FEDERICO CARRASQUILLA M.

 

E s c u c h e m o s

a

L O S P O B R E S

 

Aportes para una antropología del Pobre

 

 

 

EDITADO POR

CENTRO DE INVESTIGACIONES SOCIALES

ASESORES SOCIO ECONÓMICOS

TEF. 513.35.55 APARTADO 53.009

MEDELLÍN - COLOMBIA

Octubre, 1996

INDICE

 

PRESENTACIÓN 9

INTRODUCCIÓN 19

Capítulo primero 27

QUÉ DEBE ENTENDERSE POR ANTROPOLOGÍA DEL POBRE 27

1. - Sentido de la Antropología del Pobre 27

2.- Importancia de reflexionar sobre el sentido de la existencia pobre 30

Toda actividad de la persona está determinada por el concepto que se tiene del Hombre. 30

Hacia el trabajo con el pobre 32

Capítulo Segundo 35

QUÉ ES EL POBRE 35

Concretando el concepto 35

CONCEPTO CLÁSICO O EUROPEO DE POBRE 37

1.- Cómo se presenta 37

2.- Las causas 37

3.- Consecuencias 39

4.- Juicio crítico sobre el concepto clásico de pobre 45

Crisis en las actividades con el pobre 45

La beneficencia 46

Las obras educativas y las llamados a la conversión 47

La revolución, el cambio social. 47

El concepto clásico de Pobre, hoy es insuficiente 48

El pobre no se debe desclasar 49

Ser sujeto de su propio destino 51

Mantener su identidad de pobre 51

Hacerse como los pobres 52

Más radicalmente, este concepto de pobre es inaceptable 53

CONCEPTO ACTUAL DEL POBRE DE ORIGEN LATINOAMERICANO 54

1.- Concepto latinoamericano de pobre 55

2.- Consecuencias de este nuevo concepto de pobre 62

Primera consecuencia. Se presenta una imagen positiva del pobre 62

Segunda consecuencia. Al pobre nadie lo puede liberar 63

Tercera consecuencia. El trabajo con el pobre tiene que buscar que éste desarrolle su propia visión del mundo y que luche contra su destrucción. 65

Cuarta consecuencia. Se crean nuevas actitudes para el trabajo con el pobre 65

Quinta consecuencia. Esta concepción del pobre nos da un esquema para entender al rico. 73

Sexta consecuencia. Integra todas las formas de pobreza 75

3.- Juicio Crítico 75

Capítulo Tercero 79

EL MUNDO DEL POBRE 79

1.- Por qué hablar del mundo del pobre 79

A manera de resumen 81

2.- Características del mundo pobre 82

1.- El sentido de la gratuidad y de la fiesta 86

2.- La aceptación de la realidad 90

3.- El sentido del otro 92

El sentido de ese Otro que es Dios 95

Disgresión a propósito de la violencia 96

4. La obstinación 100

5. Sentido de lo concreto y de lo inmediato 101

3.- Consecuencias 103

1. Existe una cultura del pobre 102

2. Esta visión del pobre implica un nuevo proyecto pedagógico. 104

3. Necesidad de elaborar un nuevo proyecto de sociedad desde el pobre 106

4.- Juicio Crítico 108

¿Qué pensar de esta manera de concebir el mundo, propia del mundo pobre? 108

¿Es válido todo lo anterior? 111

Capítulo Cuarto 113

LA DESTRUCCIÓN DEL POBRE 113

1.- En qué consiste 113

2.- Características de la destrucción 115

"No soy nada" 117

"No puedo" 119

"No valgo" 119

"No sé" 121

"No tengo" 121

Conclusión 122

3.- Causas de la destrucción del pobre 123

4.- Consecuencias de la destrucción 125

La subcultura de la pobreza 125

Proyecto de sociedad 127

Proyecto pedagógico 128

5.- Juicio Crítico 129

Diferencia entre miseria y pobreza 130

Distinguir los distintos grados de destrucción de la pobreza 131

La problemática del trabajo con el pobre y de su lucha liberadora 132

¿Por qué, en último término, hemos hablado de la destrucción del pobre? 134

Capítulo Quinto 137

EL COMPROMISO CON EL POBRE 137

1.- Qué es compromiso 137

2.- Tipos de compromiso 139

3.- Cuál es el compromiso con el pobre 141

El trabajo con el pobre debe darse a dos niveles 142

El papel de la organizaciones populares 144

Capítulo Sexto 147

CÓMO VIVIÓ JESÚS SU CONDICIÓN DE POBRE Y CÓMO SE SITUÓ FRENTE AL POBRE 147

Elementos de Antropología Evangélica 147

1.- Cómo vivió Jesús su condición de pobre 147

Significado humano de la pobreza de Jesús 147

Jesús optó por llevar una vida pobre. 152

Jesús vivió esa vida pobre como los pobres. 153

Jesús perteneció al grupo de los pobres sociológicos 154

Jesús opta por la existencia pobre porque le descubre una significación y una serie de valores. 155

Jesús lucha contra la destrucción de la pobreza y la destrucción que sufre el pobre. 156

Jesús hace su acción desde los pobres para los pobres y con medios pobres. 158

La opción de Jesús por el pobre es en función del Reino. 159

Jesús descalifica la riqueza como ideal de vida 161

Jesús toma la dimensión destructora de la pobreza y le cambia de significación 162

2.- Originalidad en la manera de Jesús situarse frente al pobre 163

Conclusión 167

BIBLIOGRAFÍA 171

 

 

Dedicatoria:

A Lucía, Carlina, Martín Emilio, Luisito, Florencia y a todos los habitantes de los barrios Popular, La Gabriela y El Playón, verdaderos autores de este libro

A la memoria de Carlos Alberto Calderón, testigo fiel y radical en medio de los pobres, del Jesús Pobre del Evangelio.

A los Sacerdotes de El Prado, especialmente a Horacio, compañeros de camino y apoyo fraternal en este esfuerzo por escuchar al Pobre.

A los Hermanitos y Hermanitas de Jesús, a los Hermanitos y Hermanitas del Evangelio quienes siguiendo las huellas de Carlos de Foucauld, me enseñaron la unión inseparable entre Jesús y el pobre y entre el pobre y Jesús.

PRESENTACIÓN

El sol golpea los cerros de la ciudad. Concluye otro día. Miles de manos han estrechado los surcos de la tierra, todos los materiales de la vida en las ciudades y en los campos. Ahora, cuando se agota otra jornada, otra semana de trabajo, hombres y mujeres recorren distancias para llegar a sus casas. En sus casas los esperan otras manos, otros ojos que aguardan los frutos del esfuerzo, que con frecuencia apenas alcanzan para sobrevivir, para mal vivir.

También deambulan al caer de la tarde, los desocupados, los que han recorrido todos los rincones buscando trabajo, los que quedan por fuera. Allá en sus casas en los cerros, en las afueras, en la choza, junto al caño de aguas negras, o en las calles multicolores del barrio llenas de música y de niños, en cualquier parte hay también otros esperando futuros. El plato vacío castiga su esperanza, las tensiones se hacen frecuentes, la dureza de la vida habita con frecuencia en las casas de los pobres.

También hay que decir que hoy, como tantos días, en la penumbra de la casa campesina, en la mesa de la casa en el barrio, en muchos lugares, la gente sencilla se reúne a compartir la vida, a conversar, a sentir presentes a los otros. Un profundo sentido de los otros y de la fiesta, que vuelve sagrada la vida, protege la soledad, crea solidaridades, permite enfrentar la realidad, y luchar contra las destrucciones de las personas en medio de las privaciones impuestas por la pobreza y la miseria.

Para mi ha sido un motivo de inmensa alegría que Federico haya puesto en mis manos la presentación de estas páginas a las que ahora nos asomamos. Por todo lo que hemos aprendido con su amistad y su presencia, porque hemos compartido con él afanes y preocupaciones en esta sociedad injusta y traspasada por las violencias, es alentador entrar en este texto que nos invita a oír a los pobres. Agradezco pues, a Fede su confianza al permitirme presentar su obra, ESCUCHEMOS A LOS POBRES.

Llegan los tiempos en los que solamente los que escuchan con le corazón podrán comprender el sentido de la historia, las voces de fin de siglo que nos invitan a reconstruir proyectos de humanidad, para que la vida sea mejor para todos. Tercamente aferrados a la esperanza, convencidos que lo mejor está por venir, que es posible convivir en la fraternidad y la justicia, podremos comprender, si abrimos bien los ojos, que hay tesoros, como los del encuentro y la gratuidad, escondidos en los lugares menos esperados.

En días grises como los que ahora vivimos en Colombia y en todo el continente, nos llega este libro de Federico Carrasquilla. Como las buenas visitas de los amigos que reconfortan, Fede ha puesto sobre el papel un largo recorrido suyo, el de los pobres con los que ha vivido, y de tantos de sus amigos y amigas, para animar nuestra reflexión y la manera de asumir el trabajo social. Sintiéndome parte de sus amigos, de los que están metidos en estas páginas, me atrevo a hacer cinco anotaciones o comentarios sobre su obra.

Primera

Federico nos plantea con claridad que es posible construir una antropología desde los pobres. A mi juicio, esta antropología plantea como condición que el esfuerzo reflexivo se articule a partir de una experiencia vital de encuentro con los pobres, que incluye de alguna manera nuestra propia experiencia de pobreza. En el trabajo de Fede hay pues todo un esfuerzo de reflexión que aborda de una manera distinta la realidad de los pobres, porque durante años se planteó la pregunta sobre el sentido de lo humano que se revela en la vida de los marginados y excluidos, sin convertirlos en este ejercicio en objetos de estudio. Así resultó posible para Fede comprender que la riqueza de los pobres se muestra, no a pesar de su pobreza, sino justamente por su pobreza en medio de sus carencias.

La visión sobre el hombre ha estado moldeada por la pertenencia a un grupo racial, y ligada al poder, a la fuerza expresada como violencia, al tener, y a la condición privilegiada de las naciones desarrolladas. En esta concepción de humanidad quedan por fuera los pueblos de la periferia: África negra, atravesada por guerras propias y ajenas, hundida en la miseria; América Latina, cobriza y mezclada, tierra de los pobres; todos los pueblos pobres de Asia; los pobres de Europa o de cualquier lugar del mundo. Todos los que no tienen futuro asegurado no cuentan para definir la humanidad, para descifrar el proyecto de humanidad que nos merecemos.

Una mirada atenta a los pobres -nos dice Federico-, al mundo de significaciones que allí se descubre, mejor aún, una mirada desde el corazón de los pobres, nos permite descubrir una serie de valores que ponen a las personas en el centro de interés: la acogida, la gratuidad, la fiesta, entre otros valores, nos hacen descubrir que en el mundo de pobres cuentan primero las personas.

Segunda

En estas páginas aparece un cuestionamiento muy fuerte a la destrucción que ocasiona la pobreza. El aporte de Fede es muy hondo porque no sólo sigue denunciando, haciendo visibles la tragedia de las carencias materiales, sino que también nos conduce a descubrir que el mayor dolor de la pobreza es la destrucción de la persona. El niño del barrio popular que llora porque tiene que vender su juguete, lo único que posee, y que llora también la vergüenza de pedir limosna, forzado por la situación de hambre de su casa, es la imagen más viva y clara de esta deshumanización de las carencias. Las lágrimas no representan solamente lo que no se tiene, expresan lo que se pierde, la dignidad humana, el autorre-conocimiento como persona y el hecho de quedar expuesto ante los otros como alguien que no vale, que cuenta.

Hemos insistido quizás más de la cuenta -¡y no sin razón!-, pero tal vez, de una manera desacertada sobre la dimensión sociológica cuando miramos el mundo de los pobres. Nos hemos olvidado con frecuencia que la miseria y la pobreza extremas de millones de personas encarnan un dolor muy profundo, que no es visible como los ranchos de la tela asfáltica o las callecitas estrechas de barro y piedra.

Tercero

Aparentemente contradictoria nos resulta la reflexión de Fede. Nos encontramos primero con una mirada que revalora el mundo de los pobres, de aquellos en los que nadie esperaría encontrar un proyecto de humanidad, porque carecen del brillo que ofrecen las posesiones. Nos dice que los pobres, el mundo de los pobres tiene toda una riqueza, pero al mismo tiempo este universo empobrecido nos exige una lucha infatigable contra la inhumanidad de la pobreza y la marginación.

Nuestra solidaridad con los pobres no pide para que se verifique, que todos tengamos que vivir entre los pobres, pero si hacernos como hacernos como los pobres. Sin embargo, nadie podrá emprender este camino de humanización si no pasa, de alguna manera por la vivencia de los valores que surgen allí. Los valores del mundo de los pobres no pueden surgir en condiciones y actitudes de autosuficiencia y riqueza.

Lo que se nos pide a todos, desde esta perspectiva, es conservar los valores-actitudes de los pobres, para realizar en cualquier lugar y condición un trabajo que tenga en cuenta, como sujetos privilegiados de su propia historia, a las personas y a los pueblos pobres.

Cuarto

El mundo de los pobres en Colombia, y en otros lugares del mundo, está hondamente atravesado por la violencia. Rezagos de un pensamiento lleno de prejuicios, y maniqueo en su concepción de la moral, lleva a que muchos piensen que los fenómenos de violencia son propios de los cinturones de pobreza de las grandes ciudades o de los campos. Fede nos devuelve a todos la responsabilidad.

¿No será más bien que el tipo de sociedad en la que vivimos los colombianos y en la que le hemos concedido a la fuerza la confianza para dirimir los conflictos, allí fácilmente los pobres se contagian de la patología de las violencias? ¿No será que en esta sociedad en la que privilegiamos el dinero, el derroche y la concentración de riqueza, los expulsados se convierten en medio propicio para la destrucción de la vida? ¿Podrían actuar de otro modo los jóvenes que viven en la violencia, cuando el modelo de identificación es el del hombre lleno de poder y de riqueza, con el consiguiente desprecio por el mundo de los pobres?.

Quinto

Finalmente, un comentario sobre la reflexión de fe. Durante muchos años Federico nos ha acompañado en este largo camino de encuentro con Jesús. Con frecuencia, infatigablemente, nos devolvió el sentido de la fe que habíamos puesto en lugares que no daban soportes a la acción. Ese sentido no es otro que Jesús, pero no cualquier Jesús. Se trata del carpintero, el hijo de María, el de Nazaret y del lago entre pescadores, artesanos, publicanos y pecadores. Un Jesús que fue pobre como los de su tierra y su tiempo y le dio a esa experiencia la mirada de Dios.

¿Por qué Dios se reveló en la existencia de un hombre pobre? Tal vez porque Dios mismo es pobre, lo cual resultaba en aquel entonces y ahora escandaloso. En Jesús el Dios auténtico, y el hombre auténtico se revelan en la misma persona, una persona pobre. Como cristianos la fe nos devuelve el sentido de la acción por los pobres, porque Jesús nos hace descubrir su dignidad y su valor, y al mismo tiempo porque solamente en contacto con ese mundo de los pobres podemos comprender mejor el significado de la Buena Noticia del amor de Dios.

Asumir la pobreza y hacernos por tanto pobres, vivir entre los pobres, trabajar a favor de la causa de los pobres, tiene sentido para el cristiano desde la perspectiva del seguimiento de Jesús.

Además, tendríamos que decir que sólo una experiencia de fe, de profunda interioridad puede darnos la clave para trabajar en el mundo de los pobres, porque nos permite comprender que allí aparecen los valores auténticamente humanos y al mismo tiempo podemos entender de qué manera la dureza de las carencias destruye las personas.

Cuando Jesús nació, en las afueras de un pequeño pueblo, en medio de las sombras de la noche y en condiciones de extrema pobreza, los únicos testigos de su llegada al mundo fueron los pastores. A ellos les fue comunicada la noticia. Desde entonces hay que escuchar el grito de los pobres para saber donde está el Señor.

 

 

HORACIO ARANGO, S.J.

Secretario Ejecutivo

Programa por la Paz

Santa Fe de Bogotá, Agosto de 1996

Eclesiastés 9, 13-16

"También he visto en este mundo algo que me ha parecido que encierra una gran enseñanza,: una ciudad pequeña con pocos habitantes es atacada por un rey poderoso que levanta alrededor de ella una gran maquinaria de ataque. Y en la ciudad vivía un hombre pobre, pero sabio, que con su sabiduría salvó la ciudad. Y, sin embargo, nadie se acordó de él. Pero yo afirmo, que vale más ser sabio que valiente, aunque la sabiduría del pobre es despreciada y sus palabras no son escuchadas"

 

 

INTRODUCCIÓN

Después de más de 35 años de vivir en barrios populares con distintos grados de pobreza, y de visitar varios países de América, Europa, Asia y África, he sentido la necesidad, además de la persistente insistencia de los amigos, de consignar por escrito las experiencias vividas, sentidas y compartidas de lo que es el Mundo Pobre.

Cada uno de nosotros, sentimos fascinación y admiración por el mundo del rico y vemos la pobreza como un designio divino o como fruto del destino o de la pereza o de la desidia. En este sentido se sigue mucho la línea calvinista expresada por M. Weber, cuando se le atribuye a una bendición de Dios la posesión de bienes materiales.

El objetivo de este libro es cuestionar, es hacer un llamado hacia la reflexión para que comprendamos que conceptos como riqueza, pobreza y desarrollo cambian de significado si los miramos desde una perspectiva distinta. Es así como los análisis de este libro van quizás en contravía de lo que se ha venido haciendo: todos los modelos de desarrollo propuestos se fundamentan en el consumismo, el despilfarro y el disfrute de bienes materiales, olvidando que el bienestar de unos pocos, casi siempre, acarrea la miseria de muchos. Ya lo decía el humorista satírico Quino: "No se puede amasar una fortuna sin hacer harina a los demás".

En la vida del pobre y en razón de su pobreza no hay solamente destrucción y muerte. Él desarrolla todo un humanismo, y no por el hecho de ser pobre, sino justamente por ser pobre. Mi experiencia evangélica al lado de los pobres me ha llevado a repensar cómo miró Jesús al mundo pobre y he concluido que para Jesús el pobre es el representante del hombre auténtico, el que posee los verdaderos valores; es el hombre nuevo con quien Él quiere construir su Reino. Este es el paradigma central del libro, es la hipótesis que nos guiará en los análisis que ponemos a la consideración del amable lector.

Una somera ojeada del libro es la siguiente:

En el primer capítulo se abordará lo que se entiende por Antropología del Pobre, y se reflexionará sobre el sentido de la existencia pobre, partiendo de unas premisas amplias que nos indican que toda actividad de la persona está moldeada y determinada, en último término, por el concepto que se tenga de hombre. De las distintas maneras de mirar al hombre, nos vamos a encontrar, entonces, con prácticas diferentes y quizás antagónicas.

En el capítulo segundo, se verá: en qué consiste el ser pobre, quién es pobre, cómo se define la pobreza. En esta parte se hará una distinción entre el concepto clásico o europeo de pobre, donde se le niega su identidad de pobre, y para que pueda ser realmente persona tiene que volverse rico; y el concepto de pobre de origen latinoamericano, que busca elaborar una visión del pobre que responda a su realidad integral y que logre su promoción, sin desclasarlo y sin negarle su identidad de pobre.

En el capítulo tercero, dedicado al mundo del pobre, se hace un análisis de los valores del pobre tales como: el sentido de gratuidad, la aceptación de la realidad, el sentido del otro, la obstinación y el sentido de lo concreto y de lo inmediato. También se verán los antivalores: como el derroche, la pasividad, la incapacidad de enfrentar al "otro", la incapacidad para decir no, la terquedad, etc.

En el capítulo cuarto se hace el análisis de la destrucción del pobre, entendida como el proceso de deterioro que se presenta en la persona, ya sea de tipo físico, síquico o existencial motivado por las carencias materiales, que lo llevan a "no sentirse persona, no poder nada, no valer nada, no saber nada y no tener nada". Cada una de estas vivencias producen en la persona una destrucción diferente. Rescatar al pobre ayudándole a salir de este estado físico y mental, es el desafío para el pobre y para todos los que se solidarizan con él.

El capítulo quinto aborda el compromiso con el pobre, cuál es el significado de optar por el pobre desde el punto de vista antropológico. Se hace énfasis en que el trabajo con el pobre debe darse a dos niveles: desde la persona centrando la acción en la persona misma y en el cambio de las estructuras; y desde lo estructural centrando la acción en la lucha contra las instituciones que oprimen al pobre.

En la última parte haremos una corta reflexión de cómo vivió Jesús su condición de pobre y cómo se situó frente al pobre. Será un breve ensayo de antropología evangélica. Jesús vivió como hombre a la manera del pobre. Por esta razón la existencia pobre en Jesús, no es ni tiene un significado puramente espiritual ("se hizo pobre para darnos ejemplo de vida"), ni puramente sociológico (cuando se insiste en que Jesús se hizo como los pobres y que perteneció a la clase social de los pobres; sino que, ante todo, tiene una significación antropológica: para Jesús ser pobre es su manera de ser y de hacer como hombre, Jesús fue pobre como su modo de ser hombre, y esa es la oferta de vida que le hace a todo el mundo. Esto es lo que generalmente se olvida o se pasa por alto.

A través de los siglos el hombre siempre ha insistido en construir un mundo teniendo como meta final el mundo del rico, un mundo de abundancia en el que lo tengamos todo. Los resultados están a la vista. Cada día el número de personas que viven en la miseria aumenta en proporciones preocupantes y hacia el futuro las perspectivas son aún peores.

En este mundo del rico dice Eduardo Galeano "es necesaria la miseria de muchos para que sea posible el derroche de unos pocos. Para que pocos sigan consumiendo más, muchos deben seguir consumiendo menos". Un solo ejemplo es ilustrativo: ¡un norteamericano medio consume diariamente por 50 haitianos!

Visto desde otra óptica, el consumismo y el nivel de vida alcanzado por ciertos estratos en los países desarrollados es el espejismo que le venden a estos pueblos subdesarrollados como una morfina para mantenerlos atados a un colonialismo económico. Por eso nuestra propuesta es cambiar de norte y enfocar la acción en dirección contraria y ensayar a "repartir la pobreza". Dejemos de "soñar" paraísos inalcanzables, y construyamos un hombre nuevo anclado en nuestra propia realidad.

Repartir la pobreza significa aprender a vivir de una manera más simple, de una manera frugal, de una manera más sencilla. Repartir la pobreza significa vivir en armonía con la naturaleza, cuidar los recursos naturales evitando el deterioro acelerado del planeta para que no nos gastemos el patrimonio de las futuras generaciones. Repartir la pobreza significa aprender a ser tolerantes con los demás, a respetar las ideas ajenas. Significa ser solidarios y compartir el pan con el vecino. Significa ser acogedor y hospitalario con nuestro prójimo, etcétera.

Somos conscientes de que a corto plazo es una propuesta utópica, pero el objetivo central es llamar la atención para que revisemos los presupuestos que fundamentan el desarrollo de los pueblos. Que se revisen las metas del crecimiento económico, del producto interno, del ingreso per cápita y que busquemos las metas del crecimiento de los "valores humanos", del engrandecimiento del "ser hombre".

Finalmente este libro va dirigido a las personas que trabajan con el mundo pobre (políticos, líderes comunitarios, sicólogos, sacerdotes, sociólogos, etc.), para presentarles la manera que tiene el pobre de experimentar su propia existencia, y así, partiendo de ella, puedan colaborar más eficazmente en su realización y liberación.

También va dirigido a las personas que pertenecen al mundo rico, con la esperanza de que puedan comprender que una vida centrada en el dinero, el lujo, las comodidades, lleva finalmente a destruir, tanto la propia persona como la de los otros y la misma naturaleza.

 

 

 

AGRADECIMIENTOS:

Ante todo debo agradecer a los sociólogos Julio César Montoya y Azucena Vélez, personas que llevan en el corazón el mundo pobre y sin cuya ayuda, tenacidad, competencia y paciencia no habría sido posible la publicación de este libro.

A todas las personas que tuvieron la bondad de leer los originales y cuyas observaciones, críticas y anotaciones me ayudaron, no sólo a corregir muchos puntos, sino sobretodo a profundizar y comprender mejor el mensaje mismo de la vida del pobre. En especial quiero agradecer la colaboración de la Dra. Beatriz Restrepo y del Dr. Santiago Pérez.

 

Capítulo primero

QUÉ DEBE ENTENDERSE POR ANTROPOLOGÍA DEL POBRE

 

 

1. - Sentido de la Antropología del Pobre

Antropología viene de dos palabras griegas: <antropos> y <logos> que significan discurso o reflexión sobre el hombre. En este sentido la Antropología del Pobre sería el concepto o el discurso sobre el tipo de hombre que surge de la existencia pobre. En cierto modo, lo anterior es lo que hay que demostrar, pues, al hablar de la Antropología del Pobre se da como un hecho que la existencia pobre imprime una manera de ser hombre.

Ahora bien, la existencia pobre se puede mirar desde distintos puntos de vista, para lo cual nos valdremos del siguiente ejemplo:

Durante mi trabajo de 20 años en el "Barrio Popular" de Medellín y cuando se iniciaba la invasión del lugar por inmigrantes de distintos pueblos de Antioquia, un día me encontré con un señor y le pregunté: -Hombre, ¿vos de dónde sos?, y él me respondió: -"Yo era de Yarumal porque los pobres no tenemos patria". Con esta respuesta estaba expresando la manera como él vivía su propia existencia.

Mirando las cosas desde una perspectiva analítica esta respuesta se puede analizar en cuatro formas diferentes, veamos:

Primero, cómo lo analiza la Antropología Filosófica, o Filosofía del Hombre. A partir de esta frase se concluye que se trata de una persona, ser racional, que discurre, que piensa. Es decir, se mira la persona desde su esencia, sin que interese que sea pobre o rica, porque lo que cuenta es que se trata de un ser humano, que razona y que es consciente de su existencia.

