CRISOL
750.
No te digo que me quites los afectos, Señor, porque con ellos puedo servirte,
sino que los acrisoles.
751. Ante todas las maravillas de Dios, y ante todos nuestros fracasos humanos,
hemos de reconocer: Tú lo eres todo para mí: sírvete de mí como quieras! -Y
la soledad ya no existirá para ti, para nosotros.
752. El gran secreto de la santidad se reduce a parecerse más y más a El, que
es el único y amable Modelo.
753. Cuando te pongas a orar, y no veas nada, y te sientas revuelto y seco,
éste es el camino: no pienses en ti; vuelve tus ojos, en cambio, a la Pasión
de Jesucristo, nuestro Redentor.
- Convéncete de que también a cada uno de nosotros nos pide, como a aquellos
tres Apóstoles más íntimos, en el Huerto de los Olivos: "vigilad y
orad".
754. Al abrir el Santo Evangelio, piensa que lo que allí se narra -obras y
dichos de Cristo- no sólo has de saberlo, sino que has de vivirlo. Todo, cada
punto relatado, se ha recogido, detalle a detalle, para que lo encarnes en las
circunstancias concretas de tu existencia.
- -El Señor nos ha llamado a los católicos para que le sigamos de cerca y, en
ese Texto Santo, encuentras la Vida de Jesús; pero, además, debes encontrar tu
propia vida. Aprenderás a preguntar tú también, como el Apóstol, lleno de
amor: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?..." ¡La Voluntad de Dios!,
oyes en tu alma de modo terminante.
- Pues, toma el Evangelio a diario, y léelo y vívelo como norma concreta.
-Así han procedido los santos.
755. Si de verdad deseas que tu corazón reaccione de un modo seguro, yo te
aconsejo que te metas en una Llaga del Señor: así le tratarás de cerca, te
pegarás a El, sentirás palpitar su Corazón..., y le seguirás en todo lo que
te pida.
756. La oración es indudablemente el "quitapesares" de los que amamos
a Jesús.
757. La Cruz simboliza la vida del apóstol de Cristo, con un vigor y una verdad
que encantan al alma y al cuerpo, aunque a veces cueste y se note el peso.
758. Entiendo que, por Amor, desees padecer con Cristo: poner tus espaldas entre
El y los sayones, que le azotan; tu cabeza, y no la suya, para las espinas; y
tus pies y tus manos, para los clavos; ...o, al menos, acompañar a nuestra
Madre Santa María, en el Calvario, y acusarte de deicida por tus pecados..., y
sufrir y amar.
759. Me he propuesto frecuentar más al Paráclito, y pedirle sus luces, me has
dicho.
-Bien: pero recuerda, hijo, que el Espíritu Santo es fruto de la Cruz.
760. El amor gustoso, que hace feliz al alma, está basado en el dolor: no cabe
amor sin renuncia.
761. Cristo clavado en la Cruz, ¿y tú?...: todavía metido sólo en tus
gustos!; me corrijo: clavado por tus gustos!
762. No seamos ¡no podemos ser!¡cristianos dulzones: en la tierra tiene que
haber dolor y Cruz.
763. En esta vida nuestra hay que contar con la Cruz. El que no cuenta con la
Cruz no es cristiano..., y no podrá evitar el encuentro con "su
cruz", en la que se desesperará.
764. Ahora que la Cruz es seria, de peso, Jesús arregla las cosas de modo que
nos colma de paz: se hace Cirineo nuestro, para que la carga resulte ligera.
- Dile, entonces, lleno de confianza: Señor, ¿qué Cruz es ésta? Una Cruz sin
cruz. De ahora en adelante, con tu ayuda, conociendo la fórmula de abandonarme
en Ti, serán así siempre todas mis cruces.
765. Reafirma en tu alma el antiguo propósito de aquel amigo: Señor, quiero el
sufrimiento, no el espectáculo.
766. Tener la Cruz, es tener la alegría: es tenerte a Ti, Señor!
767. Lo que verdaderamente hace desgraciada a una persona -e incluso a una
sociedad entera- es esa búsqueda, ansiosa y egoísta, de bienestar: ese intento
de eliminar todo lo que contraría.
768. El camino del Amor se llama Sacrificio.
769. La Cruz, la Santa Cruz!, pesa.
- -De una parte, mis pecados. De otra, la triste realidad de los sufrimientos de
nuestra Madre la Iglesia; la apatía de tantos católicos que tienen un
"querer sin querer"; la separación -por diversos motivos- de seres
amados; las enfermedades y tribulaciones, ajenas y propias...
- La Cruz, la Santa Cruz!, pesa: "Fiat, adimpleatur...!" ¡Hágase,
cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada la justísima y amabilísima
Voluntad de Dios sobre todas las cosas! Amén. Amén.
770. Cuando se camina por donde camina Cristo; cuando ya no hay resignación,
sino que el alma se conforma con la Cruz -se hace a la forma de la Cruz-; cuando
se ama la Voluntad de Dios; cuando se quiere la Cruz..., entonces, sólo
entonces, la lleva El.
771. Une el dolor -la Cruz exterior o interior- con la Voluntad de Dios, por
medio de un "fiat!" generoso, y te llenarás de gozo y de paz.
772. Señales inequívocas de la verdadera Cruz de Cristo: la serenidad, un
hondo sentimiento de paz, un amor dispuesto a cualquier sacrificio, una eficacia
grande que dimana del mismo Costado de Jesús, y siempre -de modo evidente- la
alegría: una alegría que procede de saber que, quien se entrega de veras,
está junto a la Cruz y, por consiguiente, junto a Nuestro Señor.
773. No dejes de ver y de agradecer la predilección del Rey que, en tu vida
entera, resella tu carne y tu espíritu con el sello real de la Santa Cruz.
774. "Llevo encima -escribía aquel amigo- un pequeño Santo Cristo, con la
imagen gastadísima por el uso y los besos, heredado por mi padre a la muerte de
su madre, que habitualmente lo usaba.
- Como es muy pobrecito y está muy gastado, no me atreveré a regalárselo a
nadie, y de este modo -al verlo- aumentará mi amor a la Cruz".
775. Así rezaba un sacerdote, en momentos de aflicción: "Venga, Jesús,
la Cruz que Tú quieras: desde ahora, la recibo con alegría, y la bendigo con
la rica bendición de mi sacerdocio".
776. Cuando recibas algún golpe fuerte, alguna Cruz, no debes apurarte. Por el
contrario, con rostro alegre, debes dar gracias al Señor.
777. Ayer vi un cuadro de Jesús difunto, que me encantó. Un ángel, con
unción indecible, besa su mano izquierda; otro, a los pies del Salvador, tiene
un clavo arrancado de la Cruz; y, en primer término, de espaldas, mirando a
Cristo, un angelote chico llora.
- Pedí al Señor que me regalaran el cuadro: es hermoso, respira piedad. -Me
entristeció saber que una persona, a quien se mostró el lienzo para que lo
comprara, lo rechazó diciendo: " un cadáver!" Para mí, serás
siempre la Vida.
778. Señor -no me importa repetirlo miles de veces-: quiero acompañarte,
sufriendo Contigo, en las humillaciones y crueldades de la Pasión y de la Cruz.
779. Encontrar la Cruz es encontrar a Cristo.
780. Jesús, que tu Sangre de Dios penetre en mis venas, para hacerme vivir, en
cada instante, la generosidad de la Cruz.
781. Ante Jesús muerto en la Cruz, haz oración, para que la Vida y la Muerte
de Cristo sean el modelo y el estímulo de tu vida y de tu respuesta a la
Voluntad divina.
782. Recuérdalo a la hora del dolor o de la expiación: la Cruz es el signo de
Cristo Redentor. Dejó de ser el símbolo del mal para ser la señal de la
victoria.
783. Pon, entre los ingredientes de la comida, "el riquísimo" de la
mortificación.
784. No es espíritu de penitencia hacer unos días grandes mortificaciones, y
abandonarlas otros.
-Espíritu de penitencia significa saberse vencer todos los días, ofreciendo
cosas -grandes y pequeñas- por amor y sin espectáculo.
785. Si unimos nuestras pequeñeces -las insignificantes y las grandes
contradicciones- a los grandes sufrimientos del Señor, Víctima ¡la única
Víctima es El!-, aumentará su valor, se harán un tesoro y, entonces,
tomaremos a gusto, con garbo, la Cruz de Cristo.
- -Y no habrá así pena que no se venza con rapidez; y no habrá nada ni nadie
que nos quite la paz y la alegría.
786. Para ser apóstol, tienes que llevar en ti -como enseña San Pablo- a
Cristo crucificado.
787. Es verdad!: la Santa Cruz trae a nuestras vidas la confirmación
inequívoca de que somos de Cristo.
788. La Cruz no es la pena, ni el disgusto, ni la amargura... Es el madero santo
donde triunfa Jesucristo..., y donde triunfamos nosotros, cuando recibimos con
alegría y generosamente lo que El nos envía.
789. Después del Santo Sacrificio, has visto cómo de tu Fe y de tu Amor -de tu
penitencia, de tu oración y de tu actividad- dependen en buena parte la
perseverancia de los tuyos y, a veces, aun su vida terrena.
- ¡Bendita Cruz, que llevamos mi Señor Jesús -El-, y tú, y yo!
790. Oh, Jesús, quiero ser una hoguera de locura de Amor! Quiero que mi
presencia sola sea bastante para encender al mundo, en muchos kilómetros a la
redonda, con incendio inextinguible. Quiero saber que soy tuyo. Después, venga
la Cruz...
- ¡Magnífico camino!: sufrir, amar y creer.
791. Cuando estés enfermo, ofrece con amor tus sufrimientos, y se convertirán
en incienso que se eleva en honor de Dios y que te santifica.
792. Has de ser, como hijo de Dios y con su gracia, varón o mujer fuerte, de
deseos y de realidades.
-No somos plantas de invernadero. Vivimos en medio del mundo, y hemos de estar a
todos los vientos, al calor y al frío, a la lluvia y a los ciclones..., pero
fieles a Dios y a su Iglesia.
793. Cómo duelen los desprecios, aunque la voluntad esté en quererlos!
-No te extrañes: ofréceselos a Dios.
794. Mucho te ha herido ese desprecio!... -Significa que te olvidas demasiado
fácilmente de quién eres.
795. Ante las acusaciones que consideramos injustas, examinemos nuestra
conducta, delante de Dios, "cum gaudio et pace" -con alegre serenidad,
y rectifiquemos, aunque se trate de cosas inocentes, si la caridad nos lo
aconseja.
--Luchemos por ser santos, cada día más: y, luego, "que digan",
siempre que a esos dichos se les pueda aplicar aquella bienaventuranza: "beati
estis cum... dixerint omne malum adversus vos mentientes propter me"
-bienaventurados seréis cuando os calumnien por mi causa.
