TOBÍAS
DicTB
 

SUMARIO: I. Un nombre "bueno" y "hermoso". II. Una narración popular. III. Una celebración de la ortodoxia judía.


La trilogía Tobías-Judit-Ester es un testimonio ejemplar del judaísmo, de su teología más bien rígida, de sus crisis y de su búsqueda de identidad después del atormentado impacto del helenismo.

I. UN NOMBRE "BUENO" Y "HERMOSO". "Si se trata de historia, es historia sagrada; si se trata de poesía, es un poema muy hermoso, saludable y provechoso, obra de un poeta genial. Comedia fina y amable": parece increíble, pero ésta es la presentación que hace Lutero de Tobías, el libro deuterocanónico de las obras que dan la salvación. Un libro cuyo protagonista realiza actos heroicos enterrando a sus compatriotas, pero para el cual es igualmente fundamental purificar las manos antes de comer. Un libro que profesa una alta estima por la limosna, pero que no tiene en menos las riquezas como bendición divina. Un libro en el cual el ambiente familiar es sano y está dominado por el afecto, pero en el que no faltan indicios de misoginia yen el que las nupcias son sobre todo una cuestión jurídico-legal intertribal. Como dice la raíz que está en la base de los hombres de los dos protagonistas, Tobí y Tobías, el hebreo tób, que significa "bien" y "hermoso" y que unifica moral y estética, estamos ante una obra que exalta el bien y lo bello, la justicia, fuente de felicidad.

Antes de entrar en la morfología de la obra, recordemos que la situación textual de Tobías es más bien compleja y que puede reducirse a cuatro modelos. El primero está representado por el texto griego de los códices B y A, por muchos minúsculos y por las versiones siria, copta y aramea: se trata de una narración purificada de lo folclórico para dejar espacio a lo edificante y lo parenético. El segundo modelo textual está documentado por el códice S y por la Vetus Latina, que ofrecen una redacción muy colorista y amante de lo naíf. La tercera línea textual está representada por la Vulgata que preparó Jerónimo "a pesar suyo, para satisfacer los deseos" de los obispos Cromacio y Heliodoro; es una traducción didacta al copista en una sola jornada basándose en un original arameo confrontado con la Vetus Latina. Finalmente, la probable matriz semítica es el cuarto dato textual, confirmado por dos fragmentos arameos y por uno hebreo encontrados en Qumrán.

II. UNA NARRACIÓN POPULAR. El mismo título griego que habla del "Libro de las palabras [en hebreo dibré son "palabras-hechos"] de Tobi" nos remite a una novela histórica edificante, en la cual palabras y hechos están orientados a apoyar apologética y parenéticamente la identidad judía y su religiosidad. Podemos hablar técnicamente de un midrás didáctico-moral construido con una refinada capacidad de montaje. Los personajes que presiden la narración son tres parejas emblemáticas y antitéticas. La primera es la "heroica" de los dos Tobías, el viejo y el joven, los protagonistas a nivel histórico y humano. Ambos están ligados en parejas ulteriores: Tobi y Ana, vista según el tradicional antifeminismo sapiencial, y Tobías y Sara, vista como el símbolo misterioso de la negatividad femenina. La antítesis entre estas parejas se resolverá en el "feliz final". Otra pareja antitética, pero esta vez metahistórica, es la angélica de Rafael-Azarías y del diablo Asmodeo, antítesis resuelta con el triunfo del bien. Sin embargo, Tobías y su "espalda", Rafael, son la pareja positiva dominante.

La narración se inscribe en unas coordenadas espacio-temporales más bien vagas e imprecisas. A nivel temporal hay sincronismos defectuosos, que se refieren a los cuatro personajes imperiales, cuyos nombres se expresan en criptogramas fáciles de descifrar: Ajicar (14,15) es Ciaxares (633-584 a.C.), Enemesar (1,2) es Salmanasar V (726-722), Sajerdón (1,21) es Asaradón (680-669) y, por último, en 1,15 aparece también de modo explícito Senaquerib (704-681). El espacio queda coordenado por el símbolo "vía-viaje", que, sin embargo, tiene valor sobre todo metafórico de "camino de la felicidad" o de "vida feliz". El camino de Nínive a Ecbatana y la vuelta, más que un recorrido geográfico es una bajada y ascensión del espíritu de la amargura al gozo. El camino de Tobías y el de Sara representan el movimiento de dos destinos que, desde lugares lejanos, se entrecruzan y se integran (p.ej., en el c. 4, las dos oraciones de Tobías y de Sara, aunque parten de lugares y situaciones diversos, se unen subiendo al cielo).

