657. La verdadera virtud no es triste y antipática, sino amablemente alegre.
658. Si salen las cosas bien, alegrémonos, bendiciendo a Dios que pone el
incremento. -¿Salen mal? -Alegrémonos, bendiciendo a Dios que nos hace
participar de su dulce Cruz.
659. La alegría que debes tener no es esa que podríamos llamar fisiológica,
de animal sano, sino otra sobrenatural, que procede de abandonar todo y
abandonarte en los brazos amorosos de nuestro Padre-Dios.
660. Nunca te desanimes si eres apóstol. -No hay contradicción que no puedas
superar. -¿Por qué estás triste?
661. Caras largas..., modales bruscos..., facha ridícula..., aire antipático:
¿Así esperas animar a los demás a seguir a Cristo?
662. ¿No hay alegría? -Piensa: hay un obstáculo entre Dios y yo. -Casi
siempre acertarás.
663. Para poner remedio a tu tristeza me pides un consejo. -Voy a darte una
receta que viene de buena mano: del apóstol Santiago.
-"Tristatur aliquis vestrum?" -¿Estás triste, hijo mío? -"Oret!"
- Haz oración! -Prueba a ver.
664. No estés triste. -Ten una visión más... "nuestra" -más
cristiana- de las cosas.
665. Quiero que estés siempre contento, porque la alegría es parte integrante
de tu camino. -Pide esa misma alegría sobrenatural para todos.
666. "Laetetur cor quaerentium Dominum" -Alégrese el corazón de los
que buscan al Señor.
-Luz, para que investigues en los motivos de tu tristeza.
667. Los actos de Fe, Esperanza y Amor son válvulas por donde se expansiona el
fuego de las almas que viven vida de Dios.
668. Hazlo todo con desinterés, por puro Amor, como si no hubiera premio ni
castigo. -Pero fomenta en tu corazón la gloriosa esperanza del cielo.
669. Está bien que sirvas a Dios como un hijo, sin paga, generosamente... -Pero
no te preocupes si alguna vez piensas en el premio.
670. Dice Jesús: "y cualquiera que deje casa o hermanos o hermanas o padre
o madre o esposa o hijos o heredades por causa de mi nombre, recibirá cien
veces más y poseerá la vida eterna".
- A ver si encuentras, en la tierra, quien pague con tanta generosidad!
671. Jesús... callado. -"Jesus autem tacebat". -¿Por qué hablas
tú, para consolarte o para sincerarte?
Calla. -Busca la alegría en los desprecios: siempre te harán menos de los que
mereces.
-Puedes, tú, acaso, preguntar: "Quid enim mali feci?" -¿qué mal he
hecho?
672. Está seguro de que eres hombre de Dios si llevas con alegría y silencio
la injusticia.
673. Hermosa contestación la que dio aquel varón venerable al joven que se
quejaba de la injusticia sufrida:
"¿Te molesta? - le decía-, pues, no quieras ser bueno!..."
674. Nunca des tu parecer si no te lo piden, aunque pienses que esta opinión
tuya es la más acertada.
675. Es verdad que fue pecador. -Pero no formes sobre él ese juicio
inconmovible. -Ten entrañas de piedad, y no olvides que aún puede ser un
Agustín, mientras tú no pasas de mediocre.
676. Todas las cosas de este mundo no son más que tierra. -Ponlas en un montón
bajo tus pies, y estarás más cerca del cielo.
677. Oro, plata, joyas..., tierra, montones de estiércol. -Goces, placeres
sensuales, satisfacción de apetitos..., como una bestia, como un mulo, como un
cerdo, como un gallo, como un toro.
Honores, distinciones, títulos..., cosas de aire, hinchazones de soberbia,
mentiras, nada.
678. No pongas tus amores aquí abajo. -Son amores egoístas... Los que amas se
apartarán de ti, con miedo y asco, a las pocas horas de llamarte Dios a su
presencia. -Otros son los amores que perduran.
679. La gula es un vicio feo. -¿No te da un poquito de risa y otro poquito de
asco ver a esos señores graves, sentados alrededor de la mesa, serios, con aire
de rito, metiendo grasas en el tubo digestivo, como si aquello fuera "un
fin"?
680. En la mesa, no hables de la comida: eso es una ordinariez, impropia de ti.
-Habla de algo noble -del alma o del entendimiento-, y enaltecerás ese deber.
681. El día que te levantes de la mesa sin haber hecho una pequeña
mortificación has comido como un pagano.
682. De ordinario comes más de lo que necesitas. -Y esa hartura, que muchas
veces te produce pesadez y molestia física, te inhabilita para saborear los
bienes sobrenaturales y entorpece tu entendimiento.
Qué buena virtud, aun para la tierra, es la templanza!
683. Te veo, caballero cristiano -dices que lo eres-, besando una imagen,
mascullando una oración vocal, clamando contra los que atacan a la Iglesia de
Dios..., y hasta frecuentando los Santos Sacramentos.
Pero no te veo hacer un sacrificio, ni prescindir de ciertas conversaciones...
mundanas (podría, con razón, aplicarles otro calificativo), ni ser generoso
con los de abajo... ni con esa Iglesia de Cristo!, ni soportar una flaqueza de
tu hermano, ni abatir tu soberbia por el bien común, ni deshacerte de tu firme
envoltura de egoísmo, ni... tantas cosas más!
Te veo... -No te veo... -Y tú... ¿dices que eres caballero cristiano? - Qué
pobre concepto tienes de Cristo!
684. Tu talento, tu simpatía, tus condiciones... se pierden: no te dejan
aprovecharlas. -Piensa bien estas palabras de un autor espiritual: "No se
pierde el incienso que se ofrece a Dios. -Más honrado es el Señor con el
abatimiento de tus talentos que con el vano uso de ellos".
685.
El vendaval de la persecución es bueno. -¿Qué se pierde?... No se pierde lo
que está perdido. -Cuando no se arranca el árbol de cuajo -y el árbol de la
Iglesia no hay viento ni huracán que pueda arrancarlo- solamente se caen las
ramas secas... y esas, bien caídas están.
686. Conforme: aquella persona ha sido mala contigo. -Pero, ¿no has sido tú
peor con Dios?
687. Jesús: por dondequiera que has pasado no quedó un corazón indiferente.
-O se te ama o se te odia.
Cuando un varón-apóstol te sigue, cumpliendo su deber, ¿podrá extrañarme -
si es otro Cristo!- que levante parecidos murmullos de aversión o de afecto?
688. Otra vez...: Que han dicho, que han escrito...: En favor, en contra...: Con
buena, y con menos buena voluntad...: Reticencias y calumnias, panegíricos y
exaltaciones...: sandeces y aciertos...
- Tonto, tontísimo!: ¿Qué te importa, cuando vas derecho a tu fin, cabeza y
corazón borrachos de Dios, el clamor del viento o el cantar de la chicharra, o
el mugido o el gruñido o el relincho?...
Además... es inevitable: no pretendas poner puertas al campo.
689. Se han desatado las lenguas y has sufrido desaires que te han herido más
porque no los esperabas.
Tu reacción sobrenatural debe ser perdonar -y aun pedir perdón- y aprovechar
la experiencia para despegarte de las criaturas.
690. Cuando venga el sufrimiento, el desprecio..., la Cruz, has de considerar:
¿qué es esto para lo que yo merezco?
691. ¿Estás sufriendo una gran tribulación? -¿Tienes contradicciones? Di,
muy despacio, como paladeándola, esta oración recia y viril:
"Hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada la justísima y
amabilísima Voluntad de Dios, sobre todas las cosas. -Amén. -Amén."
Yo te aseguro que alcanzarás la paz.
692. Sufres en esta vida de aquí..., que es un sueño... corto. -Alégrate:
porque te quiere mucho tu Padre-Dios, y, si no pones obstáculos, tras este
sueño malo, te dará un buen despertar.
693. Te duele que no te agradezcan aquel favor. -Respóndeme a estas dos
preguntas: ¿tan agradecido eres tú con Cristo Jesús?... ¿has sido capaz de
hacer ese favor, buscando el agradecimiento en la tierra?
694. No sé por qué te asustas. -Siempre fueron poco razonables los enemigos de
Cristo.
Resucitado Lázaro, debieron rendirse y confesar la divinidad de Jesús. -Pues,
no: matemos al que da la vida!, dijeron.
Y hoy, como ayer.
695. En las horas de lucha y contradicción, cuando quizá "los
buenos" llenen de obstáculos tu camino, alza tu corazón de apóstol: oye
a Jesús que habla del grano de mostaza y de la levadura. -Y dile: "edissere
nobis parabolam" -explícame la parábola.
Y sentirás el gozo de contemplar la victoria futura: aves del cielo, en el
cobijo de tu apostolado, ahora incipiente; y toda la masa fermentada.
696. Si recibes la tribulación con ánimo encogido pierdes la alegría y la
paz, y te expones a no sacar provecho espiritual de aquel trance.
697. Los acontecimientos públicos te han metido en un encierro voluntario, peor
quizá, por sus circunstancias, que el encierro de una prisión. -Has sufrido un
eclipse de tu personalidad.
No encuentras campo: egoísmos, curiosidades, incomprensiones y susurración.
-Bueno; ¿y qué? ¿Olvidas tu voluntad libérrima y tu poder de
"niño"? -La falta de hojas y de flores (de acción externa) no
excluye la multiplicación y la actividad de las raíces (vida interior).
Trabaja: ya cambiará el rumbo de las cosas, y darás más frutos que antes, y
más sabrosos.
698. ¿Te riñen? -No te enfades, como te aconseja tu soberbia. -Piensa: qué
caridad tienen conmigo! Lo que se habrán callado!
699. Cruz, trabajos, tribulaciones: los tendrás mientras vivas. -Por ese camino
fue Cristo, y no es el discípulo más que el Maestro.
700. Conforme: hay mucha lucha de fuera y esto te exime, en parte. -Pero
también hay complicidad dentro -mira despacio- y ahí no veo eximente.
701. ¿No has oído de labios del Maestro la parábola de la vid y los
sarmientos? -Consuélate: te exige, porque eres sarmiento que da fruto... Y te
poda, "ut fructum plus afferas" -para que des más fruto.