796. Se ha afirmado -no recuerdo por quién, ni dónde- que el vendaval de la
insidia se ensaña con los que sobresalen, como el huracán azota los pinos más
altos.
797. Intrigas, interpretaciones miserables -cortadas a medida del corazón
villano que interpreta-, susurraciones cobardes... -Es una escena
desgraciadamente repetida en los distintos ambientes: ni trabajan, ni dejan
trabajar.
-Medita despacio aquellos versos del salmo: "Dios mío, he llegado a ser
extraño para mis hermanos, y forastero para los hijos de mi madre. Porque el
celo de tu casa me devoró, y los oprobios de los que te ultrajan cayeron sobre
mí"..., y continúa trabajando.
798. No se puede hacer el bien, aun siendo todas las almas buenas, sin la Cruz
santa de las habladurías.
799. "In silentio et in spe erit fortitudo vestra" -en el silencio y
en la esperanza residirá vuestra fortaleza..., asegura el Señor a los suyos.
Callar y confiar: dos armas fundamentales en el momento de la adversidad, cuando
se te nieguen los remedios humanos.
- El sufrimiento soportado sin queja -mira a Jesús en su Santa Pasión y
Muerte- da también la medida del amor.
800. Así rezaba un alma deseosa de ser enteramente de Dios y, por El, de todas
las almas: "Señor, yo te pido que obres en este pecador, y que rectifiques
y purifiques y acrisoles mis intenciones".
801. Me hirió la condescendencia -la transigencia y la intransigencia- de aquel
varón doctísimo y santo, que decía: a todo me avengo, menos a ofender a Dios.
802. Considera el bien que han hecho a tu alma los que, durante tu vida, te han
fastidiado o han tratado de fastidiarte.
-Otros llaman enemigos a estas gentes. Tú, tratando de imitar a los santos,
siquiera en esto, y siendo muy poca cosa para tener o haber tenido enemigos,
llámales "bienhechores". Y resultará que, a fuerza de encomendarlos
a Dios, les tendrás simpatía.
803. Hijo, óyeme bien: tú, feliz cuando te maltraten y te deshonren; cuando
mucha gente se alborote y se ponga de moda escupir sobre ti, porque eres "omnium
peripsema" -como basura para todos...
-Cuesta, cuesta mucho. Es duro, hasta que -por fin- un hombre se acerca al
Sagrario, se ve considerado como toda la porquería del mundo, como un pobre
gusano, y dice de verdad: "Señor, si Tú no necesitas mi honra, ¿yo, para
qué la quiero?"
- Hasta entonces, no sabe el hijo de Dios lo que es ser feliz: hasta llegar a
esa desnudez, a esa entrega, que es entrega de amor, pero fundamentada en la
mortificación, en el dolor.
804. ¿Contradicción de los buenos? -Cosas del demonio.
805. Cuando pierdes la calma y te pones nervioso, es como si quitaras razón a
tu razón.
- En esos momentos, se vuelve a oír la voz del Maestro a Pedro, que se hunde en
las aguas de su falta de paz y de sus nervios: "¿por qué has
dudado?"
806. El orden dará armonía a tu vida, y te traerá la perseverancia. El orden
proporcionará paz a tu corazón, y gravedad a tu compostura.
807. Copio este texto, porque puede dar paz a tu alma: "Me encuentro en una
situación económica tan apurada como cuando más. No pierdo la paz. Tengo
absoluta seguridad de que Dios, mi Padre, resolverá todo este asunto de una
vez.
-Quiero, Señor, abandonar el cuidado de todo lo mío en tus manos generosas.
Nuestra Madre ¡tu Madre!¡a estas horas, como en Caná, ha hecho sonar en tus
oídos: no tienen!... Yo creo en Ti, espero en Ti, Te amo, Jesús: para mí,
nada; para ellos".
808. Amo tu Voluntad. Amo la santa pobreza, gran señora mía.
-Y abomino, para siempre, de todo lo que suponga, ni de lejos, falta de
adhesión a tu justísima, amabilísima y paternal Voluntad.
809. El espíritu de pobreza, de desprendimiento de los bienes terrenos, redunda
en la eficacia del apostolado.
810. Nazaret: camino de fe, de desprendimiento, donde el Creador se sujeta a las
criaturas como a su Padre Celestial.
811. Jesús habla siempre con amor..., también cuando nos corrige o permite la
tribulación.
812. Identifícate con la Voluntad de Dios..., y así la contradicción no es
contradicción.
813. Dios nos quiere infinitamente más de lo que tú mismo te quieres...
Déjale, pues, que te exija!
814. Acepta sin miedo la Voluntad de Dios; formula sin vacilaciones el
propósito de edificar, toda tu vida, con lo que nos enseña y exige nuestra fe.
-De este modo, ten por cierto que, también con penas e incluso con calumnias,
serás feliz, con una felicidad que te impulsará a amar a los demás, y a
hacerles participar de tu alegría sobrenatural.
815. Si vienen contradicciones, está seguro de que son una prueba del amor de
Padre, que el Señor te tiene.
816. En esta forja de dolor que acompaña la vida de todas las personas que
aman, el Señor nos enseña que quien pisa sin miedo -aunque cueste- donde pisa
el Maestro, encuentra la alegría.
817. Fortalece tu espíritu con la penitencia, de tal manera que, cuando llegue
la contradicción, nunca te desalientes.
818. Cuándo te propondrás de una vez identificarte con ese Cristo que es Vida!
819. Para perseverar en el seguimiento de los pasos de Jesús, se necesita una
libertad continua, un querer continuo, un ejercicio continuo de la propia
libertad.
820. Te maravilla descubrir que, en cada una de las posibilidades de mejorar,
existen muchas metas distintas...
- -Son otros caminos, dentro del "camino", que evitan la posible
rutina y te acercan más al Señor.
--Aspira con generosidad a lo más alto.
821. Trabaja con humildad, es decir, cuenta primero con las bendiciones de Dios,
que no te faltarán; después, con tus buenos deseos; con tus planes de trabajo;
y con tus dificultades!, sin olvidar que, entre estas dificultades, has de poner
siempre tu falta de santidad.
-Serás buen instrumento, si cada día luchas para ser mejor.
822. Me confiaste que, en tu oración, abrías el corazón al Señor con las
siguientes palabras: "considero mis miserias, que parecen aumentar, a pesar
de tus gracias, sin duda por mi falta de correspondencia. Conozco la ausencia en
mí de toda preparación, para la empresa que pides. Y, cuando leo en los
periódicos que tantos y tantos hombres de prestigio, de talento y de dinero
hablan y escriben y organizan para defender tu reinado..., me miro a mí mismo y
me encuentro tan nadie, tan ignorante y tan pobre, en una palabra, tan
pequeño..., que me llenaría de confusión y de vergüenza, si no supiera que
Tú me quieres así. Oh, Jesús! Por otra parte, sabes bien cómo he puesto, de
buenísima gana, a tus pies, mi ambición... Fe y Amor: Amar, Creer, Sufrir. En
esto sí que quiero ser rico y sabio, pero no más sabio ni más rico que lo que
Tú, en tu Misericordia sin límites, hayas dispuesto: porque todo mi prestigio
y honor he de ponerlo en cumplir fielmente tu justísima y amabilísima
Voluntad".
--No te quedes sólo en esos buenos deseos, te aconsejé.
823. El amor a Dios nos invita a llevar a pulso la Cruz..., a sentir sobre
nuestros hombros el peso de la humanidad entera, y a cumplir, en las
circunstancias propias del estado y del trabajo de cada uno, los designios
-claros y amorosos a la vez- de la Voluntad del Padre.
824. El más grande loco que ha habido y habrá es El. ¿Cabe mayor locura que
entregarse como El se entrega, y a quienes se entrega?
- Porque locura hubiera sido quedarse hecho un Niño indefenso; pero, entonces,
aun muchos malvados se enternecerían, sin atreverse a maltratarle. Le pareció
poco: quiso anonadarse más y darse más. Y se hizo comida, se hizo Pan.
- ¡Divino Loco! ¿Cómo te tratan los hombres?... ¿Yo mismo?
825. Jesús, tu locura de Amor me roba el corazón. Estás inerme y pequeño,
para engrandecer a los que te comen.
826. Has de conseguir que tu vida sea esencialmente, totalmente!, eucarística.
827. Me gusta llamar cárcel de amor! al Sagrario.
- -Desde hace veinte siglos, está El ahí... voluntariamente encerrado!, por
mí, y por todos.
828. ¿Has pensado en alguna ocasión cómo te prepararías para recibir al
Señor, si se pudiera comulgar una sola vez en la vida?
- -Agradezcamos a Dios la facilidad que tenemos para acercarnos a El, pero...
hemos de agradecérselo preparándonos muy bien, para recibirle.
829. Dile al Señor que, en lo sucesivo, cada vez que celebres o asistas a la
Santa Misa, y administres o recibas el Sacramento Eucarístico, lo harás con
una fe grande, con un amor que queme, como si fuera la última vez de tu vida.
--Y duélete, por tus negligencias pasadas.
830. Me explico tu afán de recibir a diario la Sagrada Eucaristía, porque
quien se siente hijo de Dios tiene imperiosa necesidad de Cristo.
831. Mientras asistes a la Santa Misa, piensa ¡es así!¡que estás
participando en un Sacrificio divino: sobre el altar, Cristo se vuelve a ofrecer
por ti.
832. Cuando le recibas, dile: Señor, espero en Ti; te adoro, te amo, auméntame
la fe. Sé el apoyo de mi debilidad, Tú, que te has quedado en la Eucaristía,
inerme, para remediar la flaqueza de las criaturas.
833. Debemos hacer nuestras, por asimilación, aquellas palabras de Jesús:
"desiderio desideravi hoc Pascha manducare vobiscum" -ardientemente he
deseado comer esta Pascua con vosotros. De ninguna forma podremos manifestar
mejor nuestro máximo interés y amor por el Santo Sacrificio, que guardando
esmeradamente hasta la más pequeña de las ceremonias prescritas por la
sabiduría de la Iglesia.
- Y, además del Amor, debe urgirnos la "necesidad" de parecernos a
Jesucristo, no solamente en lo interior, sino también en lo exterior,
moviéndonos -en los amplios espacios del altar cristiano- con aquel ritmo y
armonía de la santidad obediente, que se identifica con la voluntad de la
Esposa de Cristo, es decir, con la Voluntad del mismo Cristo.
834. Hemos de recibir al Señor, en la Eucaristía, como a los grandes de la
tierra, mejor!: con adornos, luces, trajes nuevos...
-Y si me preguntas qué limpieza, qué adornos y qué luces has de tener, te
contestaré: limpieza en tus sentidos, uno por uno; adorno en tus potencias, una
por una; luz en toda tu alma.
