ESPAÑA VISIGODA

a) Historia de España visigoda
b) Geografía de España visigoda
c) Política de España visigoda
d) Sociedad
de España visigoda
e) Economía de España visigoda
f) Mundo rural
de España visigoda
g) Bibliografía sobre España visigoda
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HISTORIA DE ESPAÑA VISIGODA

 

a) Penetraciones germánicas

            Los germanos eran pueblos sin cultura escrita ni urbes establecidas. No obstante, habían ido infiltrándose en el Imperio romano a través de los limes-fronteras establecidos, desde el s. III al s. V[1].

            En efecto:

-Decio, en el 251, ya tuvo que aceptar las condiciones de paz impuestas por ellos, y una indemnización anual,
-desde Maximiano, los asentamientos bárbaros fueron institucionalizados mediante pactos,
-en Adrianópolis-378, los visigodos habían humillado a Roma, destruido el limes del Danubio, y establecido en Tracia,
-Estilicón, en el 400, fue incapaz de contener la presión germánica, que rompió el limes renano-danubiano,
-los visigodos de Alarico, en el 403, cercaron la sede imperial de Milán,
-los ostrogodos de Panonia, en el 405, se empezaron a asentar por Italia,
-una coalición de bárbaros, en el 406, atravesaron el Rhin, y penetraron de forma masiva en la Galia.

            Con esta invasión bárbara del 406, en la que participaron germanos, vándalos, alanos, suevos y otras tribus, se dio por perdido el control del Imperio occidental[2]:

-en Britania, en el 407,
-en la Galia y Alpes, en el 407-37,
-en Hispania, en el 441-454.

            En el 476, el general germano Odoacro depondría al último emperador romano, Rómulo Augustulo, de sólo 13 años, y 1.229 años después de la fundación de Roma. Roma pasó el testigo histórico a:

-los francos y los godos, que ya estaban sobre el escenario,
-los lombardos y los árabes, que vendrían después.

b) Invasión visigoda de España

            Tras el célebre verano del 410, en que los visigodos de Alarico asaltaron Roma en la noche del 24 al 25 de Agosto, hubo dos años de serenidad y prueba de lo que sucedería en el futuro[3]. Alarico, muerto en su fracasado intento de pasar a África, fue sucedido por su cuñado Ataulfo. Por otra parte, el emperador Honorio volvía a imponer su hegemonía sobre la Galia.

            En este ambiente, suavizado y menos agresivo, entre invasores y autoridad imperial, fue cuando vino el permiso imperial del general de la Galia, Constancio, para dejar asentarse a los  germánicos en la provincia de Hispania:

-a los vándalos asdingos de Gunderico, que irían a la Gallaecia,
-a los vándalos silingos de Fredbal, que irían a la Bética,
-a los suevos de Hermerico, que irían a la Gallaecia,
-a los alanos de Adax, que irían a la Lusitania y Cartaginense,
-a los visigodos de Ataulfo, que irían a la Tarraconense, en el 415.

c) De Tolosa a Toledo (415-507)

            Ataulfo había puesto su sede en Barcelona el año 415. Su matrimonio el 414 con la hermana del emperador Honorio, Gala Placidia, había sido todo un precedente de relaciones y propósitos, entre Roma y Barcelona. A la muerte de Ataulfo, los visigodos se dividieron entre:

-romper con la línea de Gala Placidia, eligiendo por rey a Sigerico[4], que eliminó a los descendientes de Ataulfo,
-continuar con la línea pacífica con Roma, eligiendo por rey a Valia, que acabó con Sigerico a los 7 días de su reinado.

            Valia fue, por tanto, el fundador del reino de Tolosa, el año 415.

            Los planes del nuevo líder godo pasaban por resucitar la vieja utopía que había intentado Alarico en Italia: cruzar el mar para instalar a su pueblo en el norte de África, granero imperial. En otoño de ese mismo 415, el ejército godo se plantó en Tarifa. Pero al igual que sucedió con el estrecho de Mesina en el 410, ahora sucedía con el estrecho de Gibraltar: sus naves y navegantes eran incapaces de dar el salto.

            En esta nueva coyuntura geográfica, el Imperio supo sacar su instinto político[5]:

-los godos podían quedarse como federados en la Hispania, si a cambio aniquilaban a todas las demás tribus germánicas de la zona,
-la administración imperial proveería a los godos del suministro de trigo que ellos buscaban en África (de 600.000 medidas).

            Entre el 416 y 418, los asdingos y alanos fueron aniquilados. Tras estas victorias visigodas, las miradas se centraron entonces en los vándalos silingos, que en el 422 habían infligido una soberana derrota a los romanos en la Bética, y en el 425 habían devastado las Baleares. Unidos visigodos y romanos en el 429 con este fin, los 80.000[6] vándalos decidieron no luchar, cruzar el Estrecho y encaminarse hacia África.

            Quedaba el cuarto reino bárbaro presente en la Hispania, los suevos, que se habían extendido de Galicia a la Lusitania. En el 448, y bajo Teodorico II, Mérida fue conquistada por las tropas godas, dejando a su cargo al general Agiulfo (tras el 468, Mérida pasaría a ser una avanzadilla visigoda). En la batalla del río Orbigo-456, el rey suevo Rekhiario fue humillado por el godo Teodorico II, y la capital sueva Braga saqueada e incendiada.

            En el 484, la ascensión de Alarico II al trono godo (cuya capital ahora estaba en Toulouse), supuso el final del reino de Tolosa, y la búsqueda de una nueva capital en territorio hispano, y no ya galo. En efecto, la “conversión” de Alarico II al cristianismo galo[7], y la revuelta de Burdunelo-496, culminada en la batalla de Vouille-507, supuso la entrada masiva de la población goda en terreno hispano[8].

            Toledo, la ciudad que registró mayor asentamiento de raza gótica, pasó a convertirse en el lugar de residencia de la nueva corte visigoda, y capital del reino visigodo[9].

d) De Reino arriano a Reino cristiano (507-589)

            Desde la masiva inmigración goda del 507 hasta el 567, en que Leovigildo subió al trono[10], los godos habían destacado en la vida pública por sus más sangrientas inclinaciones[11]. Luchas intestinas, peticiones de traición a Bizancio, diarquías y triarquías enfrentadas… llenaron estos 60 años de reinado visigodo absoluto, sin interferencias romanas ni galas[12].

            Todo comenzó con la fijación de Atanagildo de la residencia real en Toledo, ciudad estratégica asentada sobre la roca, y que fue en adelante capital de la España visigoda. En adelante, la ciudad del Tajo empezó a ver llegar a sus riberas multitud de embajadores extranjeros, peticiones de princesas, enlaces mixtos y toda serie de historias merovingias.

            Tras la muerte de Atanagildo[13], Leovigildo pasó a ser designado su sucesor, por parte de la corte gala de Narbona. Goswintha, viuda de Atanagildo, pasó a ser la mujer de Leovigildo, la reina supérstite y unificadora de toda la clientela político-militar de la última monarquía. Leovigildo consiguió someter para el reino godo numerosas plazas del Imperio bizantino, la antigótica Córdoba, la Cantabria, Galicia, Cazorla y una parte de la Vasconia.

            Pero la más trascendental obra política de Leovigildo fue su intento de unificación religiosa arriana, mediante una triple vía:

-la supresión numismática de los nombres de emperadores orientales, que a partir del 575 llevarían su nombre propio[14],
-la actualización del antiguo Código de Eurico, publicado bajo Codex Revisus, y con la derogación de los matrimonios visigodos-romanas,
-la imposición de la imposición de manos en lugar del rebautismo, para los conversos, según la doxología trinitaria arriana.

            Las medidas pro-arrianas de Leovigildo hicieron saltar todas las alarmas. Sus dos hijos, Hermenegildo y Recaredo, ambos hechos consors regni por su padre en el 573, y educados por San Leandro en Sevilla, comenzaron la rebelión en la Bética[15]. El año 580, Leovigildo y sus 30.000 soldados declararon la guerra a Hermenegildo, le derrotan y le mandan asesinar el año 585.

            Pero la simiente pro-católica estaba echada. El año 586 muere en Toledo Leovigildo, y su hijo Recaredo le sucede en el trono.

           Fue entonces cuando decidió Recaredo, de forma tranquila y sin resistencias, junto a su esposa Bada y a lo largo del III Concilio de Toledo, la conversión al catolicismo de toda la España visigoda, hecho consumado en Toledo el 12 de abril del 589.

e) Esplendor de España visigoda (589-672)

            El reinado de Recaredo estuvo dominado por la tranquilidad y la paz, superadas algunas iniciales oposiciones arrianas, y por la restitución a sus antiguos dueños de bienes y propiedades confiscadas por sus predecesores[16]. En cuanto las directrices de su gobierno, promulgó leyes sobre la administración civil[17], legislación judaica[18] y población hispano-romana[19].

            Muerto pacíficamente Recaredo en Toledo el 601, le siguieron una serie de reyes de reinado más efímero, pero también sólido y unificado:

-Liuva II, 601-603, joven adolescente y enérgico, e hijo de Recaredo,
-Witerico, 603-610, combatiente contra la bizantina Medina-Sidonia,
-Gundemaro, 610-612, que dirigió expediciones contra los bizantinos y vascones
[20],
-Sisebuto, 612-621, monarca ilustrado y piadoso, que perdonaba la vida a los vencidos, e incitó a San Isidoro a escribir sobre física y astronomía
[21],
-Suinthila, 621-631, aniquilador definitivo de la provincia bizantina
[22],
-Sisenando, 631-636, impulsor del IV Concilio toledano, y de la unificación isidoriana peninsular,
-Khintila, 636-642, que declaró enemigos y “de mente perversa” a los bizantinos, francos y vascones
[23],
-Chindasvinto, 642-649, que ejecutó a más de 200 primates y 500 mediocres, y desterró y purgó todo tipo de intrigas internas godas, con más de 98 leyes promulgadas,
-Recesvinto, 649-672, vencedor sobre el traidor y usurpador Froia -que se había dedicado a arrasar pueblos y gentes indefensas-, e impulsor de las políticas locales de Mérida, Zaragoza… al mismo tiempo que la centralizadora en Toledo
[24].

f) Crepúsculo de España visigoda (672-711)

            El último tramo del Reino visigodo, de 40 años, vio cómo los últimos cinco monarcas toledanos estuvieron marcados irreversiblemente por:

-el irremediable enfrentamiento entre clanes nobiliarios,
-la falta de unidad goda en el plano público y político
[25].

            Los artífices de este devenir visigodo en España fueron:

-Wamba, 672-681, que hizo frente a una revuelta regionalista de la Galia narbonense[26],
-Ervigio, 681-687, que intentó ganarse los enemigos dándoles propiedades familiares
[27],
-Egica, 687-702, que arremetió contra sus propios miembros familiares, los de su esposa y clan nobiliario
[28], menospreciando la caída de Cartago en el 698 a manos del Islam,
-Witiza, 702-710, incapaz de dictar ley alguna, salvo una amnistía general que concedió, sin escrúpulo alguno
[29],
-Don Rodrigo, 710-711, experto duque de la Bética, que reunió a todos los varones y expertos hispanos para hacer frente al peligro que se avecinaba: el Islam.