Claro!: duele ese cortar, ese arrancar. Pero, luego, qué lozanía en los
frutos, qué madurez en las obras!
702. Estás intranquilo. -Mira: pase lo que pase en tu vida interior o en el
mundo que te rodea nunca olvides que la importancia de los sucesos o de las
personas es muy relativa. -Calma: deja que corra el tiempo; y, después, viendo
de lejos y sin pasión los acontecimientos y las gentes adquirirás la
perspectiva, pondrás cada cosa en su lugar y con su verdadero tamaño.
Si obras de este modo serás más justo y te ahorrarás muchas preocupaciones.
703. Una mala noche, en una mala posada. -Así dicen que definió esta vida
terrena la Madre Teresa de Jesús. -¿No es verdad que es comparación certera?
704. Una visita al monasterio famoso. -Aquella señora extranjera sintió
apiadársele las entrañas al considerar la pobreza del edificio: "¿Deben
llevar ustedes una vida muy dura, no?" Y el monje, satisfecho, se limitó a
contestar: "Tú lo quisiste, fraile mostén; tú lo quisiste, tú te lo
ten".
Esto, que gozosamente oí decir a ese santo varón, tengo que decírtelo a ti
con pena, cuando me cuentas que no eres feliz.
705. ¿Inquietarte? -Jamás: que eso es perder la paz.
706. Decaimiento físico. -Estás... derrumbado. -Descansa. Para esa actividad
exterior. -Consulta al médico. Obedece, y despreocúpate.
Pronto volverás a tu vida y mejorarás, si eres fiel, tus apostolados.
707. No te turbes si al considerar las maravillas del mundo sobrenatural sientes
la otra voz -íntima, insinuante- del hombre viejo.
Es "el cuerpo de muerte", que clama por sus fueros perdidos... Te
basta la gracia: sé fiel y vencerás.
708. El mundo, el demonio y la carne son unos aventureros que, aprovechándose
de la debilidad del salvaje que llevas dentro, quieren que, a cambio del pobre
espejuelo de un placer -que nada vale-, les entregues el oro fino y las perlas y
los brillantes y rubíes empapados en la sangre viva y redentora de tu Dios, que
son el precio y el tesoro de tu eternidad.
709. ¿Oyes? -En otro estado, en otro lugar, en otro grado y oficio harías
mucho mayor bien. - Para hacer lo que haces no hace falta talento!...
Pues yo te digo: donde te han puesto agradas a Dios..., y eso que venías
pensando es claramente sugestión infernal.
710. Te apuras y entristeces porque tus Comuniones son frías, llenas de aridez.
-Cuando vas al Sacramento, dime: ¿te buscas a ti o buscas a Jesús? -Si te
buscas a ti, motivo tienes para entristecerte... Pero si -como debes- buscas a
Cristo, ¿quieres señal más segura que la Cruz para saber que le has
encontrado?
711. Otra caída... y qué caída!... ¿Desesperarte?... No: humillarte y
acudir, por María, tu Madre, al Amor Misericordioso de Jesús. -Un
"miserere" y arriba ese corazón! -A comenzar de nuevo.
712. Muy honda es tu caída! -Comienza los cimientos desde ahí abajo. -Sé
humilde. -"Cor contritum et humiliatum, Deus, non despicies". -No
despreciará Dios un corazón contrito y humillado.
713. Tú no vas contra Dios. -Tus caídas son de fragilidad. -Conforme: pero son
tan frecuentes esas fragilidades! -no sabes evitarlas- que, si no quieres que te
tenga por malo, habré de tenerte por malo y por tonto.
714. Un querer sin querer es el tuyo, mientras no quites decididamente la
ocasión. -No te quieras engañar diciéndome que eres débil. Eres... cobarde,
que no es lo mismo.
715. Esa trepidación de tu espíritu, la tentación, que te envuelve, es como
una venda sobre los ojos de tu alma.
Estás a oscuras. -No te empeñes en andar solo, porque, solo, caerás. -Ve a tu
Director -a tu superior- y él hará que oigas aquellas palabras de Rafael
Arcángel a Tobías:
"Forti animo esto, in proximo est ut a Deo cureris" -Ten ánimo, que
pronto te curará Dios. -Sé obediente, y caerán las escamas, caerá la venda
de tus ojos, y Dios te llenará de gracia y de paz.
716. No sé vencerme!, me escribes con desaliento. -Y te contesto: Pero, ¿acaso
has intentado poner los medios?
717. Bienaventuradas malaventuras de la tierra! -Pobreza, lágrimas, odios,
injusticia, deshonra... Todo lo podrás en Aquel que te confortará.
718. Sufres... y no querrías quejarte. -No importa que te quejes -es la
reacción natural de la pobre carne nuestra-, mientras tu voluntad quiere en ti,
ahora y siempre, lo que quiera Dios.
719. Nunca te desesperes. Muerto y corrompido estaba Lázaro: "jam foetet,
quatriduanus est enim" -hiede, porque hace cuatro días que está
enterrado, dice Marta a Jesús.
Si oyes la inspiración de Dios y la sigues -"Lazare, veni foras!" -
Lázaro, sal afuera!-, volverás a la Vida.
720. Que cuesta! -Ya lo sé. Pero, adelante!: nadie será premiado -y qué
premio!- sino el que pelee con bravura.
721. Si se tambalea tu edificio espiritual, si todo te parece estar en el
aire..., apóyate en la confianza filial en Jesús y en María, piedra firme y
segura sobre la que debiste edificar desde el principio.
722. La prueba esta vez es larga. -Quizá -y sin quizá- no la llevaste bien
hasta aquí... porque aún buscabas consuelos humanos. -Y tu Padre-Dios los
arrancó de cuajo para que no tengas más asidero que El.
723. ¿Que te da todo igual? -No quieras engañarte. Ahora mismo, si yo te
preguntara por personas y por empresas, en las que por Dios metiste tu alma,
habrías de contestarme, briosamente!, con el interés de quien habla de cosa
propia.
No te da todo igual: es que no eres incansable..., y necesitas más tiempo para
ti: tiempo que será también para tus obras, porque, a última hora, tú eres
el instrumento.
724. Me dices que tienes en tu pecho fuego y agua, frío y calor, pasioncillas y
Dios...: una vela encendida a San Miguel, y otra al diablo.
Tranquilízate: mientras quieras luchar no hay dos velas encendidas en tu pecho,
sino una, la del Arcángel.
725. El enemigo casi siempre procede así con las almas que le van a resistir:
hipócritamente, suavemente: motivos... espirituales!: no llamar la atención...
-Y luego, cuando parece no haber remedio (lo hay), descaradamente..., por si
logra una desesperación a lo Judas, sin arrepentimiento.
726. Al perder aquellos consuelos humanos te has quedado con una sensación de
soledad, como pendiente de un hilillo sobre el vacío de negro abismo. -Y tu
clamor, tus gritos de auxilio, parece que no los escucha nadie.
Bien merecido tienes ese desamparo. -Sé humilde, no te busques a ti, ni busques
tu comodidad: ama la Cruz -soportarla es poco- y el Señor oirá tu oración. -Y
se encalmarán tus sentidos. -Y tu corazón volverá a cerrarse. -Y tendrás
paz.
727. En carne viva. -Así te encuentras. Todo te hace sufrir en las potencias y
en los sentidos. Y todo te es tentación...
Sé humilde -insisto-: verás qué pronto te sacan de ese estado: y el dolor se
trocará en gozo: y la tentación, en segura firmeza.
Pero, mientras, aviva tu fe; llénate de esperanza; y haz continuos actos de
Amor, aunque pienses que son sólo de boca.
728. Toda nuestra fortaleza es prestada.
729. Oh, Dios mío: cada día estoy menos seguro de mí y más seguro de Ti!
730. Si no le dejas, El no te dejará.
731. Espéralo todo de Jesús: tú no tienes nada, no vales nada, no puedes
nada. -El obrará, si en El te abandonas.
732. Oh, Jesús! -Descanso en Ti.
733. Confía siempre en tu Dios. -El no pierde batallas.
734. "Esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas". -Luego, ¿el
hombre pecador tiene su hora? -Sí..., y Dios su eternidad!
735. Si eres apóstol, la muerte será para ti una buena amiga que te facilita
el camino.
736. ¿Has visto, en una tarde triste de otoño, caer las hojas muertas? Así
caen cada día las almas en la eternidad: un día, la hoja caída serás tú.
737. No has oído con qué tono de tristeza se lamentan los mundanos de que
"cada día que pasa es morir un poco"?
Pues, yo te digo: alégrate, alma de apóstol, porque cada día que pasa te
aproxima a la Vida.
738. A los "otros", la muerte les para y sobrecoge. -A nosotros, la
muerte -la Vida- nos anima y nos impulsa.
Para ellos es el fin: para nosotros, el principio.
739. No tengas miedo a la muerte. -Acéptala, desde ahora, generosamente...,
cuando Dios quiera..., como Dios quiera..., donde Dios quiera. -No lo dudes:
vendrá en el tiempo, en el lugar y del modo que más convenga..., enviada por
tu Padre-Dios. - Bienvenida sea nuestra hermana la muerte!
740. ¿Qué pieza del mundo se desquiciará si yo falto, si muero?
741. ¿Ves cómo se deshace materialmente, en humores que apestan, el cadáver
de la persona querida? -Pues, eso es un cuerpo hermoso! -Contémplalo y saca
consecuencias.
742. Aquellos cuadros de Valdés Leal, con tanta carroña distinguida -obispos,
calatravos- en viva podredumbre, me parece imposible que no te muevan.
Pero ¿y el gemido del duque de Gandía: no más servir a señor que se me pueda
morir?
743. Me hablas de morir "heroicamente". -¿No crees que es más
"heroico" morir inadvertido en una buena cama, como un burgués...,
pero de mal de Amor?
744. Tú -si eres apóstol- no has de morir. -Cambiarás de casa, y nada más.
745. "Ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos", rezamos en el
Credo. -Ojalá no me pierdas de vista ese juicio y esa justicia y... a ese Juez.
