PLATONISMO CRISTIANO
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

¿Puede hablarse de "platonismo cristiano"? E. Ivánka publicó en 1964 con el título de Plato christianus una colección de trabajos, algunos de ellos de treinta años atrás, y que hoy contarían más de medio siglo; por tanto, no hemos de exigirle la última palabra de la crítica. Tampoco la encontraremos en el artículo monumental de R. Arnou Platonisme des Péres, que data en 1935. Afortunadamente, la enciclopedia Catholicisme acaba de dar este mismo título a un trabajo que completa y pone al día el anterior y que tiene el mérito de disipar un equívoco. En efecto, prescindiendo de cuál pudo ser, especialmente entre los siglos II y v, la influencia de Platón en el pensamiento cristiano, no hubo nunca ni pudo haberlo, en el pleno sentido de la palabra, un "Platón cristiano"; sólo sigue en pie la afirmación de Pascal: "Platón puede disponer al cristianismo" (Pensées, 219; Brunschvicq). Otra dificultad: no es posible discernir los diversos platonismos que descubría R. Arnou: "el de Platón, el de comienzos de la era cristiana, el de Plotino y el de los sucesores de Plotino"; hay algunas constantes: en todas las épocas los "platónicos" mantuvieron dos consignas: ir a la verdad con toda el alma (República VII, 518, c8), no tocar lo que es puro más que con manos puras (Fedón, 67, b2).

¿Cuándo comenzó la influencia de Platón en el pensamiento cristiano? Sería inútil buscarla en el NT. Si alguna fórmula del cuarto evangelio, ya en el prólogo, se presta a cierta comparación con un "homólogo" platónico, sólo puede tratarse de un recuerdo indirecto, todo lo más a través J.-L. Ska de Filón de Alejandría; e incluso en este caso, en opinión de Lebreton, las relaciones entre Filón y Juan siguen siendo dudosas.

He aquí ahora, por orden cronológico, algunos autores cristianos que marcan las etapas de la asimilación del platonismo.

Justino mártir. A propósito de Justino se plantea por primera vez la cuestión de una influencia directa de Platón. Después del capítulo fundamental de J. Lebreton, la han sometido a estudio otros autores: baste citar a C. Andresen y W. Schmid (1952), N. Hyldahl y L.W. Barnard (1966), J.C.M. van Winden (1971), E.F. Osborn y R. Joly (1973). Pero del mismo Platón sólo conoció Justino algunos textos, quizá a través de un florilegio, y hay demasiadas incertidumbres sobre las fuentes que impiden determinar a qué escuela platónica perteneció; contentémonos con relacionarlo con el platonismo medio; en efecto, es con su contemporáneo Numenio, un platónico medio indiscutible, con quien son más numerosos los contactos. Tiene en común con Platón la tesis de la visión de Dios (cf Fedón l l lb), en relación con la inmortalidad del alma; pero para él, tanto la una como la otra son gracias de Dios.

La escuela de Alejandría. Clemente de Alejandría abre la serie de escritores cristianos que alcanzará su cima en Orígenes, pasando por otros espíritus distinguidos, como Dionisio de Alejandría, y más tarde Atanasio y Cirilo de Alejandría. Nacido por el 150, Clemente fue en Alejandría el sucesor de Panteno al frente de una escuela de catecúmenos; más tarde, la persecución le obligó a huir a Capadocia, donde murió por el año 215. Su platonismo se basa en un conocimiento personal del corpus platónico, siendo uno de los pocos que lo leyó por entero; sin embargo, permanece más cerca del platonismo medio. Si Platón le parece tan útil para la propaganda cristiana, es porque -como la mayor parte de los autores cristianos- encuentra en él lo mejor de la filosofía hebrea; tal era la tradición de Filón y de los l apologistas. Una monografía reciente sobre cómo los Stromata de Clemente asimilaron el platonismo concluye: "Hay que partir de las líneas maestras del pensamiento platónico para alcanzar el centro de la filosofía de Clemente".

A propósito de I Orígenes, ¿habrá que decir con H. Crouzel que "sus errores se reducen a la hipótesis de la preexistencia de las almas y a cierta tendencia al subordinacionismo"? Quizá sea esto minimizar sus desviaciones, algunas de las cuales tiene en común con Clemente. Pero los "principales temas platónicos en Clemente y en Orígenes", enumerados por R. Arnou, podrían en gran parte entrar en una filosofía cristiana, y muchas de las páginas del Fedón, del Banquete y del Fedro encontrarán eco en la mística medieval.

