comentario, bien poco cristiano, de aquella persona: "perdona a tus enemigos - te decía- : no imaginas la rabia que les da!"
- No te pudiste contener, y replicaste con paz: "no quiero baratear el amor con la humillación del prójimo. Perdono, porque amo, con hambre de imitar al Maestro".

807. Evita con delicadeza todo lo que pueda herir el corazón de los demás.

808. ¿Por qué , entre diez maneras de decir que "no", has de escoger siempre la más antipática? - La virtud no desea herir.

809. Mira: tenemos que amar a Dios no sólo con nuestro corazón, sino con el "Suyo", y con el de toda la humanidad de todos los tiempos...: si no, nos quedaremos cortos para corresponder a su Amor.

810. Me duele que, quienes se han entregado a Dios, presenten la imagen o den pie a que se les tome por solterones: si tienen el Amor por antonomasia! - Solterones serán, si no saben amar a Quien tanto ama.

811. Alguno ha comparado el corazón a un molino, que se mueve por el viento del amor, de la pasión...
Efectivamente, ese "molino" puede moler trigo, cebada, estiércol... - Depende de nosotros!

812. El demonio - padre de la mentira y víctima de su soberbia- intenta remedar al Señor hasta en el modo de hacer prosélitos. ¿Te has fijado?: lo mismo que Dios se vale de los hombres para salvar almas y llevarlas a la santidad, satanás se sirve de otras personas, para entorpecer esa labor y aun para perderlas. Y - no te asustes- de la misma manera que Jesús busca, como instrumentos, a los más próximos - parientes, amigos, colegas, etc.- , el demonio también intenta, con frecuencia, mover a esos seres más queridos, para inducir al mal.
Por eso, si los lazos de la sangre se convierten en ataduras, que te impiden seguir los caminos de Dios, córtalos con decisión. Y quizá tu determinación desate también a quienes estaban enredados en las mallas de Lucifer.

813. Gracias, Jesús mío!, porque has querido hacerte perfecto Hombre, con un Corazón amante y amabilísimo, que ama hasta la muerte y sufre; que se llena de gozo y de dolor; que se entusiasma con los caminos de los hombres, y nos muestra el que lleva al Cielo; que se sujeta heroicamente al deber, y se conduce por la misericordia; que vela por los pobres y por los ricos; que cuida de los pecadores y de los justos...
- Gracias, Jesús mío, y danos un corazón a la medida del Tuyo!

814. Pide a Jesús que te conceda un Amor como hoguera de purificación, donde tu pobre carne - tu pobre corazón- se consuma, limpiándose de todas las miserias terrenas... Y, vacío de ti mismo, se colme de El. Pídele que te conceda una radical aversión a lo mundano: que sólo te sostenga el Amor.

815. Has visto muy clara tu vocación - querer a Dios- , pero sólo con la cabeza. Me aseguras que has metido el corazón en el camino..., pero a veces te distraes, e incluso intentas volver la mirada atrás: señal de que no lo has metido del todo. - Afina!

816. "He venido - así se expresa el Maestro- a enfrentar al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra..." Cumpliendo lo que El te exige, demostrará s que los amas verdaderamente. Por eso, no te escudes en el cariño que les tienes - total debe ser- , a la hora de tu sacrificio personal. Si no, créeme, antepones, al amor de Dios, el de tus padres; y, al de tus padres, tu amor propio.
- ¿Has entendido ahora, con más profundidad, la congruencia de las palabras evangélicas?

817. El corazón! De vez en cuando, sin poder evitarlo, se proyecta una sombra de luz humana, un recuerdo torpe, triste, "pueblerino"...
- Acude enseguida al Sagrario, física o espiritualmente: y tornarás a la luz, a la alegría, a la Vida.

818. La frecuencia con que visitamos al Señor está en función de dos factores: fe y corazón; ver la verdad y amarla.

819. El Amor se robustece también con negación y mortificación.

820. Si tuvieras un corazón grande y algo más de sinceridad, no te detendrías a mortificar, ni te sentirías mortificado..., por detallitos.

821. Si te enfadas - en ocasiones es un deber; en otras, una flaqueza- , que dure sólo pocos minutos. Y además, siempre con caridad: cariño!

822. ¿Reprender?... Muchas veces es necesario. Pero enseñando a corregir el defecto. Nunca, por un desahogo de tu mal carácter.

823. Cuando hay que corregir, se ha de actuar con claridad y amabilidad; sin excluir una sonrisa en los labios, si procede. Nunca - o muy rara vez- , por la tremenda.

824. ¿Te sientes depositario del bien y de la verdad absoluta y, por tanto, investido de un título personal o de un derecho a desarraigar el mal a toda costa?
- Por ese camino no arreglarás nada: sólo por Amor y con amor!, recordando que el Amor te ha perdonado y te perdona tanto.

825. Ama a los buenos, porque aman a Cristo... - Y ama también a los que no le aman, porque tienen esa desgracia..., y especialmente porque El ama a unos y a otros.

826. La gente de aquella tierra - tan apartada de Dios, tan desorientada- te ha recordado las palabras del Maestro: "andan como ovejas sin pastor".
- Y has sentido que a ti también se te llenan las entrañas de compasión...: decídete, desde el lugar que ocupas, a dar la vida en holocausto por todos.

827. Los pobres - decía aquel amigo nuestro- son mi mejor libro espiritual y el motivo principal para mis oraciones. Me duelen ellos, y Cristo me duele con ellos. Y, porque me duele, comprendo que le amo y que les amo.

828. Poniendo el amor de Dios en medio de la amistad, este afecto se depura, se engrandece, se espiritualiza; porque se queman las escorias, los puntos de vista egoístas, las consideraciones excesivamente carnales. No lo olvides: el amor de Dios ordena mejor nuestros afectos, los hace más puros, sin disminuirlos.

829. Esta situación te quema: se te ha acercado Cristo, cuando no eras más que un miserable leproso! Hasta entonces, sólo cultivabas una cualidad buena: un generoso interés por los demás. Después de ese encuentro, alcanzaste la gracia de ver a Jesús en ellos, te enamoraste de El y ahora le amas en ellos..., y te parece muy poco - tienes razón!- el altruismo que antes te empujaba a prestar unos servicios al prójimo.

