HIPOCRESÍA
632.
La hipocresía hace llevar siempre, a los que la cultivan, una vida de
mortificación amarga y rencorosa.
633. Ante propuestas como la de Herodes: "id, e informaos puntualmente de
lo que hay de ese Niño y, habiéndole hallado, dadme aviso, para ir yo también
a adorarle", pidamos al Espíritu Santo su ayuda, para que nos guarde de
las "protecciones o de las buenas promesas" de aparentes
bienintencionados.
- No nos faltará la luz del Paráclito si, como los Magos, buscamos la verdad y
hablamos con sinceridad.
634. ¿Que hay quien se molesta, porque dices las cosas claras? - Quizá se
mueven con la conciencia turbia, y necesitan encubrirla así.
- Persevera en tu conducta, para ayudarles a reaccionar.
635. Mientras interpretes con mala fe las intenciones ajenas, no tienes derecho
a exigir comprensión para ti mismo.
636. Hablas continuamente de que hay que corregir, de que es preciso reformar.
Bien...: refórmate tú ! - que buena falta te hace- , y ya habrás comenzado la
reforma.
Mientras tanto, no daré crédito a tus proclamas de renovación.
637. Los hay tan farisaicos que... se escandalizan, al oír que otras personas
repiten precisamente lo mismo que antes escucharon de sus labios.
638. Eres tan entrometido, que parece que no te ocupa más misión que la de
bucear en la vida del prójimo. Y cuando, al fin, has tropezado con un hombre
digno, de voluntad enérgica, que te ha parado los pies, te lamentas
públicamente como si te hubiera ofendido.
- Hasta ahí llega tu impudor y tu conciencia deformada..., y la de muchos.
639. En una sola jugada, pretendes apropiarte de la "honradez" de la
opinión verdadera y de las "ventajas" innobles de la opinión
opuesta...
- Eso, en cualquier idioma, se llama doblez.
640. Qué bondad la de aquéllos!!... - Están dispuestos a
"disculpar" lo que sólo merece alabanza.
641. Vieja añagaza es que el perseguidor se diga perseguido... - El pueblo lo
ha denunciado, hace tiempo, en claro castellano: tirar la piedra y ponerse la
venda.
642. ¿Será cierto que - desgraciadamente- abundan los que faltan a la justicia
con sus calumnias y, después, invocan la caridad y la honradez, para que su
víctima no pueda defenderse?
643. Triste ecumenismo el que está en boca de católicos que maltratan a otros
católicos!
644. Qué equivocada visión de la objetividad! Enfocan las personas o las
tareas con las deformadas lentes de sus propios defectos y, con ácida
desverguenza, critican o se permiten vender consejos.
- Propósito concreto: al corregir o al aconsejar, hablar en la presencia de
Dios, aplicando esas palabras a nuestra conducta.
645. No recurras jamás al método - siempre deplorable- de organizar agresiones
calumniosas contra nadie... Mucho menos en nombre de motivos moralizadores, que
nunca justifican una acción inmoral.
646. No hay desapasionamiento ni rectitud de intención en tus consejos, si te
molesta o consideras una muestra de desconfianza que oigan, también, a otras
personas de probada formación y recta doctrina.
- Si de veras, como aseguras, te interesa el bien de las almas, o la afirmación
de la verdad, ¿por qué te ofendes?
647. Ni a José comunica María el misterio que Dios ha obrado en Ella. - Para
que nos acostumbremos a no ser ligeros, a dar cauce debido a nuestras alegrías
y a nuestras tristezas: sin buscar que nos ensalcen o que nos compadezcan.
"Deo omnis gloria!" - todo para Dios!
648.
Más consigue aquél que importuna más de cerca... Por eso, acércate a Dios:
empéñate en ser santo.
649. Me gusta comparar la vida interior a un vestido, al traje de bodas de que
habla el Evangelio. El tejido se compone de cada uno de los hábitos o
prácticas de piedad que, como fibras, dan vigor a la tela. Y así como un traje
con un desgarrón se desprecia, aunque el resto esté en buenas condiciones, si
haces oración, si trabajas..., pero no eres penitente - o al revés- , tu vida
interior no es - por decirlo así- cabal.
650. A ver cuándo te enteras de que tu único camino posible es buscar
seriamente la santidad!
Decídete - no te ofendas- a tomar en serio a Dios. Esa ligereza tuya, si no la
combates, puede acabar en una triste burla blasfema.
651. Unas veces dejas que salte tu mal carácter, que aflora, en más de una
ocasión, con una dureza disparatada. Otras, no te ocupas en aderezar tu
corazón y tu cabeza, con el fin de que sean aposento regalado para la
Santísima Trinidad... Y siempre, acabas por quedarte un tanto lejos de Jesús,
a quien conoces poco...
- Así, jamás tendrás vida interior.
652. "Iesus Christus, perfectus Deus, perfectus Homo" - Jesucristo,
perfecto Dios y perfecto Hombre.
Muchos son los cristianos que siguen a Cristo, pasmados ante su divinidad, pero
le olvidan como Hombre..., y fracasan en el ejercicio de las virtudes
sobrenaturales - a pesar de todo el armatoste externo de piedad- , porque no
hacen nada por adquirir las virtudes humanas.
653. Remedio para todo: santidad personal! - Por eso, los santos han estado
llenos de paz, de fortaleza, de alegría, de seguridad...
654. Hasta ahora no habías comprendido el mensaje que los cristianos traemos a
los demás hombres: la escondida maravilla de la vida interior.
Qué mundo nuevo les estás poniendo delante!
655. Cuántas cosas nuevas has descubierto! - Sin embargo, a veces eres un
ingenuo, y piensas que has visto todo, que está ya enterado de todo... Luego,
tocas con tus manos la riqueza única e insondable de los tesoros del Señor,
que siempre te mostrará "cosas nuevas", si tú respondes con amor y
delicadeza: y entonces comprendes que estás al principio del camino, porque la
santidad consiste en la identificación con Dios, con ese Dios nuestro, que es
infinito, inagotable.
656. Con el Amor, más que con el estudio, se llega a comprender las "cosas
de Dios".
Por eso, has de trabajar, has de estudiar, has de aceptar la enfermedad, has de
ser sobrio... amando!
657. Para tu examen diario: ¿he dejado pasar alguna hora, sin hablar con mi
Padre Dios?... ¿He conversado con El, con amor de hijo? - Puedes!
658. Vamos a no engañarnos... - Dios no es una sombra, un ser lejano, que nos
crea y luego nos abandona; no es un amo que se va y ya no vuelve. Aunque no lo
percibamos con nuestros sentidos, su existencia es mucho más verdadera que la
de todas las realidades que tocamos y vemos. Dios está aquí, con nosotros,
presente, vivo: nos ve, nos oye, nos dirige, y contempla nuestras menores
acciones, nuestras intenciones más escondidas.
Creemos esto..., pero vivimos como si Dios no existiera! Porque no tenemos para
El ni un pensamiento, ni una palabra; porque no le obedecemos, ni tratamos de
dominar nuestras pasiones; porque no le expresamos amor, ni le desagraviamos...
- ¿Vamos a seguir viviendo con una fe muerta?
659. Si tuvieras presencia de Dios, cuántas actuaciones
"irremediables" remediarías.
660. ¿Cómo vas a vivir la presencia de Dios, si no haces más que mirar a
todas partes?... - Estás como borracho de futilidades.
661. Es posible que te asuste esta palabra: meditación. - Te recuerda libros de
tapas negras y viejas, ruido de suspiros o de rezos como cantinelas
rutinarias... Pero eso no es meditación.
Meditar es considerar, contemplar que Dios es tu Padre, y tú , su hijo,
necesitado de ayuda; y después darle gracias por lo que ya te ha concedido y
por todo lo que te dará .
662. El único medio para conocer a Jesús: tratarlo! En El, encontrarás
siempre un Padre, un Amigo, un Consejero y un Colaborador para todas las
actividades nobles de tu vida cotidiana...
- Y, con el trato, se engendrará el Amor.
663. Si eres tenaz para asistir a diario a unas clases, sólo porque allí
adquieres unos conocimientos... muy limitados, ¿cómo no tienes constancia para
frecuentar al Maestro, siempre deseoso de enseñarte la ciencia de la vida
interior, de sabor y contenido eternos?
664. ¿Qué vale el hombre o el galardón más grande de la tierra, comparado
con Jesucristo, que está siempre esperándote?
665. Un rato de meditación diaria - unión de amistad con Dios- es cosa propia
de personas que saben aprovechar rectamente su vida; de cristianos conscientes,
que obran en consecuencia.
666. Los enamorados no saben decirse adiós: se acompañan siempre.
- Tú y yo, ¿amamos así al Señor?
667. ¿No has visto cómo, para agradar y bien parecer, se arreglan los que se
aman?... - Pues así has de arreglar y componer tu alma.
668. La gracia actúa, de ordinario, como la naturaleza: por grados. - No
podemos propiamente adelantarnos a la acción de la gracia: pero, en lo que de
nosotros depende, hemos de preparar el terreno y cooperar, cuando Dios nos la
concede.
Es menester lograr que las almas apunten muy alto: empujarlas hacia el ideal de
Cristo; llevarlas hasta las últimas consecuencias, sin atenuantes ni paliativos
de ningún género, sin olvidar que la santidad no es primordialmente obra de
brazos. La gracia, normalmente, sigue sus horas, y no gusta de violencias.
Fomenta tus santas impaciencias..., pero no me pierdas la paciencia.
669. Corresponder a la gracia divina - preguntas- , ¿es de justicia...?, ¿de
generosidad...?
- De Amor!
670. "Me bullen en la cabeza los asuntos en los momentos más
inoportunos...", dices.
Por eso te he recomendado que trates de lograr unos tiempos de silencio
interior,... y la guarda de los sentidos externos e internos.
671. "Qué date con nosotros, porque ha oscurecido..." Fue eficaz la
oración de Cleofás y su compañero.
- Qué pena, si tú y yo no supiéramos "detener" a Jesús que pasa!,
qué dolor, si no le pedimos que se quede!
672. Esos minutos diarios de lectura del Nuevo Testamento, que te aconsejé -
metiéndote y participando en el contenido de cada escena, como un protagonista
más- , son para que encarnes, para que "cumplas" el Evangelio en tu
vida..., y para "hacerlo cumplir".
673. Antes te "divertías" mucho... - Pero ahora que llevas a Cristo
en ti, se ha llenado tu vida entera de sincera y comunicativa alegría. Por eso
atraes a otros.
- Trátale más, para llegar a todos.
674. Cuidado: hila muy fino! - Procura que, al alzar tú la temperatura del
ambiente que te rodea, no baje la tuya.
675. Acostúmbrate a referir todo a Dios.
676. ¿No observas cómo muchos de tus compañeros saben demostrar gran
delicadeza y sensibilidad, en su trato con las personas que aman: su novia, su
mujer, sus hijos, su familia...?
- Diles - y exígete tú mismo!- que el Señor no merece menos: que le traten
así! Y aconséjales, además, que sigan con esa delicadeza y esa sensibilidad,
pero vividas con El y por El, y alcanzarán una felicidad nunca soñada,
también aquí en la tierra.
677. El Señor sembró en tu alma buena simiente. Y se valió - para esa siembra
de vida eterna- del medio poderoso de la oración: porque tú no puedes negar
que, muchas veces, estando frente al Sagrario, cara a cara, El te ha hecho oír
- en el fondo de tu alma- que te quería para Sí, que habías de dejarlo
todo... Si ahora lo niegas, eres un traidor miserable; y, si lo has olvidado,
eres un ingrato.
Se ha valido también - no lo dudes, como no lo has dudado hasta ahora- de los
consejos o insinuaciones sobrenaturales de tu Director, que te ha repetido
insistentemente palabras que no debes pasar por alto; y se valió al comienzo,
además - siempre para depositar la buena semilla en tu alma- , de aquel amigo
noble, sincero, que te dijo verdades fuertes, llenas de amor de Dios.
- Pero, con ingenua sorpresa, has descubierto que el enemigo ha sembrado cizaña
en tu alma. Y que la continúa sembrando, mientras tú duermes cómodamente y
aflojas en tu vida interior. - Esta, y no otra, es la razón de que encuentres
en tu alma plantas pegajosas, mundanas, que en ocasiones parece que van a ahogar
el grano de trigo bueno que recibiste...