            Don Rodrigo, en un último intento de unir fuerzas ante el Islam, nada pudo hacer ya ante la traición visigoda. El 23 de julio del 711 y a orillas del río Guadalete, los 12.000 hombres de Tariq y Muza contemplaron estupefactos cómo los soldados de la rama de Witiza huían en desbandada[30]. Rodrigo luchó en persona, dando su vida por aquella España que ya quedaba perdida sin remedio, a manos de los musulmanes.

 

 

GEOGRAFIA DE ESPAÑA VISIGODA

 

a) Geografía visigoda de España

a.1) Centro peninsular

a.2) La Bética

            Estuvo bajo poder bizantino desde la expansión imperial de Justiniano I, dada su importancia comercial mediterránea, y bajo el nombre de Provincia de Spania. Para ello Justiniano contó con el apoyo de la población y élite vernácula, fuertemente romanizada, que estaba en contra de los visigodos y deseaba la vuelta al orden romano y católico[31]. Tuvo su centro de poder en Bettem-Ceuta, y cultural en Córdoba y Sevilla.

            Pero la maquinaria goda de Toledo no descansaba[32]. Hasta que las campañas de Leovigildo lograron someter la Bética entera al dominio visigodo.

           Aun así, los obispos católicos de la Bética, sólidamente apoyados por la población local, consiguieron convertir al arriano Recaredo, aportando personalidades como Leandro de Cartagena e Isidoro de Sevilla, fundamentales en la historia de España y extremo occidental.

 

a.3) El Norte peninsular

            Fue presa de la fiebre expansionista de los suevos a partir del 414, y a pesar de su reducido número e inferioridad militar respecto al resto poblacional. Llegó a ocupar media Lusitania y a influir culturalmente en decenas de pueblos norteños. No obstante, tras la derrota sueva del río Orbigo-456 ante Teodorico II, y la posterior anexión total de Leovigildo-585, también el norte pasó a engrosar el reino de Toledo.

            Los años de dominio suevo fueron de convivencia intermitente entre germánicos y pueblos indígenas galaicos, lusitanos y cántabros[33], con fortalezas, zonas rurales y matanzas bagaudas vasconas[34].

b) Ciudades de España visigoda

            Toledo fue la capital del Reino visigodo. Antigua capital de la Carpetania, había sido conquistada por Roma en el 193 a.C. Tras las primeras invasiones germánicas del 418, se convirtió en capital y sede primada el año 551, bajo el monarca godo Atanagildo.

            Sevilla fue la segunda ciudad del Reino visigodo. De origen remoto tartésico, había sido romanizada por la colonia de Itálica el año 206 a.C, pasando después al Imperio bizantino de Justiniano I. Durante su época visigoda, desde el 556, albergó en algunas ocasiones la corte, e hizo las veces de segunda corte.

            Zaragoza fue la tercera ciudad del Reino visigodo. Antigua Salduie ibérica, había sido conquistada por Roma el 14 a.C, con rango colonial. Con las invasiones germánicas del 418, y anexión al reino godo desde sus comienzos, fue avanzadilla toledana hacia el Ebro y las Vascongadas, con destacada y propia sede y política episcopal.

            Cartagena fue la capital del Reino bizantino. Fundada en 1.412 a.C. por el rey Testa con el nombre de Contesta -según unos-, o en 1.184 a.C. por el rey Teucro -según Silio Itálico, Justino, Estrabón y Trogo Pompeyo-, había sido zona minera fenicia desde el 700 a.C, capital púnica con Asdrúbal desde el 227 a.C, conquistada por Roma y Escipión en el 209 a.C, y reconquistada por Bizancio y Justiniano I en el 550 como capital de Spania.

            Con la llegada de los godos de Suintila, en el 622, la ciudad fue destruida, asolada e incendiada, entrando en decadencia. No obstante, fue la patria natal de San Leandro y de sus tres hermanos, San Fulgencio, Santa Florentina y San Isidoro.

            Braga fue la capital del Reino suevo. Antiguo asentamiento celta, había sido conquistada por Roma en el 14 a.C, siendo cedida por Honorio en el 415 al pueblo suevo. Durante su época visigoda, tras el 585, gozó de sede metropolitana, aunque con escaso influjo de Toledo[35].

            Finalmente, Recópolis fue la gran ciudad ex-novo[36] del Reino visigodo. Fundada por Leovigildo el año 578 y a 150 km. de Toledo, fue dedicada Recaredopolis a su hijo Recaredo, sucesor al trono toledano[37], y para celebrar la consolidación del Reino visigodo.

c) Comunidades rurales de España visigoda

            Es imposible enumerar todas y cada una de las comunidades agrarias extendidas bajo el suelo visigodo. Pero, al igual que en caso de las urbes, sí cabe resaltar alguna de ellas, de las zonas más representativas, contemplando su hábitat geográfico y humano.

c.1) Comarca de Cantalejo

            Fue una de las comarcas agrario-forestal visigodas de la diócesis de Segovia. En sus prados, conocidos como Prado Rando, comenzó estableciéndose una pequeña ermita, junto con dos eremitorios[38]: el de las Hoces del Duratón, que tenía su centro litúrgico en la Cueva de los Siete Altares, y el de Laguna Chica. Bajo los restos de aquella ermita, llamada de la Virgen del Pinar, fue creciendo poco a poco una necrópolis visigoda, por los restos que hoy han sido descubiertos.

            En el plano cultural, en su laguna de La Nava debió fabricarse cerámica importante, y todavía se ignora por qué del Rincón de los Cubillos vino el topónimo de “guerreros”.

            Su asentamiento agrícola más interesante fue el de Navahornos, conocido como “Fornos de Bragados”, paraje que en s. VII estaba rodeado de robledales y encinares. Ambas especies forestales eran utilísimas, pues:

 

-con la corteza, rica en tanino, se curtía las pieles,
-con las glandes o bellotas, se alimentaban todos los animales herbívoros, incluso el hombre,
-las hojas proporcionaban al ganado nutritivo ramón,
-la madera constituía una fuente de riqueza para los rudos artesanos de muebles, utensilios, aperos de labranza y construcción de viviendas,
-la leña suministraba combustible a los hogares
[39].

 

            El hombre, agradecido a tantos beneficios, impuso a estos árboles un nombre expresivo, compuesto de las palabras celtas kar y quez (lit. hermoso árbol), palabras celtas de las que vino la visigoda quercus[40].

c.2) Comarca de El Payón

            Fueron innumerables los enclaves visigodos en el río Tajo. Pero escojamos uno de ellos al azar: la comarca de El Payón, en Carpio de Tajo.

            Asentado sobre ruinas romanas, el asentamiento visigodo utilizó molinos circulares de dos muelas, pesas de telar y tumbas de risco y cal. También abundó en capiteles de piedra caliza, columnas y basas cuadrangulares, amuletos y otros adornos. La necrópolis visigoda fue ornamentada con orfebrería y metalistería.

            Varios territorios pertenecían a la comarca agraria goda de El Payón:

-la fuente de doña Guiomar,
-el Madrigal, derivado del godo matricaria (lit. manzanilla) o de madriz (lit. surco de agua),
-la Ronda, del godo roda (lit. portazgo), o lugar donde se cobraba el impuesto por el paso del ganado,
-el Torcón, derivado de torca (lit. cavidad profunda con bordes escarpados),
-Vejincena,
-el Valle del Puchío, con una necrópolis de más de 200 tumbas godas, además de objetos personales.

            Fue esta comarca para los godos una tierra abundante en leña, montes de jarales, roble y acebuche, y en ganado de mulas, ovejas y vacas.

c.3) Comarca de El Cuquero

            El valle del Alagón, al sur de la provincia de Salamanca, presentó también una alta concentración de asentamientos visigodos. Centrémonos en uno de ellos: la comarca de El Cuquero.

            Asentado sobre ruinas romanas, el asentamiento godo abundó en almacenes de tegula, cerámica común de cocina y fragmentos ocasionales de terra sigillata, tanto hispánica tardía como africana.

            La comarca de El Cuquero estuvo regida, a lo largo del s. VI, por instalaciones destinadas a la producción de aceite, dado que ha sido posible recuperar lípidos en la zona.

c.4) Comarca de Umbrete

            En la zona de la Bética, y en época visigótica, fue avanzando en torno a los ríos Guadiana y Guadalquivir el cultivo del olivo, que se extendió incluso a zonas de montaña y de clima poco favorable[41]. El asentamiento godo de Umbrete, por ejemplo, continuó esta labor agrícola, como se había venido haciendo desde la época romana.

            En efecto, antigua Osca turdetana (500-206 a.C), como centro de avanzada agricultura, y antigua Vergentum romana (206 a.C-556), como “huerta de Hércules”, Umbretum sufrió la invasión germánica en el 556, y el pueblo visigodo se asentó en torno a la zona del Aljarafe.

            Como villa agrícola, el cultivo de la vid ya era usual antes de la invasión visigoda. No obstante, en la época visigoda las casas de labor empezaron a entrelazarse entre sí por una red extensa de caminos, senderos y cañadas. Los visigodos explotaron aquí, y en grandes extensiones, la olivicultura, la viticultura y la ganadería.

 

 

POLITICA DE ESPAÑA VISIGODA

 

a) Aristocracia hispana y visigoda

            La catástrofe de Vouille-507, tras el Concilio de Agdé-506 y la promulgación del Breviario de Alarico[42], había supuesto la destrucción del epicentro del Reino visigodo, situado en Aquitania-Francia. A partir de ese momento, el centro de gravedad del mismo pasaría a estar ubicado en Hispania.

            En esta masiva entrada de godos en Hispania, los monarcas godos crearon una política de colaboración con las aristocracias hispano-romanas. Colaboración que, más adelante y en teoría, debía servir para el completo control del espacio peninsular visigodo[43].

            Sin embargo, esta política fue efectiva sólo en parte, y a nivel exterior. Pues los continuos estallidos de conflictos internos, en el propio seno nobiliario visigodo, acabarían por dinamitar la propia unidad política y militar visigoda.

b) Ideología visigoda

            Los visigodos trataron de establecer en Hispania un Estado centralizado en Toledo, bajo un único poder monárquico godo, con una administración pública de inspiración tardo-romana. Para conseguir eso, trataron de lograr la máxima unidad ideológica con la sociedad hispano-romana, ya que todo el peso no podía recaer únicamente en la nobleza visigoda.

            Pero en la práctica, y aunque hubo intentos legales en este sentido[44], acabó todo resumiéndose en un realzamiento de vínculos personales entre nobles y súbditos, entre terratenientes y clientela, dando origen a un auténtico sistema proto-feudal.