830. Acostúmbrate a poner tu pobre corazón en el Dulce e Inmaculado Corazón de María, para que te lo purifique de tanta escoria, y te lleve al Corazón Sacratísimo y Misericordioso de Jesús.


PUREZA

831. La castidad - la de cada uno en su estado: soltero, casado, viudo, sacerdote- es una triunfante afirmación del amor.

832. El "milagro" de la pureza tiene como puntos de apoyo la oración y la mortificación.

833. Más peligrosa se demuestra la tentación contra la castidad, cuanto más disimulada viene: por presentarse insidiosamente, engaña mejor.
- No transijas, ni siquiera con la excusa de no "parecer raro"!

834. La santa pureza: humildad de la carne! Señor - le pedías- , siete cerrojos para mi corazón. Y te aconsejé que le pidieses siete cerrojos para tu corazón y, también, ochenta años de gravedad para tu juventud...
Además, vigila..., porque antes se apaga una centella que un incendio; huye..., porque aquí es una vil cobardía ser "valiente"; no andes con los ojos desparramados..., porque eso no indica ánimo despierto, sino insidia de satanás.
Pero toda esta diligencia humana, con la mortificación, el cilicio, la disciplina y el ayuno, qué poco valen sin Ti, Dios mío!

835. Así mató aquel confesor la concupiscencia de un alma delicada, que se acusó de ciertas curiosidades: - " Bah!: instintos de machos y de hembras".

836. En cuanto se admite voluntariamente ese diálogo, la tentación quita la paz del alma, del mismo modo que la impureza consentida destruye la gracia.

837. Ha seguido el camino de la impureza, con todo su cuerpo..., y con toda su alma. - Su fe se ha ido desdibujando..., aunque bien le consta que no es problema de fe.

838. "Usted me dijo que se puede llegar a ser otro" San Agustín, después de mi pasado. No lo dudo, y hoy más que ayer quiero tratar de comprobarlo".
Pero has de cortar valientemente y de raíz, como el santo obispo de Hipona.

839. Sí, pide perdón contrito, y haz abundante penitencia por los sucesos impuros de tu vida pasada, pero no quieras recordarlos.

840. Esa conversación... sucia, de cloaca!
- No basta con que no la secundes: manifiesta reciamente tu repugnancia!

841. Parece como si el "espíritu" se fuera reduciendo, empequeñeciendo, hasta quedar en un puntito... Y el cuerpo se agranda, se agiganta, hasta dominar. - Para ti escribió San Pablo: "castigo mi cuerpo y lo esclavizo, no sea que, habiendo predicado a otros, venga yo a ser reprobado".

842. Qué pena dan los que afirman - por su personal experiencia triste- que no se puede ser casto, viviendo y trabajando en medio del mundo!
- Con ese ilógico razonamiento, no deberían molestarse si otros ofenden la memoria de sus padres, de sus hermanos, de su mujer, de su marido.

843. Aquel confesor, un poco rudo, pero experimentado, contuvo los desvaríos de un alma y los redujo al orden, con esta afirmación: "andas ahora por caminos de vacas; luego, ya te conformarás con ir por los de cabras; y luego..., siempre como un animal, que no sabe mirar al cielo".

844. Tú serás... eso, lo que eres: un animalito. - Pero me has de reconocer que otros son enterizos y castos. Ah!, y no te irrites luego, cuando no cuenten contigo o cuando te ignoren: ellos y ellas organizan sus planes humanos con personas que tienen alma y cuerpo..., no con animales.

845. Hay quien trae hijos al mundo para su industria, para su servicio, para su egoísmo... Y no se acuerdan de que son un don maravilloso del Señor, del que tendrán que dar especialísima cuenta.
Traer hijos, sólo para continuar la especie, también lo saben hacer - no te me enfades- los animales.

846. Un matrimonio cristiano no puede desear cegar las fuentes de la vida. Porque su amor se funda en el Amor de Cristo, que es entrega y sacrificio... Además, como recordaba Tobías a Sara, los esposos saben que "nosotros somos hijos de santos, y no podemos juntarnos a manera de los gentiles, que no conocen a Dios".

847. Cuando éramos pequeños, nos pegábamos a nuestra madre, al pasar por caminos oscuros o por donde había perros.
Ahora, al sentir las tentaciones de la carne, debemos juntarnos estrechamente a Nuestra Madre del Cielo, por medio de su presencia bien cercana y por medio de las jaculatorias.
- Ella nos defenderá y nos llevará a la luz.

848. Ni son más hombres, ni son más mujeres, por llevar esa vida desordenada.
Se ve que, quienes así razonan, ponen su ideal de persona en las meretrices, en los invertidos, en los degenerados..., en los que tienen el corazón podrido y no podrán entrar en el Reino de los Cielos.

849. Permíteme un consejo, para que lo pongas en práctica a diario. Cuando el corazón te haga notar sus bajas tendencias, reza despacio a la Virgen Inmaculada: mírame con compasión, no me dejes, Madre mía! - Y aconséjalo a otros.


PAZ

850. Fomenta, en tu alma y en tu corazón - en tu inteligencia y en tu querer- , el espíritu de confianza y de abandono en la amorosa Voluntad del Padre celestial... - De ahí nace la paz interior que ansías.

851. ¿Cómo vas a tener paz, si te dejas arrastrar - contra los "tirones" de la gracia- por esas pasiones, que ni siquiera intentas dominar?
El cielo empuja para arriba; tú - sólo tú : no busques excusas!- , para abajo... - Y de este modo te desgarras.

852. Tanto la paz, como la guerra, están dentro de nosotros.
No se puede llegar al triunfo, a la paz, si faltan la lealtad y la decisión de vencer en el combate.

853. Un remedio contra esas inquietudes tuyas: tener paciencia, rectitud de intención, y mirar las cosas con perspectiva sobrenatural.

854. Aleja enseguida de ti - si Dios está contigo!- el temor y la perturbación de espíritu...: evita de raíz esas reacciones, pues sólo sirven para multiplicar las tentaciones y acrecentar el peligro.

855. Aunque todo se hunda y se acabe, aunque los acontecimientos sucedan al revés de lo previsto, con tremenda adversidad, nada se gana turbándose. Además, recuerda la oración confiada del profeta: "el Señor es nuestro Juez, el Señor es nuestro Legislador, el Señor es nuestro Rey; El es quien nos ha de salvar".
- Rézala devotamente, a diario, para acomodar tu conducta a los designios de la Providencia, que nos gobierna para nuestro bien.