- Arráncalas de una vez! Te basta la gracia de Dios. No temas que dejen un
hueco, una herida... El Señor pondrá ahí nueva semilla suya: amor de Dios,
caridad fraterna, ansias de apostolado... Y, pasado el tiempo, no permanecerá
ni el mínimo rastro de la cizaña: si ahora, que está s a tiempo, la extirpas
de raíz; y mejor, si no duermes y vigilas de noche tu campo.
678. Dichosas aquellas almas bienaventuradas que, cuando oyen hablar de Jesús -
y El nos habla constantemente- , le reconocen al punto como el Camino, la Verdad
y la Vida!
- Bien te consta que, cuando no participamos de esa dicha, es porque nos ha
faltado la determinación de seguirle.
679. Una vez más has sentido a Cristo muy cerca. - Y una vez más has
comprendido que todo lo tienes que hacer por El.
680. Acércate más al Señor..., más! - Hasta que se convierta en tu Amigo, en
tu Confidente, en tu Guía.
681. Cada día te notas más metido en Dios..., me dices. - Entonces, cada día
estarás más cerca de tus hermanos.
682. Si hasta ahora, antes de encontrarle, querías correr en tu vida con los
ojos abiertos, para enterarte de todo; desde este momento..., a correr con la
mirada limpia!, para ver con El lo que verdaderamente te interesa.
683. Cuando hay vida interior, con la espontaneidad con que la sangre acude a la
herida, así se recurre a Dios ante cualquier contrariedad.
684. "Este es mi Cuerpo...", y Jesús se inmoló, ocultándose bajo
las especies de pan. Ahora está allí, con su Carne y con su Sangre, con su
Alma y con su Divinidad: lo mismo que el día en el que Tomás metió los dedos
en sus Llagas gloriosas.
Sin embargo, en tantas ocasiones, tú cruzas de largo, sin esbozar ni un breve
saludo de simple cortesía, como haces con cualquier persona conocida que
encuentras al paso.
- Tienes bastante menos fe que Tomás!
685. Si, para liberarte, hubieran encarcelado a un íntimo amigo tuyo, ¿no
procurarías ir a visitarle, a charlar un rato con é l, a llevarle obsequios,
calor de amistad, consuelo?... Y, ¿si esa charla con el encarcelado fuese para
salvarte a ti de un mal y procurarte un bien..., la abandonarías? Y, ¿si, en
vez de un amigo, se tratase de tu mismo padre o de tu hermano?
- Entonces!
686. Jesús se ha quedado en la Hostia Santa por nosotros!: para permanecer a
nuestro lado, para sostenernos, para guiarnos. - Y amor únicamente con amor se
paga.
- ¿Cómo no habremos de acudir al Sagrario, cada día, aunque sólo sea por
unos minutos, para llevarle nuestro saludo y nuestro amor de hijos y de
hermanos?
687. ¿Has visto la escena? - Un sargento cualquiera o un alferecillo con poco
mando...; de frente, se acerca un recluta bien plantado, de incomparables
mejores condiciones que los oficiales, y no falta el saludo ni la contestación.
Medita en el contraste. - Desde el Sagrario de esa iglesia, Cristo - perfecto
Dios, perfecto Hombre- , que ha muerto por ti en la Cruz, y que te da todos los
bienes que necesitas..., se te acerca. Y tú , pasas sin fijarte.
688. Comenzaste con tu visita diaria... - No me extraña que me digas: empiezo a
querer con locura la luz del Sagrario.
689. Que no falte a diario un "Jesús, te amo" y una comunión
espiritual - al menos- , como desagravio por todas las profanaciones y
sacrilegios, que sufre El por estar con nosotros.
690. ¿No se saluda y se trata con cordialidad a todas las personas queridas? -
Pues, tú y yo vamos a saludar - muchas veces al día- a Jesús, a María y a
José , y a nuestro Angel Custodio.
691. Ten una devoción intensa a Nuestra Madre. Ella sabe corresponder finamente
a los obsequios que le hagamos.
Además, si rezas todos los días, con espíritu de fe y de amor, el Santo
Rosario, la Señora se encargará de llevarte muy lejos por el camino de su
Hijo.
692. Sin el auxilio de Nuestra Madre, ¿cómo vamos a sostenernos en la lucha
diaria? - ¿Lo buscas constantemente?
693. El Angel Custodio nos acompaña siempre como testigo de mayor excepción.
El será quien, en tu juicio particular, recordará las delicadezas que hayas
tenido con Nuestro Señor, a lo largo de tu vida. Más: cuando te sientas
perdido por las terribles acusaciones del enemigo, tu Angel presentará aquellas
corazonadas íntimas - quizá olvidadas por ti mismo- , aquellas muestras de
amor que hayas dedicado a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo.
Por eso, no olvides nunca a tu Custodio, y ese Príncipe del Cielo no te
abandonará ahora, ni en el momento decisivo.
694. Tus comuniones eran muy frías: prestabas poca atención al Señor: con
cualquier bagatela te distraías... - Pero, desde que piensas - en ese íntimo
coloquio tuyo con Dios- que están presentes los Angeles, tu actitud ha
cambiado...: " Que no me vean así!", te dices...
- Y mira cómo, con la fuerza del "qué dirán" - esta vez, para bien-
, has avanzado un poquito hacia el Amor.
695. Cuando te veas con el corazón seco, sin saber qué decir, acude con
confianza a la Virgen. Dile: Madre mía Inmaculada, intercede por mí.
Si la invocas con fe, Ella te hará gustar - en medio de esa sequedad- de la
cercanía de Dios.
696.
Arrancar de cuajo el amor propio y meter el amor a Jesucristo: aquí radica el
secreto de la eficacia y de la felicidad.
697. Aunque afirmas que le sigues, de una manera o de otra pretendes siempre
obrar "tú ", según "tus" planes, y con "tus"
solas fuerzas. - Pero el Señor ha dicho: "sine Me nihil!" - sin Mí,
nada puedes hacer.
698. Han desconocido eso que tú llamas tu "derecho", que te he
traducido yo como tu "derecho a la soberbia"... Pobre mamarracho! -
Has sentido, porque no te podías defender - era poderoso el atacante- , el
dolor de cien bofetones. - Y, a pesar de todo, no aprendes a humillarte.
Ahora es tu conciencia la que te arguye: te llama soberbio... y cobarde. - Da
gracias a Dios, porque ya vas entreviendo tu "deber de la humildad".
699. Estás lleno de ti, de ti, de ti... - Y no será s eficaz hasta que no te
llenes de El, de El, de El, actuando "in nomine Domini" - en nombre y
con la fuerza de Dios.
700. ¿Cómo pretendes seguir a Cristo, si giras solamente alrededor de ti
mismo?
701. Una impaciente y desordenada preocupación por subir profesionalmente,
puede disfrazar el amor propio so capa "de servir a las almas". Con
falsía - no quito una letra- , nos forjamos la justificación de que no debemos
desaprovechar ciertas coyunturas, ciertas circunstancias favorables...
Años escondidos surgieron coyunturas y circunstancias "muy
favorables", para anticipar su vida pública. A los doce años, por
ejemplo, cuando los doctores de la ley se admiraron de sus preguntas y de sus
respuestas... Pero Jesucristo cumple la Voluntad de su Padre, y espera: obedece!
- Sin perder esa santa ambición tuya de llevar el mundo entero a Dios, cuando
se insinúa en esas iniciativas - ansias quizá de deserción- , recuerda que
también a ti te toca obedecer y ocuparte de esa tarea oscura, poco brillante,
mientras el Señor no te pida otra cosa: El tiene sus tiempos y sus sendas.
702. Fatuos y soberbios se demuestran todos aquéllos que abusan de su
situación de privilegio - dada por el dinero, por el linaje, por el grado, por
el cargo, por la inteligencia...- , para humillar a los menos afortunados.
703. La soberbia, antes o después, acaba por humillar, cara a los demás, al
hombre "más hombre", que actúa como una marioneta vanidosa y sin
cerebro, movida por los hilos que acciona satanás.
704. Por presunción o por simple vanidad, muchos sostienen un "mercado
negro", para alzar artificialmente sus propios valores personales.
705. Cargos... ¿Arriba o abajo? - Qué más te da!... Tú - así lo aseguras-
has venido a ser útil, a servir, con una disponibilidad total: pórtate en
consecuencia.
706. Hablas, criticas... Parece que sin ti nada se hace bien. - No te enfades si
te digo que te conduces como un déspota arrogante.
707. Si con lealtad, caritativamente, un buen amigo te advierte, a solas, de
puntos que afean tu conducta, se alza dentro de ti la convicción de que se
equivoca: no te comprende. Con ese falso convencimiento, hijo de tu orgullo,
siempre serás incorregible.
- Me das lástima: te falta decisión para buscar la santidad.
708. Malicioso, suspicaz, complicado, desconfiado, receloso,... adjetivos todos
que mereces, aunque te molesten.
- Rectifica!, ¿por qué los demás han de ser siempre malos... y tú bueno?
709. Te encuentras solo..., te quejas..., todo te molesta. - Porque tu egoísmo
te aísla de tus hermanos, y porque no te acercas a Dios.
710. Siempre pretendiendo que te hagan caso ostensiblemente!... Pero, sobre
todo, que te hagan más caso que a los demás!
711. ¿Por qué imaginas que todo lo que te dicen va con segunda intención?...
Con tu susceptibilidad, estás limitando de continuo la acción de la gracia,
que te llega por medio de la palabra, no lo dudes, de quienes luchan por ajustar
sus obras al ideal de Cristo.
712. Mientras sigas persuadido de que los demás han de vivir siempre pendientes
de ti, mientras no te decidas a servir - a ocultarte y desaparecer- , el trato
con tus hermanos, con tus colegas, con tus amigos, será fuente continua de
disgustos, de malhumor...: de soberbia.
713. Detesta la jactancia. - Repudia la vanidad. - Combate el orgullo, cada
día, en todo instante.
714. Los pobrecitos soberbios sufren por mil pequeñas tonterías, que agiganta
su amor propio, y que a los otros pasan inadvertidas.
715. ¿Crees que los demás no han tenido nunca veinte años? ¿Crees que no han
estado nunca copados por la familia, como menores de edad? ¿Crees que se han
ahorrado los problemas - mínimos o no tan mínimos- con los que tropiezas?...
No. Ellos han pasado por las mismas circunstancias que tú atraviesas ahora, y
se han hecho maduros - con la ayuda de la gracia- , pisoteando su yo con
perseverancia generosa, cediendo en lo que se podía ceder, y manteniéndose
leales, sin arrogancia y sin herir - con serena humildad- , cuando no se podía.
716. Ideológicamente eres muy católico. El ambiente de la Residencia te
gusta... Lástima que la Misa no sea a las doce, y las clases por la tarde, para
estudiar después de cenar, saboreando una o dos copas de coñac! - Ese
"catolicismo" tuyo no responde a la verdad, se queda en simple
aburguesamiento.
- ¿No comprendes que no cabe pensar así a tus años? Sal de tu poltronería,
de tu egolatría..., y acomódate a las necesidades de los demás, a la realidad
que te rodea, y vivirás en serio el catolicismo.
717. Este santo - decía aquél, que había regalado la imagen puesta al culto-
... me debe todo lo que es.
No pienses en una caricatura: también tú estimas - al menos eso parece por tu
comportamiento- que cumples con Dios, por llevar unas medallas o por unas
prácticas de piedad, más o menos rutinarias.
718. Que vean mis obras buenas!... - Pero, ¿no adviertes que parece que las
llevas en un cesto de baratijas, para que contemplen tus cualidades?
Además, no olvides la segunda parte del mandato de Jesús: "y glorifiquen
a vuestro Padre que está en los cielos".
719. "A mí mismo, con la admiración que me debo". - Esto escribió
en la primera página de un libro. Y lo mismo podrían estampar muchos otros
pobrecitos, en la última hoja de su vida.
Qué pena, si tú y yo vivimos o terminamos así! - Vamos a hacer un examen
serio.
720. No tomes nunca una actitud de suficiencia frente a las cosas de la Iglesia,
ni frente a los hombres, tus hermanos... Pero, en cambio, esa actitud puede ser
necesaria en la actuación social, cuando se trata de defender los intereses de
Dios y de las almas, porque ya no se trata de suficiencia, sino de fe y
fortaleza, que viviremos con serena y humilde seguridad.
