CAPITULO II. Justificación del temario del Catecismo para preadolescentes:

  1. Características generales.

  2. Características del contenido.

  3. Algunas características del lenguaje y del método de exposición.

* En este apartado se tiene presente el Temario general especificado, con la serie completa de los temas, que aparecen en el Índice de la obra
 


 

Las notas de pie de página se refieren al "Directorio General de Pastoral Catequética" (DCG) y al Concilio Vaticano II. Las que van incluidas en el texto se refieren al TEMARIO O ESTRUCTURA TEMÁTICA GENERAL ESPECIFICADA.

1. CARACTERISTICAS GENERALES

1.. Característica: La estructura temática es orgánica.

En ella se presenta el contenido complejo del objeto de la fe, de forma que todo esté armoniosa y estrechamente ligado entre sí (1).

Al servicio de esta estructura orgánica se han escogido los siguientes núcleos temáticos:

2.a Característica: La estructura temática es jerárquica.

La conexión y armonía de todas y cada una de las partes del contenido pretende que la estructura temática esté organizada conforme a una jerarquía de verdades. Unas se apoyan en otras como más principales y son iluminadas por ellas (2).

La articulación de la materia en torno a los citados núcleos temáticos obedece a un propósito de fidelidad a la jerarquización de los contenidos del Mensaje.

    1. DCG 39.

    2. DCG 43.

3.a Característica: Contenido total del Mensaje Cristiano.

La estructura temática intenta presentar el mensaje cristiano en su totalidad (3), con fidelidad a la Sagrada Escritura, a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia.

4a Característica: Dimensión histórica del misterio de la Salvación.

El temario pone de relieve el carácter histórico del misterio de la Salvación (4) Manifestado en Cristo (5), así corno privilegia expresiones y contenidos bíblicos. La orientación bíblica de la estructura temática es una de sus características más generales, secundando así una de las orientaciones básicas del Concilio Vaticano II.

5.a Característica: Hacia el encuentro personal con Dios.

El Catecismo pretende dar una información de las verdades objetivas de la fe. Pero esto no es suficiente. El Catecismo ha de ayudar también al encuentro personal con Dios. Este planteamiento es coherente con la naturaleza misma del acto de fe. La fe, en efecto, tiene, por una parte, una dimensión cognoscitiva y, por otra parte, es una adhesión personal y libre a Dios, manifestado en Cristo.

6.a Característica: Consideración seria del hombre.

El Catecismo ha de ayudar al creyente a dar una respuesta generosa a la Palabra de Dios. Pero esta respuesta no puede darla el creyente dejando al margen de la misma su vida humana concreta, los problemas de los hombres con quienes convive, etc.

Por ello, el Catecismo asume la experiencia que vive el preadolescente en el mundo de hoy.

  1. DCG 38.

  2. DCG 44.

  3. DCG 40. "Cristocentrismo de la catequesis".

El temario, en efecto, se hace eco de los problemas del mundo contemporáneo (6), para tratarlos en la manera y medida adecuadas a la capacidad de vivencia y comprensión por parte de los preadolescentes. Junto a la fidelidad a Dios, se considera seriamente al hombre (7). Esta característica general responde a esa otra orientación básica del Concilio Vaticano II: función de la Iglesia en medio del mundo actual.

7.a Característica: No todos los elementos del Catecismo tienen la misma importancia.

Consecuentemente, en todo Catecismo hay una orientación pedagógico-catequética de fondo. En éste también. Y al servicio de la misma, y de algún modo como guía y parte del mismo Catecismo, se ha elaborado también el presente "Manual del Educador: 1. Guía doctrinal".

Tal orientación pedagógico-catequética necesariamente reviste al Catecismo de un carácter insoslayable: no todos los elementos que en él aparecen tienen la misma importancia, aunque todos sean pastoralmente necesarios o convenientes para el acto catequético. En ningún modo se pretende que, en el aprendizaje y memoria de la fe, se otorgue la misma importancia a los textos de la Sagrada Escritura, Sagrada Liturgia, definiciones de fe y enseñanzas del Magisterio, a los testimonios de la Historia de la Iglesia, etc., que a los datos y testimonios tomados de las ciencias y de la historia humanas, o de la experiencia cotidiana, etc. (8).

