CIUDADANÍA
290.
El mundo nos espera. Sí!, amamos apasionadamente este mundo porque Dios así
nos lo ha enseñado: "sic Deus dilexit mundum..." -así Dios amó al
mundo; y porque es el lugar de nuestro campo de batalla- una hermosísima guerra
de caridad- , para que todos alcancemos la paz que Cristo ha venido a instaurar.
291. El Señor ha tenido esta finura de Amor con nosotros: permitirnos que le
conquistemos la tierra.
El -tan humilde siempre!- quiso limitarse a convertirlo en posible... a nosotros
nos ha concedido la parte más hacedera y agradable: la de la acción y la del
triunfo.
292. El mundo... - "Esto es lo nuestro!"... -Y lo afirmas, después de
poner la mirada y la cabeza en el cielo, con la seguridad del labriego que
camina soberano por su propia mies: "regnare Christum volumus!" -
queremos que El reine sobre esta tierra suya!
293. "Es tiempo de esperanza, y vivo de este tesoro. No es una frase, Padre
-me dices- , es una realidad".
Entonces..., el mundo entero, todos los valores humanos que te atraen con una
fuerza enorme -amistad, arte, ciencia, filosofía, teología, deporte,
naturaleza, cultura, almas...- , todo eso deposítalo en la esperanza: en la
esperanza de Cristo.
294. Ese encanto inconcreto y placentero del mundo..., tan constante. Las flores
del camino -te atraen sus colores y sus aromas...- ; las aves del cielo; las
criaturas todas...
-Pobre hijo mío!: es razonable. De otro modo, si no te fascinaran, ¿qué
sacrificio ibas a ofrecer a Nuestro Señor?
295. Tu vocación de cristiano te pide estar en Dios y, a la vez, ocuparte de
las cosas de la tierra, empleándolas objetivamente tal como son: para
devolverlas a El.
296. Parece mentira que se pueda ser tan feliz en este mundo donde muchos se
empeñan en vivir tristes, porque corren tras su egoísmo, como si todo se
acabara aquí abajo!
-No me seas tú de ésos..., rectifica en cada instante!
297. El mundo está frío, hace efecto de dormido. -Muchas veces, desde tu
observatorio, lo contemplas con mirada incendiaria. Que despierte, Señor!
-Encauza tus impaciencias con la seguridad de que, si sabemos quemar bien
nuestra vida, prenderemos fuego en todos los rincones..., y cambiará el
panorama.
298. La fidelidad - el servicio a Dios y a las almas- , que te pido siempre, no
es el entusiasmo fácil, sino el otro: el que se conquista por la calle, al ver
lo mucho que hay que hacer en todas partes.
299. El buen hijo de Dios ha de ser muy humano. Pero no tanto que degenere en
chabacano y mal educado.
300. Es difícil gritar al oído de cada uno con un trabajo silencioso, a
través del buen cumplimiento de nuestras obligaciones de ciudadanos, para luego
exigir nuestros derechos y ponerlos al servicio de la Iglesia y de la sociedad.
Es difícil..., pero es muy eficaz.
301.
No es verdad que haya oposición entre ser buen católico y servir fielmente a
la sociedad civil. Como no tienen por qué chocar la Iglesia y el Estado, en el
ejercicio legítimo de su autoridad respectiva, cara a la misión que Dios les
ha confiado.
Mienten - así: mienten!- los que afirman lo contrario. Son los mismos que, en
aras de una falsa libertad, querrían "amablemente" que los católicos
volviéramos a las catacumbas.
302. Esta es tu tarea de ciudadano cristiano: contribuir a que el amor y la
libertad de Cristo presidan todas las manifestaciones de la vida moderna: la
cultura y la economía, el trabajo y el descanso, la vida de familia y la
convivencia social.
303. Un hijo de Dios no puede ser clasista, porque le interesan los problemas de
todos los hombres... Y trata de ayudar a resolverlos con la justicia y la
caridad de nuestro Redentor.
Ya lo señaló el Apóstol, cuando nos escribía que para el Señor no hay
acepción de personas, y que no he dudado en traducir de este modo: no hay más
que una raza, la raza de los hijos de Dios!
304. Los hombres mundanos se afanan para que las almas pierdan cuanto antes a
Dios; y luego, para que pierdan el mundo... No aman este mundo nuestro, lo
explotan, pisoteando a los demás!
-Que no seas tú también víctima de ese doble timo!
305. Hay quien vive con amargura todo el día. Todo le causa desasosiego. Duerme
con una obsesión física: que esa única evasión posible le va a durar poco.
Despierta con la impresión hostil y descorazonadora de que ya tiene ahí otra
jornada por delante.
Se han olvidado muchos de que el Señor nos ha colocado, en este mundo, de paso
hacia la felicidad eterna; y no piensan que sólo podrán alcanzarla los que
caminen, por la tierra, con la alegría de los hijos de Dios.
306. Con tu conducta de ciudadano cristiano, muestra a la gente la diferencia
que hay entre vivir tristes y vivir alegres; entre sentirse tímidos y sentirse
audaces; entre actuar con cautela, con doblez... con hipocresía!, y actuar como
hombres sencillos y de una pieza. - En una palabra, entre ser mundanos y ser
hijos de Dios.
307. Un error fundamental del que debes guardarte: pensar que las costumbres y
exigencias - nobles y legítimas- , de tu tiempo o de tu ambiente, no pueden ser
ordenadas y ajustadas a la santidad de la doctrina moral de Jesucristo.
Fíjate que he precisado: las nobles y legítimas. Las otras carecen de derecho
de ciudadanía.
308. No se puede separar la religión de la vida, ni en el pensamiento, ni en la
realidad cotidiana.
309. De lejos - allá , en el horizonte- parece que el cielo se junta con la
tierra. No olvides que, donde de veras la tierra y el cielo se juntan, es en tu
corazón de hijo de Dios.
310. No podemos cruzarnos de brazos, cuando una sutil persecución condena a la
Iglesia a morir de inedia, relegándola fuera de la vida pública y, sobre todo,
impidiéndole intervenir en la educación, en la cultura, en la vida familiar.
No son derechos nuestros: son de Dios, y a nosotros, los católicos, El los ha
confiado..., para que los ejercitemos!
311. Muchas realidades materiales, técnicas, económicas, sociales, políticas,
culturales..., abandonadas a sí mismas, o en manos de quienes carecen de la luz
de nuestra fe, se convierten en obstáculos formidables para la vida
sobrenatural: forman como un coto cerrado y hostil a la Iglesia.
Tú , por cristiano - investigador, literato, científico, político,
trabajador...- , tienes el deber de santificar esas realidades. Recuerda que el
universo entero - escribe el Apóstol- está gimiendo como en dolores de parto,
esperando la liberación de los hijos de Dios.
312. No quieras hacer del mundo un convento, porque sería un desorden... Pero
tampoco de la Iglesia una bandería terrena, porque equivaldría a una
traición.
313. Qué triste cosa es tener una mentalidad cesarista, y no comprender la
libertad de los demás ciudadanos, en las cosas que Dios ha dejado al juicio de
los hombres.
314. "¿Quién ha dicho que, para llegar a la santidad, sea necesario
refugiarse en una celda o en la soledad de una montaña?", se preguntaba,
asombrado, un buen padre de familia, que añadía: "entonces serían
santas, no las personas, sino la celda o la montaña. Parece que se han olvidado
de que el Señor nos ha dicho expresamente a todos y cada uno: sed santos, como
mi Padre celestial es santo".
-Solamente le comenté : "además de querer el Señor que seamos santos, a
cada uno le concede las gracias oportunas".
315. Ama a tu patria: el patriotismo es una virtud cristiana. Pero si el
patriotismo se convierte en un nacionalismo que lleva a mirar con desapego, con
desprecio -sin caridad cristiana ni justicia- a otros pueblos, a otras naciones,
es un pecado.
316. No es patriotismo justificar delitos... y desconocer los derechos de los
demás pueblos.
317. Escribió también el Apóstol que "no hay distinción de gentil y
judío, de circunciso y no circunciso, de bárbaro y escita, de esclavo y libre,
sino que Cristo es todo y está en todos".
Estas palabras valen hoy como ayer: ante el Señor, no existen diferencias de
nación, de raza, de clase, de estado... Cada uno de nosotros ha renacido en
Cristo, para ser una nueva criatura, un hijo de Dios: todos somos hermanos, y
fraternalmente hemos de conducirnos!
318. Ya hace muchos años vi con claridad meridiana un criterio que será
siempre válido: el ambiente de la sociedad, con su apartamiento de la fe y la
moral cristianas, necesita una nueva forma de vivir y de propagar la verdad
eterna del Evangelio: en la misma entraña de la sociedad, del mundo, los hijos
de Dios han de brillar por sus virtudes como linternas en la oscuridad - quasi
lucernae lucentes in caliginoso loco¨.
319. La perenne vitalidad de la Iglesia Católica asegura que la verdad y el
espíritu de Cristo no se alejan de las diversas necesidades de los tiempos.
320. Para seguir las huellas de Cristo, el apóstol de hoy no viene a reformar
nada, ni mucho menos a desentenderse de la realidad histórica que le rodea... -
Le basta actuar como los primeros cristianos, vivificando el ambiente.
321. Tú , que vives en medio del mundo, que eres un ciudadano más, en contacto
con hombres que dicen ser buenos o ser malos...; tú, has de sentir el deseo
constante de dar a la gente la alegría de que gozas, por ser cristiano.
322. Se ha promulgado un edicto de César Augusto, que manda empadronarse a
todos los habitantes de Israel. Caminan María y José hacia Belén... - ¿No
has pensado que el Señor se sirvió del acatamiento puntual a una ley, para dar
cumplimiento a su profecía?
Ama y respeta las normas de una convivencia honrada, y no dudes de que tu
sumisión leal al deber será , también, vehículo para que otros descubran la
honradez cristiana, fruto del amor divino, y encuentren a Dios.
323.
Quien oculta a su Director una tentación, tiene un secreto a medias con el
demonio. - Se ha hecho amigo del enemigo.
324. El polvo y la ceguera de cierta caída te producen desasosiego, junto con
pensamientos que quieren quitarte la paz.
- ¿Has buscado el desahogo en las lágrimas junto al Señor, y en la
conversación confiada con un hermano?
325. Sinceridad: con Dios, con el Director, con tus hermanos los hombres. -Así
estoy seguro de tu perseverancia.
326. ¿Un medio para ser franco y sencillo?... Escucha y medita estas palabras
de Pedro: Domine, Tu omnia nosti...¨ - Señor, Tú lo sabes todo!
327. ¿Qué diré ?, me preguntas al comenzar a abrir tu alma. Y, con segura
conciencia, te respondo: en primer lugar, aquello que querrías que no se
supiera.
328. Los defectos que ves en los demás quizá son los tuyos. Si oculus tuus
fuerit simplex...¨ -Si tu ojo fuere sencillo, todo tu cuerpo estará iluminado;
mas si tienes malicioso tu ojo, todo tu cuerpo estará oscurecido.
Y más aún: "¿cómo te pones a mirar la mota en el ojo de tu hermano, y
no reparas en la viga que está dentro del tuyo?"
- Examínate.