856. Si - por tener fija la mirada en Dios- sabes mantenerte sereno ante las preocupaciones, si aprendes a olvidar las pequeñeces, los rencores y las envidias, te ahorrarás la pérdida de muchas energías, que te hacen falta para trabajar con eficacia, en servicio de los hombres.

857. Aquel amigo nos confiaba sinceramente que jamás se había aburrido, porque nunca se había encontrado solo, sin nuestro Amigo.
- Caía la tarde, con un silencio denso... Notaste muy viva la presencia de Dios... Y, con esa realidad, qué paz!

858. Un saludo vibrante de un hermano te recordó, en aquel ambiente viajero, que los caminos honestos del mundo están abiertos para Cristo: únicamente falta que nos lancemos a recorrerlos, con espíritu de conquista.
Sí, Dios ha creado el mundo para sus hijos, para que lo habiten y lo santifiquen: ¿a qué esperas?

859. Eres extraordinariamente feliz. A veces, cuando te das cuenta de que un hijo de Dios le abandona, sientes - en medio de tu paz y de tu gozo íntimos- un dolor de cariño, una amargura, que ni turba ni inquieta.
- Bien, pero... a poner todos los medios humanos y sobrenaturales para que reaccione..., y a confiar con certidumbre en Jesucristo! Así, las aguas vuelven siempre a su cauce.

860. Cuando te abandones de verdad en el Señor, aprenderás a contentarte con lo que venga, y a no perder la serenidad, si las tareas - a pesar de haber puesto todo tu empeño y los medios oportunos- no salen a tu gusto... Porque habrán "salido" como le conviene a Dios que salgan.

861. Sigues teniendo despistes y faltas, y te duelen! A la vez, caminas con una alegría que parece que te va a hacer estallar.
Por eso, porque te duelen - dolor de amor- , tus fracasos ya no te quitan la paz.

862. Cuando se está a oscuras, cegada e inquieta el alma, hemos de acudir, como Bartimeo, a la Luz. Repite, grita, insiste con más fuerza, "Domine, ut videam!" - Señor, que vea!... Y se hará el día para tus ojos, y podrá s gozar con la luminaria que El te concederá .

863. Lucha contra las asperezas de tu carácter, contra tus egoísmos, contra tu comodidad, contra tus antipatías... Además de que hemos de ser corredentores, el premio que recibirás - piénsalo bien- guardará relación directísima con la siembra que hayas hecho.

864. Tarea del cristiano: ahogar el mal en abundancia de bien. No se trata de campañas negativas, ni de ser atinada. Al contrario: vivir de afirmación, llenos de optimismo, con juventud, alegría y paz; ver con comprensión a todos: a los que siguen a Cristo y a los que le abandonan o no le conocen.
- Pero comprensión no significa abstencionismo, ni indiferencia, sino actividad.

865. Por caridad cristiana y por elegancia humana, debes esforzarte en no crear un abismo con nadie..., en dejar siempre una salida al prójimo, para que no se aleje aún más de la Verdad.

866. La violencia no es buen sistema para convencer..., y mucho menos en el apostolado.

867. El violento pierde siempre, aunque gane la primera batalla..., porque acaba rodeado de la soledad de su incomprensión.

868. La táctica del tirano es conseguir que riñan entre sí los que, unidos, podrían hacerle caer. - Vieja artimaña usada por el enemigo - por el diablo y por sus corifeos- , para desbaratar muchos planes apostólicos.

869. Esos..., que ven contrincantes donde sólo hay hermanos, niegan con sus obras su profesión de cristianos.

870. Con la polémica agresiva, que humilla, raramente se resuelve una cuestión. Y, desde luego, nunca se alcanza esclarecimiento cuando, entre los que disputan, hay un fanático.

871. No me explico tu enfado, ni tu desencanto. Te han correspondido con tu misma moneda: el deleite en las injurias, a través de la palabra y de las obras.
Aprovecha la lección y, en adelante, no me olvides que también tienen corazón los que contigo conviven.

872. Para que no me pierdas la paz, en aquellos tiempos de dura e injusta contradicción, te recordé : "si nos abren la cabeza, no le daremos mayor importancia: será que debemos llevarla abierta".

873. Paradoja: desde que me decidí a seguir el consejo del Salmo: "arroja sobre el Señor tus preocupaciones, y El te sostendrá ", cada día tengo menos preocupaciones en la cabeza... Y a la vez, con el trabajo oportuno, se resuelve todo, con más claridad!

874. Santa María es - así la invoca la Iglesia- la Reina de la paz. Por eso, cuando se alborota tu alma, el ambiente familiar o el profesional, la convivencia en la sociedad o entre los pueblos, no ceses de aclamarla con ese título: "Regina pacis, ora pro nobis!" - Reina de la paz, ruega por nosotros! ¿Has probado, al menos, cuando pierdes la tranquilidad?... - Te sorprenderás de su inmediata eficacia.


MAS ALLÁ

875. El verdadero cristiano está siempre dispuesto a comparecer ante Dios. Porque, en cada instante - si lucha para vivir como hombre de Cristo- , se encuentra preparado para cumplir su deber.

876. Cara a la muerte, sereno! - Así te quiero. - No con el estoicismo frío del pagano; sino con el fervor del hijo de Dios, que sabe que la vida se muda, no se quita. - ¿Morir?... Vivir!

877. Doctor en Derecho y en Filosofía, preparaba una oposición a cátedra, en la Universidad de Madrid. Dos carreras brillantes, realizadas con brillantez.
Recibí un aviso suyo: estaba enfermo, y deseaba que fuera a verle. Llegué a la pensión, donde se hospedaba. - "Padre, me muero", fue su saludo. Le animé , con cariño. Quiso hacer confesión general. Aquella noche falleció.
Un arquitecto y un médico me ayudaron a amortajarle. - Y, a la vista de aquel cuerpo joven, que rápidamente comenzó a descomponerse..., coincidimos los tres en que las dos carreras universitarias no valían nada, comparadas con la carrera definitiva que, buen cristiano, acababa de coronar.