 

2. CARACTERÍSTICAS DEL CONTENIDO

1.a Característica: Consideración de las experiencias e interrogantes más importantes del preadolescente a la luz de la fe.

En la Introducción, Tema 1, el Temario o estructura temática, pretende: a) dirigir la atención del preadolescente hacia sus experiencias de mayor importancia y amplitud; b) plantear a la luz del Evangelio los interrogantes que surgen de las mismas (9). Hay que advertir que no se parte de estas experiencias pres

  1. GS 1.

  2. DCG 30, 32, 33, 34, 36. 37b. 38bc, 83.

  3. Cfr. DCG Introducción.

  4. DCG 74.

cindiendo de la fe. Todo lo contrario. Se parte de realidades que vive el preadolescente o el catequista o la comunidad misma, en tanto que vividas desde la fe de la Iglesia. Estas experiencias, desarrolladas en el Tema 1, son las siguientes:

 

2.a Característica: Mensaje fundamental cristiano y primer desarrollo del mismo.

En la PRIMERA PARTE, titulada Cristo está con nosotros, se presenta el Mensaje fundamental cristiano y se le da un primer desarrollo.

Cristo vive. Tema 2.

Se comienza con esta proclamación kerigmática del misterio de Cristo, porque justamente la catequesis es una exposición desde la fe actual de la Iglesia en Cristo, que vive resucitado. No es propiamente el desarrollo catequético de una Cristología que tendrá después su lugar adecuado, sino un anuncio-invitación para una iniciación o renovación de la fe en Cristo-Salvador (10). Esto dará sentido a todo lo que se expondrá a lo largo del conjunto del Catecismo. Toda la PRIMERA PARTE, con su proyección sobre el resto del Temario del Catecismo, manifiesta explícitamente la dimensión cristocéntrica del mismo. Cristo aparece, desde el primer momento, como centro vivo de la catequesis (11)..

  1. Cfr. DCG 6.

  2. DCG 40 y 52.

Al encuentro de Cristo por los caminos del Dios vivo.

Temas 3-11 (12).

Para encontrarnos con Cristo es necesario situarnos en el itinerario de fe del Pueblo de la Antigua Alianza continuado en la Iglesia, Pueblo de la Nueva Alianza. El encuentro con Cristo en la fe de la Iglesia se describe recurriendo a algunas experiencias de fe que nos ofrece la Sagrada Escritura. El Antiguo Testamento es prefiguración del Nuevo Testamento: "toda la Escritura da testimonio de El" (Jn 5, 39) y nos conduce a El; y a su vez el Nuevo Testamento es plenitud del Antiguo (13).

Estos temas (3-11) ofrecen unos caminos de acceso a Cristo, aún no específicamente sacramentales. Es decir, aquí no se trata todavía del encuentro con Cristo a través de los sacramentos. Se trata de presentar unos caminos de iniciación o de profundización en la vida de fe. Esta vida de fe es ya de por sí un encuentro con Cristo.

Dios, que se comunicó a sus amigos y a su Pueblo en el Antiguo y en el Nuevo Testamento a través de unos determinados acontecimientos y experiencias, se sigue comunicando hoy a través de nuestras experiencias humanas actuales, cuando éstas son vividas desde la fe (14). También hoy como ayer, el hombre, en su itinerario hacia el encuentro con Dios en Cristo, vive en situación de éxodo, tentación, desierto... Se podría haber elegido una gama más amplia de experiencias bíblicas de fe. Pero ésta nos ha parecido suficiente.