            Lo que sí llegó a imponerse ideológicamente sobre la política goda fue el liderazgo del episcopado, que llegó incluso a legislar civilmente en concilios concordatarios. Las antiguas curias tardo-romanas, desde hacía tiempo en declive, vieron en el episcopado su puerta de escape, y en ellas se integraron con todas sus fortunas. La ideología episcopal llegó a[45]:

-transformar los paisajes urbanos y rurales,
-poner y deponer monarcas,
-permitir o prohibir los entretenimientos públicos,
-asumir el patronazgo de los servicios sociales, viudas y huérfanos,
-legislar civilmente en concilios,
-formar un auténtico estado dentro del estado.

c) Monarquía visigoda

            En cuanto a la figura del rey, tuvo dos periodos claramente diferenciados. En cuanto a las funciones del rey, se puede admitir que la monarquía visigoda se mantuvo, con alguna incorporación, igual de principio a fin.

            La figura del rey anterior al asentamiento visigodo era la del caudillo del pueblo, con ideas de reencarnación del monarca fallecido en su sucesor. Su consagración debía ser confirmada por aclamación del pueblo.

            La figura del rey tras el asentamiento visigodo era la del agente de Dios en la tierra, con ideas de autoridad teocrática. Su consagración debía ser confirmada por aprobación de la Iglesia.

            Las funciones del rey visigodo fueron añadiéndose con el tiempo, las nuevas sobre las anteriores, destacando como más importantes:

-proteger la sociedad, manteniéndola como un colectivo,
-tener sometido el mal, legislando y disuadiendo coercitivamente,
-proveer los recursos, para una vida bienhechora y feliz,
-ser la salud y piedad del pueblo,
-defender las fronteras y seguridad interna,
-establecer la autoridad de Dios en la tierra.

            El rey estaba por encima de todas las normas, y sólo con el Codex de Ervigio, 681-687, se obligó a los monarcas a obedecer por igual las leyes existentes en vigor[46].

            El rey contó desde un principio con un “senado” personal de ancianos, el conocido como Aula Regia[47], Officium palatinum o Palatium regis. Se trató de un consejo de antiguos guerreros que aconsejaban al rey en los asuntos más graves. Eso sí, nunca llegó a legislar, a estar influido por las aristocracias godas, o a estar a la altura de la Casa o Corte del Rey, perdiendo paulatinamente su influencia sobre las decisiones del monarca.

d) Gobierno visigodo

            Junto a la figura del rey[48], trabajó a su servicio una gran diversidad de funcionarios, en sus tres ramas administrativa, económica y judicial:

-en la administración civil y judicial, los comites civitatum,
-en la administración regional y militar, los comites exercituum.

            Las personas sobre las que solían recaer los cargos, sin carácter hereditario, fueron:

-duques, en la media docena de provincias del reino,
-condes, en las ciudades,
-los tiuphadi, o los mil hombres, en los distritos rurales.

            Otros departamentos importantes fueron:

-la tesorería, a cargo del comes thesaurorum,
-la administración de tierras y recaudación de impuestos, a cargo de los comites patrimoniorum,
-la cancillería, a cargo del comes notariorum, especie de escriba secretario,
-la cámara, a cargo de los comites cubiculariorum,
-la guardia personal del rey, a cargo del comes spatariorum,
-las provisiones, a cargo de los comites scanciarum,
-las caballerizas, a cargo del comes stabuli.

            En el plano militar[49], y con rango inferior a los maiores -ministros personales del rey-, y los comites, se situaban:

-los gardingus, soldados leales al rey mediante pacto de fidelidad,
-los leudes, soldados en general.

e) Derecho visigodo

           Quedó recogido desde siempre como una de las principales preocupaciones de los monarcas visigodos. Luego cabe suponer que las infracciones lo demandaban, o que las leyes no se cumplían.

           Quedó sintetizado en los sucesivos vademécums que los monarcas visigodos fueron promulgando o renovando[50]. Los principales fueron:

-el Breviario de Alarico,
-el Edictum Theoderici de Teodorico,
-el Codex Euricianus de Eurico,
-el Codex Revisus de Leovigildo,
-el Codex Theodosianus,
-los Capítulos Gaudenzianos,
-el Líber Iudiciurom de Recesvinto, y con mención aparte posterior.

            Entre las penas por incumplimiento del derecho civil, cabía:

-destitución del cargo,
-la infamia pública, que privaba de todo derecho público,
-la decalvación, dejando calvo al delincuente para su identificación,
-azotes, para delitos privados,
-multas,
-la esclavitud, cuando el delincuente no podía pagar al fisco,
-el destierro, o confinamiento penitencial a un monasterio,
-la amputación, según la ley del talión,
-la ceguera, en el reinado de Chindasvinto,
-la castración, para delitos sexuales,
-la ejecución, ante rapto o violación de una mujer
[51].

f) Tribunal visigodo

            Estaba dirigido por los próceres, cuyas firmas estaban en la cima de la jerarquía política, pero por debajo de las del rey. Tenían que estar versados en derecho, y capacitados para llevar el peso de todas las reclamaciones, que debió ser grande[52].

            Por debajo del rey y del tribunal de los próceres se encontraba el dux, cúspide judicial en aquella provincia que gobernaba. Era el encargado de las causas menores, y de las actuaciones contra las ilegalidades. El duque provincial también podía participar como un juez provincial más.

            En el ámbito de la ciudad, el peso de la justicia recayó plenamente en el ejercicio de la administración urbana y cumplimiento de leyes. El comes de la ciudad era el encargado de corregir posibles negligencias.

g) Ejército visigodo

            Fue una de las señas de identidad del pueblo visigodo desde los comienzos de su aparición en la península Ibérica. En efecto, cuando los godos atravesaron la frontera pirenaica, se mostró como un pueblo en armas, según el parentesco, con juramentos de fidelidad, y dirigidos por una aristocracia guerrera[53].

            Con el paso del tiempo, y ya constituido en Reino, por ley de administración militar[54], todos los varones libres o libertos tenían la obligación de servir al ejército, prestando sus propios servicios cuando se les requería, de los 20 a los 50 años.

            Todos tenían que cumplir este deber, romanos y godos, eclesiásticos y laicos, y la décima parte de los esclavos que éstos tuvieran[55]. Sólo los monjes, que lo suplían con servicios fiscales, estaban exentos[56].

            Hubo tres tipos de tropas diferentes, cada una con su propia misión:

-las fortalezas del norte, que formaban la primera línea defensiva contra las incursiones de francos, vascos y cántabros;

-el ejército permanente, que contaba con tropas de guarnición, invernaba en las ciudades (pues salía más económico) y gozaba de inmunidad ante las competencias civiles del conde;

-el ejército de campaña, que se llamaba en caso de necesidad, y que contaba con tropas de mil hombres, divididas en unidades de cien.

h) Peculiaridades de la política visigoda

            En los últimos años del Reino de Toledo, la monarquía visigótica fue incrementando su carácter despótico, sobre todo a partir del golpe de estado de la nobleza civil y eclesiástica del año 681 contra el rey Wamba. Para legalizar este golpe se narcotizó y se declaró moribundo al rey[57].

            Este despotismo cada vez más exacerbado quedó ilustrado por las leyes que los sucesivos reyes añadieron al Fuero Juzgo, como las leyes antijudías y la delirante ley de Egica-700, que castigaba el “no torturar a los viajeros desconocidos para detectar la presencia de un esclavo fugitivo, y proceder así a su detención”.

h.1) Fuero Juzgo

            Fue el cuerpo legal elaborado en el Liber Iudiciorum por Recesvinto en el año 654, recogiendo un cuerpo de 300 leyes[58] que debían regir la convivencia y justicia común entre visigodos e hispano-romanos, con la salvaje salvedad de “someter por igual a varones o mujeres, tanto a grandes como a pequeños”.

h.2) Regalismo

            Fue la 2ª de las armas tiránicas del postrero poder visigodo, consistiendo en que el monarca se podía entrometer en asuntos exclusivos de la Iglesia y viceversa, con concesiones mutuas.

            El Ius Regalium, en este sentido, designó prerrogativas diversas según los monarcas, pero tuvo constantes comunes. En sus orígenes, como derecho de veto o no a la investidura; en adelante, en dominios vacantes, nombramiento de titulares, diezmos, rentas, impuestos y favores judiciales[59].

h.3) Esclavitud

            Fue otro de los elementos oscuros de la política civil visigoda, si bien venía ya de antiguo; los siervos, ya sea por nacimiento, captura bélica o insolvencia en las deudas, sufrían la esclavitud. Las fuentes se refieren a ellos como los ancillae, servi o mancipia.

            No obstante, dentro de la categoría de siervos había distintos grados, de manera que:

 

-los siervos idóneos podían dedicarse a oficios palatinos y administrativos,
-los siervos inferiores tenían que dedicarse a las tareas más duras del mundo rural.

 

            En un punto intermedio se encontraban los siervos eclesiásticos, una especie de libertos. Eran los siervos de la Iglesia, que trabajaban en sus campos y que, en bastantes ocasiones, obtenían una manumisión relativa[60].

 

 

 

 

SOCIEDAD DE ESPAÑA VISIGODA

 

a) Fisonomía visigoda

Los visigodos fueron constantes por naturaleza, fiados de sus fuerzas, de gran presencia corporal y estatura, magníficos en sus vestidos, prontos para el combate, duros en soportar las heridas[61].

El principal rasgo de los visigodos consistió en defender y guardar al rey, en unir cada cual sus propias actividades a las del rey. En efecto, los reyes vivían para el pueblo, y sus compañeros luchaban para él. Cuando la lucha se había establecido, era una deshonra[62]:

-para el jefe, el ser sobrepasado en valor por sus soldados,
-para los soldados, retirarse a salvo si había muerto el jefe.

Para esta raza era ingrato el reposo. Por eso no se decidieron tan fácilmente a arar la tierra, pues para recoger los frutos tenían que esperar la cosecha, cosa que a ellos les parecía holgazanería y flojedad[63]. Por eso, en muchos casos, prefirieron adquirir los recursos y materias primas por medio de la violencia[64].

Los godos tenían grandes y abundantes banquetes, ostentación que provenía de sus combates y rapiñas, y que celebraban de manera totalmente desaliñada.

b) Adolescente visigodo

El pueblo godo adiestró a sus adolescentes para el combate, desde los comienzos migratorios, y los inició en el valor y la raza[65]. Esta fue su única opción de mantener al pueblo unido, fuerte y digno.

Pero la instrucción de la juventud no podía hacerse por separado. El adolescente tenía que aprender a verse rodeado de sus amigos[66], que en los momentos de guerra serían su socorro, y su esperanza de vivir en paz.

Los príncipes eran los encargados de entrenar y seleccionar en diversos grados a estos jóvenes. El entrenamiento les enseñaba:

-a vivir con pueblos vecinos[67],
-a decidir la guerra o la paz.