878. Todo se arregla, menos la muerte... Y la muerte lo arregla todo.

879. La muerte llegará inexorable. Por lo tanto, qué hueca vanidad centrar la existencia en esta vida! Mira cómo padecen tantas y tantos. A unos, porque se acaba, les duele dejarla; a otros, porque dura, les aburre... No cabe, en ningún caso, el errado sentido de justificar nuestro paso por la tierra como un fin.
Hay que salirse de esa lógica, y anclarse en la otra: en la eterna. Se necesita un cambio total: un vaciarse de sí mismo, de los motivos egocéntricos, que son caducos, para renacer en Cristo, que es eterno.

880. Cuando pienses en la muerte, a pesar de tus pecados, no tengas miedo... Porque El ya sabe que le amas..., y de qué pasta estás hecho.
- Si tú le buscas, te acogerá como el padre al hijo pródigo: pero has de buscarle!

881. "Non habemus hic manentem civitatem" - no se halla en esta tierra nuestra morada definitiva. - Y, para que no lo olvidemos, aparece con crudeza, a veces, esta verdad a la hora de la muerte: incomprensión, persecución, desprecio,... - Y siempre la soledad, porque - aunque estemos rodeados de cariño- cada uno muere solo.
- Soltemos ya todas las amarras! Preparé monos de continuo para ese paso, que nos llevará a la presencia eterna de la Trinidad Santísima.

882. El tiempo es nuestro tesoro, el "dinero" para comprar la eternidad.

883. Te has consolado con la idea de que la vida es un gastarse, un quemarla en el servicio de Dios. - Así, gastándonos íntegramente por El, vendrá la liberación de la muerte, que nos traerá la posesión de la Vida.

884. Aquel sacerdote amigo trabajaba pensando en Dios, asido a su mano paterna, y ayudando a que los demás asimilaran estas ideas madres. Por eso, se decía: cuando tú mueras, todo seguirá bien, porque continuará ocupándose El.

885. No me hagas de la muerte una tragedia!, porque no lo es. Sólo a los hijos desamorados no les entusiasma el encuentro con sus padres.

886. Todo lo de aquí abajo es un puñado de ceniza. Piensa en los millones de personas - ya difuntas- "importantes" y "recientes", de quienes no se acuerda nadie.

887. Esta ha sido la gran revolución cristiana: convertir el dolor en sufrimiento fecundo; hacer, de un mal, un bien. Hemos despojado al diablo de esa arma...; y, con ella, conquistamos la eternidad.

888. Tremendo se revelará el juicio para los que, sabiendo perfectamente el camino, y habiéndolo enseñado y exigido a los otros, no lo hayan recorrido ellos mismos.
- Dios los juzgará y los condenará con sus propias palabras.

889. EL purgatorio es una misericordia de Dios, para limpiar los defectos de los que desean identificarse con El.

890. Sólo el infierno es castigo del pecado. La muerte y el juicio no son más que consecuencias, que no temen quienes viven en gracia de Dios.

891. Si alguna vez te intranquiliza el pensamiento de nuestra hermana la muerte, porque te ves tan poca cosa!, anímate y considera: ¿qué será ese Cielo que nos espera, cuando toda la hermosura y la grandeza, toda la felicidad y el Amor infinitos de Dios se viertan en el pobre vaso de barro que es la criatura humana, y la sacien eternamente, siempre con la novedad de una dicha nueva?

892. Cuando se choca con la amarga injusticia de esta vida, cómo se goza el alma recta, al pensar en la Justicia eterna de su Dios eterno!
- Y, dentro del conocimiento de sus propias miserias, se le escapa, con eficaces deseos, aquella exclamación paulina: "non vivo ego" - no soy yo quien vive ahora!, es Cristo quien vive en mí!: y vivirá eternamente.

893. Qué contento se debe morir, cuando se han vivido heroicamente todos los minutos de la vida! - Te lo puedo asegurar porque he presenciado la alegría de quienes, con serena impaciencia, durante muchos años, se han preparado para ese encuentro.

894. Pide que ninguno de nosotros falle al Señor. - No nos será difícil, si no hacemos el tonto. Porque nuestro Padre Dios ayuda en todo: incluso haciendo temporal este destierro nuestro en el mundo.

895. El pensamiento de la muerte te ayudará a cultivar la virtud de la caridad, porque quizá ese instante concreto de convivencia es el último en que coincides con éste o con aquél...: ellos o tú , o yo, podemos faltar en cualquier momento.

896. Decía un alma ambiciosa de Dios: por fortuna, los hombres no somos eternos!

897. Me hizo meditar aquella noticia: cincuenta y un millones de personas fallecen al año; noventa y siete al minuto. El pescador - ya lo dijo el Maestro- echa sus redes al mar, el Reino del Cielo es semejante a una red barredera..., y de ahí serán escogidos los buenos; los malos, los que no reúnen condiciones, desechados para siempre! Cincuenta y un millones mueren al año, noventa y siete al minuto: díselo también a otros.

898. En cuerpo y alma ha subido a los Cielos nuestra Madre. Repítele que, como hijos, no queremos separarnos de Ella... Te escuchará !


LA LENGUA

899. Don de lenguas, saber transmitir la ciencia de Dios: recurso imprescindible para quien ha de ser apóstol. - Por eso, todos los días pido a Dios Nuestro Señor que lo conceda a cada una y a cada uno de sus hijos.

900. Aprende a decir que no, sin herir innecesariamente, sin recurrir al rechazo tajante, que rasga la caridad.
- Recuerda que estás siempre delante de Dios!

901. ¿Te molesta que insista, del mismo modo, en las mismas cosas esenciales?, ¿que no tenga en cuenta esas corrientes en boga? - Mira; de igual manera se ha definido en los siglos la línea recta, porque es la más clara y breve. Otra definición resultaría más oscura y complicada.
 

902. Acostúmbrate a hablar cordialmente de todo y de todos; en particular, de cuantos trabajan en el servicio de Dios.
Y cuando no sea posible, calla!: también los comentarios bruscos o desenfadados pueden rayar en la murmuración o en la difamación.

903. Decía un muchachote que acababa de entregarse más íntimamente a Dios: "ahora lo que me hace falta es hablar menos, visitar enfermos y dormir en el suelo".
- Aplícate el cuento.

904. De los sacerdotes de Cristo no se ha de hablar más que para alabarles!
- Deseo con toda mi alma que mis hermanos y yo lo tengamos muy en cuenta, para nuestra conducta diaria.