721. Es indiscreto, pueril y ñoño decir amabilidades de los demás o elogiar
sus cualidades, delante de los interesados.
- Así se fomenta la vanidad, y se corre el riesgo de que se "robe"
gloria a Dios, a Quien todo se le debe.
722. Procura que tu buena intención vaya siempre acompañada de la humildad.
Porque, con frecuencia, a las buenas intenciones se unen la dureza en el juicio,
una casi incapacidad de ceder, y un cierto orgullo personal, nacional o de
grupo.
723. No te descorazones ante tus errores: reacciona.
- La esterilidad no es tanto consecuencia de las faltas - sobre todo, si uno se
arrepiente- , cuanto de la soberbia.
724. Si has caído, levántate con más esperanza... Sólo el amor propio no
entiende que el error, cuando se rectifica, ayuda a conocerse y a humillarse.
725. "No servimos para nada". - Afirmación pesimista y falsa. - Si se
quiere, con la gracia de Dios - requisito previo y fundamental- , se puede
llegar a servir, como buen instrumento, en muchas empresas.
726. Me hizo pensar la frase dura, pero cierta, de aquel varón de Dios, al
contemplar la altanería de aquella criatura: "se viste con la misma piel
del diablo, la soberbia".
Y vino a mi alma, por contraste, el deseo sincero de revestirme con la virtud
que predicó Jesucristo, "quia mitis sum et humilis corde", - soy
manso y humilde de corazón- ; y que ha atraído la mirada de la Trinidad
Beatísima sobre su Madre y Madre nuestra: la humildad, el sabernos y sentirnos
nada.
727.
Cuando te cueste prestar un favor, un servicio a una persona, piensa que es hija
de Dios, recuerda que el Señor nos mandó amarnos los unos a los otros. * -
Más aún: ahonda cotidianamente en este precepto evangélico; no te quedes en
la superficie. Saca las consecuencias - bien fácil resulta- , y acomoda tu
conducta de cada instante a esos requerimientos.
728. Se vive de modo tan precipitado, que la caridad cristiana ha pasado a
constituir un fenómeno raro, en este mundo nuestro; aunque - al menos de
nombre- se predica a Cristo...
- Te lo concedo. Pero, ¿qué haces tú que, como católico, has de
identificarte con El y seguir sus huellas?: porque nos ha indicado que hemos de
ir a enseñar su doctrina a todas las gentes, a todas!, y en todos los tiempos.
729. Los hombres - ha ocurrido siempre en la historia- coaligan sus vidas, para
cumplir una misión y un destino colectivos.
- ¿Valdrá menos, para los hombres y las mujeres de hoy, el "único
destino" de la felicidad eterna?
730. Has comprendido el sentido de la amistad, cuando llegaste a sentirte como
el pastor de un rebaño pequeñito, al que habías tenido abandonado, y que
ahora procuras reunir nuevamente, ocupándote de servir a cada uno.
731. No puedes ser un elemento pasivo tan sólo. Tienes que convertirte en
verdadero amigo de tus amigos: "ayudarles". Primero, con el ejemplo de
tu conducta. Y luego, con tu consejo y con el ascendiente que da la intimidad.
732. Te ha entusiasmado ese espíritu de hermandad y compañerismo, que
descubriste inesperadamente... - Claro: es algo que habías soñado con tanta
fuerza, pero que nunca habías visto. No lo habías visto, porque los hombres
olvidan que son hermanos de Cristo, de ese amable Hermano nuestro, que entregó
su vida por los otros, por todos y por cada uno, sin condiciones.
733. Has tenido la gran suerte de encontrar maestros de verdad, amigos
auténticos, que te han enseñado sin reservas todo cuanto has querido saber; no
has necesitado de artimañas para "robarles" su ciencia, porque te han
indicado el camino más fácil, aunque a ellos les haya costado duro trabajo y
sufrimientos descubrirlo... Ahora, te toca a ti hacer otro tanto, con éste, con
aquél, con todos!
734. Medítalo bien, y actúa en consecuencia: esas personas, a las que resultas
antipático, dejarán de opinar así, cuando se den cuenta de que "de
verdad" les quieres. De ti depende.
735. No basta ser bueno: has de parecerlo. ¿Qué dirías de un rosal que no
produjera más que espinas?
736. Para caldear a los tibios, es preciso que les rodee el fuego del
entusiasmo.
Muchos podrían gritarnos: no os lamentéis de mi estado!, enseñadme el camino
para salir de esta situación, que tanto os entristece!
737. El deber de la fraternidad, con todas las almas, hará que ejercites el
"apostolado de las cosas pequeñas", sin que lo noten: con afán de
servicio, de modo que el camino se les muestre amable.
738. Qué alma más estrecha la de los que guardan celosamente su "lista de
agravios"!... Con esos desgraciados es imposible convivir.
La verdadera caridad, así como no lleva cuenta de los "constantes y
necesarios" servicios que presta, tampoco anota, "omnia suffert"
- soporta todo- , los desplantes que padece.
739. Cumples un plan de vida exigente: madrugas, haces oración, frecuentas los
Sacramentos, trabajas o estudias mucho, eres sobrio, te mortificas..., pero
notas que te falta algo!
Lleva a tu diálogo con Dios esta consideración: como la santidad - la lucha
para alcanzarla- es la plenitud de la caridad, has de revisar tu amor a Dios y,
por El, a los demás. Quizá descubrirás entonces, escondidos en tu alma,
grandes defectos, contra los que ni siquiera luchabas: no eres buen hijo, buen
hermano, buen compañero, buen amigo, buen colega; y, como amas desordenadamente
"tu santidad", eres envidioso.
Te "sacrificas" en muchos detalles "personales": por eso
estás apegado a tu yo, a tu persona y, en el fondo, no vives para Dios ni para
los demás: sólo para ti.
740. Te consideras amigo porque no dices una palabra mala. - Es verdad; pero
tampoco veo una obra buena de ejemplo, de servicio... * - Esos son los peores
amigos.
741. Primero maltratas... Y, antes de que nadie reaccione, gritas: "ahora,
caridad entre todos!" * - Si empezaras por lo segundo, no llegarías nunca
a lo primero.
742. No seas cizañero, como aquél del que afirmaba su propia madre:
"usted preséntele a sus amigos, que él se encargará de que esos amigos
riñan con usted".
743. No me parece cristiana la fraternidad, de que alardea contigo aquel amigo,
que te previene: "me han dicho de ti esta o aquella bárbara calumnia: no
te fíes de alguna persona que debe estar metida en tu intimidad"...
No me parece cristiana, porque a ese "hermano" le falta el arranque
noble de acallar al calumniador antes y, después, de comunicarte lealmente su
nombre. * - Si no tiene carácter para exigirse esta conducta, ese
"hermano" te expone a dejarte solo en la vida, empujándote a que
desconfíes de todos y a que faltes a la caridad con todos.
744. No posees ni pizca de visión sobrenatural y, en los demás, ves sólo
personas de mejor o peor posición social. De las almas, ni te acuerdas para
nada, ni las sirves. Por eso no eres generoso..., y vives muy lejos de Dios con
tu falsa piedad, aunque mucho reces.
Bien claro ha hablado el Maestro: "apartaos de mí, e id al fuego eterno,
porque tuve hambre..., tuve sed..., estaba en la cárcel..., y no me
atendisteis".
745. No resulta compatible amar a Dios con perfección, y dejarse dominar por el
egoísmo - o por la apatía- en el trato con el prójimo.
746. La amistad verdadera supone también un esfuerzo cordial por comprender las
convicciones de nuestros amigos, aunque no lleguemos a compartirlas, ni a
aceptarlas.
747. No permitas nunca que crezca la hierba mala en el camino de la amistad: sé
leal.
748. Un propósito firme en la amistad: que en mi pensamiento, en mi palabra, en
mis obras respecto a mi prójimo - sea quien sea- , no me conduzca como hasta
ahora: es decir, que nunca deje de practicar la caridad, que jamás dé paso en
mi alma a la indiferencia.
749. Tu caridad ha de estar adecuada, ajustada, a las necesidades de los
demás...; no a las tuyas.
750. Hijos de Dios!: una condición que nos transforma en algo más trascendente
que en personas que se soportan mutuamente. Escucha al Señor: "vos autem
dixi amicos!" - somos sus amigos, que, como El, dan gustosamente su vida
los unos por los otros, en la hora heroica y en la convivencia corriente.
751. ¿Cómo se puede pretender que quienes no poseen nuestra fe vengan a la
Iglesia Santa, si contemplan el desairado trato mutuo de los que se dicen
seguidores de Cristo?
752. La atracción de tu trato amable ha de ensancharse en cantidad y calidad.
Si no, tu apostolado se extinguirá en cenáculos inertes y cerrados.
753. Con tu amistad y con tu doctrina - me corrijo: con la caridad y con el
mensaje de Cristo- , moverás a muchos no católicos a colaborar en serio, para
hacer el bien a todos los hombres.
754. Tomé nota de las palabras de aquel obrero, que comentaba entusiasmado
después de participar en esa reunión, que promoviste: "nunca había oído
hablar, como se hace aquí, de nobleza, de honradez, de amabilidad, de
generosidad..." - Y concluía asombrado: "frente al materialismo de
izquierdas o de derechas, esto es la verdadera revolución!"
- Cualquier alma entiende la fraternidad que Jesucristo ha instaurado:
empeñémonos en no desvirtuar esa doctrina!
755. A veces pretendes justificarte, asegurando que eres distraído, despistado;
o que, por carácter, eres seco, reservón. Y añades que, por eso, ni siquiera
conoces a fondo a las personas con quienes convives.
- Oye: ¿verdad que no te quedas tranquilo con esa excusa?
756. Pon mucha visión sobrenatural en todos los detalles de tu vida ordinaria,
te aconsejé . Y añadí inmediatamente: la convivencia te ofrece muchas
ocasiones, a lo largo del día.
757. Vivir la caridad significa respetar la mentalidad de los otros; llenarse de
gozo por su camino hacia Dios..., sin empeñarse en que piensen como tú , en
que se unan a ti.
- Se me ocurrió hacerte esta consideración: esos caminos, distintos, son
paralelos; siguiendo el suyo propio, cada uno llegará a Dios...; no te pierdas
en comparaciones, ni en deseos de conocer quién va más alto: eso no importa,
lo que interesa es que todos alcancemos el fin.
758. Que el otro está lleno de defectos! Bien... Pero, además de que sólo en
el Cielo están los perfectos, tú también arrastras los tuyos y, sin embargo,
te soportan y, más aún, te estiman: porque te quieren con el amor que
Jesucristo daba a los suyos, que bien cargados de miserias andaban!
- Aprende!
759. Te quejas de que no es comprensivo... - Yo tengo la certeza de que hace lo
posible por entenderte. Pero tú , ¿cuándo te esforzarás un poquito por
comprenderle?
760. De acuerdo!, lo admito: esa persona se ha portado mal; su conducta es
reprobable e indigna; no demuestra categoría ninguna.
- Merece humanamente todo el desprecio!, has añadido.
- Insisto, te comprendo, pero no comparto tu última afirmación; esa vida
mezquina es sagrada: Cristo ha muerto para redimirla! Si El no la despreció,
¿cómo puedes atreverte tú ?
761. Si tu amistad se rebaja hasta convertirse en cómplice de las miserias
ajenas, se reduce a triste compadreo, que no merece el mínimo aprecio.
762. Verdaderamente la vida, de por sí estrecha e insegura, a veces se vuelve
difícil. - Pero eso contribuirá a hacerte más sobrenatural, a que veas la
mano de Dios: y así serás más humano y comprensivo con los que te rodean.
763. La indulgencia es proporcional a la autoridad. Un simple juez ha de
condenar - quizá reconociendo las atenuantes- al reo convicto y confeso. El
poder soberano de un país, algunas veces, concede una amnistía o un indulto.
Al alma contrita, Dios la perdona siempre.
764. "A través de vosotros he visto a Dios, que olvidaba mis locuras y mis
ofensas, y me acogía con cariño de Padre". Esto escribió a los suyos,
contrito, de regreso a la casa paterna, un hijo pródigo del siglo XX.