Los rituales de iniciación terminaban con la entrega al joven, por parte de la Asamblea de príncipes, del escudo y la frámea[68]. Esto era para ellos la toga, el primer honor de su juventud. Antes formaban parte de una familia; ahora ya lo eran del pueblo.

A partir de entonces, el joven godo debía ir siempre armado, en todos sus asuntos públicos o privados[69]. Pero no podía usar las armas antes que su pueblo lo juzgara apto.

c) Mujer visigoda

En el mundo visigodo las mujeres estaban sometidas al control del poder, y no disfrutaban de tutela propia ni aún muerto el marido[70]. Las casadas estaban sometidas a la potestad del marido y de las Santas Escrituras. Las tendencias favorables al reconocimiento de la mujer venían de lejos, impulsadas por el cristianismo romano.

          La patria potestad era ejercida por los dos padres en conjunto, sobre todo en el casamiento de los hijos; pero ésta cesaba con la muerte del padre, y no podía ser continuada por la viuda[71].

d) Reina visigoda

El concepto de reina visigoda tuvo una doble acepción:

-por derecho de sucesión hereditaria,
-por ser la mujer del rey.

La reina llegaba a serlo porque su marido llegaba a ser rey o porque contraía matrimonio con éste, pero fue ignorada casi por completo en los textos legales. El sistema hereditario hubiera abierto una posibilidad remota a las mujeres para reinar, pero no fue este el caso[72]. En todo caso, y según el Código de Eurico, las mujeres sólo podían transmitir el poder y nunca ejercitarlo, pues esto estaba reservado a los capacitados para dirigir el ejército.

Todas las reinas godas fueron reinas consortes, y pertenecieron a la cúspide de la sociedad visigoda. Y en algunas ocasiones llegaron a influir en el devenir del reino[73].

          Las princesas fueron utilizadas para unir lazos internacionales, como demuestran los matrimonios entre los reyes visigodos y las princesas francas y viceversa[74]. La princesa visigoda, demostrando dotes políticas, llegó a ser en la Francia merovingia la auténtica protagonista, en medio de turbulentas historias.

A las reinas viudas se las siguió considerando reinas. En los concilios se hacía referencia, bajo pena de no comunión, a:

-que no entraran en contacto con clérigos y sacerdotes,
-que no hicieran caso de las supersticiones,
-que protegiesen los monasterios de vírgenes.

Los visigodos intentaron introducir las segundas nupcias de la reina, pues, por su posición en la corte, estaban dotadas de relaciones y poder verdadero, y podían hacer de puente para el siguiente acceso al trono[75]. Pero la Iglesia lo impidió, llegando a penalizar las segundas nupcias con el destierro perpetuo[76].

e) Judíos de España visigoda

          Junto a los hispanos-romanos, habían convivido en la Península los judíos, cuya historia había comenzado a ser conocida a partir del Concilio de Elvira-300[77], sin pasar de ser anecdótica. Con la llegada de los visigodos, las alternancias de hospitalidad y conflicto se fueron sucediendo unas a otras[78].

          A partir del III Concilio de Toledo-589 la situación cambió radicalmente por parte del rey, ahora monarca de toda la Hispania, y que no quería que los judíos comerciaran con el Imperio oriental bizantino. En consecuencia[79]:

-se prohibió a las cristianas casarse con judíos,
-se prohibió dar cargos estatales a los judíos, por encima de los cristianos,
-se ordenó el bautismo a todo hijo de judío con cristiano.

          A lo largo del siglo VII se añadieron nuevas represiones, todas inspiradas por las iras de la aristocracia goda, ante la superioridad económica judía y su capacidad de organización, como:

-no poder trabajar en domingo,
-no poder participar en el mercado,
-celebrar públicamente sus actos cultuales
[80].

Aparte de las medidas anti-judías del Fuero Juzgo, ya analizadas previamente, hubo dos expulsiones parciales de los judíos, por parte de Sisebuto (del 612 al 621), y Suinthila (del 621 al 631[81]).

 

 

ECONOMIA DE ESPAÑA VISIGODA

 

a) Finanzas visigodas

            El Reino visigodo conservó en Hispania, en líneas generales, una simplificada organización fiscal del Bajo Imperio[82]. No obstante, hubo un mayor aporte jurídico que el existente en la época bajo-imperial, en orden a diferenciar los distintos tipos de bienes existentes[83]:

-los bienes estatales: dominios públicos de la Corona y el Estado,
-los bienes reales: patrimonios del monarca y familia real,
-los bienes eclesiales: iglesias y cultivos de obispados y monasterios,
-los bienes privados: tierras y beneficios de nobles y terratenientes.

            Hubo tensiones en el reparto, como es lógico, y en la donación de bienes estatales o reales a los fieles, pues éstas tenían el carácter de hereditarias. Hubo también confiscaciones estatales y reales a bienes privados de la nobleza, causa en muchas ocasiones de revueltas y conspiraciones.

b) Moneda visigoda

            Fue destinada a ser utilizada para las transacciones que los reyes godos hacían en impuestos internos y comercio exterior. Los visigodos, por tanto, carecieron de moneda propia en sus inicios, mantuvieron la acuñación tardo-romana durante 150 años, y con la llegada de Leovigildo decidieron crear sus propias divisas.

            La primera acuñación fue, pues, romana:

-sueldos de oro y tercios del sueldo, trientes o tremises,
-con el logotipo del emperador romano, occidental hasta el 476, y bizantino después.

            Leovigildo sustituyó el nombre de los emperadores por el suyo propio, como símbolo de la conquista total de Hispania y supremacía visigoda sobre el resto de reinos mediterráneos. La nueva moneda visigoda sería el sueldo gallecano[84], en su triple vertiente de oro, plata y bronce.

            El peso asignado por Leovigildo a su moneda se mantuvo constante hasta el final del Reino visigodo. La ley, sin embargo, fue oscilando de acuerdo con las necesidades de cada rey, y degeneró en auténtica crisis financiera en el ocaso económico de finales del s. VII. No obstante, duró hasta finales del s. X.

c) Impuestos visigodos

            Fueron los ingresos ordinarios que la monarquía visigoda adquirió de la explotación de sus dominios. Podían ser[85]:

-directos, de las multas, confiscaciones legales, regalías…
-indirectos, de las aduanas, peajes, comercio, prestaciones personales…

            En impuestos directos también entraron:

-el de capitación[86], impuesto personal que se pagaba por el hecho de pertenecer al reino, o ser súbdito de la monarquía, se fuese noble o no;
-el de las sortes
[87], que en un principio quedó exento, pero que después debió también contribuir a las arcas reales;
-el de los judíos
[88], que estaban obligados a pagar entre todos un impuesto global, fijado por el rey para cada una de las comunidades judías establecidas en el reino.

            En impuestos indirectos, los obtenidos de aduanas y peajes fueron desapareciendo según disminuyó el comercio. Sí fueron importantes los obtenidos de las prestaciones personales[89], tales como los exigidos para reparar caminos y fortificaciones, la acuñación de moneda, y los obtenidos de castigos penales graves.

            En impuestos provinciales, el Reino visigodo trató de mantener la organización fiscal tardo-romana. Para ello[90]:

-mantuvo la división provincial romana,
-puso al frente de cada provincia un dux o jefe militar, civil, judicial y fiscal,
-creó los cargos de comes o administradores con jurisdicción nacional,
-aumentó el número de inspectores de la recaudación patrimonial de la Corona, y de acuñación y distribución de la moneda.

            Así pues, las provincias y provincianos debían pagar sus impuestos[91]:

-en monedas de oro de ley y peso,
-en materias primas ganaderas o agrícolas,
-con un retraso no máximo de 3 años,
-bajo penas y castigos legales.

e) Comercio visigodo

            Fue el gran perjudicado de la política rural visigoda. Por otro lado, las referencias escritas a mercados, mercaderes y vías comerciales son escasas. No obstante, en la legislación visigoda fue regulado[92]:

-las reuniones de mercaderes,
-el papel de las vías fluviales de comercialización,
-el control de las antiguas vías romanas de comunicación,
-la venta de bienes, de eclesiásticos o seglares,
-el trato y tráfico de esclavos,
-los mercaderes de ultramar,
-los objetos de oro y plata, paños y vestidos lujosos importados a Toledo.

            Se sabe de comerciantes orientales[93] en Levante y la Bética, en las ciudades de Tarragona, Tortosa, Elche, Cartagena, Málaga, Algeciras, Ecija, Sevilla, Mérida, Trujillo y Lisboa, probablemente venidos con las expediciones bizantinas de Justiniano, y de forma puntual.

            Poco a poco, y en todo el terreno peninsular, los judíos pasaron a ser el centro del comercio peninsular[94], con un sistema de banca que:

-prestaba dinero, con intereses del 12,5%,
-prestaba productos alimenticios, con intereses del 33%.

f) Minería visigoda

            Desapareció casi por completo desde la llegada de los godos a Hispania. Antigua cantera romana, en materiales de oro, plata, cobre, plomo, hierro, estaño, mercurio… antigua potencia maderera y de tránsito de esclavos y obreros… antiguo sistema de transportes trazado con piedra y organizado… todo acabó en la ruina completa y total[95], dado:

-el carente equipo de mano de obra servil,
-el ausente mercado de consumo fuerte,
-el desorganizado sistema de transporte visigodo, que se reducía al caballo.

            Se sabe de campañas puntuales de los reyes godos contra ciudades norteñas que mantenían cierto tipo de explotación, como el asedio de Teodorico II sobre Braga y batalla del Orbigo-456, así como que ése fue quizás el motivo de Leovigildo para sus campañas reiteradas en suelo de suevos y cántabros.

            Puede también que muchos de los botines de guerra fuesen pagados con material minero. Lo que sí está claro es que Toledo no legisló sobre yacimientos mineros, y el cronista Isidoro tampoco habló al respecto.

g) Tecnología visigoda

            De la época visigoda se han conservado multitud de objetos que, si bien muchos fueron hispano-romanos, no dejan de ser totalmente visigodos otros muchos, como:

-broches de cinturón, con hebilla circular y pedrería en el interior,
-fíbulas, para sujetar la túnica, con formas de águila o circulares,
-incensarios litúrgicos, como los de Lledó, Cuenca y Aubinya,
-los tesoros de Guarrazar, coronas de oro que hicieron de lámparas en Toledo
[96],
-el tesoro de Torredonjimeno, etc
[97].

            Todos ellos, sobre todo el metal, la piedra y el cristal, fueron trabajados con las técnicas visigodas[98] de:

-simetría rígida,
-variedad de formas,
-temática religiosa bizantina,
-policromía exuberante,
-repujados en oro,
-incrustaciones de piedras,
-vidrieras de colores.

 

 

MUNDO RURAL DE ESPAÑA VISIGODA

 

a) Ruralización visigoda

            La penetración, a comienzos del s. V, de suevos, vándalos y alanos, y luego de visigodos, vino a acelerar el proceso de ruralización empezado en la Hispania tardo-romana del s. III. La decadencia urbana y la búsqueda de tierras, iniciadas con la población hispano-romana, desplazó a toda la población al campo, quedándose en la ciudad la aristocracia, el ejército y la curia eclesial[99].