905. La mentira tiene muchas facetas: reticencia, cabildeo, murmuración... - Pero es siempre arma de cobardes.

906. No hay derecho a que te dejes impresionar por la primera o por la última conversación!
Escucha con respeto, con interés; da crédito a las personas..., pero tamiza tu juicio en la presencia de Dios.

907. Murmuran. Y luego ellos mismos se encargan de que alguno venga enseguida a contarte el "se dice"... - ¿Villanía? - Sin duda. Pero no me pierdas la paz, ya que ningún daño podrá hacerte su lengua, si trabajas con rectitud... - Piensa: qué bobos son, qué poco tacto humano tienen, qué falta de lealtad con sus hermanos..., y especialmente con Dios!
Y no me caigas tú en la murmuración, por un mal entendido derecho de réplica. Si has de hablar, sírvete de la corrección fraterna, como aconseja el Evangelio.

908. No te preocupen esas contradicciones, esas habladurías: ciertamente trabajamos en una labor divina, pero somos hombres... Y resulta lógico que, al andar, levantemos el polvo del camino.
Eso que te molesta, que te hiere..., aprovéchalo para tu purificación y, si es preciso, para rectificar.

909. Murmurar, dicen, es muy humano. - He replicado: nosotros hemos de vivir a lo divino.
La palabra malvada o ligera de un solo hombre puede formar una opinión, y aun poner de moda que se hable mal de alguien... Luego, esa murmuración sube de abajo, llega a la altura, y quizá se condensa en negras nubes.
- Pero, cuando el hostigado es un alma de Dios, las nubes se resuelven en lluvia fecunda, suceda lo que suceda; y el Señor se encarga de ensalzar, en lo que pretendían humillarle o difamarle.

910. No querías creerlo, pero has tenido que rendirte a la evidencia, a costa tuya: aquellas afirmaciones que pronunciaste sencillamente y con sano sentido católico, las han retorcido con malicia los enemigos de la fe.
Es verdad, "hemos de ser cándidos como las palomas..., y prudentes como las serpientes". No hables a destiempo ni fuera de lugar.

911. Porque no sabes - o no quieres- imitar la conducta noble de aquel hombre, tu secreta envidia te empuja a ridiculizarle.

912. La maledicencia es hija de la envidia; y la envidia, el refugio de los infecundos.
Por eso, ante la esterilidad, examina tu punto de mira: si trabajas y no te molesta que otros también trabajen y consigan frutos, esa esterilidad es sólo aparente: ya recogerá s la cosecha a su tiempo.

913. Hay algunos que, cuando no causan daño o no mortifican a los demás, parecen considerarse desocupados.

914. A veces, pienso que los murmuradores son como pequeños endemoniados... - Porque el demonio se insinúa siempre con su espíritu maligno de crítica a Dios, o a los seguidores de Dios.

915. Pollinerías!, comentas despreciativo.
- ¿Las conoces? ¿No? - Entonces, ¿cómo hablas de lo que no sabes?

916. Responde a ese murmurador: ya se lo contaré o hablaré con el interesado.

917. Ha escrito un autor contemporáneo: "el chismorreo es siempre inhumano; revela una valía personal mediocre; es un signo de ineducación; demuestra falta de sentimiento distinguido; es indigno del cristiano".

918. Evita siempre la queja, la crítica, las murmuraciones...: evita a rajatabla todo lo que pueda introducir discordia entre hermanos.

919. Tú , que estás constituido en muy alta autoridad, serías imprudente si interpretases el silencio de los que escuchan como signo de aquiescencia: piensa que no les dejas que te expongan sus sugerencias, y que te sientes ofendido si llegan a comunicártelas. - Has de corregirte.

920. Esta ha de ser tu actitud ante la difamación. Primero, perdonar: a todos, desde el primer instante y de corazón. - Después, querer: que no se te escape ni una falta de caridad: responde siempre con amor!
- Pero, si se ataca a tu Madre, a la Iglesia, defiéndela valientemente; con calma, pero con firmeza y con entereza llena de reciedumbre, impide que manchen, o que estorben, el camino por donde han de ir las almas, que quieren perdonar y responder con caridad, cuando sufren injurias personales.

921. El pueblo más pequeño - comentaba uno, cansado de murmuraciones- debería ser como la capital.
- No sabía, pobre, que es lo mismo.
- Tú , por amor a Dios y al prójimo, no caigas en un defecto tan pueblerino..., y tan poco cristiano. - De los primeros seguidores de Cristo se afirmaba: mirad cómo se quieren! ¿Cabe decir lo mismo de ti, de mí, a toda hora?

922. Las críticas contra las obras de apostolado suelen ser de dos estilos: unos presentan la labor como una estructura complicadísima...; otros la tildan de faena cómoda y fácil.
En el fondo, esa "objetividad" se reduce a miras estrechas, con una buena dosis de charlatana gandulería. - Pregúntales sin enfado: ¿vosotros, qué hacéis?

923. Para los mandatos de tu fe, quizá no puedes pedir simpatía, pero has de exigir respeto.

924. Quienes te han hablado mal de ese amigo leal a Dios, son los mismos que murmurarán de ti, cuando te decidas a portarte mejor.

925. Determinados comentarios solamente pueden herir a los que se sienten tocados. Por eso, cuando se camina - cabeza y corazón- tras el Señor, las críticas se acogen como purificación, y sirven de acicate para avivar el paso.

926. La Trinidad Beatísima ha coronado a nuestra Madre.
- Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, nos pedirá cuenta de toda palabra ociosa. Otro motivo para que digamos a Santa María que nos enseñe a hablar siempre en la presencia del Señor.


PROPAGANDA

927. Convéncete: tu apostolado consiste en difundir bondad, luz, entusiasmo, generosidad, espíritu de sacrificio, constancia en el trabajo, profundidad en el estudio, amplitud en la entrega, estar al día, obediencia absoluta y alegre a la Iglesia, caridad perfecta...
- Nadie da lo que no tiene.

928. Para ti, todavía joven y que acabas de emprender el camino, este consejo: como Dios se lo merece todo, procura destacar profesionalmente, para que puedas después propagar tus ideas con mayor eficacia.

929. No lo olvides: tanto mejor convencemos cuanto más convencidos estamos.

930. "No se enciende la luz para ponerla debajo de un celemín, sino sobre un candelero, a fin de que alumbre a todos los de la casa; brille así vuestra luz ante los hombres, de manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos".
Y, al final de su paso por la tierra, manda: "euntes docete" - id y enseñad. Quiere que su luz brille en la conducta y en las palabras de sus discípulos, en las tuyas también.