329. Todos necesitamos prevenir la falta de objetividad, siempre que se trate de
juzgar la propia conducta... -Tú, también.
330. De acuerdo, dices la verdad "casi" por entero... Luego no eres
veraz.
331. Te quejas..., y continúo con intransigencia santa: te quejas..., porque
esta vez he puesto el dedo en tu llaga.
332. Has entendido en qué consiste la sinceridad cuando me escribes:
"estoy tratando de acostumbrarme a llamar a las cosas por su nombre y,
sobre todo, a no buscar apelativos para lo que no existe".
333. Piénsalo bien: ser transparente consiste más en no tapar que en querer
hacer ver... Se trata de permitir que se distingan los objetos que hay en el
fondo de un vaso, y no de esforzarse en volver visible el aire.
334. Que obremos siempre de tal manera, en la presencia de Dios, que no tengamos
que ocultar nada a los hombres.
335. Se acabaron los agobios... Has descubierto que la sinceridad con el
Director arregla los entuertos con una facilidad admirable.
336. Cómo yerran padres, maestros, directores... que exigen sinceridad absoluta
y, cuando se les muestra toda la verdad, se asustan!
337. Leías en aquel diccionario los sinónimos de insincero: "ambiguo,
ladino, disimulado, taimado, astuto"... -Cerraste el libro, mientras
pedías al Señor que nunca pudiesen aplicarte esos calificativos, y te
propusiste afinar aún más en esta virtud sobrenatural y humana de la
sinceridad.
338. Abyssus, abyssum invocat...¨ - un abismo llama a otro abismo, te he
recordado ya. Es la descripción exacta del modo de comportarse de los
mentirosos, de los hipócritas, de los renegados, de los traidores: como están
a disgusto con su propio modo de conducirse, ocultan a los demás sus
trapacerías, para ir de mal en peor, creando un despeñadero entre ellos y el
prójimo.
339. Tota pulchra es Maria, et macula originalis non est in te!¨ -toda hermosa
eres, María, y no hay en ti mancha original!, canta la liturgia alborozada. No
hay en Ella ni la menor sombra de doblez: a diario ruego a Nuestra Madre que
sepamos abrir el alma en la dirección espiritual, para que la luz de la gracia
ilumine toda nuestra conducta!
- María nos obtendrá la valentía de la sinceridad, para que nos alleguemos
más a la Trinidad Beatísima, si así se lo suplicamos.
340.
La lealtad tiene como consecuencias la seguridad de andar por un camino recto,
sin inestabilidades ni perturbaciones; y la de afirmarse en esta certidumbre:
que existen el buen sentido y la dicha.
-Mira si se cumplen en tu vida de cada instante.
341. Me confiabas que Dios, a ratos, te llena de luz; en otros, no.
Te recordé, con firmeza, que el Señor es siempre infinitamente bueno. Por eso,
para seguir adelante, te bastan esos tiempos luminosos; aunque los otros
también te aprovechan, para hacerte más fiel.
342. Sal de la tierra. - Nuestro Señor dijo que sus discípulos - también tú
y yo- son sal de la tierra: para inmunizar, para evitar la corrupción, para
sazonar el mundo.
-Pero también añadió quod si sal evanuerit...¨ - que si la sal pierde su
sabor, será arrojada y pisoteada por las gentes...
-Ahora, frente a muchos sucesos que lamentamos, ¿te vas explicando lo que no te
explicabas?
343. Me hace temblar aquel pasaje de la segunda epístola a Timoteo, cuando el
Apóstol se duele de que Demas escapó a Tesalónica tras los encantos de este
mundo... Por una bagatela, y por miedo a las persecuciones, traicionó la
empresa divina un hombre, a quien San Pablo cita en otras epístolas entre los
santos.
Me hace temblar, al conocer mi pequeñez; y me lleva a exigirme fidelidad al
Señor hasta en los sucesos que pueden parecer como indiferentes, porque, si no
me sirven para unirme más a El, no los quiero!
344. Para tantos momentos de la historia, que el diablo se encarga de repetir,
me parecía una consideración muy acertada aquella que me escribías sobre
lealtad: "llevo todo el día en el corazón, en la cabeza y en los labios
una jaculatoria: Roma!"
345. Un gran descubrimiento!: algo que sólo entendías muy a medias, te ha
resultado clarísimo cuando has tenido que explicárselo a otros.
Hubiste de charlar muy despacio con uno, desanimado porque se sentía ineficaz y
no quería ser una carga para nadie... Entonces comprendiste mejor que nunca por
qué te hablo constantemente de ser borriquitos de noria: fieles, con anteojeras
muy grandes para no mirar ni saborear personalmente los resultados - las flores,
los frutos, la lozanía de la huerta-, bien ciertos de la eficacia de nuestra
fidelidad.
346. La lealtad exige hambre de formación, porque - movido por un amor sincero-
no deseas correr el riesgo de difundir o defender, por ignorancia, criterios y
posturas que están muy lejos de concordar con la verdad.
347. "Quisiera - me escribes- que mi lealtad y mi perseverancia fueran tan
sólidas y tan eternas, y mi servicio tan vigilante y amoroso, que pudiera usted
alegrarse en mí y le fuese yo un pequeño descanso".
-Y te contesto: Dios te confirme en tu propósito, para que le seamos ayuda y
descanso a El.
348. Es cierto que algunos que se entusiasman, después se van... No te
preocupes: son aguja de la que se sirve Dios para meter el hilo.
-Ah, y encomiéndalos!, porque tal vez se puede lograr que continúen empujando
a otros.
349. Para ti, que vacilas, copio de una carta: "De aquí en adelante,
quizá siga siendo el mismo instrumento inepto de siempre. A pesar de esto,
habrá cambiado el planteamiento y la solución del problema de mi vida; porque
hay en mí un deseo, firme, de perseverancia... hasta siempre!".
- Nunca dudes de que El jamás falla.
350. La vida tuya es servicio, pero siempre con lealtad enteriza, sin
condiciones: sólo así rendiremos como el Señor espera.
351. No compartiré nunca, ni en el terreno ascético ni en el jurídico, la
idea de quienes piensan y viven como si servir a la Iglesia equivaliera a
encumbrarse.
352. Te duele ver que algunos tienen la técnica de hablar de la Cruz de Cristo,
sólo para remontarse y alcanzar posiciones... Son los mismos que nada de lo que
ven, si no coincide con su criterio, lo consideran limpio.
- Razón de más para que perseveres en la rectitud de tus intenciones, y para
que pidas al Maestro que te conceda la fuerza de repetir: non mea voluntas, sed
tua fiat! -Señor, que cumpla con amor tu Voluntad Santa!
353. Cada día has de crecer en lealtad a la Iglesia, al Papa, a la Santa
Sede... Con un amor siempre más teológico!
354. Tienes un afán grande de amar a la Iglesia: tanto mayor, cuanto más se
revuelven quienes pretenden afearla. - Me parece muy lógico: porque la Iglesia
es tu Madre.
355. Los que no quieren entender que la fe exige servicio a la Iglesia y a las
almas, tarde o temprano invierten los términos, y acaban por servirse de la
Iglesia y de las almas, para sus fines personales.
356. Ojalá no caigas, nunca, en el error de identificar el Cuerpo Místico de
Cristo con la determinada actitud, personal o pública, de uno cualquiera de sus
miembros.
Y ojalá no des pie a que gente menos formada caiga en ese error.
-Mira si es importante tu coherencia, tu lealtad!
357. No te entiendo cuando, hablando de cuestiones de moral y de fe, me dices
que eres un católico independiente...
-¿Independiente de quién? Esa falsa independencia equivale a salirse del
camino de Cristo.
358. No cedas nunca en la doctrina de la Iglesia. - Al hacer una aleación, el
mejor metal es el que pierde.
Además, ese tesoro no es tuyo, y - como narra el Evangelio- el Dueño te puede
pedir cuentas cuando menos lo esperes.
359. Convengo contigo en que hay católicos, practicantes y aun piadosos ante
los ojos de los demás, y quizá sinceramente convencidos, que sirven
ingenuamente a los enemigos de la Iglesia...
-Se les ha colado en su propia casa, con nombres distintos mal aplicados
-ecumenismo, pluralismo, democracia-, el peor adversario: la ignorancia.
360. Aunque parezca una paradoja, no rara vez sucede que, aquéllos que se
llaman a sí mismos hijos de la Iglesia, son precisamente los que mayor
confusión siembran.
361. Estás cansado de luchar. Te ha asqueado ese ambiente, caracterizado por la
falta de lealtad... Todos se lanzan sobre el caído, para pisotearlo!
No sé por qué te extrañas. Ya le sucedió lo mismo a Jesucristo, pero El no
se echó atrás, porque había venido para salvar justamente a los enfermos y a
los que no le comprendían.
362. Que no actúen los leales!, quieren los desleales.
363. Huye de los sectarismos, que se oponen a una colaboración leal.
364. No se puede promover la verdadera unidad a base de abrir nuevas
divisiones... Mucho menos, cuando los promotores aspiran a hacerse con el mando,
suplantando a la autoridad legítima.
365. Te quedaste muy pensativo al oírme comentar: quiero tener la sangre de mi
Madre la Iglesia; no la de Alejandro, ni la de Carlomagno, ni la de los siete
sabios de Grecia.
366. Perseverar es persistir en el amor, per Ipsum et cum Ipso et in Ipso...,
que realmente podemos interpretar también así: El!, conmigo, por mí y en mí.
367. Puede suceder que haya, entre los católicos, algunos de poco espíritu
cristiano; o que den esa impresión a quienes les tratan en un determinado
momento.
Pero, si te escandalizaras de esta realidad, darías muestra de conocer poco la
miseria humana y... tu propia miseria. Además, no es justo ni leal tomar
ocasión de las debilidades de esos pocos, para difamar a Cristo y a su Iglesia.
368. Es verdad que los hijos de Dios no hemos de servir al Señor para que nos
vean..., pero no nos ha de importar que nos vean, y mucho menos podemos dejar de
cumplir porque nos vean!
369. Han transcurrido veinte siglos, y la escena se repite a diario: siguen
procesando, flagelando y crucificando al Maestro... Y muchos católicos, con su
comportamiento y con sus palabras, continúan gritando: ¿a ése?, yo no le
conozco!
Desearía ir por todos los lugares, recordando confidencialmente a muchos que
Dios es Misericordioso, y que también es muy justo! Por eso ha manifestado
claramente: "tampoco Yo reconoceré a los que no me han reconocido ante los
hombres".
370. Siempre he pensado que la falta de lealtad por respetos humanos es
desamor..., y carencia de personalidad.
371. Vuelve tus ojos a la Virgen y contempla cómo vive la virtud de la lealtad.
Cuando la necesita Isabel, dice el Evangelio que acude cum festinatione¨ - con
prisa alegre. Aprende!
372.
Obedecer dócilmente. - Pero con inteligencia, con amor y sentido de
responsabilidad, que nada tiene que ver con juzgar a quien gobierna.
373. En el apostolado, obedece sin fijarte en las condiciones humanas del que
manda, ni en cómo manda. Lo contrario no es virtud.