746. ¿No brilla en tu alma el deseo de que tu Padre-Dios se ponga contento
cuando te tenga que juzgar?
747. Hay mucha propensión en las almas mundanas a recordar la Misericordia del
Señor. -Y así se animan a seguir adelante en sus desvaríos.
Es verdad que Dios Nuestro Señor es infinitamente misericordioso, pero también
es infinitamente justo: y hay un juicio, y El es el Juez.
748. Anímate. -¿No sabes que dice San Pablo, a los de Corinto, que "cada
uno recibirá su propio salario, a medida de su trabajo"?
749. Hay infierno. -Una afirmación que, para ti, tiene visos de perogrullada.
-Te la voy a repetir: hay infierno!
Hazme tú eco, oportunamente, al oído de aquel compañero... y de aquel otro.
750. Oyeme, hombre metido en la ciencia hasta las cejas: tu ciencia no me puede
negar la verdad de las actividades diabólicas. Mi Madre, la Santa Iglesia
-durante muchos años: y es también una laudable devoción privada- ha hecho
que los Sacerdotes al pie del altar invoquen cada día a San Miguel,
"contra nequitiam et insidias diaboli" -contra la maldad y las
insidias del enemigo.
751. El cielo: "ni ojo alguno vio, ni oreja oyó, ni pasaron a hombre por
pensamiento las cosas que tiene Dios preparadas para aquellos que le aman".
¿No te empujan a luchar esas revelaciones del apóstol?
752. Siempre. - Para siempre! -Palabras manoseadas por el afán humano de
prolongar -de eternizar- lo que es gustoso.
Palabras mentirosas, en la tierra, donde todo se acaba.
753. Esto de aquí es un continuo acabarse: aún no empieza el placer y ya se
termina.
754.
Esta es la llave para abrir la puerta y entrar en el Reino de los Cielos: "qui
facit voluntatem Patris mei qui in coelis est, ipse intrabit in regnum coelorum"
-el que hace la voluntad de mi Padre..., ése entrará!
755. De que tú y yo nos portemos como Dios quiere -no lo olvides- dependen
muchas cosas grandes.
756. Nosotros somos piedras, sillares, que se mueven, que sienten, que tienen
una libérrima voluntad.
Dios mismo es el cantero que nos quita las esquinas, arreglándonos,
modificándonos, según El desea, a golpe de martillo y de cincel.
No queramos apartarnos, no queramos esquivar su Voluntad, porque, de cualquier
modo, no podremos evitar los golpes. -Sufriremos más e inútilmente, y, en
lugar de la piedra pulida y dispuesta para edificar, seremos un montón informe
de grava que pisarán las gentes con desprecio.
757. ¿Resignación?... ¿Conformidad?... Querer la Voluntad de Dios!
758. La aceptación rendida de la Voluntad de Dios trae necesariamente el gozo y
la paz: la felicidad en la Cruz. -Entonces se ve que el yugo de Cristo es suave
y que su carga no es pesada.
759. Paz, paz!, me dices. -La paz es... para los hombres de "buena"
voluntad.
760. Un razonamiento que lleva a la paz y que el Espíritu Santo da hecho a los
que quieren la Voluntad de Dios: "Dominus regit me, et nihil mihi deerit"
-el Señor me gobierna, nada me faltará.
¿Qué puede inquietar a un alma que repita de verdad esas palabras?
761. Hombre libre, sujétate a voluntaria servidumbre para que Jesús no tenga
que decir por ti aquello que cuentan que dijo por otros a la Madre Teresa:
"Teresa, yo quise... Pero los hombres no han querido".
762. Acto de identificación con la Voluntad de Dios:
¿Lo quieres, Señor?... Yo también lo quiero!
763. No dudes: deja que salga del corazón a los labios un "Fiat" -
hágase!... -que sea la coronación del sacrificio.
764. Cuanto más cerca está de Dios el apóstol, se siente más universal: se
agranda el corazón para que quepan todos y todo en los deseos de poner el
universo a los pies de Jesús.
765. Más quiero tu Voluntad, Dios mío, que no cumpliéndola -si pudiera ser
tal disparate-, la misma gloria.
766. El abandono en la Voluntad de Dios es el secreto para ser feliz en la
tierra. -Di, pues: "meus cibus est, ut faciam voluntatem ejus" -mi
alimento es hacer su Voluntad.
767. Ese abandono es precisamente la condición que te hace falta para no perder
en lo sucesivo tu paz.
768. El "gaudium cum pace" -la alegría y la paz- es fruto seguro y
sabroso del abandono.
769. La indiferencia no es tener el corazón seco... como Jesús no lo
tuvo.Camino 770. No eres menos feliz porque te falta que si te sobrara.
771. Dios exalta a quienes cumplen su Voluntad en lo mismo en que los humilló.
772. Pregúntate muchas veces al día: ¿hago en este momento lo que debo hacer?
773. Jesús, lo que tú "quieras"... yo lo amo.
774. Escalones: Resignarse con la Voluntad de Dios: Conformarse con la Voluntad
de Dios: Querer la Voluntad de Dios: Amar la Voluntad de Dios.
775. Señor, si es tu Voluntad, haz de mi pobre carne un Crucifijo.
776. No caigas en un círculo vicioso: tú piensas: cuando se arregle esto así
o del otro modo seré muy generoso con mi Dios.
¿Acaso Jesús no está esperando que seas generoso sin reservas para arreglar
El las cosas mejor de lo que imaginas?
Propósito firme, lógica consecuencia: en cada instante de cada día trataré
de cumplir con generosidad la Voluntad de Dios.
777. Tu propia voluntad, tu propio juicio: eso es lo que te inquieta.
778. Es cuestión de segundos... Piensa antes de comenzar cualquier negocio:
¿Qué quiere Dios de mí en este asunto?
Y, con la gracia divina, hazlo!
779. Es bueno dar gloria a Dios, sin tomarse anticipos (mujer, hijos,
honores...) de esa gloria, de que gozaremos plenamente con El en la Vida...
Además, El es generoso... Da el ciento por uno: y esto es verdad hasta en los
hijos. -Muchos se privan de ellos por su gloria, y tienen miles de hijos de su
espíritu. -Hijos, como nosotros lo somos del Padre nuestro, que está en los
cielos.
780. "Deo omnis gloria". -Para Dios toda la gloria. -Es una confesión
categórica de nuestra nada. El, Jesús, lo es todo. Nosotros, sin El, nada
valemos: nada.
Nuestra vanagloria sería eso: gloria vana; sería un robo sacrílego; el
"yo" no debe aparecer en ninguna parte.
781. Sin mí nada podéis hacer, ha dicho el Señor. -Y lo ha dicho, para que
tú y yo no nos apuntemos éxitos que son suyos. -"Sine me, nihil!..."
782. ¿Cómo te atreves a emplear ese chispazo del entendimiento divino, que es
tu razón, en otra cosa que no sea dar gloria a tu Señor?
783. Si la vida no tuviera por fin dar gloria a Dios, sería despreciable, más
aún: aborrecible.
784. Da "toda" la gloria a Dios. -"Exprime" con tu voluntad,
ayudado por la gracia, cada una de tus acciones, para que en ellas no quede nada
que huela a humana soberbia, a complacencia de tu "yo".
785. "Deus meus es tu, et confitebor tibi: Deus meus es tu, et exaltabo
te". -Tú eres mi Dios, y te confesaré: Tú eres mi Dios, y te exaltaré.
-Hermoso programa..., para un apóstol de tu talla.
786. Que ningún afecto te ate a la tierra, fuera del deseo divinísimo de dar
gloria a Cristo y, por El y con El y en El, al Padre y al Espíritu Santo.
787. Rectifica, rectifica. - Tendría tan poca gracia que ese vencimiento fuera
estéril porque te has movido por miras humanas!
788. Pureza de intención. -Las sugestiones de la soberbia y los ímpetus de la
carne los conoces pronto... y peleas y, con la gracia, vences.
Pero los motivos que te llevan a obrar, aun en las acciones más santas, no te
parecen claros... y sientes una voz allá dentro que te hace ver razones
humanas..., con tal sutileza, que se infiltra en tu alma la intranquilidad de
pensar que no trabajas como debes hacerlo -por puro Amor, sola y exclusivamente
por dar a Dios toda su gloria.
Reacciona en seguida cada vez y di: "Señor, para mí nada quiero. -Todo
para tu gloria y por Amor".
789. Sin duda que has purificado bien tu intención, cuando has dicho: renuncio
desde ahora a toda gratitud y pago humanos.
790. ¿No gritaríais de buena gana a la juventud que bulle alrededor vuestro:
locos!, dejad esas cosas mundanas que achican el corazón... y muchas veces lo
envilecen..., dejad eso y venid con nosotros tras el Amor!
791. Te falta "vibración". -Esa es la causa de que arrastres a tan
pocos. -Parece como si no estuvieras muy persuadido de lo que ganas al dejar por
Cristo esas cosas de la tierra.
Compara: el ciento por uno y la vida eterna! -¿Te parece pequeño el
"negocio"?
792. "Duc in altum". - Mar adentro! -Rechaza el pesimismo que te hace
cobarde. "Et laxate retia vestra in capturam" -y echa tus redes para
pescar.
¿No ves que puedes decir, como Pedro: "in nomine tuo, laxabo rete"
-Jesús, en tu nombre, buscaré almas?
793. Proselitismo. -Es la señal cierta del celo verdadero.
794. Sembrar. -Salió el sembrador... Siembra a voleo, alma de apóstol. -El
viento de la gracia arrastrará tu semilla si el surco donde cayó no es
digno... Siembra, y está cierto de que la simiente arraigará y dará su fruto.
795. Con el buen ejemplo se siembra buena semilla; y la caridad obliga a sembrar
a todos.
796. Pequeño amor es el tuyo si no sientes el celo por la salvación de todas
las almas. -Pobre amor es el tuyo si no tienes ansias de pegar tu locura a otros
apóstoles.
797. Sabes que tu camino no es claro. -Y que no lo es porque al no seguir de
cerca a Jesús te quedas en tinieblas. -¿A qué esperas para decidirte?