931. Resulta chocante la frecuencia con que, en nombre de la libertad!, tantos tienen miedo - y se oponen!- a que los católicos sean sencillamente buenos católicos.

932. Guárdate de los propagadores de calumnias e insinuaciones, que unos recogen por ligereza y otros por mala fe, destruyendo la serenidad del ambiente y envenenando la opinión pública.
En ocasiones, la verdadera caridad pide que se denuncien esos atropellos y a sus promotores. Si no, con su conciencia desviada o poco formada, ellos y quienes les oyen pueden razonar: callan, luego otorgan.

933. Vociferan los sectarios contra lo que llaman "nuestro fanatismo", porque los siglos pasan y la Fe católica permanece inmutable.
En cambio, el fanatismo de los sectarios - porque no guarda relación con la verdad- cambia en cada tiempo de vestidura, alzando contra la Santa Iglesia el espantajo de meras palabras, vacías de contenido por sus hechos: "libertad", que encadena; "progreso", que devuelve a la selva; "ciencia", que esconde ignorancia... Siempre un pabellón que encubre vieja mercancía averiada.
Ojalá se haga cada día más fuerte "tu fanatismo" por la Fe, única defensa de la única Verdad!

934. No te asustes ni te asombres, ante la cerrazón de algunos. Nunca dejará de haber fatuos que esgriman, con alardes de cultura, el arma de su ignorancia.

935. Qué pena comprobar cómo marchan unidos, por distintas pasiones - pero unidos contra los cristianos, hijos de Dios- , los que odian al Señor y algunos que afirman que están a su servicio!

936. En ciertos ambientes, sobre todo en los de la esfera intelectual, se aprecia y se palpa como una consigna de sectas, servida a veces hasta por católicos, que - con cínica perseverancia- mantiene y propaga la calumnia, para echar sombras sobre la Iglesia, o sobre personas y entidades, contra toda verdad y toda lógica.
Reza a diario, con fe: "ut inimicos Sanctae Ecclesiae - enemigos, porque así se proclaman ellos- humiliare digneris, te rogamus audi nos!" Confunde, Señor, a los que te persiguen, con la claridad de tu luz, que estamos decididos a propagar.

937. ¿Que es vieja esa idea del catolicismo, y por tanto inaceptable?... - Más antiguo es el sol, y no ha perdido su luz; más arcaica el agua, y aún quita la sed y refresca.

938. No se puede tolerar que nadie, ni aun con buen fin, falsee la historia o la vida. - Pero supone una gran equivocación levantar un pedestal a los enemigos de la Iglesia, que han gastado sus días en esa persecución. Convéncete: la verdad histórica no padece, porque un cristiano no colabore a construir un pedestal, que no debe existir: ¿desde cuándo el odio se ha colocado como modelo?

939. La propaganda cristiana no necesita provocar antagonismos, ni maltratar a los que no conocen nuestra doctrina. Si se procede con caridad - "caritas omnia suffert!" - el amor lo soporta todo- , quien era contrario, defraudado de su error, sincera y delicadamente puede acabar comprometiéndose. - Sin embargo, no caben cesiones en el dogma, en nombre de una ingenua "amplitud de criterio", porque, quien así actuara, se expondría a quedarse fuera de la Iglesia: y, en lugar de lograr el bien para otros, se haría daño a sí mismo.

940. El cristianismo es "insólito", no se acomoda a las cosas de este mundo. Y é se es quizá su "mayor inconveniente", y la bandera de los mundanos.

941. Algunos no saben nada de Dios..., porque no les han hablado en términos comprensibles.

942. Donde no te llegue la inteligencia, pide que te alcance la santa pillería, para servir más y mejor a todos.

943. Créeme, el apostolado, la catequesis, de ordinario, ha de ser capilar: uno a uno. Cada creyente con su compañero inmediato.
A los hijos de Dios nos importan todas las almas, porque nos importa cada alma.

944. Ampárate en la Virgen, Madre del Buen Consejo, para que de tu boca no salgan jamás ofensas a Dios.


RESPONSABILIDAD

945. Si los cristianos viviéramos de veras conforme a nuestra fe, se produciría la más grande revolución de todos los tiempos... La eficacia de la corredención depende también de cada uno de nosotros! - Medítalo.

946. Te sentirás plenamente responsable cuando comprendas que, cara a Dios, sólo tienes deberes. Ya se encarga El de concederte derechos!

947. Ojalá te acostumbres a ocuparte a diario de los demás, con tanta entrega, que te olvides de que existes!

948. Un pensamiento que te ayudará , en los momentos difíciles: cuanto más aumente mi fidelidad, mejor contribuiré a que otros crezcan en esta virtud. - Y resulta tan atrayente sentirnos sostenidos unos por otros!

949. No me seas "teórico": han de ser nuestras vidas, cada jornada, las que conviertan esos ideales grandiosos en una realidad cotidiana, heroica y fecunda.

950. Efectivamente, lo viejo merece respeto y agradecimiento. Aprender, sí. Tener en cuenta esas experiencias, también. Pero no exageremos: cada cosa a su tiempo. ¿Acaso nos vestimos con chupa y calzón, y cubrimos nuestras cabezas con una peluca empolvada?

951. No te enfades: muchas veces un comportamiento irresponsable denota falta de cabeza o de formación, más que carencia de buen espíritu.
Necesario será exigir a los maestros, a los directores, que colmen esas lagunas con su cumplimiento responsable del deber.
- Necesario será que te examines..., si ocupas tú uno de esos puestos.

952. Corres el gran peligro de conformarte con vivir - o de pensar en que debes vivir- como un "niño bueno", que se aloja en una casa ordenada, sin problemas, y que no conoce más que la felicidad.
Eso es una caricatura del hogar de Nazaret: Cristo, porque traía la felicidad y el orden, salió a propagar esos tesoros entre los hombres y mujeres de todos los tiempos.

953. Me parecen muy lógicas tus ansias de que la humanidad entera conozca a Cristo. Pero comienza con la responsabilidad de salvar las almas de los que contigo conviven, de santificar a cada uno de tus compañeros de trabajo o de estudio... - Esta es la principal misión que el Señor te ha encomendado.