Segundo, mirar la existencia pobre como problema por medio de la Antropología Científica y en general de las ciencias del Hombre tales como la Psicología, la Sociología, etc.. La respuesta que nos ocupa puede llevar a decir que se trata de una persona que pertenece al grupo de los marginados, porque se siente dejada a un lado. En esta perspectiva se le está mirando como un "objeto", como algo que se puede estudiar situándolo delante pero sin ningún compromiso con él.

Tercero, la posición de la Antropología Existencial que lleva a considerar la existencia del pobre como un "misterio". La expresión que analizamos revela el ser de una persona que se siente sin raíces, que no tiene horizontes. Es algo que me incumbe a mí mismo y que a la vez me lleva a preguntarme: ¿por qué y cómo vive su existencia para que se sienta sin raíces? ¿De qué manera me concierne y cómo me interpela?

Desde este ángulo se considera a la persona, no como un objeto, sino como un misterio, es decir, como una realidad que me incluye a mí también. Se mira la situación de la otra persona desde dentro tomando la existencia del pobre, no como cosa externa sino, como algo que me toca, que me incumbe.

Veamos la distinción que hace el filósofo francés Gabriel Marcel. Él distingue entre problema y misterio: problema es algo que pongo delante para estudiar, es un objeto que puedo observar. Misterio, por el contrario, es algo que me engloba, en lo que yo estoy implicado, de lo que no me puedo separar, ni tomar una distancia absoluta.

Cuarto, desde el punto de vista de la Antropología Bíblica o Antropología Evangélica la respuesta que analizamos se puede considerar desde la condición de creyente, y preguntarse: ¿Qué piensa Dios del pobre? ¿Cómo mira Dios la existencia pobre?

El punto de vista en el cual nos colocaremos es en el de la Antropología Existencial. Ante todo hacemos notar que la Antropología Existencial procede de una manera diferente a la Antropología Científica. En ésta se dan una serie de principios y explicaciones que sirven para aplicar a la realidad. En cambio, en la Antropología Existencial, se procede al contrario: mirando desde la realidad de la existencia pobre, se pregunta, ¿qué visión del hombre surge de ahí? Es, pues, una luz que se me ofrece para comprender mi existencia y la de los demás. Se busca, no tanto explicar, cuanto interpretar, para llegar a una comprensión.

Por eso la reflexiones que se hacen a lo largo de estas páginas son más que todo una invitación a analizar la existencia pobre, y a confrontar la experiencia de cada quien con lo que se expresa en este libro.

2.- Importancia de reflexionar sobre el sentido de la existencia pobre

Nos preguntarnos ahora, ¿qué importancia tiene el reflexionar sobre el sentido de la existencia pobre? Para ello partimos de premisas amplias diciendo que toda actividad de la persona está determinada por el concepto que tiene de hombre, es decir, que lo que determina en último término la actividad de la persona, es el concepto que se tiene de hombre. Por eso también toda actividad que se emprenda con el pobre, en última instancia, está determinada por el concepto que se tenga del pobre.

Toda actividad de la persona está determinada por el concepto que se tiene del Hombre.

La actividad de una persona está determinada por un plano interno u óntico y por otro externo o fenomeno-lógico. El plano interno no aparece explícitamente, sino que está introyectado en lo que cada uno vive y siente. Precisemos un poco.

a) En el plano externo o fenomenológico, la actividad personal está determinada por cuatro factores: los conocimientos, los valores, la situación personal y la situación externa

Los conocimientos, o sea, que para actuar la persona necesita saber lo que va a hacer; segundo al actuar la persona busca la consecución o la realización de unos valores, de algo que es significativo para ella; tercero, la situación personal, tiene su influencia, por ejemplo, si la persona está enferma actúa de una manera, si es introvertida o extrovertida, si tiene una situación familiar especial, todo le condiciona la actividad. Por último, las situaciones externas son el lugar, el momento histórico, la situación del país. No es lo mismo dar clase en un barrio pobre, que en un barrio rico, o, a un grupo de 50 niños, que a uno de 10.

b) En el plano interno u óntico la actividad de la persona esta determinada por algo más profundo que es el concepto que se tiene de hombre, lo que la persona piensa vivencialmente acerca del hombre. Este concepto de hombre es creado fundamentalmente por cada cultura, y la persona actúa en consonancia sin darse cuenta. Es así como a partir de este concepto vivido la persona va dando forma concreta a los factores externos de comportamiento, pues, estos no existen en sí mismos sino en una forma concreta, forma entonces que está determinada por el concepto de hombre que se tiene.

Por ejemplo, el amor no existe en sí mismo, lo que existe es una persona que ama, y que expresa su amor en determinada forma y al actuar en concreto interviene el concepto que tenga del amor. Tomar conciencia de lo anterior es fundamental para entender el mundo actual, sobre todo para comprender los cambios que se están viviendo. Algunos lo enfocan como aspectos externos del comportamiento, pero en realidad el cambio está en que el concepto de hombre ha cambiado. Esta es la razón por la cual muchas veces no nos entendemos, porque miramos la realidad desde distintos conceptos de hombre.

Todos estamos de acuerdo en afirmar que vivimos una época de cambios. Ahora bien, ¿dónde se sitúan esos cambios? ¿en el plano externo o en el plano interno? Es decir, lo que cambian son únicamente los aspectos externos (conocimientos, valores, etc.) o en realidad ¿hay un cambio interno en el concepto de hombre? Lo más lógico es pensar que el problema de hoy es precisamente que hay un cambio en el concepto de hombre.

Esto lo expresa Pablo Richarden una frase muy acertada: "No estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época". Lo que ha cambiado es la manera de mirar el mundo. En este sentido el concepto de hombre es fundamental para entender la problemática actual en cualquier situación que se analice.

Hacia el trabajo con el pobre

Ahora, si aplicamos la anterior reflexión al trabajo con el pobre, nos daremos cuenta de que este trabajo como cualquier actividad, está determinado por el concepto que se tiene de pobre. Se actúa, en último término, frente al pobre, no simplemente por el modo de ser de la persona, ni por los valores que se buscan, sino por el concepto que se tenga de pobre. Por eso en todo trabajo con el pobre se debe empezar por definir claramente el concepto de pobre que se va a manejar.

Todo trabajo con el mundo pobre o toda reflexión debe partir entonces de un cuestionamiento del concepto de pobre. Ahí es donde radica el problema clave, porque hablamos mucho de pobre, pero utilizamos conceptos diferentes de pobre.

Por eso cuando decimos que tenemos que ser "fieles a nuestra condición de pobres"; "que tenemos que ser como los pobres", "que tenemos que ser fieles a los pobres", estos razonamientos se entienden de manera distinta según el concepto que se tenga de pobre. Lo mismo si se parte, por ejemplo, de que ser pobre es una cosa mala que hay que quitar, el trabajo se entenderá de una manera distinta a si se valora la condición de pobre como algo que puede ser positivo.

 

Capítulo Segundo

QUé ES EL POBRE

 

 

Concretando el concepto

En la literatura actual existen muchas definiciones de pobreza: se habla de pobreza cultural, de pobreza intelectual, de pobreza moral, de la pobreza como miseria, etc. Para comprender estos conceptos debemos precisar lo que entendemos por pobreza y por pobre, porque de lo contrario terminaremos por no saber de qué hablamos.

Hay que buscar un concepto, a manera de un hilo conductor, que permita orientar la reflexión. Partir de una "experiencia original" en la que toda persona esté de acuerdo. Esta experiencia original se puede expresar diciendo que pobre es el que carece de bienes materiales o el que siente las carencias de bienes materiales. Expliquemos esto: pobre es el que carece de bienes materiales, esta es la "experiencia original" de pobre y de pobreza. V.g., una persona puede que no sepa definir qué es ser pobre, pero con seguridad sabe distinguir un pobre de un rico, por la sola apariencia externa de carencia o no carencia de bienes materiales.

En segundo lugar, ¿cuándo una persona se siente pobre? Cuando siente la carencia de bienes materiales. Un rico se siente pobre cuando siente la carencia de algo material, cuando se le daña el carro, el televisor, cuando no tiene joyas, etc. Por eso la carencia de bienes o el sentir esas carencias es la experiencia original. Es la experiencia que toda persona, de cualquier clase social y de cualquier parte, puede tener.

Notemos que no se dice, bienes materiales necesarios, sino simplemente carencia de bienes materiales, y esto porque el concepto de "lo necesario" es relativo y, además, comparativo, por ejemplo, un indígena no se siente pobre sino cuando llega a la ciudad y lo hacen vivir la pobreza. La persona mientras no sea consciente de las carencias, no se siente pobre, aunque de hecho carezca de muchos bienes, y al contrario, sufre la carencia de algo y se considera pobre, aunque por otra parte tenga abundancia de bienes.

A partir de esta descripción de pobreza como carencia o como sentimiento de la carencia de bienes materiales, se dan dos manera de ver al pobre:

1. El concepto clásico de origen europeo, que es la manera tradicional que ha dominado en el pasado en forma generalizada en todo el mundo y que ha influenciado y sigue influenciando el pensamiento universal.

2. El concepto latinoamericano, que surge a través de la experiencia de estos países, sirve de base para la Teología Latinoamericana.

 

 

CONCEPTO CLÁSICO O EUROPEO DE POBRE

1.- Cómo se presenta

Se parte del sentido original de pobre: pobre es el que carece de bienes materiales, pero inmediatamente se le da un calificativo moral: se miran esas carencias como algo malo. Ser pobre, es una desgracia, es algo negativo, es ser menos, y aunque se le reconozcan ciertos valores, de todas maneras, se debe eliminar la condición de pobreza porque es destructora.

Así pues, si ser pobre es algo malo, la actitud inmediata frente a la pobreza es que hay que suprimirla y para ello hay que buscar las causas. La reflexión frente a la condición de pobre es pues causal.

2.- Las causas

Las causas de la condición del pobre que ha elaborado la teoría clásica son:

a) El destino, la naturaleza o Dios.

Es la causa más común en la mentalidad de todo el mundo y que aparece muchas veces, aun en las páginas de la Biblia. Se es pobre "por de malas", porque "Dios nos hizo pobres", por el destino. Son frases que repite nuestro pueblo y que constituyen el subfondo de una mentalidad común.

b) Mala voluntad de las personas, ya sea del rico o del pobre.

Ante todo la mala voluntad del rico. Ya aparece en la Biblia y es lo que muestran los textos de los primeros Padres de la Iglesia, reflejando aquí también el sentir común: la pobreza se debe a la mala voluntad de los ricos. A que ellos acumulan lo que a los otros les hace falta.

La mala voluntad del pobre. "Los pobres son perezosos", "no saben ahorrar", "no les gusta trabajar", "malgastan todo", dice la gente. Se es pobre porque se quiere ser pobre. Son de todas maneras la forma como se justifica la razón de ser de la pobreza.

c) El Sistema Social.

La tercera causa es la estructural: la pobreza se debe a un sistema. Es la estructura social la culpable de la pobreza y de la existencia del pobre. Esto fue lo que introdujo Marx y ha llegado a ser patrimonio común del pensamiento actual. Marx lo expresa muy bien en una frase clásica: "no es el capitalista el que es malo, es el sistema". En este sentido no se habla tanto de pobre, sino de "empobrecido".

 

 

3. - Consecuencias

Las consecuencias de la concepción clásica son las siguientes:

1) La visión que se tiene de la existencia pobre es negativa, ser pobre es una cosa mala. Por eso hay que acabar con la pobreza.

2) Esta manera de mirar al pobre determina todas las actividades que se han tenido y que se continúan teniendo con el pobre, así:

Si se asume que la causa es el destino, la naturaleza o Dios, toda la actividad frente al pobre debe ser de beneficencia. Se acude entonces, a las obras de caridad, de asistencia o de beneficencia para solucionar el problema del pobre.

Esta forma de pensar aparece, por ejemplo, en las reflexiones de algunos Obispos latinoamericanos que proponen la opción por el pobre de esta manera: "Hay que optar por el pobre de la misma manera que en una casa, cuando hay un enfermo o un débil mental, toda la preocupación va hacia él". Es decir, así como la enfermedad es causada por la naturaleza, lo mismo pasa con la pobreza, por eso se debe tener compasión de los pobres, porque ellos no tienen la culpa de su desgracia y hay que ayudarles a través de la caridad. Se debe tener una preferencia por el pobre, ya que le tocó ser pobre. Es la mentalidad que subyace también en muchas obras sociales, que ordinariamente tienen una aceptación grandísima en la sociedad.

Si la causa es la mala voluntad del rico, la actividad se enfoca en una línea de conversión y de educación del rico para que ayude al pobre. Es la explicación que aparece como justificación en los Colegios Católicos de las clases altas y de ciertos movimientos religiosos cuando se les cuestiona desde una perspectiva evangélica, ya sea su dedicación preferencial al mundo rico, o su falta de proyección social.

A las comunidades religiosas cuando se les cuestiona el no tener una proyección social, ellos responden que sí la tienen, porque buscan la conversión del rico, y si éste se convierte, va a cambiar necesariamente de comportamiento. Y agregan que el Evangelio tiene que tocar únicamente el espíritu sin necesidad de meterse en política, porque consiguiendo la conversión del rico se va a lograr que varíe su comportamiento con el pobre, ya sea haciendo caridad o cambiando las leyes. Muchas universidades católicas tienen esta orientación: si se educa bien a los ricos, que son los que van a dirigir el país, entonces éstos cambiarán.

Si se asume que la causa de la pobreza se debe a la mala voluntad del pobre, el trabajo debe estar centrado en una tarea de promoción y de educación del pobre, enseñándole a ser precavido, a que ahorre, que abandone costumbres negativas como los vicios del juego, el alcohol etc.

Si la causa es el sistema social, las actividades son de cambiar el sistema y de capacitar políticamente al pobre, para lograr cambios reformistas o revolucionarios del sistema. Esta dirección fue la que primó en la década del setenta. Si quienes trabajan con el pobre no lo concientizan y politizan, se decía, terminan siendo cómplices de toda la destrucción del pobre. Por eso cualquier otra tarea que se haga con el pobre era considerada como ineficaz y alienante.

Esta ha sido la actitud en general de los grupos de izquierda. Un caso extremo es el de "Sendero Luminoso" que se oponía a todo trabajo social y de promoción comunitaria, porque cualquier tipo de actividad que no fuera una política encaminada a terminar con el sistema estaba descalificada porque atrasaba la revolución, porque ésta se apuntala en la necesidad de agudizar las contradicciones.

3) Toda actividad con el pobre debe buscar primordialmente quitarle las carencias materiales.

Si no se eliminan las carencias, toda actividad termina siendo alienante. Por ello es posible liberar al pobre, aun por la fuerza. Como pobre es quien carece de bienes materiales y esto es malo, en último término la liberación del pobre se logra cuando salga de su pobreza, es decir, cuando se le quiten las carencias materiales.

Es así como en los estados socialistas cuando el pobre se oponía a los cambios del sistema era porque no tenía conciencia y, por consiguiente, se le podía liberar aunque se opusiera, porque se le estaba haciendo un bien.

4) Aunque la concepción clásica lleva implícita una valoración negativa del pobre, han surgido explicaciones que pretenden dignificarlo, más que todo a nivel de persona, pero no de su condición de pobre. Sin embargo, se han dado ciertas valoraciones positivas del pobre como son la valoración humanista, la religiosa y la política. Veamos como se presentan:

La humanista, es la más común y en ella al pobre se le valora no como pobre, ni por ser pobre, sino como persona y por ser persona. Como pobre no vale, pero sí como persona. Es lo que aparece en expresiones populares tales como "soy pobre pero honrado", "soy pobre pero de buena familia".

Detengámonos un momento a analizar estas expresiones: en el fondo, por una parte, reivindican el valor del pobre a pesar de ser pobre, pero por otro lado es una aceptación de que el pobre como pobre no vale, es una marca negativa que tiene la persona. Sin embargo, se puede argumentar que su condición de pobre no le ha hecho perder su valor de persona. De todas maneras lo que hay en la realidad es la negación del pobre como pobre.

Lo curioso de estas frases (soy pobre pero honrado, etc.), es que nunca se dicen del rico, porque al rico siempre se le ha reconocido su identidad como tal. En otras palabras significa que el rico merece que lo traten como rico, porque impone su carácter de rico; él no tiene que insistir en que le reconozcan su condición, en cambio el pobre sí tiene que hacerlo. "Yo vivo en un barrio popular pero soy honrado". A nadie se lo ocurre decir "Yo vivo en un barrio rico pero soy honrado". Es decir, bajo la apariencia de la valoración como persona, se le está negando al pobre su identidad de persona pobre.

La valoración religiosa es mucho más sutil y se basa en que en el pobre hay que reconocer a Dios, a Jesús. El pobre como pobre no vale, pero como a Dios se le ocurrió hacerse pobre entonces hay que querer al pobre porque Dios lo amó. Y como Dios se identificó con los pobres: "lo que hagan al más pequeño de estos mis hermanos a mí me hacen" (Mt.25.40), entonces "hay que amar a los pobres por amor a Dios".

¿Es este el sentido exacto de la posición evangélica? Seguramente no. Esto lo veremos en el capítulo quinto. Por ahora digamos solamente que si se quiere comprender el sentido del pasaje evangélico es preciso ir más lejos y preguntarse: ¿Por qué Dios escogió a los pobres? Esto nos dará quizás el auténtico sentido religioso del pobre.

El famoso filósofo francés M. Merleau-Ponty que en su época de estudiante llegó a ser presidente de la Unión de Estudiantes Católicos y que después se volvió ateo, decía que él había perdido la fe cuando se dio cuenta que los cristianos amaban a los otros, sólo por amor a Dios y no porque reconocieran los valores del otro.

Exagerando un poco, de esta valoración religiosa se podría decir, viendo la manera como es vivida por muchísimas personas, que el pobre no vale nada, pero como a Dios le dio por hacerse pobre, hay que respetar esta actitud del Señor sin cuestionarse el por qué Dios se hizo pobre, y qué vio en el pobre para Él asumir su condición. No se valora al pobre como pobre, pero por amor a Dios se hace un sacrificio para aceptarlo. Esto piensan y sienten muchas personas. Al cristiano corriente le cuesta mucho descubrir que el pobre vale, no sólo como persona, sino en su condición de pobre.

La valoración política es la que se da sobretodo en el marxismo, en donde hay un avance al reconocer la valoración del pobre como clase portadora de un hombre nuevo.

Sin embargo, en el fondo, para el marxismo el pobre interesa sólo como fuerza política; por eso el pobre miserable y marginado, es inútil y desechable, en él no se puede confiar. Por ello Marx utilizó la palabra "lumpen" para hablar de los pobres de más bajo nivel. Lumpen en alemán significa "trapo sucio". Es decir, el pobre que sirve como fuerza política vale, pero el que no tiene conciencia política daña los trabajos políticos. El hombre nuevo que surge de la revolución lo aporta, no el pobre como tal, sino el proletariado como fuerza, como clase, que son los que hacen la organización política.

Así, pues, el pobre como pobre no vale. Sólo vale si tiene conciencia política. Por eso es normal que al perder el pobre su valor de fuerza política con la caída del llamado "socialismo real", haya perdido igualmente todo interés político.

También existen unos intentos de valorar al pobre como pobre, que aparecen en algunos escritos de autores europeos con el título de "Con los Pobres, contra la pobreza". En realidad, el sentido del primer término, "Con los pobres" es "con los pobres como personas", pues no se puede estar con los pobres como pobres y al mismo tiempo estar contra la pobreza, ya que lo que hace la condición de pobre es precisamente la pobreza.

Como conclusión, podemos decir que en el concepto tradicional de pobre, la pobreza es lo que impide la realización de la persona, y por eso hay que luchar por eliminarla. El pobre no llega a ser realmente persona sino en la medida en que se le arranque de su condición de pobre. A esto se resume toda la lucha por el pobre.

Aunque se presenta como una lucha profundamente humanista, en realidad es por sí misma negadora de la condición de pobre. Para ellos, toda actividad con el pobre debe propender por quitarle la pobreza para que llegue a ser persona, porque mientras el pobre permanezca como pobre, estará disminuido en su condición de persona.

4. - Juicio crítico sobre el concepto clásico de pobre

Crisis en las actividades con el pobre

Ante todo constatamos que hoy todas las actividades con el mundo pobre han entrado en crisis, no porque se descubran como falsas, sino porque aparecen cuestionamientos nuevos dignos de tenerse en cuenta.

Veamos brevemente algunos de ellos.

La beneficencia

Ésta que fue la posición clásica durante siglos como forma de ayuda a los pobres, hoy se cuestiona, a veces, muy radicalmente. Cuando se descubre la raíz estructural de la pobreza, muchísima gente critica estas obras y las tilda de paternalistas. Pero, sin que se tenga un rechazo por la beneficencia, hay que preguntarse: ¿Basta simplemente la ayuda material? ¿Es siempre benéfica para el mismo pobre?

Darle lo material al pobre, le alivia ciertamente sus carencias materiales, pero, ¿no le quita al mismo tiempo su dignidad de persona, impidiendo que se sienta responsable de su propia vida? ¿No son en último término las obras de beneficencia una complicidad con un sistema y unas estructuras que producen esos pobres a los cuales la beneficencia ayuda? Vale citar una frase de Monseñor Helder Camera: "Cuando le ayudaba a los pobres, todo el mundo me decía Santo, y cuando me preocupé por buscar y denunciar las causas de la pobreza, todo el mundo me llamó Comunista".

¿Significa que se deban suprimir en forma total las obras de beneficencia? Lo que se debe buscar es no limitar la ayuda al pobre a meras acciones caritativas. La beneficencia es destructora cuando no promueve al pobre, cuando le crea dependencia y lo acostumbra a recibir la limosna, pero por otra parte es evidente que la beneficencia es necesaria. Existen situaciones de extrema pobreza o casos de catástrofes que la requieren, fuera de que es una práctica con la que se expresa solidaridad y afecto.

Puede suceder como le ocurrió a unos religiosos de un barrio popular que decidieron no volver a dar limosna, y un día oyeron que un mendigo le decía a otro: -"Donde los curas no pidamos, que ellos no nos dan, seguí donde el vecino". ¡Resulta que en el barrio ellos eran los únicos que no les daban a los pobres! ¿Qué hacer entonces? ¿Cómo replantear toda la cuestión de la beneficencia?

Las obras educativas y los llamados a la conversión

Realmente muchas de las situaciones del pobre son producto de la mala educación (ejemplo: los malos hábitos alimenticios, la falta de organización, etc.). Pero la educación por sí sola no basta. Existen otras situaciones y causas que condicionan la vida del pobre, que no se pueden enfrentar con actividades educativas. Además, las preguntas que hay que hacerse son: ¿educar para qué? ¿hacia dónde apunta la educación del pobre? ¿promover al pobre para qué? ¿para que se haga rico?, es decir, ¿para que deje de ser pobre?

Lo mismo se puede decir de las llamadas a la conversión, éstas ciertamente tienen un valor. De hecho toda renovación religiosa viene de una llamada a la conversión, ¿pero basta esto?, o quizás más profundamente hay que preguntarse: ¿en qué consiste la conversión evangélica? ¿dónde se da el auténtico encuentro con Dios, punto de partida de toda conversión?

La revolución, el cambio social.

La caída de los países del Este ha sido un golpe mortal para toda la lucha por el pobre. De repente toda esta orientación hacia el cambio de estructuras, entra en una profunda crisis. ¡Se cambiaron las estructuras y el resultado fue peor! Fue el mismo pueblo el que derrumbó los regímenes construidos "por el pueblo y en servicio del pueblo". Pero aquí se plantea el mismo problema: ¿Esto qué quiere decir? ¿será que el sistema social no es causa de la pobreza? ¿y que no hay que cambiar el sistema? ¿será que el capitalismo sí trae bienestar para el pobre? ¡Evidentemente que no!, entonces, ¿qué hacer?

En consecuencia frente a la crisis de las actividades con relación al pobre, la pregunta es: ¿hay que actualizarlas y modernizarlas?, o el problema consiste ¿en qué el concepto de pobre que subyace y que determina estas actividades, ya no es válido?

Esta segunda opción es la que se propone en este libro, o sea, la de cuestionar el concepto de pobre que se ha manejado en la realización de las diferentes actividades con el pobre. Pensamos que la crisis no está propiamente en las actividades -que de hecho se tienen que actualizar y modernizar-, sino en el concepto de pobre que se ha venido manejando. De todas maneras hay que hacer actividades, pero, éstas deben estar sustentadas en otro concepto de pobre que permita realmente ponerlas al servicio del pobre como pobre.

El concepto clásico de Pobre, hoy es insuficiente

En la actualidad existen una serie de planteamientos y cuestionamientos absolutamente nuevos, que muestran que el concepto clásico de pobre es insuficiente. Ellos son:

1) El pobre no se debe desclasar.

2) Es preciso que el pobre sea sujeto de su propio desarrollo.

3) El pobre debe mantener su identidad de pobre.

4) Hay que "hacerse como los pobres", "hay que vivir como los pobres"

Esto último se plantea sobre todo en la búsqueda que hace hoy toda la Iglesia latinoamericana, y en especial las comunidades religiosas de acercarse al mundo pobre y de ir a vivir entre los pobres. Vamos a ver un poco en detalle cada uno de estos planteamientos y a constatar cómo en el fondo son incompatibles con el concepto clásico de pobre.

El pobre no se debe desclasar

Se dice con frecuencia que el pobre se desclasa, porque cuando sale de su condición de pobre reniega de su grupo, se vuelve arribista, pretende subir cada vez más, busca tener y tener, como una compensación por sus carencias anteriores.

En relación con la vida religiosa también se argumenta que la persona pobre se desclasa porque en su hogar padece carencias, que no sufre en el convento.

Mirando este cuestionamiento con el concepto clásico de pobre nos preguntamos: ¿Qué significa no desclasarse? ¿Qué significa mantenerse fiel a su clase? Porque si ser pobre es una desgracia, necesariamente tiene que desclasarse, es decir, al promoverse tiene que dejar de ser pobre, abandonar su condición de pobre. A no ser que no desclasarse vaya a significar simplemente luchar por los de su "antigua" clase, lo que en realidad es demasiado superficial. Dentro del concepto clásico de pobre no se le puede pedir al pobre que no sea arribista, ya que desde niño se le está mostrando y diciendo que ser pobre es una desgracia.