835. Sé alma de Eucaristía!
- -Si el centro de tus pensamientos y esperanzas está en el Sagrario, hijo,
qué abundantes los frutos de santidad y de apostolado!
836. Los objetos empleados en el culto divino deberán ser artísticos, teniendo
en cuenta que no es el culto para el arte, sino el arte para el culto.
837. Acude perseverantemente ante el Sagrario, de modo físico o con el
corazón, para sentirte seguro, para sentirte sereno: pero también para
sentirte amado..., y para amar!
838. Copio unas palabras de un sacerdote, dirigidas a quienes le seguían en su
empresa apostólica: "cuando contempléis la Sagrada Hostia expuesta en la
custodia sobre el altar, mirad qué amor, qué ternura la de Cristo. Yo me lo
explico, por el amor que os tengo; si pudiera estar lejos trabajando, y a la vez
junto a cada uno de vosotros, con qué gusto lo haría!
- Cristo, en cambio, sí puede! Y El, que nos ama con un amor infinitamente
superior al que puedan albergar todos los corazones de la tierra, se ha quedado
para que podamos unirnos siempre a su Humanidad Santísima, y para ayudarnos,
para consolarnos, para fortalecernos, para que seamos fieles".
839. No pienses que es fácil hacer de la vida un servicio. Se necesita traducir
en realidades tan buen deseo, porque "el reino de Dios no consiste en
palabras, sino en virtud", enseña el Apóstol; y porque la práctica de
una constante ayuda a los demás no es posible sin sacrificio.
840. Siente siempre y en todo con la Iglesia! -Adquiere, por eso, la formación
espiritual y doctrinal necesaria, que te haga persona de recto criterio en tus
opciones temporales, pronto y humilde para rectificar, cuando adviertas que te
equivocas.
-La noble rectificación de los errores personales es un modo, muy humano y muy
sobrenatural, de ejercitar la personal libertad.
841. Urge difundir la luz de la doctrina de Cristo.
- Atesora formación, llénate de claridad de ideas, de plenitud del mensaje
cristiano, para poder después transmitirlo a los demás.
- -No esperes unas iluminaciones de Dios, que no tiene por qué darte, cuando
dispones de medios humanos concretos: el estudio, el trabajo.
842. El error no sólo oscurece la inteligencia, sino que divide las voluntades.
- -En cambio, "veritas liberabit vos" -la verdad os librará de las
banderías que agostan la caridad.
843. Frecuentas el trato de ese compañero que apenas te da los buenos días...,
y te cuesta.
- -Persevera y no le juzgues; tendrá "sus motivos", de la misma
manera que tú alimentas los tuyos para encomendarle más cada jornada.
844. Si tú estás en el mundo a cuatro patas, ¿cómo te extrañas de que los
demás no sean ángeles?
845. Vigila con amor para vivir la santa pureza..., porque antes se apaga una
centella que un incendio.
- Pero toda la diligencia humana, con la mortificación y el cilicio y el ayuno
¡armas necesarias!-, qué poco valen sin Ti, Dios mío!
846. Recuerda con constancia que tú colaboras en la formación espiritual y
humana de los que te rodean, y de todas las almas -hasta ahí llega la bendita
Comunión de los Santos-, en cualquier momento: cuando trabajas y cuando
descansas; cuando se te ve alegre o preocupado; cuando en tu tarea o en medio de
la calle haces tu oración de hijo de Dios, y trasciende al exterior la paz de
tu alma; cuando se nota que has sufrido -que has llorado-, y sonríes.
847. Una cosa es la santa coacción y otra la violencia ciega o la venganza.
848. Ya lo dijo el Maestro: ojalá los hijos de la luz pongamos, en hacer el
bien, por lo menos el mismo empeño y la obstinación con que se dedican, a sus
acciones, los hijos de las tinieblas!-No te quejes: trabaja, en cambio, para
ahogar el mal en abundancia de bien!
849. Es una caridad falsa la que perjudica la eficacia sobrenatural del
apostolado.
850. Dios necesita mujeres y hombres seguros, firmes, en quienes sea posible
apoyarse.
851. No vivimos para la tierra, ni para nuestra honra, sino para la honra de
Dios, para la gloria de Dios, para el servicio de Dios: esto es lo que nos ha de
mover!
852. Desde que Jesucristo Señor Nuestro fundó la Iglesia, esta Madre nuestra
ha sufrido continua persecución. Quizá en otros tiempos las persecuciones se
hacían abiertamente, y ahora se organizan muchas veces de modo solapado; pero,
hoy como ayer, se sigue combatiendo a la Iglesia.
- ¡Qué obligación tenemos de vivir, diariamente, como católicos
responsables!
853. Emplea, para tu vida, esta receta: "no me acuerdo de que existo. No
pienso en mis cosas, pues no me queda tiempo".
- ¡Trabajo y servicio!
854. Sobre estas directrices discurre la bondad inigualable de nuestra Madre
Santa María: un amor llevado hasta el extremo, cumpliendo con esmero la
Voluntad divina, y un olvido completo de sí misma, contenta de estar allí,
donde Dios la quiere.
- -Por eso, ni el más pequeño de sus gestos es trivial. -Aprende.
855.
Comprometido! Cómo me gusta esta palabra! -Los hijos de Dios nos obligamos –libremente-
a vivir dedicados al Señor, con el empeño de que El domine, de modo soberano y
completo, en nuestras vidas.
856. La santidad -cuando es verdadera- se desborda del vaso, para llenar otros
corazones, otras almas, de esa sobreabundancia.
- Los hijos de Dios nos santificamos, santificando. -¿Cunde a tu alrededor la
vida cristiana? Piénsalo a diario.
857. El Reino de Jesucristo. Esto es lo nuestro! -Por eso, hijo, con
generosidad!, no quieras saber ninguna de las muchas razones que tiene para
reinar en ti.
- Si le miras, te bastará contemplar cómo te ama..., sentirás hambres de
corresponder, gritándole a voces que "le amas actualmente", y
comprenderás que, si tú no le dejas, El no te dejará.
858. El primer paso para acercar a otros a los caminos de Cristo es que te vean
contento, feliz, seguro en tu andar hacia Dios.
859. Un varón católico -una mujer católica- no puede olvidar esta idea madre:
imitar a Jesucristo, en todos los ambientes, sin rechazar a nadie.
860. Nuestro Señor Jesús lo quiere: es preciso seguirle de cerca. No hay otro
camino.
- Esta es la obra del Espíritu Santo en cada alma -en la tuya-, y has de ser
dócil, para no poner obstáculos a tu Dios.
861. Señal evidente de que buscas la santidad es ¡déjame llamarlo así!¡el
"sano prejuicio psicológico" de pensar habitualmente en los demás,
olvidándote de ti mismo, para acercarles a Dios.
862. Ha de quedar claramente grabado en tu alma que Dios no te necesita. -Su
llamada es una misericordia amorosísima de su Corazón.
863. Trata con afecto, con cariño ¡con caridad cristiana!¡al que yerra, pero
sin admitir componendas en lo que vaya contra nuestra santa Fe.
864. Acude a la Dulce Señora María, Madre de Dios y Madre Nuestra,
encomendándole la limpieza de alma y de cuerpo de todas las personas.
- Dile que quieres invocarla -y que la invoquen siempre-, y siempre vencer, en
las horas malas -o buenas, y muy buenas- de la lucha contra los enemigos de
nuestra condición de hijos de Dios.
865. El vino a la tierra, porque "omnes homines vult salvos fieri"
-para redimir a todo el mundo.
-Mientras trabajas codo a codo con tantas personas, acuérdate siempre de que no
hay alma que no interese a Cristo!
866. Señor!, le asegurabas, me gusta ser agradecido; quiero serlo siempre con
todos.
- -Pues, mira: no eres una piedra..., ni un alcornoque..., ni un mulo. No
perteneces a esos seres, que cumplen su fin aquí abajo. Y esto, porque Dios
quiso hacerte hombre o mujer -hijo suyo-..., y te ama "in caritate
perpetua" -con amor eterno.
- -¿Te gusta ser agradecido?: ¿vas a hacer una excepción con el Señor?
-Procura que tu hacimiento de gracias, diario, salga impetuoso de tu corazón.
867. Comprensión, caridad real. Cuando de veras la hayas conseguido, tendrás
el corazón grande con todos, sin discriminaciones, y vivirás -también con los
que te han maltratado- el consejo de Jesús: "venid a mí todos los que
andáis agobiados..., que Yo os aliviaré".
868. Trata con cariño a los que ignoran las cosas de Dios. Pero con más razón
has de tratar así a quienes las conocen: sin esto, no puedes cumplir lo
anterior.
869. Si de veras amases a Dios con todo tu corazón, el amor al prójimo -que a
veces te resulta tan difícil- sería una consecuencia necesaria del Gran Amor.
-Y no te sentirías enemigo de nadie, ni harías acepción de personas.
870. ¿Tienes ansias, locura divina de que las almas conozcan el Amor de Dios?
Pues, en tu vida corriente, ofrece mortificaciones, reza, cumple el deber,
véncete en tanto pequeño detalle.
871. Háblale despacio: buen Jesús, si he de ser apóstol -apóstol de
apóstoles- es preciso que me hagas muy humilde.
-Que me conozca: que me conozca y que te conozca.
-Así jamás perderé de vista mi nada.
872. "Per Iesum Christum Dominum nostrum" -por Jesucristo, Señor
Nuestro. De este modo has de hacer las cosas: por Jesucristo!
-Es bueno que tengas un corazón humano; pero, si te mueves sólo porque se
trata de una persona determinada, mal! -Aunque lo hagas también por ese
hermano, por ese amigo, hazlo sobre todo por Jesucristo!
873. La Iglesia, las almas -de todos los continentes, de todos los tiempos
actuales y venideros- esperan mucho de ti..., pero ¡que se te meta bien en la
cabeza y en el corazón!¡serás estéril, si no eres santo: me corrijo, si no
luchas para ser santo.
874. Déjate modelar por los golpes -fuertes o delicados- de la gracia.
Esfuérzate en no ser obstáculo, sino instrumento. Y, si quieres, tu Madre
Santísima te ayudará, y serás canal, en lugar de piedra que tuerza el curso
de las aguas divinas.
875. Señor, ayúdame a serte fiel y dócil, "sicut lutum in manu figuli"
-como el barro en las manos del alfarero. -Y así no viviré yo, sino que en mí
vivirás y obrarás Tú, Amor.
876. Jesús hará que tomes a todos los que tratas un cariño grande, que en
nada empañará el que a El le tienes. Al contrario: cuanto más quieras a
Jesús, más gente cabrá en tu corazón.