Cruces hay muchas: de brillantes, de perlas, de esmeraldas, de esmaltes, de
marfil...; también de madera, como la de Nuestro Señor. Todas merecen igual
veneración, porque la Cruz nos habla del sacrificio del Dios hecho Hombre. -
Lleva esta consideración a tu obediencia, sin olvidar que El se abrazó
amorosamente, sin dudarlo!, al Madero, y allí nos obtuvo la Redención.
Sólo después de haber obedecido, que es señal de rectitud de intención, haz
la corrección fraterna, con las condiciones requeridas, y reforzarás la unidad
por medio del cumplimiento de ese deber.
374. Se obedece con los labios, con el corazón y con la mente. -Se obedece no a
un hombre, sino a Dios.
375. No amas la obediencia, si no amas de veras el mandato, si no amas de veras
lo que te han mandado.
376. Muchos apuros se remedian enseguida. Otros, no inmediatamente. Pero todos
se arreglarán, si somos fieles: si obedecemos, si cumplimos lo que está
dispuesto.
377. El Señor quiere de ti un apostolado concreto, como el de la pesca de
aquellos ciento cincuenta y tres peces grandes - y no otros- , cogidos a la
derecha de la barca.
Y me preguntas: ¿cómo es que sabiéndome pescador de hombres, viviendo en
contacto con muchos compañeros, y pudiendo distinguir hacia quiénes ha de ir
dirigido mi apostolado específico, no pesco?... ¿Me falta Amor? ¿Me falta
vida interior?
Escucha la respuesta de labios de Pedro, en aquella otra pesca milagrosa: -
"Maestro, toda la noche hemos estado fatigándonos, y nada hemos cogido; no
obstante, sobre tu palabra, echaré la red".
En nombre de Jesucristo, empieza de nuevo. - Fortificado: fuera esa flojera!
378. Obedece sin tantas cavilaciones inútiles... Mostrar tristeza o desgana
ante el mandato es falta muy considerable. Pero sentirla nada más, no sólo no
es culpa, sino que puede ser la ocasión de un vencimiento grande, de coronar un
acto de virtud heroico.
No me lo invento yo. ¿Te acuerdas? Narra el Evangelio que un padre de familia
hizo el mismo encargo a sus dos hijos... Y Jesús se goza en el que, a pesar de
haber puesto dificultades, cumple!; se goza, porque la disciplina es fruto del
Amor.
379. La mayor parte de las desobediencias proviene de no saber
"escuchar" el mandato, que en el fondo es falta de humildad o de
interés en servir.
380. ¿Quieres obedecer cabalmente?... Pues escucha bien, para comprender el
alcance y el espíritu de lo que te indican; y, si algo no entiendes, pregunta.
381. A ver cuándo te convences de que has de obedecer!... Y desobedeces si, en
lugar de cumplir el plan de vida, pierdes el tiempo. Todos tus minutos han de
estar llenos: trabajo, estudio, proselitismo, vida interior.
382. De modo semejante a como la Iglesia, a través del cuidado de la liturgia,
nos hace intuir la belleza de los misterios de la Religión, y nos lleva a
amarlos mejor, así debemos vivir - sin teatro- cierta corrección,
aparentemente mundana, de respeto profundo - aun externo- hacia el Director, que
nos comunica por su boca la Voluntad de Dios
383. Al gobernar, después de pensar en el bien común, es necesario contar con
que -en el terreno espiritual y en el civil- difícilmente una norma puede no
desagradar a algunos.
-Nunca llueve a gusto de todos!, reza la sabiduría popular. Pero eso, no lo
dudes, no es defecto de la ley, sino rebeldía injustificada de la soberbia o
del egoísmo de aquellos pocos.
384. Orden, autoridad, disciplina... - Escuchan, si escuchan!, y se sonríen
cínicamente, alegando - ellas y ellos- que defienden su libertad.
Son los mismos que luego pretenden que respetemos o que nos acomodemos a sus
descaminos; no comprenden -qué protestas tan chabacanas!- que sus modales no
sean -no pueden ser!- aceptados por la auténtica libertad de los demás.
385. Los que gobiernan tareas espirituales, han de interesarse por todo lo
humano, para elevarlo al orden sobrenatural y divinizarlo.
Si no se puede divinizar, no te engañes: no es humano, es "animalesco",
impropio de la criatura racional.
386. Autoridad. - No consiste en que el de arriba "grite" al inferior,
y éste al de más abajo.
Con ese criterio - caricatura de la autoridad-, aparte de la evidente falta de
caridad y de corrección humana, sólo se consigue que quien hace cabeza se vaya
alejando de los gobernados, porque no les sirve: todo lo más, los usa!
387. No seas tú de ésos que, teniendo desgobernada su propia casa, intentan
entrometerse en el gobierno de las casas de los demás.
388. Pero... ¿de veras piensas que todo lo sabes, porque has sido constituido
en autoridad?
- Oyeme bien: el buen gobernante "sabe" que puede, que debe!, aprender
de los demás.
389. Libertad de conciencia: no! - Cuántos males ha traído a los pueblos y a
las personas este lamentable error, que permite actuar en contra de los propios
dictados íntimos.
Libertad "de las conciencias", sí: que significa el deber de seguir
ese imperativo interior..., ah, pero después de haber recibido una seria
formación!
390. Gobernar no es mortificar.
391. Para ti, que ocupas ese puesto de gobierno. Medita: los instrumentos más
fuertes y eficaces, si se les trata mal, se mellan, se desgastan y se
inutilizan.
392. Las decisiones de gobierno, tomadas a la ligera por una sola persona, nacen
siempre, o casi siempre, influidas por una visión unilateral de los problemas.
- Por muy grandes que sean tu preparación y tu talento, debes oír a quienes
comparten contigo esa tarea de dirección.
393. Nunca des oído a la delación anónima: es el procedimiento de los viles.
394. Un criterio de buen gobierno: el material humano hay que tomarlo como es, y
ayudarle a mejorar, sin despreciarlo jamás.
395. Me parece muy bien que, a diario, procures aumentar esa honda preocupación
por tus súbditos: porque sentirse rodeado y protegido por la comprensión
afectuosa del superior, puede ser el remedio eficaz que necesiten las personas a
las que has de servir con tu gobierno.
396. Qué pena causan algunos, constituidos en autoridad, cuando juzgan y hablan
con ligereza, sin estudiar el asunto, con afirmaciones tajantes, sobre personas
o temas que desconocen, y... hasta con "prevenciones", que son fruto
de deslealtad!
397. Si la autoridad se convierte en autoritarismo dictatorial y esta situación
se prolonga en el tiempo, se pierde la continuidad histórica, mueren o
envejecen los hombres de gobierno, llegan a la edad madura personas sin
experiencia para dirigir, y la juventud - inexperta y excitada- quiere tomar las
riendas: cuántos males!, y cuántas ofensas a Dios - propias y ajenas- recaen
sobre quien usa tan mal de la autoridad!
398. Cuando el que manda es negativo y desconfiado, fácilmente cae en la
tiranía.
399. Procura ser rectamente objetivo en tu labor de gobierno. Evita esa
inclinación de los que tienden a ver más bien -y a veces, sólo- lo que no
marcha, los errores.
-Llénate de alegría, con la certeza de que el Señor a todos ha concedido la
capacidad de hacerse santos, precisamente en la lucha contra los propios
defectos.
400. El afán de novedad puede llevar al desgobierno.
-Hacen falta nuevos reglamentos, dices... -¿Tú crees que el cuerpo humano
mejoraría con otro sistema nervioso o arterial?
401. Qué empeño el de algunos en masificar!: convierten la unidad en
uniformidad amorfa, ahogando la libertad.
Parece que ignoran la impresionante unidad del cuerpo humano, con tan divina
diferenciación de miembros, que -cada uno con su propia función- contribuyen a
la salud general.
-Dios no ha querido que todos sean iguales, ni que caminemos todos del mismo
modo por el único camino.
402. Hay que enseñar a la gente a trabajar -sin exagerar la preparación:
"hacer" es también formarse- , y a aceptar de antemano las
imperfecciones inevitables: lo mejor es enemigo de lo bueno.
403. No fíes nunca sólo en la organización.
404. El buen pastor no necesita atemorizar a sus ovejas: semejante
comportamiento es propio de los malos gobernantes. Por eso, a nadie le extraña
que acaben odiados y solos.
405. Gobernar, muchas veces, consiste en saber "ir tirando" de la
gente, con paciencia y cariño.
406. El buen gobierno no ignora la flexibilidad necesaria, sin caer en la falta
de exigencia.
407. " Mientras no me hagan pecar!" - Recio comentario de aquella
pobre criatura, casi aniquilada, en su vida personal y en sus afanes de hombre y
de cristiano, por enemigos poderosos.
-Medita y aprende: mientras no te hagan pecar!
408. No todos los ciudadanos forman parte del ejército regular. Pero, a la hora
de la guerra, todos participan... Y el Señor ha dicho: "no he venido a
traer la paz, sino la guerra".
409. "Era un guerrillero - escribe- , y me movía por el monte, disparando
cuando me daba la real gana. Pero quise alistarme como soldado, porque
comprendí que las guerras las ganan, más fácilmente, los ejércitos
organizados y con disciplina. Un pobre guerrillero aislado no puede tomar
ciudades enteras, ni ocupar el mundo. Colgué mi escopetón -resulta tan
anticuado!-, y ahora estoy mejor armado. A la vez, sé que no puedo ya tumbarme
en el monte, a la sombra de un árbol, y soñar que yo solito ganaré la
guerra".
-Bendita disciplina y bendita unidad de nuestra Madre la Iglesia Santa!
410. A tantos católicos rebeldes les diría que faltan a su deber los que, en
lugar de atenerse a la disciplina y a la obediencia a la autoridad legítima, se
convierten en partido; en bandería menuda; en gusanos de discordia; en conjura
y chismorreo; en fomentadores de estúpidas pugnas personales; en tejedores de
urdimbres de celos y crisis.
411. No es lo mismo un viento suave que el huracán. Con el primero, cualquiera
resiste: es juego de niños, parodia de lucha.
-Pequeñas contradicciones, escasez, apurillos... Los llevabas gustosamente, y
vivías la interior alegría de pensar: ahora sí que trabajo por Dios, porque
tenemos Cruz!...
Pero, pobre hijo mío: llegó el huracán, y sientes un bamboleo, un golpear que
arrancaría árboles centenarios. Eso..., dentro y fuera. Confía! No podrá
desarraigar tu Fe y tu Amor, ni sacarte de tu camino..., si tú no te apartas de
la "cabeza", si sientes la unidad.
412. Con qué facilidad incumples el plan de vida, o haces las cosas peor que si
las omitieras!... - ¿Así quieres enamorarte cada vez más de tu camino, para
contagiar después a otros este amor?
413. No ambiciones más que un solo derecho: el de cumplir tu deber.
414. ¿Que la carga es pesada? - No, y mil veces no! Esas obligaciones, que
aceptaste libremente, son alas que te levantan sobre el cieno vil de las
pasiones.
¿Acaso sienten los pájaros el peso de sus alas? Córtalas, ponlas en el
platillo de una balanza: pesan! ¿Puede, sin embargo, volar el ave si se las
arrancan? Necesita esas alas así; y no advierte su pesantez porque la elevan
sobre el nivel de las otras criaturas.
También tus "alas" pesan! Pero, si te faltaran, caerías en las más
sucias ciénagas.