¿Cómo puede pedírsele que cuando tenga oportunidad de salir de la pobreza no se desclase, que no se deje ilusionar por el mundo del rico y la sociedad del consumo, cuando toda la publicidad le está mostrando que poseer televisores grandes, lujos y joyas, es necesario para ser persona? Qué vestirse con ropa de marca, es necesario para atraer las amistades y la valoración social... En síntesis, si se ha vivido con unas carencias angustiantes no se le puede pedir al pobre que no busque acomodarse en una nueva clase social.

Una religiosa de un medio bastante pobre me contó un problema que tuvo con su Superiora. Una noche le pidió una cobija de más, porque estaba haciendo mucho frío. La Superiora le dijo que no había posibilidad de buscarla en ese momento, que ella podía sacrificarse pensando en los pobres que no tenían con qué cobijarse. La religiosa estalló en llanto porque se acordó que ella apenas tuvo su primera cobija a los 7 años, ya que antes se había cobijado con costales, y ahora le parecía injusto que se le pidiera regresar a su condición anterior.

Es bien conocida la canción de Alí Primero: Muchacho hijo de obrero/ no te rindas a esta gente por el dinero/ si tu mamá se fregó por ti/ si tu papá se fregó por ti/ no des la espalda a tu gente/ vive consciente/ la lucha es aquí/.

¿Qué significa esto? ¿Qué quiere decir "no darle la espalda a tu gente?" ¿Significa solamente luchar en solidaridad con el pobre? ¿No es esto algo muy superficial y que tiene cierto sabor paternalista? Pensamos que con el concepto clásico de pobre estos interrogantes son imposibles de responder.

Ser sujeto de su propio destino

Al pobre se le pide que sea él mismo como pobre, sujeto de su propio destino. ¿Pero es esto comprensible y asumible, cuando siempre se le ha mostrado que ser pobre es una desgracia y se ha denigrado de esta condición? También aquí cabe preguntarse, ¿qué significa pedirle al pobre que se haga sujeto? ¿Sujeto como pobre o sujeto simplemente como persona? Con el concepto de pobre que se tiene no se le puede pedir al pobre que se haga sujeto como pobre, porque nadie puede hacerse sujeto de algo malo, de algo que lo destruye.

Mantener su identidad de pobre

Se critica al pobre porque cuando está fuera de su clase o cuando se promueve social o culturalmente, por ejemplo, cuando llega a ser profesional, pierde o reniega de su identidad de pobre. Pero también hacemos aquí el mismo planteamiento, ¿cuál identidad? ¿como persona simplemente o como persona pobre? ¿es posible encontrar y mantener la identidad de algo negativo? Lo negativo que tiene la persona se debe aceptar y asumir pero nunca puede ser elemento de identidad.

Hacerse como los pobres

En el plano religioso después del Concilio Vaticano II, sobre todo en la Iglesia Latinoamericana, se dice mucho "hay que hacerse como los pobres", "hay que ser como los pobres". Se critican muchas actitudes y muchas situaciones de la Iglesia y a las comunidades religiosas con el argumento de que "así no son los pobres", "eso no es de una persona pobre". ¿Qué se quiere decir con todo esto? Frases incomprensibles en el contexto clásico de pobre. Porque si ser pobre es algo malo, yo no puedo buscar para mí lo que es malo en los otros.

"Mi única actitud es luchar contra la pobreza". Muchas veces he oído este planteamiento de personas religiosas para quienes optar por el pobre es simplemente luchar para que salgan de su pobreza, pero de ninguna manera hacerse pobre, porque dicen: ser pobre o es algo bueno o algo malo. Si es algo bueno, ¿por qué quitarle esta condición al pobre? Pero si es una cosa mala, ¿por qué buscar ser pobre? Se le pide al religioso que luche contra la condición del pobre, pero que a la vez permanezca él en esa condición.

Que el pobre mejore su vivienda, que tenga alimento nutritivo, que mejore en general sus condiciones de vida, pero que el religioso sea más pobre, y que busque para él lo que le está quitando al pobre, es un razonamiento contradictorio e ilógico.

La actitud que se toma frente a las enfermedades nos puede ayudar a ver la contradicción que hay al valorar la pobreza a partir de este concepto clásico de pobre. Se le dice al enfermo que tenga valor, que con fortaleza será capaz de salir adelante, porque a pesar de la enfermedad se le reconoce su condición de persona. De ninguna manera se le dice "te felicito, qué bueno que estás enfermo". Se reconoce que la enfermedad es una cosa mala, pero tampoco a nadie se le ocurre buscar enfermarse para solidarizarse con el enfermo.

Insistimos, en que el concepto que se tiene del pobre no permite afrontar estos problemas, por lo tanto es insuficiente, es inadecuado para enfrentar los nuevos planteamientos sobre el pobre.

Más radicalmente, este concepto de pobre es inaceptable

Yendo más lejos, decimos que este concepto clásico de pobre no sólo es insuficiente por lo que hemos expresado, porque no permite enfrentar la nueva problemática del pobre, sino que es radicalmente inaceptable por dos razones: primero, le niega al pobre su identidad de pobre, y segundo, presenta implícitamente al rico como modelo de hombre.

El concepto tradicional de pobre, le niega al pobre su identidad de pobre; se le mira como persona, pero no como persona pobre. En cambio el rico tiene identidad como rico, nadie siente vergüenza de presentarse como rico, pero sí como pobre. En una "hoja de vida" se saca todo lo que se tiene de rico, pero se oculta lo que se tiene de pobre, porque el pobre no tiene identidad. La sociedad capitalista no sólo destruye al pobre económicamente, sino lo que es peor, lo destruye síquica y moralmente. Le quita su identidad de pobre.

Este concepto de pobre implícitamente presenta como ideal el modelo del rico, porque si ser pobre es una cosa mala, lo bueno es ser rico. No sólo se niega la identidad de pobre, sino que se presenta como modelo la existencia rica. Si el pobre no vale porque carece de bienes materiales, y estas carencias hay que quitarlas, implícitamente lo que se dice es que el ser rico es lo que vale y tener bienes materiales es lo que valoriza la persona.

La televisión y la publicidad son los medios por excelencia para presentar la imagen del pobre sin identidad y sin valores, cuando buscan introducir todo lo de la existencia del rico como lo único valioso y deseable. En las telenovelas, por ejemplo, se aprecia con más intensidad esta intención de negar toda la identidad y valores del pobre. Vivimos un mundo que lucha por mostrarnos como ideal, la vida del rico.

 

 

CONCEPTO ACTUAL DEL POBRE DE ORIGEN LATINOAMERICANO

Ya hemos visto cómo al pobre se le ha negado su identidad desde siempre, y para que pueda ser realmente persona tiene que volverse rico. Frente a esta situación se ha venido elaborando un nuevo concepto de pobre en Latinoamérica a partir de la reflexión teológica propia del Continente. Ella busca presentar un concepto de pobre que exprese la realidad positiva del ser pobre y permita replantear las actividades con el pobre, que ni lo desclase ni le niegue su identidad de pobre.

En esta parte se verán tres aspectos: Cómo se presenta. Consecuencias. Juicio crítico.

1. - Concepto latinoamericano de pobre

El concepto latinoamericano de pobre parte del concepto universal de que pobre es el que carece de bienes materiales o siente las carencias. Pero la perspectiva nueva es que en el concepto clásico se le da a las carencias un calificativo moral, se dice que la pobreza es un mal. En el nuevo concepto se le da un calificativo existencial, es decir, que el carecer de bienes materiales, no es una cosa mala, tampoco es una cosa buena, es un simple dato de existencia. En esta forma se rompe el dilema moral entre bueno y malo. Es lo mismo, v.g. que decir que el europeo es blanco, el africano es negro, el americano es cobrizo. Son datos que no tienen ninguna connotación moral, porque no representan un juicio de valor.

Si se parte de que las carencias son simples datos de existencia, la reflexión no se orienta en sentido causal sino existencial: se busca ante todo ver qué significan en el pobre esas carencias y qué efectos le están produciendo.

La carencia de bienes materiales hace que la persona mire la realidad de una manera que le proporciona una experiencia propia de la vida; le da una forma peculiar de sentir la vida. v.g.: no se mira el transporte de la misma manera, si se tiene coche o si no se tiene; la actitud como cada quien se sitúa frente a los demás es diferente si se tienen o no bienes materiales.

Las carencias tienden a producir destrucción o deterioro, porque le impiden a la persona desarrollar sus capacidades de vida. Así por ejemplo, el no poder estudiar ni desarrollar la inteligencia. Un niño desnutrido no puede tener la misma capacidad intelectual que otro bien alimentado, porque en el desnutrido se produce un deterioro en sus potencialidades de hombre. En ambos casos se dan distintos niveles de destrucción.

En la visión clásica del mundo pobre, todo el análisis se hace desde las carencias mismas. En la visión latinoamericana está centrada en las vivencias de esas carencias y en la destrucción que producen. Precisemos un poco:

Primero, el carecer de bienes materiales produce una manera propia de mirar el mundo, una visión del mundo que se expresa a través de valores o antivalores. Por el momento no afirmemos si son auténticos o no, porque se requiere una reflexión posterior. Simplemente se afirma que las carencias materiales marcan el ser de la persona dándole una manera propia de mirarse a sí mismo, de mirar a los demás y de mirar la naturaleza.

Segundo, el carecer de bienes materiales puede producir una destrucción del pobre. Destrucción que se puede definir como un deterioro físico o síquico que impide a la persona realizar sus potencialidades humanas. De esta manera, no se empieza diciendo que la condición de pobre es mala, se dice que en el pobre hay una destrucción, un deterioro y luego se dice que esa destrucción es la mala. No se califica al pobre, se analiza que el pobre por carecer de bienes materiales puede llevar una existencia destruida, lo cual sí es un mal.

Tercero, la visión del mundo que tiene el pobre (con sus valores y antivalores) es inseparable de las carencias, pero no se identifica con ellas. La visión del mundo del pobre es inseparable de las carencias, es decir, no se pueden dar si no se dan las carencias. Por ejemplo, el compartir, que es una característica típica del mundo pobre, no se da si de hecho no hay una renuncia, una entrega de bienes materiales.

Pero esta visión del mundo pobre, no se identifica con las carencias. Es decir, no basta con carecer de bienes para que se tenga esta visión Las carencias por sí solas no proporcionan los valores de la existencia pobre, por el contrario, cuando son extremas producen la destrucción, sustituyendo valores por antivalores. Sin embargo, aun en las personas más destruidas, como un pordiosero o una prostituta, aparecen comportamientos que revelan los valores que son propios del mundo pobre.

Cuarto. La destrucción del pobre es inseparable de sus carencias, pero no se identifica con ellas. La destrucción es inseparable de las carencias. Es decir, la destrucción es el producto de las carencias. Por ejemplo: la desnutrición, la falta de educación, la poca esperanza de vida del pobre, son el producto de las carencias materiales y si se quiere quitar esa destrucción, necesariamente hay que atacar las carencias.

Pero también decimos que esa destrucción no se identifica con las carencias. Cuando se expresa que la destrucción del pobre no se identifica con las carencias, significa que no basta con tener carencias para que siempre se produzca la destrucción. Tal es el caso concreto de las carencias que se asumen voluntariamente: pueden ser aun mayores que las de los pobres y no por eso la persona se siente destruida. En América Latina es conocida la vida del hermanito Enrique (de los hermanitos de Jesús del Padre Foucauld) quien desde hace más de 30 años recorre los países de Latinoamérica compartiendo la vida de "la gente de la calle". Materialmente es un pordiosero y tiene las carencias materiales de los que viven en la calle, pero esas carencias, no sólo no lo destruyen, sino que le permiten vivir su vocación.

Quinto. La destrucción del pobre es de tipo existencial y cultural. Lo grave no es carecer de bienes materiales, sino el efecto que pueden producir esas carencias. Por eso la pobreza no es una condición simplemente material, es una condición existencial: la persona a causa de las carencias materiales se siente destruida, siente que no es reconocida como persona.

Ejemplos de personas destruidas

Veamos algunos ejemplos que permiten comprender cómo la destrucción del pobre es fundamentalmente existencial.

a) Destrucción de un trabajador.

Un hombre se me acercó a pedirme un certificado de buena conducta para trabajar. Como hacía poco lo había visto trabajando en una construcción, le pregunté: por qué lo necesitaba, si él trabajaba. Él me respondió que lo habían despedido. Ante la pregunta de por qué lo despidieron, me dijo con bastante vergüenza, que por haberse robado una herramienta y me explicó: - Padre, yo nunca he robado nada, pero la semana pasada mi señora llegó al lugar del trabajo con mi niño enfermo, a quien el médico le había recetado unas medicinas; no tenía dinero y le pedí al supervisor que me prestara, pero éste no lo hizo, yo me desesperé y pensé que no podía dejar morir a mi hijo; por eso resolví sacar una herramienta para empeñarla, pero cuando traté de sacarla, el portero me sorprendió con ella y entonces me despidieron. Yo nunca había robado nada, pero no sé que me pasó. Créame Padre, que yo no soy un ladrón.

El problema de la destrucción de esta persona no está en no tener dinero para conseguir las medicinas, sino en que por no tener dinero tuvo que robar y eso lo hace sentirse destruido como persona.

b) Destrucción de una madre de familia

Una señora llegó a mi despacho a pedirme que quería confesarse conmigo. De inmediato se puso a llorar y dijo que ella tenía dos crímenes que creía que Dios no se los perdonaba. Contó que había quedado viuda con 8 hijos y no había sido capaz de "soportar la pobreza" (Yo en un principio, no entendía el por qué muchas personas se confesaban de "no poder soportar la pobreza").

La señora continuó que ante tantas dificultades ella le dijo a una hija: "Vaya mija a buscar trabajo, pero si no lo encuentra consiga hombres". Y así mi hija se dedicó a la prostitución y hace dos años que desapareció, por eso Padre, yo maté a mi hija. A otro de mis hijos también lo mandé a conseguir trabajo y le dije que si no lo podía hacer que robara, porque no nos podíamos morir de hambre, y hace poco, robando lo mataron. Yo también maté a mi hijo.

La destrucción del pobre está, pues, en que por causa de la pobreza, ésta los induce a hacer cosas que no querían hacer y que lo destruían como persona. En ese momento entendí el por qué la gente pobre se acusaba de "no saber soportar la pobreza". Esta expresión significaba que para ellos la pobreza los había llevado a cometer actos que los destruían.

c) Destrucción de un niño.

Llegó un niño a mi cuarto del Barrio Popular y me ofreció en venta un juguete viejo. Yo no le hice caso, pero él insistía, lo miré, y vi que tenía los ojos llorosos. Le pregunté por qué lloraba, y él me dijo que en su casa no había comida y que su mamá lo había mandado a pedir limosna, pero que a él le daba vergüenza. Ella le pegó y lo echó de la casa diciéndole que no volviera sin llevar algo a la casa. El niño terminó diciéndome que como lo único que tengo es esto (el juguete), lo estoy vendiendo. Yo le di unas monedas. Inmediatamente al niño se le salieron dos lágrimas y me dijo: "Tome pues" y me quiso dar el juguete. Luego, a los ocho días vi al niño en el centro de la ciudad pidiendo limosna; cuando él me vio salió despavorido y nunca más lo volví a ver.

Ahí también se descubre la destrucción del pobre. El niño propiamente no sufría por las carencias, sino porque a causa de ellas se vio obligado a vender lo único que tenía y obligado a hacer lo que le daba vergüenza. En este niño queda una destrucción de por vida. Ese niño ha quedado para mí también como el símbolo y la expresión de estos pueblos pobres: que se ven obligados a vender lo único que tienen y que los hace vivir.

Como conclusión podemos decir que este es un enfoque distinto al del marxismo y al del capitalismo, porque en estas corrientes el problema del pobre se enfoca sólo como económico, o sea, que se centra en las carencias materiales. En el enfoque latinoamericano, sin que deje de importar lo material, el análisis se centra en las consecuencias de las carencias, no en las carencias en sí mismas. Ello no implica pasar de lo material a lo espiritual, sino tener como base lo material para comprender la destrucción de la persona, que es de tipo primordialmente existencial: el pobre aparece como un no hombre, lo que analizaremos más adelante.

Esta nueva concepción sobre el pobre tiene grandes implicaciones en el trabajo con el pobre. En la visión clásica, todo el trabajo con el pobre debe empezar por lo económico, pero en esta visión (la que presentamos en este libro), se debe empezar valorizando su visión del mundo y atacando su destrucción, que es existencial, y desde ahí, atacar lo material. El problema del pobre se desplaza entonces, de lo material a lo existencial y desde ahí se mira lo material.

En esta forma se dirime la dualidad con que se ha manejado el trabajo con el pobre, cuando se queda sólo en lo material o cuando se limita a los aspectos de tipo educativo o espiritual.

 

2. - Consecuencias de este nuevo concepto de pobre

Primera consecuencia. Se presenta una imagen positiva del pobre

El pobre es una persona que tiene algo que lo caracteriza, que lo identifica como pobre: es su visión del mundo, y a la vez tiene una tarea, liberarse del deterioro físico o existencial que padece a causa de las carencias materiales. En el concepto clásico de pobre, a éste se le define por lo que no es, o sea, por sus carencias.

Aquí, en cambio, el pobre se define por lo que es: él tiene una manera de mirar el mundo y una destrucción que se convierte en tarea a realizar, salir de ella. Lo negativo, sin dejar de ser negativo, se transforma en tarea, es algo parecido a lo que se le dice al enfermo, usted está enfermo, pero debe recobrar la salud. En este sentido no es lo mismo ver la destrucción, como una marca, como una tara, a verla como un reto.

Segunda consecuencia. Al pobre nadie lo puede liberar

Si el problema del pobre estuviera en las carencias materiales, otros lo podrían liberar. Pero si el problema está en los efectos que producen esas carencias, entonces, nadie lo puede liberar. Él es el único que puede descubrir el valor de su visión del mundo, y el único que puede luchar contra su destrucción. Se le puede ayudar, para que él mismo se libere, ya que nadie puede imponer los valores a la persona. A alguien se le pueden imponer condiciones materiales, pero no se puede obligar a vivir unos valores.

Sin embargo, esa tarea se tiene que hacer con otros, como toda tarea humana. Freire dice: "Nadie se educa solo, nadie educa a otro, todos nos educamos con los otros". Del mismo modo podemos decir: "nadie libera a otro y nadie se libera solo, es misión que se consigue en común". Por eso el pobre necesita de los otros para que lo ayuden, pero es el pobre, quien se tiene que liberar.

Esta es otra diferencia entre la concepción clásica y la concepción latinoamericana. En la primera el problema básico es lo material, lo económico, que puede ser solucionado sin la participación del pobre. Pero en la posición latinoamericana la misión del pobre es que asuma sus valores y luche contra su destrucción. Esto nadie puede hacerlo por él, es decir, que el pobre tiene que ser sujeto de su propia liberación. Así el pobre deja de ser "objeto de beneficencia", ese alguien a quien "hay que hacerle favores", y se convierte en una persona que necesita ayuda como cualquiera.

Al respecto veamos lo que expresa Leonardo Boff: "El común de las personas considera al pobre como aquel que no tiene nada (comida, casa, vestido, trabajo, cultura). Los que poseen bienes materiales, se dice, tienen que ayudarle a liberarse de su pobreza. Esta estrategia va cargada de buena voluntad y de recta intención; está en la base de todo asistencialismo y paternalismo históricos, pero no es eficiente ni suficiente. No libera al pobre, ya que lo mantiene en un estado de dependencia; peor aún, tampoco valora el potencial liberador del pobre. Pobre no es el que no tiene nada; porque tiene una cultura, tiene capacidad de trabajo, de colaboración, de organización y de lucha. Solamente cuando el pobre confía en su potencial y opta por otro pobre, se crean las verdaderas condiciones para una auténtica liberación. El pobre se transforma en sujeto responsable de su propia liberación; se convierte en un ser libre capaz de autodeterminarse para la solidaridad con el otro distinto de él"

Tercera consecuencia. El trabajo con el pobre tiene que buscar que éste desarrolle su propia visión del mundo y que luche contra su destrucción.

O sea, que viva los valores de su clase y que luche contra su destrucción. Con esta premisa se pueden redefinir todas las actividades que se emprendan con el pobre. La cuestión de la ayuda material depende de que se cumpla lo anterior, porque muchas veces las ayudas materiales hunden más al pobre. Ayudarle económicamente para que se haga rico y termine explotando a los otros, asumiendo prácticas arribistas, ¡no es un resultado muy halagador!

Las ayudas valen si promueven al pobre a ser más persona, de lo contrario lo destruyen. Por eso el cómo ayudar es muy importante y la ayuda debe ir a que él descubra sus propias potencialidades. El problema no está en las actividades mismas en favor del pobre, sino en la manera de realizarlas y en sus objetivos, como veremos enseguida.

Cuarta consecuencia. Se crean nuevas actitudes para el trabajo con el pobre

Respecto a las actividades tradicionales frente al pobre, la cuestión está en cambiar el concepto de pobre que subyace, y hacerlas desde esta nueva visión de pobre. De ahí que la pregunta no va a ser si hay que hacer beneficencia o no, si hay que educar o no, si hay que concientizar o no, sino, si esa actividad (que se hará según el contexto y la situación del pobre) le ayuda o no al pobre a desarrollar sus valores y a luchar contra su destrucción. Esto es lo que la hace auténtica y válida.

Teniendo esto presente podemos decir que hay ciertas actitudes que deben aparecer en toda actividad que se desarrolle con el pobre, a saber:

1) Darle prioridad a la relación interpersonal de respeto, valoración, comprensión. Es el punto de partida de toda actividad con el pobre porque es el núcleo y el centro que toca su situación. 2) Enfrentar ante todo sus necesidades básicas. 3) En la ayuda al pobre hay que distinguir entre dar y compartir, entre asistir y ayudar. 4) En caso extremo de sobrevivencia, la preocupación primera es salvar el valor fundamental, que es la vida humana.

1) La relación interpersonal, es decir, el trato personal directo, en el que el pobre es reconocido y tratado como persona, es el punto de partida y lo primordial en el trabajo con el pobre. Esto se fundamenta en una razón de carácter existencial: si el pobre por carecer de bienes no se siente persona, entonces lo prioritario es partir de lo existencial, es decir, hacerlo sentir que él, como pobre, es persona, a través de una actitud de respeto y valoración de su persona.

Empezar por la relación interpersonal cargada de auténtica valoración y respeto al pobre es empezar tocando el centro de su condición de pobre, y es lo que hace desaparecer la sensación de impotencia que se siente cuando se trabaja con él o se comparte su vida. Como las carencias materiales son, por así decirlo, infinitas, cuando se vive o se trabaja en medio popular, el no poder solucionarlas o al menos enfrentar esas necesidades, desgasta profundamente.

Por eso la mejor manera de ayudar al pobre es haciendo que él se valore como persona pobre y desde esta perspectiva se empiezan a solucionar las necesidades materiales. No se trata de una posición pasiva, sino que es haciéndole sentir al pobre que vale y, como él vale, debe luchar por las necesidades básicas. Se trata, pues, de una motivación y un punto de partida para la acción.

En el capitalismo se dice que el pobre debe tener para poder valer, en cambio, en esta visión del pobre se parte de que él vale, y que precisamente porque vale no puede carecer de lo necesario. Y como pobre tiene derecho a solucionar sus necesidades básicas.

Algunos sostienen que si no se comienza por la solución material, induce a la resignación de la gente. A juicio nuestro, es todo lo contrario. Si le decimos al pobre: "ustedes son hombres y son los portadores del hombre nuevo, no es justo que duerman en el suelo, no es justo que aguanten hambre, así que no pueden esperar a tener dinero, para lograr la dignidad". Es motivarlo a la acción, es hacerle tomar conciencia desde sí mismo de la necesidad de luchar por cambiar su situación.

Y precisamente, lo que más hace despertar la autoestima de la persona es la relación interpersonal. Por eso el mal trato, el desprecio, ahondan la destrucción del pobre. El excesivo normalismo o actitud moralista de muchas personas que creen hacer un bien cuando le enrostran al pobre su manera de vivir o sus defectos, es fatal, es hundirlo aún más.

De lo que se trata es de aplicar una pedagogía donde partiendo de la valoración, se le promueva a que enfrente la solución de sus necesidades. Por consiguiente, hay que hacerle sentir los valores y las posibilidades que tiene y desde ahí, ayudarle a que luche contra lo que lo destruye.

Dos anécdotas son ilustrativas:

a) Una muchacha europea que vino a visitarme al Barrio Popular dijo que estaba muy impactada con la pobreza de la gente, y me preguntó qué estaba haciendo ante esto. Le expliqué que yo no podía acabar con todas esas carencias, pero que les daba compañía, amistad, y que con mi presencia les hacía sentir que valían, y desde allí les ayudaba a que ellos encontraran los medios para enfrentar su solución. El que una persona de otra clase social esté al lado del pobre y viva como ellos, es alentarles su autoestima e impulsarlos a que busquen solución a sus necesidades materiales.

La muchacha no quedó, ni lo más mínimo, satisfecha con mi respuesta. Me dijo que era hacer muy poco y que eso llevaría a la resignación. Yo le pregunté entonces, que cuánto tiempo llevaba en Colombia y qué le había hecho sentirse bien en nuestro país. Me contestó que la acogida y la bondad de la gente. Entonces, le analicé que ella podía tener todo el dinero que deseara y solucionar todos los problemas materiales, pero si carecía de un núcleo humano que la respetara y valorara, ella no podía sentirse bien. Si se carece de amistad, de sonrisas, de una valoración personal, la vida se hace insoportable, lo primordial es sentirse persona y desde ahí enfocar lo material.

b) Una mañana estaba meditando en el pequeño oratorio de la casa donde vivo -un barrio de invasión de la ciudad - cuando salió uno de los muchachos de la casa y dejó la puerta abierta. En esas un joven drogadicto que dormía en la calle, aprovechó la ocasión y se entró a la casa. Desde el oratorio yo sentí los pasos que se dirigían al teléfono -único objeto de valor que había en la casa-. Yo salí al encuentro del joven y le pregunté qué buscaba. Él se turbó y, vacilante, me preguntó si esa era la casa de "Don Joaquín".