877. Al acercarse más la criatura a Dios, más universal se siente: se agranda
su corazón, para que quepan todos y todo, en el único gran deseo de poner el
universo a los pies de Jesús.
878. Jesús tenía, al morir en la Cruz, treinta y tres años. La juventud no
puede servir de excusa!
- Además, cada día que pasa, ya vas dejando de ser joven..., aunque con El
tendrás su juventud eterna.
879. Rechaza el nacionalismo, que dificulta la comprensión y la convivencia: es
una de las barreras más perniciosas de muchos momentos históricos.
- Y recházalo con más fuerza -porque sería más nocivo-, si se pretende
llevar al Cuerpo de la Iglesia, que es donde más ha de resplandecer la unión
de todo y de todos en el amor a Jesucristo.
880. ¿Tú, hijo de Dios, qué has hecho, hasta ahora, para ayudar a las almas
de los que te rodean?
-No puedes conformarte con esa pasividad, con esa languidez: El quiere llegar a
otros con tu ejemplo, con tu palabra, con tu amistad, con tu servicio...
881. Sacrifícate, entrégate, y trabaja con las almas una a una, como se tratan
una a una las joyas preciosas.
-Más aún, has de poner mayor empeño, porque está en juego algo de valor
incomparable: el objeto de esa atención espiritual es preparar buenos
instrumentos para el servicio de Dios, que han costado a Cristo, cada uno!, toda
su Sangre.
882. Ser cristiano -y de modo particular ser sacerdote; recordando también que
todos los bautizados participamos del sacerdocio real- es estar de continuo en
la Cruz.
883. Si fueras consecuente, ahora que has visto su luz, desearías ser tan
santo, como tan gran pecador has sido: y lucharías por hacer realidad esas
ansias.
884. No es soberbia, sino fortaleza, hacer sentir el peso de la autoridad,
cortando cuanto haya que cortar, cuando así lo exige el cumplimiento de la
Santa Voluntad de Dios.
885. A veces, hay que atar las manos, con reverencia y con mesura, sin baldones
ni descortesía. No por venganza, sino para remedio. No en castigo, sino como
medicina.
886. Me miraste muy serio..., pero al fin me entendiste, cuando te comenté:
"quiero reproducir la vida de Cristo en los hijos de Dios, a fuerza de
meditarla, para actuar como El y hablar sólo de El".
887. Jesús se quedó en la Eucaristía por amor..., por ti.
-Se quedó, sabiendo cómo le recibirían los hombres..., y cómo lo recibes
tú.
-Se quedó, para que le comas, para que le visites y le cuentes tus cosas y,
tratándolo en la oración junto al Sagrario y en la recepción del Sacramento,
te enamores más cada día, y hagas que otras almas ¡muchas!¡sigan igual
camino.
888. Me dices que deseas vivir la santa pobreza, el desprendimiento de las cosas
que usas. -Pregúntate: ¿tengo yo los afectos de Jesucristo, y sus
sentimientos, con relación a la pobreza y a las riquezas?
- Y te aconsejé: además de descansar en tu Padre-Dios, con verdadero abandono
de hijo..., pon particularmente tus ojos en esa virtud, para amarla como Jesús.
Y así, en lugar de verla como una cruz, la considerarás como signo de
predilección.
889. A veces, con su actuación, algunos cristianos no dan al precepto de la
caridad el valor máximo que tiene. Cristo, rodeado por los suyos, en aquel
maravilloso sermón final, decía a modo de testamento: "Mandatum novum do
vobis, ut diligatis invicem" -un mandamiento nuevo os doy, que os améis
unos a otros.
- Y todavía insistió:"in hoc cognoscent omnes quia discipuli mei estis"-en
esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor unos a otros.
- ¡Ojalá nos decidamos a vivir como El quiere!
890. Si falta la piedad -ese lazo que nos ata a Dios fuertemente y, por El, a
los demás, porque en los demás vemos a Cristo-, es inevitable la desunión,
con la pérdida de todo espíritu cristiano.
891. Agradece de todo corazón al Señor las potencias admirables..., y
terribles, de la inteligencia y de la voluntad con las que ha querido crearte.
Admirables, porque te hacen semejante a El; terribles, porque hay hombres que
las enfrentan contra su Creador.
- A mí, como síntesis de nuestro agradecimiento de hijos de Dios, se me ocurre
decirle, ahora y siempre, a este Padre nuestro: "serviam!" ¡te
serviré!
892. Sin vida interior, sin formación, no hay verdadero apostolado ni obras
fecundas: la labor es precaria e incluso ficticia.
- ¡Qué responsabilidad, por tanto, la de los hijos de Dios!: hemos de tener
hambre y sed de El y de su doctrina.
893. Le decían a aquel buen amigo, para humillarle, que su alma era de segunda
o de tercera clase.
- Convencido de su nada, sin enfadarse, razonaba así: como cada hombre no tiene
más que un alma -yo la mía, una sola también-, para cada uno su alma será...
de primera. No quiero bajar la puntería! Por lo tanto, tengo un alma de
"primerísima", y quiero, con la ayuda de Dios, purificarla y
blanquearla y encenderla, para que esté muy contento el Amado.
-No lo olvides, tú tampoco -aunque te veas tan lleno de miserias¡"puedes
bajar la puntería".
894. Para ti, que te quejas de estar solo, de que el ambiente es agresivo:
piensa que Cristo Jesús, Buen Sembrador, a cada uno de sus hijos nos aprieta en
su mano llagada -como al trigo-; nos inunda con su Sangre, nos purifica, nos
limpia, nos emborracha!...; y luego, generosamente, nos echa por el mundo uno a
uno: que el trigo no se siembra a sacos, sino grano a grano.
895. Insisto: ruega al Señor que nos conceda a sus hijos el "don de
lenguas", el de hacernos entender por todos.
-La razón por la que deseo este "don de lenguas" la puedes deducir de
las páginas del Evangelio, abundantes en parábolas, en ejemplos que
materializan la doctrina e ilustran lo espiritual, sin envilecer ni degradar la
palabra de Dios.
- Para todos -doctos y menos doctos-, es más fácil considerar y entender el
mensaje divino a través de esas imágenes humanas.
896. En estos momentos ¡y siempre!-, cuando el Señor quiere que se esparza su
semilla, en una divina dispersión por los distintos ambientes, quiere también
que la extensión no haga perder la intensidad...
- Y tú tienes la misión, clara y sobrenatural, de contribuir a que esa
intensidad no se pierda.
897. Sí, tienes razón: qué hondura, la de tu miseria! Por ti, ¿dónde
estarías ahora, hasta dónde habrías llegado?...
- "Solamente un Amor lleno de misericordia puede seguir amándome",
reconocías.
-Consuélate: El no te negará ni su Amor ni su Misericordia, si le buscas.
898. Tú has de procurar que haya, en medio del mundo, muchas almas que amen a
Dios de todo corazón.
- -Es hora de hacer recuento: ¿a cuántas has ayudado tú a descubrir ese Amor?
899. La presencia y el testimonio de los hijos de Dios en el mundo es para
arrastrar, no para dejarse arrastrar; para dar su propio ambiente -el de
Cristo-, no para dejarse dominar por otro ambiente.
900. Tienes obligación de llegarte a los que te rodean, de sacudirles de su
modorra, de abrir horizontes diferentes y amplios a su existencia aburguesada y
egoísta, de complicarles santamente la vida, de hacer que se olviden de sí
mismos y que comprendan los problemas de los demás.
-Si no, no eres buen hermano de tus hermanos los hombres, que están necesitados
de ese "gaudium cum pace" -de esta alegría y esta paz, que quizá no
conocen o han olvidado.
901. Ningún hijo de la Iglesia Santa puede vivir tranquilo, sin experimentar
inquietud ante las masas despersonalizadas: rebaño, manada, piara, escribí en
alguna ocasión. Cuántas pasiones nobles hay, en su aparente indiferencia!
Cuántas posibilidades!
- Es necesario servir a todos, imponer las manos a cada uno -"singulis
manus imponens", como hacía Jesús-, para tornarlos a la vida, para
iluminar sus inteligencias y robustecer sus voluntades, para que sean útiles!
902. Yo tampoco pensaba que Dios me cogiera como lo hizo. Pero el Señor
-déjame que te lo repita- no nos pide permiso para "complicarnos la
vida". Se mete y... ya está!
903. Señor, solamente confiaré en Ti. Ayúdame, para que te sea fiel, porque
sé que de esta fidelidad en servirte, dejando en tus manos todas mis
solicitudes y cuidados, puedo esperarlo todo.
904. Agradezcamos mucho y con frecuencia esta llamada maravillosa que hemos
recibido de Dios: que sea una gratitud real y profunda, estrechamente unida a la
humildad.
905. El privilegio de contarnos entre los hijos de Dios, felicidad suma, es
siempre inmerecido.
906. Desgarra el corazón aquel clamor ¡siempre actual!¡del Hijo de Dios, que
se lamenta porque la mies es mucha y los obreros son pocos.
-Ese grito ha salido de la boca de Cristo, para que también lo oigas tú:
¿cómo le has respondido hasta ahora?, ¿rezas, al menos a diario, por esa
intención?
907. Para seguir al Señor, es preciso darse de una vez, sin reservas y
reciamente: quemar las naves con decisión, para que no haya posibilidades de
retroceder.
908. No te asustes cuando Jesús te pida más, incluso la felicidad de los de tu
sangre. Convéncete de que, desde un punto de vista sobrenatural, El tiene el
derecho de pasar por encima de los tuyos, para su Gloria.
909. Afirmas que quieres ser apóstol de Cristo.
--Me da mucha alegría oírte. Pido al Señor que te conceda perseverancia. Y
recuerda que, de nuestra boca, de nuestro pensamiento, de nuestro corazón, no
han de salir más que motivos divinos, hambre de almas, temas que de un modo o
de otro llevan a Dios; o, por lo menos, que no te apartan de El.
910. La Iglesia necesita -y necesitará siempre- sacerdotes. Pídeselos a diario
a la Trinidad Santísima, a través de Santa María.
-Y pide que sean alegres, operativos, eficaces; que estén bien preparados; y
que se sacrifiquen gustosos por sus hermanos, sin sentirse víctimas.
911. Recurre constantemente a la Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre de la
humanidad: y Ella atraerá, con suavidad de Madre, el amor de Dios a las almas
que tratas, para que se decidan -en su trabajo ordinario, en su profesión- a
ser testigos de Jesucristo.
912.
Corresponde al amor divino siendo fiel, muy fiel!; y, como consecuencia de esta
fidelidad, lleva el Amor recibido a otras personas, para que también gocen del
encuentro con Dios.
913. Señor mío Jesús: haz que sienta, que secunde de tal modo tu gracia, que
vacíe mi corazón..., para que lo llenes Tú, mi Amigo, mi Hermano, mi Rey, mi
Dios, mi Amor!
