Refutación de cinco objeciones contra la existencia de Dios

 

Daniel Iglesias Grèzes

 

I. Presentación de las objeciones.

  1. Presentación de la objeción materialista.

  1. Presentación de la objeción cientificista.

  1. Presentación de la objeción lógica.

  1. Presentación de la objeción cosmológica.

  1. Presentación de la objeción antropológica.

II. Refutación de las objeciones.

En cada uno de los cinco silogismos presentados en el apartado I, la premisa mayor es falsa. Por lo tanto, aunque la premisa menor es verdadera y el silogismo está bien construido, la conclusión es inválida. Para refutar estos silogismos, se deben refutar las correspondientes premisas mayores.

  1. Refutación de la objeción materialista.

El axioma básico del materialismo ("todo es materia") debe ser rechazado, al menos por las siguientes dos razones:

  1. Refutación de la objeción cientificista.

    Debemos tener muy en cuenta que el concepto de "ciencia" utilizado por el cientificista incluye sólo las ciencias particulares (matemática, física, química, biología, etc.), excluyendo las ciencias universales (filosofía y teología).

    De la premisa mayor de la objeción cientificista se deduce fácilmente esta otra afirmación: "Sólo el conocimiento científico es verdadero conocimiento". Ahora bien, esta afirmación es autocontradictoria, y por lo tanto falsa. La contradicción está en el hecho de que, al negar la existencia de afirmaciones verdaderas no fundadas en la ciencia, se está haciendo una afirmación no fundada en la ciencia, sino en una falsa filosofía. Es decir, ninguna ciencia particular demuestra ni puede demostrar que el único conocimiento válido es el conocimiento científico. De aquí se deduce la falsedad de la premisa mayor de la objeción cientificista.

    Por otra parte, la objeción cientificista puede reducirse a la objeción materialista, que ya hemos refutado en el punto anterior. 

  2. Refutación de la objeción lógica.

La premisa mayor de la objeción lógica sólo tiene validez en contra de la noción panteísta del Ser infinito, no en contra de la correspondiente noción cristiana. El Ser infinito de la fe cristiana no es el conjunto de todos los entes, sino la Causa primera (incausada) del ser y del devenir de todos los demás entes (los entes creados). Los entes creados son realmente distintos de Dios, por lo cual no hay ninguna razón para afirmar que Dios sea a la vez (por ejemplo) sabio e ignorante, misericordioso y cruel, poderoso y débil, etc.

Entre el ser de Dios y el ser de las criaturas hay analogía, es decir, semejanza en un sentido y desemejanza en otro. Las propiedades trascendentales del ser (unidad, verdad, bondad, belleza) corresponden también a Dios, pero no conocemos el modo infinito que estas propiedades tienen en Dios. Por estas razones, hay tres vías para el conocimiento de los atributos divinos: causalidad, negación y eminencia. Veamos un ejemplo:

  1. Refutación de la objeción cosmológica.

Precisamente lo contrario a lo afirmado por la premisa mayor de la objeción cosmológica es cierto: Si Dios existe, entonces no puede crear un mundo absolutamente perfecto, porque un ser absolutamente perfecto (perfectísimo) es un ser divino. Si Dios hubiese creado un mundo perfectísimo, habría creado un segundo Dios. Pero no puede haber dos dioses distintos, porque entonces ninguno de ellos sería Dios, el Ser perfectísimo, ya que a cada uno de ellos le faltaría algo de la perfección del otro. Por lo tanto, si Dios crea un mundo, debe crear necesariamente un mundo con alguna clase de imperfección.

Además, Dios no puede crear otro Dios, porque la misma noción de "otro Dios creado" es absurda, dado que un Dios creado debería ser a la vez incausado y causado. Esto no supone ninguna limitación de la omnipotencia divina, porque ésta abarca todo lo posible, es decir todo lo que en sí mismo no implica contradicción.

Añadiremos unas breves consideraciones sobre el problema del mal:

  1. Refutación de la objeción antropológica.

Examinaremos dos posibles intentos de justificación de la premisa mayor de la objeción antropológica:

El error de esta argumentación está en confundir precognición con predeterminación. Dios puede conocer un acto humano futuro sin eliminar su carácter de acto libre.

El error de esta argumentación está en oponer la libertad infinita de Dios y la libertad finita del hombre y en confundir los modos en que estas dos libertades operan. La libertad de Dios y la libertad del hombre no se oponen ni operan en el mismo plano. Dios es la causa primera de todo lo que existe, incluyendo los actos humanos; pero la causa divina no suprime las causas creadas. Dios ha querido que existan causas segundas y que éstas sean realmente causas, no meras apariencias. En un acto humano no podemos separar una parte que provendría de Dios como Causa primera de otra parte que provendría del hombre como causa segunda. Todo acto humano procede enteramente de Dios y enteramente del hombre, pero de tal modo que los planos de acción de ambas causas no se confunden ni se oponen. El hecho de que no podamos comprender plenamente cómo esto es posible no implica que esta concepción cristiana sea irracional, sino que es un ejemplo de la finitud de la capacidad cognoscitiva del hombre.