           Con la llegada de los visigodos, los nuevos centros gravitatorios no van a ser ya la artesanía ni el comercio, sino los bosques llenos de madera y caza, las tierras abundantes en cereales, viñas y huertos, los prados abundantes en vacas, cerdos y ovejas.

            La dieta alimenticia[100], siempre referente social, nos hablará de pescado de río y aves de corral, de manteca de cerdo y aceite de olivar, de vino y de miel. El hábito o vestimenta pasará con los visigodos a ser el calzado y vestido de lana bovina; y las casas y viviendas, siempre de madera o cualquier otro material vegetal.

b) Reparto visigodo de tierras

            Y es que en el año 410 Honorio había dado permiso a los germanos para instalarse en Hispania. Y otro nuevo pacto entre el rey godo Valia y Roma, sucedido en el 418, suponía ya el reconocimiento de un Estado de federación visigodo con Roma[101], en la pirenaica Aquitania II[102]:

-bajo estatuto de hospitalitas,
-con lotes de tierra concedidos.

            El pacto suponía que a cada federado godo (los grandes aristócratas) se le concedía una casa y terrenos, en los alrededores de Aquitania II. La concesión de estos lotes de tierra fue denominada SORS[103] o “suertes”, y quedaron concedidos de la siguiente manera:

-2/3 del lote de tierra serían para el federado godo,
-1/3 del lote de tierra sería para el hispano-romano.

            Dentro de estas suertes, los cabecillas godos hicieron, a su vez, reparto de tierras a sus siervos. Fue el patrón de asentamiento visigodo.

            Ahora bien, queda la duda de si en esos 2/3 de lotes de tierra entraba el cuerpo de esclavos o no, así como el tema de si los elementos comunes (instalaciones, agua…) fueron consortes o no.

            En Hispania hubo también reparto de tierras con la entrada masiva de godos, posiblemente siguiendo el patrón de los 2/3[104], pero no para todos igual. Los lotes de Hispania presentaron[105]:

-tierras abandonadas por los hispano-romanos, que se fueron a África u otros lugares, y que los godos cogieron según iban llegando,
-la rex privata, que pasó íntegramente a las monarquías godas,
-la concesión en usufructo, es decir, no como propiedad sino como donación por 50 años.

            En los primeros años de reparto de tierras, las familias godas e hispano-romanas, y familias godas entre sí, unieron sus clanes para una mayor defensa militar. Los lugares elegidos por estas familias fueron:

-la línea de avance,
-en torno al Jalón (Zaragoza-Septimania) y al Tajo (Toledo-Mérida),
-las dos Mesetas, vacías demográficamente, sin conflicto de asentamiento y aptas para la cría de ganado
[106].

c) Ruralización física visigoda

            Fue el modo en que los visigodos distribuyeron su paisaje fluvial, montañoso, de flora y de fauna, en orden a asentarse ellos y a explotarlo.

            Los visigodos se encontraron con una naturaleza y factores climatológicos muy diversos, por lo que tardaron algún tiempo en plantear sus prioridades estratégicas. Se puede decir que cuando lo hicieron, las llevaron a cabo según tres criterios habitables[107]:

-el pagus, conjunto de casas rurales,
-el castrum o castellum, pequeña posesión acumuladora de defensas,
-el vicus, de cierta estructura urbanística, pero sin capacidades defensivas.

            En términos generales, se puede decir que el hábitat físico rural podía encontrarse[108]:

-disperso, formado por cortijos o haciendas señoriales,
-o agrupado, como villa de dimensiones variables.

            La villa[109], en efecto, constituyó el seno de la agrupación campesina, y tuvo propiedades, o parcelas autónomas, trabajadas por campesinos dotados con obligaciones comunitarias y derechos de propiedad.

            Las villas señoriales[110] más importantes fueron las de Gerticos-Cáceres, Deibiense, Cabense, Guarrazar, Las Tamujas y Santa María de Melque-Toledo. Y las villas aldeanas[111] de mayores dimensiones fueron las de Odrinhas-Ericeira, Arnal-Leiria, S. Cucufate-Vidigueira, Fraga-Lérida, Ramalete y Liedana-Navarra, Tossa del Mar-Gerona, Casaloi d’Espuny-Penedes, Porpolas y Centcelles-Tarragona.

           Se habla incluso también de agrupaciones de pagus a cuyo frente se encontraba un vicus[112] de mayor importancia, como lo hicieron en Fuentespreadas-Zamora, Dehesa de la Cocosa, Valdecebadar y Alanje-Badajoz, La Alberca-Murcia, Santiscal-Cádiz, Pinos Puente-Granada, Coscojuela-Huesca, Tavira y Montoro-Sevilla, Bodala-Lérida, Albelda de Iregua-Rioja, Ventosilla y Tejadilla-Segovia, El Castellar y Herrera de Pisuerga-Palencia…

            En cuanto a los principales castella[113] visigodos, habría que hablar de Suellacabras y Tañine-Soria, Nuez de Abajo y Hornillos del Camino-Burgos, San Miguel del Arroyo y Simancas-Valladolid… la mayoría de ellos sobre calzadas romanas o sobre antiguas necrópolis tardo-romanas. Destaca sobre ellos el castellum de Yecla de Silos, núcleo de aperos e instrumentos de labranza agrícolas.

d) Ruralización humana visigoda

           Ya se habló de las cifras de entrada y establecimiento de la población visigoda y sueva entre la hispano-romana y bizantina, con porcentajes iniciales aproximados de 5 millones de hispano-romanos, 200.000 visigodos y 30.000 suevos, y finales aproximados de 3 millones, 300.000 y 30.000.

            Cabe ahora hablar, pues, de la decadencia demográfica general, y de sus causas y efectos en el mundo rural. Se dice que tres fueron los factores[114] que incidieron en la pérdida demográfica durante el reinado visigodo de la península:

-la peste,
-las crisis de comercialización alimenticia,
-las guerras.

            En efecto, según señala San Isidoro de Sevilla, las epidemias fueron abundantes por: la abundancia de reservorios, la abundancia de vectores (insectos y ratas transmisoras), infecciones en las personas, malas disposiciones frente a la infección[115].

            Las épocas de hambre también fueron constantes, descontando la grave crisis económica comenzada con Ervigio, a partir del 681, y que llegó a ser una de las causas de la caída del Reino visigodo. Fueron épocas de escasísima circulación de productos agrarios: 410, 540-545, 577-590, 630-641, 694-709, ya sea por sequías, plagas de langostas, pérdidas de las plantaciones arbustivas[116].

            Las interminables guerras y rebeliones, con sus efectos devastadores sobre edificaciones rurales o urbanas, robos agrícolas y ganaderos, muertos y cautivos vendidos como esclavos… también influyeron en una decadencia demográfica general, en una variación considerable del número de familias campesinas, en desplazamientos hacia regiones hasta entonces marginales, en internamientos en las fundaciones monásticas[117].

e) Bosques visigodos

            Constituyó para los visigodos la 1ª fuente de aprovisionamiento de las materias primas necesarias, tales como la madera, el carbón, la cría del ganado porcino y la miel.

            Se trataba en general de un bosque mediterráneo, ya explotado desde época fenicia en el sur, con encinares, matorrales y escasa pluviosidad. También fue rico en la flora de:

-coníferas, como en la zona del Algarve,
-matas boscosas, a lo largo de las cadenas béticas,
-pinares, en las serranías de Cuenca y Tortosa,
-encinares, en las dos mesetas,
-robles, en el área catalana,
-hayas, castaños y abedules, en la zona cantábrica y galaica
[118].

            La fauna predominante en todos estos bosques fue el jabalí, el venado y el lobo, sobre todo en el páramo leonés.

            Es importante señalar la protección encinar desarrollada por la legislación visigoda, y que muchas de sus fincas notariales tuviesen lugar en las zonas forestales, para usos comunitarios de pastos y praderas de montaña.

f) Agricultura visigoda

            Fue el auténtico motor de la economía agraria visigoda, en sus tres campos de cereales, viñedos y olivos. Se trató de una explotación con carácter fiscal[119], y con una total continuidad de los usos alimenticios de la época romana precedente[120].

            El cereal fue explotado en sus tres productos elementales:

-trigo, en el Sistema Central, con grano destinado a la panificación,
-cebada, en Levante y Cataluña, por ser un grano más resistente a la sequía,
-centeno, en zonas frías o con exceso de silicio, y como nueva aportación de la agricultura medieval europea.

            También incluyó la explotación del cereal el cultivo de:

-legumbres, como habas, lentejas, guisantes, fríjoles, garbanzos, altramuces…
-hortalizas, como rabanillos, nabos, lombardas, rábanos, lechugas, escarolas, cebollas, puerros, pepinos, calabazas, melones, espárragos, alcaparras
[121]

            La vid fue otro de los cultivos dominantes[122] del paisaje rural visigodo. Los grandes viñedos romanos del valle del Guadalquivir, de la época imperial, persistieron en la época visigoda, extendiéndose ahora hacia Córdoba y la Bética, y hacia la Lusitania por el valle del Guadiana. Fértiles vegas de Orihuela-Murcia también debieron cultivar su grano, al igual que las montañosas Diego Álvaro-Ávila (con frutos de fresas incluidos) y Sierra de Guara-Huesca.

            El olivo fue de enorme importancia, calidad y cantidad, desde la conservación de la producción oleícola del Imperio romano, hasta su total concentración en vastas regiones visigodas, como la Bética. La producción aceitera abundó[123] en la fértil llanura del Guadiana, en el valle medio del Ebro, en la costa catalana (desde donde se exportaba  a la Francia merovingia a través del puerto de Marsella) y en las huertas levantinas (en las que su producción representaba el 25% de la producción del viñedo).

g) Ganadería visigoda

            Fue desarrollada en los bosques y baldíos, dados sus productos alimenticios, para el ganado mayor y menor. En muchos casos, como en el ovino y la cerda, hubo sistema comunal de tierras destinadas al ganado, con proporcionalidad en el número de crías o ventas.

            El caballo fue el primero de los animales explotados por los visigodos. Ya en las aristocracias militares tardo-romanas había habido una alta valoración por los équidos, creándose tradiciones y concursos senatoriales. Con la nobleza goda ocurrirá también lo mismo, legislando para ello contra robos ecuestres y su comercialización[124].

            Las vacas fueron también una increíble fuente de carne y estiércol, unido esto a sus otras dos fuerzas, la motriz[125] y la láctea.

            Las ovejas fueron criadas en números gigantescos, respecto a la época tardo-romana, tanto en la zona de Alcalá cuanto en los monasterios y montañas aragonesas y leonesas. Abundantes citas visigodas nos hablan también de la trashumancia y de paso masivo de bóvidos, de octubre a noviembre, del norte al sur; aunque esto ya venía siendo una costumbre en las praderas castellanas desde tiempos inmemoriales.