954. Compórtate como si de ti, exclusivamente de ti, dependiera el ambiente del lugar donde trabajas: ambiente de laboriosidad, de alegría, de presencia de Dios y de visión sobrenatural.
- No entiendo tu abulia. Si tropiezas con un grupo de compañeros un poco difícil - que quizá ha llegado a ser difícil por tu abandono- , te desentiendes de ellos, escurres el bulto, y piensas que son un peso muerto, un lastre que se opone a tus ilusiones apostólicas, que no te entenderán...
- ¿Cómo quieres que te oigan si, aparte de quererles y servirles con tu oración y mortificación, no les hablas?...
- Cuántas sorpresas te llevará s el día en que te decidas a tratar a uno, a otro, y a otro! Además, si no cambias, con razón podrán exclamar, señalándote con el dedo: "hominem non habeo!" - no tengo quien me ayude!

955. Oyeme: las cosas santas, cuando se ven santamente, cuando se viven todos los días santamente..., no se convierten en cosas "de todos los días". El quehacer entero de Jesucristo en esta tierra fue humano, y divino!

956. No puedes conformarte con vivir - dices- como los demás, con fe del montón. - Efectivamente, has de tener fe personal: con sentido de responsabilidad.

957. La Trinidad Santísima te concede su gracia, y espera que la aproveches responsablemente: ante tanto beneficio no cabe andar con posturas cómodas, lentas, perezosas..., porque, además, las almas te esperan.

958. Para ti, que tienes ese gran problema. - Si se plantea bien el asunto, es decir, con serena y responsable visión sobrenatural, la solución se encuentra siempre.

959. Al coger a sus niños en brazos, las madres - las buenas madres- procuran no llevar alfileres que puedan herir a esas criaturas...: al tratar con las almas, hemos de poner toda la suavidad... y toda la energía necesaria.

960. "Custos, quid de nocte!" - Centinela, alerta!
Ojalá tú también te acostumbraras a tener, durante la semana, tu día de guardia: para entregarte más, para vivir con más amorosa vigilancia cada detalle, para hacer un poco más de oración y de mortificación.
Mira que la Iglesia Santa es como un gran ejército en orden de batalla. Y tú , dentro de ese ejército, defiendes un "frente", donde hay ataques y luchas y contraataques. ¿Comprendes?
Esa disposición, al acercarte más a Dios, te empujará a convertir tus jornadas, una tras otra, en días de guardia.

961. En el reverso de una vocación "perdida" o de una respuesta negativa a esas llamadas constantes de la gracia, se debe ver la voluntad permisiva de Dios. - Ciertamente: pero, si somos sinceros, bien nos consta que no constituye eximente ni atenuante, porque apreciamos, en el anverso, el personal incumplimiento de la Voluntad divina, que nos ha buscado para Sí, y no ha encontrado correspondencia.

962. Si tú amas de verdad a tu Patria - y estoy seguro de que la amas- , ante un alistamiento voluntario para defenderla de un peligro inminente, no dudarías en inscribir tu nombre. En momentos de emergencia, ya te lo he escrito, todos son útiles: hombres y mujeres; viejos, maduros, jóvenes y hasta adolescentes. Sólo quedan al margen los incapaces y los niños.
Cada día se convoca, no ya un alistamiento voluntario - eso es poco- , sino una movilización general de almas, para defender el Reino de Cristo. Y el mismo Rey, Jesús, te ha llamado expresamente por tu nombre. Te pide que luches las batallas de Dios, poniendo a su servicio lo más elevado de tu alma: tu corazón, tu voluntad, tu entendimiento, todo tu ser.
- Escúchame: la carne, con tu pureza de vida y especialmente con la protección de la Virgen, no es problema. - ¿Serás tan cobarde, que intentarás librarte del llamamiento, excusándote con que tienes enfermo el corazón, la voluntad o el entendimiento?... ¿Pretendes justificarte y quedarte en servicios auxiliares?
- El Señor quiere hacer de ti un instrumento de vanguardia - ya lo eres- y, si vuelves la espalda, no mereces más que lástima, por traidor!

963. Si el tiempo fuera solamente oro..., podrías perderlo quizá . - Pero el tiempo es vida, y tú no sabes cuánta te queda.

964. El Señor convirtió a Pedro - que le había negado tres veces- sin dirigirle ni siquiera un reproche: con una mirada de Amor.
- Con esos mismos ojos nos mira Jesús, después de nuestras caídas. Ojalá podamos decirle, como Pedro: " Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo!", y cambiemos de vida.

965. Razonan que, en nombre de la caridad, proceden con delicadeza y comprensión, ante los que atropellan.
- Ruego a Dios que esa delicadeza y esa comprensión no sean el camuflaje de... sus respetos humanos, de su comodidad!, para permitir que cometan el mal. Porque entonces... su delicadeza y su comprensión sólo serían complicidad en la ofensa a Dios.

966. No cabe facilitar la conversión de un alma, a costa de hacer posible la perversión de otras muchas.

967. Si alguno aceptara que, entre los corderos, se criasen lobos..., puede imaginarse con facilidad la suerte que correrían sus corderos.

968. Los hombres mediocres, mediocres en cabeza y en espíritu cristiano, cuando se alzan en autoridad, se rodean de necios: su vanidad les persuade, falsamente, de que así nunca perderán el dominio.
Los discretos, en cambio, se rodean de doctos - que añadan al saber la limpieza de vida- , y los transforman en hombres de gobierno. No les engaña su humildad, pues - al engrandecer a los demás- se engrandecen ellos.

969. No es prudente elevar a hombres inéditos hasta una labor importante de dirección, para ver qué sale. - Como si el bien común pudiera depender de una caja de sorpresas!

970. ¿Constituido en autoridad, y obras por el qué dirán los hombres? - Vejestorio! - Primero, te ha de importar el qué dirá Dios; luego - muy en segundo término, y a veces nunca- , habrás de ponderar lo que puedan pensar los demás. "A todo aquél - dice el Señor- que me reconociere delante de los hombres, yo también le reconoceré delante de mi Padre, que está en los cielos. Mas a quien me negare delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre, que está en los cielos".

971. Tú , que ocupas un puesto de responsabilidad, al ejercer tu tarea, recuerda: lo que es personal, perece con la persona que se hizo imprescindible.