415. "María guardaba todas estas cosas en su corazón..."
Cuando el amor limpio y sincero anda por medio, la disciplina no supone peso,
aunque cueste, porque une al Amado.
416.
El Señor necesita almas recias y audaces, que no pacten con la mediocridad y
penetren con paso seguro en todos los ambientes.
417. Sereno y equilibrado de carácter, inflexible voluntad, fe profunda y
piedad ardiente: características imprescindibles de un hijo de Dios.
418. De las mismas piedras puede el Señor sacar hijos de Abrahám Pero hemos de
procurar que la piedra no sea deleznable. De un pedrejón sólido, aunque sea
informe, puede labrarse más fácilmente un sillar estupendo.
419. El apóstol no debe quedarse en el rasero de una criatura mediocre. Dios le
llama para que actúe como portador de humanidad y transmisor de una novedad
eterna. -Por eso, el apóstol necesita ser un alma largamente, pacientemente,
heroicamente formada.
420. Cada día descubro cosas nuevas en mí, me dices... Y te contesto: ahora
comienzas a conocerte.
Cuando se ama de veras..., siempre se encuentran detalles para amar todavía
más.
421. Sería lamentable que alguno concluyera, al ver desenvolverse a los
católicos en la vida social, que se mueven con encogimiento y
capitidisminución.
No cabe olvidar que nuestro Maestro era- es!- "perfectus Homo"
-perfecto Hombre.
422. Si el Señor te ha dado una buena cualidad- o una habilidad- , no es
solamente para que te deleites, o para que te pavonees, sino para desplegarla
con caridad en servicio al prójimo.
-¿Y cuándo encontrarás mejor ocasión para servir que ahora, al convivir con
tantas almas, que comparten tu mismo ideal?
423. Ante la presión y el impacto de un mundo materializado, hedonista, sin
fe..., ¿cómo se puede exigir y justificar la libertad de no pensar como
"ellos", de no obrar como "ellos"?...
-Un hijo de Dios no tiene necesidad de pedir esa libertad, porque de una vez por
todas ya nos la ha ganado Cristo: pero debe defenderla y demostrarla en
cualquier ambiente. Sólo así, entenderán "ellos" que nuestra
libertad no está aherrojada por el entorno.
424.
Tus parientes, tus colegas, tus amistades, van notando el cambio, y se dan
cuenta de que lo tuyo no es una transición momentánea, de que ya no eres el
mismo.
-No te preocupes, sigue adelante!: se cumple el "vivit vero in me Christus"-
ahora es Cristo quien vive en ti.
425. Estima a quienes sepan decirte que no. Y, además, pídeles que te razonen
su negativa, para aprender..., o para corregir.
426. Antes eras pesimista, indeciso y apático. Ahora te has transformado
totalmente: te sientes audaz, optimista, seguro de ti mismo..., porque al fin te
has decidido a buscar tu apoyo sólo en Dios.
427. Triste situación la de una persona con magníficas virtudes humanas, y con
carencia absoluta de visión sobrenatural: porque aquellas virtudes fácilmente
las aplicará sólo a sus fines particulares. - Medítalo.
428. Para ti, que deseas formarte una mentalidad católica, universal,
transcribo algunas características:
-amplitud de horizontes, y una profundización enérgica, en lo permanentemente
vivo de la ortodoxia católica;
-afán recto y sano - nunca frivolidad- de renovar las doctrinas típicas del
pensamiento tradicional, en la filosofía y en la interpretación de la
historia...;
-una cuidadosa atención a las orientaciones de la ciencia y del pensamiento
contemporáneos;
-y una actitud positiva y abierta, ante la transformación actual de las
estructuras sociales y de las formas de vida.
429. Tienes que aprender a disentir -cuando sea preciso- de los demás, con
caridad, sin hacerte antipático.
430. Con gracia de Dios y buena formación, puedes hacerte entender en el
ambiente de los rudos... -Ellos difícilmente te seguirán, si te falta
"don de lenguas": capacidad y esfuerzo para llegar a sus
inteligencias.
431. Cortesía siempre, con todos. Pero, especialmente, con los que se presentan
como adversarios - tú no tengas enemigos-, cuando trates de sacarles de su
error.
432. ¿Verdad que te ha producido compasión el niño mimado? -Pues,
entonces...: no te trates tan bien! ¿No comprendes que te vas a volver
blanducho?
- Además: ¿no sabes que las flores de mejor aroma son las silvestres, las
expuestas a la intemperie y a la sequía?
433. Llegará muy alto, dicen, y asusta su futura responsabilidad. -Nadie le
conoce una labor desinteresada, ni una frase oportuna, ni un escrito fecundo.
-Es hombre de vida negativa. -Siempre da la impresión de que está sumergido en
hondas cavilaciones, aunque es sabido que nunca cultivó ideas en las que
pensar. -Tiene, en su rostro y en sus maneras, la gravedad del mulo, y eso le da
fama de prudente...
-Llegará muy alto!, pero -me pregunto- : ¿qué podrá enseñar a los otros,
cómo y en qué les servirá , si no le ayudamos a cambiar?
434. El pedante interpreta como ignorancia la sencillez y la humildad del docto.
435. No seas de ésos que, cuando reciben una orden, enseguida piensan en cómo
modificarla... -Se diría que tienen demasiada "personalidad"!, y
desunen o desbaratan.
436. La experiencia, el saber tanto del mundo, el leer entre líneas, la
perspicacia excesiva, el espíritu crítico... Todo eso que, en tus relaciones y
negocios, te ha llevado demasiado lejos, hasta el punto de volverte un poco
cínico; todo ese "excesivo realismo" -que es falta de espíritu
sobrenatural- ha invadido incluso tu vida interior. -Por no ser sencillo, te has
vuelto a veces frío y cruel.
437. En el fondo eres un buen chico, pero te crees Maquiavelo. -Recuerda que en
el Cielo se entra siendo un hombre honrado y bueno, no un intrigantuelo
fastidioso.
438. Es admirable ese tu buen humor... Pero tomarlo todo, todo... a broma,
concédemelo!, significa pasarse de rosca. -La realidad es bien otra: como te
falta voluntad para tomar lo tuyo en serio, te autojustificas, chanceándote de
los demás, que son mejores que tú.
439. No niego que seas listo. Pero el desordenado apasionamiento te lleva a
obrar como tonto.
440. Esa desigualdad de tu carácter! -Tienes el teclado estropeado: das muy
bien las notas altas y las bajas..., pero no suenan las de en medio, las de la
vida corriente, las que habitualmente escuchan los demás.
441. Para que aprendas. -A aquel noble varón, docto y recio, le hice notar en
una ocasión memorable cómo, por defender una causa santa que los
"buenos" impugnaban, se jugaba -iba a perderlo- un alto puesto en su
mundo. -Con voz llena de gravedad humana y sobrenatural, que despreciaba los
honores de la tierra, me contestó: "me juego el alma".
442. El diamante se pule con el diamante..., y las almas, con las almas.
443. "Una gran señal apareció en el Cielo: una mujer con corona de doce
estrellas sobre su cabeza; vestida de sol; la luna a sus pies". -Para que
tú y yo, y todos, tengamos la certeza de que nada perfecciona tanto la
personalidad como la correspondencia a la gracia.
-Procura imitar a la Virgen, y serás hombre -o mujer- de una pieza.
444.
Conscientes de nuestros deberes, ¿vamos a pasar un día entero, sin acordarnos
de que tenemos alma?
En la meditación diaria ha de nacer la constante rectificación, para no
salirnos del camino.
445. Si se abandona la oración, primero se vive de las reservas
espirituales..., y después, de la trampa.
446. Meditación. -Tiempo fijo y a hora fija. -Si no, se adaptará a la
comodidad nuestra: esto es falta de mortificación. Y la oración sin
mortificación es poco eficaz.
447. Te falta vida interior: porque no llevas a la oración las preocupaciones
de los tuyos y el proselitismo; porque no te esfuerzas en ver claro, en sacar
propósitos concretos y en cumplirlos; porque no tienes visión sobrenatural en
el estudio, en el trabajo, en tus conversaciones, en tu trato con los demás...
-¿Qué tal andas de presencia de Dios, consecuencia y manifestación de tu
oración?
448. ¿No?... ¿Porque no has tenido tiempo?... -Tienes tiempo. Además, ¿qué
obras serán las tuyas, si no las has meditado en la presencia del Señor, para
ordenarlas? Sin esa conversación con Dios, ¿cómo acabarás con perfección la
labor de la jornada?... - Mira, es como si alegaras que te falta tiempo para
estudiar, porque estás muy ocupado en explicar unas lecciones... Sin estudio,
no se puede dar una buena clase.
La oración va antes que todo. Si lo entiendes así y no lo pones en práctica,
no me digas que te falta tiempo: sencillamente, no quieres hacerla!
449. Oración, más oración! - Parece una incongruencia ahora, en tiempo de
exámenes, de mayor trabajo... La necesitas: y no sólo la habitual, como
práctica de piedad; oración, también durante los ratos perdidos; oración,
entre ocupación y ocupación, en vez de soltar la mente en tonterías.
No importa si -a pesar de tu empeño- no consigues concentrarte y recogerte.
Puede valer mucho más esta meditación que aquélla que hiciste, con toda
comodidad, en el oratorio.
450. Una costumbre eficaz para lograr presencia de Dios: cada día, la primera
audiencia, para Jesucristo.
451. La oración no es prerrogativa de frailes: es cometido de cristianos, de
hombres y mujeres del mundo, que se saben hijos de Dios.
452. Desde luego, has de seguir tu camino: hombre de acción... con vocación de
contemplativo.
453. ¿Católico, sin oración?... Es como un soldado sin armas.
454. Agradece al Señor el enorme bien que te ha otorgado, al hacerte comprender
que "sólo una cosa es necesaria". - Y, junto a la gratitud, que no
falte a diario tu súplica, por los que aún no le conocen o no le han
entendido.
455. Cuando trataban de "pescarte", te preguntabas de dónde sacaban
aquella fuerza y aquel fuego que todo lo abrasa. - Ahora, que haces oración,
has advertido que ésa es la fuente que rezuma alrededor de los verdaderos hijos
de Dios.
456. Desprecias la meditación... ¿No será que tienes miedo, que buscas el
anonimato, que no te atreves a hablar con Cristo cara a cara?
- Ya ves que hay muchos modos de "despreciar" este medio, aunque se
afirme que se practica.
457. Oración: es la hora de las intimidades santas y de las resoluciones
firmes.
458. Qué bien razonada la plegaria de aquella alma que decía: Señor, no me
abandones; ¿no reparas que hay "otra persona", que me tira de los
pies?!
459. ¿Volverá el Señor a encenderme el alma?... -Te aseguran que sí tu
cabeza y la fuerza honda de un deseo lejano, que quizá sea esperanza... -En
cambio, el corazón y la voluntad -sobra de uno, falta de otra- lo tiñen todo
de una melancolía paralizadora y yerta, como una mueca, como una burla amarga.
Escucha la promesa del Espíritu Santo: "dentro de un brevísimo tiempo,
vendrá Aquél que ha de venir y no tardará. Entre tanto el justo mío vivirá
de fe".