Este encuentro del hombre con Dios en Cristo a través de la experiencia humana creyente actual guarda analogía y está en continuidad' con la experiencia de fe del Antiguo y del Nuevo Testamento. Se destaca finalmente como lugar privilegiado del encuentro con Cristo —y sin el cual los demás no tienen sentido— la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Pueblo de Dios.

Se procura además tener en cuenta que la presentación del mensaje evangélico no puede hacerse ignorando que Dios creador y salvador ha sembrado ya en el corazón de los hombres, a quienes se anuncia el Evangelio, sentimientos,

  1. A propósito de este epígrafe, hacemos a continuación algunas observaciones que pueden ser válidas también con referencia a otros núcleos temáticos del Catecismo.

  2. Cfr. DV 4, 8, 15, 16.

  3. Cfr. OS 11 y DV 8.

valores y experiencias que les preparan para el encuentro con Cristo por la fe. La evangelización debe explicitar estos valores evangélicos corno "semillas del Verbo" y "preparación evangélica" (15). Si esto es aplicable a la evangelización de los que no han recibido el bautismo, a fortiori hay que tenerlo en cuenta en la catequización de los bautizados. Esta "explicitación" de los va lores evangélicos que encontramos en la vida de los hombres no consiste en tratar de deducir la revelación divina de la experiencia humana, sino en ayudar a descubrir, a la luz de la revelación, la acción de Dios en la vida de los hombres. Esta ayuda la presta el catequista, actuando como creyente, en nombre de la Iglesia (16).

Conviene volver a llamar la atención sobre aquel aspecto del Catecismo, que tiene especial importancia en relación con este tema: la perspectiva de historia de la salvación, que explica la especial atención que se concede a algunos temas del Antiguo Testamento, leídos desde la fe del Nuevo Testamento.

No se debe perder de vista nunca que "la economía cristiana, por ser la Alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa manifestación de Jesucristo, nuestro Señor (Cfr. 1 Tm 6, 14; Tt 2, 13)" (17). Pero importa advertir que los acontecimientos "pasados" de la "historia salutis" son también en algún sentido acontecimientos actuales: es el mismo Dios que actuó en el pasado el que ahora actúa y se nos comunica y suscita en nosotros actitudes semejantes a las que suscitó en otro tiempo en el Antiguo y Nuevo Testamento. La historia de la salvación es también una realidad de hoy que alcanzará su plenitud con la venida de Cristo Resucitado al final de los tiempos.

Nos encontrarnos con Dios en Cristo. Tema 12. Este tema:

  1. por una parte, subraya cómo el encuentro con Cristo implica encuentro del hombre con Dios. Implícitamente se afirma la mediación de Cristo en la revelación y comunicación de Dios al hombre,

  2. así, al mismo tiempo, introduce en el desarrollo de las restantes partes del Catecismo:

  1. Cfr. LG 16 y 17; Pablo VI, Evangelii nuntiandi [EN] 53, 55, 70.

  2. Cfr. Pablo VI, EN 60.

  3. DV 4.

El desarrollo específico de la Cristología se encuentra en la SEGUNDA PAR TE, Temas 13-18, en el contexto de la revelación que Cristo hace del misterio de Dios (Págs. 177-230).

 

3.a Característica: Presentación del Misterio de Cristo en relación con el Misterio trinitario de Dios.

En la SEGUNDA PARTE, titulada Cristo nos descubre el misterio de Dios, la estructura temática presenta el Misterio de Cristo en relación con el Misterio de la Trinidad, expuesto éste (a) en la perspectiva de la historia de la salvación y (b) en sí mismo.

Este procedimiento de exponer primero la manifestación e intervención de las Personas divinas en la historia de la salvación y después las Personas en sí mismas, aparte de sus ventajas pedagógico-catequéticas, es más fiel al curso mismo de la pedagogía de Dios en el proceso de la relevación (18). Todo esto se expone en los cuatro momentos siguientes:

No se reduce a una Cristología de la persona de Jesús y sus dos naturalezas, y las consecuencias de su acción redentora, sino que se presta especial atención a los misterios de la vida del Señor y su significación cristológica, es decir, en orden a conocer quién es Jesús, cuál es su misión y cuál es su obra.