765. Te ha costado mucho ir apartando y olvidando las preocupacioncillas tuyas,
tus ilusiones personales: pobres y pocas, pero arraigadas. - A cambio, ahora
estás bien seguro de que tu ilusión y tu ocupación son tus hermanos, y sólo
ellos, porque en el prójimo has aprendido a descubrir a Jesucristo.
766. " El ciento por uno!"... Cómo te acordabas hace unos días de
esa promesa del Señor!
- En la fraternidad que se vive entre tus compañeros de apostolado, te lo
aseguro, encontrarás ese ciento por uno.
767. Cuántos temores y cuántos peligros puede disipar el amor verdadero entre
los hermanos, que no se nombra - porque entonces parece como si se profanase- ,
pero que resplandece en cada detalle!
768. Acude en confidencia segura, todos los días, a la Virgen Santísima. Tu
alma y tu vida saldrán reconfortadas. - Ella te hará participar de los tesoros
que guarda en su corazón, pues "jamás se oyó decir que ninguno de
cuantos han acudido a su protección ha sido desoído".
769.
Para ir adelante, en la vida interior y en el apostolado, no es la devoción
sensible lo necesario; sino la disposición decidida y generosa, de la voluntad,
a los requerimientos divinos.
770. Sin el Señor no podrás dar un paso seguro. - Esta certeza de que
necesitas su ayuda, te llevará a unirte más a El, con recia confianza,
perseverante, ungida de alegría y de paz, aunque el camino se haga áspero y
pendiente.
771. Mira la gran diferencia que media entre el modo de obrar natural y el
sobrenatural. El primero comienza bien, para acabar aflojando luego. El segundo
comienza igualmente bien..., pero después se esfuerza por proseguir aún mejor.
772. No es malo comportarse bien por nobles razones humanas. - Pero... qué
diferencia cuando "mandan" las sobrenaturales!
773. Al contemplar esa alegría ante el trabajo duro, preguntó aquel amigo:
pero ¿se hacen todas esas tareas por entusiasmo? - Y le respondieron con
alegría y con serenidad: "¿por entusiasmo?..., nos habríamos
lucido!"; "per Dominum Nostrum Iesum Christum!" - por Nuestro
Señor Jesucristo!, que nos espera de continuo.
774. El mundo está necesitando que despertemos a los somnolientos, que animemos
a los tímidos, que guiemos a los desorientados; en una palabra, que los
encuadremos en las filas de Cristo, para que no se echen a perder tantas
energías.
775. Quizá a ti también te aproveche aquella industria sobrenatural -
delicadeza de voluntario amor- que se repetía un alma muy de Dios, ante las
distintas exigencias: "ya es hora de que te decidas, de verdad, a hacer
algo que merezca la pena".
776. ¿Qué perfección cristiana pretendes alcanzar, si haces siempre tu
capricho, "lo que te gusta"...? Todos tus defectos, no combatidos,
darán un lógico fruto constante de malas obras. Y tu voluntad - que no estará
templada en una lucha perseverante- no te servirá de nada, cuando llegue una
ocasión difícil.
777. La fachada es de energía y reciedumbre. - Pero cuánta flojera y falta de
voluntad por dentro!
- Fomenta la decisión de que tus virtudes no se transformen en disfraz, sino en
hábitos que definan tu carácter.
778. "Conozco a algunas y a algunos que no tienen fuerzas ni para pedir
socorro", me dices disgustado y apenado. - No pases de largo; tu voluntad
de salvarte y de salvarles puede ser el punto de partida de su conversión.
Además, si recapacitas, advertirás que también a ti te tendieron la mano.
779. La gente blandengue, la que se queja de mil pequeñeces ridículas, es la
que no sabe sacrificarse en esas minucias diarias por Jesús,... y mucho menos
por los demás.
Qué vergüenza si tu comportamiento - tan duro, tan exigente con los otros!-
adolece de esa blandenguería en tu quehacer cotidiano!
hacer más y con mayor eficacia, pero a menudo actúas totalmente atolondrado, o
no te atreves.
"Contra spem, in spem!" - vive de esperanza segura, contra toda
esperanza. Apóyate en esta roca firme que te salvará y empujará . Es una
virtud teologal, estupenda!, que te animará a adelantar, sin temor a pasarte de
la raya, y te impedirá detenerte.
- No me mires así!: sí!, cultivar la esperanza significa robustecer la
voluntad.
781. Cuando tu voluntad flaquee ante el trabajo habitual, recuerda una vez más
aquella consideración: "el estudio, el trabajo, es parte esencial de mi
camino. El descrédito profesional - consecuencia de la pereza- anularía o
haría imposible mi labor de cristiano. Necesito - así lo quiere Dios- el
ascendiente del prestigio profesional, para atraer y ayudar a los demás".
- No lo dudes: si abandonas tu tarea, te apartas - y apartas a otros- de los
planes divinos!
782. Te asustaba el camino de los hijos de Dios porque, en nombre del Señor, te
urgían a cumplir, a negarte, a salir de tu torre de marfil. Te excusaste..., y
te confieso que no me extraña nada esa carga, que te pesa: un conjunto de
complejos y retorcimientos, de melindres y escrúpulos, que te deja inútil.
No te enfades si te digo que te has portado con menos entereza - como si fueras
peor o inferior- que la gente depravada, pregonera audaz del mal.
"Surge et ambula!" - levántate y camina, decídete!, todavía puedes
liberarte de ese fardo nefasto si, con la gracia de Dios, oyes lo que El pide y,
sobre todo, si le secundas plenamente
783. Es bueno que te coman el alma esas impaciencias. - Pero no tengas prisas;
Dios quiere y cuenta con tu decisión de prepararte seriamente, durante los
años o meses necesarios. - No le faltaba razón a aquel emperador: "el
tiempo y yo contra otros dos".
784. Así resumía la celotipia o la envidia un hombre recto: "muy mala
voluntad deben de tener, para enturbiar un agua tan clara".
785. ¿Que si has de mantenerte silencioso e inactivo?... - Ante la agresión
injusta a la ley justa, no!
786. Cada día te vas "chiflando" más... - Se nota en esa seguridad y
en ese aplomo formidable, que te da el saberte trabajando por Cristo.
- Ya lo ha proclamado la Escritura Santa: "vir fidelis, multum laudabitur"
- el varón fiel, de todos merece alabanzas.
787. Nunca te habías sentido más absolutamente libre que ahora, que tu
libertad está tejida de amor y de desprendimiento, de seguridad y de
inseguridad: porque nada fías de ti y todo de Dios.
788. ¿Has visto cómo se represan las aguas en los embalses, para los tiempos
de sequía?... Del mismo modo, para lograr esa igualdad de carácter que
necesitas en el tiempo de dificultad, has de represar la alegría, las razones
claras y las luces que el Señor te manda.
789. Al extinguirse las llamaradas del primer entusiasmo, el avance a oscuras se
torna penoso. - Pero ese progreso, que cuesta, es el más firme. Y luego, cuando
menos lo esperes, cesará la oscuridad y volverán el entusiasmo y el fuego.
Persevera!
790. Dios nos quiere a sus hijos como fuerzas de ofensiva. - No podemos
quedarnos a la espectativa: lo nuestro es luchar, allá donde nos encontremos,
como un ejército en orden de batalla.
791. No se trata de realizar tus obligaciones apresuradamente, sino de llevarlas
a término sin pausa, al paso de Dios.
792. No te falta el trato agradable de conversador inteligente... Pero también
eres muy apático. - "Si no me buscan...", te excusas.
- Si no cambias - puntualizo- y no vas al encuentro de quienes te esperan, nunca
podrás ser un apóstol eficaz.
793. Tres puntos importantísimos para arrastrar las almas al Señor: que te
olvides de ti, y pienses sólo en la gloria de tu Padre Dios; que sometas
filialmente tu voluntad a la Voluntad del Cielo, como te enseñó Jesucristo;
que secundes dócilmente las luces del Espíritu Santo.
794. Tres días con sus noches busca María al Hijo que se ha perdido. Ojalá
podamos decir tú y yo que nuestra voluntad de encontrar a Jesús tampoco conoce
descanso.
795.
Lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un
corazón enamorado.
796. Después de veinte siglos, hemos de pregonar con seguridad plena que el
espíritu de Cristo no ha perdido su fuerza redentora, la única que sacia los
anhelos del corazón humano. - Comienza por meter esa verdad en el tuyo, que
estará en perpetua inquietud - como escribió San Agustín- mientras no lo
pongas enteramente en Dios.
797. Amar es... no albergar más que un solo pensamiento, vivir para la persona
amada, no pertenecerse, estar sometido venturosa y libremente, con el alma y el
corazón, a una voluntad ajena... y a la vez propia.
798. Todavía no quieres al Señor como el avaro sus riquezas, como una madre a
su hijo..., todavía te preocupas demasiado de ti mismo y de pequeñeces tuyas!
Sin embargo, notas que Jesús ya se ha hecho indispensable en tu vida...
- Pues, en cuanto correspondas por completo a su llamada, te será también
indispensable en cada uno de tus actos.
799. Grítaselo fuerte, que ese grito es chifladura de enamorado!: Señor,
aunque te amo..., no te fíes de mí! Atame a Ti, cada día más!
800. No lo dudes: el corazón ha sido creado para amar. Metamos, pues, a Nuestro
Señor Jesucristo en todos los amores nuestros. Si no, el corazón vacío se
venga, y se llena de las bajezas más despreciables.
801. No existe corazón más humano que el de una criatura que rebosa sentido
sobrenatural. Piensa en Santa María, la llena de gracia, Hija de Dios Padre,
Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo: en su Corazón cabe la
humanidad entera sin diferencias ni discriminaciones. - Cada uno es su hijo, su
hija.
802. Las personas, cuando tienen el corazón muy pequeño, parece que guardan
sus afanes en un cajón pobre y apartado.
803. Has de conducirte cada día, al tratar a quienes te rodean, con mucha
comprensión, con mucho cariño, junto - claro está - con toda la energía
necesaria: si no, la comprensión y el cariño se convierten en complicidad y en
egoísmo.
804. Decía - sin humildad de garabato- aquel amigo nuestro: "no he
necesitado aprender a perdonar, porque el Señor me ha enseñado a querer".
805. Perdonar. Perdonar con toda el alma y sin resquicio de rencor! Actitud
siempre grande y fecunda.
- Ese fue el gesto de Cristo al ser enclavado en la cruz: "Padre,
perdónales, porque no saben lo que hacen", y de ahí vino tu salvación y
la mía.
806. Pena grande te produjo el comentario, bien poco cristiano, de aquella
persona: "perdona a tus enemigos - te decía- : no imaginas la rabia que
les da!"
- No te pudiste contener, y replicaste con paz: "no quiero baratear el amor
con la humillación del prójimo. Perdono, porque amo, con hambre de imitar al
Maestro".
807. Evita con delicadeza todo lo que pueda herir el corazón de los demás.
808. ¿Por qué , entre diez maneras de decir que "no", has de escoger
siempre la más antipática? - La virtud no desea herir.
809. Mira: tenemos que amar a Dios no sólo con nuestro corazón, sino con el
"Suyo", y con el de toda la humanidad de todos los tiempos...: si no,
nos quedaremos cortos para corresponder a su Amor.
810. Me duele que, quienes se han entregado a Dios, presenten la imagen o den
pie a que se les tome por solterones: si tienen el Amor por antonomasia! -
Solterones serán, si no saben amar a Quien tanto ama.
811. Alguno ha comparado el corazón a un molino, que se mueve por el viento del
amor, de la pasión...
Efectivamente, ese "molino" puede moler trigo, cebada, estiércol... -
Depende de nosotros!
812. El demonio - padre de la mentira y víctima de su soberbia- intenta remedar
al Señor hasta en el modo de hacer prosélitos. ¿Te has fijado?: lo mismo que
Dios se vale de los hombres para salvar almas y llevarlas a la santidad,
satanás se sirve de otras personas, para entorpecer esa labor y aun para
perderlas. Y - no te asustes- de la misma manera que Jesús busca, como
instrumentos, a los más próximos - parientes, amigos, colegas, etc.- , el
demonio también intenta, con frecuencia, mover a esos seres más queridos, para
inducir al mal.
Por eso, si los lazos de la sangre se convierten en ataduras, que te impiden
seguir los caminos de Dios, córtalos con decisión. Y quizá tu determinación
desate también a quienes estaban enredados en las mallas de Lucifer.