460. La verdadera oración, la que absorbe a todo el individuo, no la favorece
tanto la soledad del desierto, como el recogimiento interior.
461. Hicimos la oración de la tarde en medio del campo, cercano el anochecer.
Debíamos de tener un aspecto un tanto curioso, para un espectador que no
estuviera en antecedentes: sentados por el suelo, en un silencio sólo
interrumpido por la lectura de unos puntos de meditación.
Esa oración en pleno campo, "apretando fuerte" por todos los que
venían con nosotros, por la Iglesia, por las almas, resultó grata al Cielo y
fecunda: cualquier lugar es apto para ese encuentro con Dios.
462. Me gusta que, en la oración, tengas esa tendencia a recorrer muchos
kilómetros: contemplas tierras distintas de las que pisas; ante tus ojos pasan
gentes de otras razas; oyes lenguas diversas... Es como un eco de aquel mandato
de Jesús: "euntes docete omnes gentes" -id, y enseñad a todo el
mundo.
Para llegar lejos, siempre más lejos, mete ese fuego de amor en los que te
rodean: y tus sueños y deseos se convertirán en realidad: antes, más y mejor!
463. La oración se desarrollará unas veces de modo discursivo; otras, tal vez
pocas, llena de fervor; y, quizá muchas, seca, seca, seca... Pero lo que
importa es que tú, con la ayuda de Dios, no te desalientes.
Piensa en el centinela que está de guardia: desconoce si el Rey o el Jefe del
Estado se encuentra en el palacio; no le consta lo que hace y, en la mayoría de
los casos, el personaje no sabe quién le custodia.
-Nada de esto ocurre con nuestro Dios: El vive donde tú vivas; se ocupa de ti;
te conoce y conoce tus pensamientos más íntimos...: no abandones la guardia de
la oración!
464. Mira qué conjunto de razonadas sinrazones te presenta el enemigo, para que
dejes la oración: "me falta tiempo" -cuando lo estás perdiendo
continuamente-; "esto no es para mí", "yo tengo el corazón
seco"...
La oración no es problema de hablar o de sentir, sino de amar. Y se ama,
esforzándose en intentar decir algo al Señor, aunque no se diga nada.
465. "Un minuto de rezo intenso; con eso basta". -Lo decía uno que
nunca rezaba.
-¿Comprendería un enamorado que bastase contemplar intensamente durante un
minuto a la persona amada?
466. Este ideal de guerrear -y vencer- las batallas de Cristo, solamente se
hará realidad por la oración y el sacrificio, por la Fe y el Amor. -Pues... a
orar, y a creer, y a sufrir, y a Amar!
467. La mortificación es el puente levadizo, que nos facilita la entrada en el
castillo de la oración.
468. No desmayes: por indigna que sea la persona, por imperfecta que resulte la
oración, si ésta se alza humilde y perseverante, Dios la escucha siempre.
469. Señor, no merezco que me oigas, porque soy malo, rezaba un alma penitente.
Y añadía: ahora... escúchame "quoniam bonus" - porque Tú eres
bueno.
470. El Señor, después de enviar a sus discípulos a predicar, a su vuelta,
los reúne y les invita a que vayan con El a un lugar solitario para
descansar... Qué cosas les preguntaría y les contaría Jesús! Pues... el
Evangelio sigue siendo actual.
471. Te entiendo perfectamente cuando me escribes sobre tu apostolado: "voy
a hacer tres horas de oración con la Física. Será un bombardeo para que caiga
otra posición, que se halla al otro lado de la mesa de la biblioteca..., y
usted ya le conoció cuando vino por aquí".
Recuerdo tu alegría, mientras me escuchabas que entre la oración y el trabajo
no debe haber solución de continuidad.
472. Comunión de los Santos: bien la experimentó aquel joven ingeniero cuando
afirmaba: "Padre, tal día, a tal hora, estaba usted pidiendo por
mí".
Esta es y será la primera ayuda fundamental que hemos de prestar a las almas:
la oración.
473. Acostúmbrate a rezar oraciones vocales, por la mañana, al vestirte, como
los niños pequeños. -Y tendrás más presencia de Dios luego, durante la
jornada.
474. El Rosario es eficacísimo para los que emplean como arma la inteligencia y
el estudio. Porque esa aparente monotonía de niños con su Madre, al implorar a
Nuestra Señora, va destruyendo todo germen de vanagloria y de orgullo.
475. "Virgen Inmaculada, bien sé que soy un pobre miserable, que no hago
más que aumentar todos los días el número de mis pecados..." Me has
dicho que así hablabas con Nuestra Madre, el otro día.
Y te aconsejé , seguro, que rezaras el Santo Rosario: bendita monotonía de
avemarías que purifica la monotonía de mis pecados!
476. Un triste medio de no rezar el Rosario: dejarlo para última hora.
Al momento de acostarse se recita, por lo menos, de mala manera y sin meditar
los misterios. Así, difícilmente se evita la rutina, que ahoga la verdadera
piedad, la única piedad.
477. El Rosario no se pronuncia sólo con los labios, mascullando una tras otra
las avemarías. Así, musitan las beatas y los beatos. -Para un cristiano, la
oración vocal ha de enraizarse en el corazón, de modo que, durante el rezo del
Rosario, la mente pueda adentrarse en la contemplación de cada uno de los
misterios.
478. Siempre retrasas el Rosario para luego, y acabas por omitirlo a causa del
sueño. -Si no dispones de otros ratos, recítalo por la calle y sin que nadie
lo note. Además, te ayudará a tener presencia de Dios.
479. "Reza por mí", le pedí como hago siempre. Y me contestó
asombrado: "¿pero es que le pasa algo?"
Hube de aclararle que a todos nos sucede o nos ocurre algo en cualquier
instante; y le añadí que, cuando falta la oración, "pasan y pesan más
cosas".
480. Renueva durante el día tus actos de contrición: mira que a Jesús se le
ofende de continuo y, por desgracia, no se le desagravia con ese ritmo.
Por eso vengo repitiendo desde siempre: los actos de contrición, cuántos más,
mejor! Hazme tú eco, con tu vida y con tus consejos.
481. Cómo enamora la escena de la Anunciación. -María - cuántas veces lo
hemos meditado!- está recogida en oración..., pone sus cinco sentidos y todas
sus potencias al hablar con Dios. En la oración conoce la Voluntad divina; y
con la oración la hace vida de su vida: no olvides el ejemplo de la Virgen!
482.
El trabajo es la vocación inicial del hombre, es una bendición de Dios, y se
equivocan lamentablemente quienes lo consideran un castigo.
El Señor, el mejor de los padres, colocó al primer hombre en el Paraíso,
"ut operaretur" - para que trabajara.
483. Estudio, trabajo: deberes ineludibles en todo cristiano; medios para
defendernos de los enemigos de la Iglesia y para atraer - con nuestro prestigio
profesional- a tantas otras almas que, siendo buenas, luchan aisladamente. Son
arma fundamentalísima para quien quiera ser apóstol en medio del mundo.
484. Pido a Dios que te sirvan también de modelo la adolescencia y la juventud
de Jesús, lo mismo cuando argumentaba con los doctores del Templo, que cuando
trabajaba en el taller de José .
485. Treinta y tres años de Jesús!...: treinta fueron de silencio y oscuridad;
de sumisión y trabajo...
486. Me escribía aquel muchachote: "mi ideal es tan grande que no cabe
más que en el mar". -Le contesté : ¿y el Sagrario, tan
"pequeño"?; ¿y el taller "vulgar" de Nazaret?
-En la grandeza de lo ordinario nos espera El!
487. Ante Dios, ninguna ocupación es por sí misma grande ni pequeña. Todo
adquiere el valor del Amor con que se realiza.
488. El heroísmo del trabajo está en "acabar" cada tarea.
489. Insisto: en la sencillez de tu labor ordinaria, en los detalles monótonos
de cada día, has de descubrir el secreto - para tantos escondido- de la
grandeza y de la novedad: el Amor.
490. Te está ayudando mucho -me dices- este pensamiento: desde los primeros
cristianos, ¿cuántos comerciantes se habrán hecho santos?
Y quieres demostrar que también ahora resulta posible... -El Señor no te
abandonará en este empeño.
491. Tú también tienes una vocación profesional, que te
"aguijonea". -Pues, ese "aguijón" es el anzuelo para pescar
hombres.
Rectifica, por tanto, la intención, y no dejes de adquirir todo el prestigio
profesional posible, en servicio de Dios y de las almas. El Señor cuenta
también con "esto".
492. Para acabar las cosas, hay que empezar a hacerlas.
-Parece una perogrullada, pero te falta tantas veces esta sencilla decisión!,
y... cómo se alegra satanás de tu ineficacia!
493. No se puede santificar un trabajo que humanamente sea una chapuza, porque
no debemos ofrecer a Dios tareas mal hechas.
494. A fuerza de descuidar detalles, pueden hacerse compatibles trabajar sin
descanso y vivir como un perfecto comodón.
495. Me has preguntado qué puedes ofrecer al Señor. -No necesito pensar mi
respuesta: lo mismo de siempre, pero mejor acabado, con un remate de amor, que
te lleve a pensar más en El y menos en ti.
496. Una misión siempre actual y heroica para un cristiano corriente: realizar
de manera santa los más variados quehaceres, aun aquellos que parecen más
indiferentes.
497. Trabajemos, y trabajemos mucho y bien, sin olvidar que nuestra mejor arma
es la oración. Por eso, no me canso de repetir que hemos de ser almas
contemplativas en medio del mundo, que procuran convertir su trabajo en
oración.
498. Me escribes en la cocina, junto al fogón. Está comenzando la tarde. Hace
frío. A tu lado, tu hermana pequeña - la última que ha descubierto la locura
divina de vivir a fondo su vocación cristiana- pela patatas. Aparentemente -
piensas- su labor es igual que antes. Sin embargo, hay tanta diferencia!
-Es verdad: antes "sólo" pelaba patatas; ahora, se está santificando
pelando patatas.
499. Afirmas que vas comprendiendo poco a poco lo que quiere decir "alma
sacerdotal"... No te enfades si te respondo que los hechos demuestran que
lo entiendes sólo en teoría. - Cada jornada te pasa lo mismo: al anochecer, en
el examen, todo son deseos y propósitos; por la mañana y por la tarde, en el
trabajo, todo son pegas y excusas.
¿Así vives el "sacerdocio santo, para ofrecer víctimas espirituales,
agradables a Dios por Jesucristo"?
500. Al reanudar tu tarea ordinaria, se te escapó como un grito de protesta:
siempre la misma cosa!
Y yo te dije: - sí, siempre la misma cosa. Pero esa tarea vulgar - igual que la
que realizan tus compañeros de oficio- ha de ser para ti una continua oración,
con las mismas palabras entrañables, pero cada día con música distinta.
Es misión muy nuestra transformar la prosa de esta vida en endecasílabos, en
poesía heroica.
501. Aquel "stultorum infinitus est numerus" -es infinito el número
de los necios-, que se lee en la Escritura, parece crecer cada día. - En los
puestos más diversos, en las situaciones más inesperadas, encubiertos con la
capa del prestigio que dan los cargos - y aun las "virtudes"- ,
cuánto despiste y cuánta falta de sindéresis habrás de soportar!