  1. DCG 41 (por Cristo al Padre en el Espíritu) y 47.

  2. DCG 50-54.

  3. DCG 44.

 

4.a Característica: Estrecha conexión del Misterio de Dios y de Cristo con la existencia y con el fin último del hombre.

En la TERCERA PARTE, titulada Cristo nos descubre el misterio del hombre: "Por nosotros los hombres y por nuestra salvación", y en la CUARTA PARTE, titulada Cristo nos descubre el misterio del mundo, la estructura temática presenta la estrechísima conexión del misterio de Dios y de Cristo con la existencia y con el fin último del hombre (23).

  • Estas dos consideraciones de la existencia humana como tal y en cuanto incluida en la realidad creada y destinada a la consumación, son complementarias entre sí.

  • Así se expone conforme a la pedagogía de Dios en la revelación la estrecha conexión entre la creación y la Redención: Dios Padre Creador de todas las cosas es el Padre de Cristo-Salvador. El mensaje cristiano, pues, sobre la existencia humana y el fin último del hombre está recogido y presentado según dos grandes consideraciones complementarias entre sí.

    1. DCG 60.

    2. DCG 47.

    3. DCG 42.


    5.
    a Característica: Cambio del Hombre Viejo al Hombre Nuevo: el pecado, la conversión, la gracia, los mandamientos, la iglesia, los sacramentos.

    Cristo nos descubre el misterio del hombre: "Por nosotros los hombres y por nuestra salvación" (TERCERA PARTE).

    En este gran apartado se presentan los dos estados que, según la interpretación cristiana de la existencia, configuran el ser y la vida del hombre: el pecado y la gracia, o expresados/ en categorías paulinas, el hombre viejo y el hombre nuevo, respectivamente.

    En la Introducción de esta TERCERA PARTE se presenta de un modo general el paso del hombre viejo al hombre nuevo; se subraya como necesaria la fuerza del Espíritu, así como el hecho de la conciencia moral y de la libertad del hombre: Tema 22.

    A. En la sección dedicada al HOMBRE VIEJO aparece, pues, la doctrina de la fe sobre el pecado. Temas 23-33, págs. 279-351.

    - la acción del Espíritu en el reconomiento del propio pecado,

    - la naturaleza y los efectos del pecado,

    - el pecado original,

    - la conversión o el posible rechazo de la misma (24).


    B. En la sección dedicada al
    HOMBRE NUEVO (Temas 34-59. Tomo II, págs. 19-333) se expone : la configuración del hombre nuevo en Cristo-Jesús por el don y la acción del Espíritu Santo (25). Todo lo referente a la vida de gracia, conducta cristiana, inserción del cristiano en la Iglesia y celebración de los sacramentos se aborda con una fundamentación y una dinámica cristo lógicas y en último término trinitarias.

    El hombre nuevo configurado con Cristo:

    a) nace y vive por el don y la acción del Espíritu Santo,

    b) en la obediencia a la Palabra de Dios,

    1. DCG 62.

    2. DCG 60.

    c) dentro de la comunidad, y

    d) en la celebración de los Sacramentos (26).

    a) Vida de gracia.—El hombre nuevo configurado en Cristo por el don y la acción del Espíritu Santo: Tema 34, págs. 19-40.

    A partir de una nueva referencia al Kerigma cristiano, se presenta:

    1. la doctrina sobre las Bienaventuranzas como rasgos de la vida cristiana,

    2. las virtudes teologales como actitudes fundamenta les del cristiano,

    3. la vida de gracia, el don del Espíritu Santo y el mérito.

    b) Moral de gracia.—El hombre nuevo vive conforme a la Palabra de Dios: Temas 35-41. págs. 43-117.