798. ¿Razones?... ¿Qué razones daría el pobre Ignacio al sabio Xavier?
799. Lo que a ti te maravilla a mí me parece razonable. -¿Que te ha ido a
buscar Dios en el ejercicio de tu profesión?
Así buscó a los primeros: a Pedro, a Andrés, a Juan y a Santiago, junto a las
redes: a Mateo, sentado en el banco de los recaudadores...
Y, asómbrate!, a Pablo, en su afán de acabar con la semilla de los cristianos.
800. La mies es mucha y pocos los operarios. -"Rogate ergo!" -Rogad,
pues, al Señor de la mies que envíe operarios a su campo.
La oración es el medio más eficaz de proselitismo.
801. Aún resuena en el mundo aquel grito divino: "Fuego he venido a traer
a la tierra, ¿y qué quiero sino que se encienda?" -Y ya ves: casi todo
está apagado...
¿No te animas a propagar el incendio?
802. Querrías atraer a tu apostolado a aquel hombre sabio, a aquel otro
poderoso, a aquel lleno de prudencia y virtudes.
Ora, ofrece sacrificios y trabájalos con tu ejemplo y con tu palabra. - No
vienen! -No pierdas la paz: es que no hacen falta.
¿Crees que no había contemporáneos de Pedro, sabios, y poderosos, y
prudentes, y virtuosos, fuera del apostolado de los primeros doce?
803. Me han dicho que tienes "gracia", "gancho", para atraer
almas a tu camino.
Agradécele a Dios ese don: ser instrumento para buscar instrumentos!
804. Ayúdame a clamar: Jesús, almas!... Almas de apóstol!: son para ti, para
tu gloria.
Verás como acaba por escucharnos.
805. Oye: ahí... ¿no habrá uno... o dos, que nos entiendan bien?
806. Dile, a... ése, que necesito cincuenta hombres que amen a Jesucristo sobre
todas las cosas.
807. Me dices, de ese amigo tuyo, que frecuenta sacramentos, que es de vida
limpia y buen estudiante. -Pero que no "encaja": si le hablas de
sacrificio y apostolado, se entristece y se te va.
No te preocupe. -No es un fracaso de tu celo: es, a la letra, la escena que
narra el Evangelista: "si quieres ser perfecto, anda y vende cuanto tienes,
y dáselo a los pobres" (sacrificio)... "y ven después y
sígueme" (apostolado).
El adolescente "abiit tristis" -se retiró también entristecido: no
quiso corresponder a la gracia.
808. "Una buena notica: un nuevo loco..., para el manicomio". -Y todo
es alborozo en la carta del "pescador".
Que Dios llene de eficacia tus redes!
809. Proselitismo. -¿Quién no tiene hambre de perpetuar su apostolado?
810. Ese afán de proselitismo que te come las entrañas es señal cierta de tu
entregamiento.
811. ¿Te acuerdas? -Hacíamos tú y yo nuestra oración, cuando caía la tarde.
Cerca se escuchaba el rumor del agua. -Y, en la quietud de la ciudad castellana,
oíamos también voces distintas que hablaban en cien lenguas, gritándonos
angustiosamente que aún no conocen a Cristo.
Besaste el Crucifijo, sin recatarte, y le pediste ser apóstol de apóstoles.
812. Me explico que quieras tanto a tu Patria y a los tuyos y que, a pesar de
esas ataduras, aguardes con impaciencia el momento de cruzar tierras y mares -
ir lejos!- porque te desvela el afán de mies.
813. Hacedlo todo por Amor. -Así no hay cosas pequeñas: todo es grande. -La
perseverancia en las cosas pequeñas, por Amor, es heroísmo.
814. Un pequeño acto, hecho por Amor, cuánto vale!
815. ¿Quieres de verdad ser santo? -Cumple el pequeño deber de cada momento:
haz lo que debes y está en lo que haces.
816. Has errado el camino si desprecias las cosas pequeñas.
817. La santidad "grande" está en cumplir los "deberes
pequeños" de cada instante.
818. Las almas grandes tienen muy en cuenta las cosas pequeñas.
819. Porque fuiste "in pauca fidelis" -fiel en lo poco-, entra en el
gozo de tu Señor. -Son palabras de Cristo. -"In pauca fidelis!..."
-¿Desdeñarás ahora las cosas pequeñas si se promete la gloria a quienes las
guardan?
820. No juzgues por la pequeñez de los comienzos: una vez me hicieron notar que
no se distinguen por el tamaño las simientes que darán hierbas anuales de las
que van a producir árboles centenarios.
821. No me olvides que en la tierra todo lo grande ha comenzado siendo pequeño.
-Lo que nace grande es monstruoso y muere.
822. Me dices: cuando se presente la ocasión de hacer algo grande... entonces!
-¿Entonces? ¿Pretendes hacerme creer, y creer tú seriamente, que podrás
vencer en la Olimpiada sobrenatural, sin la diaria preparación, sin
entrenamiento?
823. ¿Has visto cómo levantaron aquel edificio de grandeza imponente? -Un
ladrillo, y otro. Miles. Pero, uno a uno. -Y sacos de cemento, uno a uno. Y
sillares, que suponen poco, ante la mole del conjunto. -Y trozos de hierro. -Y
obreros que trabajan, día a día, las mismas horas...
¿Viste cómo alzaron aquel edificio de grandeza imponente?... - A fuerza de
cosas pequeñas!
824. ¿No has visto en qué "pequeñeces" está el amor humano? -Pues
también en "pequeñeces" está el Amor divino.
825. Sigue en el cumplimiento exacto de las obligaciones de ahora. -Ese trabajo
-humilde, monótono, pequeño- es oración cuajada en obras que te disponen a
recibir la gracia de la otra labor -grande, ancha y honda- con que sueñas.
826. Todo aquello en que intervenimos los pobrecitos hombres -hasta la santidad-
es un tejido de pequeñas menudencias, que -según la rectitud de intención-
pueden formar un tapiz espléndido de heroísmo o de bajeza, de virtudes o de
pecados.
Las gestas relatan siempre aventuras gigantescas, pero mezcladas con detalles
caseros del héroe. -Ojalá tengas siempre en mucho - línea recta!- las cosas
pequeñas.
827. ¿Te has parado a considerar la suma enorme que pueden llegar a ser
"muchos pocos"?
828. Ha sido dura la experiencia: no olvides la lección. -Tus grandes
cobardías de ahora son -está claro- paralelas a tus pequeñas cobardías
diarias.
"No has podido" vencer en lo grande, "porque no quisiste"
vencer en las cosas pequeñas.
829. ¿No has visto las lumbres de la mirada de Jesús cuando la pobre viuda
deja en el templo su pequeña limosna? -Dale tú lo que puedas dar: no está el
mérito en lo poco ni en lo mucho, sino en la voluntad con que lo des.
830. No me seas... tonto: es verdad que haces el papel -a lo más- de un
pequeño tornillo en esa gran empresa de Cristo.
Pero, ¿sabes lo que supone que el tornillo no apriete bastante o salte de su
sitio?: se aflojarán piezas de más tamaño o caerán melladas las ruedas.
Se habrá entorpecido el trabajo. -Quizá se inutilizará toda la maquinaria.
Qué grande cosa es ser un pequeño tornillo!
831.
Eres, entre los tuyos -alma de apóstol-, la piedra caída en el lago. -Produce,
con tu ejemplo y tu palabra un primer círculo... y éste, otro... y otro, y
otro... Cada vez más ancho.
¿Comprendes ahora la grandeza de tu misión?
832. Qué afán hay en el mundo por salirse de su sitio! -¿Qué pasaría si
cada hueso, cada músculo del cuerpo humano quisiera ocupar puesto distinto del
que le pertenece?
No es otra la razón del malestar del mundo. -Persevera en tu lugar, hijo mío:
desde ahí cuánto podrás trabajar por el reinado efectivo de Nuestro Señor!
833. Caudillos!... Viriliza tu voluntad para que Dios te haga caudillo. ¿No ves
cómo proceden las malditas sociedades secretas? Nunca han ganado a las masas.
-En sus antros forman unos cuantos hombres-demonios que se agitan y revuelven a
las muchedumbres, alocándolas, para hacerlas ir tras ellos, al precipicio de
todos los desórdenes... y al infierno. -Ellos llevan una simiente maldecida.
Si tú quieres..., llevarás la Palabra de Dios, bendita mil y mil veces, que no
puede faltar. Si eres generoso..., si correspondes, con tu santificación
personal, obtendrás la de los demás: el reinado de Cristo: que "omnes cum
Petro ad Jesum per Mariam".
834. ¿Hay locura más grande que echar a voleo el trigo dorado en la tierra
para que se pudra? -Sin esa generosa locura no habría cosecha.
Hijo: ¿cómo andamos de generosidad?
835. ¿Brillar como una estrella..., ansia de altura y de lumbre encendida en el
cielo?
Mejor: quemar, como una antorcha, escondido, pegando tu fuego a todo lo que
tocas. -Este es tu apostolado: para eso estás en la tierra.
836. Servir de altavoz al enemigo es una idiotez soberana; y, si el enemigo es
enemigo de Dios, es un gran pecado. -Por eso, en el terreno profesional, nunca
alabaré la ciencia de quien se sirve de ella como cátedra para atacar a la
Iglesia.
837. Galopar, galopar!... Hacer, hacer!... Fiebre, locura de moverse...
Maravillosos edificios materiales...
Espiritualmente: tablas de cajón, percalinas, cartones repintados... galopar!,
hacer! -Y mucha gente corriendo: ir y venir.
Es que trabajan con vistas al momento de ahora: "están" siempre
"en presente". -Tú... has de ver las cosas con ojos de eternidad,
"teniendo en presente" el final y el pasado...
Quietud. -Paz. -Vida intensa dentro de ti. Sin galopar, sin la locura de cambiar
de sitio, desde el lugar que en la vida te corresponde, como una poderosa
máquina de electricidad espiritual, a cuántos darás luz y energía!..., sin
perder tu vigor y tu luz.