Le respondí que no, que allí vivíamos unos jóvenes y yo, que era sacerdote. Él quiso salir corriendo, pero yo lo detuve y le pregunté si quería acompañarme a desayunar. Fuimos juntos a la cocina y le rogué que cuidara la leche que había puesto a hervir mientras yo buscaba el pan. Intencionalmente me demoré más de lo normal y al regresar encontré al joven frente al fogón. Cuando se despidió después del desayuno, me dijo: "Gracias, Padre, por el desayuno, pero más que todo porque confió en mi". A este muchacho lo que le llegó más, no fue lo material, sino el haberse sentido valorado como persona.

Como conclusión diríamos que el punto de partida para toda acción es fomentar los valores de solidaridad, de acogida, de amistad, y luego desde ahí enfrentar lo económico. Si se lucha por lo económico es porque se valora la persona en su condición concreta. Y por eso no hacer nada por lo económico es no respetar la dignidad de la persona. En otras palabras, el punto de partida es el reconocimiento de los valores y la dignidad del pobre como base de búsqueda de soluciones a la situación económica.

2) Enfrentar ante todo las necesidades básicas. Las necesidades básicas son el hogar, el trabajo y el futuro. El trabajo que da alimento, casa, salud y educación. La falta de solución a las necesidades básicas, es mala de por sí, aunque la persona no sea consciente de ello. Por eso el buscar satisfacer las necesidades básicas no es desclasarse. Es simplemente empezar por crear las condiciones mínimas para una existencia humana.

El siguiente hecho ilustra lo anterior: Yo vivo con cinco muchachos con los cuales formamos una pequeña comunidad (no de tipo religioso). Nosotros vivimos en forma modesta y cada uno tiene que trabajar para vivir. Tenemos un pequeño taller de artesanías en el que cada uno de los muchachos trabaja y consigue lo necesario para estudiar y responder a sus necesidades.

Un día uno de los muchachos se me acercó y me dijo que él se sentía traicionando su clase, porque en su casa nunca había tenido lo necesario; el padre salía a conseguir la comida del día, y su madre le repetía: "Mijo, pídale a Dios que a su papá le vaya bien, para que pueda traer algo de comer". Además, como era el único que estudiaba, se le hacía una tragedia el pedir dinero para los útiles, etc., ya que el papá se le enojaba, y le gritaba que trabajara, que él no iba a sostener "vagos".

"Por eso ahora que vivo aquí en esta casa", decía, "es la primera vez que me levanto tranquilo y que tengo comida, pasajes y forma de estudiar y de trabajar. Por otra parte, en la casa yo trataba de llegar lo más tarde posible, porque el ambiente era de peleas y de recriminaciones, mis hermanos se burlaban de mí y me llamaban "el sabio". En cambio, aquí, trato de llegar a tiempo para poder participar de las actividades del barrio y disfrutar del ambiente de la casa. Por eso yo me siento como si estuviera traicionando mi clase".

La explicación que le di fue la siguiente: usted debe distinguir entre un derecho y un privilegio. A usted aquí se le está reconociendo un derecho que en su casa no se le respetaba. Dentro de una sociedad donde a la gran mayoría se les están negando sus derechos básicos, el tenerlos, hace que uno se siente como un privilegiado. El tener casa, comida, trabajo y buen trato, es lo que Dios quiere para todo el mundo, por eso el carecer de, no es ningún valor. Usted debe preguntarse más bien, cómo maneja esa diferencia que ahora tiene con su familia. El que tenga lo necesario no debe servirle para alejarse de su clase o para tener cada vez más, sino que es un compromiso para ayudar a los de su clase.

3) Distinguir entre dar y compartir.

Cuando se da, siempre se parte de una desigualdad y normalmente crea dependencia, porque no permite que la persona que recibe asuma su propia vida. El dar no crea fraternidad. Por el contrario: acostumbra a la persona a depender del otro y por eso cuando el otro no responde a sus demandas, la persona que pide se enfada y se va contra el que le ha dado.

En cambio, el compartir crea fraternidad sin dependencia, porque reconoce una igualdad y el valor del otro. En el compartir se reconoce que lo que a mí me sobra, o lo que no necesito vitalmente, pertenece al otro, al que carece. Es reconocerle un derecho. Por lo tanto las ayudas auténticas son las que se hacen dentro de un contexto de compartir. La beneficencia en sí misma tiene el problema de que se da pero no se comparte.

También se debe tener presente la diferencia entre asistir y ayudar.

Asistir parte de una desigualdad donde uno toma al otro bajo su protección. Se asiste al que no puede valerse por sí mismo. En cambio, la ayuda se proporciona a toda persona, porque todos necesitamos ayuda. En el asistir, el otro, es sujeto pasivo, porque se le solucionan los problemas. En la ayuda, se colabora con lo que el otro no puede, y como a la postre todos necesitamos ayuda, no se crea desigualdad. Tanto el rico como el pobre, el inteligente como el ignorante, necesitan ayuda.

Una ayuda que no promueva la persona, casi que no sirve, porque termina quitándole al pobre su dignidad y el dominio sobre su propia vida. Lo cual es muy típico de las actividades con el pobre, porque la asistencia y la protección al pobre hacen sentir al promotor como protagonista, salvador o redentor. No es frecuente que se plantee un trabajo con el pobre desde el pobre mismo. El intelectual, el rico, el benefactor se sitúan casi siempre en una posición de salvador del pobre, buscando que los reconozcan.

4) En el caso extremo de la sobrevivencia no se puede preguntar nada, es necesario actuar. Ante una persona que se está ahogando no se puede preguntar si el sacarla es paternalismo o no. Hay que actuar de inmediato. La sobrevivencia exige salvaguardar el valor fundamental que es la vida, porque para promover una persona como requisito esencial se necesita que esté viva.

Pero a partir de ahí hay que hacer todo un análisis para ver las causas de su situación, de por qué está en un estado de extrema necesidad. De lo contrario el que ayuda remedia los efectos sin tocar las causas y finalmente se convierte en cómplice de esas causas. Desde este punto de vista se dice con toda razón: "No sólo hay que ayudarle al pobre, sino sobre todo destruir la máquina que produce pobres". De esto trataremos en los capítulos siguientes.

Quinta consecuencia. Esta concepción del pobre nos da un esquema para entender al rico.

Podemos aplicar el mismo esquema de comprensión del pobre que hemos utilizado, para la comprensión del rico. Partimos también de la experiencia original de riqueza: "Rico es aquel que tiene bienes materiales, o que siente la posesión de los bienes materiales como una riqueza". Esto último aparece en expresiones como "me siento rico con este objeto", aunque éste sea de poco valor.

De ahí, entonces, que tener bienes materiales no es en sí mismo ni bueno ni malo sino que es un dato existencial. A partir de este presupuesto podemos hacer el análisis de la condición de rico, mirando los efectos que producen o pueden producir la posesión de bienes materiales. Es así como los bienes materiales producen: una visión del mundo, es decir, una manera de mirar el mundo caracterizada por unos valores y unos antivalores, v.g. prestigio, poder, etc., y una destrucción de la persona v.g. egoísmo, desprecio y olvido del otro, etc.

Por lo tanto, el problema del rico no está en la posesión de los bienes, sino en los efectos de esa posesión. Quedaría por analizar cuáles son los valores que surgen de la posesión de bienes. Si son auténticos o no, y también, cómo aparece la destrucción, qué significa humanamente, a qué se debe, cómo esa posesión puede producir destrucción de otras personas, etc.

Frente al rico ordinariamente no se tiene una posición serena: o hay una fascinación y respeto, o hay un desprecio por él. Se trata de mirar al rico de modo que de inmediato no se le califique de bueno ni de malo, sino que se promueva el análisis de los valores y antivalores y la destrucción que pueden producir los bienes materiales.

Sexta consecuencia. Integra todas las formas de pobreza

Por último esta nueva visión del pobre nos permite comprender e integrar mejor todas las clases de pobreza que se han dado: pobreza material, pobreza cultural, pobreza humana, pobreza moral, pobreza intelectual, etc. y comprender en qué sentido se pueden entender las expresiones que utilizamos con frecuencia: "Los verdaderos ricos son los pobres" o "Los verdaderos pobres son los ricos". Esta visión del pobre y de la pobreza nos da un hilo conductor para tener el sentido y la significación de cada una de estas formas de pobreza.

3. - Juicio Crítico

Primero, este concepto de pobre devuelve al pobre su identidad de pobre, porque lo valoriza, no solamente como persona, sino como persona pobre. En esta forma, el pobre puede sentirse orgulloso de su condición de pobre, porque la identidad del pobre, no está en sus carencias, sino en la visión del mundo y en la tarea que tiene que desarrollar.

Segundo, esta manera de mirar al pobre da una respuesta a los problemas que plantea el trabajo con el pobre. En último término, este será el criterio definitivo de la validez del concepto de pobre: el que permita responder a las cuestiones nuevas que propone el mundo pobre y ofrecer posibles acciones a toda la problemática.

Repasemos muy brevemente las cuestiones que planteábamos al hacer el juicio crítico del concepto clásico de pobre:

a) "Es preciso que el pobre no se desclase". Esto es posible en la medida en que el pobre mantenga los valores propios de su clase y luche contra la destrucción que las carencias han producido en él o están produciendo en otros.

b) "Es preciso buscar que el pobre se haga sujeto de su propio desarrollo". Dentro de esta visión del pobre, no sólo es posible sino absolutamente necesario, porque nadie puede hacer por el pobre que él descubra y viva sus valores, ni es posible que alguien luche en su lugar contra su destrucción.

c) "Mantener la identidad del pobre". Esto es posible porque el pobre tiene su identidad propia. Va a significar que el pobre se mantenga en la situación que esté, fiel a sus valores y solidario en la lucha contra las carencias que lo destruyen o destruye a los de su clase.

d) "Hacerse como los pobres", "Buscar ser pobre". Esto es posible porque los valores del pobre, como lo veremos enseguida, son los valores auténticamente humanos, y, por tanto, es válido el buscar vivirlos haciéndose pobre.

Igualmente toda persona no sólo puede, sino que quizás debe solidarizarse en la lucha contra la destrucción del pobre. Es, pues, posible el que alguien busque hacerse pobre. Inclusive, como veremos más adelante, la propuesta que hay que hacer es precisamente que toda persona se haga pobre...

Tercero, esta visión del pobre tiene en cuenta y permite comprender la situación de los que no son pobres, es decir, es un aporte para comprender el hombre en su totalidad.

El pobre es en realidad el portador del "Hombre Nuevo", utopía posible, ya que todo hombre, cualquiera que sea su condición, puede asumir desde su propia situación, los valores del pobre y solidarizarse en la lucha contra su destrucción. Esto aparecerá más ampliado en las páginas que siguen, cuando veamos en qué consiste el mundo del pobre y cuál es su destrucción.

Capítulo Tercero

EL MUNDO DEL POBRE

 

 

Del capítulo anterior quedó como conclusión que existe un mundo del pobre y una destrucción del pobre. En este capítulo vamos a reflexionar sobre la visión del mundo que tiene el pobre

1. - Por qué hablar del mundo del pobre

Lo primero será analizar el sentido que tiene el hablar de un mundo pobre. Hoy es una verdad sin cuestionamientos, afirmar que la persona humana es un ser situado, que no existe sino en situación. El ser humano no es una idea, ni es pura esencia, es un ser concreto. El hombre en general no existe, lo que existe es este hombre, y no se puede entender este hombre si no se sitúa en realidades concretas, v.g. lugar, parientes, condición sexuada, vive en un país, ha heredado una cultura, ha tenido unas experiencias, ha sufrido enfermedades, etc.

La persona no existe sino situada en una realidad concreta. Pues bien, en esta realidad, el condicionamiento último es la condición material, que a su vez, es lo que le da primordial sentido a todas las demás determinaciones.

El ser hombre o mujer, el haber nacido en determinado país, tener un idioma es importante, pero el determinante principal es la condición económica: el poseer o no bienes materiales. Así, v.g. no es lo mismo "una mujer pobre" que "una mujer rica", así las dos sean explotadas y estén en sujeción frente al hombre.

La manera como se vive la desvalorización y la explotación es diferente, en el rico y en el pobre. Toda persona que no se siente amada, ni protegida, se siente desvalorizada, pero esta sensación no es la misma en el rico que en el pobre.

La enfermedad es un mal para cualquier persona, pero no es lo mismo enfrentarla cuando se es rico que cuando se es pobre. Así, el condicionante último de la persona lo constituyen los bienes materiales. Con ello no se trata de introducir la lucha de clases, sino de mirar cómo lo material influencia la visión del mundo y los valores de la persona.

Por eso se puede y se debe hablar de un "Mundo del Pobre" (como se puede y se debe hablar de un "Mundo del Rico"). La situación económica le da a la persona una manera de vivir su existencia, una manera de ser y de hacer, una percepción especial del mundo. Por lo tanto, quien no ha experimentado unas carencias materiales, difícilmente puede comprender en profundidad el mundo del pobre.

Más aún: el mundo del pobre no lo puede entender plenamente sino quien lo ha vivido, porque existe un umbral que no lo puede pasar quien ha sido rico, o quien no ha tenido las carencias. La posesión o no de bienes materiales imprime una manera especial de ser y de hacer, que marca a la persona.

Esto no quiere decir que no se pueda comprender, en cierta manera, el mundo del pobre. Pero esta comprensión se hace a través de la vivencia de los valores del pobre, que como vimos, exige una cierta pobreza material. Porque en el trabajo con el pobre lo primero que se debe hacer es reconocer que existe un "mundo del pobre" y que el pobre tiene una manera propia de experimentar la vida y de mirar el mundo.

A manera de resumen

El trabajo en el medio popular exige tener claro que el pobre tiene una forma especial de mirar la existencia. Esto lo deben tener presente las personas que han nacido en otro medio, que siempre encontrarán una barrera imposible de superar, a pesar de que por vocación hayan elegido el trabajar por y con los pobres, y aun vivir como los pobres.

No se pierde nunca la identidad que marca el medio pobre o el medio rico donde se ha nacido y crecido, lo que se consigue es la opción de trabajar por el pobre. Quien proviene de clase rica y vive entre los pobres, por más esfuerzos que haga siempre se va a sentir un extraño, porque el que es originario de otra clase y vive en medio pobre, como mínimo, siempre tiene la posibilidad de salir del mundo pobre, posibilidad que no tiene casi nunca el pobre.

Cuando se trabaja en medio popular y no se es originariamente de ese medio, siempre se tiene una sensación de extrañeza, aunque los pobres lo consideren a uno como de los suyos. Sin embargo, el hecho de que se den estas diferencias, no significa que no pueda existir una comunión entre las personas, que permita adoptar y entender la mentalidad del pobre. Pero no es lo mismo que se adopte una mentalidad a que se tenga de nacimiento esta mentalidad.

2.- Características del mundo pobre

Las características del mundo pobre son:

1. Sentido de la gratuidad y de la fiesta.

2. Aceptación de la realidad.

3. Sentido del otro y de ese Otro que es Dios.

4. La obstinación.

5. Sentido de lo concreto y de lo inmediato.

Antes de ver en detalle cada una de estas características es preciso tener en cuenta que:

1) Siempre aparecen en la existencia del pobre. 2) Se viven como valores y como antivalores. 3) Tocan todas las dimensiones de la existencia humana.

1) Siempre aparecen de una manera o de otra en la existencia pobre, pero nunca de la misma manera. Aun en la existencia pobre más destruida, v.g. un drogadicto, una persona que vive en la calle siempre presenta comportamientos que revelan esas características.

2) Las características se viven como valor y como antivalor. En la vivencia concreta, las características se pueden vivir como un valor, es decir, como algo significativo y que promueve la persona; como un antivalor, o sea, como algo que impide el desarrollo de la persona. El valor y el antivalor son dos posibilidades de la característica, posibilidades que no se pueden separar y que son como las dos caras de la moneda y que sólo el pobre mismo puede potenciar o neutralizar. El ver el valor y el antivalor unidos en la misma persona, desconcierta con frecuencia. Un ejemplo nos permite comprender mejor lo anterior:

Recorriendo el Barrio Popular, cuando todavía no se había organizado, entro en una casa y encuentro en ella muchos niños. Le pregunto a la señora el por qué de tantos niños y me dice que de ella son siete niños y que de su vecina otros siete y como había perdido a su esposo y tenía que trabajar, ella se los cuidaba gratuitamente. Esa misma señora, poco tiempo después le dio una puñalada a una vecina porque le había quitado el puesto en la pileta pública cuando recogía agua.

Del mismo modo, por ejemplo, el valorar y acoger al otro es un valor, pero la persona puede caer en el antivalor que la lleve a desvalorizarse ella misma. La aceptación de la realidad, que es un valor, puede volver resignada a la persona hasta el punto de despreocuparse totalmente.

En el trabajo con el pobre es muy importante tener en cuenta estos aspectos, porque muchas veces por estimular un valor se puede caer en un antivalor, y por quitar un antivalor se termina destruyendo el valor, v.g., por atacar la resignación se termina quitándole la aceptación de la realidad; o por valorizar la capacidad de acogida se termina siendo cómplice de la explotación.

El siguiente hecho expresa gráficamente lo anterior: Una señora del Barrio tenía un niño enfermo, muy grave y lo llevó a la Clínica Infantil. En ese momento no había puesto, pero una enfermera, en actitud muy humana y solidaria, le dijo que se lo dejara, que no era conveniente que se lo llevara debido a su gravedad. A los dos días le devolvieron el niño ya curado. Pocos días después el niño volvió a recaer, volvió a la Clínica donde se lo recibió la misma enfermera, dejándoselo a su cuidado. Al poco tiempo le entregan el niño en buen estado de salud, pero al querer bañarlo se encuentra que tenía el pecho quemado. Le hizo el reclamo a la enfermera y ésta le confesó que en un descuido de ella se le derramó agua hirviendo, que por favor no le contara a nadie porque la despedían del puesto. Que ella cubriría los gastos.

A los pocos días el niño murió. La mamá vino a pedirme ayuda para el entierro de su pequeño de 9 meses. Al contarme la historia, me indigné, y le dije que ella debía denunciar a la enfermera. La madre muy sorprendida por mi reacción, me dijo: - ¡Cómo se le ocurre, Padre!, yo nunca haría eso, no ve que ella no lo hizo con mala intención, y, además, ¿cómo voy a devolverle con un mal todo el bien que ella me hizo?

Por ello en la comprensión del mundo pobre es necesario conocer los valores y los antivalores, para no caer en el error de que la sobreestimación de los valores nos lleve al antivalor, y viceversa, la lucha en contra de un antivalor nos lleve a quitar el valor.

3) Si miramos las características de cerca nos damos cuenta de que tocan todas las dimensiones de la existencia humana: La gratuidad y la fiesta, tocan la relación con el otro desde la persona y expresan que lo más importante en el hombre, no son los bienes materiales, sino la persona misma. La aceptación de la realidad, una actitud frente a la realidad. El sentido del otro, el ser humano como ser relacional. La obstinación, la actitud frente a la vida, y, el sentido de lo inmediato y de lo concreto, su percepción del espacio y del tiempo.

Antes de ver cada una de estas características, recordemos lo que ya habíamos dicho antes, que no todos los pobres viven siempre estas características, sino que quien vive estas características tiene que vivir de alguna manera la condición material de pobre. No todos los pobres aceptan siempre la realidad o son acogedores, pero, una persona, que sea acogedora, es porque tiene actitud de pobre. De todas maneras estas características estarán siempre ligadas a las carencias materiales. Por eso, aun en los más destruidos entre los pobres presentan comportamientos que revelan estas características.

Para el análisis de cada una de ellas seguiremos el siguiente esquema: ver en qué consiste, mostrar cómo esencialmente está unida a las carencias, es decir, cómo al darse la característica, exige las carencias, y luego ver cómo en el pobre aparece, a la vez, como valor y como antivalor.

1.- El sentido de la gratuidad y de la fiesta

La gratuidad es la actitud que permite llegar al otro como persona, sin estar mediatizada la relación por el hacer o el tener del otro. La gratuidad está unida esencialmente a las carencias materiales, pues el pobre, al no tener bienes materiales que mediaticen la relación, descubre existencialmente que lo único que posee es su persona y es ésta la que ofrece. Hay un dilema implícito y subyacente en la relación: lo que vale es mi persona en sí misma o no es posible la relación.

Unido a la gratuidad está el sentido de la fiesta, que en el pobre son la expresión de que la vida y la persona son más importantes que los bienes materiales. Por eso aun en las peores condiciones, el pobre hace fiesta y encuentra motivos de fiesta, y en la celebración misma gasta, no sólo lo que puede, sino más de lo que puede: lo que importa es la vida, las personas, aunque el gasto de la fiesta acarree una carga difícil de llevar.

Cuando se está en contacto con el mundo pobre llama poderosamente la atención su capacidad creativa. Aun las peores condiciones se vuelven ocasión de fiesta y de alegría, el mismo sufrimiento parece que desencadenara unas "energías festivas", que son quizás la expresión de que lo más importante es la vida y no lo material. Esto lo percibí muy fuertemente en el siguiente hecho:

Un día de regreso a casa al medio día, durante el trayecto se subieron al bus unos jóvenes y atracaron a la gente, robándoles lo que llevaban. Cuando se fueron quedó todo el mundo como paralizado, de repente un señor rompió el silencio y dijo: yo lo único que siento es que me robaron mi cadena de oro y de diamantes. Todo el mundo soltó la carcajada, pues comprendieron la ironía. Siguieron las bromas: pobres ladrones, decía, la decepción que se van a llevar cuando descubran que la cadena es de alambre. Así, toda la gente empezó a contar lo que había sentido y vivido durante el atraco y como habían engañado a los ladrones.

Sólo una señora estalló en llanto y comentó que le habían robado algo de valor. Entonces el señor de las bromas, encabezó una colecta para socorrer a la señora y curiosamente una bolsa plástica se llenó de cosas que sobraron del atraco. Cuando le entregó la bolsa a la señora todos los del bus se pusieron a aplaudir... Ésta es la expresión del sentido de la fiesta del pobre.

Estas características (la gratuidad y el sentido de fiesta) implican valorar más la acción con las personas que el apego a los bienes materiales. Si se le otorga el primer puesto a lo material, no se puede tener actitud de gratuidad y tampoco actitud de fiesta. La fiesta, tanto en el rico como en pobre, es una actitud de derroche en función de un motivo que se considera tan importante que justifica el gasto de dinero. Por eso se deja a un lado lo material y se enfatiza el significado de la persona o del acontecimiento.

Como valor, la gratuidad en el pobre aparece en la absolutización que hace de la persona por encima de sus condiciones materiales, porque pone lo material al servicio de la persona. El sentido de la fiesta está en la capacidad de gozo y de alegría, por encima de las condiciones materiales.

Los antivalores se producen al no valorar las consecuencias de conductas exageradas, motivadas por su sentido de gratuidad que lo llevan al servilismo y al menosprecio de sí mismo y a olvidarse de lo personal. Igual ocurre con el sentido de la fiesta que conduce al derroche y a darle un valor personal a lo superfluo y ostentoso y que no es más que una imposición de la sociedad del consumo.

Una expresión del sentido de gratuidad en la existencia del pobre es el que los amigos se comparten, cualquiera puede ser amigo del pobre con tal que tenga una actitud de acogida y de valoración de la persona como persona. Contrario a lo que sucede en el rico, cuyas amistades están fundadas en lo que se aporta o tiene. En un barrio popular las personas pueden ser amigas de todas las demás sin consideraciones de prestancia social o de posesión de bienes.

Veamos otros hechos que revelan el sentido de gratuidad del pobre.

a) Unos extranjeros que estuvieron en el Barrio Popular, se hicieron muy amigos de una familia y cuando se regresaban para su país, quisieron despedirse de ella y mandaron decir que llegaban a eso de las 10 de la noche. La señora le dijo a quien le llevaba la razón: "Lástima no tener nada, porque yo quisiera darles una "merienda", pero no tengo nada para ofrecerles". El mensajero argumentó, que si para ella era incómodo les diría que no fueran. Pero la señora replicó: -"No, de ninguna manera, porque aunque uno no tenga nada para dar, siempre tiene el corazón para ofrecer".

Cuando uno tiene algo para dar, no se da cuenta de que tiene corazón para ofrecer, pero cuando no tiene nada, ofrece el corazón.

b) Dando un curso para orientadores de comunidades de medio popular, me hice amigo de una pareja que me invitó a su casa. Yo quise llevarles algo, pero no tenía nada en ese momento, sin embargo, pensé en una camiseta que me habían regalado, pero como ya la había usado una vez, entonces no me decidí a llevárselas. Ya en su casa me atendieron con lo mejor que tenían, y al despedirme, envuelto en papel periódico, me regalaron un pocillo usado y un plato pequeño, y me dijeron: -"Queremos que se lleve un recuerdo de nosotros, y esto es lo mejor que tenemos".