    La palabra de Dios es iluminadora de la vida del hombre y reveladora de un plan de Alianza, concretado primero en el Decálogo y llevado a su plenitud por Cristo en el programa evangélico del Sermón de la Montaña. En este apartado se expone la Moral Cristiana (27). Los Diez Mandamentos serán presentados dentro de una dinámica que conduce al Sermón de la Montaña.

    c) La Iglesia.—El hombre nuevo nace y crece en la comunidad eclesial: Temas 42-51. págs. 121-209 (28).

    1. Se presenta la Iglesia en relación con la Trinidad.

    2. Asimismo se la presenta en relación con el misterio de Cristo.

    1. AG 14 y 15.

    2. DCG 63.

    3. DCG 65-68.

    1. Se desarrollan los distintos aspectos del misterio de la Iglesia en relación con las notas de la Iglesia.

    2. A imitación del Concilio Vaticano II se incluye también aquí la Mariología.

    3. Los temas de la Tradición y la Escritura se tratan al hablar de la Iglesia, Pueblo de Dios; el tema del Magisterio, al hablar de la Apostolicidad de la Iglesia.

    d) Los sacramentos.—El hombre nuevo nace y vive por la celebración del misterio de Cristo en los sacramentos (29): Temas 52-59, págs. 213-333.


    6.a Característica:
    Presentación del origen y destino del mundo a la luz de la fe.

    En la CUARTA PARTE, titulada Cristo nos descubre el misterio del mundo, se presenta la visión cristiana del mundo en su origen y en su destino: la creación y la nueva creación.

    En la Introducción de esta parte se establece, de modo general, la relación entre ambas: Tema 60, págs. 339-341.

      1. LA CREACIÓN: Temas 61-66, págs. 345-376 (30). La Creación es presentada en el contexto de la historia de la salvación: tiene su origen en el amor del Padre, está fundamentada en Cristo y orientada hacia El y hacia el Padre, por la acción del Espíritu.

      2. LA NUEVA CREACIÓN: LOS NOVÍSIMOS: Temas 67-74, págs. 379-429 (31). Desde la fe en Jesús Resucitado, el futuro es vivido con esperanza y vigilancia. Aquí se presenta el misterio de la Nueva Creación, junto a las demás realidades escatológicas del mensaje cristiano.


    7.a
    Característica: Algunas constantes fundamentales.

    Hay ciertos temas fundamentales que aparecen con frecuencia a lo largo de todo el catecismo: el Padre, Cristo, el Espíritu Santo, la gracia, la caridad, el bautismo, la vida de fe, etc.

    1. DCG 55-59.

    2. DCG 51. (3 I) DCG 69.


    3. ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE Y DEL MÉTODO DE EXPOSICIÓN.

    1a Característica: Algunas peculiaridades del lenguaje.

    En la exposición de los temas se recurre con frecuencia al lenguaje bíblico. Se evitan los términos teológicos de carácter técnico-escolástico, no porque no parezcan estimables, sino porque no son —según parece— los más adecua dos para la enseñanza catequética hoy. Se usan con frecuencia expresiones que se refieren a relaciones interpersonales o actitudes vitales humanas para designar realidades de orden sobrenatural: v. gr. "encuentro con Cristo", "vivir en comunión", "entrega personal a Dios", "respuesta a la llamada de Dios", etcétera. Las analogías sacadas del mundo de las relaciones entre las personas pü,:ccen ser más adecuadas para expresar catequéticamente el misterio de Dios en Jesucristo, y más próximas al lenguaje bíblico.

    Las expresiones teológicas y bíblicas introducidas recientemente en el len guaje teológico se usan pocas veces, y siempre en un contexto que haga fácil su comprensión. Su número es reducido: "Kerygma", "Carisma", "Koinonía", "Sacramento" (aplicado analógicamente a Cristo y a su Iglesia), "Testimonio", etcétera.