838. No tengas enemigos. -Ten solamente amigos: amigos... de la derecha -si te
hicieron o quisieron hacerte bien- y... de la izquierda -si te han perjudicado o
intentaron perjudicarte-.Camino 839. No cuentes hechos de "tu"
apostolado como no sea para provecho del prójimo.
840. Que pase inadvertida vuestra condición como pasó la de Jesús durante
treinta años.
841. José de Arimatea y Nicodemus visitan a Jesús ocultamente a la hora normal
y a la hora de triunfo.
Pero son valientes declarando ante la autoridad su amor a Cristo -"audacter"-
con audacia, a la hora de la cobardía. -Aprende.
842. No os preocupe si por vuestras obras "os conocen". -Es el buen
olor de Cristo. -Además, trabajando siempre exclusivamente por El, alegraos de
que se cumplan aquellas palabras de la Escritura: "Que vean vuestras obras
buenas y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos".
843. "Non manifeste, sed quasi in occulto" -no con publicidad, sino
ocultamente: así va Jesús a la fiesta de los Tabernáculos.
Así irá, camino de Emaús, con Cleofás y su compañero. -Así le ve,
resucitado, María Magdala.
Y así -"non tamen cognoverunt discipuli quia Jesus est" -los
discípulos no conocieron que era El -así acudió a la pesca milagrosa que nos
cuenta San Juan.
Y más oculto aún, por Amor a los hombres, está en la Hostia.
844. ¿Levantar magníficos edificios?... ¿Construir palacios suntuosos?... Que
los levanten... Que los construyan...
Almas! - Vivificar almas..., para aquellos edificios... y para estos palacios!
Qué hermosas casas nos preparan!
845. Cómo me has hecho reír y cómo me has hecho pensar al decirme esta
perogrullada!: yo... siempre meto los clavos por la punta.
846. De acuerdo: mejor labor haces con esa conversación familiar o con aquella
confidencia aislada que perorando - espectáculo, espectáculo!- en sitio
público ante millares de personas.
Sin embargo, cuando hay que perorar, perora.
847. El esfuerzo de cada uno de vosotros, aislado, resulta ineficaz. -Si os une
la caridad de Cristo, os maravillará la eficacia.
848. Quieres ser mártir. -Yo te pondré un martirio al alcance de la mano: ser
apóstol y no llamarte apóstol, ser misionero -con misión- y no llamarte
misionero, ser hombre de Dios y parecer hombre de mundo: pasar oculto!
849. Hombre! Ponle en ridículo. -Dile que está pasado de moda: parece mentira
que aún haya gente empeñada en creer que es buen medio de locomoción la
diligencia... -Esto, para los que renuevan volterianismos de peluca empolvada, o
liberalismos desacreditados del XIX.
850. Qué conversaciones! Qué bajeza y qué... asco! -Y has de convivir con
ellos, en la oficina, en la universidad, en el quirófano..., en el mundo.
Si pides por favor que callen, se te burlan. -Si haces mala cara, insisten. -Si
te vas, continúan.
La solución es ésta: primero, encomendarles a Dios y reparar; después..., dar
la cara varonilmente y emplear "el apostolado de la mala lengua".
-Cuando te vea ya te diré al oído un repertorio.
851. Encaucemos las "imprudencias providenciales" de la juventud.
852. Procura conocer la "vía de infancia espiritual", sin
"forzarte" a seguir ese camino. -Deja obrar al Espíritu Santo.
853. Camino de infancia. -Abandono. -Niñez espiritual. -Todo esto no es una
bobería, sino una fuerte y sólida vida cristiana.
854. En la vida espiritual de infancia las cosas que dicen o hacen los
"niños" nunca son niñerías y puerilidades.
855. La infancia espiritual no es memez espiritual, ni
"blandenguería": es camino cuerdo y recio que, por su difícil
facilidad, el alma ha de comenzar y seguir llevada de la mano de Dios.
856. La infancia espiritual exige la sumisión del entendimiento, más difícil
que la sumisión de la voluntad. -Para sujetar el entendimiento se precisa,
además de la gracia de Dios, un continuo ejercicio de la voluntad, que niega,
como niega a la carne, una y otra vez y siempre, dándose, por consecuencia, la
paradoja de que quien sigue el "Caminito de infancia", para hacerse
niño, necesita robustecer y virilizar su voluntad.
857. Ser pequeño: las grandes audacias son siempre de los niños. -¿Quién
pide... la luna? -¿Quién no repara en peligros para conseguir su deseo?
"Poned" en un niño "así", mucha gracia de Dios, el deseo
de hacer su Voluntad (de Dios), mucho amor a Jesús, toda la ciencia humana que
su capacidad le permita adquirir... y tendréis retratado el carácter de los
apóstoles de ahora, tal como indudablemente Dios los quiere.
858. Sé niño. -Más aún. -Pero no te me plantes en la "edad del
pavo": ¿Has visto algo más tonto que un chiquillo "hombreando",
o un hombre "niñoide"?
Niño, con Dios: y, por serlo, hombre muy viril en todo lo demás. - Ah!: y deja
esas mañas de perro faldero.
859. A veces nos sentimos inclinados a hacer pequeñas niñadas. -Son pequeñas
obras de maravilla delante de Dios, y, mientras no se introduzca la rutina,
serán desde luego esas obras fecundas, como fecundo es siempre el Amor.
860. Delante de Dios, que es Eterno, tú eres un niño más chico que, delante
de ti, un pequeño de dos años.
Y, además de niño, eres hijo de Dios. -No lo olvides.
861. Niño, enciéndete en deseos de reparar las enormidades de tu vida de
adulto.
862. Niño bobo: el día que ocultes algo de tu alma al Director, has dejado de
ser niño, porque habrás perdido la sencillez.
863. Niño, cuando lo seas de verdad, serás omnipotente.
864. Siendo niños no tendréis penas: los niños olvidan en seguida los
disgustos para volver a sus juegos ordinarios. -Por eso, con el abandono, no
habréis de preocuparos, ya que descansaréis en el Padre.
865. Niño, ofrécele cada día... hasta tus fragilidades.
866. Niño bueno: ofrécele el trabajo de aquellos obreros que no le conocen;
ofrécele la alegría natural de los pobres chiquitines que frecuentan las
escuelas malvadas...
867. Los niños no tienen nada suyo, todo es de sus padres..., y tu Padre sabe
siempre muy bien cómo gobierna el patrimonio.
868. Sé pequeño, muy pequeño. -No tengas más que dos años de edad, tres a
lo sumo. -Porque los niños mayores son unos pícaros que ya quieren engañar a
sus padres con inverosímiles mentiras.
Es que tienen la maldad, el "fomes" del pecado, pero les falta la
experiencia del mal, que les dará la ciencia de pecar, para cubrir con
apariencia de verdad lo falso de sus engaños.
Han perdido la sencillez, y la sencillez es indispensable para ser chicos
delante de Dios.
869. Pero niño!, ¿por qué te empeñas en andar con zancos?
870. No quieras ser mayor. -Niño, niño siempre, aunque te mueras de viejo.
-Cuando un niño tropieza y cae, a nadie choca...: su padre se apresura a
levantarle.
Cuando el que tropieza y cae es mayor, el primer movimiento es de risa. -A
veces, pasado ese primer ímpetu, lo ridículo da lugar a la piedad. -Pero los
mayores se han de levantar solos.
Tu triste experiencia cotidiana está llena de tropiezos y caídas. ¿Qué
sería de ti si no fueras cada vez más niño?
No quieras ser mayor. -Niño, y que, cuando tropieces, te levante la mano tu
Padre-Dios.
871. Niño, el abandono exige docilidad.
872. No olvides que el Señor tiene predilección por los niños y por los que
se hacen como niños.
873. Paradojas de un alma pequeña. -Cuando Jesús te envíe sucesos que el
mundo llama buenos, llora en tu corazón, considerando la bondad de El y la
malicia tuya: cuando Jesús te envíe sucesos que la gente califica de malos,
alégrate en tu corazón, porque El te da siempre lo que conviene y entonces es
la hermosa hora de querer la Cruz.
874. Niño audaz, grita: Qué amor el de Teresa! - Qué celo el de Xavier! -
Qué varón más admirable San Pablo! - Ah, Jesús, pues yo... te quiero más
que Pablo, Xavier y Teresa!
875. No olvides, niño bobo, que el Amor te ha hecho omnipotente.
876. Niño: no pierdas tu amorosa costumbre de "asaltar" Sagrarios.
877. Cuando te llamo "niño bueno" no pienses que te imagino encogido,
apocado. -Si no eres varonil y... normal, en lugar de ser un apóstol serás una
caricatura que dé risa.
878. Niño bueno: dile a Jesús muchas veces al día: te amo, te amo, te amo...
879. Cuando te apuren tus miserias no quieras entristecerte. -Gloríate en tus
enfermedades, como San Pablo, porque a los niños se les permite, sin temor al
ridículo, imitar a los grandes.
880. Que tus faltas e imperfecciones, y aun tus caídas graves, no te aparten de
Dios. -El niño débil, si es discreto, procura estar cerca de su padre.
881. No te apures, si te enfadas, cuando haces esas pequeñas cosas que El te
pide. -Ya llegarás a sonreír...
¿No ves con qué mala gana da el niño sencillo a su padre, que le prueba, la
golosina que tenía en sus manos? -Pero, se la da: ha vencido el amor.
882. Cuando quieres hacer las cosas bien, muy bien, resulta que las haces peor.
-Humíllate delante de Jesús, diciéndole: ¿has visto cómo todo lo hago mal?
-Pues, si no me ayudas mucho, aún lo haré peor!
Ten compasión de tu niño: mira que quiero escribir cada día una gran plana en
el libro de mi vida... Pero, soy tan rudo!, que si el Maestro no me lleva la
mano, en lugar de palotes esbeltos salen de mi pluma cosas retorcidas y borrones
que no pueden enseñarse a nadie.
Desde ahora, Jesús, escribiremos siempre entre los dos.