972. Una norma fundamental de buen gobierno: repartir responsabilidades, sin que esto signifique buscar comodidad o anonimato. Insisto, repartir responsabilidades: pidiendo a cada uno cuentas de su encargo, para poder "rendir cuentas" a Dios; y a las almas, si es preciso.

973. Al resolver los asuntos, procura no exagerar nunca la justicia hasta olvidarte de la caridad.

974. La resistencia de una cadena se mide por su eslabón más débil.

975. No digas de ninguno de tus subordinados: no vale. - Eres tú el que no vale: porque no sabes colocarlo en el sitio donde puede funcionar.

976. Rechaza la ambición de honores; contempla, en cambio, los instrumentos, los deberes y la eficacia. - Así, no ambicionará s los cargos y, si llegan, los mirarás en su justa medida: cargas en servicio a las almas.

977. A la hora del desprecio de la Cruz, la Virgen está allá , cerca de su Hijo, decidida a correr su misma suerte. - Perdamos el miedo a conducirnos como cristianos responsables, cuando no resulta cómodo en el ambiente donde nos desenvolvemos: Ella nos ayudará .


PENITENCIA

978. Nuestro Señor Jesús lo quiere: es preciso seguirle de cerca. No hay otro camino. Esa es la obra del Espíritu Santo en cada alma - en la tuya- : sé dócil, no opongas obstáculos a Dios, hasta que haga de tu pobre carne un Crucifijo.

979. Si la palabra amor sale muchas veces de la boca, sin estar respaldada con pequeños sacrificios, llega a cansar.

980. Desde todos los puntos de vista, es de una importancia extraordinaria la mortificación.
- Por razones humanas, pues el que no sabe dominarse a sí mismo jamás influirá positivamente en los demás, y el ambiente le vencerá , en cuanto halague sus gustos personales: será un hombre sin energía, incapaz de un esfuerzo grande cuando sea necesario.
- Por razones divinas: ¿no te parece justo que, con estos pequeños actos, demostremos nuestro amor y acatamiento al que todo lo dio por nosotros?

981. El espíritu de mortificación, más que como una manifestación de Amor, brota como una de sus consecuencias. Si fallas en esas pequeñas pruebas, reconócelo, flaquea tu amor al Amor.

982. ¿No te has fijado en que las almas mortificadas, por su sencillez, hasta en este mundo gozan más de las cosas buenas?

983. Sin mortificación, no hay felicidad en la tierra.

984. Cuando te decidas a ser mortificado, mejorará tu vida interior y serás mucho más fecundo.

985. No lo debemos olvidar: en todas las actividades humanas, tiene que haber hombres y mujeres con la Cruz de Cristo en sus vidas y en sus obras, alzada, visible, reparadora; símbolo de la paz, de la alegría; símbolo de la Redención, de la unidad del género humano, del amor que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, la Trinidad Beatísima ha tenido y sigue teniendo a la humanidad.

986. "¿No se reirá , Padre, si le digo que - hace unos días- me sorprendí ofreciéndole al Señor, de una manera espontánea, el sacrificio de tiempo que me suponía tener que arreglar, a uno de mis pequeños, un juguete descompuesto?"
- No me sonrío, gozo!: porque, con ese Amor, se ocupa Dios de recomponer nuestros desperfectos.

987. Sé mortificado, pero no ramplón ni amargado. - Sé recogido, pero no encogido.

988. Un día sin mortificación es un día perdido, porque no nos hemos negado, no hemos vivido el holocausto.

989. ¿No has contrariado, alguna vez, en algo, tus gustos, tus caprichos? - Mira que Quien te lo pide está enclavado en una Cruz - sufriendo en todos sus sentidos y potencias- , y una corona de espinas cubre su cabeza... por ti.

990. Te presentas como un teórico formidable... - Pero no cedes ni en menudencias insignificantes! - No creo en ese espíritu tuyo de mortificación!

991. Cuidar las cosas pequeñas supone una mortificación constante, camino para hacer más agradable la vida a los demás.

992. Prefiero las virtudes a las austeridades, dice con otras palabras Yavé al pueblo escogido, que se engaña con ciertas formalidades externas.
Por eso hemos-
de cultivar la penitencia y la mortificación, como muestras verdaderas de amor a Dios y al prójimo.

993. En la meditación, la Pasión de Cristo sale del marco frío de la historia o de la piadosa consideración, para presentarse delante de los ojos, terrible, agobiadora, cruel, sangrante..., llena de Amor.
- Y se siente que el pecado no se reduce a una pequeña "falta de ortografía": es crucificar, desgarrar a martillazos las manos y los pies del Hijo de Dios, y hacerle saltar el corazón.

994. Si de veras deseas ser alma penitente - penitente y alegre- , debes defender, por encima de todo, tus tiempos diarios de oración - de oración íntima, generosa, prolongada- , y has de procurar que esos tiempos no sean a salto de mata, sino a hora fija, siempre que te resulte posible. No cedas en estos detalles.
Sé esclavo de este culto cotidiano a Dios, y te aseguro que te sentirás constantemente alegre.

995. El cristiano triunfa siempre desde la Cruz, desde su propia renuncia, porque deja que actúe la Omnipotencia divina.

996. Cuando recuerdes tu vida pasada, pasada sin pena ni gloria, considera cuánto tiempo has perdido y cómo lo puedes recuperar: con penitencia y con mayor entrega.

997. Al pensar en todo lo de tu vida que se quedará sin valor, por no haberlo ofrecido a Dios, deberías sentirte avaro: ansioso de recogerlo todo, también de no desaprovechar ningún dolor. - Porque, si el dolor acompaña a la criatura, ¿qué es sino necedad el desperdiciarlo?

998. ¿Tienes espíritu de oposición, de contradicción?... Bien: ejercítalo en oponerte, en contradecirte a ti mismo!

999. Mientras descansa la Sagrada Familia, se aparece el Angel a José , para que huyan a Egipto. María y José toman al Niño y emprenden el camino sin demora. No se rebelan, no se excusan, no esperan a que termine la noche...: di a Nuestra Madre Santa María y a Nuestro Padre y Señor San José que deseamos amar prontamente toda la penitencia pasiva.

1000. Escribo este número para que tú y yo acabemos el libro sonriendo, y se queden tranquilos los benditos lectores que, por simplicidad o por malicia, buscaron la cábala en los 999 puntos de Camino.