Pero no me explico que pierdas el sentido sobrenatural de la vida, y permanezcas
indiferente: muy baja es tu condición interior, si aguantas esas situaciones- y
no tienes más remedio que aguantarlas!- por motivos humanos...
Si no les ayudas a descubrir el camino, con un trabajo responsable y bien
acabado - santificado!-, te haces como ellos - necio-, o eres cómplice.
502. Interesa que bregues, que arrimes el hombro... De todos modos, coloca los
quehaceres profesionales en su sitio: constituyen exclusivamente medios para
llegar al fin; nunca pueden tomarse, ni mucho menos, como lo fundamental.
Cuántas "profesionalitis" impiden la unión con Dios!
503. Perdona mi machaconería: el instrumento, el medio, no debe convertirse en
fin. - Si, en lugar de su peso corriente, una azada pesase un quintal, el
labrador no podría cavar con esa herramienta, emplearía toda su energía en
acarrearla, y la semilla no arraigaría, al quedar inutilizada.
504. Siempre ha ocurrido lo mismo: el que trabaja, por muy recta y limpia que
sea su actuación, fácilmente levanta celos, suspicacias, envidias. - Si ocupas
un puesto de dirección, recuerda que esas aprensiones de algunos, respecto a un
colega concreto, no son motivo bastante para prescindir del
"encartado"; más bien muestran que puede ser útil en mayores
empresas.
505. ¿Obstáculos?... -A veces, los hay.- Pero, en ocasiones, te los inventas
por comodidad o por cobardía. -Con qué habilidad formula el diablo la
apariencia de esos pretextos para no trabajar...!, porque bien conoce que la
pereza es la madre de todos los vicios.
506. Desarrollas una incansable actividad. Pero no te conduces con orden y, por
tanto, careces de eficacia. - Me recuerdas lo que oí, en una ocasión, de
labios muy autorizados. Quise alabar a un súbdito delante de su superior, y
comenté: cuánto trabaja! - Me dieron esta respuesta: diga usted mejor cuánto
se mueve!...
- Desarrollas una incansable actividad estéril... Cuánto te mueves!
507. Para quitar importancia a la labor de otro, susurraste: no ha hecho más
que cumplir con su deber.
Y yo añadí: - ¿te parece poco?... Por cumplir nuestro deber nos da el Señor
la felicidad del Cielo: "euge serve bone et fidelis... intra in gaudium
Domini tui" - muy bien, siervo bueno y fiel, entra en el gozo eterno!
508. El Señor tiene derecho -y cada uno de nosotros obligación- a que "en
todo instante" le glorifiquemos. Luego, si desperdiciamos el tiempo,
robamos gloria a Dios.
509. Te consta que la labor es urgente, y que un minuto concedido a la comodidad
supone un tiempo sustraído a la gloria de Dios. - ¿A qué esperas, pues, para
aprovechar a conciencia todos los instantes?
Además, te aconsejo que consideres si esos minutos que te sobran, a lo largo de
la jornada -bien sumados, resultan horas!- , no obedecen a tu desorden o a tu
poltronería.
510. La tristeza y la intranquilidad son proporcionales al tiempo perdido.
-Cuando sientas impaciencia santa por aprovechar todos los minutos, la alegría
y la paz te colmarán, porque no pensará s en ti.
511. ¿Preocupaciones?... - Yo no tengo preocupaciones -te dije- , porque tengo
muchas ocupaciones.
512. Pasas por una etapa crítica: un cierto temor vago; dificultad en adaptar
el plan de vida; un trabajo agobiador, porque no te alcanzan las veinticuatro
horas del día, para cumplir con todas tus obligaciones...
-¿Has probado a seguir el consejo del Apóstol: "hágase todo con decoro y
con orden"?, es decir, en la presencia de Dios, con El, por El y sólo para
El.
513.
Cuando distribuyas tu tiempo, has de pensar también en qué empleará s los
espacios libres que se presenten a horas imprevistas.
514. Siempre he entendido el descanso como apartamiento de lo contingente
diario, nunca como días de ocio.
Descanso significa represar: acopiar fuerzas, ideales, planes... En pocas
palabras: cambiar de ocupación, para volver después - con nuevos bríos- al
quehacer habitual.
515. Ahora, que tienes muchas cosas que hacer, han desaparecido todos "tus
problemas"... - Sé sincero: como te has decidido a trabajar por El, ya no
te queda tiempo para pensar en tus egoísmos.
516. Las jaculatorias no entorpecen la labor, como el latir del corazón no
estorba el movimiento del cuerpo.
517. Santificar el propio trabajo no es una quimera, sino misión de todo
cristiano...: tuya y mía.
- Así lo descubrió aquel ajustador, que comentaba: "me vuelve loco de
contento esa certeza de que yo, manejando el torno y cantando, cantando mucho -
por dentro y por fuera-, puedo hacerme santo...: qué bondad la de nuestro
Dios!"
518. La labor se te antoja ingrata, especialmente cuando contemplas lo poco que
aman a Dios tus compañeros, al paso que huyen de la gracia y del bien que
deseas prestarles.
Has de procurar compensar tú todo lo que ellos omiten, dándote también a Dios
en el trabajo -como no lo habías hecho hasta ahora-, convirtiéndolo en
oración que sube al Cielo por la humanidad.
519. Trabajar con alegría no equivale a trabajar "alegremente", sin
profundidad, como quitándose de encima un peso molesto...
-Procura que, por atolondramiento o por ligereza, no pierdan valor tus esfuerzos
y, a fin de cuentas, te expongas a presentarte ante Dios con las manos vacías.
520. Algunos se mueven con prejuicios en el trabajo: por principio, no se fían
de nadie y, desde luego, no entienden la necesidad de buscar la santificación
de su oficio. Si les hablas, te responden que no les añadas otra carga a la de
su propia labor, que soportan de mala gana, como un peso.
-Esta es una de las batallas de paz que hay que vencer: encontrar a Dios en la
ocupación y -con El y como El- servir a los demás.
521. Te asustas ante las dificultades, y te retraes. ¿Sabes qué resumen puede
trazarse de tu comportamiento?: comodidad, comodidad y comodidad!
Habías dicho que estabas dispuesto a gastarte, y a gastarte sin limitaciones, y
te me quedas en aprendiz de héroe. Reacciona con madurez!
522. Estudiante: aplícate con espíritu de apóstol a tus libros, con la
convicción de que esas horas y horas son ya, ahora!, un sacrificio espiritual
ofrecido a Dios, provechoso para la humanidad, para tu país, para tu alma.
523. Tienes un caballo de batalla que se llama estudio: te propones mil veces
aprovechar el tiempo y, sin embargo, te distrae cualquier cosa. A veces te
cansas de ti mismo, por la escasa voluntad que muestras; aunque todos los días
recomienzas de nuevo.
¿Has probado a ofrecer tu estudio por intenciones apostólicas concretas?
524. Es más fácil bullir que estudiar, y menos eficaz.
525. Si sabes que el estudio es apostolado, y te limitas a estudiar para salir
del paso, evidentemente tu vida interior anda mal.
Con ese abandono, pierdes el buen espíritu y, como sucedió a aquel trabajador
de la parábola que escondió con cuquería el talento recibido, si no
rectificas, puedes autoexcluirte de la amistad con el Señor, para encenagarte
en tus cálculos de comodidad.
526. Es necesario estudiar... Pero no es suficiente.
¿Qué se conseguirá de quien se mata por alimentar su egoísmo, o del que no
persigue otro objetivo que el de asegurarse la tranquilidad, para dentro de unos
años?
Hay que estudiar..., para ganar el mundo y conquistarlo para Dios. Entonces,
elevaremos el plano de nuestro esfuerzo, procurando que la labor realizada se
convierta en encuentro con el Señor, y sirva de base a los demás, a los que
seguir nuestro camino...
-De este modo, el estudio será oración.
527. Después de conocer tantas vidas heroicas, vividas por Dios sin salirse de
su sitio, he llegado a esta conclusión: para un católico, trabajar no es
cumplir, es amar!: excederse gustosamente, y siempre, en el deber y en el
sacrificio.
528. Cuando comprendas ese ideal de trabajo fraterno por Cristo, te sentirá s
más grande, más firme, y todo lo feliz que se puede ser en este mundo, que
tantos se empeñan en hacer destartalado y amargo, porque andan exclusivamente
tras de su yo.
529. La santidad está compuesta de heroísmos. - Por tanto, en el trabajo se
nos pide el heroísmo de "acabar" bien las tareas que nos
corresponden, día tras día, aunque se repitan las mismas ocupaciones. Si no,
no queremos ser santos!
530. Me convenció aquel sacerdote amigo nuestro. Me hablaba de su labor
apostólica, y me aseguraba que no hay ocupaciones poco importantes. Debajo de
este campo cuajado de rosas -decía-, se esconde el esfuerzo silencioso de
tantas almas que, con su trabajo y oración, con su oración y trabajo, han
conseguido del Cielo un raudal de lluvias de la gracia, que todo lo fecunda.
531. Pon en tu mesa de trabajo, en la habitación, en tu cartera..., una imagen
de Nuestra Señora, y dirígele la mirada al comenzar tu tarea, mientras la
realizas y al terminarla. Ella te alcanzará -te lo aseguro!- la fuerza para
hacer, de tu ocupación, un diálogo amoroso con Dios.
532.
Cuando se piensa con la mente clara en las miserias de la tierra, y se contrasta
ese panorama con las riquezas de la vida con Cristo, a mi juicio, no se
encuentra más que una palabra que califique - con expresión rotunda- el camino
que elige la gente: necedad, necedad, necedad.
La mayoría de los hombres no es que nos equivoquemos; nos sucede algo bastante
peor: somos tontos de remate.
533. Triste cosa, que no quieras esconderte como un sillar, para sostener el
edificio. Pero que te conviertas en piedra, donde tropiezan los demás...: eso
me parece de malvados!
534. No te escandalices porque haya malos cristianos, que bullen y no practican.
El Señor - escribe el Apóstol- "ha de pagar a cada uno según sus
obras": a ti, por las tuyas; y a mí, por las mías.
- Si tú y yo nos decidimos a portarnos bien, de momento ya habrá dos pillos
menos en el mundo.
535. Mientras no luches contra la frivolidad, tu cabeza semejará al puesto de
un chamarilero: no guardará más que utopías, ilusiones y... trastos viejos.
536. Tienes una dosis de frescura que, si la emplearas con sentido sobrenatural,
te serviría para ser un cristiano formidable... - Pero, tal como la usas, no
pasas de ser un formidable fresco.
537. Con ese tomarte todo a la ligera, me recuerdas aquella vieja jácara:
- Qué viene el león!, le dijeron. Y contestó el cándido naturalista: - Y a
mí, qué : si yo cazo mariposas!
538. Una persona terrible: el ignorante y, a la vez, trabajador infatigable.
Cuídame, aunque te caigas de viejo, el afán de formarte más.
539. Excusa propia del hombre frívolo y egoísta: "no me gusta
comprometerme en nada".
540. No quieres ni lo uno - el mal- ni lo otro - el bien- ... Y así, cojeando
con entrambos pies, además de equivocar el camino, tu vida queda llena de
vacío.