883. Reconozco mi torpeza, Amor mío, que es tanta..., tanta, que hasta cuando
quiero acariciar hago daño. -Suaviza las maneras de mi alma: dame, quiero que
me des, dentro de la recia virilidad de la vida de infancia, esa delicadeza y
mimo que los niños tienen para tratar, con íntima efusión de Amor, a sus
padres.
884. Estás lleno de miserias. -Cada día las ves más claras. -Pero no te
asusten. -El sabe bien que no puedes dar más fruto.
Tus caídas involuntarias -caídas de niño- hacen que tu Padre-Dios tenga más
cuidado y que tu Madre María no te suelte de su mano amorosa: aprovéchate, y,
al cogerte el Señor a diario del suelo, abrázale con todas tus fuerzas y pon
tu cabeza miserable sobre su pecho abierto, para que acaben de enloquecerte los
latidos de su Corazón amabilísimo.
885. Un pinchazo. -Y otro. Y otro. - Súfrelos, hombre! ¿No ves que eres tan
chico que solamente puedes ofrecer en tu vida -en tu caminito- esas pequeñas
cruces?
Además, fíjate: una cruz sobre otra -un pinchazo..., y otro..., qué gran
montón!
Al final, niño, has sabido hacer una cosa grandísima: Amar.
886. Cuando un alma de niño hace presentes al Señor sus deseos de indulto,
debe estar segura de que verá pronto cumplidos esos deseos: Jesús arrancará
del alma la cola inmunda, que arrastra por sus miserias pasadas; quitará el
peso muerto, resto de todas las impurezas, que le hace pegarse al suelo; echará
lejos del niño todo el lastre terreno de su corazón para que suba hasta la
Majestad de Dios, a fundirse en la llamarada viva de Amor, que es El.
887. Ese descorazonamiento que te producen tus faltas de generosidad, tu
caídas, tus retrocesos -quizá sólo aparentes- te da la impresión muchas
veces de que has roto algo de subido valor (tu santificación).
No te apures: lleva a la vida sobrenatural el modo discreto que para resolver
conflicto semejante emplean los niños sencillos.
Han roto -por fragilidad, casi siempre- un objeto muy estimado por su padre. -Lo
sienten, quizá lloran, pero van a consolar su pena con el dueño de la cosa
inutilizada por su torpeza..., y el padre olvida el valor -aunque sea grande-
del objeto destruido, y, lleno de ternura, no sólo perdona, sino que consuela y
anima al chiquitín. -Aprende.
888. Que vuestra oración sea viril. -Ser niño no es ser afeminado.
889. Para el que ama a Jesús, la oración, aun la oración con sequedad, es la
dulzura que pone siempre fin a las penas: se va a la oración con el ansia con
que el niño va al azúcar, después de tomar la pócima amarga.
890. Te distraes en la oración. -Procura evitar las distracciones, pero no te
preocupes, si, a pesar de todo, sigues distraído.
¿No ves cómo, en la vida natural, hasta los niños más discretos se
entretienen y divierten con lo que les rodea, sin atender muchas veces los
razonamientos de su padre? -Esto no implica falta de amor, ni de respeto: es la
miseria y pequeñez propias del hijo.
Pues, mira: tú eres un niño delante de Dios.
891. Cuando hagas oración haz circular las ideas inoportunas, como si fueras un
guardia del tráfico: para eso tienes la voluntad enérgica que te corresponde
por tu vida de niño. -Detén, a veces, aquel pensamiento para encomendar a los
protagonistas del recuerdo inoportuno.
Hala!, adelante... Así, hasta que dé la hora. -Cuando tu oración por este
estilo te parezca inútil, alégrate y cree que has sabido agradar a Jesús.
892. Qué buena cosa es ser niño! -Cuando un hombre solicita un favor, es
menester que a la solicitud acompañe la hoja de sus méritos.
Cuando el que pide es un chiquitín -como los niños no tienen méritos-, basta
con que diga: soy hijo de Fulano.
Ah, Señor! -díselo con toda tu alma!-, yo soy... hijo de Dios!
893. Perseverar. -Un niño que llama a una puerta, llama una y dos veces, y
muchas veces..., y fuerte y largamente, con desverguenza! Y quien sale a abrir
ofendido, se desarma ante la sencillez de la criaturita inoportuna... -Así tú
con Dios.
894. ¿Has presenciado el agradecimiento de los niños? -Imítalos diciendo,
como ellos, a Jesús, ante lo favorable y ante lo adverso: " Qué bueno
eres! Qué bueno!..."
Esa frase, bien sentida, es camino de infancia, que te llevará a la paz, con
peso y medida de risas y llantos, y sin peso y medida de Amor.
895. El trabajo rinde tu cuerpo, y no puedes hacer oración. Estás siempre en
la presencia de tu Padre. -Si no le hablas, mírale de cuando en cuando como un
niño chiquitín... y El te sonreirá.
896. ¿Que en el hacimiento de gracias después de la Comunión lo primero que
acude a tus labios, sin poderlo remediar, es la petición...: Jesús, dame esto:
Jesús, esa alma: Jesús, aquella empresa?
No te preocupes ni te violentes: ¿no ves cómo, siendo el padre bueno y el hijo
niño sencillo y audaz, el pequeñín mete las manos en el bolsillo de su padre,
en busca de golosinas, antes de darle el beso de bienvenida? -Entonces...
897. Nuestra voluntad, con la gracia, es omnipotente delante de Dios. -Así, a
la vista de tantas ofensas para el Señor, si decimos a Jesús con voluntad
eficaz, al ir en el tranvía por ejemplo: "Dios mío, querría hacer tantos
actos de amor y de desagravio como vueltas da cada rueda de este coche", en
aquel mismo instante delante de Jesús realmente le hemos amado y desagraviado
según era nuestro deseo.
Esta "bobería" no se sale de la infancia espiritual: es el diálogo
eterno entre el niño inocente y el padre chiflado por su hijo:
-¿Cuánto me quieres? Dilo! -Y el pequeñín silabea: Mu-chos mi-llo-nes!
898. Si tienes "vida de infancia", por ser niño, has de ser
espiritualmente goloso. -Acuérdate, como los de tu edad, de las cosas buenas
que guarda tu Madre.
Y esto muchas veces al día. -Es cuestión de segundos... María... Jesús... el
Sagrario... la Comunión... el Amor... el sufrimiento... las ánimas benditas
del purgatorio... los que pelean: el Papa, los sacerdotes... los fieles... tu
alma... las almas de los tuyos... los Angeles Custodios... los pecadores...
899. Cuánto te cuesta esa pequeña mortificación! -Luchas. -Parece como si te
dijeran: ¿por qué has de ser tan fiel al plan de vida, al reloj? -Mira: ¿has
visto con qué facilidad se engaña a los chiquitines? -No quieren tomar la
medicina amarga, pero... anda! -les dicen-, esta cucharadita, por papá; esta
otra por tu abuelita... Y así, hasta que han ingerido toda la dosis.
Lo mismo tú: un cuarto de hora más de cilicio por las ánimas del purgatorio;
cinco minutos más por tus padres; otros cinco por tus hermanos de apostolado...
Hasta que cumplas el tiempo que te señala tu horario.
Hecha de este modo tu mortificación, cuánto vale!
900. No estás solo. -Lleva con alegría la tribulación. -No sientes en tu
mano, pobre niño, la mano de tu Madre: es verdad. -Pero... ¿has visto a las
madres de la tierra, con los brazos extendidos, seguir a sus pequeños, cuando
se aventuran, temblorosos, a dar sin ayuda de nadie los primeros pasos? -No
estás solo: María está junto a ti.
901. Jesús: nunca te pagaré, aunque muriera de Amor, la gracia que has
derrochado para hacerme pequeño.
902.
¿Por qué no te entregas a Dios de una vez..., de verdad... ahora!?
903. Si ves claramente tu camino, síguelo. -¿Cómo no desechas la cobardía
que te detiene?
904. "Id, predicad el Evangelio... Yo estaré con vosotros..." -Esto
ha dicho Jesús... y te lo ha dicho a ti.
905. El fervor patriótico -laudable- lleva a muchos hombres a hacer de su vida
un "servicio", una "milicia". -No me olvides que Cristo
tiene también "milicias" y gente escogida a su "servicio".
906. "Et regni ejus non erit finis". - Su Reino no tendrá fin!
¿No te da alegría trabajar por un reinado así?
907. "Nesciebatis quia in his quae Patris mei sunt oportet me esse?"
-¿No sabíais que yo debo emplearme en las cosas que miran al servicio de mi
Padre?
Respuesta de Jesús adolescente. Y respuesta a una madre como su Madre, que hace
tres días que va en su busca, creyéndole perdido. -Respuesta que tiene por
complemento aquellas palabras de Cristo, que transcribe San Mateo: "El que
ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí".
908. Es demasiada simplicidad la tuya cuando juzgas el valor de las empresas de
apostolado por lo que de ellas se ve. -Con ese criterio habrías de preferir un
quintal de carbón a un puñado de diamantes.
909. Ahora, que te entregaste, pídele una vida nueva, un "resello":
para dar firmeza a la autenticidad de tu misión de hombre de Dios.
910. Eso -tu ideal, tu vocación- es... una locura. -Y los otros -tus amigos,
tus hermanos- unos locos...
¿No has oído este grito alguna vez muy dentro de ti? -Contesta, con decisión,
que agradeces a Dios el honor de pertenecer al "manicomio".
911. Me escribes: "el deseo tan grande que todos tenemos de que
"esto" marche y se dilate parece que se va a convertir en impaciencia.
¿Cuándo salta, cuándo rompe..., cuándo veremos nuestro al mundo?"
Y añades: "el deseo no será inútil si lo desfogamos en
"coaccionar", en importunar al Señor: entonces tendremos un tiempo
formidablemente ganado".
912. Me explico el sufrimiento tuyo cuando en medio de tu forzosa inactividad
consideras la tarea que falta por hacer. -No te cabe el corazón en el planeta,
y tiene que amoldarse... a una labor oficial minúscula.
Pero, ¿para cuándo dejamos el "fiat"?...
913. No lo dudes: tu vocación es la gracia mayor que el Señor ha podido
hacerte. -Agradécesela.