    Se tiene como criterio usar, en general, el término "Dios" en vez de `Yahvé". En el uso de algunas palabras y expresiones conviene tener en cuenta el con texto general en que aparecen. Así, a veces, en vez de decir "discípulos de Cristo", "el cristiano", etc., se dice "el creyente" sin más puntualizaciones. Mientras no se haga constar explícitamente otra cosa, este término es equivalente al de "creyente cristiano", y supone una actitud de fe en el sentido bíblico de una fe viva, que implica la esperanza y la caridad, la vida de gracia, y, por tanto, "las buenas obras", "el cumplimiento del Decálogo", etc.

    Cuando hablamos de la actitud del cristiano con respecto a las realidades crea das, valores humanos, derechos humanos, compromiso en lo temporal, etc., se ha de entender siempre en una perspectiva sobrenatural. No se confunde lo natural con lo sobrenatural, sino que, según el designio de Dios, en la presente situación histórica del hombre, las realidades creadas no pueden ser concebidas como totalmente ajenas al proyecto de Dios de hacer que el universo y la historia tengan en Cristo su culminación y su sentido último. Así lo propone el Concilio Vaticano II (32).

    (32) GS 22, 26d, 32, 38, 39, 45... y en el DCG 8, 26 y 28.

    No se debe confundir "lo natural" en sentido teológico con "la acción en lo temporal". Ni se debe reducir, en sana teología, lo sobrenatural a la vida de oración, al culto, etc. El hombre histórico está destinado a la visión beatífica, y podemos pensar que en su conducta honesta está presente con su gracia el Espíritu Santo, inclinándole a la fe y a la caridad según Dios. El cristiano, que actúa como creyente en las realidades temporales, actúa ya en la órbita de lo sobrenatural.

    2.a Característica: Actitud de búsqueda dentro de la comunión de fe con la Iglesia.

    Unos términos que para muchos resultan incómodos son "descubrir", "des cubrimiento", sustituyendo a expresiones de significación meramente intelectual como "conocer", "aprender", etc. En este sentido se preguntará alguno: "¿Cómo es posible proponer como objetivo catequético a un niño o a un joven, por ejemplo, el que descubra el significado de la vida oculta de Jesús, etc.? Si ya tiene fe y conoce lo que Dios ha revelado, no tiene nada que descubrir. Por otra parte la revelación nos viene de Dios, no la descubrimos nosotros".

    Para comprender el sentido en que se utilizan estas expresiones, es preciso tener en cuenta que, en el lenguaje catequético y pastoral de nuestros días, el término "descubrir" no se usa casi nunca en el sentido de que alguien invente o descubra por primera vez algo que nadie hasta ahora había descubierto. En este sentido, lo que Dios nos ha revelado por Jesucristo y la Iglesia nos enseña no es una invención del hombre, ni propiamente un descubrimiento humano. Pero el uso actual de este término en catequesis tiene otros significados:

    - Para el cristiano, que por primera vez adquiere noticia o cae en la cuenta de determinados aspectos o exigencias del mensaje cristiano, tal conocimiento tiene carácter de "descubrimiento". Aunque se trate de algo ya conocido o revelado, es sin embargo para él un verdadero descubrimiento.

    - Se utiliza también con frecuencia el término "descubrir", cuando el método de enseñanza seguido para transmitir determinadas verdades ya conocidas o reveladas, es un método activo. En efecto, en vez de una comunicación magisterial. un método activo hace que el alumno, leyendo la Sagrada Escritura o los textos del Magisterio, reflexionando de manera personal sobre las exigencias con cretas de su vida de fe, etc., llegue a conocer más plenamente y de modo personal, ciertos aspectos del misterio cristiano.

    Este modo de conocer tiene para el alumno, para el catequizando, carácter de verdadero "descubrimiento", Hablar de "ayudar a descubrir" en vez de "enseñar" es sugerir una metodología activa, que suscita la reflexión personal y el compromiso vital de la persona, a la que se quiere educar en la fe.

    - Cualquier tipo de meditación religiosa con la que el cristiano trata de ver con mayor claridad algunas exigencias del mensaje cristiano para sí mismo, para su vida, para la vida de los demás, es un esfuerzo por "descubrir".