813. Gracias, Jesús mío!, porque has querido hacerte perfecto Hombre, con un
Corazón amante y amabilísimo, que ama hasta la muerte y sufre; que se llena de
gozo y de dolor; que se entusiasma con los caminos de los hombres, y nos muestra
el que lleva al Cielo; que se sujeta heroicamente al deber, y se conduce por la
misericordia; que vela por los pobres y por los ricos; que cuida de los
pecadores y de los justos...
- Gracias, Jesús mío, y danos un corazón a la medida del Tuyo!
814. Pide a Jesús que te conceda un Amor como hoguera de purificación, donde
tu pobre carne - tu pobre corazón- se consuma, limpiándose de todas las
miserias terrenas... Y, vacío de ti mismo, se colme de El. Pídele que te
conceda una radical aversión a lo mundano: que sólo te sostenga el Amor.
815. Has visto muy clara tu vocación - querer a Dios- , pero sólo con la
cabeza. Me aseguras que has metido el corazón en el camino..., pero a veces te
distraes, e incluso intentas volver la mirada atrás: señal de que no lo has
metido del todo. - Afina!
816. "He venido - así se expresa el Maestro- a enfrentar al hombre contra
su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra..."
Cumpliendo lo que El te exige, demostrará s que los amas verdaderamente. Por
eso, no te escudes en el cariño que les tienes - total debe ser- , a la hora de
tu sacrificio personal. Si no, créeme, antepones, al amor de Dios, el de tus
padres; y, al de tus padres, tu amor propio.
- ¿Has entendido ahora, con más profundidad, la congruencia de las palabras
evangélicas?
817. El corazón! De vez en cuando, sin poder evitarlo, se proyecta una sombra
de luz humana, un recuerdo torpe, triste, "pueblerino"...
- Acude enseguida al Sagrario, física o espiritualmente: y tornarás a la luz,
a la alegría, a la Vida.
818. La frecuencia con que visitamos al Señor está en función de dos
factores: fe y corazón; ver la verdad y amarla.
819. El Amor se robustece también con negación y mortificación.
820. Si tuvieras un corazón grande y algo más de sinceridad, no te detendrías
a mortificar, ni te sentirías mortificado..., por detallitos.
821. Si te enfadas - en ocasiones es un deber; en otras, una flaqueza- , que
dure sólo pocos minutos. Y además, siempre con caridad: cariño!
822. ¿Reprender?... Muchas veces es necesario. Pero enseñando a corregir el
defecto. Nunca, por un desahogo de tu mal carácter.
823. Cuando hay que corregir, se ha de actuar con claridad y amabilidad; sin
excluir una sonrisa en los labios, si procede. Nunca - o muy rara vez- , por la
tremenda.
824. ¿Te sientes depositario del bien y de la verdad absoluta y, por tanto,
investido de un título personal o de un derecho a desarraigar el mal a toda
costa?
- Por ese camino no arreglarás nada: sólo por Amor y con amor!, recordando que
el Amor te ha perdonado y te perdona tanto.
825. Ama a los buenos, porque aman a Cristo... - Y ama también a los que no le
aman, porque tienen esa desgracia..., y especialmente porque El ama a unos y a
otros.
826. La gente de aquella tierra - tan apartada de Dios, tan desorientada- te ha
recordado las palabras del Maestro: "andan como ovejas sin pastor".
- Y has sentido que a ti también se te llenan las entrañas de compasión...:
decídete, desde el lugar que ocupas, a dar la vida en holocausto por todos.
827. Los pobres - decía aquel amigo nuestro- son mi mejor libro espiritual y el
motivo principal para mis oraciones. Me duelen ellos, y Cristo me duele con
ellos. Y, porque me duele, comprendo que le amo y que les amo.
828. Poniendo el amor de Dios en medio de la amistad, este afecto se depura, se
engrandece, se espiritualiza; porque se queman las escorias, los puntos de vista
egoístas, las consideraciones excesivamente carnales. No lo olvides: el amor de
Dios ordena mejor nuestros afectos, los hace más puros, sin disminuirlos.
829. Esta situación te quema: se te ha acercado Cristo, cuando no eras más que
un miserable leproso! Hasta entonces, sólo cultivabas una cualidad buena: un
generoso interés por los demás. Después de ese encuentro, alcanzaste la
gracia de ver a Jesús en ellos, te enamoraste de El y ahora le amas en
ellos..., y te parece muy poco - tienes razón!- el altruismo que antes te
empujaba a prestar unos servicios al prójimo.
830. Acostúmbrate a poner tu pobre corazón en el Dulce e Inmaculado Corazón
de María, para que te lo purifique de tanta escoria, y te lleve al Corazón
Sacratísimo y Misericordioso de Jesús.
831.
La castidad - la de cada uno en su estado: soltero, casado, viudo, sacerdote- es
una triunfante afirmación del amor.
832. El "milagro" de la pureza tiene como puntos de apoyo la oración
y la mortificación.
833. Más peligrosa se demuestra la tentación contra la castidad, cuanto más
disimulada viene: por presentarse insidiosamente, engaña mejor.
- No transijas, ni siquiera con la excusa de no "parecer raro"!
834. La santa pureza: humildad de la carne! Señor - le pedías- , siete
cerrojos para mi corazón. Y te aconsejé que le pidieses siete cerrojos para tu
corazón y, también, ochenta años de gravedad para tu juventud...
Además, vigila..., porque antes se apaga una centella que un incendio; huye...,
porque aquí es una vil cobardía ser "valiente"; no andes con los
ojos desparramados..., porque eso no indica ánimo despierto, sino insidia de
satanás.
Pero toda esta diligencia humana, con la mortificación, el cilicio, la
disciplina y el ayuno, qué poco valen sin Ti, Dios mío!
835. Así mató aquel confesor la concupiscencia de un alma delicada, que se
acusó de ciertas curiosidades: - " Bah!: instintos de machos y de
hembras".
836. En cuanto se admite voluntariamente ese diálogo, la tentación quita la
paz del alma, del mismo modo que la impureza consentida destruye la gracia.
837. Ha seguido el camino de la impureza, con todo su cuerpo..., y con toda su
alma. - Su fe se ha ido desdibujando..., aunque bien le consta que no es
problema de fe.
838. "Usted me dijo que se puede llegar a ser otro" San Agustín,
después de mi pasado. No lo dudo, y hoy más que ayer quiero tratar de
comprobarlo".
Pero has de cortar valientemente y de raíz, como el santo obispo de Hipona.
839. Sí, pide perdón contrito, y haz abundante penitencia por los sucesos
impuros de tu vida pasada, pero no quieras recordarlos.
840. Esa conversación... sucia, de cloaca!
- No basta con que no la secundes: manifiesta reciamente tu repugnancia!
841. Parece como si el "espíritu" se fuera reduciendo,
empequeñeciendo, hasta quedar en un puntito... Y el cuerpo se agranda, se
agiganta, hasta dominar. - Para ti escribió San Pablo: "castigo mi cuerpo
y lo esclavizo, no sea que, habiendo predicado a otros, venga yo a ser
reprobado".
842. Qué pena dan los que afirman - por su personal experiencia triste- que no
se puede ser casto, viviendo y trabajando en medio del mundo!
- Con ese ilógico razonamiento, no deberían molestarse si otros ofenden la
memoria de sus padres, de sus hermanos, de su mujer, de su marido.
843. Aquel confesor, un poco rudo, pero experimentado, contuvo los desvaríos de
un alma y los redujo al orden, con esta afirmación: "andas ahora por
caminos de vacas; luego, ya te conformarás con ir por los de cabras; y
luego..., siempre como un animal, que no sabe mirar al cielo".
844. Tú serás... eso, lo que eres: un animalito. - Pero me has de reconocer
que otros son enterizos y castos. Ah!, y no te irrites luego, cuando no cuenten
contigo o cuando te ignoren: ellos y ellas organizan sus planes humanos con
personas que tienen alma y cuerpo..., no con animales.
845. Hay quien trae hijos al mundo para su industria, para su servicio, para su
egoísmo... Y no se acuerdan de que son un don maravilloso del Señor, del que
tendrán que dar especialísima cuenta.
Traer hijos, sólo para continuar la especie, también lo saben hacer - no te me
enfades- los animales.
846. Un matrimonio cristiano no puede desear cegar las fuentes de la vida.
Porque su amor se funda en el Amor de Cristo, que es entrega y sacrificio...
Además, como recordaba Tobías a Sara, los esposos saben que "nosotros
somos hijos de santos, y no podemos juntarnos a manera de los gentiles, que no
conocen a Dios".
847. Cuando éramos pequeños, nos pegábamos a nuestra madre, al pasar por
caminos oscuros o por donde había perros.
Ahora, al sentir las tentaciones de la carne, debemos juntarnos estrechamente a
Nuestra Madre del Cielo, por medio de su presencia bien cercana y por medio de
las jaculatorias.
- Ella nos defenderá y nos llevará a la luz.
848. Ni son más hombres, ni son más mujeres, por llevar esa vida desordenada.
Se ve que, quienes así razonan, ponen su ideal de persona en las meretrices, en
los invertidos, en los degenerados..., en los que tienen el corazón podrido y
no podrán entrar en el Reino de los Cielos.
849. Permíteme un consejo, para que lo pongas en práctica a diario. Cuando el
corazón te haga notar sus bajas tendencias, reza despacio a la Virgen
Inmaculada: mírame con compasión, no me dejes, Madre mía! - Y aconséjalo a
otros.
850.
Fomenta, en tu alma y en tu corazón - en tu inteligencia y en tu querer- , el
espíritu de confianza y de abandono en la amorosa Voluntad del Padre
celestial... - De ahí nace la paz interior que ansías.
851. ¿Cómo vas a tener paz, si te dejas arrastrar - contra los
"tirones" de la gracia- por esas pasiones, que ni siquiera intentas
dominar?
El cielo empuja para arriba; tú - sólo tú : no busques excusas!- , para
abajo... - Y de este modo te desgarras.
852. Tanto la paz, como la guerra, están dentro de nosotros.
No se puede llegar al triunfo, a la paz, si faltan la lealtad y la decisión de
vencer en el combate.
853. Un remedio contra esas inquietudes tuyas: tener paciencia, rectitud de
intención, y mirar las cosas con perspectiva sobrenatural.
854. Aleja enseguida de ti - si Dios está contigo!- el temor y la perturbación
de espíritu...: evita de raíz esas reacciones, pues sólo sirven para
multiplicar las tentaciones y acrecentar el peligro.
855. Aunque todo se hunda y se acabe, aunque los acontecimientos sucedan al
revés de lo previsto, con tremenda adversidad, nada se gana turbándose.
Además, recuerda la oración confiada del profeta: "el Señor es nuestro
Juez, el Señor es nuestro Legislador, el Señor es nuestro Rey; El es quien nos
ha de salvar".
- Rézala devotamente, a diario, para acomodar tu conducta a los designios de la
Providencia, que nos gobierna para nuestro bien.
856. Si - por tener fija la mirada en Dios- sabes mantenerte sereno ante las
preocupaciones, si aprendes a olvidar las pequeñeces, los rencores y las
envidias, te ahorrarás la pérdida de muchas energías, que te hacen falta para
trabajar con eficacia, en servicio de los hombres.
857. Aquel amigo nos confiaba sinceramente que jamás se había aburrido, porque
nunca se había encontrado solo, sin nuestro Amigo.
- Caía la tarde, con un silencio denso... Notaste muy viva la presencia de
Dios... Y, con esa realidad, qué paz!
858. Un saludo vibrante de un hermano te recordó, en aquel ambiente viajero,
que los caminos honestos del mundo están abiertos para Cristo: únicamente
falta que nos lancemos a recorrerlos, con espíritu de conquista.
Sí, Dios ha creado el mundo para sus hijos, para que lo habiten y lo
santifiquen: ¿a qué esperas?
859. Eres extraordinariamente feliz. A veces, cuando te das cuenta de que un
hijo de Dios le abandona, sientes - en medio de tu paz y de tu gozo íntimos- un
dolor de cariño, una amargura, que ni turba ni inquieta.
- Bien, pero... a poner todos los medios humanos y sobrenaturales para que
reaccione..., y a confiar con certidumbre en Jesucristo! Así, las aguas vuelven
siempre a su cauce.