914. Qué pena dan esas muchedumbres -altas y bajas y de en medio- sin ideal!
-Causan la impresión de que no saben que tienen alma: son... manada,
rebaño..., piara.
Jesús: nosotros, con la ayuda de tu Amor Misericordioso, convertiremos la
manada en mesnada, el rebaño en ejército..., y de la piara extraeremos,
purificados, a quienes ya no quieran ser inmundos.
915. Las obras de Dios no son palanca, ni peldaño.
916. Señor, haznos locos, con esa locura pegadiza que atraiga a muchos a tu
apostolado.
917. "Nonne cor nostrum ardens erat in nobis, dum loqueretur in via?"
-¿Acaso nuestro corazón no ardía en nosotros cuando nos hablaba en el camino?
Estas palabras de los discípulos de Emaús debían salir espontáneas, si eres
apóstol, de labios de tus compañeros de profesión, después de encontrarte a
ti en el camino de su vida.
918. Ve al apostolado a darlo todo, y no a buscar nada terreno.
919. Al quererte apóstol, te ha recordado el Señor, para que nunca lo olvides,
que eres "hijo de Dios".
920. Cada uno de vosotros ha de procurar ser un apóstol de apóstoles.
921. Tú eres sal, alma de apóstol. -"Bonum est sal" -la sal es
buena, se lee en el Santo Evangelio, "si autem sal evanuerit" -pero si
la sal se desvirtúa..., nada vale, ni para la tierra, ni para el estiércol; se
arroja fuera como inútil.
Tú eres sal, alma de apóstol. -Pero, si te desvirtúas...
922. Hijo mío: si amas tu apostolado, está seguro de que amas a Dios.
923. El día que "sientas" bien tu apostolado, ese apostolado será
para ti una coraza donde se embotarán todas las asechanzas de tus enemigos de
la tierra y del infierno.
924. Pide siempre tu perseverancia y la de tus compañeros de apostolado, porque
nuestro adversario, el demonio, de sobra conoce que sois sus grandes
enemigos..., y una caída en vuestras filas cuánto le satisface!
925. Como los religiosos observantes tienen afán por saber de qué manera
vivían los primeros de su orden o congregación, para acomodarse ellos a
aquella conducta, así tú -caballero cristiano- procura conocer e imitar la
vida de los discípulos de Jesús, que trataron a Pedro y a Pablo y a Juan, y
casi fueron testigos de la Muerte y Resurrección del Maestro.
926. Me preguntas..., y te contesto: tu perfección está en vivir perfectamente
en aquel lugar, oficio y grado en que Dios, por medio de la autoridad, te
coloque.
927. Orad los unos por los otros. -¿Que aquél flaquea?... -¿Que el otro?...
Seguid orando, sin perder la paz. -¿Que se van? ¿Que se pierden?... El Señor
os tiene contados desde la eternidad!
928. Tienes razón. -Desde la cumbre -me escribes- en todo lo que se divisa -y
es un radio de muchos kilómetros-, no se percibe ni una llanura: tras de cada
montaña, otra. Si en algún sitio parece suavizarse el paisaje, al levantarse
la niebla, aparece una sierra que estaba oculta.
Así es, así tiene que ser el horizonte de tu apostolado: es preciso atravesar
el mundo. Pero no hay caminos hechos para vosotros... Los haréis, a través de
las montañas, al golpe de vuestras pisadas.
929. ¿La Cruz sobre tu pecho?... -Bien. Pero... la Cruz sobre tus hombros, la
Cruz en tu carne, la Cruz en tu inteligencia. -Así vivirás por Cristo, con
Cristo y en Cristo: solamente así serás apóstol.
930. Alma de apóstol: primero, tú. -Ha dicho el Señor, por San Mateo:
"Muchos me dirán en el día del juicio: Señor, Señor!, ¿pues no hemos
profetizado en tu nombre y lanzado en tu nombre los demonios y hecho muchos
milagros? Entonces yo les protestaré: jamás os he conocido por míos; apartaos
de mí, operarios de la maldad".
No suceda -dice San Pablo- que habiendo predicado a los otros, yo vaya a ser
reprobado.
931. El genio militar de San Ignacio nos presenta al demonio que hace un
llamamiento de innumerables diablos y los esparce por estados, provincias,
ciudades y lugares, tras de haberles hecho "un sermón", en el que les
amonesta para echar hierros y cadenas, no dejando a nadie en particular sin
atadura...
Me dijiste que querías ser caudillo: y... ¿para qué sirve un caudillo
aherrojado?
932. Mira: los apóstoles, con todas sus miserias patentes e innegables, eran
sinceros, sencillos..., transparentes.
Tú también tienes miserias patentes e innegables. -Ojalá no te falte
sencillez.
933. Cuentan de un alma que, al decir al Señor en la oración "Jesús, te
amo", oyó esta respuesta del cielo: "Obras son amores y no buenas
razones".
Piensa si acaso tú no mereces también ese cariñoso reproche.
934. El celo es una chifladura divina de apóstol, que te deseo, y tiene estos
síntomas: hambre de tratar al Maestro; preocupación constante por las almas;
perseverancia, que nada hace desfallecer.
935. No te duermas sobre los laureles. -Si, humanamente hablando, esa postura es
incómoda y poco gallarda, ¿qué sucederá cuando los laureles -como ahora- no
sean tuyos, sino de Dios?
936. Al apostolado vas a someterte, a anonadarte: no a imponer tu criterio
personal.
937. Nunca seáis hombres o mujeres de acción larga y oración corta.
938. Procura vivir de tal manera que sepas, voluntariamente, privarte de la
comodidad y bienestar que verías mal en los hábitos de otro hombre de Dios.
Mira que eres el grano de trigo del que habla el Evangelio. -Si no te entierras
y mueres, no habrá fruto.
939. Sed hombres y mujeres del mundo, pero no seáis hombres o mujeres mundanos.
940. No olvides que la unidad es síntoma de vida: desunirse es putrefacción,
señal cierta de ser un cadáver.
941. Obedecer..., camino seguro. -Obedecer ciegamente al superior..., camino de
santidad. -Obedecer en tu apostolado..., el único camino: porque, en una obra
de Dios, el espíritu ha de ser obedecer o marcharse.
942. Ten presente, hijo mío, que no eres solamente un alma que se une a otras
almas para hacer una cosa buena.
Esto es mucho..., pero es poco. -Eres el Apóstol que cumple un mandato
imperativo de Cristo.
943. Que, tratándote, no se pueda exclamar lo que, con bastante razón, gritaba
una determinada persona: "Estoy de honrados hasta aquí..." Y se
tocaba en lo alto de la cabeza.
944. Has de prestar Amor de Dios y celo por las almas a otros, para que éstos a
su vez enciendan a muchos más que están en un tercer plano, y cada uno de los
últimos a sus compañeros de profesión.
Cuántas calorías espirituales necesitas! -Y qué responsabilidad tan grande si
te enfrías!, y -no lo quiero pensar- qué crimen tan horroroso si dieras mal
ejemplo!
945. Es mala disposición oír la palabra de Dios con espíritu crítico.
946. Si queréis entregaros a Dios en el mundo, antes que sabios -ellas no hace
falta que sean sabias: basta que sean discretas- habéis de ser espirituales,
muy unidos al Señor por la oración: habéis de llevar un manto invisible que
cubra todos y cada uno de vuestros sentidos y potencias: orar, orar y orar;
expiar, expiar y expiar.
947. Te pasmaba que aprobara la falta de "uniformidad" en ese
apostolado donde tú trabajas. Y te dije:
Unidad y variedad. -Habéis de ser tan varios, como variados son los santos del
cielo, que cada uno tiene sus notas personales especialísimas. -Y, también,
tan conformes unos con otros como los santos, que no serían santos si cada uno
de ellos no se hubiera identificado con Cristo.
948. Tu, hijo predilecto de Dios, siente y vive la fraternidad, pero sin
familiaridades.
949. Aspirar a tener cargos en las empresas de apostolado es cosa inútil en
esta vida, y para la otra Vida es un peligro.
Si Dios lo quiere, ya te llamarán. -Y entonces deberás aceptar. -Pero no
olvides que en todos los sitios puedes y debes santificarte, porque a eso has
ido.
950. Si piensas que al trabajar por Cristo los cargos son algo más que cargas,
cuántas amarguras te esperan!
951. Hacer cabeza en una obra de apostolado es tanto como estar dispuesto a
sufrirlo todo, de todos, con infinita caridad.
952. En el trabajo apostólico no se ha de perdonar la desobediencia, ni la
doblez. -Ten en cuenta que sencillez no es imprudencia, ni indiscreción.
953. Tienes obligación de pedir y sacrificarte por la persona e intenciones de
"quien hace Cabeza" en tu empresa de apostolado. -Si eres remiso en el
cumplimiento de este deber, me haces pensar que te falta entusiasmo por tu
camino.
954. Extrema el respeto al superior cuando te consulte y hayas de contradecir
sus opiniones. -Y nunca le contradigas delante de quienes le estén sujetos,
aunque no lleve razón. (semejante a la 2 frase)
955. En tu empresa de apostolado no temas a los enemigos de fuera, por grande
que sea su poder. -Este es el enemigo imponente: tu falta de
"filiación" y tu falta de "fraternidad".
956. Entiendo bien que te diviertan los desprecios que te hacen -aunque vengan
de enemigos poderosos-, mientras sientas la unión con tu Dios y con tus
hermanos de apostolado. -¿A ti, qué?
957. Con frecuencia comparo la labor de apostolado con una máquina: ruedas
dentadas, émbolos, válvulas, tornillos...
Pues, la caridad -tu caridad- es el lubricante.
958. Deja ese "aire de suficiencia" que aísla de la tuya a las almas
que se te acercan. -Escucha. Y habla con sencillez: sólo así crecerá en
extensión y fecundidad tu trabajo de apóstol.
959. El desprecio y la persecución son benditas pruebas de la predilección
divina, pero no hay prueba y señal de predilección más hermosa que ésta:
pasar ocultos.