            La cría de cerdos también se multiplicó en la época visigoda, respecto a la época tardo-imperial romana, a través de los montes y bosques de glandíferas, y en régimen de montaraza[126]. Abundaron en la Sierra de Gredos-Ávila, y en las reglas monásticas isidoriana y mozárabe-cordobesa.

h) Pesca visigoda

            Al igual que los anteriores tipos de explotación agrario-ganadera, la pesca también proporcionó a los visigodos alimentos para la población. Sabemos que era conocida la pesca con red, y que eran especialmente apreciados los salmones.

            Las aguas de los ríos fueron libres, pero el dueño de las tierras limítrofes veía reconocidos ciertos derechos. Así, este derecho público de pesca podía ser anulado legalmente, y convertido en privado[127]:

-cuando una misma persona dominaba las tierras de ambas orillas,
-mediante el acuerdo entre los dueños de ambas riberas.

            Las presas de los ríos fueron el gran punto de conflicto. En espacios públicos estuvieron prohibidas, y en espacios privados:

-comenzaron siendo construidas por los dueños de ambas riberas, cada uno su parte,
-terminaron estando prohibidas, salvo que dejaran un espacio intermedio de tránsito fluvial
[128].

i) Tecnología rural visigoda

            Fue el conjunto de sofisticaciones visigodas, tanto en herramientas como en técnicas agrícolas empleadas, en orden a[129]:

-transformar el paisaje a su manera,
-mejorar las estructuras de la propiedad fundiaria y fuerza de trabajo,
-distribuir mejor los productos agrarios.

            La tecnología visigoda continuó utilizando los impresionantes recursos técnicos dejados por los romanos (puentes, acueductos…), pero también supieron ingeniar nuevos métodos agrícolas, como fue el caso de los molinos hidráulicos[130].

            En cuanto a técnicas previas al cultivo, cabría destacar:

-mejora de simientes,
-lucha contra las plagas naturales, anticipándose a los cordones de marzo,
-roturación de espacios yermos, mediante tala e incendio del matorral,
-abancalamiento de terrenos abruptos, con agua y setos-empalizadas,
-sistemas de acequias y regulación jurídica del agua,
-elevación de caudales acuíferos inferiores, con shadufs, norias, ruedas de arcaduces, tornos artesianos, cangilones, paletas… ayudados de la fuerza animal.

            En cuanto a técnicas durante el cultivo, cabría destacar:

-regeneración del suelo, con el barbecho, abono y rotación de tierras,
-bonificación del suelo, con aireación, reblandecimiento y eliminación de hierbas,
-siega a mano y con hoces dentadas, rechazando la segadora romana tirada por bueyes
[131],
-utilización de la paja como combustible,
-golpeteo de la mies con los pies humanos,
-aventeo de la mies en los momentos de viento,
-pisoteo de la parva por medios de animales,
-trilla efectuada con tribula, especie de trillo de madera y pedernal.

            En cuanto a técnicas de conservación de productos, cabría destacar:

-almacenes para el grano, como los hórreos de piedra o madera,
-almacenes para todo tipo de alimento, como los cellarium,
-recipientes para conservar líquidos, como los cerámicos dolia.

j) Sociedad rural visigoda

            La llegada e instalación de los visigodos en la Península Ibérica ofreció el espectáculo de una sociedad rural claramente estratificada: optimates o poderosos, ingenui o libres, servi o esclavos.

            Paralelamente, en el declive tardo-imperial, y para abaratar los costes de producción, los amos romanos habían ido instalando a sus esclavos en explotaciones familiares, convirtiéndolos así en siervos.

             En esta situación, y ante la interminable indefensión de la población rural, hubo tres movimientos[132]:

-desaparición del nivel rural medio, como artesanos, comerciantes, tenderos…
-la gente más humilde buscó refugio en familias nobles o poderosas, como encomienda personal,
-los pequeños propietarios buscaron gente que garantizasen la seguridad de sus tierras, entregándoles pequeños lotes de las mismas.

             Surgió así el proto-feudalismo rural[133] visigodo, con:

-desaparición de la vieja esclavitud,
-extinción de los grupos rurales intermedios,
-constitución de grandes propiedades,
-desaparición continuada de los pequeños propietarios,
-encomienda personal.

 

Manuel Arnaldos   
Mercaba, diócesis de Cartagena-Murcia    

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[1] cf. BRAVO, G; Historia de la Roma antigua, ed. Alianza, Madrid 2008, p. 136.

[2] Abundan las teorías acerca si fue la sola invasión germana la causante de la caída romana (A. PIGANIOL), la sola decadencia interior (R. McMULLEN), la victoria del cristianismo (F. LOT), o la unión de varias (E. GIBBON). En todo caso, T. MOMMSEN fue el que cambió el término de “invasiones” por el de “migraciones” (cf. BRAVO, G., op.cit, p. 131).

[3] Estos dos años de estancia goda en torno a Roma fueron importantes a nivel de creencias futuras. Parece ser que uno de los sacerdotes bárbaros de ALARICO, WULFILA, tradujo la Biblia del latín a la lengua goda. Según otros, la conversión al cristianismo ya se había producido en los limes danubianos, en el contacto con soldados romanos. El hecho es que los prisioneros cristianos y la ciudad de Roma fueron respetados por los godos (cf. SANZ SERRANO, R; Historia de los godos, ed. Esfera, Madrid 2009, p. 126).

[4] La monarquía que regía el universo visigodo empezó siendo electiva: el rey era elegido por un consejo. Aunque también existieron intentos posteriores por hacerla hereditaria. Esta circunstancia provocó numerosas luchas internas, que debilitaron la institución.

[5] Famoso pacto o foedus del 416 entre el Imperio de HONORIO y el rey godo VALIA, base jurídica de relaciones y nuevas perspectivas (cf. ORLANDIS, J; La España visigótica, ed. Gredos, Madrid 1977, p. 28).

[6] Según datos de VICTOR DE VITA, historiador de la Iglesia africana bajo el dominio vandálico.

[7] En el nuevo Breviario de ALARICO II, o Lex Romana Visigothorum, se daba visto bueno al Concilio de Adgé, y se daba vía jurídica y cuerpo legal al cristianismo galo imperial. Esto chocó con la gran masa goda, que quería la independencia. Fue el cénit de ruptura iniciado por CLODOVEO, rey general de los francos en la Galia, que ejerció presión sobre el reino godo de Tolosa de ALARICO II para que aceptase el cristianismo imperial, como lo había hecho el reino franco de la Galia.

[8] 200.000 visigodos (según datos de TOTILA, recogidos por PROCOPIO), incluyendo algunos ostrogodos venidos de Italia, se internaron en la Hispania, de una población de 5.000.000 de hispano-romanos y 35.000 suevos en Braga y Oporto (según datos de REINHART).

[9] Mérida, que contaría con un sunna-prelado propio, y ricos magnates visigodos, pasaría a ser la 2ª plaza fuerte visigoda. Muchos ostrogodos venidos de Italia también entrarían en esta inmigración masiva.

[10] Y, entre otras cosas, funda la ciudad de Recópolis -en honor a su hijo RECAREDO-, como símbolo del máximo esplendor visigodo, con la más elevada arquitectura, con la concesión a sus habitantes de los más destacados privilegios.

[11] cf. ORLANDIS, J., op.cit, p. 90.

[12] Fue en este contexto cuando el rey TEUDIS, asesinado en el 548 quizás por estar casado con una hispana, en una clara política de hispanización del reino godo, logró conseguir para algunas ciudades, del Ebro a los Pirineos, ciertos tratados de hospitalidad universal, en lo que fue el origen de la marca hispana (cf. SANZ SERRANO, R., op.cit, pp. 237-238).

[13] La única que sucedió de muerte natural en toda la historia de los visigodos hasta la llegada de RECAREDO, tras un longevo y fructífero reinado en la ciudad de Toledo (cf. ORLANDIS, J., op.cit, p. 93).

[14] La acuñación de moneda empezó a hacerse en tramises de oro, con el propio nombre y título visigodo, novedad única en todos los reinos bárbaros occidentales, a juicio de G.C. MILES.

[15] De hecho, las inscripciones monetarias que se hizo acuñar HERMENEGILDO, gobernador en la Bética, ponían “Ermenegildi regi, a Deo vita”, en clara alusión a su fe y convicción profunda católica.

[16] cf. Ibid., p. 128.

[17] La ley III, 5, 2, del Liber Iudiciorum, sobre matrimonios, incesto, herencias…

[18] En la ley XII, 2, 12, del Líber Iudiciorum, se prohíbe a los judíos tener esposas cristianas, la circuncisión, y el soborno de los judíos a las autoridades.

[19] En la Epístola fiscal Barcinonensi-592, numerosos hispano-romanos fueron nombrados por el rey para cargos importantes de la administración pública y patrimonio, incluso para el ejército.

[20] El supuesto limes del norte, o línea campamental al pie de las montañas cántabras, seguía siendo un problema heredado del Imperio. Los visigodos, a pesar de acabar con las revueltas de las vagaudas campesinas norteñas, a veces inducidas por el priscilianismo, no cesaron en el control de los pueblos del norte.

[21] A él dedicó ISIDORO DE SEVILLA, de hecho, la primera edición de sus Etimologías, primer compendio enciclopédico en la historia de la humanidad. Astronomicum y De natura Rerum también serían obras isidorianas, por encargo del monarca godo.

[22] La destrucción brutal de Cartagena-622, como capital bizantina que era y sede metropolitana episcopal, fue todo un punto final a la provincia bizantina de Spania.

[23] Mucho más tarde, y también en el XIII Concilio de Toledo, se seguía hablando de restituir las marcadas infamias del reinado de KHINTILA.

[24] Esta política distendida y centralizadora de RECESVINTO quedaría plasmada en su Líber Iudicum, primera compilación del derecho romano y germánico.

[25] A pesar de las insistencias de SAN JULIAN DE TOLEDO (nueva directriz eclesial para esta época), para que los reyes amasen al pueblo y dejasen de murmurar entre sí, recogidas en su Historia excellentissimi regis Wambae. Y es que las rebeliones entre duques y magnates eran insoportables, y acabarían siendo las causantes de la entrada islámica en la península (cf. Ibid., p. 254).

[26] En el sofoco de esta revuelta, que fue rápido por parte del ejército godo, resultó irreparable la traición del general del ejército, el duque PAULO, que una vez conquistada la ciudad de Narbona, se declaró en rebeldía con Toledo y acaudilló todavía más la revuelta gala. No obstante, WAMBA lograría aplastar esta insurrección, y castigar a las ciudades galas rebeldes.

[27] Es aquí cuando comienza la crisis económica, o periodo de hambre, que enturbiará la mente a los monarcas visigodos a la hora de tomar decisiones o poder llevarlas a cabo. En este sentido hablan ya los mismos cronistas musulmanes.