860. Cuando te abandones de verdad en el Señor, aprenderás a contentarte con
lo que venga, y a no perder la serenidad, si las tareas - a pesar de haber
puesto todo tu empeño y los medios oportunos- no salen a tu gusto... Porque
habrán "salido" como le conviene a Dios que salgan.
861. Sigues teniendo despistes y faltas, y te duelen! A la vez, caminas con una
alegría que parece que te va a hacer estallar.
Por eso, porque te duelen - dolor de amor- , tus fracasos ya no te quitan la
paz.
862. Cuando se está a oscuras, cegada e inquieta el alma, hemos de acudir, como
Bartimeo, a la Luz. Repite, grita, insiste con más fuerza, "Domine, ut
videam!" - Señor, que vea!... Y se hará el día para tus ojos, y podrá s
gozar con la luminaria que El te concederá .
863. Lucha contra las asperezas de tu carácter, contra tus egoísmos, contra tu
comodidad, contra tus antipatías... Además de que hemos de ser corredentores,
el premio que recibirás - piénsalo bien- guardará relación directísima con
la siembra que hayas hecho.
864. Tarea del cristiano: ahogar el mal en abundancia de bien. No se trata de
campañas negativas, ni de ser atinada. Al contrario: vivir de afirmación,
llenos de optimismo, con juventud, alegría y paz; ver con comprensión a todos:
a los que siguen a Cristo y a los que le abandonan o no le conocen.
- Pero comprensión no significa abstencionismo, ni indiferencia, sino
actividad.
865. Por caridad cristiana y por elegancia humana, debes esforzarte en no crear
un abismo con nadie..., en dejar siempre una salida al prójimo, para que no se
aleje aún más de la Verdad.
866. La violencia no es buen sistema para convencer..., y mucho menos en el
apostolado.
867. El violento pierde siempre, aunque gane la primera batalla..., porque acaba
rodeado de la soledad de su incomprensión.
868. La táctica del tirano es conseguir que riñan entre sí los que, unidos,
podrían hacerle caer. - Vieja artimaña usada por el enemigo - por el diablo y
por sus corifeos- , para desbaratar muchos planes apostólicos.
869. Esos..., que ven contrincantes donde sólo hay hermanos, niegan con sus
obras su profesión de cristianos.
870. Con la polémica agresiva, que humilla, raramente se resuelve una
cuestión. Y, desde luego, nunca se alcanza esclarecimiento cuando, entre los
que disputan, hay un fanático.
871. No me explico tu enfado, ni tu desencanto. Te han correspondido con tu
misma moneda: el deleite en las injurias, a través de la palabra y de las
obras.
Aprovecha la lección y, en adelante, no me olvides que también tienen corazón
los que contigo conviven.
872. Para que no me pierdas la paz, en aquellos tiempos de dura e injusta
contradicción, te recordé : "si nos abren la cabeza, no le daremos mayor
importancia: será que debemos llevarla abierta".
873. Paradoja: desde que me decidí a seguir el consejo del Salmo: "arroja
sobre el Señor tus preocupaciones, y El te sostendrá ", cada día tengo
menos preocupaciones en la cabeza... Y a la vez, con el trabajo oportuno, se
resuelve todo, con más claridad!
874. Santa María es - así la invoca la Iglesia- la Reina de la paz. Por eso,
cuando se alborota tu alma, el ambiente familiar o el profesional, la
convivencia en la sociedad o entre los pueblos, no ceses de aclamarla con ese
título: "Regina pacis, ora pro nobis!" - Reina de la paz, ruega por
nosotros! ¿Has probado, al menos, cuando pierdes la tranquilidad?... - Te
sorprenderás de su inmediata eficacia.
875.
El verdadero cristiano está siempre dispuesto a comparecer ante Dios. Porque,
en cada instante - si lucha para vivir como hombre de Cristo- , se encuentra
preparado para cumplir su deber.
876. Cara a la muerte, sereno! - Así te quiero. - No con el estoicismo frío
del pagano; sino con el fervor del hijo de Dios, que sabe que la vida se muda,
no se quita. - ¿Morir?... Vivir!
877. Doctor en Derecho y en Filosofía, preparaba una oposición a cátedra, en
la Universidad de Madrid. Dos carreras brillantes, realizadas con brillantez.
Recibí un aviso suyo: estaba enfermo, y deseaba que fuera a verle. Llegué a la
pensión, donde se hospedaba. - "Padre, me muero", fue su saludo. Le
animé , con cariño. Quiso hacer confesión general. Aquella noche falleció.
Un arquitecto y un médico me ayudaron a amortajarle. - Y, a la vista de aquel
cuerpo joven, que rápidamente comenzó a descomponerse..., coincidimos los tres
en que las dos carreras universitarias no valían nada, comparadas con la
carrera definitiva que, buen cristiano, acababa de coronar.
878. Todo se arregla, menos la muerte... Y la muerte lo arregla todo.
879. La muerte llegará inexorable. Por lo tanto, qué hueca vanidad centrar la
existencia en esta vida! Mira cómo padecen tantas y tantos. A unos, porque se
acaba, les duele dejarla; a otros, porque dura, les aburre... No cabe, en
ningún caso, el errado sentido de justificar nuestro paso por la tierra como un
fin.
Hay que salirse de esa lógica, y anclarse en la otra: en la eterna. Se necesita
un cambio total: un vaciarse de sí mismo, de los motivos egocéntricos, que son
caducos, para renacer en Cristo, que es eterno.
880. Cuando pienses en la muerte, a pesar de tus pecados, no tengas miedo...
Porque El ya sabe que le amas..., y de qué pasta estás hecho.
- Si tú le buscas, te acogerá como el padre al hijo pródigo: pero has de
buscarle!
881. "Non habemus hic manentem civitatem" - no se halla en esta tierra
nuestra morada definitiva. - Y, para que no lo olvidemos, aparece con crudeza, a
veces, esta verdad a la hora de la muerte: incomprensión, persecución,
desprecio,... - Y siempre la soledad, porque - aunque estemos rodeados de
cariño- cada uno muere solo.
- Soltemos ya todas las amarras! Preparé monos de continuo para ese paso, que
nos llevará a la presencia eterna de la Trinidad Santísima.
882. El tiempo es nuestro tesoro, el "dinero" para comprar la
eternidad.
883. Te has consolado con la idea de que la vida es un gastarse, un quemarla en
el servicio de Dios. - Así, gastándonos íntegramente por El, vendrá la
liberación de la muerte, que nos traerá la posesión de la Vida.
884. Aquel sacerdote amigo trabajaba pensando en Dios, asido a su mano paterna,
y ayudando a que los demás asimilaran estas ideas madres. Por eso, se decía:
cuando tú mueras, todo seguirá bien, porque continuará ocupándose El.
885. No me hagas de la muerte una tragedia!, porque no lo es. Sólo a los hijos
desamorados no les entusiasma el encuentro con sus padres.
886. Todo lo de aquí abajo es un puñado de ceniza. Piensa en los millones de
personas - ya difuntas- "importantes" y "recientes", de
quienes no se acuerda nadie.
887. Esta ha sido la gran revolución cristiana: convertir el dolor en
sufrimiento fecundo; hacer, de un mal, un bien. Hemos despojado al diablo de esa
arma...; y, con ella, conquistamos la eternidad.
888. Tremendo se revelará el juicio para los que, sabiendo perfectamente el
camino, y habiéndolo enseñado y exigido a los otros, no lo hayan recorrido
ellos mismos.
- Dios los juzgará y los condenará con sus propias palabras.
889. EL purgatorio es una misericordia de Dios, para limpiar los defectos de los
que desean identificarse con El.
890. Sólo el infierno es castigo del pecado. La muerte y el juicio no son más
que consecuencias, que no temen quienes viven en gracia de Dios.
891. Si alguna vez te intranquiliza el pensamiento de nuestra hermana la muerte,
porque te ves tan poca cosa!, anímate y considera: ¿qué será ese Cielo que
nos espera, cuando toda la hermosura y la grandeza, toda la felicidad y el Amor
infinitos de Dios se viertan en el pobre vaso de barro que es la criatura
humana, y la sacien eternamente, siempre con la novedad de una dicha nueva?
892. Cuando se choca con la amarga injusticia de esta vida, cómo se goza el
alma recta, al pensar en la Justicia eterna de su Dios eterno!
- Y, dentro del conocimiento de sus propias miserias, se le escapa, con eficaces
deseos, aquella exclamación paulina: "non vivo ego" - no soy yo quien
vive ahora!, es Cristo quien vive en mí!: y vivirá eternamente.
893. Qué contento se debe morir, cuando se han vivido heroicamente todos los
minutos de la vida! - Te lo puedo asegurar porque he presenciado la alegría de
quienes, con serena impaciencia, durante muchos años, se han preparado para ese
encuentro.
894. Pide que ninguno de nosotros falle al Señor. - No nos será difícil, si
no hacemos el tonto. Porque nuestro Padre Dios ayuda en todo: incluso haciendo
temporal este destierro nuestro en el mundo.
895. El pensamiento de la muerte te ayudará a cultivar la virtud de la caridad,
porque quizá ese instante concreto de convivencia es el último en que
coincides con éste o con aquél...: ellos o tú , o yo, podemos faltar en
cualquier momento.
896. Decía un alma ambiciosa de Dios: por fortuna, los hombres no somos
eternos!
897. Me hizo meditar aquella noticia: cincuenta y un millones de personas
fallecen al año; noventa y siete al minuto. El pescador - ya lo dijo el
Maestro- echa sus redes al mar, el Reino del Cielo es semejante a una red
barredera..., y de ahí serán escogidos los buenos; los malos, los que no
reúnen condiciones, desechados para siempre! Cincuenta y un millones mueren al
año, noventa y siete al minuto: díselo también a otros.
898. En cuerpo y alma ha subido a los Cielos nuestra Madre. Repítele que, como
hijos, no queremos separarnos de Ella... Te escuchará !
899.
Don de lenguas, saber transmitir la ciencia de Dios: recurso imprescindible para
quien ha de ser apóstol. - Por eso, todos los días pido a Dios Nuestro Señor
que lo conceda a cada una y a cada uno de sus hijos.
900. Aprende a decir que no, sin herir innecesariamente, sin recurrir al rechazo
tajante, que rasga la caridad.
- Recuerda que estás siempre delante de Dios!
901. ¿Te molesta que insista, del mismo modo, en las mismas cosas esenciales?,
¿que no tenga en cuenta esas corrientes en boga? - Mira; de igual manera se ha
definido en los siglos la línea recta, porque es la más clara y breve. Otra
definición resultaría más oscura y complicada.
902.
Acostúmbrate a hablar cordialmente de todo y de todos; en particular, de
cuantos trabajan en el servicio de Dios.
Y cuando no sea posible, calla!: también los comentarios bruscos o desenfadados
pueden rayar en la murmuración o en la difamación.
903. Decía un muchachote que acababa de entregarse más íntimamente a Dios:
"ahora lo que me hace falta es hablar menos, visitar enfermos y dormir en
el suelo".
- Aplícate el cuento.
904. De los sacerdotes de Cristo no se ha de hablar más que para alabarles!
- Deseo con toda mi alma que mis hermanos y yo lo tengamos muy en cuenta, para
nuestra conducta diaria.
905. La mentira tiene muchas facetas: reticencia, cabildeo, murmuración... -
Pero es siempre arma de cobardes.
906. No hay derecho a que te dejes impresionar por la primera o por la última
conversación!
Escucha con respeto, con interés; da crédito a las personas..., pero tamiza tu
juicio en la presencia de Dios.
907. Murmuran. Y luego ellos mismos se encargan de que alguno venga enseguida a
contarte el "se dice"... - ¿Villanía? - Sin duda. Pero no me pierdas
la paz, ya que ningún daño podrá hacerte su lengua, si trabajas con
rectitud... - Piensa: qué bobos son, qué poco tacto humano tienen, qué falta
de lealtad con sus hermanos..., y especialmente con Dios!
Y no me caigas tú en la murmuración, por un mal entendido derecho de réplica.
Si has de hablar, sírvete de la corrección fraterna, como aconseja el
Evangelio.
908. No te preocupen esas contradicciones, esas habladurías: ciertamente
trabajamos en una labor divina, pero somos hombres... Y resulta lógico que, al
andar, levantemos el polvo del camino.