541. "In medio virtus..." - En el medio está la virtud, dice la sabia
sentencia, para apartarnos de los extremismos. - Pero no vayas a caer en la
equivocación de convertir ese consejo en eufemismo para encubrir tu comodidad,
cuquería, tibieza, frescura, falta de ideales, adocenamiento.
Medita aquellas palabras de la Escritura Santa: " ojalá fueras frío, o
caliente! Mas por cuanto eres tibio y no frío, ni caliente, estoy para
vomitarte de mi boca".
542. Nunca llegas al meollo. Siempre te quedas en lo accidental! - Permíteme
que te repita con la Escritura Santa: no haces más que "hablar al
aire"!
543. No te comportes tú como ésos que, oyendo un sermón, en lugar de
aplicarse personalmente la doctrina, juzgan: qué bien le irá esto a Fulano!
544. A veces, algunos piensan que la calumnia no tiene mala intención: es la
hipótesis - dicen- con que la ignorancia explica lo que desconoce o no
comprende, para darse tono de enterada.
Pero es doblemente mala: por ignorante y por mentirosa.
546. ¿Eres tú mismo el que crea esa atmósfera de descontento entre los que te
rodean? - Perdona entonces que te diga que, además de malvado, eres...
estúpido.
547. Ante la desgracia o el error, resulta una triste satisfacción poder decir:
"lo había previsto".
Significaría que no te importaba la desventura ajena: porque deberías haberla
remediado, si estaba en tu mano.
548. Hay muchos modos de sembrar desorientación... - Basta, por ejemplo,
señalar la excepción como regla general.
549. Dices que eres católico... - Por eso, qué pena me das, cuando compruebo
que tus convicciones no son lo suficientemente sólidas, como para llevarte a
vivir un catolicismo de acción, sin soluciones de continuidad y sin salvedades.
550. Causaría risa, si no fuera tan dolorosa, esa ingenuidad tuya con la que
aceptas - por ligereza, ignorancia, complejo de inferioridad...- las paparruchas
más burdas.
551. Suponen los tontos, los desaprensivos, los hipócritas, que los demás son
también de su condición... Y - esto es lo penoso- , como si lo fueran, los
tratan.
552. Malo sería que perdieses tú el tiempo, que no es tuyo, sino de Dios, y
para su gloria. Pero si, además, haces que otros lo pierdan, disminuyes por un
lado tu prestigio y, por otro, acrecientas el fraude de gloria que debes a Dios.
553. Te falta la madurez y el recogimiento propios de quien camina por la vida
con la certeza de un ideal, de una meta. - Reza a la Virgen Santa, para que
aprendas a ensalzar a Dios con toda tu alma, sin dispersiones de ningún
género.
554.
Cristo resucitado: el más grande de los milagros no fue visto más que por unos
pocos..., los necesarios. La naturalidad es la firma de las empresas divinas.
555. Cuando se trabaja única y exclusivamente por la gloria de Dios, todo se
hace con naturalidad, sencillamente, como quien tiene prisa y no puede detenerse
en "mayores manifestaciones", para no perder ese trato - irrepetible e
incomparable- con el Señor.
556. ¿Por qué - preguntabas indignado- el ambiente y los medios de apostolado
han de ser feos, sucios... y complejos? - Y añadías: si cuesta lo mismo!
- A mí me pareció tu indignación muy razonable. Y pensé que Jesús se
dirigía y atraía a todos: pobres y ricos, sabios e ignorantes, alegres y
tristes, jóvenes y ancianos... Qué amable y natural - sobrenatural- es su
figura!
557. Para la eficacia, naturalidad. - ¿Qué cabe esperar de un pincel - aun en
manos de un gran pintor- , si lo envuelven con caperuza de seda?
558. Los santos resultan siempre "incómodos" para los demás.
559. ¿Santos, anormales?... Ha llegado la hora de arrancar ese prejuicio.
Hemos de enseñar, con la naturalidad sobrenatural de la ascética cristiana,
que ni siquiera los fenómenos místicos significan anormalidad: es ésa la
naturalidad de esos fenómenos..., como otros procesos psíquicos o
fisiológicos tienen la suya.
560. Te hablaba del horizonte, que se abre a nuestros ojos, y del camino que
debemos recorrer. - No tengo pegas!, declaraste, como extrañado de "no
tenerlas"...
- Grábate bien esto en la cabeza: es que no debe haberlas!!
561. Evita esa adulación ridícula que, quizá de un modo inconsciente,
manifiestas a veces al que hace cabeza, convirtiéndote en altavoz sistemático
de sus gustos o de sus opiniones en puntos intrascendentes.
- Pon más cuidado aún, sin embargo, en no empeñarte en mostrar sus defectos
como detalles graciosos, llegando a una familiaridad que le desautoriza, o -
triste servicio le prestarías!- a la deformación de convertir lo que está mal
en algo chistoso.
562. Creas a tu alrededor un clima artificial, de desconfianza, de sospecha,
porque, cuando hablas, causas la impresión de jugar al ajedrez: cada palabra,
pensando en la cuarta jugada posterior.
Fíjate que el Evangelio, al relatar la triste figura cautelosa e hipócrita de
los escribas y fariseos, refiere que hacían preguntas a Jesús, le exponían
cuestiones, "ut caperent eum in sermone" - para retorcer sus palabras!
- Huye de ese comportamiento.
563. La naturalidad nada tiene que ver con la zafiedad, ni con la suciedad, ni
con la pobretería, ni con la mala educación.
Algunos se empeñan en reducir el servicio a Dios al trabajo con el mundo de la
miseria y - perdonad- de los piojos. Esta tarea es y será necesaria y
admirable; pero, si nos quedamos exclusivamente ahí, aparte de que
abandonaríamos a la inmensa mayoría de las almas, cuando hayamos sacado a los
necesitados de esa situación, ¿les ignoraremos?
564. ¿Que eres indigno? - Pues... procura hacerte digno. Y se acabó.
565. Qué ansias tienes de ser extraordinario!... - Lo que te pasa es
vulgarísimo!
566. Bienaventurada eres porque has creído, dice Isabel a nuestra Madre. - La
unión con Dios, la vida sobrenatural, comporta siempre la práctica atractiva
de las virtudes humanas: María lleva la alegría al hogar de su prima, porque
"lleva" a Cristo.
567.
Hacías tu oración delante de un Crucifijo, y tomaste esta decisión: más vale
sufrir por la verdad, que la verdad tenga que sufrir por mí.
568. Muchas veces la verdad es tan inverosímil!... Sobre todo, porque siempre
exige coherencia de vida.
569. Si te molesta que te digan la verdad, entonces... ¿para qué preguntas?
- ¿Quizá pretendes que te respondan con tu verdad, para justificar tus
descaminos?
570. Aseguras que tienes mucho respeto a la verdad... ¿Por eso te colocas
siempre a tan "respetuosa" distancia?
571.
No te portes como un memo: nunca es fanatismo querer cada día conocer mejor, y
amar más, y defender con mayor seguridad, la verdad que has de conocer, amar y
defender.
En cambio - lo digo sin miedo- , caen en el sectarismo los que se oponen a esta
lógica conducta, en nombre de una falsa libertad.
572. Resulta fácil - también ocurría en tiempo de Jesucristo- decir que no:
negar o poner en entredicho una verdad de fe. - Tú , que te declaras católico,
has de partir del "sí"
- Después, con el estudio, serás capaz de exponer los motivos de tu certeza:
de que no hay contradicción - no la puede haber- entre Verdad y ciencia, entre
Verdad y vida.
573. No me abandones la tarea, no te apartes del camino, aunque hayas de
convivir con personas llenas de prejuicios, como si la base de los
razonamientos, o el significado de los términos, quedase definido por el
comportamiento o por las afirmaciones de ellos.
- Esfuérzate para que te entiendan..., pero, si no lo consigues, sigue
adelante.
574. Encontrarás gentes a las que, por su obtusa tozudez, podrás difícilmente
persuadir... Pero, fuera de esos casos, merece la pena aclarar las
discordancias, y aclararlas con toda la paciencia que haga falta.
575. Algunos no oyen - no desean oír- más que las palabras que llevan en su
cabeza.
576. Para tantos, la comprensión que exigen a los demás consiste en que todos
se pasen a su partido.
577. No puedo creer en tu veracidad, si no sientes desazón, y desazón
molesta!, ante la mentira más pequeña e inocua, que nada tiene de pequeña ni
de inocua, porque es ofensa a Dios.
578. ¿Por qué miras, y oyes, y lees, y hablas con intención bajuna, y tratas
de recoger lo "malo" que reside, no en la intención de los demás,
sino sólo en tu alma?
579. Cuando no hay rectitud en el que lee, resulta difícil que descubra la
rectitud del que escribe.
580. El sectario no ve más que sectarismo en todas las actividades de los
demás. Mide al prójimo con la medida enteca de su corazón.
581. Pena me causó aquel hombre de gobierno. Intuía la existencia de algunos
problemas, lógicos por otra parte en la vida..., y se asustó y se molestó
cuando se los comunicaron. Prefería desconocerlos, vivir con la media luz o con
la penumbra de su visión, para permanecer tranquilo. * Le aconsejé que los
afrontara con crudeza y con claridad, precisamente para que dejaran de existir,
y le aseguré que entonces sí viviría con la verdadera paz.
Tú , no resuelvas los problemas, propios y ajenos, ignorándolos: esto sería
comodidad, pereza, abrir la puerta a la acción del diablo.
582. ¿Has cumplido con tu deber?... ¿Tu intención ha sido recta?... ¿Sí? -
Entonces no te preocupes porque haya personas anormales, que descubran el mal
que no existe más que en su mirada.
583. Te preguntaron - inquisitivos- si juzgabas buena o mala aquella decisión
tuya, que ellos consideraban indiferente.
Y, con segura conciencia, contestaste: "sólo sé dos cosas: que mi
intención es limpia y que... conozco bien lo que me cuesta". Y añadiste:
Dios es la razón y el fin de mi vida, por eso me consta que nada hay
indiferente.
584. Le has explicado tus ideales y tu conducta, segura, firme, de católico: y
pareció que aceptaba y comprendía el camino. - Pero luego te has quedado con
la duda de si habrá ahogado su comprensión entre sus no muy ordenadas
costumbres...
- Búscale de nuevo, y aclárale que la verdad se acepta para vivirla o para
intentar vivirla.
585. ¿Quiénes son ellos para experimentar?... ¿Por qué tienen que
desconfiar?, me comentas. - Mira: respóndeles, de mi parte, que desconfíen de
su propia miseria,... y continúa con tranquilidad tus pasos.
586. Te dan compasión... - Con una total falta de gallardía, tiran la piedra y
esconden la mano.
Mira lo que de ellos sentencia el Espíritu Santo: "confusos y avergonzados
quedarán todos los forjadores de errores; a una serán cubiertos de
oprobio". Sentencia que se cumplirá inexorablemente.
587. ¿Que bastantes difaman y murmuran de aquella empresa apostólica?... -
Pues, en cuanto tú proclames la verdad, por lo menos ya habrá uno que no
criticará .
588. En el trigal más hermoso y prometedor, es fácil escardar carretones de
jaramagos, de amapolas y de grama...
- De la persona más íntegra y responsable no falta - a lo largo de la
historia- con qué henchir páginas negras... Piensa también cuánto han
hablado y escrito contra Nuestro Señor Jesucristo.