Mi impacto fue grande, porque de inmediato comparé mi actitud con la de ellos. La mía había sido una actitud de rico: la relación estaba mediatizada por el dinero y el valor de las cosas, por eso no me atreví a darles la camiseta; en cambio, al pobre lo que le interesa era mostrar afecto, y por eso no les preocupaba el valor material de la cosa, sino el valor simbólico: el que pudiera expresar la relación interpersonal. Entonces, les envié después una tarjetica con la camiseta, diciéndoles que había aprendido la lección: que en la relación interpersonal lo importante es mostrar el cariño.

c) Una señora muy pobre del Barrio, sufría mucho por el frío. En un viaje fuera del país me regalaron una cobija térmica que acepté pensando en la señora y se la traje como regalo. Cuando se la llevé traté de explicarle, ante todo, lo valioso de la cobija y que no se conseguía en el país, etc. Enseguida me di cuenta que ella no me prestaba ninguna atención a lo que le decía. Esto me molestó un poco y al final le dije: -Veo que a usted no le gustó mucho la cobija, y ella me respondió: -"Claro que sí, pero para decirle la verdad, lo que más me gustó fue que por allá tan lejos usted se hubiera acordado de mí". Lo importante para la señora no era el valor de la cobija, sino el sentido de amistad que transmitía

2.- La aceptación de la realidad

La aceptación de la realidad es la actitud que lleva a acoger la realidad como se presenta sin ponerle condiciones. Para que se acepte la realidad, es preciso que no se parta de ninguna posesión, ni material ni intelectual ni espiritual. Toda posesión impide la aceptación de la realidad tal cual sea. La aceptación de la realidad significa necesariamente una dimensión de pobreza. Cuando la realidad se recibe con determinados esquemas, no se acepta como se presenta. En el pobre, como carece de bienes materiales, tiene por principio una aceptación radical de la realidad.

Cuando se tienen ideas, la persona se defiende frente a la realidad que no corresponde a esas ideas; cuando se tienen bienes se defienden de cualquier realidad que los amenace, etc. Para aceptar la realidad se necesita una actitud de pobre. Una persona de clase alta o media, puede sufrir más viviendo en un medio pobre, que el mismo pobre, porque ve la realidad con las ideas, y "los deberes" que le han impuesto su clase y su cultura.

Esta aceptación de la realidad es uno de los valores más grandes de la existencia pobre: es capaz de aceptar todo lo que le acontezca. Esto aparece en una expresión típica del mundo pobre, cuando para aludir a lo que ocurre, dice "toca", que significa en el fondo: "hay que asumir las cosas como vengan, ahora toca esto..."

Es quizás esta aceptación de la realidad lo que impide que situaciones tan duras, tan opresoras como las que tiene que asumir a diario, no le hagan perder el ánimo, ni los depriman o enloquezcan, cuando miradas de otra manera, no sería para menos.

El antivalor que surge de la aceptación de la realidad está en que se llega muy fácil a la pasividad y a la resignación: se acepta tanto la realidad que no se reacciona ante lo destructor de ella. Aquí quizás más que en otras características es preciso tener presente que la mezcla de valor y antivalor, pues, muchas veces al atacar el antivalor se destruye el valor, y por atacar la resignación y la pasividad del pobre, se acaba con su aceptación de la realidad.

Por lo tanto, no hay que confundir aceptación con resignación. Ésta se da cuando ante la realidad no se reacciona, la persona permanece pasiva, se deja "aplastar" por la realidad. En cambio, la aceptación es algo activo. Por eso la persona no acepta realmente sino aquello con lo que actúa. Aceptar es por lo tanto trabajar con, actuar a partir de. Por eso la aceptación es la condición básica del cambio. Recordemos la expresión de K. Rogers: "Sólo en la medida en que me acepto como soy, llego a ser capaz de cambiar".

3.- El sentido del otro

¿Cómo aparece esta característica unida a la existencia pobre? Partamos del principio de que la relación interpersonal, que es lo único que realiza a la persona, implica la gratuidad. Es decir, que la relación con el otro no esté mediatizada ni por el tener, ni por el hacer, lo cual permite, la acogida, la valoración y el respeto de la singularidad del otro.

Esto exige que el tener y el hacer pasen a un segundo plano y que se pongan el tener y el hacer al servicio de la relación, es decir, implica una actitud de pobre, aceptando y acogiendo la persona por sí misma. Por el contrario, si lo más importante es tener dinero, prestigio, ideas, no puede haber una relación interpersonal auténtica. Cuando se le da la primacía a la relación, el tener se vuelve compartir. Lo que yo poseo debe ser compartido con el otro para que sea más persona y para mejorar y mantener la relación.

Sólo la actitud de pobre permite la relación interpersonal. La persona suficiente, que no necesita de los otros, piensa que todo lo tiene, no puede nunca tener una relación interpersonal con el otro.

Esta actitud se tiene que realizar en un comportamiento concreto, y por eso la condición de pobre de por sí, favorece la acogida del otro. El no poseer bienes materiales, de por sí, predispone a una acogida del otro. Por eso el sentido del otro, como otro, exige necesariamente una actitud de pobre. Por lo tanto las riquezas materiales son una amenaza para la acogida de los demás, a no ser que se pongan al servicio de las personas. Como valor el sentido del otro, se vive a través de la acogida, la solidaridad, el compartir, la hospitalidad, cualidades propias del mundo pobre.

Esta característica es quizás la más visible en el mundo pobre y a todos los que están cerca impresiona profundamente. Muchas veces el pobre posee esta capacidad de compartir, de acoger, de solidaridad, en un grado heroico, que ningún grupo, ni siquiera religioso, es capaz de tener. Hay ejemplos por cantidades. Veamos uno entre miles:

Una señora me había pedido el favor de conseguirle una cobija para sus niños menores (tenía 8 hijos) porque se estaban cubriendo con costales. Días después, le dije que fuera a la casa que ya le tenía la cobija. Llegó en compañía de otra vecina, y me dijo que si no tenía otra para ella. Cuando le manifesté que sólo tenía ésa, me respondió: "Entonces désela, padre, a ella, que es más pobre que yo, porque como sólo tiene dos hijos a ella le prestan menos atención que a mí que tengo ocho".

Como antivalor se manifiesta en una incapacidad de definirse y confrontarse con el otro. Esto aparece como una dificultad para decir no; dificultad para comprender las negativas que ellos interpretan como rechazos; además, aparece como una tendencia a la adulación. Así por ejemplo: se cita a una reunión y todo el mundo dice que sí, pero a la hora de la verdad no asisten. No son capaces de decir no. Del mismo modo, el pobre difícilmente entiende las negativas, si se le dice a una persona que no, él no lo interpreta como que no pueden, sino que no quieren.

Un ejemplo de lo anterior me ocurrió en el Barrio Popular: salía yo a celebrar la Eucaristía, cuando un señor me pidió que fuera a confesar un enfermo. Yo le dije que en ese momento no podía, que después de la misa lo haría. Cuando fui encontré a la gente muy fastidiada, hasta el punto que me dijeron: -Padre, pero usted dijo que no iba a venir.

En otra ocasión vinieron a hacerme la misma petición, les respondí que iría enseguida. En ese momento se me presentó otro asunto y olvidé al enfermo. Al día siguiente, cuando me acordé, fui a la casa pidiendo mil excusas. La familia, muy amable, me respondió que ellos habían pensado justamente, ¡que se me había olvidado!

El sentido de ese Otro que es Dios

Dentro del sentido del otro, está el sentido de ese Otro que es Dios. Debe entenderse que no hacemos aquí un análisis ni un estudio de la religiosidad popular, sólo una brevísima anotación para mostrar dónde aparece dentro de la existencia pobre, el sentido de Dios.

La dimensión religiosa en el pobre se puede hacer desde dos enfoques diferentes: el sociológico marxista y el antropológico.

En el enfoque marxista, el sentido de Dios del pobre, viene de su frustración, porque el pobre proyecta sus sufrimientos en un mundo ideal, donde se consuela de sus miserias, confía en que Dios en la otra vida le acabará sus penurias. Por lo tanto, el sentimiento religioso del pobre es la expresión de sus carencias no asumidas, no aceptadas, que busca solución en el más allá. El pobre es creyente, precisamente, por ser pobre, porque deposita en Dios todas sus carencias y frustraciones.

La interpretación antropológica plantea que el pobre es radicalmente acogedor, por esencia necesita de los otros, entonces puede descubrir la existencia de Dios como el "otro" con el que puede entrar en una relación personal y puede acoger la Revelación de Dios como el Todo Otro. Como el pobre tiene más sentido del otro puede reconocer más fácilmente a Dios.

Cuando se está cerca del pobre se descubre que su noción de Dios se explica más en este sentido antropológico. Es una continuación del sentido del otro, de acoger, de valorar, que incluye a Dios, con el que puede entrar en relación, en comunión y lo valora como persona. Esto constituye un valor fundamental en el pobre. La religiosidad aparece como una fuerza que lo impulsa, que lo sostiene. Se siente "amado y protegido" por Dios.

Este mismo valor se convierte fácilmente en antivalor: busca refugiarse en Dios que "lo puede todo"; su relación con Dios se convierte fácilmente en superstición: manipula a Dios, trata de explicarlo todo por ÉL. Tiende a un cierto fatalismo: "si sólo Dios puede arreglar esto, para qué afanarse", decía una señora en una situación gravísima.

Disgresión a propósito de la violencia

La pregunta que surge espontáneamente es: si el mundo pobre es tan solidario ¿cómo se explica la violencia? No vamos a hacer aquí un estudio sobre la violencia en general ni tampoco sobre la violencia del pobre. Vamos a hacer simplemente un comentario corto sobre la manera como el pobre vive él mismo la violencia. Ya hemos visto que el pobre es esencialmente acogedor y por lo tanto es pacífico, entonces, ¿de dónde viene la agresividad del pobre? Hay tres maneras de comprender este fenómeno:

a) La primera. La violencia en el pobre es el estallido de una situación de opresión; no es una violencia estudiada, como sí lo es la violencia del rico, o del intelectual. El pobre estalla por situaciones económicas o políticas, que no puede soportar, como es el caso de Venezuela en el "Caracazo" de febrero del 94, o del 9 de abril del 48 en nuestro medio. La violencia del pobre es como un tumor que cuando llega el momento, revienta. Consideramos que hay que aceptar con realismo, la violencia del pobre, que muchas veces sólo explota en palabras. Una persona desesperada, que no tiene nada, se acerca a uno, cuando piensa que es su última esperanza, y si no encuentra acogida, entonces lo insulta.

El siguiente hecho ilustra lo anterior. El Barrio Popular donde viví largos años, es un barrio de invasión y los primeros años fueron de una lucha con la gente para que les permitieran construir sus casas y la policía siempre buscaba un asidero jurídico para impedirlo.

Un señor tenía un terreno que lo había comprado a uno de los primeros invasores, y en una noche otra persona le invadió un pedazo y construyó un ranchito. Y como tenía un papel de compra, con dicho papel fue a la policía a pedir que sacaran al invasor. Entonces decretaron tumbar el rancho del último invasor. Vino la policía con este propósito. Cuando la gente supo se arremolinó frente al rancho para no dejarlo tumbar. Cuando llegué, un señor me dijo que él tenía un terrenito que se lo regalaba al último invasor, a lo cual el dueño del rancho aceptó, pero la gente dijo que no dejaba tumbar ese rancho, que preferían dejarse matar. Entonces se me ocurrió decirle al dueño del terreno que me lo vendiera, a lo cual accedió, pero con el compromiso de que le diera la plata ya. La busqué prestada, y firmamos un compromiso. Se le comunicó a la gente que no se tumbaría el rancho. Todos quedaron tan contentos que mandaron por una caja de cerveza y se pusieron a cantar con la policía. Algo que parece incomprensible: un momento antes estaban a punto de enfrentarse con la policía y ahora juntos estaban celebrando.

b) La segunda manera de comprender la violencia del pobre, es que ésta es producida por la primacía del dinero y de la fuerza que se ha apoderado de la sociedad y que encuentra en la situación del pobre un ambiente muy favorable, "un caldo de cultivo único". La violencia que se vive actualmente en el país se dice que viene de tres factores: hogares destruidos, falta de educación y el desempleo.

Según esto, son los pobres (los que tienen estas características) los responsables de la violencia del país. Lo anterior no sólo es falso, sino que contradice la realidad misma. Los pueblos y las regiones más pobres del país no son precisamente los más violentos. Un dato del mismo Barrio Popular es muy significativo: durante los siete primeros años de la parroquia hubo seis muertes violentas y 16 años después había tres muertes violentas en la semana. Y la situación económica es muchísimo mejor que al principio. Simplemente, como decía antes, esos factores, educación, desempleo, etc., son "caldo de cultivo", no sólo para la violencia sino para cualquier degradación de la persona.

Claro que la pobreza y el desempleo son un "caldo de cultivo" para la violencia, pero ésta no es producida por la pobreza, sino por la primacía del dinero y del poder. Toda persona que utiliza la fuerza para imponerse a otro, genera violencia; toda persona que pone la primacía en el dinero, sobre todo en el dinero fácil, engendra violencia

c) La tercera manera de comprender la violencia del pobre, es que se trata de una violencia enseñada, o sea, la que se le ha infundido al pobre a través de dos maneras: La concientización comunista de la lucha de clases, y la del cine y la televisión.

La lucha de clases como teoría fue invención de intelectuales como, Marx, Lenín, Mao y demás teóricos del comunismo, quienes consideraron que a través de una organización política y militar que usara la violencia, se podría llegar al poder e iniciar desde allí las reivindicaciones para el pueblo. Y como el pueblo sufría la injusticia o la explotación, se encontró en él un medio propicio para sembrar violencia y utilizar la fuerza como medio fundamental en la reivindicación de los derechos. Por eso es tan fácil pasar de la "violencia ideológica" a la "violencia común".

Por otro lado, los modelos de bandas delicuenciales y las luchas por el poder, temas recurrentes de películas y telenovelas, constituyen uno de los estímulos más influyentes que tienen los jóvenes de barrios populares. Un medio de comunicación tan importante como la televisión, en vez de utilizarse para difundir valores y conductas pacifistas, ha servido, casi exclusivamente, para generar agresión, violencia y los falsos valores de la sociedad de consumo.

Muchos estudios han confirmado esta situación. Las tiras cómicas, que se presentan como entretenimiento inocuo, están saturadas de situaciones violentas que van moldeando la personalidad del niño y del joven hacia la insensibilidad, la búsqueda del dinero, el ejercicio de la explotación y de la humillación del otro.

El cine y la televisión difundiendo violencia, han establecido un negocio multimillonario que enriquece a empresarios de Norte América y de Europa y que ha popularizado los antivalores en los barrios urbanos de los países subdesarrollados. La televisión enseña al pobre a ser violento y a olvidarse de sus valores de solidaridad, acogida y reconocimiento del otro.

4. La obstinación

La obstinación en la existencia pobre es la expresión de la fuerza de la vida, que empuja a vencer todas las carencias. Es el impulso a superar las carencias, un impulso nacido de las mismas carencias, en la misma forma que una persona que estudia lo hace porque se da cuenta de que es ignorante. Las carencias proporcionan fuerza y constancia para vivir y superar las dificultades que se tienen. En el pobre es donde mejor aparece la fuerza de la vida.

Cuando se está en contacto con la existencia pobre, no se explica uno cómo los pobres son capaces de vivir (¿o de sobrevivir?), con salarios de hambre, hacinados en viviendas antihigiénicas, en situaciones de opresión familiar, vecinal. ¡En estas condiciones cómo no es mayor el índice de desesperados que atenten contra su vida! Es la persistencia, la obstinación en vivir, en no dejarse vencer por la adversidad. Eso es un valor extraordinario en el pobre, sobre todo en la mujer pobre: es proverbial su capacidad de aguante, su resistencia, su iniciativa.

Como valor la obstinación le sirve al pobre para apreciar que la vida es más fuerte que la muerte; que las carencias pueden ser y son desafíos, retos para no dejarse vencer por la adversidad.

Como antivalor se presenta en terquedad. En la insistencia ante situaciones que no tienen salida, pero que a él le parecen como posibles. Esto se presenta mucho en las supersticiones y creencias en magos y adivinos, que muchas veces son la manera de calmar sus deseos insatisfechos que, sin embargo, son casi imposibles de arrancar.

5. Sentido de lo concreto y de lo inmediato

Es la percepción propia que tiene el pobre del espacio y del tiempo. En el espacio, el pobre se centra en lo concreto, en lo que puede percibir con los sentidos. Y la percepción del tiempo es la comprensión y la valoración de lo que tiene en el presente: como no tiene nada, -o casi nada-, se aferra a lo que el presente le va permitiendo.

Como valor aparece en la apreciación de las cosas en su utilidad inmediata, en una primacía de los hechos sobre las ideas, de lo concreto sobre la reflexión. Esto se demuestra cuando en las reuniones todas los análisis se hacen partiendo de los hechos de casos específicos.

Por eso el pobre está siempre en actitud de aprovechar lo que se presenta. Como tiene tan poca opción de escoger, él sabe que lo que le va llegando lo tiene que aprovechar, porque no está seguro de que lleguen más oportunidades.

Como antivalor este sentido de lo concreto y de lo inmediato aparece de muchas maneras: en la incapacidad de planear, de programar, de mirar más allá de lo que se le presenta. Ampliando un poco, podemos decir que la manera como el pobre capta el espacio y el tiempo permite descubrir el sentido de muchas actitudes del pobre que desconciertan, por ejemplo, cuando se le explica algo y se le pregunta si entendió, responde que sí, y, sin embargo, si se le pide que repita lo que se le ha enseñado, es incapaz de hacerlo.

En realidad lo que pasa es que la palabra del pobre es expresión fundamentalmente de vida; en cambio, la del intelectual es expresión de ideas. En el intelectual, la palabra entra por el oído, llega al cerebro y sale por la boca. En el pobre entra al oído, pasa al corazón, de allí al cerebro y sale por la boca, o sea, que el pobre antes tiene que asimilarla y por eso aunque comprenda muy bien algo, no es capaz de expresarlo, pues carece de ese bagaje conceptual.

En la persona estudiada, la palabra sale filtrada con elaboraciones intelectuales; en el pobre son frases cortas, pero con gran sentido de vida, frases que no tienen desarrollo sino experiencia. El lenguaje popular leído desde las ideas es muy limitado, pero leído desde la vida es muy expresivo, porque en una frase resumen toda una situación.

Lógicamente el pobre difícilmente capta los "conjuntos", las cosas en relación. No tiene una capacidad de abstracción. Por eso el político y el intelectual se pueden aprovechar tan fácilmente de él. El pobre sólo entiende de hechos, de cosas concretas.

En este mismo sentido se dice que el pobre carece de "memoria histórica", capta sólo el presente. Por eso lo engañan tan fácilmente, le hacen siempre las mismas promesas y él termina creyéndolas. Esto explica la insistencia de hoy, para recuperar la memoria del pobre. En esto insiste mucho Gustavo Gutiérrez: "Falsear la memoria de un pueblo oprimido es mutilar su capacidad de rebeldía y es darse un arma eficaz para someterlo. La manipulación de la historia ha sido y es un recurso importante de los grupos dominantes para mantener su poder".

3.- Consecuencias

Veamos las consecuencias que tienen las características del mundo pobre.

1. Existencia de una cultura del pobre

2. Necesidad de elaborar un proyecto pedagógico desde el pobre

3. Necesidad de elaborar un nuevo proyecto de sociedad desde el pobre

1. Existe una cultura del pobre

Las características que acabamos de enumerar configuran toda una cultura. Hay, pues, una cultura del pobre, entendida como el conjunto de expresiones (ideas, símbolos, mitos, costumbres, etc.) con las que el hombre que carece de bienes va expresando su existencia.

Haciendo un brevísimo análisis de lo que es la cultura, decimos que el hombre vive su existencia, como un hacerse, y el resultado de ese hacerse del hombre, constituye la cultura, que comprende el lenguaje, la literatura, el mundo simbólico, las costumbres, las creencias, etc., es decir, todo lo que le permite al hombre expresar su existencia. Además, como el hombre vive esencialmente en comunidad, se dice que la cultura es colectiva.

Partiendo de esta descripción hay que aceptar que el pobre tiene una cultura propia, producto del hacerse en medio de las carencias de bienes materiales y que le dan una manera de expresarse con sus valores y sus antivalores.

Ante todo, hay que reconocer la cultura del pobre. Lo que no se hace en la mayoría de los casos, porque la opresión principal y quizás la más grande, inclusive peor que la económica, que sufre el pobre es el desconocimiento y el rechazo de su cultura. De ahí que una de las cosas más importantes en el trabajo con el pobre, es el reconocer y recuperar su cultura, su manera de vivir y de pensar. El pobre tiene una manera de mirar el mundo que es propia de él y diferente a la del rico. Por eso las cosas, los acontecimientos no significan lo mismo para el pobre que para el rico.

Al hablar de cultura del pobre es necesario tener presente lo siguiente:

a) Ayudar al pobre a que se inculturice en el mundo que lo rodea.

El pobre tiene que vivir sus valores en el mundo que se le niega continuamente y que busca destruir sus propios valores. La consecuencia más común es que para adaptarse al mundo que lo rodea, se le fuerza a renunciar a sus valores. El peligro contrario sería el convertirse en secta, en aislarse para preservar sus valores. Es preciso que el pobre asuma lo que hay de valor en la cultura que lo rodea sin perder lo propio.

b) Inculturarse en el mundo del pobre. Debemos asumir desde nuestra cultura los valores de la cultura del pobre, hacer que los valores de la cultura del pobre se vivan a partir de otra cultura. Uno se inculturiza en el mundo pobre, cuando desde otra cultura se asumen los valores de la cultura del pobre. Existe todo un proceso de renuncia y acogida, que muchas veces es doloroso.Cuando se entra a otra cultura siempre hay un umbral que es imposible traspasar. Quien no ha nacido en medio pobre, nunca podrá asimilar totalmente la condición de pobre, o sea, entender en toda su dimensión las expresiones de su cultura.

c) Luchar contra la aculturación que es la pérdida de la propia cultura. Es lo que les ha ocurrido a los indígenas cuando pierden su lengua, sus costumbres, y se ven forzados a adquirir otra cultura. El caso del lenguaje es el más significativo, porque cuando éste se pierde, es lo que más facilita el coloniaje cultural. Ya lo dijeron los romanos, que para subyugar a un pueblo es más importante imponer la lengua que la religión. En el pobre más que la pérdida de su cultura es el desconocimiento de ella o la infravaloración de sus expresiones.d) Atacar la transculturación que es el cambio de una cultura por otra. Lo que está sucediendo con la influencia del estilo de vida de Norteamérica, que a través de la música, de la televisión de las telenovelas se destruye una cultura y se impone la de ellos.e) Luchar por la inculturación. Que es el proceso de asumir la propia cultura, se da cuando se elabora, amplía y valoriza la propia cultura.

2. Esta visión del pobre implica un nuevo proyecto pedagógico. Si se acepta el nuevo concepto de pobre, si se acepta la existencia de una cultura del pobre con valores y antivalores, se debe aceptar también un replanteamiento de los tradicionales esquemas pedagógicos que se han aplicado en la educación de los pobres. El nuevo proyecto pedagógico debe cumplir las siguientes condiciones:- Permitir que el pobre asuma su condición de pobre, para que descubra sus valores.- Aceptar y estimular que el pobre diga su palabra, porque ésta es el "vehículo" de sus valores, y la mejor manera de manifestar su identidad. Por eso el mayor aporte de los agentes externos al mundo pobre, es escuchar al pobre; dejar que él se exprese, que "diga su palabra".- Propiciar que el pobre mismo descubra los aspectos destructores de su cultura, para que luche contra ellos. Desde fuera es imposible pretender quitar los valores destructores de la cultura, porque implicaría aplastarlos más. Fray Bartolomé de las Casas en sus escritos aboga por el derecho del indio a manifestar sus valores y esperar a que él discurra y descubra lo que es destructor en su cultura.El nuevo proyecto pedagógico implica por lo tanto y fundamentalmente el que se parta de la vida y de la realidad del pobre. Que se le ayude a descubrir el valor de sus vivencias, la riqueza humana que encierra su condición, su lucha diaria, su manera de vivir y de estar en la sociedad.Siempre se nos ha dicho y se seguirá diciendo que el problema del mundo es que la riqueza está mal distribuida, que es indispensable repartirla mejor. Pero la conclusión, que aunque parezca insólita, es que lo que hay que repartir, no es la riqueza sino la pobreza, o sea, que debemos fijarnos como ideal de vida los valores del pobre. Aprender a vivir en solidaridad y fraternidad, realizando el tipo de existencia del pobre. Esto lo explicaremos en el capítulo siguiente.

3. Necesidad de elaborar un nuevo proyecto de sociedad desde el pobreReconocer que la existencia pobre tiene una serie de valores que, finalmente, -como veremos en enseguida, son los valores auténticamente humanos-, implica trabajar por organizar la sociedad en función de esos valores. No se puede aceptar esta visión del hombre sin luchar por una sociedad y por unas estructuras que permitan la concreción de esos valores.Si se quiere resumir los elementos de este proyecto de sociedad, diríamos que es un proyecto de sociedad hecho de solidaridad y fraternidad, una sociedad donde las personas sean valoradas por lo que son , no por lo que tienen; una sociedad donde los valores que se promuevan en los medios de comunicación y en la transmisión de la cultura, sean los valores del pobre.Inicialmente el socialismo se presentó como un intento para hacer una sociedad justa e igualitaria pero, finalmente la lucha entre el capitalismo y el socialismo no fue una lucha entre ricos y pobres, sino que fue la lucha entre dos ricos. El rico a la manera rica y el rico a la manera pobre. Finalmente venció el rico a la manera rica. No se ha ensayado ninguna sociedad desde el pobre, es decir, que el pobre nunca ha sido protagonista y nadie ha creído en sus valores. Aquí podemos retomar el texto completo del Eclesiástico que citamos al principio del libro y que es muy específico: "La sabiduría vale más que la fuerza, pero la sabiduría del hombre pobre es desconocida y no se le presta atención a sus palabras" (Eclo.9.16)El libro del autor alemán E. Drewermann titulado, "El Progreso Asesino", muestra como el progreso capitalista terminó destruyendo la persona y la naturaleza e impidiendo el desarrollo. Concluye él que se impone, buscar otra manera de concebir el progreso. Llama la atención que en el discurso ecológico en el que se menciona la destrucción del planeta, destrucción que realiza el capitalismo se denuncie justamente, aunque sin explicitarlo lo suficiente, el modo de vida del rico, que con su despilfarro está generando esa destrucción y como salida exige asumir otra visión del mundo que sería la de un modo de vida más austero que no implique tanto deterioro de los recursos naturales.Precisamente este nuevo proyecto de sociedad tiene que partir de los valores del pobre porque como veremos en el juicio crítico son los únicos auténticamente humanos y por tanto universales. El ideal es que a partir de los valores del pobre se realice un nuevo proyecto de sociedad, de tal manera que se reparta la pobreza y no la riqueza, porque repartir la riqueza siempre ha sido un imposible y aunque no parezca lógico, es más factible adoptar una forma de vida frugal y sencilla para todos, que aspirar a que todos seamos ricos. Eduardo Galeano en un estudio titulado "Ser como ellos", dice que el mundo latinoamericano se ha mantenido mirando al mundo norteamericano y se ha vuelto un ideal "Ser como ellos" y demuestra que en la actualidad lograr ese objetivo, es materialmente imposible. Y concluye Galeano: o descubrimos otro tipo de desarrollo o nos quedaremos eternamente frustrados y destruidos.Si a cada persona se le diera el nivel de vida de un rico, v.g. un carro, hoy es económicamente imposible porque no existe ni siquiera el espacio para colocarlos. Por lo tanto el futuro está en construir un mundo desde el pobre, partiendo de sus valores y teniendo como objetivo eliminar en todos los pueblos la destrucción que ocasiona la pobreza.