    De este modo, se pone también de manifiesto que el conocimiento de que se trata debe tener un carácter vital, iluminador para la vida de la persona; es algo más totalizante y comprometedor que la simple adquisición pasiva de información más amplia o de conocimientos en un sentido intelectualista.

    - El término "descubrir" hace también referencia a la "verdad" en tendida como "desvelamiento" de la realidad. No es tanto la relación de una persona con un conjunto de conceptos y juicios recibidos del pasado o de los demás, sino sobre todo una relación personal, original, con la realidad, que al ser percibida tenderá a ser expresada con imágenes, conceptos, juicios, raciocinios, lenguaje audiovisual, etc.

    Cuando se habla de "descubrir", de "descubrimiento" de la ver dad, se pone la atención sobre todo en el encuentro primero del hombre —de la persona en cuanto tal, no sólo de su facultad intelectiva-- con la realidad, encuentro cognoscitivo y valorativo con lo real, antes de la posterior elaboración de juicios y sistemas de pensamiento ("aletheia" = verdad, significó originariamente desvelación, quitar el velo o cubridor, des cubrimiento). Esto no se opone a la verdad entendida como juicio. El juicio presupone este "descubrimiento"; y el "descubrimiento" conduce al juicio, o lo incluye. Ni impide esto que se trate de verdades que ya otros descubrieron; pero que para el sujeto que reflexiona son un descubrimiento.

    - En el lenguaje pastoral y catequético, se alude con este modo de hablar al contacto que, por la fe y la gracia, tiene el creyente no sólo con los conceptos y juicios con los que se formula la fe de la .Iglesia, sino con la realidad misma a la que estas fórmulas se refieren: la relación personal del creyente con Dios por me dio de Jesucristo en la Iglesia.

    Este encuentro eclesial con Jesucristo presupone escuchar con fe viva la palabra de Dios, orar, participar en la celebración de la Eucaristía, llevar una conducta conforme con el Evangelio, vivir en comunión con la fe de la Iglesia. En todo ello hay muchas afirmaciones de carácter intelectual, explícitas o implícitas, pero el verdadero creyente no se detiene en los meros enunciados formales.

    - Además, a lo largo de la exposición de los temas catequéticos, sin olvidar los aspectos indicados, se procura tener en cuenta la noción bíblica de verdad, que también va más allá de la mera de limitación conceptual. Verdad y falsedad en la Biblia no tienen un valor puramente intelectual, sino un sentido religioso que abarca la vida y las obras, y, en definitiva, la entrega personal a Cristo (33). Esta entrega del hombre a Cristo lleva consigo la re pulsa del error y de los falsos doctores (34). Pero es, sobre todo, la conformidad de pensamiento y de acción con una verdad que es vida. Se trata de una verdad que es comunión con el Padre por el Hijo en el Espíritu Santo (35).

    - Al presentar los aspectos más personales, o, si se quiere, más subjetivos de la fe cristiana, fácilmente se advertirá en todo el contexto del Catecismo que siempre se da por supuesto que se trata de una relación personal con Cristo en la Iglesia, en comunión de fe con la Iglesia una, santa, católica y apostólica, regida por el Papa y los Obispos. No ha parecido necesario recordarlo con mayor frecuencia, teniendo en cuenta lo que ya se dice en la parte dedicada a la Iglesia.

    - A veces aparece el término "descubrir", referido al proceso de la fe del Pueblo de Dios en el A. Testamento o de la de los Apóstoles en el N. Testamento, que poco a poco van descubriendo, p. e., que Dios interviene en la historia, que Jesús es más que un profeta, etc.