- Te aconsejo que - como con el trigal- recojas las espigas blancas y granadas:
la verdadera verdad.
589. Para ti, que me has asegurado que quieres tener una conciencia recta: no
olvides que recoger una calumnia, sin impugnarla, es convertirse en colector de
basura.
590. Esa propensión tuya - apertura, la llamas- para admitir fácilmente
cualquier afirmación, que vaya contra aquella persona, sin oírla, no es
precisamente justicia..., ni mucho menos caridad.
591. La calumnia a veces causa daño a los que la padecen... Pero verdaderamente
deshonra a quienes la lanzan y difunden..., y después llevan este peso en el
fondo de su alma.
592. ¿Por qué tantos murmuradores?, te preguntas dolorido... - Unos, por
error, por fanatismo o por malicia. - Pero, los más, repiten el bulo por
inercia, por superficialidad, por ignorancia.
Por eso, vuelvo a insistir: cuando no puedas alabar, y no sea necesario hablar,
calla!
593. Cuando la víctima calumniada padece en silencio, "los verdugos"
se ensañan con su valiente cobardía.
Desconfía de esas afirmaciones rotundas, si los que las propugnan no han
intentado, o no han querido, hablar con el interesado.
594. Existen muchos modos de hacer una encuesta. Con un poco de malicia,
escuchando las murmuraciones, se recogen diez tomos en cuarto, contra cualquier
persona noble o entidad digna. - Y más, si esa persona o entidad trabaja con
eficacia. - Y mucho más aún, si esa eficacia es apostólica...
Triste labor la de los organizadores, pero más triste todavía la postura de
los que se prestan para altavoces de esas inicuas y superficiales afirmaciones.
595. Esos - decía con pena- no tienen inteligencia de Cristo, sino careta de
Cristo... Por eso carecen de criterio cristiano, no alcanzan la verdad, y no dan
fruto.
No podemos olvidar, los hijos de Dios, que el Maestro anunció: "quien a
vosotros oye, a Mí me oye..." - Por eso... hemos de tratar de ser Cristo;
nunca caricatura de El
596. En este caso, como en tantos otros, los hombres se mueven - todos creen
tener razón- ..., y Dios los guía; es decir, por encima de sus razones
particulares, acabará por triunfar la inescrutable y amorosísima Providencia
de Dios.
Déjate, pues, "guiar" por el Señor, sin oponerte a sus planes,
aunque contradigan tus "fundamentales razones".
597. Resulta experiencia penosa observar que algunos, menos preocupados de
aprender, de tomar posesión de los tesoros adquiridos por la ciencia, se
dedican a construirla a su gusto, con procedimientos más o menos arbitrarios.
Pero esa comprobación te ha de llevar a redoblar tu empeño por profundizar en
la verdad.
598. Más cómodo que investigar es escribir contra los que investigan, o contra
los que aportan nuevos descubrimientos a la ciencia y a la técnica. - Pero no
hemos de tolerar que, además, esos "críticos" pretendan erigirse en
señores absolutos del saber y de la opinión de los ignorantes.
599. "No está claro, no está claro", oponía ante la afirmación
segura de los demás... Y la que estaba clara era su ignorancia.
600. Te molesta herir, crear divisiones, demostrar intolerancias..., y vas
transigiendo en posturas y puntos - no son graves, me aseguras!- , que traen
consecuencias nefastas para tantos.
Perdona mi sinceridad: con ese modo de actuar, caes en la intolerancia - que
tanto te molesta- más necia y perjudicial: la de impedir que la verdad sea
proclamada.
601. Dios, por su justicia y por su misericordia - infinitas y perfectas- ,
trata con el mismo amor, y de modo desigual, a los hijos desiguales.
Por eso, igualdad no significa medir a todos con el mismo rasero.
602. Dices una verdad a medias, con tantas posibles interpretaciones, que puede
calificarse de... mentira.
603. La duda - en el terreno de la ciencia, de la fama ajena- es una planta que
se siembra fácilmente, pero que cuesta mucho arrancar.
604. Me recuerdas a Pilatos: "quod scripsi, scripsi!" - lo que
escribí no se cambia..., después de haber permitido el más horrible crimen. -
Eres inconmovible!, pero deberías asumir antes esa postura..., no luego!
605. Es virtud mantenerse coherente con las propias resoluciones. Pero, si con
el tiempo cambian los datos, es también un deber de coherencia rectificar el
planteamiento y la solución del problema.
606. No confundas la intransigencia santa con la tozudez cerril.
"Me rompo, pero no me doblego", afirmas ufano y con cierta altanería.
- Oyeme bien: el instrumento roto queda inservible, y deja abierto el campo a
los que, con aparente transigencia, imponen luego una intransigencia nefasta.
607. "Sancta Maria, Sedes Sapientiae" - Santa María, Asiento de la
Sabiduría. - Invoca con frecuencia de este modo a Nuestra Madre, para que Ella
llene a sus hijos, en su estudio, en su trabajo, en su convivencia, de la Verdad
que Cristo nos ha traído.
608.
Ante los que reducen la religión a un cúmulo de negaciones, o se conforman con
un catolicismo de media tinta; ante los que quieren poner al Señor de cara a la
pared, o colocarle en un rincón del alma...: hemos de afirmar, con nuestras
palabras y con nuestras obras, que aspiramos a hacer de Cristo un auténtico Rey
de todos los corazones..., también de los suyos.
609. No trabajes en empresas apostólicas, solamente construyendo para ahora...
Dedícate a esas tareas con la esperanza de que otros - hermanos tuyos con el
mismo espíritu- recojan lo que siembras a voleo, y rematen los edificios que
vas cimentando.
610. Cuando te anime de veras el espíritu cristiano, tus afanes se
rectificarán. - Ya no sentirás ansias de conseguir renombre, sino de perpetuar
tu ideal.
611. Si no es para construir una obra muy grande, muy de Dios - la santidad- ,
no vale la pena entregarse.
Por eso, la Iglesia - al canonizar a los santos- proclama la heroicidad de su
vida.
612. Cuando trabajes en serio por el Señor, tu mayor delicia consistirá en que
muchos te hagan la competencia.
613. En esta hora de Dios, la de tu paso por este mundo, decídete de verdad a
realizar algo que merece la pena: el tiempo urge, y es tan noble, tan heroica,
tan gloriosa la misión del hombre - de la mujer- sobre la tierra, cuando
enciende en el fuego de Cristo los corazones mustios y podridos!
- Vale la pena llevar a los demás la paz y la felicidad de una recia y jubilosa
cruzada.
614. Te juegas la vida por la honra... Juégate la honra por el alma.
615. Por la Comunión de los Santos, has de sentirte muy unido a tus hermanos.
Defiende sin miedo esa bendita unidad!
- Si te encontraras solo, las nobles ambiciones tuyas estarían condenadas al
fracaso: una oveja aislada es casi siempre una oveja perdida.
616. Me hizo gracia tu vehemencia. Ante la falta de medios materiales de trabajo
y sin la ayuda de otros, comentabas: "yo no tengo más que dos brazos, pero
a veces siento la impaciencia de ser un monstruo con cincuenta, para sembrar y
recoger la cosecha".
- Pide al Espíritu Santo esa eficacia..., te la concederá !
617. Vinieron a tus manos dos libros en ruso, y te entraron unas ganas enormes
de estudiar esa lengua. Imaginabas la hermosura de morir como grano de trigo en
esa nación, ahora tan árida, que con el tiempo dará crecidos trigales...
- Me parecen bien tus ambiciones. Pero, ahora, dedícate al pequeño deber, a la
gran misión de cada día, a tu estudio, a tu trabajo, a tu apostolado y, sobre
todo, a tu formación, que - por lo mucho que aún debes podar- no es tarea ni
menos heroica, ni menos hermosa.
618. ¿Para qué sirve un estudiante que no estudia?
619. Cuando te resulte muy cuesta arriba estudiar, ofrece a Jesús ese esfuerzo.
Dile que continúas sobre los libros, para que tu ciencia sea el arma con que
combatas a sus enemigos y le ganes muchas almas... Entonces, ten la seguridad de
que tu estudio lleva camino de hacerse oración.
620. Si pierdes las horas y los días, si matas el tiempo, abres las puertas de
tu alma al demonio. Ese comportamiento equivale a sugerirle: "aquí tienes
tu casa".
621. ¿Que es difícil no perder el tiempo? - Te lo concedo... Pero mira que el
enemigo de Dios, los "otros", no descansan.
Además, acuérdate de esa verdad que Pablo, un campeón del amor de Dios,
proclama: "tempus breve est!" - esta vida se nos escapa de las manos,
y no cabe la posibilidad de recuperarla.
622. ¿Te das cuenta de lo que supone que tú seas o no una persona con sólida
preparación? - Cuántas almas!...
- ¿Y, ahora, dejarás de estudiar o de trabajar con perfección?
623. Existen dos maneras de llegar alto: una - cristiana- , por el esfuerzo
noble y gallardo de subir para servir a los demás; y otra - pagana-, por el
esfuerzo bajo e innoble de hundir al prójimo.
624. No me asegures que vives cara a Dios, si no te esfuerzas en vivir - siempre
y en todo- con sincera y clara fraternidad cara a los hombres, a cualquier
hombre.
625. Los "ambiciosos" - de pequeñas personales ambiciones miserables-
no entienden que los amigos de Dios busquen "algo", por servicio, y
sin "ambición".
626. Una ansiedad te llena: la prisa por forjarte pronto, por moldearte, por
machacarte y pulirte, para llegar a ser la pieza armónica que cumpla
eficazmente la labor prevista, la misión asignada..., en el gran campo de
Cristo.
Mucho te encomiendo para que ese afán sea acicate a la hora del cansancio, del
fracaso, de la oscuridad..., porque "la misión asignada en el gran campo
de Cristo" no puede cambiar.
627. Lucha decididamente contra esa falsa humildad - comodidad, deberías
llamarla- , que te impide comportarte con la madurez del buen hijo de Dios:
tienes que crecer!
- ¿No te causa vergüenza contemplar que tus hermanos mayores llevan años de
trabajo entregado, y tú aún no eres capaz - no quieres ser capaz- de levantar
un dedo para ayudarles?
628. Deja que se consuma tu alma en deseos... Deseos de amor, de olvido, de
santidad, de Cielo... No te detengas a pensar si llegará s alguna vez a verlos
realizados - como te sugerirá algún sesudo consejero- : avívalos cada vez
más, porque el Espíritu Santo dice que le agradan los "varones de
deseos".
Deseos operativos, que has de poner en práctica en la tarea cotidiana.
629. Si el Señor te ha llamado "amigo", has de responder a la
llamada, has de caminar a paso rápido, con la urgencia necesaria, al paso de
Dios! De otro modo, corres el riesgo de quedarte en simple espectador.
630. Olvídate de ti mismo... Que tu ambición sea la de no vivir más que para
tus hermanos, para las almas, para la Iglesia; en una palabra, para Dios.
631. En medio del júbilo de la fiesta, en Caná , sólo María advierte la
falta del vino... Hasta los detalles más pequeños de servicio llega el alma
si, como Ella, se vive apasionadamente pendiente del prójimo, por Dios.