914. Si no muestras -con tu oración, con tu sacrificio, con tu acción- una
constante preocupación de apostolado, es señal evidente de que te falta
felicidad y de que ha de aumentar tu fidelidad.
-El que tiene la felicidad, el bien, procura darlo a los demás.
915. Cuando pisotees de veras tu propio yo y vivas para los demás, entonces
serás instrumento apto en las manos de Dios.
- El ha llamado –llama- a sus discípulos, y les manda: "ut eatis!"
-id a buscar a todos.
916. Decídete a encender el mundo –puedes- en amores limpios, para hacer
dichosa a la humanidad entera, acercándola de verdad a Dios.
917. "In modico fidelis!" -fiel en lo poco... -Tu labor, hijo mío, no
es sólo salvar almas, sino santificarlas, día a día, dando a cada instante
-aun a los aparentemente vulgares- vibración de eternidad.
918. No cabe separar la semilla de la doctrina de la semilla de la piedad.
- Tu labor de sembrador de doctrina podrá evitar los microbios que la hagan
ineficaz, sólo si eres piadoso.
919. Así como la inmensa maquinaria de docenas de fábricas se para, se queda
sin fuerza, cuando la corriente eléctrica se interrumpe, también el apostolado
deja de ser fecundo sin la oración y la mortificación, que mueven el Corazón
Sacratísimo de Cristo.
920. Si eres fiel a los impulsos de la gracia, darás buenos frutos: frutos
duraderos para la gloria de Dios.
-Ser santo entraña ser eficaz, aunque el santo no toque ni vea la eficacia.
921. La rectitud de intención está en buscar "sólo y en todo" la
gloria de Dios.
922. El apostolado -manifestación evidente de vida espiritual- es ese aletear
constante que hace sobrenaturalizar cada detalle -grande o pequeño- de la
jornada, por el amor a Dios que se pone en todo.
923. Siempre llevaba, como registro en los libros que le servían de lectura,
una tira de papel con este lema, escrito en amplios y enérgicos caracteres:
"Ure igne Sancti Spiritus!" -Se diría que, en lugar de escribir,
grababa: quema con el fuego del Espíritu Santo!
- Esculpido en tu alma y encendido en tu boca y prendido en tus obras,
cristiano, querría dejar yo ese fuego divino.
924. Procura ser un niño con santa desvergüenza, que "sabe" que su
Padre Dios le manda siempre lo mejor.
- Por eso, cuando le falta hasta lo que parece más necesario, no se apura; y,
lleno de paz, dice: me queda y tengo al Espíritu Santo.
925. Cuídame tu oración diaria por esta intención: que todos los católicos
seamos fieles, que nos decidamos a luchar para ser santos.
- ¡Es lógico!, ¿qué vamos a desear para los que queremos, para los que
están atados a nosotros por la fuerte atadura de la fe?
926. Cuando me dicen que hay personas entregadas a Dios que ya no se aplican
fervorosamente a la santidad, pienso que eso -si hubiera algo de cierto-
conducirá al gran fracaso de sus vidas.
927. "Qui sunt isti, qui ut nubes volant, et quasi columbae ad fenestras
suas?" -¿quiénes son ésos que vuelan como nubes, como las palomas hacia
sus nidos?, pregunta el Profeta. Y comenta un autor: "las nubes traen su
origen del mar y de los ríos, y después de una circulación o carrera más o
menos larga, vuelven otra vez a su fuente".
- Y te añado: así has de ser tú: nube que fecunde el mundo, haciéndole vivir
vida de Cristo... Estas aguas divinas bañarán –empapándolas- las entrañas
de la tierra; y, en lugar de ensuciarse, se filtrarán al atravesar tanta
impureza, y manarán fuentes limpísimas, que luego serán arroyos y ríos
inmensos para saciar la sed de la humanidad. -Después, retírate a tu Refugio,
a tu Mar inmenso, a tu Dios, sabiendo que seguirán madurando más frutos, con
el riego sobrenatural de tu apostolado, con la fecundidad de las aguas de Dios,
que durarán hasta el fin de los tiempos.
928. Niño: ofrécele también las penas y los dolores de los demás.
929. ¿Penas?, ¿contradicciones por aquel suceso o el otro?... ¿No ves que lo
quiere tu Padre-Dios..., y El es bueno..., y El te ama ¡a ti solo!¡más que
todas las madres juntas del mundo pueden amar a sus hijos?
930. Examina con sinceridad tu modo de seguir al Maestro. Considera si te has
entregado de una manera oficial y seca, con una fe que no tiene vibración; si
no hay humildad, ni sacrificio, ni obras en tus jornadas; si no hay en ti más
que fachada y no estás en el detalle de cada instante..., en una palabra, si te
falta Amor.
- Si es así, no puede extrañarte tu ineficacia. Reacciona enseguida, de la
mano de Santa María!
931. Cuando tengas alguna necesidad, alguna contradicción -pequeña o grande-,
invoca a tu Ángel de la Guarda, para que la resuelva con Jesús o te haga el
servicio de que se trate en cada caso.
932. Dios está metido en el centro de tu alma, de la mía, y en la de todos los
hombres en gracia. Y está para algo: para que tengamos más sal, y para que
adquiramos mucha luz, y para que sepamos repartir esos dones de Dios, cada uno
desde su puesto.
- ¿Y cómo podremos repartir esos dones de Dios? Con humildad, con piedad, bien
unidos a nuestra Madre la Iglesia.
--¿Te acuerdas de la vid y de los sarmientos? Qué fecundidad la del sarmiento
unido a la vid! Qué racimos generosos! Y qué esterilidad la del sarmiento
separado, que se seca y pierde la vida!
933. Jesús, que mi pobre corazón se llene del océano de tu Amor, con oleadas
tales que limpien y expulsen de mí toda mi miseria... Vierte las aguas
purísimas y ardientes de tu Corazón en el mío, hasta que, satisfecha mi ansia
de amarte, no pudiendo represar más afectos de divino incendio, se rompa
¡morir de Amor!-, y salte ese Amor tuyo, en cataratas vivificadoras e
irresistibles y fecundísimas, a otros corazones que vibren, al contacto de
tales aguas, con vibraciones de Fe y de Caridad.
934. Vive la Santa Misa!
- -Te ayudará aquella consideración que se hacía un sacerdote enamorado: ¿es
posible, Dios mío, participar en la Santa Misa y no ser santo?
- -Y continuaba: me quedaré metido cada día, cumpliendo un propósito antiguo,
en la Llaga del Costado de mi Señor!
- ¡Anímate!
935. Cuánto bien y cuánto mal puedes hacer!
--Bien, si eres humilde y te sabes entregar con alegría y con espíritu de
sacrificio; bien, para ti y para tus hermanos los hombres, para la Iglesia, para
esta Madre buena.
-Y cuánto mal, si te guías por tu soberbia.
936. No te me aburgueses, porque -si estás aburguesado- estorbas, te conviertes
en un peso muerto para el apostolado, y sobre todo en un motivo de dolor para el
Corazón de Cristo!
- No dejes de hacer apostolado, no abandones tu esfuerzo por trabajar del mejor
modo posible, no descuides tu vida de piedad.
-El resto, lo hará Dios.
937. De vez en cuando, en las almas hay que hacer como con la lumbre del hogar:
se mete un atizador de hierro, y se remueve, para sacar la escoria, que es lo
que más brilla y la causa de que se apague el fuego del amor de Dios.
938. Iremos a Jesús, al Tabernáculo, a conocerle, a digerir su doctrina, para
entregar ese alimento a las almas.
939. Cuando tengas al Señor en tu pecho y gustes de los delirios de su Amor,
prométele que te esforzarás por cambiar el rumbo de tu vida en todo lo que sea
necesario, para llevarle a la muchedumbre, que no le conoce, que anda vacía de
ideales; que, desgraciadamente, camina animalizada.
940. "Donde hay caridad y amor, allí está Dios", canta el himno
litúrgico. Y así pudo anotar aquella alma: "es un tesoro grande y
maravilloso este amor fraternal, que no se queda sólo en un consuelo -necesario
muchas veces-, sino que transmite la seguridad de tener a Dios cerca, y se
manifiesta por la caridad de los que nos rodean y con los que nos rodean".
941. Huye del espectáculo!: que tu vida la conozca Dios, porque la santidad
pasa inadvertida, aunque llena de eficacia.
942. Procura prestar tu ayuda sin que lo noten, sin que te alaben, sin que nadie
te vea..., para que, pasando oculto, como la sal, condimentes los ambientes en
que te desenvuelves; y contribuyas a lograr que todo sea -por tu sentido
cristiano- natural, amable y sabroso.
943. Para que este mundo nuestro vaya por un cauce cristiano -el único que
merece la pena-, hemos de vivir una leal amistad con los hombres, basada en una
previa leal amistad con Dios.
944. Me has oído hablar muchas veces del apostolado "ad fidem".
- No he cambiado de opinión: qué maravilloso campo de trabajo nos espera en
todo el mundo, con los que no conocen la verdadera fe y, sin embargo, son
nobles, generosos y alegres!
945. Con frecuencia, siento ganas de gritar al oído de tantas y de tantos que,
en la oficina y en el comercio, en el periódico y en la tribuna, en la escuela,
en el taller y en las minas y en el campo, amparados por la vida interior y por
la Comunión de los Santos, han de ser portadores de Dios en todos los
ambientes, según aquella enseñanza del Apóstol: "glorificad a Dios con
vuestra vida y llevadle siempre con vosotros".
946. Los que tenemos la verdad de Cristo en el corazón, hemos de meter esta
verdad en el corazón, en la cabeza y en la vida de los demás. Lo contrario
sería comodidad, táctica falsa.
- Piénsalo de nuevo: a ti, ¿te pidió permiso Cristo para meterse en tu alma?
-Te dejó la libertad de seguirle, pero te buscó El, porque quiso.
947. Con obras de servicio, podemos preparar al Señor un triunfo mayor que el
de su entrada en Jerusalén... Porque no se repetirán las escenas de Judas, ni
la del Huerto de los Olivos, ni aquella noche cerrada... Lograremos que arda el
mundo en las llamas del fuego que vino a traer a la tierra!... Y la luz de la
Verdad -nuestro Jesús- iluminará las inteligencias en un día sin fin.
948. No te me asustes!: tú, por cristiano, tienes el derecho y el deber de
provocar, en las almas, la crisis saludable de que vivan cara a Dios.
949. Pide por todo el mundo, por los hombres de todas las razas y de todas las
lenguas, y de todas las creencias; por los hombres que tienen una idea vaga de
la religión, y por los que no conocen la fe.
-Y este afán de almas, que es prueba fiel y clara de que amamos a Jesús, hará
que Jesús venga.