     

    1. Cfr. 2 Ts 2, 10-12; 1 Jn 3, 18-19; Jn 4, 23; 8, 12.32; 14, 6.

    2. Cfr. Rin 16, 17; Ef 4, 14; 1 Tm 1, 3; 6, 3; Ap 2, 14.20; 2 Tm 4, 3; 2 P 2, 1.

    3. Cfr. Pablo VI, EN 44.

    No faltará quien piense que este modo de hablar excluye la acción reveladora de Dios. No es cierto. Cuando Dios se comunicó a determinados hombres —profetas, apóstoles, escritores inspirados, etc.— lo hizo mediante la reflexión y experiencia de éstos, reflexión y experiencia iluminadas por el Espíritu Santo y referidas a sucesos y personas, en los que Dios intervino de modo especial, para darse a conocer a los hombres y salvarles.


    3ª Característica:
    Los textos del Magisterio eclesiástico.

    Se cita con frecuencia el Concilio Vaticano II y el "Credo del Pueblo de Dios" de Pablo VI. También se citan textos conciliares de Nicea, de Trento, etc. Probablemente con más frecuencia que en otros Catecismos precedentes. Pero algún lector pensará sin duda que se debiera haber citado más textos de Concilios antiguos y menos textos del C. Vaticano II. Esta apreciación procede del supuesto de creer que el Catecismo tiene que ser una especie de resumen de la teología de los manuales. Un Catecismo no tiene que estar centrado en presentar las "pruebas" de una serie de tesis de teología previamente formuladas. La finalidad principal de un Catecismo en el aspecto doctrinal es mostrar la fe de la Iglesia. Para ello basta con recoger algunos textos representativos del Magisterio más reciente, que, además, tiene la ventaja de que ha surgido como respuesta a los interrogantes de nuestro tiempo.

    Por otra parte, la elección de textos del Magisterio en catequesis no se hace sólo por su valor "probativo", sino teniendo en cuenta, sobre todo, su "expresividad". Hay textos excelentes para un manual de teología, que son inaceptables en un material catequético. Ni es necesario que un texto del Magisterio en un libro de catequesis diga de nuevo con palabras del Papa, de Concilios o de Obispos, como "prueba" o confirmación, lo que ya antes se dijo como doctrina. Lo que ya se dice con suficiente claridad con palabras del Magisterio no es preciso que aparezca siempre repetido en paráfrasis o en párrafos introductorios.

    4.a Característica: El catecismo presupone la temática de la catequesis de infancia, pero no aborda todavía la temática propia de la catequesis de adultos.

    Otra característica de este material catequético —y de todos— es que no se puede decir todo en cada una de sus partes. Esta advertencia que aparece innecesaria no lo es para quienes piensan que, cuando falta tal o cual matiz en un párrafo, es que el autor niega lo que allí no se dice. Es posible que en algunos casos esté justificada la demanda de explicitación de tal aspecto que debiera tratarse y no se trata. Pero no se debe olvidar que la presente obra se sitúa en una fase que supone que el alumno ha adquirido ya ciertas nociones en etapas precedentes de la catequesis de infancia, y que, por otra parte, este mismo catequizando no está todavía en condiciones de abordar el tratamiento de una serie de cuestiones, que tienen su lugar más adecuado en una catequesis de adultos.

    El mismo Manual del educador no debe ser considerado como un Catecismo de adultos, sino como un instrumento teológico-pedagógico, que puede servir de ayuda al adulto para su acción como educador de preadolescentes, con el fin de que éstos puedan llegar a ser algún día adultos en la fe.

    No será difícil encontrar una notable convergencia entre el objetivo global del presente Catecismo y el texto de Pablo VI, últimamente publicado:

    "El Evangelio que nos ha sido encomendado es también palabra de verdad. Una verdad que hace libres y que es la única que procura la paz de corazón: esto es lo que la ,gente va buscando cuando le anunciamos la Buena Nueva. La verdad acerca de Dios, la verdad acerca del hombre y de su misterioso destino, la verdad acerca del mundo. Verdad difícil que buscamos en la Palabra de Dios y de la cual nosotros no somos, lo repetimos una vez más, ni los dueños, ni los árbitros, sino los depositarios, los herederos, los servidores" (36).

    (36) EN 78.