Eso que te molesta, que te hiere..., aprovéchalo para tu purificación y, si es
preciso, para rectificar.
909. Murmurar, dicen, es muy humano. - He replicado: nosotros hemos de vivir a
lo divino.
La palabra malvada o ligera de un solo hombre puede formar una opinión, y aun
poner de moda que se hable mal de alguien... Luego, esa murmuración sube de
abajo, llega a la altura, y quizá se condensa en negras nubes.
- Pero, cuando el hostigado es un alma de Dios, las nubes se resuelven en lluvia
fecunda, suceda lo que suceda; y el Señor se encarga de ensalzar, en lo que
pretendían humillarle o difamarle.
910. No querías creerlo, pero has tenido que rendirte a la evidencia, a costa
tuya: aquellas afirmaciones que pronunciaste sencillamente y con sano sentido
católico, las han retorcido con malicia los enemigos de la fe.
Es verdad, "hemos de ser cándidos como las palomas..., y prudentes como
las serpientes". No hables a destiempo ni fuera de lugar.
911. Porque no sabes - o no quieres- imitar la conducta noble de aquel hombre,
tu secreta envidia te empuja a ridiculizarle.
912. La maledicencia es hija de la envidia; y la envidia, el refugio de los
infecundos.
Por eso, ante la esterilidad, examina tu punto de mira: si trabajas y no te
molesta que otros también trabajen y consigan frutos, esa esterilidad es sólo
aparente: ya recogerá s la cosecha a su tiempo.
913. Hay algunos que, cuando no causan daño o no mortifican a los demás,
parecen considerarse desocupados.
914. A veces, pienso que los murmuradores son como pequeños endemoniados... -
Porque el demonio se insinúa siempre con su espíritu maligno de crítica a
Dios, o a los seguidores de Dios.
915. Pollinerías!, comentas despreciativo.
- ¿Las conoces? ¿No? - Entonces, ¿cómo hablas de lo que no sabes?
916. Responde a ese murmurador: ya se lo contaré o hablaré con el interesado.
917. Ha escrito un autor contemporáneo: "el chismorreo es siempre
inhumano; revela una valía personal mediocre; es un signo de ineducación;
demuestra falta de sentimiento distinguido; es indigno del cristiano".
918. Evita siempre la queja, la crítica, las murmuraciones...: evita a
rajatabla todo lo que pueda introducir discordia entre hermanos.
919. Tú , que estás constituido en muy alta autoridad, serías imprudente si
interpretases el silencio de los que escuchan como signo de aquiescencia: piensa
que no les dejas que te expongan sus sugerencias, y que te sientes ofendido si
llegan a comunicártelas. - Has de corregirte.
920. Esta ha de ser tu actitud ante la difamación. Primero, perdonar: a todos,
desde el primer instante y de corazón. - Después, querer: que no se te escape
ni una falta de caridad: responde siempre con amor!
- Pero, si se ataca a tu Madre, a la Iglesia, defiéndela valientemente; con
calma, pero con firmeza y con entereza llena de reciedumbre, impide que manchen,
o que estorben, el camino por donde han de ir las almas, que quieren perdonar y
responder con caridad, cuando sufren injurias personales.
921. El pueblo más pequeño - comentaba uno, cansado de murmuraciones- debería
ser como la capital.
- No sabía, pobre, que es lo mismo.
- Tú , por amor a Dios y al prójimo, no caigas en un defecto tan
pueblerino..., y tan poco cristiano. - De los primeros seguidores de Cristo se
afirmaba: mirad cómo se quieren! ¿Cabe decir lo mismo de ti, de mí, a toda
hora?
922. Las críticas contra las obras de apostolado suelen ser de dos estilos:
unos presentan la labor como una estructura complicadísima...; otros la tildan
de faena cómoda y fácil.
En el fondo, esa "objetividad" se reduce a miras estrechas, con una
buena dosis de charlatana gandulería. - Pregúntales sin enfado: ¿vosotros,
qué hacéis?
923. Para los mandatos de tu fe, quizá no puedes pedir simpatía, pero has de
exigir respeto.
924. Quienes te han hablado mal de ese amigo leal a Dios, son los mismos que
murmurarán de ti, cuando te decidas a portarte mejor.
925. Determinados comentarios solamente pueden herir a los que se sienten
tocados. Por eso, cuando se camina - cabeza y corazón- tras el Señor, las
críticas se acogen como purificación, y sirven de acicate para avivar el paso.
926. La Trinidad Beatísima ha coronado a nuestra Madre.
- Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, nos pedirá cuenta de toda
palabra ociosa. Otro motivo para que digamos a Santa María que nos enseñe a
hablar siempre en la presencia del Señor.
927.
Convéncete: tu apostolado consiste en difundir bondad, luz, entusiasmo,
generosidad, espíritu de sacrificio, constancia en el trabajo, profundidad en
el estudio, amplitud en la entrega, estar al día, obediencia absoluta y alegre
a la Iglesia, caridad perfecta...
- Nadie da lo que no tiene.
928. Para ti, todavía joven y que acabas de emprender el camino, este consejo:
como Dios se lo merece todo, procura destacar profesionalmente, para que puedas
después propagar tus ideas con mayor eficacia.
929. No lo olvides: tanto mejor convencemos cuanto más convencidos estamos.
930. "No se enciende la luz para ponerla debajo de un celemín, sino sobre
un candelero, a fin de que alumbre a todos los de la casa; brille así vuestra
luz ante los hombres, de manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a
vuestro Padre que está en los cielos".
Y, al final de su paso por la tierra, manda: "euntes docete" - id y
enseñad. Quiere que su luz brille en la conducta y en las palabras de sus
discípulos, en las tuyas también.
931. Resulta chocante la frecuencia con que, en nombre de la libertad!, tantos
tienen miedo - y se oponen!- a que los católicos sean sencillamente buenos
católicos.
932. Guárdate de los propagadores de calumnias e insinuaciones, que unos
recogen por ligereza y otros por mala fe, destruyendo la serenidad del ambiente
y envenenando la opinión pública.
En ocasiones, la verdadera caridad pide que se denuncien esos atropellos y a sus
promotores. Si no, con su conciencia desviada o poco formada, ellos y quienes
les oyen pueden razonar: callan, luego otorgan.
933. Vociferan los sectarios contra lo que llaman "nuestro fanatismo",
porque los siglos pasan y la Fe católica permanece inmutable.
En cambio, el fanatismo de los sectarios - porque no guarda relación con la
verdad- cambia en cada tiempo de vestidura, alzando contra la Santa Iglesia el
espantajo de meras palabras, vacías de contenido por sus hechos:
"libertad", que encadena; "progreso", que devuelve a la
selva; "ciencia", que esconde ignorancia... Siempre un pabellón que
encubre vieja mercancía averiada.
Ojalá se haga cada día más fuerte "tu fanatismo" por la Fe, única
defensa de la única Verdad!
934. No te asustes ni te asombres, ante la cerrazón de algunos. Nunca dejará
de haber fatuos que esgriman, con alardes de cultura, el arma de su ignorancia.
935. Qué pena comprobar cómo marchan unidos, por distintas pasiones - pero
unidos contra los cristianos, hijos de Dios- , los que odian al Señor y algunos
que afirman que están a su servicio!
936. En ciertos ambientes, sobre todo en los de la esfera intelectual, se
aprecia y se palpa como una consigna de sectas, servida a veces hasta por
católicos, que - con cínica perseverancia- mantiene y propaga la calumnia,
para echar sombras sobre la Iglesia, o sobre personas y entidades, contra toda
verdad y toda lógica.
Reza a diario, con fe: "ut inimicos Sanctae Ecclesiae - enemigos, porque
así se proclaman ellos- humiliare digneris, te rogamus audi nos!"
Confunde, Señor, a los que te persiguen, con la claridad de tu luz, que estamos
decididos a propagar.
937. ¿Que es vieja esa idea del catolicismo, y por tanto inaceptable?... - Más
antiguo es el sol, y no ha perdido su luz; más arcaica el agua, y aún quita la
sed y refresca.
938. No se puede tolerar que nadie, ni aun con buen fin, falsee la historia o la
vida. - Pero supone una gran equivocación levantar un pedestal a los enemigos
de la Iglesia, que han gastado sus días en esa persecución. Convéncete: la
verdad histórica no padece, porque un cristiano no colabore a construir un
pedestal, que no debe existir: ¿desde cuándo el odio se ha colocado como
modelo?
939. La propaganda cristiana no necesita provocar antagonismos, ni maltratar a
los que no conocen nuestra doctrina. Si se procede con caridad - "caritas
omnia suffert!" - el amor lo soporta todo- , quien era contrario,
defraudado de su error, sincera y delicadamente puede acabar comprometiéndose.
- Sin embargo, no caben cesiones en el dogma, en nombre de una ingenua
"amplitud de criterio", porque, quien así actuara, se expondría a
quedarse fuera de la Iglesia: y, en lugar de lograr el bien para otros, se
haría daño a sí mismo.
940. El cristianismo es "insólito", no se acomoda a las cosas de este
mundo. Y é se es quizá su "mayor inconveniente", y la bandera de los
mundanos.
941. Algunos no saben nada de Dios..., porque no les han hablado en términos
comprensibles.
942. Donde no te llegue la inteligencia, pide que te alcance la santa pillería,
para servir más y mejor a todos.
943. Créeme, el apostolado, la catequesis, de ordinario, ha de ser capilar: uno
a uno. Cada creyente con su compañero inmediato.
A los hijos de Dios nos importan todas las almas, porque nos importa cada alma.
944. Ampárate en la Virgen, Madre del Buen Consejo, para que de tu boca no
salgan jamás ofensas a Dios.
945.
Si los cristianos viviéramos de veras conforme a nuestra fe, se produciría la
más grande revolución de todos los tiempos... La eficacia de la corredención
depende también de cada uno de nosotros! - Medítalo.
946. Te sentirás plenamente responsable cuando comprendas que, cara a Dios,
sólo tienes deberes. Ya se encarga El de concederte derechos!
947. Ojalá te acostumbres a ocuparte a diario de los demás, con tanta entrega,
que te olvides de que existes!
948. Un pensamiento que te ayudará , en los momentos difíciles: cuanto más
aumente mi fidelidad, mejor contribuiré a que otros crezcan en esta virtud. - Y
resulta tan atrayente sentirnos sostenidos unos por otros!
949. No me seas "teórico": han de ser nuestras vidas, cada jornada,
las que conviertan esos ideales grandiosos en una realidad cotidiana, heroica y
fecunda.
950. Efectivamente, lo viejo merece respeto y agradecimiento. Aprender, sí.
Tener en cuenta esas experiencias, también. Pero no exageremos: cada cosa a su
tiempo. ¿Acaso nos vestimos con chupa y calzón, y cubrimos nuestras cabezas
con una peluca empolvada?
951. No te enfades: muchas veces un comportamiento irresponsable denota falta de
cabeza o de formación, más que carencia de buen espíritu.
Necesario será exigir a los maestros, a los directores, que colmen esas lagunas
con su cumplimiento responsable del deber.
- Necesario será que te examines..., si ocupas tú uno de esos puestos.
952. Corres el gran peligro de conformarte con vivir - o de pensar en que debes
vivir- como un "niño bueno", que se aloja en una casa ordenada, sin
problemas, y que no conoce más que la felicidad.
Eso es una caricatura del hogar de Nazaret: Cristo, porque traía la felicidad y
el orden, salió a propagar esos tesoros entre los hombres y mujeres de todos
los tiempos.
953. Me parecen muy lógicas tus ansias de que la humanidad entera conozca a
Cristo. Pero comienza con la responsabilidad de salvar las almas de los que
contigo conviven, de santificar a cada uno de tus compañeros de trabajo o de
estudio... - Esta es la principal misión que el Señor te ha encomendado.
954. Compórtate como si de ti, exclusivamente de ti, dependiera el ambiente del
lugar donde trabajas: ambiente de laboriosidad, de alegría, de presencia de
Dios y de visión sobrenatural.
- No entiendo tu abulia. Si tropiezas con un grupo de compañeros un poco
difícil - que quizá ha llegado a ser difícil por tu abandono- , te
desentiendes de ellos, escurres el bulto, y piensas que son un peso muerto, un
lastre que se opone a tus ilusiones apostólicas, que no te entenderán...