950. Al oír hablar de labores de almas en tierras lejanas, cómo les brillaban
los ojos! Daba la impresión de que estaban dispuestos a saltar el océano de un
brinco. Y es que el mundo es muy pequeño, cuando el Amor es grande.
951. Ningún alma, ninguna!, puede resultarte indiferente.
952. Un discípulo de Cristo nunca razonará así: "yo procuro ser bueno, y
los demás, si quieren..., que se vayan al infierno".
- Este comportamiento no es humano, ni es conforme con el amor de Dios, ni con
la caridad que debemos al prójimo.
953. Cuando el cristiano comprende y vive la catolicidad, cuando advierte la
urgencia de anunciar la Buena Nueva de salvación a todas las criaturas, sabe
que -como enseña el Apóstol- ha de hacerse "todo para todos, para
salvarlos a todos".
954. Has de querer a tus hermanos, los hombres, hasta el extremo de que incluso
sus defectos -cuando no sean ofensa de Dios- no te parezcan defectos. Si no
quieres más que las buenas cualidades que veas en los demás -si no sabes
comprender, disculpar, perdonar-, eres un egoísta.
955. No puedes destrozar, con tu desidia o con tu mal ejemplo, las almas de tus
hermanos los hombres.
- -Tienes ¡a pesar de tus pasiones!¡la responsabilidad de la vida cristiana de
tus prójimos, de la eficacia espiritual de todos, de su santidad!
956. Lejos físicamente y, sin embargo, muy cerca de todos: muy cerca de
todos!..., repetías feliz.
- Estabas contento, gracias a esa comunión de caridad, de que te hablé, que
has de avivar sin cansancio.
957. Me preguntas qué podrías hacer por ese amigo tuyo, para que no se
encuentre solo.
- -Te diré lo de siempre, porque tenemos a nuestra disposición un arma
maravillosa, que lo resuelve todo: rezar. Primero, rezar. Y, luego, hacer por
él lo que querrías que hicieran por ti, en circunstancias semejantes.
- Sin humillarle, hay que ayudarle de tal manera que le sea fácil lo que le
resulta dificultoso.
958. Ponte siempre en las circunstancias del prójimo: así verás los problemas
o las cuestiones serenamente, no te disgustarás, comprenderás, disculparás,
corregirás cuando y como sea necesario, y llenarás el mundo de caridad.
959. No se puede ceder en lo que es de fe: pero no olvides que, para decir la
verdad, no hace falta maltratar a nadie.
960. Siendo para bien del prójimo, no te calles, pero habla de modo amable, sin
destemplanza ni enfado.
961. No es posible comentar sucesos o doctrinas sin referirse a personas..., a
las que no juzgas: "qui iudicat Dominus est" -es Dios quien juzga.
- -No te preocupes, pues, si alguna vez chocas con un interlocutor sin recta
conciencia, que -por mala fe o por falta de criterio- califica tus palabras de
murmuración.
962. A algunos pobrecitos les molesta el bien que haces, como si el bien dejara
de serlo cuando no lo llevan a cabo o no lo controlan ellos...
- -Que esa incomprensión no te sirva de excusa para aflojar en tu tarea.
Esfuérzate en rendir con mayor empeño, ahora: cuando en la tierra te faltan
aplausos, más grata llega tu tarea al Cielo.
963. A veces, se pierde el cincuenta por ciento de la actividad en luchas
intestinas, que tienen por fundamento la ausencia de la caridad, y los cuentos y
los chismes entre hermanos. De otra parte, un veinticinco por ciento de la
actividad se pierde en levantar edificios innecesarios para el apostolado. No se
ha de consentir jamás la murmuración y no se ha de perder el tiempo en
edificar tantas casas, y así las personas serán apóstoles cien por cien.
964. Pide para los sacerdotes, los de ahora y los que vendrán, que amen de
verdad, cada día más y sin discriminaciones, a sus hermanos los hombres, y que
sepan hacerse querer de ellos.
965. Pensando en los sacerdotes del mundo entero, ayúdame a rezar por la
fecundidad de sus apostolados.
--Sacerdote, hermano mío, habla siempre de Dios, que, si eres suyo, no habrá
monotonía en tus coloquios.
966. La predicación, la predicación de Cristo "Crucificado", es la
palabra de Dios.
- Los sacerdotes han de prepararse lo mejor que puedan, antes de ejercer tan
divino ministerio, buscando la salvación de las almas.
- Los seglares han de escuchar con respeto especialísimo.
967. Me produjo alegría lo que decían de aquel sacerdote: "Predica con
toda el alma... y con todo el cuerpo".
968. Reza así, alma de apóstol: Señor, haz que sepa "apretar" a la
gente y encender a todos en hogueras de Amor, que sean el motor único de
nuestras actividades.
969. Los católicos hemos de andar por la vida como apóstoles: con luz de Dios,
con sal de Dios. Sin miedo, con naturalidad, pero con tal vida interior, con tal
unión con el Señor, que alumbremos, que evitemos la corrupción y las sombras,
que repartamos el fruto de la serenidad y la eficacia de la doctrina cristiana.
970. Salió el sembrador a sembrar, a echar a voleo la semilla en todas las
encrucijadas de la tierra... ¡Bendita labor la nuestra!: encargarnos de que, en
todas las circunstancias de lugares y de épocas, arraigue, germine y dé fruto
la palabra de Dios.
971. "Dominus dabit benignitatem suam et terra nostra dabit fructum suum"
-el Señor dará su bendición, y nuestra tierra producirá su fruto.
-Sí, esa bendición es el origen de todo buen fruto, el clima necesario para
que en nuestro mundo podamos cultivar santos, hombres y mujeres de Dios.
- "Dominus dabit benignitatem" -el Señor dará su bendición. -Pero,
fíjate bien, a continuación señala que El espera nuestro fruto -el tuyo, el
mío-, y no un fruto raquítico, desmedrado, porque no hayamos sabido
entregarnos; lo espera abundante, porque nos colma de bendiciones.
972. Veías tu vocación como esas cápsulas que encierran la semilla. Ya
llegará el momento de la expansión, y habrá arraigo múltiple y simultáneo.
973. Dentro de la gran muchedumbre humana -nos interesan todas las almas- has de
ser fermento, para que, con la ayuda de la gracia divina y con tu
correspondencia, actúes en todos los lugares del mundo como la levadura, que da
calidad, que da sabor, que da volumen, con el fin de que luego el pan de Cristo
pueda alimentar a otras almas.
974. Los enemigos de Jesús -y algunos que se dicen sus amigos-, cubiertos con
la armadura de la ciencia humana, empuñando la espada del poder, se ríen de
los cristianos como el filisteo se reía de David, despreciándole.
- También ahora caerá por tierra el Goliat del odio, de la falsía, de la
prepotencia, del laicismo, del indiferentismo...; y entonces, herido el
gigantón de esas falsas ideologías por las armas aparentemente débiles del
espíritu cristiano -oración, expiación, acción-, le despojaremos de la
armadura de sus erróneas doctrinas, para revestir a nuestros hermanos los
hombres con la verdadera ciencia: la cultura y la práctica cristiana.
975. En las campañas contra la Iglesia, maquinan muchas organizaciones -a veces
del brazo de los que se llaman buenos-, que mueven al pueblo con prensa, hojas,
pasquines, calumnias, propaganda hablada. Después lo llevan por donde quieren:
al mismo infierno. Pretenden que la masa sea amorfa, como si las personas no
tuvieran alma..., y dan compasión.
-Pero, como tienen alma, hay que arrancarlas de las garras de esas
organizaciones del mal y ponerlas al servicio de Dios.
976. Un tanto por ciento muy considerable de las personas, que frecuentan los
Sacramentos, lee la mala prensa...
- Con calma y con amor de Dios, hemos de rogar y de dar doctrina, para que no
lean esos papeluchos endiablados que, según dicen -porque se avergüenzan-,
compran los de su familia, aunque quizá lo hagan ellos mismos.
977. Defiende la verdad, con caridad y con firmeza, cuando se trata de las cosas
de Dios. Practica la santa desvergüenza de denunciar los errores, que a veces
son pequeñas insidias; otras, odiosas razones o descaradas ignorancias; y, de
ordinario, manifestación de la impotencia de los hombres, que no pueden tolerar
la fecundidad de la palabra de Dios.
978. En momentos de desorientación general, cuando clamas al Señor por sus
almas!, parece como si no te oyera, como si se hiciera sordo a tus llamadas.
Incluso llegas a pensar que tu trabajo apostólico es vano.
- ¡No te preocupes! Sigue trabajando con la misma alegría, con la misma
vibración, con el mismo afán. -Déjame que insista: cuando se trabaja por
Dios, nada es infecundo!
979. Hijo: todos los mares de este mundo son nuestros, y allí donde la pesca es
más difícil es también más necesaria.
980. Con tu doctrina de cristiano, con tu vida íntegra y con tu trabajo bien
hecho, tienes que dar buen ejemplo, en el ejercicio de tu profesión, y en el
cumplimiento de los deberes de tu cargo, a los que te rodean: tus parientes, tus
amigos, tus compañeros, tus vecinos, tus alumnos... -No puedes ser un
chapucero.
981. Por tu trato con Cristo, estás obligado a rendir fruto.
-Fruto que sacie el hambre de las almas, cuando se acerquen a ti, en el trabajo,
en la convivencia, en el ambiente familiar...
982. Con tu cumplimiento gustoso y generoso del deber, logras también abundante
gracia del Señor para otras almas.
983. Esfuérzate en llevar tu sentido cristiano al mundo, para que haya muchos
amigos de la Cruz.
984. Además de su gracia cuantiosa y eficaz, el Señor te ha dado la cabeza,
las manos, las facultades intelectuales, para que hagas fructificar tus
talentos.
-Dios quiere operar milagros constantes -resucitar muertos, dar oído a los
sordos, vista a los ciegos, posibilidades de andar a los cojos...-, a través de
tu actuación profesional santificada, convertida en holocausto grato a Dios y
útil a las almas.
985. El día en que no procures acercar a otros a Dios -tú, que debes ser
siempre brasa encendida- te convertirás en un carboncito despreciable, o en un
montoncito de ceniza, que un soplo de viento dispersa.
-Tienes que llevar fuego, tienes que ser algo que queme, que arda, que produzca
hogueras de amor de Dios, de fidelidad, de apostolado.
986. Invoca a la Santísima Virgen; no dejes de pedirle que se muestre siempre
Madre tuya: "monstra te esse Matrem!", y que te alcance, con la gracia
de su Hijo, claridad de buena doctrina en la inteligencia, y amor y pureza en el
corazón, con el fin de que sepas ir a Dios y llevarle muchas almas.
987.