960. Así como el clamor del océano se compone del ruido de cada una de las
olas, así la santidad de vuestro apostolado se compone de las virtudes
personales de cada uno de vosotros.
961. Es preciso que seas "hombre de Dios", hombre de vida interior,
hombre de oración y de sacrificio. -Tu apostolado debe ser una superabundancia
de tu vida "para adentro".
962. Unidad. -Unidad y sujeción. ¿Para qué quiero yo las piezas sueltas de un
reloj, aunque sean primorosas, si no me dan la hora?
963. No me hagáis "capillitas" dentro de vuestro trabajo. -Sería
empequeñecer los apostolados: porque, si la "capillita" llega, por
fin!, al gobierno de una empresa universal... qué pronto la empresa universal
acaba en capillita!
964. Me decías, con desconsuelo: hay muchos caminos! -Debe haberlos: para que
todas las almas puedan encontrar el suyo, en esa variedad admirable.
¿Confusionismo? -Escoge de una vez para siempre: y la confusión se convertirá
en seguridad.
965. Alégrate, si ves que otros trabajan en buenos apostolados. -Y pide, para
ellos, gracia de Dios abundante y correspondencia a esa gracia.
Después, tú, a tu camino: persuádete de que no tienes otro.
966. Es mal espíritu el tuyo si te duele que otros trabajen por Cristo sin
contar con tu labor. -Acuérdate de este pasaje de San Marcos: "Maestro:
hemos visto a uno que andaba lanzando demonios en tu nombre, que no es de
nuestra compañía, y se lo prohibimos. No hay para qué prohibírselo,
respondió Jesús, puesto que ninguno que haga milagros en mi nombre, podrá
luego hablar mal de mí. Que quien no es contrario vuestro, de vuestro partido
es".
967. Es inútil que te afanes en tantas obras exteriores si te falta Amor. -Es
como coser con una aguja sin hilo.
Qué pena, si al final hubieras hecho "tu" apostolado y no
"su" Apostolado!
968. Gozosamente te bendigo, hijo, por esa fe en tu misión de apóstol que te
llevó a escribir: "No cabe duda: el porvenir es seguro, quizá a pesar de
nosotros. Pero es menester que seamos una sola cosa con la Cabeza -"ut
omnes unum sint!"-, por la oración y por el sacrificio".
969. Los que, dejando la acción para otros, oran y sufren, no brillarán aquí,
pero cómo lucirá su corona en el Reino de la Vida! - Bendito sea el
"apostolado del sufrimiento"!
970. Es verdad que he llamado a tu apostolado discreto, "silenciosa y
operativa misión". -Y no tengo nada que rectificar.
971. Me parece tan bien tu devoción por los primeros cristianos, que haré lo
posible por fomentarla, para que ejercites -como ellos-, cada día con más
entusiasmo, ese Apostolado eficaz de discreción y de confidencia.
972. Cuando pongas por obra tu "apostolado de discreción y
confidencia", no me digas que no sabes qué decir. -Porque -te diré con el
salmo- "Dominus dabit verbum evangelizantibus virtute multa" -el
Señor pone en boca de sus apóstoles palabras llenas de eficacia.
973. Esas palabras, deslizadas tan a tiempo en el oído del amigo que vacila;
aquella conversación orientadora, que supiste provocar oportunamente; y el
consejo profesional, que mejora su labor universitaria; y la discreta
indiscreción, que te hace sugerirle insospechados horizontes de celo... Todo
eso es "apostolado de la confidencia".
974. "Apostolado del almuerzo": es la vieja hospitalidad de los
Patriarcas, con el calor fraternal de Betania. -Cuando se ejercita, parece que
se entrevé a Jesús, que preside, como en casa de Lázaro.
975. Urge recristianizar las fiestas y costumbres populares. -Urge evitar que
los espectáculos públicos se vean en esta disyuntiva: o ñoños o paganos.
Pide al Señor que haya quien trabaje en esa labor de urgencia, que podemos
llamar "apostolado de la diversión".
976. Del "apostolado epistolar" me haces un buen panegírico.
-Escribes: "No sé cómo emborronar papel hablando de cosas que puedan ser
útiles al que recibe la carta. Cuando empiezo, le digo a mi Custodio que si
escribo es con el fin de que sirva para algo. Y, aunque no diga más que
bobadas, nadie puede quitarme -ni quitarle- el rato que he pasado pidiendo lo
que sé que más necesita el alma a quien va dirigida mi carta".
977. "La carta me cogió en unos días tristes, sin motivo alguno, y me
animó extraordinariamente su lectura, sintiendo cómo trabajan los
demás". -Y otro: "Me ayudan sus cartas y las noticias de mis
hermanos, como un sueño feliz ante la realidad de todo lo que palpamos..."
-Y otro: " Qué alegría recibir esas cartas y saberme amigo de esos
amigos!" -Y otro y mil: "Recibí carta de X. y me averguenza pensar en
mi falta de espíritu comparado con ellos".
¿Verdad que es eficaz el "apostolado epistolar"?
978. "Venite post me, et faciam vos fieri piscatores hominum" -venid
detrás de mí, y os haré pescadores de hombres. -No sin misterio emplea el
Señor estas palabras: a los hombres -como a los peces- hay que cogerlos por la
cabeza.
Qué hondura evangélica tiene el "apostolado de la inteligencia"!
979. Es condición humana tener en poco lo que poco cuesta. -Esa es la razón de
que te aconseje el "apostolado de no dar".
Nunca dejes de cobrar lo que sea equitativo y razonable por el ejercicio de tu
profesión, si tu profesión es el instrumento de tu apostolado.
980. "¿Acaso no tenemos facultad de llevar en los viajes alguna mujer
hermana en Jesucristo, para que nos asista, como hacen los demás apóstoles y
los parientes del Señor y el mismo Pedro?"
Esto dice San Pablo en su primera epístola a los Corintios: -No es posible
desdeñar la colaboración de "la mujer en el apostolado".
981. "Algún tiempo después -se lee en el capítulo VIII de San Lucas-
andaba Jesús por las ciudades y aldeas predicando, y anunciando el reino de
Dios, acompañado de los doce y de algunas mujeres, que habían sido libradas de
los espíritus malignos y curadas de varias enfermedades, de María, por
sobrenombre Magdalena, de la cual había echado siete demonios, y de Juana,
mujer de Cusa, mayordomo del rey Herodes, y de Susana y de otras que le
asistían con sus bienes".
Copio. Y pido a Dios que, si alguna mujer me lee, se llene de una santa envidia,
llena de eficacia.
982. Más recia la mujer que el hombre, y más fiel, a la hora del dolor. -
María de Magdala y María Cleofás y Salomé!
Con un grupo de mujeres valientes, como esas, bien unidas a la Virgen Dolorosa,
qué labor de almas se haría en el mundo!
983. Comenzar es de todos; perseverar, de santos.
Que tu perseverancia no sea consecuencia ciega del primer impulso, obra de la
inercia: que sea una perseverancia reflexiva.
984. Dile: "ecce ego quia vocasti me!" - aquí me tienes, porque me
has llamado!
985. Te apartaste del camino, y no volvías porque te daba vergüenza. -Es más
lógico que te diera vergüenza no rectificar.
986. "La verdad es que no hace falta ser ningún héroe -me confiesas-
para, sin rarezas ni gazmoñerías, saber aislarse lo que sea necesario según
los casos..., y perseverar". -Y añades: "mientras cumpla las normas
que me dio, no me preocupan los enredos y jerigonzas del ambiente: lo que me
asustaría es tener miedo a esas pequeñeces." -Magnífico.
987. Fomenta y preserva ese ideal nobilísimo que acaba de nacer en ti. -Mira
que se abren muchas flores en la primavera, y son pocas las que cuajan en fruto.
988. El desaliento es enemigo de tu perseverancia. -Si no luchas contra el
desaliento, llegarás al pesimismo, primero, y a la tibieza, después. -Sé
optimista.
989. Vamos: Después de tanto " Cruz, Señor, Cruz!", se ve que
querías una cruz a tu gusto.
990. Constancia, que nada desconcierte. -Te hace falta. Pídela al Señor y haz
lo que puedas por obtenerla: porque es un gran medio para que no te separes del
fecundo camino que has emprendido.
991. No puedes "subir". -No es extraño: aquella caída!...
Persevera y "subirás". -Recuerda lo que dice un autor espiritual: tu
pobre alma es pájaro, que todavía lleva pegadas con barro sus alas.
Hacen falta soles de cielo y esfuerzos personales, pequeños y constantes, para
arrancar esas inclinaciones, esas imaginaciones, ese decaimiento: ese barro
pegadizo de tus alas.
Y te verás libre. -Si perseveras, "subirás".
992. Da gracias a Dios, que te ayudó, y gózate en tu victoria. - Qué alegría
más honda, esa que siente tu alma, después de haber correspondido!
993. Discurres... bien, fríamente: cuántos motivos para abandonar la tarea! -Y
alguno, al parecer, capital.
Veo, sin duda, que tienes razones. -Pero no tienes razón.
994. "Se me ha pasado el entusiasmo", me has escrito. -Tú no has de
trabajar por entusiasmo, sino por Amor: con conciencia del deber, que es
abnegación.
995. Inconmovible: así has de ser. -Si hacen vacilar tu perseverancia las
miserias ajenas o las propias, formo un triste concepto de tu ideal.
Decídete de una vez para siempre.
996. Tienes una pobre idea de tu camino, cuando, al sentirte frío, crees que lo
has perdido: es la hora de la prueba; por eso te han quitado los consuelos
sensibles.
997. Ausencia, aislamiento: pruebas para la perseverancia. -Santa Misa,
oración, sacramentos, sacrificios: comunión de los santos!: armas para vencer
en la prueba.
998. Bendita perseverancia la del borrico de noria! -Siempre al mismo paso.
Siempre las mismas vueltas. -Un día y otro: todos iguales.
Sin eso, no habría madurez en los frutos, ni lozanía en el huerto, ni tendría
aromas el jardín.
Lleva este pensamiento a tu vida interior.
999. ¿Que cuál es el secreto de la perseverancia?
El Amor. -Enamórate, y no "le" dejarás.