- ¿Cómo quieres que te oigan si, aparte de quererles y servirles con tu
oración y mortificación, no les hablas?...
- Cuántas sorpresas te llevará s el día en que te decidas a tratar a uno, a
otro, y a otro! Además, si no cambias, con razón podrán exclamar,
señalándote con el dedo: "hominem non habeo!" - no tengo quien me
ayude!
955. Oyeme: las cosas santas, cuando se ven santamente, cuando se viven todos
los días santamente..., no se convierten en cosas "de todos los
días". El quehacer entero de Jesucristo en esta tierra fue humano, y
divino!
956. No puedes conformarte con vivir - dices- como los demás, con fe del
montón. - Efectivamente, has de tener fe personal: con sentido de
responsabilidad.
957. La Trinidad Santísima te concede su gracia, y espera que la aproveches
responsablemente: ante tanto beneficio no cabe andar con posturas cómodas,
lentas, perezosas..., porque, además, las almas te esperan.
958. Para ti, que tienes ese gran problema. - Si se plantea bien el asunto, es
decir, con serena y responsable visión sobrenatural, la solución se encuentra
siempre.
959. Al coger a sus niños en brazos, las madres - las buenas madres- procuran
no llevar alfileres que puedan herir a esas criaturas...: al tratar con las
almas, hemos de poner toda la suavidad... y toda la energía necesaria.
960. "Custos, quid de nocte!" - Centinela, alerta!
Ojalá tú también te acostumbraras a tener, durante la semana, tu día de
guardia: para entregarte más, para vivir con más amorosa vigilancia cada
detalle, para hacer un poco más de oración y de mortificación.
Mira que la Iglesia Santa es como un gran ejército en orden de batalla. Y tú ,
dentro de ese ejército, defiendes un "frente", donde hay ataques y
luchas y contraataques. ¿Comprendes?
Esa disposición, al acercarte más a Dios, te empujará a convertir tus
jornadas, una tras otra, en días de guardia.
961. En el reverso de una vocación "perdida" o de una respuesta
negativa a esas llamadas constantes de la gracia, se debe ver la voluntad
permisiva de Dios. - Ciertamente: pero, si somos sinceros, bien nos consta que
no constituye eximente ni atenuante, porque apreciamos, en el anverso, el
personal incumplimiento de la Voluntad divina, que nos ha buscado para Sí, y no
ha encontrado correspondencia.
962. Si tú amas de verdad a tu Patria - y estoy seguro de que la amas- , ante
un alistamiento voluntario para defenderla de un peligro inminente, no dudarías
en inscribir tu nombre. En momentos de emergencia, ya te lo he escrito, todos
son útiles: hombres y mujeres; viejos, maduros, jóvenes y hasta adolescentes.
Sólo quedan al margen los incapaces y los niños.
Cada día se convoca, no ya un alistamiento voluntario - eso es poco- , sino una
movilización general de almas, para defender el Reino de Cristo. Y el mismo
Rey, Jesús, te ha llamado expresamente por tu nombre. Te pide que luches las
batallas de Dios, poniendo a su servicio lo más elevado de tu alma: tu
corazón, tu voluntad, tu entendimiento, todo tu ser.
- Escúchame: la carne, con tu pureza de vida y especialmente con la protección
de la Virgen, no es problema. - ¿Serás tan cobarde, que intentarás librarte
del llamamiento, excusándote con que tienes enfermo el corazón, la voluntad o
el entendimiento?... ¿Pretendes justificarte y quedarte en servicios
auxiliares?
- El Señor quiere hacer de ti un instrumento de vanguardia - ya lo eres- y, si
vuelves la espalda, no mereces más que lástima, por traidor!
963. Si el tiempo fuera solamente oro..., podrías perderlo quizá . - Pero el
tiempo es vida, y tú no sabes cuánta te queda.
964. El Señor convirtió a Pedro - que le había negado tres veces- sin
dirigirle ni siquiera un reproche: con una mirada de Amor.
- Con esos mismos ojos nos mira Jesús, después de nuestras caídas. Ojalá
podamos decirle, como Pedro: " Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te
amo!", y cambiemos de vida.
965. Razonan que, en nombre de la caridad, proceden con delicadeza y
comprensión, ante los que atropellan.
- Ruego a Dios que esa delicadeza y esa comprensión no sean el camuflaje de...
sus respetos humanos, de su comodidad!, para permitir que cometan el mal. Porque
entonces... su delicadeza y su comprensión sólo serían complicidad en la
ofensa a Dios.
966. No cabe facilitar la conversión de un alma, a costa de hacer posible la
perversión de otras muchas.
967. Si alguno aceptara que, entre los corderos, se criasen lobos..., puede
imaginarse con facilidad la suerte que correrían sus corderos.
968. Los hombres mediocres, mediocres en cabeza y en espíritu cristiano, cuando
se alzan en autoridad, se rodean de necios: su vanidad les persuade, falsamente,
de que así nunca perderán el dominio.
Los discretos, en cambio, se rodean de doctos - que añadan al saber la limpieza
de vida- , y los transforman en hombres de gobierno. No les engaña su humildad,
pues - al engrandecer a los demás- se engrandecen ellos.
969. No es prudente elevar a hombres inéditos hasta una labor importante de
dirección, para ver qué sale. - Como si el bien común pudiera depender de una
caja de sorpresas!
970. ¿Constituido en autoridad, y obras por el qué dirán los hombres? -
Vejestorio! - Primero, te ha de importar el qué dirá Dios; luego - muy en
segundo término, y a veces nunca- , habrás de ponderar lo que puedan pensar
los demás. "A todo aquél - dice el Señor- que me reconociere delante de
los hombres, yo también le reconoceré delante de mi Padre, que está en los
cielos. Mas a quien me negare delante de los hombres, yo también le negaré
delante de mi Padre, que está en los cielos".
971. Tú , que ocupas un puesto de responsabilidad, al ejercer tu tarea,
recuerda: lo que es personal, perece con la persona que se hizo imprescindible.
972. Una norma fundamental de buen gobierno: repartir responsabilidades, sin que
esto signifique buscar comodidad o anonimato. Insisto, repartir
responsabilidades: pidiendo a cada uno cuentas de su encargo, para poder
"rendir cuentas" a Dios; y a las almas, si es preciso.
973. Al resolver los asuntos, procura no exagerar nunca la justicia hasta
olvidarte de la caridad.
974. La resistencia de una cadena se mide por su eslabón más débil.
975. No digas de ninguno de tus subordinados: no vale. - Eres tú el que no
vale: porque no sabes colocarlo en el sitio donde puede funcionar.
976. Rechaza la ambición de honores; contempla, en cambio, los instrumentos,
los deberes y la eficacia. - Así, no ambicionará s los cargos y, si llegan,
los mirarás en su justa medida: cargas en servicio a las almas.
977. A la hora del desprecio de la Cruz, la Virgen está allá , cerca de su
Hijo, decidida a correr su misma suerte. - Perdamos el miedo a conducirnos como
cristianos responsables, cuando no resulta cómodo en el ambiente donde nos
desenvolvemos: Ella nos ayudará .
978.
Nuestro Señor Jesús lo quiere: es preciso seguirle de cerca. No hay otro
camino. Esa es la obra del Espíritu Santo en cada alma - en la tuya- : sé
dócil, no opongas obstáculos a Dios, hasta que haga de tu pobre carne un
Crucifijo.
979. Si la palabra amor sale muchas veces de la boca, sin estar respaldada con
pequeños sacrificios, llega a cansar.
980. Desde todos los puntos de vista, es de una importancia extraordinaria la
mortificación.
- Por razones humanas, pues el que no sabe dominarse a sí mismo jamás
influirá positivamente en los demás, y el ambiente le vencerá , en cuanto
halague sus gustos personales: será un hombre sin energía, incapaz de un
esfuerzo grande cuando sea necesario.
- Por razones divinas: ¿no te parece justo que, con estos pequeños actos,
demostremos nuestro amor y acatamiento al que todo lo dio por nosotros?
981. El espíritu de mortificación, más que como una manifestación de Amor,
brota como una de sus consecuencias. Si fallas en esas pequeñas pruebas,
reconócelo, flaquea tu amor al Amor.
982. ¿No te has fijado en que las almas mortificadas, por su sencillez, hasta
en este mundo gozan más de las cosas buenas?
983. Sin mortificación, no hay felicidad en la tierra.
984. Cuando te decidas a ser mortificado, mejorará tu vida interior y serás
mucho más fecundo.
985. No lo debemos olvidar: en todas las actividades humanas, tiene que haber
hombres y mujeres con la Cruz de Cristo en sus vidas y en sus obras, alzada,
visible, reparadora; símbolo de la paz, de la alegría; símbolo de la
Redención, de la unidad del género humano, del amor que Dios Padre, Dios Hijo
y Dios Espíritu Santo, la Trinidad Beatísima ha tenido y sigue teniendo a la
humanidad.
986. "¿No se reirá , Padre, si le digo que - hace unos días- me
sorprendí ofreciéndole al Señor, de una manera espontánea, el sacrificio de
tiempo que me suponía tener que arreglar, a uno de mis pequeños, un juguete
descompuesto?"
- No me sonrío, gozo!: porque, con ese Amor, se ocupa Dios de recomponer
nuestros desperfectos.
987. Sé mortificado, pero no ramplón ni amargado. - Sé recogido, pero no
encogido.
988. Un día sin mortificación es un día perdido, porque no nos hemos negado,
no hemos vivido el holocausto.
989. ¿No has contrariado, alguna vez, en algo, tus gustos, tus caprichos? -
Mira que Quien te lo pide está enclavado en una Cruz - sufriendo en todos sus
sentidos y potencias- , y una corona de espinas cubre su cabeza... por ti.
990. Te presentas como un teórico formidable... - Pero no cedes ni en
menudencias insignificantes! - No creo en ese espíritu tuyo de mortificación!
991. Cuidar las cosas pequeñas supone una mortificación constante, camino para
hacer más agradable la vida a los demás.
992. Prefiero las virtudes a las austeridades, dice con otras palabras Yavé al
pueblo escogido, que se engaña con ciertas formalidades externas.
Por eso hemos-
de cultivar la penitencia y la mortificación, como muestras verdaderas de amor
a Dios y al prójimo.
993. En la meditación, la Pasión de Cristo sale del marco frío de la historia
o de la piadosa consideración, para presentarse delante de los ojos, terrible,
agobiadora, cruel, sangrante..., llena de Amor.
- Y se siente que el pecado no se reduce a una pequeña "falta de
ortografía": es crucificar, desgarrar a martillazos las manos y los pies
del Hijo de Dios, y hacerle saltar el corazón.
994. Si de veras deseas ser alma penitente - penitente y alegre- , debes
defender, por encima de todo, tus tiempos diarios de oración - de oración
íntima, generosa, prolongada- , y has de procurar que esos tiempos no sean a
salto de mata, sino a hora fija, siempre que te resulte posible. No cedas en
estos detalles.
Sé esclavo de este culto cotidiano a Dios, y te aseguro que te sentirás
constantemente alegre.
995. El cristiano triunfa siempre desde la Cruz, desde su propia renuncia,
porque deja que actúe la Omnipotencia divina.
996. Cuando recuerdes tu vida pasada, pasada sin pena ni gloria, considera
cuánto tiempo has perdido y cómo lo puedes recuperar: con penitencia y con
mayor entrega.
997. Al pensar en todo lo de tu vida que se quedará sin valor, por no haberlo
ofrecido a Dios, deberías sentirte avaro: ansioso de recogerlo todo, también
de no desaprovechar ningún dolor. - Porque, si el dolor acompaña a la
criatura, ¿qué es sino necedad el desperdiciarlo?
998. ¿Tienes espíritu de oposición, de contradicción?... Bien: ejercítalo
en oponerte, en contradecirte a ti mismo!
999. Mientras descansa la Sagrada Familia, se aparece el Angel a José , para
que huyan a Egipto. María y José toman al Niño y emprenden el camino sin
demora. No se rebelan, no se excusan, no esperan a que termine la noche...: di a
Nuestra Madre Santa María y a Nuestro Padre y Señor San José que deseamos
amar prontamente toda la penitencia pasiva.
1000. Escribo este número para que tú y yo acabemos el libro sonriendo, y se
queden tranquilos los benditos lectores que, por simplicidad o por malicia,
buscaron la cábala en los 999 puntos de Camino.