4.- Juicio Crítico

¿Qué pensar de esta manera de concebir el mundo, propia del mundo pobre?

Primero. Esta visión del mundo ofrece unos valores que son los valores auténticamente humanos, porque permiten a la persona asumir su propia vida, y vivir en comunión con los otros. Al mismo tiempo tiene en cuenta la condición del hombre, como un hacerse, y su condición material expresada en una determinada manera de asumir la realidad. Sin embargo, hay que tener presente que estos valores no los vive automáticamente el pobre, no basta con ser pobre, para que el pobre asuma estos valores, hay que asumirlos conscientemente. Por eso se requiere elaborar un nuevo proyecto pedagógico para educar al pobre, tal como se explicó anteriormente.

Segundo. Son valores universales. Un mundo centrado en los valores del rico, donde se coloca la ambición de riqueza, la ostentación y el poder, como los ideales de realización personal, no permitirán nunca que los hombres puedan realizarse plenamente como personas ni convivir en armonía. Estos valores no son auténticamente humanos porque impiden vivir en comunión con los demás y terminan haciendo a la persona esclava de las cosas, en cambio, el pobre ofrece unos valores que son valores para toda persona y que toda persona los puede vivir. Por eso el pobre puede ser el portador del hombre nuevo, sin ser el poseedor del hombre nuevo. Es decir, una persona en cualquier parte que quiera realizarse como persona tiene que poseer estos valores: actitud de gratuidad, de acogida, de aceptación de la realidad, etc. Por eso el pobre es el portador del hombre nuevo, es el que ofrece a todo hombre los valores que se necesitan para que se pueda realizar como persona. Como los ricos lo basan todo en la posesión de bienes, no se ven obligados a mejorar su calidad humana. La fuerza de su personalidad la basan en el prestigio que les da el tener y nunca se sienten obligados a valer siendo mejores. Por eso los valores del rico no son los auténticamente humanos en cuanto no impulsan a un mejoramiento personal y a la búsqueda de la fraternidad. En cambio, los valores del pobre sí son universales y humanos porque pueden ser asumidos por toda persona y promueven la armonía con los otros.

Tercero. El mundo del pobre ayuda a entender el mundo del rico. Por el hecho de que la persona tenga bienes materiales, adquiere una especial visión del mundo y unos valores que son: prestigio, superioridad, seguridad, dominio y la imposición sobre el otro. Además, la capacidad de asumir el espacio y el tiempo, con la capacidad de reflexión y de hacer análisis de conjunto, etc. Los anteriores son valores humanos, pero no son los valores auténticamente humanos; porque no promueven el mejoramiento personal ni tampoco la convivencia y la comunión con los otros, por eso la visión humana del rico no puede ser modelo, porque son originados en la riqueza y en el poder. La mejor manera de educar al rico es demostrarle que existen otros valores que proporcionan más realización personal, o mejor, una auténtica realización personal. No se trata de rechazar el mundo del rico, sino de cuestionar la supremacía de sus valores para que se ponga al servicio de los valores del pobre, por ser los auténticamente humanos.Siguiendo esta misma línea, podemos considerar que el problema de la tecnología es que siempre ha estado al servicio del rico. Se debe buscar la aplicación de tecnologías que no degraden el medio ambiente y abaraten los servicios. Como la aplicación de la economía de mercado deja de lado a los que no tienen, hay que buscar otra economía de mercado que tenga en cuenta a los desposeídos. Hasta ahora, en gran parte la tecnología está dedicada al consumo suntuario para unos pocos y no a las necesidades de la gente. Por ejemplo, en la industria automotriz existe interés por hacer cada vez más sofisticados y lujosos los automóviles, pero no en producir los que sirvan más al transporte popular.

¿Es válido todo lo anterior?El análisis que hemos hecho deja una pregunta abierta. ¿Por qué decimos que los valores del pobre son los valores auténticamente humanos? Se puede responder diciendo: porque son los que le permiten a la persona asumir su propia vida y unirse a los otros. Sin embargo, puede argumentarse que los valores del rico realizan a los ricos, porque también son valores, la superioridad, el prestigio, la seguridad, etc. y que para otros también son auténticamente humanos, y desde ahí repetir la misma pregunta: ¿Por qué se dice que esos valores (los del pobre) son los que permiten la realización de la persona?, etc. Por eso pensamos que esa pregunta, en último término, queda sin una respuesta radical y es contestada sólo por una opción: se opta por los valores del rico o por los valores del pobre. Opción, sin embargo, que es y puede ser fundamentada por razones racionales. Es en este punto donde aparece el valor humano de la Revelación para el cristiano: el testimonio de Jesús, inclinando la discusión a favor de los valores del pobre. Así se puede afirmar con mayor seguridad que los valores de la vida pobre, son los auténticamente humanos, porque estos fueron los que llevó y nos enseño Jesús. Sobre esto reflexionaremos en el último capítulo del libro.

Capítulo Cuarto

LA DESTRUCCIÓN DEL POBRE

1.- En qué consiste

Por destrucción vamos a entender el proceso de deterioro que sufre la persona, ya sea de tipo físico, síquico o existencial, motivado por las carencias materiales, en cuanto le impiden su realización como persona.a) Deterioro físico: Es la destrucción corporal del pobre. Como repite continuamente Gustavo Gutiérrez, el pobre muere "prematuramente". Su tiempo de vida es mucho más corto que el del rico. Las malas condiciones de trabajo, el no poder satisfacer sus necesidades básicas (alimento, vestido, educación, salud, trabajo), hace que su existencia esté permanentemente amenazada y que su lucha más que por vivir sea por sobrevivir.b) Deterioro existencial. Es la imposibilidad que puede tener el pobre de sentirse persona, de ser reconocido como integrante de la sociedad. El pobre no se siente persona porque no se siente dueño de sí mismo, ni se siente reconocido por los otros. Por eso las circunstancias que rodean al pobre son de esclavitud y de injusticia, que lo reducen a la condición de no-hombre. La Teología Latinoamericana dice que el pobre es el no hombre, porque por carecer de bienes materiales se le niega su misma condición humana.En términos antropológicos habría que decir que hoy la destrucción del pobre, no es tanto física, sino existencial, porque hoy el que se muera tanta gente de hambre no tiene como causa la escasez de recursos, sino que éstos están muy mal distribuidos. En la actualidad, que el cólera sea causa de muerte es muy distinto a lo que pasó en el Siglo XV cuando una epidemia de cólera mató mucha parte de la humanidad. Hoy existen los medios para atacar el cólera, que antes no existían; por eso la muerte física que ocasiona hoy esta enfermedad es ante todo una muerte existencial, porque ya se encuentran los medios de combatirla, pero el pobre carece de ellos. De ahí que la destrucción del pobre no se puede enfrentar como una destrucción simplemente física. El que el pobre se muera de hambre, es algo abiertamente escandaloso, porque hoy nadie se debería morir de hambre. Así que lo grave de esta muerte física es que revela un no reconocimiento a la persona y eso hace que el pobre de hoy, sienta su condición de pobre como de esclavitud e injusticia. La destrucción del pobre revela la negación de su condición de persona. Es pues, un no hombre.Y esto que se dice del pobre como persona se puede decir de los países pobres: los países pobres no existen, es decir, están siendo ignorados por los países ricos. Antes eran tenidos en cuenta por miedo a la expansión del marxismo, o como reservorio de materias primas, pero en la actualidad, como ya no representan una amenaza, ni interesan en lo económico son ignorados.

2.- Características de la destrucción

Esta condición de no hombre y del no reconocimiento por los otros de su condición de hombre que lleva a la destrucción del pobre, aparece claramente manifestada en cinco expresiones que el pobre repite y que son como la introyección de la destrucción que la sociedad le ha impuesto. Son las siguientes: "Uno por ser pobre, no es nada, no puede nada, no vale nada, no sabe nada, no tiene nada". Antes de ver en detalle las características de esta destrucción que aparecen en las anteriores expresiones, notemos lo siguiente:

a) En primer lugar la destrucción del pobre, es tanto más fuerte, cuanto mayor conciencia tiene de ese no ser. Esta forma de angustia es la que permite conocer hasta dónde las carencias han aplastado al pobre. Hay pobres que no tienen tan marcada la destrucción, v.g. los indígenas o las comunidades que mantienen relativa identidad cultural. El grado de destrucción se conoce fácilmente por el sentido del no ser, que adquiere la persona.Cuando se está en contacto con el mundo pobre, nos damos cuenta de que la destrucción no es igual en todos los sectores. Es así como en la miseria de los marginados, de las prostitutas y de los drogadictos, es muy fuerte las destrucción existencial. Ésta es más fuerte en cuanto esté más introyectado el "no". (No sé, no valgo, no puedo, no tengo, no soy)

b) En segundo lugar, no siempre las condiciones materiales generan una destrucción existencial. No basta con padecer carencias materiales para que necesariamente se produzca la destrucción existencial. Ordinariamente esta destrucción se le manifiesta al pobre mismo cuando se compara con el exterior o cuando el pobre sale de su ambiente, porque cuando está en su ambiente se siente reconocido como persona. Por ejemplo, la manera de vestir cuando todos están iguales, no crea problemas, el problema aparece cuando se asiste a lugares donde existen lujos y ostentación y la persona se siente "menos" por no estar de esa manera.

c) En tercer lugar, esta destrucción existencial se puede dar en toda persona (incluido el rico), pero en el pobre la destrucción está unida a las carencias materiales, es decir, a la pobreza material. En el rico se pueden dar personas que no se valoren a sí mismas, pero es un defecto de personalidad, en cambio en el pobre, la desvalorización se origina en las carencias materiales aunque como se ha dicho no se identifica con ellas.Entender lo anterior es fundamental para el trabajo de educación y promoción del pobre, porque al quitar las carencias no se eliminan necesariamente la destrucción. Esta premisa lleva a una dimensión distinta del trabajo de promoción del pobre, que no puede ser simplemente económico, sino educativo y liberador. Muchas veces se consigue sacar al pobre de la pobreza, pero queda intacta su destrucción existencial. Por eso mismo, siempre se puede trabajar en la liberación del pobre, actuando en el plano existencial, reforzando su valer y la conciencia de su dignidad, aunque su condición económica y material inicialmente no se modifique.La verdadera liberación del pobre no empieza por lo económico. La liberación del pobre se inicia cuando entiende, que independiente de los bienes materiales, él vale y es persona como pobre.d) En cuarto lugar, estas características tocan las dimensiones fundamentales de la existencia, por eso la destrucción del pobre abarca toda la persona:"no soy nada" toca su existencia misma"no puedo nada", "su actuar"no valgo nada" "su relación con los otros"no sé nada" "su capacidad intelectual"no tengo nada" " su relación con la realidad material Hagamos un breve análisis de cada una de estas situaciones:

"No soy nada"

El carecer de bienes materiales toca el ser mismo de la persona y esto obedece tanto, al ambiente social como a la condición material del hombre. La expresión "uno sin dinero no es nadie", revela en el fondo la destrucción del ser mismo de la persona, por la carencia de bienes materiales, y esto no es expresión de una valoración excesiva de lo material, ya que lo material es necesario aunque no suficiente para sentirse persona. Lo material no es la esencia de la persona, pero sin lo material no puede existir la persona. Por eso hay una ambigüedad grave y peligrosa en oponer ser y tener. Cuando se dice tanto "lo que importa es el ser y no el tener", hay que saber entender esa expresión.En ciertos ambientes se hace énfasis diciendo que hay que darle importancia al ser y no al tener. El sentido exacto de la relación entre tener y ser está quizás en la repuesta del argentino Quino cuando "Miguelito" le cuestiona a Mafalda su preocupación por lo social, diciéndole: -Recuerde que lo importante no es tener sino ser, y "Mafalda" le responde: -¡Ve a éste, si el que no tiene ni siquiera es!Quienes tienen lo económico asegurado son muy dados a aconsejar, que no hay que dejarse llevar del tener, pidiéndoles a los pobres que no se preocupen por lo económico y le critican al pobre su arribismo. El hecho de sentir, que por no tener, se me destruye el ser, no es un materialismo, y el preocuparse por el tener, no significa un desviarse del ser de la persona. La relación de ser y tener, como por otra parte y en el mismo sentido la oposición entre ser y hacer, no es una relación de oposición sino que es una relación dialéctica. Son distintos pero se exigen el uno al otro. De ahí que todo el trabajo con el pobre tiene que buscar de alguna manera mejorar lo económico, de lo contrario, no toca la base de su existencia. Pero, por otra parte una actitud con el pobre que se quede únicamente en lo económico tampoco sirve. Lo importante es que el tener esté al servicio del ser del pobre. Porque al pobre hay que promoverlo para que teniendo más, pueda ser más, es decir, que pueda desarrollar los valores que lo hacen persona.

"No puedo"

La segunda característica en que aparece la destrucción de la persona, es que siente que no puede porque no tiene bienes materiales. El que posee bienes materiales es el que puede. Esta destrucción es muy fuerte, porque bloquea el hacer de la persona y quizás es la más profunda en el pobre, porque toca con su capacidad de actuar.: La persona es esencialmente acción y para actuar tiene que tener algo con qué actuar. Si la sociedad valora por encima de todo los bienes materiales y le da valor a la persona en función de esos bienes, es normal que el pobre al no tener esos bienes sienta destruida su capacidad de actuar.Por eso mientras el pobre no descubra que aunque no tenga los bienes materiales necesarios o suficientes para vivir, tiene otras capacidades, otro tipo de bienes, no va a actuar. La capacidad de actuar se le desarrolla al tener conciencia de todo lo que tiene, y que lo capacita para otro actuar. Y en este descubrimiento, la comunidad, el grupo, son elementos esenciales.

"No valgo"

El pobre tiene la conciencia de que no vale, y no vale porque no tiene bienes materiales. Aquí la destrucción toca la valoración misma de la persona en su relación con los otros.La sociedad capitalista valora las personas por el tener: la persona que tiene, vale. Y esto en todo el sentido del tener: desde lo material, el dinero que es el punto de partida, hasta otros niveles más altos: vale si "tiene diplomas", vale si "tiene sabiduría", vale si ... etc. Lo grave es que en la práctica, basta con que tenga dinero y bienes materiales para que adquiera un valor en todas las dimensiones.En esto también hay una verdad muy profunda y que muestra que la destrucción del pobre, al sentir que no vale porque no tiene, no es cuestión de complejo. La persona debe tener algo para presentarse a los demás, algo para ofrecer a los demás.De ahí que mientras el pobre no descubra que aunque no tenga bienes materiales, tiene otras cualidades, otros valores, no puede descubrir su valer. Como mínimo que se dé cuenta que tiene su ser de persona, que tiene su capacidad de amar, de luchar, etc., es ya un logro importante.Todo lo anterior permite comprender el sentido del arribismo del pobre y a veces, su resentimiento, su agresividad frente al rico (esto último muchísimo menos de lo que piensa la gente). Es normal, ya que la sociedad de muchas maneras, sobre todo, de los medios de comunicación y de las relaciones sociales, le está mostrando al pobre que sólo el que tiene vale. Es normal entonces, la preocupación por hacerse reconocer como persona a través de lo material.

"No sé"

El pobre tiene conciencia de que no sabe porque no tiene bienes materiales. El no poseer bienes materiales, destruye en el pobre la conciencia de su saber. No opina porque no sabe, o mejor, porque su saber no es reconocido en la sociedad. El rico, por ser rico, cree que sabe; por eso puede opinar.Esta destrucción se hace bastante notoria en la desvalorización del conocimiento práctico y de la sabiduría popular. También aquí hay que descubrir el fondo humano que tiene esta experiencia de destrucción. Si la persona no es consciente de que tiene algo, no va a sentir tampoco que sabe algo. De ahí la necesidad de resaltar la sabiduría popular en todos los planos, v.g. en literatura -leyendas, mitos, etc., en salud -valor de los remedios caseros-. Existe todo un saber popular muy rico y muy amplio que en este momento está oculto, destruido y desvalorizado por toda una cultura del tener y de lo intelectual.

"No tengo"

El no tener significa para el pobre, simplemente no poseer bienes materiales, esto modifica profundamente su relación con el mundo, porque lo que le da valor y lo hace sentir que es persona, son los bienes materiales. Por eso es necesario tenerlos. Y tenerlos muchas veces, sin ningún criterio: lo que importa es tener. Si se tienen bienes materiales se tiene todo el resto. "Con el dinero, todo se puede conseguir", es el dicho popular.También aquí hay que analizar lo que hay de significación humana en esta destrucción: si no se tiene un mínimo de condiciones materiales, no se tiene nada. Por lo mismo, es preciso hacerle comprender al pobre que aunque su tener material sea muy precario, tiene otros valores y otras dimensiones que le permiten actuar y valorizarse.

Conclusión

Al terminar esta breve descripción de la destrucción del pobre es preciso subrayar (aunque sea volver a repetir), dos cosas:1) El partir de una destrucción existencial no significa minimizar o dejar de lado las condiciones materiales o las carencias económicas. Estas son esenciales y hay que atacarlas siempre. Todo trabajo con el pobre, que en último término, no toque lo económico, termina siendo alienante. Pero lo que se subraya aquí es el lugar desde dónde se debe hacer la lucha contra las carencias materiales y la valoración de esas carencias: que es desde la persona misma tanto en la valoración que tiene de sí misma, como es la valoración que le dan los otros.2) El pobre debe llegar a descubrir que aunque carezca de bienes materiales, es, vale, puede, sabe y tiene, y por lo tanto no puede mantenerse en condiciones materiales inhumanas. Partiendo de una conciencia del pobre por su valer, surge la preocupación por mejorar las carencias materiales. De lo contrario, las acciones con el pobre serán frustrantes y no producirán ninguna superación, porque termina el pobre por asimilarse al mundo de los ricos, aceptando todos los valores del mundo rico y perdiendo los suyos propios.

3.- Causas de la destrucción del pobre

Nos preguntamos ahora: ¿A qué se debe esta destrucción del pobre? y respondemos, a dos causas principalmente: a la mala voluntad, sea del rico o del pobre, y a las estructuras sociales o síquicas. Veámoslo más en detalle.

La mala voluntad del rico o del pobre. En esta destrucción hay toda una parte de responsabilidad personal, sea del rico, sea del pobre. El pobre se destruye por la mala voluntad (egoísmo, injusticia, indiferencia, etc.) del rico; y también por la mala voluntad del pobre mismo (pereza, desorganización, vicios, etc.)

A causa de las estructuras de todo tipo. Las estructuras injustas son causa de la destrucción del pobre. Hay pues, una dimensión destructora del pobre que no viene de la mala voluntad de nadie, sino de unos sistemas injustos y opresivos que perviven en la sociedad.Hay que insistir en las estructuras socioeconómicas que hoy con el neoliberalismo aparecen de una manera más clara y descarada. Todo el sistema neoliberal actual, no sólo no ha aliviado lo más mínimo la pobreza de los pueblos, sino que la ha agudizado, produciendo una pobreza destructora que nunca se había conocido antes. La brecha entre pobres y ricos se ha aumentado de una manera ya imposible de superar, los porcentajes de miseria bordean más del cincuenta por ciento de la población.Por eso más que nunca y aunque digan lo contrario, los que con Fukiyama hablan del "Fin de la Historia", es necesario, urgente e inaplazable un cambio en las estructuras económicas y socio-políticas del planeta.En este sentido hay que retomar el análisis de las causas de la pobreza que aparecen en el concepto clásico o europeo de pobre, que vimos en el capítulo segundo del libro, pero con tres modificaciones importantes.

a) Estrictamente hablando no se puede poner como causa de la pobreza del pobre, el destino, la naturaleza, Dios. No porque estos factores no sean causa de pobreza, sino porque ellos golpean por igual a pobres y a ricos, v.gr. un terremoto no escoge. Hay gente disminuida mentalmente en todas las clases sociales. Sin embargo, el terremoto no afecta lo mismo al rico que al pobre; no es lo mismo un débil mental rico, que un débil mental pobre.

b) La destrucción del pobre no es causa de una fatalidad; reside en último término en el corazón de las personas. Las estructuras son obras de personas quienes las construyen o quieren actuar a través de ellas. Por eso en último término, el problema no está en las estructuras sino en las personas.Se pueden dar estructuras en si mismas, muy adaptadas a la situación del pobre, y sin embargo, en la práctica ser tan opresivas del pobre como otras en sí mismas más opresoras. Es quizás lo que dejó al descubierto el socialismo llamado "real".

c) No se puede hablar sólo de estructuras económicas o políticas que producen pobreza destructora. Hay toda una serie de estructuras: sicológicas, culturales, religiosas, que son muchas veces más oprimentes que las mismas estructuras socio-políticas.

4.- Consecuencias de la destrucción

En primer lugar, la destrucción del pobre lleva implícito un tipo de cultura que es lo que se llama la subcultura de la pobreza. En segundo lugar, la destrucción del pobre exige como alternativa un proyecto de sociedad y un proyecto pedagógico.

La subcultura de la pobreza

La destrucción ocasionada por las carencias materiales genera en la persona una manera de asumir la vida. La persona es un hacerse (lo hemos dicho repetidas veces), que se realiza a partir de los datos que tenga. Cuando esos datos son destructores, la persona se comporta de una cierta manera. La visión del mundo se expresa a través de una serie de valores, la destrucción se manifiesta también a través de otros valores. Así como la visión del mundo genera una manera de hacerse, que engendra una cultura, también la destrucción genera una manera de hacerse, que expresa otra cultura. Es conveniente recordar que la destrucción del pobre donde se hace más notoria es en aquellos grupos más marginados, es lo que en Europa llaman el cuarto mundo y que nosotros denominamos "las personas que viven en las calles". Hay entre ellas una auténtica cultura: toda una manera de expresarse, de recrear su propia existencia a través de expresiones, ritos, símbolos, etc. Es preciso resaltar y valorar este tipo de cultura. Entre nosotros hay muy buenos trabajos en este sentido.Conviene aquí hacer una breve distinción, entre lo que en Europa, se llama el "cuarto mundo" y el pobre nuestro. Ordinariamente cuando en Europa se habla de pobres y de la opción por los pobres, se refieren ellos al "cuarto mundo", que es el mundo de lo que aquí llamaríamos de los marginados: drogadictos, mendigos, prostitutas, ancianos abandonados. En cambio nosotros en Latinoamérica cuando hablamos de pobres nos referimos a otra realidad, (las gentes que viven en los estratos populares) aunque detrás de esta realidad se encuentre el "cuarto mundo" europeo. Si se quisiera buscar entonces, entre nosotros al "cuarto mundo" europeo habría que hablar quizás "del mundo de la marginación".Por lo tanto, es preciso reconocer y respetar el tipo de cultura que surge de esa situación de marginalidad, por ejemplo, la vestimenta, el desorden y el desaseo, hacen parte de esta subcultura. Es una manera de expresarse y de proteger, en cierta forma, su identidad. Por eso no hay que tener una actitud de rechazo hacia ellos Hay que esperar a que la persona misma juzgue su situación y la revalore desde su propia vivencia.

Proyecto de sociedad

El tomar conciencia de esta destrucción conduce en primer lugar a un nuevo proyecto de sociedad hecho de justicia y de liberación. Implica que la sociedad se organice de una manera distinta. Toda esta destrucción viene de la sociedad capitalista que tiene como modelo al rico, donde lo más importante son los bienes materiales. Por eso mientras no se toque este modelo de sociedad, la destrucción va a seguir porque la "máquina productora de pobres" continúa sin dar tregua en su accionar.El modelo nuevo de sociedad requiere de dos elementos esenciales: justicia y liberación.a) Justicia. Una sociedad donde cada persona sea reconocida en sus derechos fundamentales y esto no sólo como derechos formales sino como derechos reales.b) Liberación. Una sociedad donde el valor fundamental no sea el dinero y el tener. Por lo tanto no se encasilla la acción con el pobre en meras búsquedas económicas, pero por otra parte tiene que partir del pobre, tiene que realizarse dentro de estructuras que no faciliten ni lleven a la destrucción del pobre. En este sentido el modelo neoliberal es total y radicalmente inadaptable para la situación del pobre, y, por tanto, si se quiere partir del pobre de un cambio total. En este sentido decimos que el reconocer la destrucción del pobre requiere de un proyecto de sociedad liberador.De ahí que a la destrucción del pobre, aun en su expresión más fuerte como es el mundo marginado hay que tomarla como un reto, una tarea, un desafío, que concierne no solamente al pobre sino a toda la sociedad. "La destrucción de un miembro de la sociedad es la destrucción de toda la sociedad". Por eso es necesario que toda la sociedad participe en el proyecto de acabar con la destrucción del pobre. Sobre este tema volveremos enseguida.