[28] De hecho, el mismo primado toledano SISBERTO apoyó la deposición del rey, hecho que se consumó con la asociación al trono de su hijo WITIZA, en los últimos años de su vida.

[29] WITIZA falleció con menos de treinta años, y el caos político generado por su amnistía general, con destrucción incluida de escrituras de deudas, propició que magnates y obispos, reunidos en asamblea electoral, eligiesen a una persona solvente, y no a ninguno de los hijos menores de Witiza (cf. Ibid., p. 290).

[30] Según alguna de las teorías más recientes, este clan de los WITIZA incluso pudo haber pedido ayuda a los musulmanes y bereberes del otro lado del Estrecho, con el objeto de combatir al “usurpador” de la Corona. El hecho fue la desintegración del aparato estatal, que permitió a los musulmanes firmar pactos diversos con una aristocracia semi-independiente y enfrentada con el monarca don Rodrigo.

[31] El poder de Bizancio sobre la Bética llegó después que los visigodos hubiesen echado a los vándalos, que a su vez habían echado a los romanos. En unos años de desconcierto visigodo, JUSTINIANO logró hacerse con la gente y el territorio bético. Con una flota imponente, conquistó Cartagena, desembarcando posteriormente en Málaga. Bizancio se había hecho con la Bética y capital cartaginesa.

[32] ATANAGILDO, nada más ascender al trono de Toledo el 555, inmediatamente declaró la guerra  a Bizancio, en un intento de controlar Orospeda, vía y camino hacia Cartagena. Ambas fuerzas tomaron posiciones cerca de Baza, pero Córdoba se alió con Bizancio, por clara enemistad hacia el rey visigodo. Atanagildo, entonces, decide tomar Sevilla. En ese momento, Bizancio firma un tratado de paz con el rey godo, que permitió a aquella dominar la zona costera y a éste apoderarse del interior.

[33] Las paces y hostilidades se sucedían simultáneamente, nos cuenta la Crónica de IDACIO, testigo ocular. Embajadas enviadas por los galaicos a las Galias como protesta, volvían acompañadas de nuevas promesas. Incluso hubo una victoria de los suevos ante los romanos, en el río Genil-440, y una condena de Roma-447 acerca de las creencias indígenas priscilianistas.

[34] Ante la precariedad económica-social, y agudizado todo tras la derrota del río Orbigo-456, revueltas de esclavos y campesinos, a veces inducidas por los priscilianos, empezaron a surgir y a saquear la zona norte, desde Braga hasta la Vasconia. Bajo las órdenes de caudillos como BASILIO y otros, estos “vagaudas” indígenas, unidos a los suevos y a otros indígenas del Ebro norte, arrasaron conventos y palacios, ciudades y aldeas, de León, La Rioja, Huesca y Vasconia. Sofocada esta rebelión tras sucesivas campañas reales godas de Toledo, los vascones las continuarán en solitario y en adelante, con su caudillo Froya (cf. ORLANDIS, J; La España visigótica, ed. Gredos, Madrid 1977, pp. 36-40).

[35] De hecho, el año 739 ya fue conquistada por ALFONSO I DE ASTURIAS, siendo nula también la presencia islámica sobre ella, al igual que sobre toda la Galicia, Asturias y León.

[36] Descubierta en Zorita de los Canes por JUAN CABRE, será de especial estudio posterior, por su basílica, complejo palacial, rica simbología visigoda y urbanización arquitectónica.

[37] Pues a su otro hijo, HERMENEGILDO, lo había enviado a Sevilla como gobernador de la Bética, recién conquistada por entero, y en una especie de segunda corte real. Son todavía inciertos los planes de LEOVIGILDO para con sus dos hijos, que se supone debían pasar por la inédita política de conquista total y unificación territorial. Puede que el tema arriano fuese la clave de esa incógnita. Pero se desconoce si las revueltas de sus hijos vino por causa interna (por proyecto político…) o venida de fuera (del pro-catolicismo).

[38] Los eremitas eran monjes evangelizadores de las zonas rurales, que escapaban a la estructuración diocesana y a la demarcación parroquial. Levantaban ermitas y, con el sustento del pueblo, vivían en eremitorios para así custodiar la devoción y a los peregrinos.

[41] SAN ISIDORO DE SEVILLA señalaba que, en el s. VI, la sombra de los olivos cubría el suelo de España.

[42] Actualización del Código Teodosiano, como Derecho territorial aplicable a todos los súbditos de la monarquía goda.

[43] Aquí la cuestión primordial fue la exigencia goda de una parte considerable de las propiedades de los grandes terratenientes, y quizás de otras menores (cf. GONZALEZ COBOS-DAVILA, A; Clases sociales hispanorromanas en la sociedad visigótica, Salamanca 1989, p. 171).

[44] El reflejo constitucional de tales esfuerzos sería la promulgación de nuevos códigos legales, como el Código Revisado de Leovigildo, y el Libro de los Jueces de RECESVINTO.

[45] cf. FUENTES HINOJO, P; “Sociedad urbana, cristianización y cambios topográficos en la Hispania visigoda”, en Estudios de Historia Antigua, XXIV (Salamanca, 2006), pp. 258-289.

[46] Pues se consideraba que la ley real no era ya humana sino también divina, y todo mortal debía obedecerla, hasta el mismo monarca.

[47] cf. VALDEAVELLANO, L; Historia de España, t. I, ed. Revista de Occidente, Madrid 1963, p. 317.

[48] La estructura gubernamental goda fue plenamente real. Así, a pesar de los diversos ministerios y cargos que se mencionarán, cada monarca tenía su grupo de maiores palatii, el grupo de personas en quien el rey confiaba plenamente el gobierno diario del reino (cf. KING, P.D; Derecho y sociedad en el Reino visigodo, ed. Alianza, Madrid 1981, p.76).

[49] El rey solía recompensar a los dos tipos de soldados con la dádiva y concesiones in stipendio de tierras.

[50]En el derecho visigodo influyeron distintos factores:

 

-influencia germana, similar al resto de pueblos germánicos,
-influencia romana, sobre todo hasta el 476,
-influencia eclesiástica, y de los principios del derecho canónico.

[51] cf. KING, P.D, op.cit, p. 110.

[52] Parece ser que la mayoría de las reclamaciones y acusaciones venía de y contra personas de elevada posición, y entre rangos equivalentes (cf. Ibid., p. 98).

[53] cf. SANZ SERRANO, R; Historia de los godos, ed. Esfera, Madrid 2009, pp. 405-417.

[54] IX, 2, 6. También habría otra gran ley militar con WAMBA-673, dado que ante el asedio de vascos y francos, los pueblos del norte no se ayudaban entre sí. El área de 100 km. a la redonda fue el requisito impuesto por el monarca  para no dar dispensa alguna en el apoyo a las fortalezas militares del norte por parte de la población (cf. THOMPSON, E. A; Los godos en España, ed. Alianza, Madrid 1971, p. 299).

[55] cf. KING, P.D; Derecho y sociedad en el Reino visigodo, ed. Alianza, Madrid 1981, p. 95.

[56] Esta medida fue, entre otras, la que derivó la vocación eclesiástica hacia el monacato, y no hacia la clerecía, pues estos segundos sí tenían que hacer el servicio militar pro patria. Además, alguna provincia llegó a estar en peligro defensivo por esta medida (cf. SANCHEZ ALBORNOZ, C; La perdida de España. El ejército visigodo: su protofeudalización, ed. Cuadernos de historia de España, Madrid 1967, pp. 8-12).

[57] Y en la posterior extremaunción -todo estaba urdido-, se le ordenó clérigo con hábito y tonsura, pues ya en el canon II del Concilio XII de Toledo se había considerado que ser clérigo era irreversible e incompatible con ser rey.

[58] Este número fue el perteneciente a la primera promulgación de esta especie de Vademécum visigodo de control real. Con el paso del tiempo y reyes su número fue aumentando, siendo retomado siglos después por la monarquía castellana, una vez que se iban reconquistando las provincias peninsulares al Islam.

[59] Se pasó, en este sentido, del patrocinio civil romano de sostenimiento de viudas y huérfanos, por ejemplo, al patronazgo eclesial de sostenimiento de los más desfavorecidos, con una clara inversión total de los términos.

[60] cf. PEREZ BUSTAMANTE, R; Historia del Derecho español, ed. Dykinson, Madrid 1994.

[61] cf. ISIDORO DE SEVILLA, Hispania Gothorum, 67.

[62] cf. TACITO, Germania, XIV, 6.

[63] Según la instrucción que se daba en sus orígenes, si había ciudades godas que gozaban de largas temporadas de calma y paz, los jóvenes debían dirigirse a socorrer aquellas ciudades que estaban en guerra, pues no podían dar descanso a sus hábitos.

[64] cf. TACITO, Germania, XIV, 7.

[65] cf. TACITO, Germania, XIII, 1.

[66] cf. TACITO, Germania, XIII, 3.

[67] A saber enviar embajadas y presentes.

[68] Esta entrega también podía hacerla alguno de los jefes, o su padre o algún pariente.

[69] “Nihil autem publicae neque privatae rei nisi armati agunt” (cf. TACITO, Germania, XIII, 10).

[70] No obstante, el Concilio XII de Toledo señalaba que las viudas no debían ser abandonadas, salvo en caso de haber cometido fornicación (cf. PALOMINO GARCIA, G; Mujer visigoda, ed. UCM, Madrid 2006).

[71] Según se ve en la ley IV, 3,1 de CHINDASVINTO, donde la patria potestad pasaba a los hermanos, y en su defecto al tío paterno.

[72] La monarquía visigoda mantuvo el principio electivo como norma sucesoria al trono, aunque la elección se redujo a unas cuantas familias de la nobleza. A pesar de todo, la naturaleza electiva de la monarquía visigoda fue quebrada muchas veces en beneficio de la heredietariedad.

[73] La mujer de HERMENEGILDO, por ejemplo, fue la principal impulsora de la revuelta pro-católica de la Bética, a la postre trascendental en el devenir de España.

[74] Como fue el matrimonio de SIGIBERTO, rey franco de Austrasia, con BRUNEKILDA, hija de ATANAGILDO. Aunque, eso sí, para cartearse tenían que pedir permiso al marido.

[75] Generalmente los Concilios prohibieron cualquier posterior matrimonio. El matrimonio con la reina viuda o cualquier relación adúltera con ella estaba prohibido por el Concilio XII de Toledo. Y en el Concilio III de Zaragoza se establecía que la reina viuda ingresara en un monasterio.

[76] Caso excepcional fue el de la reina GOSWINTHA, cuya influencia sobrevivió a tres reinados, casándose con ATANAGILDO, LEOVIGILDO y su hijastro RECADERO.

[77] Medidas del Concilio de Elvira fueron: no comer en la misma mesa que los judíos, no permitir que los judíos bendijesen los campos, no confraternizar con los judíos… en resumen: no convivir con los judíos.