Un hijo de Dios no tiene ni miedo a la vida, ni miedo a la muerte, porque el
fundamento de su vida espiritual es el sentido de la filiación divina: Dios es
mi Padre, piensa, y es el Autor de todo bien, es toda la Bondad.
--Pero, ¿tú y yo actuamos, de verdad, como hijos de Dios?
988. Me llenó de gozo ver que comprendías lo que te dije: tú y yo tenemos que
obrar y vivir y morir como enamorados, y "viviremos" así eternamente.
989. El Señor vence siempre. -Si eres instrumento suyo, también tú vencerás,
porque lucharás los combates de Dios.
990. La santidad consiste precisamente en esto: en luchar, por ser fieles,
durante la vida; y en aceptar gozosamente la Voluntad de Dios, a la hora de la
muerte.
991. Cuando recibas al Señor en la Eucaristía, agradécele con todas las veras
de tu alma esa bondad de estar contigo.
-¿No te has detenido a considerar que pasaron siglos y siglos, para que viniera
el Mesías? Los patriarcas y los profetas pidiendo, con todo el pueblo de
Israel: que la tierra tiene sed, Señor, que vengas!
-Ojalá sea así tu espera de amor.
992. También en estos tiempos, a despecho de los que niegan a Dios, la tierra
está muy cerca del Cielo.
993. Escribías: " simile est regnum caelorum¨ -el Reino de los Cielos es
semejante a un tesoro... Este pasaje del Santo Evangelio ha caído en mi alma
echando raíces. Lo había leído tantas veces, sin coger su entraña, su sabor
divino".
-Todo..., todo se ha de vender por el hombre discreto, para conseguir el tesoro,
la margarita preciosa de la Gloria!
994. Ponte en coloquio con Santa María, y confíale: oh, Señora!, para vivir
el ideal que Dios ha metido en mi corazón, necesito volar... muy alto, muy
alto!
- No basta despegarte, con la ayuda divina, de las cosas de este mundo, sabiendo
que son tierra. Más incluso: aunque el universo entero lo coloques en un
montón bajo tus pies, para estar más cerca del Cielo..., no basta!
-Necesitas volar, sin apoyarte en nada de aquí, pendiente de la voz y del soplo
del Espíritu. -Pero, me dices, mis alas están manchadas!: barro de años,
sucio, pegadizo...
- Y te he insistido: acude a la Virgen. Señora -repíteselo-: que apenas logro
remontar el vuelo!, que la tierra me atrae como un imán maldito! -Señora, Tú
puedes hacer que mi alma se lance al vuelo definitivo y glorioso, que tiene su
fin en el Corazón de Dios.
-Confía, que Ella te escucha.
995. Piensa qué grato es a Dios Nuestro Señor el incienso que en su honor se
quema; piensa también en lo poco que valen las cosas de la tierra, que apenas
empiezan ya se acaban...
- En cambio, un gran Amor te espera en el Cielo: sin traiciones, sin engaños:
todo el amor, toda la belleza, toda la grandeza, toda la ciencia...! Y sin
empalago: te saciará sin saciar.
996. Visión sobrenatural! Calma! Paz! Mira así las cosas, las personas y los
sucesos..., con ojos de eternidad.
-Entonces, cualquier muro que te cierre el paso -aunque, humanamente hablando,
sea imponente-, en cuanto alces los ojos de veras al Cielo, qué poca cosa es!
997. Si estamos cerca de Cristo y seguimos sus pisadas, hemos de amar de todo
corazón la pobreza, el desprendimiento de los bienes terrenos, las privaciones.
998. En la vida espiritual, muchas veces hay que saber perder, cara a la tierra,
para ganar en el Cielo. -Así se gana siempre.
999. Mienten los hombres cuando dicen "para siempre" en cosas
temporales. Sólo es verdad, con una verdad total, el "para siempre"
de la eternidad.
-Y así has de vivir tú, con una fe que te haga sentir sabores de miel,
dulzuras de cielo, al pensar en esa eternidad, que sí es para siempre!
1000. Si no hubiera más vida que ésta, la vida sería una broma cruel:
hipocresía, maldad, egoísmo, traición.
1001. Sigue adelante, con alegría, con esfuerzo, aun siendo tan poca cosa,
nada!
- -Con El, nadie te parará en el mundo. Piensa, además, que todo es bueno para
los que aman a Dios: en esta tierra, se puede arreglar todo, menos la muerte: y
para nosotros la muerte es Vida.
1002. Por salvar al hombre, Señor, mueres en la Cruz; y, sin embargo, por un
solo pecado mortal, condenas al hombre a una eternidad infeliz de tormentos...:
cuánto te ofende el pecado, y cuánto lo debo odiar!
1003. Asegura Santa Teresa que "quien no hace oración no necesita demonio
que le tiente; en tanto que, quien tiene tan sólo un cuarto de hora al día,
necesariamente se salva"..., porque el diálogo con el Señor -amable, aun
en los tiempos de aspereza o de sequedad del alma-nos descubre el auténtico
relieve y la justa dimensión de la vida.
-Sé alma de oración.
1004. "Luego tú eres rey"... -Sí, Cristo es el Rey, que no sólo te
concede audiencia cuando lo deseas, sino que, en delirio de Amor, hasta abandona
¡ya me entiendes!¡el magnífico palacio del Cielo, al que tú aún no puedes
llegar, y te espera en el Sagrario.
- -¿No te parece absurdo no acudir presuroso y con más constancia a hablar con
El?
1005. Cada vez estoy más persuadido: la felicidad del Cielo es para los que
saben ser felices en la tierra.
1006. Veo con meridiana claridad la fórmula, el secreto de la felicidad terrena
y eternal: no conformarse solamente con la Voluntad de Dios, sino adherirse,
identificarse, querer -en una palabra-, con un acto positivo de nuestra
voluntad, la Voluntad divina.
- -Este es el secreto infalible –insisto- del gozo y de la paz.
1007. Cuántas veces te verás inundado, borracho de gracia de Dios: qué gran
pecado, si no correspondes!
1008. En la hora de la tentación, ejercita la virtud de la Esperanza, diciendo:
para descansar y gozar, una eternidad me aguarda; ahora, lleno de Fe, a ganar
con el trabajo, el descanso; y, con el dolor, el goce... ¿Qué será el Amor,
en el Cielo?
- Mejor aún, ejercita el Amor, reaccionando así: quiero dar gusto a mi Dios, a
mi Amado, cumpliendo su Voluntad en todo..., como si no hubiera premio ni
castigo: solamente por agradarle.
1009. Cuando -a veces, como un relámpago; en ocasiones, como una mosca sucia y
pesada, a la que se echa y vuelve- venga a desazonarte el pensamiento de que te
falta rectitud de intención, haz siempre, y enseguida, actos contrarios..., y
sigue trabajando tranquilo, por El y con El.
- -De paso, aunque te parezca que lo pronuncias sólo con los labios, di
despacio: Señor, para mí nada quiero. Todo para tu gloria y por tu Amor.
1010. Igual te da estar aquí que en la China, me dices.
--Pues procura estar donde cumplas la Santa Voluntad de Dios.
1011. De ti depende también que muchos no permanezcan en las tinieblas, y
caminen por senderos que llevan hasta la vida eterna.
1012. Acostúmbrate a encomendar a cada una de las personas que tratas a su
Ángel Custodio, para que le ayude a ser buena y fiel, y alegre; para que pueda
recibir, a su tiempo, el eterno abrazo de Amor de Dios Padre, de Dios Hijo, de
Dios Espíritu Santo y de Santa María.
1013. Como el grano de trigo, tenemos necesidad de la muerte para ser fecundos.
- Tú y yo queremos abrir, con la gracia de Dios, un surco hondo y luminoso. Por
eso, hemos de dejar al pobre hombre animal y lanzarnos por los campos del
espíritu, dando sentido sobrenatural a todas las tareas humanas y, a la vez, a
los hombres que allí trabajan.
1014. Jesús: que mis distracciones sean distracciones al revés: en lugar de
acordarme del mundo, cuando trate Contigo, que me acuerde de Ti, al tratar las
cosas del mundo.
1015. Te has asustado un poco al ver tanta luz..., tanta que se te antoja
difícil mirar, y aun ver.
-Cierra los ojos a tu evidente miseria; abre la mirada de tu alma a la fe, a la
esperanza, al amor, y sigue adelante, dejándote guiar por El, a través de
quien dirige tu alma.
1016. Sé generoso! No le pidas a Jesús ni un consuelo!
- -¿Por qué?, me has preguntado. Porque, te he respondido, bien sabes que,
aunque parezca que este Dios Nuestro está lejos, está de asiento en el centro
de tu alma, poniendo relieve divino en tu vida entera!
1017. Te contaba que hasta personas que no han recibido el bautismo me han dicho
conmovidas: "es verdad, yo comprendo que las almas santas tienen que ser
felices, porque miran los sucesos con una visión que está por encima de las
cosas de la tierra, porque ven las cosas con ojos de eternidad".
- Ojalá no te falte esta visión! -añadí después-, para que seas consecuente
con el trato de predilección que de la Trinidad has recibido.
1018. Te aseguro que, si los hijos de Dios queremos, contribuiremos
poderosamente a iluminar el trabajo y la vida de los hombres, con el resplandor
divino ¡eterno!¡que el Señor ha querido depositar en nuestras almas.
-Pero "quien dice que mora en Jesús, debe seguir el camino que El
siguió", como enseña San Juan: camino que conduce siempre a la gloria,
pasando -siempre también- a través del sacrificio.
1019. Qué desencanto para los que vieron la luz del pseudoapóstol, y quisieron
salir de sus tinieblas acercándose a esa claridad! Han corrido para llegar.
Quizá dejaron por el camino jirones de su piel... Algunos, en su ansia de luz,
abandonaron también jirones de su alma... Ya están junto al pseudoapóstol:
frío y oscuridad. Frío y oscuridad, que acabarán de llenar los corazones
rotos de quienes, por un momento, creyeron en el ideal.
- Mala obra ha hecho el pseudoapóstol: esos hombres decepcionados, que vinieron
a trocar la carne de sus entrañas por una brasa ardiente, por un pasmoso rubí
de caridad, bajan de nuevo a la tierra de donde vinieron..., bajan con el
corazón apagado, con un corazón que no es corazón..., es un pedazo de hielo
envuelto en tinieblas que llegarán a nublar su cerebro.
- Falso apóstol de las paradojas, ésa es tu obra: porque tienes a Cristo en tu
lengua y no en tus hechos; porque atraes con una luz, de que careces; porque no
tienes calor de caridad, y finges preocuparte de los extraños a la vez que
abandonas a los tuyos; porque eres mentiroso y la mentira es hija del diablo...