Proyecto pedagógico

Finalmente, el tomar conciencia de que la destrucción requiere un nuevo proyecto pedagógico que coincide justamente con la pedagogía nueva que implica el paso de la modernidad a la post-modernidad. Y, ¿cuáles son los elementos de este nuevo proyecto pedagógico? Ante todo hay que constatar (¡y aceptar!) que la educación del pueblo pobre debe ser diferente a la de los otros grupos sociales.El mundo pobre es esencialmente concreto, lleno de vida, sentimental y afectivo. No tiene un aparato conceptual de tipo intelectual y no tiene conciencia de su saber, su poder y su valer. De ahí, que la metodología popular implique al menos y muy resumidamente los siguientes cuatro elementos:1.- Partir de la realidad, de lo que vive la gente, ayudarles a descubrir su riqueza, el valor de su vida y de su experiencia.2.- No poner en primer plano las reglas sociales. Es decir, no empezar dando un calificativo etiqueta social a su situación diciendo que la carencia es mala, o aquello que ellos viven como destrucción, como son la mugre, el desorden, el desaseo, etc., es algo malo.3.- A partir de lo que vive la gente, darles elementos intelectuales, que permitan la comprensión científica de esta situación de destrucción. La formación intelectual es absolutamente necesaria, pero tiene que ayudar a la comprensión y la transformación de la realidad, de lo contrario es evasión o alienación.4.- Insistir en la acción, en la necesidad de transformar la realidad, para que la dimensión moral no se reduzca al mero juicio, sino que se convierta en tarea. En último término, es la metodología clásica del Ver- Juzgar- Actuar.Según esto y como nota final: el proyecto de sociedad y el proyecto pedagógico se implican mutuamente, es decir, se necesitan recíprocamente.

5.- Juicio Crítico

Son varias las conclusiones que se pueden deducir del análisis anterior:1. Esta manera de enfocar la destrucción del pobre permite comprender la diferencia entre miseria y pobreza. 2. Permite distinguir los distintos grados de pobreza. 3. Esta destrucción del pobre unida a la visión del pobre, nos permite también otra mirada sobre la problemática del trabajo con el pobre y de su lucha liberadora.4. Queda siempre abierta la cuestión ¿de por qué en último término, llamarlo destrucción? Y ¿por qué no decir, más bien, que se trata de una limitación de la existencia humana o de la presencia del mal?Miremos cada una de estas cuestiones más en detalle:

Diferencia entre miseria y pobrezaSobre estas dos palabras se ha discutido mucho: "uno puede ser pobre, pero no miserable", se dice con frecuencia. O se confunde, mundo pobre, con mundo miserable. Hay que empezar diciendo que en el pobre siempre hay una posibilidad de destrucción que le viene de las carencias materiales. Pero la destrucción en el sentido más radical de la palabra aparece en el marginado, es lo que llamaríamos miseria.En el marginado prima la destrucción sobre la visión del mundo y en el pobre es lo contrario, prima la visión del mundo sobre la destrucción. Sin embargo, es preciso tener bien presente y reconocer que aun en las personas más destruidas, aun en las más marginadas, se mantiene la visión del mundo, propia del mundo pobre y que en esta gente que desprecia y deja a un lado la sociedad, existen unos valores humanos, una manera auténticamente humana de asumir la vida, de relacionarse, que no se encuentran ni siquiera en otras clases sociales.

Distinguir los distintos grados de destrucción de la pobrezaDe la influencia de las carencias materiales en la persona depende el grado de destrucción. Hay personas a quienes las carencias las afectan muy poco y a otras las carencias las deterioran mucho, esto nos ayuda a comprender los distintos tipos de pobreza y los distintos grados de destrucción que produce la pobreza.Así, por ejemplo, un campesino materialmente puede tener mucho menos que lo que tiene la gente de un barrio marginado nuestro, y, sin embargo, la destrucción es completamente distinta. En el campesino es casi nula, en cambio, el marginado se enfrenta a un mundo que a cada paso le hace sentir su desvalor. Hablar de que los indígenas o los campesinos son un mundo destruido, no es exacto, a ellos las carencias materiales les dan la posibilidad de un deterioro físico o existencial en la medida que se sitúan o padecen el influjo del mundo externo. Porque sólo aparecen como destruidos cuando se les sitúa en el contexto general de la sociedad donde no son reconocidos y donde sus carencias aparecen como injusticia y como efecto de una deficiente organización de la sociedad.

La problemática del trabajo con el pobre y de su lucha liberadoraRetomamos aquí algo que expresábamos antes. Siempre se ha dicho que hay que repartir la riqueza, que la riqueza está mal repartida y esto ha significado que de la riqueza del rico todos deben participar, es decir, que todos lleguen a ser como ellos. Esta conceptualización tiene dos grandes fallas: por una parte presenta como modelo de persona al rico y segundo, en el mundo de hoy, la brecha entre ricos y pobres es imposible de cerrar desde la perspectiva del rico. Esta manera de enfocar las cosas revela algo que hay que denunciar: la sociedad siempre se ha construido desde y para el mundo rico, la política neoliberal, la sociedad del consumo, son propuestas para que todos vivan como ricos, quien pueda entrar, bien, o si no que se quede afuera. Los que no pueden entrar es "problema de ellos", no es "culpa" del sistema: ¡éste está hecho para los ricos!Por ello se deben plantear las cosas de otra manera: "lo que hay que repartir es la pobreza," y aquí si existen las posibilidades de que se rompa la brecha entre ricos y pobres. Repartir la pobreza implica: que todos participen, tanto de los valores del pobre -lo que decíamos antes- como de la lucha del pobre por su liberación. Esto es posible. La propuesta del pobre en toda su amplitud, es una propuesta universal. Vale para toda persona. El rico puede vivir los valores del pobre, vivir, por ejemplo, el compartir, la generosidad, la entrega a los otros, la autenticidad, etc., lo que implica necesariamente una cierta pobreza y dejar a un lado actitudes típicas del rico, v.g. el lujo, el derroche, la ostentación, etc.Insistamos ahora en que la destrucción del pobre también hay que repartirla. "Repartir" la destrucción del pobre, es tomar conciencia que esa destrucción toca a toda persona. Que en un niño que muere de desnutrición se están destruyendo a todos los niños del mundo y por lo tanto no podemos quedarnos indiferentes diciendo que no es problema nuestro. Si hoy existe hambre no es por falta de recursos sino porque la tecnología no está orientada hacia el pobre, sino hacia el rico y los recursos los acaparan unos pocos y los utilizan irracionalmente para necesidades no fundamentales.Aquí vale todo lo que decían los Padres de la Iglesia de los primeros siglos acerca de la urgencia de mirar las necesidades de los otros como algo propio. Recordemos la frase célebre de N. Berdiaff: "el hambre de una persona es para ella un problema material, para mi es un problema espiritual".Repartir la pobreza significa construir un sociedad desde la perspectiva del pobre, algo que no se ha intentado en ninguna época. Esta es la nueva utopía, es un norte para aquellos que piensan que al mundo es posible sacarlo de esa carrera loca y desenfrenada del consumismo, del boato, de lo superfluo y de mil ambiciones nocivas. Repartir la pobreza va a significar también hacer que todos asuman la tarea de liberación del pobre. A todas las personas no les llega la destrucción del pobre, pero todos si pueden participar de la lucha del pobre por su liberación.Se ha ensayado una sociedad desde el pobre como poder, con el socialismo real. Antes se planteaba una sociedad desde el rico, para ayudar al pobre. Siempre ha habido organismos de ricos para ayudar al pobre, ya sea de una manera asistencialista, o paternalista, o concientizadora pero, siempre de arriba hacia abajoEs necesario invertir el modelo. Partiendo del pobre construir una sociedad desde el pobre; dejar de mirar hacia el rico, dejar de buscar ser como los ricos y hacer una sociedad que busque ser como los pobres, viviendo sus valores.

¿Por qué, en último término, hemos hablado de la destrucción del pobre?Y, ¿por qué no hablar más bien de limitaciones o imposiciones de la naturaleza? Según el principio evolutivo los más débiles se quedan abajo y desaparecen y van surgiendo los más fuertes. Además, ¿no es esto justamente lo que propone toda la doctrina neoliberal muy en boga entre nosotros?Se habla continuamente del "principio de la excelencia", de "actuar con calidad", de dejar a un lado los que no son capaces, "los que no tienen aspiraciones", "los que no buscan lo mejor". Lo anterior en la práctica es la misma propuesta pero más radical y más refinada para continuar con el imperio del mundo desde el rico, desde el poderoso. Y, ¿por qué no seguir este camino? Podemos responder diciendo que porque esto no es humano, ni respeta a todas las personas. Pero entonces se puede repetir la pregunta, y ¿por qué no es humano?, aquí diremos simplemente lo que decíamos al terminar el capítulo anterior que en último termino se trata de una opción que depende de una concepción del hombre y de la sociedad. También a esta pregunta el Jesús del Evangelio ofrece una respuesta: EL propone justamente una sociedad desde el pobre, y nos invita a todos a participar de la lucha contra la destrucción del pobre y a vivir de acuerdo con los valores del pobre.

Capítulo Quinto

EL COMPROMISO CON EL POBRE

 

 

Esta parte del libro, más que un capítulo es una especie de conclusión de todo lo anterior. Hemos hablado de los valores y de la destrucción del pobre, del nuevo proyecto de sociedad; ahora nos preguntamos entonces, ¿cómo entender el compromiso con el pobre? ¿qué significa la expresión de la Iglesia Latinoamericana de "optar por el pobre, vivir la opción por el pobre"?Para dar contestación a lo anterior se trabajarán tres puntos básicos: qué es el compromiso en general, segundo, tipos de compromiso, y finalmente, qué significa comprometerse con el pobre.

1.- Qué es compromiso

Para el efecto tomaremos como base la terminología de Enmanuel Mounier quien empieza distinguiendo lo que es el compromiso en sentido general y lo que es el compromiso en sentido estricto.Compromiso general es la relación que crea en la persona el hecho de ser en situación. El hombre es un ser en situación, pero el estar situado crea necesariamente una relación con todo lo que lo rodea. Por eso, el compromiso no es algo que uno escoge, sino que se le impone a uno. Por el hecho de estar en una situación específica ya se está comprometido con esa situación. Mounier dice de una manera muy precisa: "Se habla de comprometerse como si dependiera de nosotros, cuando en realidad ya estamos comprometidos, embarcados, y la abstención es una ilusión".Por eso el compromiso es tanto más grande cuanta mayor sea la relación que se tenga con la situación. Visto de otra manera, mientras más grande sea la relación con una situación, más profundo es el compromiso con ella. Por ejemplo, se puede hablar mucho cuando no se tiene compromiso, en cambio, cuando se tiene un mando específico ya se miden las palabras. Por eso se dice que el poder ata y cohibe a las personas.El compromiso en sentido estricto es el acto por el cual una persona de una manera consciente y libre asume la situación. De acuerdo con esta definición el compromiso en sentido estricto tiene tres elementos:

1) es una toma de posición, es decir, que no simplemente se toma conciencia de una situación, sino que se asume,

2) de una manera consciente y libre, es decir, hay un acto en que la persona misma se implica de un modo consciente y libre y,

3) hay una acción personal que transforma la situación.Ahora, esta manera de asumir la situación puede ser a favor o en contra. Pero en el lenguaje corriente se llama persona comprometida a quien está en contra de, por ejemplo, se está comprometido en el plano social, cuando se está en contra del régimen, cuando en realidad el que está a favor, también está comprometido. Por eso no solamente está comprometido con el pobre, en sentido estricto quien lo defiende, sino aquel que de una manera deliberada y consciente también lo explota.En síntesis podemos decir que frente al mundo pobre todos estamos comprometidos, decir que la situación de pobreza o de marginación, aun de los pobres del África, no nos concierne, es imposible. Por eso la pregunta fundamental y que toda persona debería hacerse es: ¿cómo es mi actual compromiso con el pobre? ¿cómo lo estoy viviendo? ¿cuál es mi actitud ante el mundo pobre que me rodea?

2.- Tipos de compromiso

Notemos para empezar que lo importante no es ponerle mucha atención a la terminología en sí, ya que puede diferir de un autor a otro, sino que lo significativo es el contenido mismo de la terminología, o sea, lo que con ello se quiere expresar.Siguiendo un poco la línea de Mounier vamos a distinguir tres tipos de compromisos; 1) compromiso acto y compromiso conducta. 2) compromiso educativo y compromiso directivo, y, 3) el compromiso político y compromiso en lo político.Compromiso acto es aquel en el cual la situación exige de parte de la persona un acto, es decir, la situación exige de la persona una acción inmediata, sin que ésta se sienta personalmente implicada. Por ejemplo, cuando un limosnero me solicita un favor y le doy una limosna, hago un acto que modifica su situación, pero personalmente yo no me siento implicado en su situación. En cambio, en el compromiso conducta la situación interroga y cuestiona ante todo a la persona, y desde ese cuestionamiento surge la acción, v.g. si quien me pide un favor es un hermano mío, no me contento simplemente con hacer algo por él, sino que personalmente me siento envuelto en su situación. El compromiso educativo es el que busca fundamentalmente que la persona asuma ella misma una situación. Busca tocar ante todo la conciencia y la libertad de la persona, sin que directamente se quiera cambiar u organizar la sociedad o la institución.Compromiso directivo es el que busca directamente cambiar las estructuras, o la organización de la sociedad o de la institución. Para su logro se requiere siempre el poder. Sólo el que tiene poder puede cambiar las estructuras, ya sea de una institución, ya sea de la sociedad.En el compromiso político la persona toma posición frente a la situación de la sociedad y hace acciones que buscan directamente el cambio desde su manera de pensar. A este compromiso también se le puede dar el nombre de compromiso partidista porque las acciones que llevan a cambiar la sociedad requieren siempre de un partido o de algo que desempeñe el mismo papel.En cambio, el compromiso en lo político es el que toma posición frente a los problemas de la sociedad sin que busque directamente el cambio de la sociedad, por una parte, por carecer de los medios de poder para realizarlo y, por otra, porque la finalidad de este compromiso es hacer una crítica de la sociedad, no la toma del poder. Este es el compromiso típico de las asociaciones gremiales, por ejemplo, un sindicato toma posición frente a los problemas de la sociedad, pero no tiene los medios para cambiar las cosas.Cada uno de estos compromisos tiene su valor propio: el político lleva a la práctica las ideas y la opinión que tiene y puede producir el cambio social. El compromiso en lo político tiene un sentido crítico, pero no directivo. En cierta forma se podría decir que el uno apoya al otro, porque el gobernante pierde fácilmente el sentido crítico, ya que la autocrítica es muy pobre y limitada, porque cuando ésta se exagera, también empobrece la acción. Por eso, la crítica fuerte la hace el que está por fuera . Sin embargo, el compromiso en lo político para que sea eficaz, tiene que estar ligado de alguna manera al compromiso político.

3.- Cuál es el compromiso con el pobre

Ante todo hay que decir que no hay una sola manera de comprometerse con el pobre, por lo tanto, existen muchos tipos de compromiso . Desde el punto de vista religioso todos pueden ser iluminados por la fe. En este sentido no se puede decir que el único compromiso sea hacer obras sociales, o luchar por el cambio de las estructuras. No: Todos pueden ser auténticos, con tal de que se hagan con las condiciones siguientes:

a) Que parta de la persona del pobre. Que no se le imponga ni se le condicione su libertad.

b) Que busque hacer del pobre un protagonista de su propio destino, y

c) Que se haga de una manera respetuosa, sin autoritarismo, ni suficiencia.El tipo de compromiso va a depender de la finalidad de la acción, o sea, de lo que se busca a través de la acción. Por eso no se puede calificar de inmediato una acción de "paternalista", porque todo depende primordialmente de la finalidad de la acción. Nadie, por ejemplo, califica de paternalista las ayudas en un desastre.

El trabajo con el pobre debe darse a dos nivelesEn general hay que decir que el compromiso con el pobre se debe hacer desde dos perspectivas distintas, que no son separables, ni opuestas, pero si distintas. Se puede luchar por el pobre desde la perspectiva de la persona, o desde lo estructural.Desde la persona centrando la acción en la persona misma, y desde esa persona luchando por el mejoramiento de las estructuras. En esta acción se da importancia primordialmente al acompañamiento, a la presencia, a lo educativo y a lo organizativo.Desde lo estructural centrando la acción en al lucha contra las estructuras que oprimen al pobre. En esta acción la primacía la tiene la lucha política; la denuncia de estructuras y situaciones opresivas etc.Estas dos acciones (desde la persona o desde lo estructural), son igualmente válidas y a la vez no son opuestas. Cuando se trabaja por el pobre desde la persona, hay que tener en cuenta lo estructural y viceversa, cuando se lucha contra las estructuras hay que tener en cuenta la persona.De una manera quizás demasiado simplista pero que ayuda a comprender por dónde se debe hacer el trabajo con el pobre, se podría decir en general, que de un "compromiso paternalista" con el pobre, en el que se buscaba ante todo una solución inmediata a su situación, sin importar las causas estructurales, hemos pasado, a un compromiso político, en el que el interés central radica en cambiar la sociedad, destruir estructuras injustas y de opresión, sin tener en cuanta la persona misma del pobre, su manera de vivir y de asumir los cambios. Esto se vio muy fuertemente en las décadas del 60 al 80.Debemos tener en cuenta que este tipo de compromiso con el pobre fracasó, porque no lo sacó de su situación destructora de pobreza. Y sobre todo no lo hizo sujeto de su propio desarrollo y permitió que se manipulara su persona. Sin embargo, no se trata de rechazar estos compromisos, sino de orientarlos de otra manera.Nuestra propuesta es que se debe dar primacía al compromiso conducta, es decir, se hace necesario que la condición del pobre interrogue a toda persona, tanto en lo positivo como en lo negativo. Y esto tanto en el plano personal como en el plano social.Es indispensable un compromiso personal por encima del socio-político, o sea, sin despreciar lo político, empezar por lo personal, ayudándole al pobre a ser sujeto. Antes de ver cómo cambian las estructuras, hay que educar al pobre en sus valores, acompañándolo en acciones que permitan vivir sus valores y cambiar las estructuras que lo oprimen. El futuro de la lucha por el pobre pasa por una revaloración y un replanteamiento del valor del pobre. En sentido existencial, es dejar que el pobre me interrogue a mi, me cuestione y no llegar a él con esquemas preconcebidos.También hay que darle una primacía al compromiso en lo político, por encima del compromiso político, e ir al compromiso político desde lo político. Es decir, que la gente tome parte en la situación de la sociedad, que las agrupaciones tomen parte y no se queden simplemente "padeciendo" la situación. Las organizaciones populares tienen una fuerza en lo político, pero no son fuerza política, y por esto se deben orientar hacia partidos y movimientos que son las verdaderas fuerzas políticas.El papel de la organizaciones popularesEn última instancia, lo que el pobre más necesita es que le devuelvan su identidad y que le reconozcan su dignidad de pobre. Que como pobre le den la oportunidad de decir algo, y que no se mire el mundo rico como el ideal para el pobre. Por eso desde un punto de vista práctico y metodológico lo más eficaz y necesario en la promoción del pobre y en la lucha por una sociedad diferente, son las organizaciones populares, en las que el pobre sea sujeto, donde pueda decir su palabra y donde pueda recibir la ayuda de todos los que se quieran comprometer en su promoción, pero sin que esa personas se apoderen de la dirección y sin que le quiten protagonismo al pobre. Organizaciones donde se viva el cambio de estructuras y donde los intelectuales y demás personas provenientes de otros medios pongan sus capacidades al servicio del pobre.Y con este presupuesto, emprender una serie de luchas sociales para mejorar las condiciones del mundo pobre, con estructuras justas, donde estas estructuras busquen no que el pobre llegue a ser como el rico, sino que tenga un marco donde pueda desarrollar sus valores y luchar contra su destrucción.

Capítulo Sexto

CÓMO VIVIÓ JESÚS SU CONDICIÓN DE POBRE

Y CÓMO SE SITUÓ FRENTE AL POBRE

 

 

 

Elementos de Antropología Evangélica

Hasta ahora se ha analizado qué es el pobre, cuál es el mundo del pobre, las destrucción del pobre y en qué consiste el compromiso con el pobre. Ahora se hará una lectura bíblica de lo anterior, es decir, desde la práctica de Jesús ¿qué pensar de todo esto? Trataremos, ahora, de acercarnos a la manera cómo Jesús vivió su existencia pobre, y cómo se situó frente al pobre. El tema es muy amplio y existe una abundantísima literatura. Aquí sólo pretendemos dar algunos elementos de Antropología Evangélica, que nos permitan leer desde la fe, la existencia pobre tal como la hemos visto. Por lo tanto se verá: primero cómo vivió Jesús su condición de pobre y cómo se situó frente al pobre; y, segundo, qué es lo original en esa posición de Jesús.

 

1.- Cómo vivió Jesús su condición de pobre

Significado humano de la pobreza de Jesús

¿Qué significó para Jesús la existencia pobre? Lo primero que hay que anotar es que Jesús llevó una existencia pobre y vivió entre los pobres. Este es un hecho imposible de ocultar y tiene ante todo un significado antropológico: para Jesús la pobreza fue la manera de vivir su existencia humana que expresa una manera de ser y de hacer como hombre. Jesús vivió como hombre a la manera del pobre. Por eso la existencia pobre en Jesús tiene no solamente un sentido espiritual (este aspecto se subrayaba y quizás se absolutizaba antes de la Conferencia de Medellín, sobre todo en Latinoamérica). Que Jesús fue pobre por humildad, se hizo pobre "para darnos ejemplo". Que Jesús se hizo pobre como cuando un rico se viste de pobre. La existencia pobre de Jesús así considerada no tiene ninguna significación, ni cuestiona en lo más mínimo el estilo de vida de los hombres. Ni solamente un sentido sociológico: llevó la condición social de los pobres. Después del Vaticano II, sobre todo en América Latina, se insiste en la dimensión sociológica de la pobreza de Jesús: que Jesús se hizo como los pobres; que perteneció a la clase social de los pobres. Se pasó, entonces, de una concepción puramente espiritualista, a otra puramente sociológica. Pero lo real es que la existencia de Jesús tiene ante todo un significado antropológico, se hizo pobre porque fue su manera de asumir la condición humana.Miradas así las cosas, separando las dos concepciones, - la espiritual y la sociológica- se obtiene una lectura recortada y parcializada de la Encarnación. Lo que recupera la dimensión total de la Encarnación es la significación antropológica, porque complementa la dimensión espiritual con la sociológica. La pobreza en Jesús tiene, entonces, tres dimensiones: para Jesús el ser pobre es una manera de ser hombre (dimensión antropológica), que expresa una humildad (dimensión espiritual), que se concretiza en una vida a la manera de los pobres (dimensión sociológica).

Ampliemos esta manera de ver la pobreza de Jesús, porque es el núcleo, no sólo para la comprensión de la existencia pobre de Jesús sino para descubrir su significado para el hombre. Estas tres dimensiones aparecen en la carta a los Filipenses 2, 5 y siguientes: "Tengan ustedes la misma manera de pensar que tuvo Cristo Jesús, el cual: Aunque era de naturaleza Divina, no insistió en ser igual a Dios, sino que hizo a un lado lo que le era propio, y tomando naturaleza de siervo nació como hombre. Y al presentarse como hombre se humilló a sí mismo, y por obediencia fue a la muerte, a la vergonzosa muerte en cruz." - "...y se humilló a sí mismo", es ésta la dimensión espiritual. - "...tomando naturaleza de siervo nació como hombre", dimensión antropológica: se hizo hombre como pobre, más aún, - "...haciéndose obediente hasta la muerte y la muerte de cruz", esa condición humana de pobre la concretizó asumiendo la condición de los más pobres, dimensión sociológica.Si se quiere, entonces, respetar el sentido total de la existencia de Jesús, es preciso tener en cuenta esas tres dimensiones y recuperar sobretodo la significación antropológica. Porque cuando se tiene en cuenta sólo la dimensión espiritual o la sociológica, se falsea el sentido real de la existencia de Jesús y el valor que tiene para comprender la existencia humana y orientar el compromiso con el pobre.Veamos esto un poco más explicado, pues en la práctica son peligros en los que hemos caído y aun en algunos ambientes se mantienen:

El insistir que la pobreza en Jesús es sólo o primordialmente signo de humildad, disuelve o desvirtúa el sentido de la Encarnación. Esto es muy común hoy en cierta línea Latinoamericana que en el fondo quiere quitarle fuerza y radicalidad a la opción por los pobres. Se dice y aun se escribe: "que la opción de Dios no fue por el pobre, sino por el hombre". Ello desvirtúa la Encarnación porque el hombre no existe como algo abstracto, lo que existe es este hombre, y la determinación primera del hombre concreto es su condición material, el medio en que vive. Este hombre existe como pobre o como rico. Cuando decimos que la opción de Jesús es por el hombre, nos quedamos en lo abstracto y disuelve el escándalo de la Encarnación. Un Dios que se viste de pobre, no es escándalo, es como ponerse un vestido que no es de uno, como tampoco lo es que un rico se vista de pobre. Lo incomprensible para la razón es que el Dios niño tenga que huir, porque un tirano lo va a matar, y lo tienen que llevar cargado. ¿Qué ese sea Dios! Eso sí es un escándalo, es algo insólito para la razón. Porque ¿qué tipo de Dios es ése que no se sabe defender? Por consiguiente, si nos quedamos en lo meramente espiritual se disuelve el escándalo o el verdadero sentido de la Encarnación. Pero si se dice que ante todo, Dios se hizo de clase pobre en el sentido sociológico, es decir, que vivió a la manera de los pobres, se le quita el sentido universal a la existencia de Jesús, porque no todos pueden pertenecer a la clase pobre. La significación humana de Jesús es para el mundo entero, pero no todo el mundo puede pertenecer a un grupo social determinado.Que Jesús haya nacido pobre, no es circunstancial, ni accidental. Pero que haya nacido en un pesebre, en medio de animales, en una cueva, eso sí es accidental. Jesús casualmente nació en un pesebre, pero el que haya nacido pobre no es casual, esto tiene una significación humana.Así, pues, en Jesús ser pobre es su manera de ser y de hacer como hombre. Es la manera como ÉL asumió la existencia humana y por eso es propuesta para todos los hombres. En otros términos, Dios decidió que su Hijo se hiciera hombre, entonces tuvo que escoger un estilo de vida, y escogió el de la existencia pobre. Jesús fue pobre como su manera de ser hombre y esa es la oferta de vida que le hace a todo el mundo Esa vida pobre de Jesús es un llamado para todo el mundo, no solamente para los religiosos. El religioso es el que se radicaliza en esa manera humana que tiene Jesús de llevar la vida. Por eso los votos tienen ante todo una significación humana. ¿Qué significa hacer voto de pobreza? significa: optar por la manera humana de llevar la vida así como la llevó Jesús. Pero la existencia pobre de Jesús es oferta para todo hombre. Por eso el cristiano es el que asume su vida a la manera de Jesús.Finalmente aquí es necesario hacer una afirmación fundamental: el valor último y la significación definitiva de esta existencia humana de Jesús viene de un dato de fe: para el cristiano Jesús es Dios, es el Hijo de Dios, es la imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura, en quien Dios quiso que habitara toda la Plenitud.Por eso es preciso tener presente en todo lo que vamos a comentar de la existencia pobre de Jesús, que esa existencia pobre es la existencia humana de Dios; es la manera, el lugar donde Dios se quiso revelar y mostrar a los hombres.Es ahí, donde está en definitiva el valor de lo que vamos a decir sobre la pobreza de Jesús, y por lo tanto de la pobreza del pobre.