[78] SEVERO DE MENORCA resaltaba el testimonio del judío TEODORO, con las más altas atribuciones municipales, junto a una clara preeminencia en el terreno económico. Por otro lado, el mismo Severo nos describe que la llegada a la isla de las reliquias de San Esteban originó la destrucción de la sinagoga judía (cf. PEREZ SANCHEZ, D; Tolerancia religiosa y sociedad: los judíos hispanos (ss. IV-VI), ed. UPS, Salamanca 1992, pp. 281-282.

[79] cf. MARTIN, J. L; La Península en la Edad Media, ed. Teide, Barcelona 1984, pp. 103-105.

[80] Parece ser infundado el bulo lanzado entre la población hispano-visigoda de que los judíos de Hispania se habían conjurado con los judíos del norte de África para destruir el Reino visigodo en represalia, o de que ellos estaban detrás de las epidemias y plagas de insectos y ríos que afectaban al campo y ciudades.

[81] En estas dos expulsiones, sí que parece ser cierto que los judíos que huyeron a África enseñaron a los musulmanes a cruzar el Estrecho, y a vencer por tierra a los godos.

[82] cf. MARTIN, J. L; La Península en la Edad Media, ed. Teide, Barcelona 1984, p. 91.

[83] El termino fiscus, por ejemplo, que en época romana sólo servía para designar una parte de la organización fiscal, en época visigoda pasó a designar al conjunto de los bienes estatales, para diferenciarlos del resto de bienes existentes. En alusión al uso que se hizo del fisco, parece que la Iglesia fue la única en denunciar y corregir los abusos.

[84] Más conocida como sueldo, a secas, y que llegó a circular por la España cristiana hasta el s. X.

[85] cf. MARTIN, J. L., op.cit., p. 92.

[86] En este impuesto, como en la mayoría de ellos, los clérigos estaban exentos desde la época de SISENANDO, 631-636, así como sucederá a los monasterios en la recaudación de impuestos rurales.

[87] Ya se explicará en el apartado de Mundo Rural este tema de las sortes-lotes de tierra adjudicados a los germánicos en la entrada del pueblo visigodo en la Península.

[88] Como se vio en el apartado de Sociedad Visigoda, en el año 693 se eximió a los judíos conversos al cristianismo de este impuesto, sin que por ello disminuyese el importe de la contribución global de la comunidad judía, lo que había sido causa de revueltas y conjuras por parte de los judíos no conversos.

[89] cf. Ibid., p. 93.

[90] cf. Ibid., pp. 93-96.

[91] cf. GARCIA MORENO, L; Aspectos fiscales de la Península ibérica durante el s. VI, ed. Hispania Antigua, Vitoria 1971, pp. 233-256.

[92] cf. Liber Iudiciorum, V y XII.

[93] Según consta de los análisis de las lápidas sepulcrales conservadas, y otros textos al respecto.

[94] cf. MARTIN, J. L; La Península en la Edad Media, ed. Teide, Barcelona 1984, p. 90.

[95] De hecho, los mismos visigodos destrozaron las minas de Los Merchantes-Salamanca, en su primera época de invasiones.

[96] Estas once coronas fueron dadas progresivamente por los reyes godos a las iglesias de Toledo, según consta en diversas fuentes escritas. La primera de ella fue la del rey SUINTILA, y la más rica la de RECESVINTO.

[97] Infinito fue el trabajo que los visigodos hicieron del metal, la piedra, la cerámica y el cristal. Baste citar, por ejemplo, los ornamentos de Tolmo de Minateda-Hellín, la cerámica anaranjada y gris de Segovia, o la de Piedraescrita-Madrid, el jarro visigodo de Mañaria-Vizcaya, los bronces godos de Asturias, los bronces godos del Mediterráneo, la colección paleocristiana visigoda de Alhonoz-Ecija...

[98] cf. MARTIN, J. L., op.cit, p. 86.

[99] cf. MARTIN, J. L; La Península en la Edad Media, ed. Teide, Barcelona 1984, pp. 80-81.

[100] cf. MARTIN, J. L., op.cit., p. 82.

[101] cf. MALALANA UREÑA, A; España visigoda, ed. SP-CEU, Madrid 2010, pp. 43-44.

[102] Roma había dividido en tres provincias los reinos galos: Novempopulana, Aquitania I y Aquitania II, federando en cada uno de ellos a los invasores germánicos, a cambio de apoyo militar.

[103] “Sortes gothicae et tertiam romanorum”, rezaba el lema de federación de Aquitania II (cf. MALALANA UREÑA, A., op.cit., p. 43).

[104] Por toponimias que hablan de tertios, y normas dadas por LEOVIGILDO en esta dirección.

[105] cf. Ibid., p. 44.

[106] Aún con antecedentes pre-romanos, el verdadero movimiento de ganado de la Mesta empezó con los visigodos (cf. Ibid., p. 44)

[107] Según los pasajes de ISIDORO DE SEVILLA en su obra Orígenes, y según la enumeración que hizo la famosa Ley Agraria del 702.

[108] GARCIA DE CORTAZAR avala esta distinción, integrando:

-en el espacio agrupado a las villas o villas señoriales,
-en el espacio disperso a las aldeas o villas aldeanas y a los valles.

(cf. GARCIA CORTAZAR, J. A; La sociedad rural en la España rural, ed. Siglo XXI, Madrid 1990, pp. 7-16).

[109] cf. GARCIA MORENO, L. A; Historia de España visigoda, ed. Cátedra, Madrid 1989, p. 205.

[110] En unos primeros comienzos, ss. V-VI, fueron llamadas como fundi (fundos) o dominus (dominios). Estas pertenecían a las familias hispano-romanas más poderosas, abundando en ricos ornamentos. Con la represión política visigoda del s. VII no se vieron alteradas, pero sí con los saqueos o huida de sus propietarios (cf. SANZ SERRANO, R; Historia de los godos, ed. Esfera, Madrid 2009, pp. 398-399).

[111] Desde los comienzos hasta el final, las villas aldeanas variaron totalmente unas de otras en tamaños, tipos y actividades, encontrándose simples haciendas o grandes latifundios, unas agropecuarias y otras artesanas, agrícolas o ganaderas; algunas tenían esclavos, y otras no (cf. SANZ SERRANO, R., op.cit, pp. 396-397).

[112] cf. GARCIA MORENO, L. A., op.cit, p. 207.

[113] cf. Ibid., p. 210.

[114] Un cuarto factor que también incidió negativamente en el mundo rural, aunque fuese de forma intermitente, fue el de las catástrofes naturales:

-por periodos estacionales alterados: de sequías, pedriscos, calor abrasador, nevadas…
-por pérdida de cosechas: por destrucción de acequias, molinos, animales, cosechas, casas agrarias…
-por las plagas de langostas: inintermitentes, devastadoras, hambrientas por la sequía,
-por las plagas de ratas negras y las pulgas: transmisoras de la peste y los piojos.

(cf. GARCIA MORENO, L. A; “El campesino hispanovisigodo entre catástrofes naturales”, en Antigüedad y Cristianismo, III (Murcia 1986), pp. 173-181.

[115] No hay que dar crédito a otras fuentes hispano-arábigas que hablan de una muerte del 50% de la población hispano-visigoda, pues la cifra fue seguramente exagerada con propósito.

[116] cf. Ibid., p. 222.

[117] cf. Ibid., p. 223.

[118] Según datos de ESTRABON del s. I y de geógrafos hispano-arábigos, recogidos por C. HOGOUNET.

[119] Como el regulado por el Edictum de tributis relaxatis, por ejemplo, del 683.

[120] Basta recoger el testimonio de SAN FRUCTUOSO DE BRAGA del 624 sobre la dieta diaria de verduras y legumbres, acompañadas del pan de cebada, aceite y vino… sobre la dieta festiva de potaje con trozos de carne… sobre la dieta deseable de pescado marítimo o fluvial (cf. Regula Communis, 162).

[121] Según FRUCTUOSO e ISIDORO, los huertos de todas estas especies estaban situados en las cercanías de las habitaciones de los monjes, auténticos inventores y protectores de la cerealicultura, con tapias y setos que impedían las incursiones de animales o intrusos.

[122] Fue de nuevo la Iglesia y los monjes los grandes protectores de la viticultura, consiguiendo que la legislación visigoda castigara con el duplo la destrucción de una viña (cf. II Concilio de Toledo-531). Cabe suponer también la supuesta omisión protectora general, o invasora, del viñedo.

[123] No lo hizo así en la zona norte, donde la regla fructuosiana no lo recoge para sus tres tipos de dietas. Algo lo hizo en la montaña del Bierzo, pero con escasa calidad e importancia.

[124] Según la legislación visigoda, un animal de tiro valía un tercio más que una vaca, y dos tercios más que un ovino.

[125] Algunas leyes del Líber mostraban como el buey era más barato que el caballo, y tenía mucha más potencia de tiro que el asno. Otra interesante ley de CHINDASVINTO muestra cómo el buey podía equipararse perfectamente al status de un esclavo, en sus labores de utillaje de apoyo al campesino autónomo.

[126] Por montaraza se entiende a que había criados enviados desde las villas a los montes para cuidar específicamente esta crianza. Esta consistía en hacer engordar al cerdo en septiembre, al mismo tiempo que maduraba la bellota, para continuar su proceso durante todo el otoño.

[127] cf. MARTIN, J. L; La Península en la Edad Media, ed. Teide, Barcelona 1984, p. 84.

[128] Según este recurso, muy utilizado en un principio, si ambos dueños se ponían de acuerdo, podían construir cada uno la mitad de la presa a la misma altura. Posteriormente la legislación goda prohibió esta práctica, ordenando que las presas de uno y otro lado fuesen hechas a distintas alturas, de modo que entre ellas pudiese pasar el agua y las barcas de pesca con sus redes.

[129] cf. GARCIA MORENO, L. A; Historia de España visigoda, ed. Cátedra, Madrid 1989, pp. 211-221.

[130] SAN ISIDORO habla más bien de molinos olearios, movidos por energía animal, y prensas olearias y vinarias, para la fabricación del aceite y del mosto. Son mencionados como hidráulicos, en cambio, en una antiqua del Líber. MARC BLOCH sitúa su invención en la Hispania tardía de los visigodos, desde donde se extendería al resto de reinos occidentales.

[131] Muchas fueron las omisiones o rechazos que tuvieron los visigodos en el momento del cultivo: rastrillaje o trabajo de laboreo, el uso de la grada para romper los terrones, herramientas metálicas que suplieron por imitaciones de madera endurecidas al fuego… Aquí cabe pensar que pudo haber dos tipos de campesinado: uno rico y extensivo, incluido el comunal; otro pobre o aislado.

[132] cf. GARCIA CORTAZAR, J. A; La sociedad rural en la España rural, ed. Siglo XXI, Madrid 1990, pp. 8-9.

[133] cf. BONNASSIE, P; Extinción del régimen esclavista en Occidente, ed. Civilisation Medievale, Toulouse 1985, pp. 308-316.