Por eso, trabajas para el demonio, desconciertas a los seguidores del Amo, y,
aunque triunfes aquí con frecuencia, ay de ti, el próximo día, cuando venga
nuestra amiga la Muerte y veas la ira del Juez a quien nunca has engañado!
-Paradojas, no, Señor: paradojas, nunca.
1020. Este es el camino seguro: por la humillación, hasta la Cruz; desde la
Cruz, con Cristo a la Gloria inmortal del Padre.
1021. Cómo me hizo gozar la epístola de ese día! El Espíritu Santo, por San
Pablo, nos enseña el secreto de la inmortalidad y de la Gloria. Los hombres
todos sentimos ansias de perdurar.
- Querríamos hacer eternos los instantes de nuestra vida, que reputamos
felices. Querríamos glorificar nuestra memoria... Querríamos la inmortalidad
para nuestros ideales. Por eso, en los momentos de aparente felicidad, al tener
algo que consuela nuestro desamparo, todos, naturalmente, decimos y deseamos:
para siempre, para siempre...
- Qué sabiduría la del demonio! Qué bien conocía el corazón humano! Seréis
como dioses, les dijo a los primeros padres. Aquello fue un engaño cruel. San
Pablo, en esta epístola a los Filipenses, enseña un divino secreto, para tener
la inmortalidad y la Gloria: se anonadó Jesús, tomando forma de siervo... Se
humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz.
Por lo cual, Dios lo exaltó y le dio un nombre que está por encima de todo
nombre: para que ante el nombre de Jesús se arrodillen todos en los Cielos y en
la tierra y en los infiernos...
1022. Para acompañar a Cristo en su Gloria, en el triunfo final, es necesario
que participemos antes en su holocausto, y que nos identifiquemos con El, muerto
en el Calvario.
1023. No te distraigas, no dejes suelta la imaginación: vive dentro de ti y
estarás más cerca de Dios.
1024. Ayúdame a repetirlo al oído de aquél, y del otro..., y de todos: el
pecador, que tenga fe, aunque consiga todas las bienaventuranzas de la tierra,
necesariamente es infeliz y desgraciado.
- Es verdad que el motivo que nos ha de llevar a odiar el pecado, aun el venial,
el que debe mover a todos, es sobrenatural: que Dios lo aborrece con toda su
infinidad, con odio sumo, eterno y necesario, como mal opuesto al infinito
bien...; pero la primera consideración, que te he apuntado, nos puede conducir
a esta última.
1025. Tanto tendrás de santidad, cuanto tengas de mortificación por Amor.
1026. Se había desatado la persecución violenta. Y aquel sacerdote rezaba:
Jesús, que cada incendio sacrílego aumente mi incendio de Amor y Reparación.
1027. Al considerar la hermosura, la grandeza y la eficacia de la tarea
apostólica, aseguras que llega a dolerte la cabeza, pensando en el camino que
queda por recorrer ¡cuántas almas esperan!-; y te sientes felicísimo,
ofreciéndote a Jesús por esclavo suyo. Tienes ansias de Cruz y de dolor y de
Amor y de almas. Sin querer, en movimiento instintivo -que es Amor-, extiendes
los brazos y abres las palmas, para que El te cosa a su Cruz bendita: para ser
su esclavo -"serviam!"-, que es reinar.
1028. Me conmovió la súplica encendida que salió de tus labios: Dios mío:
sólo deseo ser agradable a tus ojos: todo lo demás no me importa. -Madre
Inmaculada, haz que me mueva exclusivamente el Amor.
1029. Pide de todo corazón la muerte, y mil muertes, antes que ofender a tu
Dios.
- Y esto, no por las penas del pecado -que tanto merecemos-, sino porque Jesús
ha sido y es tan bueno contigo.
1030. Dios mío: ¿cuándo te querré a Ti, por Ti? Aunque, bien mirado, Señor,
desear el premio perdurable es desearte a Ti, que Te das como recompensa.
1031. Gustad y ved qué bueno es el Señor, reza el Salmista.
- -La conquista espiritual, porque es Amor, ha de ser -en lo grande y en lo
pequeño- ansia de Infinito, de eternidad.
1032. Jesús, no quiero pensar lo que será el "mañana", porque no
quiero poner límites a tu generosidad.
1033. Haz tuyos los pensamientos de aquel amigo, que escribía: "estuve
considerando las bondades de Dios conmigo y, lleno de gozo interior, hubiera
gritado por la calle, para que todo el mundo se enterara de mi agradecimiento
filial: Padre, Padre! Y, si no gritando, por lo bajo anduve llamándole así
¡Padre!-, muchas veces, seguro de agradarle.
--Otra cosa no busco: sólo quiero su agrado y su Gloria: todo para El. Si
quiero la salvación, la santificación mía, es porque sé que El la quiere.
Si, en mi vida de cristiano, tengo ansias de almas, es porque sé que El tiene
esas ansias. De verdad lo digo: nunca he de poner los ojos en el premio. No
deseo recompensa: todo por Amor!"
1034. Cómo amaba la Voluntad de Dios aquella enferma a la que atendí
espiritualmente!: veía en la enfermedad, larga, penosa y múltiple (no tenía
nada sano), la bendición y las predilecciones de Jesús: y, aunque afirmaba en
su humildad que merecía castigo, el terrible dolor que en todo su organismo
sentía no era un castigo, era una misericordia.
- -Hablamos de la muerte. Y del Cielo. Y de lo que había de decir a Jesús y a
Nuestra Señora... Y de cómo desde allí "trabajaría" más que
aquí... Quería morir cuando Dios quisiera..., pero -exclamaba, llena de gozo¡
ay, si fuera hoy mismo! Contemplaba la muerte con la alegría de quien sabe que,
al morir, se va con su Padre.
1035. No temas la muerte. Es tu amiga!
-Procura acostumbrarte a esa realidad, asomándote con frecuencia a tu
sepultura: y allí, mira, huele y palpa tu cadáver podrido, de ocho días
difunto.
- -Esto recuérdalo, de modo especial, cuando el ímpetu de tu carne te
perturbe.
1036. Al abrirme su alma, decía: "pensaba estos días en la muerte, como
en un descanso, a pesar de mis crímenes. Y consideraba: si me comunicaran: ha
llegado la hora de morir¨, con qué gusto contestaría: ha llegado la hora de
Vivir¨".
1037. Morir es una cosa buena. ¿Cómo puede ser que haya quien tenga fe y, a la
vez, miedo a la muerte?... Pero mientras el Señor te quiera mantener en la
tierra, morir, para ti, es una cobardía. Vivir, vivir y padecer y trabajar por
Amor: esto es lo tuyo.
1038. Siquiera una vez al día, ponte con el pensamiento en trance de muerte,
para ver con esa luz los sucesos de cada jornada.
- Te aseguro que tendrás una buena experiencia de la paz que esa consideración
produce.
1039. Te quedaste muy serio al escucharme: acepto la muerte cuando El quiera,
como El quiera y donde El quiera; y a la vez pienso que es "una
comodidad" morir pronto, porque hemos de desear trabajar muchos años para
El y, por El, en servicio de los demás.
1040. ¿Morirse?... Qué comodidad!, repito.
- -Como aquel santo obispo, anciano y enfermo, di: "non recuso laborem":
Señor, mientras te pueda ser útil, no rehúso vivir y trabajar por Ti.
1041. No quieras hacer nada por ganar mérito, ni por miedo a las penas del
purgatorio: todo, hasta lo más pequeño, desde ahora y para siempre, empéñate
en hacerlo por dar gusto a Jesús.
1042. Desea ardientemente que, cuando nuestra buena e inevitable hermana la
muerte venga a hacerte el servicio de llevarte ante Dios, no te encuentres atado
a cosa alguna de la tierra!
1043. Si anhelas tener vida, y vida y felicidad eternas, no puedes salirte de la
barca de la Santa Madre Iglesia. -Mira: si tú te alejas del ámbito de la
barca, te irás entre las olas del mar, vas a la muerte, anegado en el océano;
dejas de estar con Cristo, pierdes su amistad, que voluntariamente elegiste
cuando te diste cuenta de que El te la ofrecía.
1044. Jesús vino a la tierra para padecer..., y para evitar los padecimientos
-también los terrenos- de los demás.
1045. No hay mejor señorío que saberse en servicio: en servicio voluntario a
todas las almas!
-Así es como se ganan los grandes honores: los de la tierra y los del Cielo.
1046. Ante el dolor y la persecución, decía un alma con sentido sobrenatural:
" prefiero que me peguen aquí, a que me peguen en el purgatorio!"
1047. Si amo, para mí no habrá infierno.
1048. Qué bueno es vivir de Dios! Qué bueno es no querer más que su Gloria!
1049. Si quieres de veras alcanzar vida y honor eternos, aprende a prescindir en
muchos casos de tus nobles ambiciones personales.
1050. No pongas tu "yo" en tu salud, en tu nombre, en tu carrera, en
tu ocupación, en cada paso que das... Qué cosa tan molesta! Parece que te has
olvidado de que "tú" no tienes nada, todo es de El.
- Cuando a lo largo del día te sientas -quizá sin motivo- humillado; cuando
pienses que tu criterio debería prevalecer; cuando percibas que en cada
instante borbota tu "yo", lo tuyo, lo tuyo, lo tuyo..., convéncete de
que estás matando el tiempo, y de que estás necesitando que "maten"
tu egoísmo.
1051. Te aconsejo que no busques la alabanza propia, ni siquiera la que
merecerías: es mejor pasar oculto, y que lo más hermoso y noble de nuestra
actividad, de nuestra vida, quede escondido... Qué grande es este hacerse
pequeños!: "Deo omnis gloria!" -toda la gloria, para Dios.
1052. En momentos de desconsuelo, le decía al Señor aquella alma: "Jesús
mío, ¿qué iba a darte, fuera de la honra, si no tenía otra cosa? Si hubiera
tenido fortuna, te la habría entregado. Si hubiera tenido virtudes, con cada
una edificaría, para servirte. Sólo tenía la honra, y te la di. Bendito seas!
Bien se ve que estaba segura en tus manos!"
1053. El barro fue mi principio y la tierra es la herencia de todo mi linaje.
- ¿Quién, sino Dios, merece alabanza?
1054. Cuando sientas el orgullo que hierve dentro de ti ¡la soberbia!-, que te
hace considerarte como un superhombre, ha llegado el momento de exclamar: no! Y
así, saborearás la alegría del buen hijo de Dios, que pasa por la tierra con
errores, pero haciendo el bien.
1055. "Sancta Maria, Stella maris" -Santa María, Estrella del mar,
condúcenos Tú!
-Clama así con reciedumbre, porque no hay tempestad que pueda hacer naufragar
el Corazón Dulcísimo de la Virgen. Cuando veas venir la tempestad, si te metes
en ese Refugio firme, que es María, no hay peligro de zozobra o de hundimiento.