Jesús optó por llevar una vida pobre

Es decir, la vida pobre de Jesús, es el resultado de una opción, es pura gratuidad. Jesús fue pobre porque quiso. Es lo que aparece en Segunda a los Corintios 8,9 ."Porque ya saben ustedes que nuestro Señor Jesucristo, en su bondad siendo rico se hizo pobre por causa de ustedes, para que por su pobreza fueran ustedes enriquecidos". Jesús es la única persona que pudo escoger su estilo de vida; cada uno de nosotros nacemos sin buscarlo, en determinada condición social. Y esa opción de Jesús permaneció toda la vida, no fue un acto de humildad, fue un estilo de vida que ÉL adoptó. Por eso, la opción de Jesús por el pobre es pura gratuidad. Es lo que desarrolla Gustavo Gutiérrez en "El Dios de la Vida".

Jesús vivió esa vida pobre como los pobres.

Jesús vivió la pobreza a la manera de los pobres. Este es el gran aporte latinoamericano, es lo que se llama la irrupción de los pobres en la Iglesia. Siempre se había insistido en que Jesús llevó una vida pobre por humildad, pero no una vida pobre en el sentido sociológico de vivir como los pobres. Esto es lo novedoso, porque saca la pobreza de lo meramente espiritual y le da una dimensión concreta. Esta concepción es lo que ha revolucionado el voto de pobreza.La pobreza de Jesús no fue simplemente una pobreza personal, no fue solamente "austeridad", sino que fue una pobreza como la de los pobres. Un avaro es un pobre, pero su pobreza no es como la de los pobres. Una cosa es vivir sencillamente, austeramente y otra cosa es vivir como los pobres. Jesús aprehendió de los pobres su manera de ser hombre y expresó su solidaridad con el hombre haciéndose pobre, o sea, que se introdujo en el mundo pobre. Se puede vivir la pobreza personal sin referencia al mundo pobre, pero en Jesús es diferente: ÉL llevó su existencia pobre a la manera de los pobres. Este es el "gran descubrimiento" de la reflexión latinoamericana.Lo anterior aparece muy explícitamente en varios textos: (Mc. 6,2-3) "Cuando llegó el día del reposo, comenzó a enseñar en la Sinagoga. La multitud al oír a Jesús, se preguntaba admirada: -¿Dónde aprendió éste tantas cosas? ¿De dónde ha sacado esa sabiduría y los milagros que hace? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, José, Judas y Simón?".Este texto que sólo lo trae Marcos lo resaltan mucho los exégetas porque tiene dos datos: "Jesús el carpintero y el hijo de María". Lo que escandaliza de Jesús es su condición social. El texto no dice "hijo de carpintero", sino carpintero. Igualmente se dice "Hijo de María", no "Hijo de José", como en los otros textos. Esto es muy revelador, pues en el mundo judío, es el papá el que da la condición social del hijo, y no la madre. Por eso decir que se es hijo de la madre, no es un insulto, sino la expresión de una insignificancia social, es como decir entre nosotros que es un "don nadie". Los judíos a Jesús lo desprecian, en último término, porque no es rico, lo desprecian porque pertenecía al grupo social de los pobres, porque es un carpintero y porque es un hijo "don nadie". Esto aparece también en Juan 7,15; 48.

Jesús perteneció al grupo de los pobres sociológicos.

Se ha especulado mucho diciendo que Jesús pertenecía a una clase media, que los apóstoles poseían redes, barcas etc. Por eso es bueno precisar la condición social de Jesús.En tiempo de Jesús existían tres grupos sociales, que de ninguna manera se pueden equiparar a las clases sociales nuestras: 1) El grupo de los poderosos, los que tenían el poder social político, económico y religioso. 2) El grupo del pueblo, la masa de los pobres, una gente que no tenía una significación social. Aquí no se hace alusión a una condición económica, sino sólo social, y, 3) El grupo de los marginados, los excluidos. Eran de dos tipos, los marginados por motivos económicos conformado por los pastores -quienes no podían ser testigos- y por la mano de obra barata, y el otro, los marginados por motivos éticos, conformado por los publicanos (se les despreciaba porque eran los recaudadores de impuestos y colaboradores de Roma), los enfermos y los pecadores (ladrones, prostitutas, leprosos, y los poseídos del demonio, etc.) Frente a estos tres grupos, ¿cómo se situó Jesús? ÉL no se situó en el grupo de los poderosos, porque no quiso; Jesús perteneció al pueblo y optó por hacer su acción desde los marginados. Con ellos se identificó al nacer y al morir. Esto es muy importante, Jesús nació como marginado en un pesebre, y murió como marginado, muerte de cruz en las afueras de la ciudad. Más adelante veremos la significación de esto.

Jesús opta por la existencia pobre porque le descubre una significación y una serie de valores.

Jesús es la primera persona que presenta la condición de pobre como ideal de vida, ya que la pobreza era considerada como un mal. "En el Antiguo Testamento nunca se puso la pobreza como un ideal de vida. Esta novedad será propia del estilo y de la vida de Jesús". Jesús propone directamente la pobreza como ideal de vida. (Mt. 5,3; Mt. 18,3; Mt. 19,16, etc.). Nótese que en la Bienaventuranzas, Jesús dice: "Bienaventurados los pobres en espíritu porque ellos hacen acontecer el Reino". No dice, bienaventurados los pobres porque van a dejar de ser pobres.Ahora bien, si Jesús propone la pobreza como estilo de vida es porque le descubre un valor. Nadie puede proponer algo negativo como digno de vivirse. Y el valor fundamental que Jesús le descubre a la existencia pobre es el que permite llevar la existencia que ÉL propone, como modelo de existencia humana. La existencia pobre le ofrece el modelo de vida humana que ÉL le vino a ofrecer al hombre. Por eso al hombre rico (Mc. 10,17) le propone directamente ese tipo de existencia, y los apóstoles al acoger la invitación de Jesús a seguirle, lo dejan todo, (Mc. 1,16). La existencia pobre permite vivir unos valores. Es la razón por la cual merece optar por ella y vivirla.

Jesús lucha contra la destrucción de la pobreza y la destrucción que sufre el pobre.

Jesús no sólo opta por llevar la condición de pobre, y no sólo la propone, sino que, además, se pasa la vida luchando en favor de los pobres, luchando contra la marginalidad, contra el hambre, contra las enfermedades etc. En la lucha de Jesús contra la pobreza y la destrucción del pobre, hay dos características que son fundamentales.En primer lugar, todo lo que hizo Jesús por atacar la destrucción del pobre, lo hizo como signo. Es decir, Jesús no vino a quitar sistemáticamente la destrucción del pobre. Cuando después de la multiplicación de los panes la gente busca a Jesús, éste les dice claramente el sentido de su acción: "Ustedes me buscan no porque les hice un signo, sino porque les di de comer hasta saciarse". (Jn 6,26 y Mt. 11,2 y Lc. 4,16)En segundo lugar Jesús no curó, ni quitó la destrucción de la gente, sino para que la persona fuera más persona, es decir, para que la persona asumiera su propio destino. La intención de Jesús no es quitarle las necesidades a la gente, sino anunciar el amor del Padre y hacer que la persona se haga más persona.Es lo que aparece en el texto de la curación de la mujer con el flujo de sangre (Mc. 5,25). Esta acción de Jesús es muy significativa, la mujer está completamente "despersonalizada", ha perdido todo, cree que al tocar a Jesús recobrará su salud. Es lo que sucede. Sin embargo, cuando Jesús pregunta "quién lo ha tocado", la mujer aparece llena de miedo ante Jesús, es decir, quedó curada materialmente, pero no recuperó en lo personal la confianza y la valoración de sí misma. Por eso cuando Jesús le dice que es su fe la que ha sido la causa principal del milagro, le devuelve la fe en ella misma, la hace sentirse "sujeto de su propia curación".

Jesús hace su acción desde los pobres para los pobres y con medios pobres.

El punto de partida, el punto de llegada y los medios que utiliza Jesús son todos del mundo pobre. El pobre tiene en la práctica de Jesús todo un protagonismo.a) Jesús hace su acción desde los pobresJesús vino no solamente para salvar a los pobres, sino a todo el mundo, pero precisamente porque vino a salvar a todos, se situó al lado de los pobres, porque el lugar del pobre es el único lugar universal. Antes veíamos cómo Jesús, entre los tres grupos sociales de su tiempo, perteneció al grupo del pueblo, e hizo su acción desde el grupo de los marginados. Estas opciones de Jesús tienen una significación de universalidad así: el grupo del pueblo al que pertenece Jesús es el único universal, porque a él puede acceder todo el mundo, el poderoso puede hacerse pueblo y el marginado está llamado a integrarse a la sociedad en plano de igualdad.Por otra parte el hecho de hacer su acción desde los marginados tiene también un sentido de universalidad. Como hay personas que ni siquiera son capaces de acceder a la condición de todo el mundo, Jesús va hacia ellos. Es el comentario que hace C. de Foucauld al nacimiento de Jesús en el pesebre y que expresa muy bien este sentido de la opción de Jesús por los más pobres. Dice C. de Foucauld en el comentario del evangelio del nacimiento: "Jesús desde el principio quiso ser el hermano universal, mostrar que venía para todos los hombres, por eso nació en un pesebre, allí pudieron acudir, primero los pastores y luego los magos. Si Jesús hubiera nacido en el palacio de Herodes, habrían podido entrar los magos pero no los pastores". Y en otro pasaje dice: "Jesús ocupó voluntariamente el último lugar, para que toda persona, aun el más marginado y despreciado pudiera encontrarlo como hermano". b) Jesús optó por medios pobres.Jesús le dio una especial importancia a los medios (Mt. 4.1). En el pasaje de las tentaciones, a Jesús se le ofrecen como formas de acción los medios de poder: el poder económico, político y religioso y cuando empieza su vida pública se le ofrece el poder popular, la gente lo quiere proclamar Rey (Jn. 6,15).Jesús rechaza apoyarse en estos cuatro poderes, que racionalmente serían los más apropiados para que lo reconocieran como Dios, pero opta por los medios pobres (acogida, generosidad, entrega, ayuda, amor etc.). Los medios pobres son los únicos eficaces para su misión. Jesús presenta los medios pobres como medios eficaces, es decir, que no los escoge por humildad, ni por modestia, es porque los otros medios no le sirven.

La opción de Jesús por el pobre es en función del Reino.

Ello quiere decir que la opción de Jesús por el pobre no es una opción individualista. Jesús viene a hacer una sociedad nueva, trae un proyecto comunitario que es el Reino. Por eso la preocupación de Jesús no es simplemente liberar al pobre, sino hacer una sociedad nueva. La actividad de Jesús es desde la persona del pobre pero no es una acción individual: busca hacer una sociedad nueva. (cfr. Apoc. 21,1-8; Is. 11,1-9; 65,17-25)Ampliemos este concepto: antes de esta época post-moderna se ha tenido una visión de la persona bastante individualista. Se mira la persona más como un individuo y en la persona todo se hace depender de su voluntad. Por eso el cambio y la conversión son de tipo individualista. Después del Concilio Vaticano II se descubre toda la dimensión estructural y comunitaria de la persona. Se descubre que ésta no existe sino dentro de las estructuras; que el individuo no existe como ser aislado, sino dentro de una red de relaciones, y por lo tanto, la persona no se cambia simplemente por la voluntad, sino que también tiene que haber un cambio de estructuras. En otros términos quiere decir, que el individuo está inmerso en su medio y para que él cambie, tienen que cambiar las estructuras.De esta manera se pasa de una visión individualista a una visión estructural que repercute en la acción y el compromiso de la persona. Se termina oponiendo persona y estructuras en la manera de concebir la fe y de juzgar la actitud y el compromiso de Jesús. Unos tienen una visión politizada de Jesús que aparece como el gran revolucionario y otros una visión moralista de Jesús para quienes lo que ÉL propone es un cambio individual. Pero en realidad, mirando lo concreto de la existencia, descubrimos que la persona es a la vez conciencia y estructura, es decir, que cada uno de nosotros somos una conciencia personal, y singular que existe dentro de un contexto sociocultural. Ello implica que la persona no se puede separar de las estructuras y que hay dos maneras de trabajar sobre la persona, o desde la estructura, o desde lo personal. Si se trabaja desde su conciencia individual se debe tener en cuenta la estructura y si se trabaja desde la estructura, se debe tener en cuenta la persona.Esta perspectiva nos ayuda a comprender mejor el proyecto de Jesús. Jesús habla y propone el Reino. En este sentido es una visión colectiva. Pero esa preocupación por el Reino, Jesús la hace desde la persona. Jesús no buscó directamente un cambio de estructuras, pero eso no quiere decir que no haya interés en un cambio de estructuras; todo lo contrario, EL vino a hacer una sociedad nueva. La posición de Jesús no es política, pero tiene una proyección política. Jesús no vino simplemente a cambiar los individuos sino a proponer el Reino. La opción por el pobre es la opción por una sociedad nueva construida desde y a partir de la persona del pobre.

Jesús descalifica la riqueza como ideal de vida

Jesús descalifica la riqueza como ideal de vida y no sólo opta por el pobre, sino que rechaza la riqueza como opción de vida; rechaza la riqueza como objetivo de la vida. La riqueza no puede ser el fin de la búsqueda del hombre. No se puede servir a Dios y al dinero (Mt. 6,24) y quien sigue a Jesús, tiene que asumir los valores del pobre: la justicia y la solidaridad (Lc. 19,1).

Jesús toma la dimensión destructora de la pobreza y le cambia de significación.

Finalmente es necesario ver cómo Jesús se sitúa personalmente frente a la dimensión destructora de la pobreza. Jesús no escoge la dimensión destructora de la pobreza, pero sí la asume como consecuencia de su opción por una vida pobre y al lado del pobre. La cruz no es escogida directamente por Jesús. Más aún, siente rechazo frente a ella y le pide al Padre que se la quite. (Mc. 14,36). La cruz es consecuencia de su estilo de vida. Si Jesús hubiera optado por los ricos y por medios ricos, no le habría pasado lo que le pasó. Jesús asume las consecuencias, pero le cambia de significación, Jesús asume la cruz y le cambia de sentido, porque en lugar de signo de destrucción, convierte la cruz en signo de liberación. La muerte la convierte en vida (Hebreos 12,2).En Jesús hay una diferencia esencial en su actitud frente a la cruz y frente a la pobreza. Jesús la cruz no la busca, la pobreza si la busca. Frente a la cruz muestra su repugnancia y su rechazo: le dice al Padre que si es posible aparte de ËL ese cáliz. Pero no le dice al Padre que le quite la pobreza, antes por el contrario, la reivindica en las Bienaventuranzas, que son la "radiografía de la existencia pobre": bienaventurados los mansos, bienaventurados los despojados, los pacíficos, los limpios de corazón, todas estas son actitudes de los pobres y alaba al Padre "porque reveló estas cosas a los pequeños y se las ocultó a los hábiles" (Lc. 10,21).

 

2.- Originalidad en la manera en que Jesús se sitúa frente al pobre

Sin embargo, no basta con decir que Jesús llevó una existencia pobre. Es preciso detenerse a ver lo que hay de original en esa manera de llevar Jesús la existencia pobre. Esto es esencial, y pocas veces le prestamos atención. Veamos ahora dónde está la originalidad de Jesús en su manera de asumir la existencia pobre.

1) Jesús opta por la existencia pobre y al mismo tiempo opta por vivir como los pobres.

Él pudo haber llevado una existencia pobre como los ascetas, retirado del mundo a vivir a pan y agua. Pero quiso voluntariamente llevar una vida como la de los pobres. Es decir, Jesús opta por llevar una vida como la de los pobres. Su vida pobre es el fruto de una opción.Pues bien, separado de Jesús, decir que se es pobre por opción y se es pobre como los pobres ¡es una contradicción! Precisamente lo típico de la vida de los pobres, es que no es fruto de una opción. Por eso una cosa es optar por los pobres y otra vivir como los pobres. Pero en Jesús esto pierde su contradicción, pues las dos posiciones tienen y adquieren su valor desde Jesús: ÉL opta, y ÉL opta por una vida como las de los pobres. Esto quiere decir que es Jesús el que le da un valor a la vida pobre: Él la hace su estilo de vida.El tener presente esta primera originalidad es esencial en la práctica y la opción cristiana por el pobre, porque cuando se quiere directamente hacerse pobre como los pobres, se cae en la contradicción de que hemos hablado. La contradicción desaparece, y el ser pobre como los pobres adquiere su pleno y profundo sentido, cuando se hace desde Jesús y por seguimiento de Jesús: "Amo la pobreza porque ÉL la amó", escribe Pascal en los pensamientos. La pobreza del cristiano y del religioso es expresión de que se quiere llevar el estilo de vida de Jesús.

2) Jesús vive la solidaridad con el pobre haciéndose pobre.

Ésta también es una originalidad de Jesús, porque la solidaridad con el pobre no exige racionalmente hacerse pobre sino luchar contra la destrucción. Sólo cuando se quiere vivir al estilo de Jesús se descubre el valor de vivir como los pobres y de mostrar su solidaridad haciéndose como ellos.

3) La preocupación de Jesús frente a la práctica de la pobreza no es tener o no tener, sino vivir unos valores, vivir los valores del Reino.

Jesús en su vida pobre es supremamente libre, tanto en lo que hace, como en lo que propone. Su preocupación no es tener o no tener, sino una serie de valores: los Valores del Reino y desde ahí vive y propone las renuncias materiales.Veamos ahora algunos textos. Lucas 19.1. A Zaqueo Jesús no le exige ninguna renuncia, es Zaqueo el que descubre que no puede acoger a Jesús en su vida si no es justo y si no comparte. En cambio, la posición de Jesús con el hombre rico (Lc. 18,18) es todo lo contrario: "Si quiere conseguir la vida eterna, venda todo, entréguelo a los pobres y sígame".Lo que le importa a Jesús es la vivencia del Reino y éste tiene una relación directa con un estilo de vida y, por tanto, en las condiciones materiales. Pero Jesús se mantiene libre frente a los bienes materiales. Ver también el texto de Caná (Jn. 2,1) y del frasco de perfume que le derrama María a Jesús (Mc. 14,3), que expresan la misma libertad frente al tener o no tener y la misma preocupación por vivir los valores y los signos del Reino.

4) La preocupación de Jesús no es quitar o no quitar las carencias,

sino hacer signos y hacer que el hombre se haga más persona, lo cual también es muy original. Jesús no es el poderoso que vino a terminar las dolencias a la gente o a remediarles todos los males. Jesús es alguien que vino a revelar a los hombres la cercanía de un Dios Padre y a hacerles signos de su presencia. Con esto Jesús desplaza la atención que no está centrada en quitar carencias sino en hacer signos. Cuando se trabaja en el mundo pobre la angustia que se siente es no poder quitar todas las carencias, pero quizás la tarea no es tanto acabarlas (lo que es imposible) sino hacer signos de la presencia de Jesús, y esto siempre es posible.

5) El valor de los medios pobres

¿Por qué Jesús opta por los medios pobres? y ¿qué significación tienen para el cristiano? Respondemos, porque los medios pobres son los únicos eficaces para la realización de su obra y son los únicos universales.En esto hay una originalidad muy grande en Jesús. Sólo a ÉL se le ocurrió que podía construir un mundo nuevo sin utilizar el poder y la fuerza como medios de acción. Los medios que ÉL utiliza son los medios pobres (1Cor. 1,26-31 y 2,1-6).Respecto a los medios pobres hay que tener en cuenta lo siguiente:a) Los medios pobres son los únicos eficaces para la realización de la obra de Jesús: el Reino de Dios. Éste no se construye con poder ni con riqueza, sino con los medios pobres.El poder sirve para organizar, para llegar a la inteligencia de los otros, para dominar etc. Pero sólo el amor, la bondad, la entrega, la acogida, que son medios pobres, nos permiten acceder al corazón de los otros. Jesús lo que quiere dar es, ante todo, su Persona; no quiere imponerse a la fuerza, sino por el amor. Por lo tanto, lo único eficaz es lo pobre, los medios pobres.b) Los medios pobres no son primordialmente ni acciones ni obras determinadas: son ante todo actitudes y situaciones que se traducen en acciones y obras, las cuales son siempre relativas. Por eso hay que estar releyendo continuamente dichas obras y dichas acciones para ver si son o no son aptas para hacer pasar al Señor, para revelar el amor del Señor por las personas.c) Estas actitudes y situaciones son las que expresa el Señor en las Bienaventuranzas (Mt. 5,1-12 y Lc.6,20-26).d) Los medios pobres se dan normalmente al interior de los medios de poder y estos últimos son los que se necesitan siempre que se quiere hacer cualquier obra. Por eso es significativo que el Señor en su vida, tanto pública como privada, no haya hecho ninguna obra institucionalizada, pues ésta requiere siempre el poder. De ahí que el cristiano tiene siempre que estar revisando su acción para verificar que al interior de los medios de poder se vivan los medios pobres.

 

 

Conclusión

1.- En cada uno de los capítulos sobre el mundo del pobre y sobre la destrucción del pobre, hemos dicho que la cuestión quedaba abierta: ¿Por qué decir que los valores del pobre son los auténticamente humanos y que la destrucción del pobre es la auténtica destrucción humana? Lo que hemos visto de la existencia de Jesús, debería ser para el cristiano la respuesta definitiva: eso es así porque Jesús, Dios-Hombre, asumió la existencia pobre, no sólo como su manera de existir, sino como su propuesta a todo hombre que se pregunte sobre el tipo de existencia humana que realiza al hombre.Por eso hay una especie de circularidad entre la existencia de Jesús y la existencia pobre: la existencia pobre le ofrece a Jesús su manera de ser persona humana, y la existencia pobre de Jesús le ofrece al pobre un valor y una significación definitiva.

2.- Para el cristiano la opción son los pobres. Si Jesús optó por llevar una vida pobre, e hizo su acción desde el pobre y escogió los medios pobres, nos estaba señalando a todos un camino para el que lo quisiera seguir. Seguir a Jesús es vivir y actuar como Jesús. Pero como el seguimiento de Jesús lo tiene que hacer cada uno desde su situación personal, entonces la opción por el pobre la tiene que inventar cada cristiano desde su situación personal. Por eso la opción por el pobre se puede vivir de muchas maneras y nadie puede imponerle a otro una manera de vivirla.

3.- Algo semejante habría que decir sobre el voto de pobreza. El valor del voto y el cuestionamiento sobre el modo concreto de vivirlo, no está en vivir como los pobres, sino en seguir a Jesús que vivió como los pobres.La relación con el pobre, que es esencial en el voto, tiene que estar mediatizada por la relación con Jesús. De ahí que la esencia del voto de pobreza tiene que girar alrededor de dos centros, la persona de Jesús que fue pobre y es quien le da sentido y valor al voto, y, la persona del pobre que nos está mostrando cuál fue el estilo de vida que llevó Jesús y nos obliga continuamente a concretizar esa referencia a Jesús. Por eso, sin la referencia de Jesús, el voto de pobreza pierde su significado, y toda su práctica termina en un callejón sin salida, en una farsa o en una comedia, pues nunca se puede ser como los pobres, aunque se viva en el mundo pobre, ya que éste vive una pobreza impuesta y quien hace el voto de pobreza escoge libremente el vivir como los pobres. En este sentido hay un abismo entre estas dos formas de vida. Pero igualmente sin la referencia al pobre, el voto de pobreza se convierte en un legalismo o en un espiritualismo engañoso y ofensivo del pobre.

4.- Finalmente, podemos concluir que, en último término, las Bienaventuranzas proponen todo un programa de humanización desde el pobre. Jesús declara Bienaventurados, no a los ricos y a los poderosos, sino a los pobres y a los que tienen actitudes de pobre y esto no porque sacralice o espiritualice su situación, sino porque descubre el valor, las posibilidades y el futuro de la existencia pobre. Si se descubre, por ejemplo, que los pobres hacen acontecer el Reino, que los que lloran van a ser consolados, que los que sean misericordiosos van a alcanzar misericordia, se puede concluir, en sana lógica, que pueden ser los llamados felices.Es nuestro deseo que la lectura y profundización de estas reflexiones sobre la Antropología del pobre nos lleven a descubrir todo el humanismo que encierra la vida pobre y la propuesta de Jesús privilegiando a los pobres. Y que a su vez la contemplación de ese Jesús, Dios-Hombre que llevó la existencia de los pobres, que nació y murió como un marginado, que anunció que había venido a liberar a los oprimidos y a llevarles la Buena Noticia a los pobres, permita a todos, cristianos o no, descubrir "la eminente dignidad del pobre.

 

 

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