Si Eusebio de Cesarea no tiene un pensamiento personal, su conocimiento excepcional de Platón y del platonismo medio hacen de su obra, sobre todo en la Preparación evangélica, un repertorio de textos que con frecuencia es el único en conservar. En Eusébe de Césarée commentateur, primer capítulo sobre "Eusebio y la herencia griega", E. des Places dedica una primera sección a "Eusebio comentarista de Platón", con un inventario de las citas y alusiones de Eusebio; sus paralelismos entre Platón y "Moisés" prolongan las ideas de Justino y de Clemente de Alejandría: ilustrar esa mezcla de sombras y de luces que el paganismo ofrecía a la revelación; unas veces Platón se le aparece como el representante por excelencia de la moral pagana y cae bajo los golpes de la misma reprobación; otras veces, quizá las más frecuentes, lo exime de los errores de su época para convertirlo en el precursor de los apologistas y su aliado inconsciente a varios siglos de distancia. Eusebio le debe mucho a Numenio, que representa para él el platonismo medio. Como todo el platonismo medio, Eusebio afirma que la trascendencia de Dios postula un ser intermedio entre él y el mundo; intenta, sin lograrlo siempre, conciliar esta concepción filosófica con la fe cristiana en un Verbo divino, segunda persona de la Trinidad; lleva el subordinacionismo de Orígenes hasta el límite de lo que la Biblia podía soportar. El "segundo Dios" de sus modelos griegos, particularmente de Numenio, parece haber dañado a su ortodoxia; esto le acercaba a Arrio, y en Nicea, Eusebio actuará como arriano.

Los capadocios y el platonismo. Si Numenio fue el precursor de Plotino, éste no ejerció ninguna influencia antes del final del siglo iv; sus discípulos inmediatos, Porfirio y Yámblico, se muestran más próximos a Numenio y a un platonismo generalizado popularizado por los Oráculos caldeos, colección de hexámetros bastante mediocres, pero con un sentido no carente de profundidad. Los grandes neoplatónicos del siglo v, Proclo y Simplicio, son los primeros en citarlos. A partir de la segunda mitad del siglo iv, Atenas cede a Alejandría su lugar de capital intelectual; no es ya de Numenio, sino de Plotino, de quien deriva el neoplatonismo cristiano, con Basilio, Gregorio de Nacianzo y sobre todo Gregorio de Nisa y Sinesio; los dos últimos, obispos a su pesar, hicieron lo posible por conciliar su filosofía con su fe. Gregorio de Nisa ha sido objeto de muchas disertaciones, superadas en importancia y en penetración por la tesis de J. Daniélou.

Muy recientemente un estudio establecía un paralelismo entre el Fedón y el único diálogo de Gregorio de Nisa Sobre el alma y la resurrección: Gregorio aparece en él con sus silencios y sus reservas, sumamente preocupado de no contradecir al dogma; disimula lo mejor posible sus tendencias filosóficas, pero sigue siendo ante todo un neoplatónico.

En cuanto a Sinesio, nunca llegó por completo a unificar los tres elementos de su personalidad; su formación de humanista y de rhetor, su filosofía neoplatónica y su religión cristianó. Su dificultad en admitir la resurrección de los cuerpos lo inclinaba constantemente hacia el platonismo.

A finales del siglo, v tenemos un ultimo ejemplo de estos conflictos interiores en el Pseudo-Dionisio Áreópagita, discípulo de Proclo, y sin embargo, cristiano sincero.

BIBL.: ARNNou R., Platonisme des Péres, en DTC XII, 2, 1935, 2258-2392; CROUZEL H., Origéne el la philpsophie, París 1962; DANIELOU J., Plátonisme el théologie mystique, París 1944; íVANKA EN., Plato christianus, Einsiedeln 1964; LEBRETON J., Histoire du dogme de la Trinité II, París 1928, 640-642, 405-484; MADEc G., Platonisme des Péres, en "Catholicisme" 50 (1986) 491-507; PLACES E. des, Studia Patristica XV, part 1, Berlín 1984; ID, Eusébe de Césarée commentateur. Platonisme el Ecriture sainte, París 1982; ID, Lesfragments de Numénius dilpamée dans la Préparation évangélique d EusMe de Césarée, en "Comptes rendus de I'Académie des Inscriptions et Belles Leares (1971) 455-462; ID, Numénius el Eusébe de Césarée (Studia patristica XIII), Berlín 1975, 19-28; ID, Platonismo e tradizione cristiana, Milán 1976; RICKEN F., Die Logoslehre des Eusebios von Caesarea und der Mittelplatonismus, en "Theologie und Philosophie" 42 (1967) 311-358; ID, Zum Rezeption der platonischen Ontologie be! Eusebios von Kaisarea und Athanasios, en ib, 53 (1978) 321-352.

E. des Places