La tonalidad popular del relato la testimonia el uso de motivos narrativos predilectos de la novela popular. Pensemos en el motivo del "esposo salvador" que supera obstáculos inmensos (el tema del "príncipe azul" es conocido también en Egipto por las estelas de Bentres, siglo v a.C.). Pensemos en el tema "angélico", típico de las narraciones patriarcales para salvaguardar la trascendencia de la intervención divina (Gén 18-19; 28; 32; cf Jós 5; Jue 6; 13; 2Sam 24, etc.). Pero en Tob, el ángel es "desclasado" al servicio de una familia y de sus vicisitudes cotidianas: Rafael presenta los rasgos más simples del "ángel custodio". Tampoco falta el elemento "numinoso": pensemos en la liberación de los influjos maléficos a través de filtros, elemento conocido en toda la media luna fértil (la leyenda mesopotámica del "muerto reconocido" presenta puntos de contacto con nuestro relato muy dignos de atención).

Sin embargo, el libro de Tob, además de una sabia dosificación de suspenso y de los reconocimientos finales (la verdadera identidad de Azarías-Rafael), presenta una serie de modelos de molde bíblico y extra-bíblico libremente reelaborados. Tal es el caso de la narración yahvista de Gén 24 sobre las negociaciones entre el clan de Abrahán y el de Labán o de la narración sapiencial de José (Gén 38ss). También Job puede haber ofrecido sugerencias siguiendo la antigua tradición del justo que sufre (pruebas, Satanás, la enfermedad, la mujer pedante, la gloriosa restauración final). El modelo extrabíblico más usado es, en cambio, la popular Sabiduría de Ajicar (11 fragmentos arameos del siglo v a.C.): la obra es la celebración de la pena del talión y de la sabiduría del protagonista dentro de una aventura familiar. En Tob 14,10-11 hay un resumen de la trama y de la moral de Ajicar.

Para concluir, podemos señalar el movimiento de toda la narración de Tob. Hay dos escenas de destierro y dos de viaje distribuidas de este modo:

Escena de destierro a Nínive: Tobit (cc. 1-2).

Escena de destierro a Ecbátana: Sara (c. 3).

Escena de viaje de Nínive a Ecbátana: Tobías (cc. 4-9).

Escena de viaje de Ecbátana a Nínive: Tobías, Sara, Tobit (cc. 10-14).

III. UNA CELEBRACIÓN DE LA ORTODOXIA JUDÍA. El volumen es una condensación de la teología judía tradicional, y Tobías es la encarnación del observante judío de la diáspora. He aquí sus componentes principales. Ante todo hay que observar la concepción más bien ahistórica y privatista de la salvación: se celebra el milagrismo casi mágico, se confía en el juego de las coincidencias fortuitas, se precisan los mecanismos puramente naturales, se exalta el valor ejemplar de la historia en una especie de halo ahistórico. Surgen muy netamente las tesis clásicas del judaísmo.

La primera de ellas es la retribucionista, corregida a veces con la variante de la dilación de la prueba: "Si obras rectamente, tendrás éxito en tus empresas" (4,6); "Haced el bien, y no os ocurrirá ninguna desgracia" (12,7); "Los que dan limosna tendrán larga vida. Los que cometen el pecado y la injusticia son enemigos de sí mismos" (12,9b-10; cf 4,3-19; 14,8-11). La excepción representada por el dolor transitorio del justo se explica como pedagogía purificadora y providencial de Dios (ver Elihú en Job 32-37).

La segunda tesis es la moral de las obras, el corazón del libro, que es un canto a la limosna (1,17-18; 2,2-4; 4,7-11.16-17; 12,8-9). Se llega también a la celebración del célebre precepto, recogido por Jesús en clave positiva (Mt 7,12) de "lo que no quieras para ti, no lo hagas a nadie" (4,15). Se exalta con entusiasmo también la observancia legal, puritana, rigurosa, según "las tradiciones de los antiguos": "Se lavaron, hicieron las abluciones y se sentaron a la mesa" (7,9 S). Observancia que se desarrolla a lo largo de dos directrices fundamentales: la endogamia, según la legislación matrimonial de Lev 20; Núm 27,9-11; 36,1-12, y la observancia del ritual litúrgico, sobre todo fúnebre (3,1-6.11-15; 4,4; 8,5-8; 14, 8.12-13), también con alguna veta heterodoxa popular, como en el caso de las ofrendas de pan y de vino sobre las tumbas (4,17), prohibidas por Dt 26,14 (cf Os 9,4; Is 8,19; Jer 16,7; Si 30,18).

Tercera tesis: la bendición divina. Si existe una bendición "descendente", que desde Dios se derrama sobre el hombre, en Tob hay también una bendición "ascendente" que sube del fiel a Dios como agradecimiento. Ella penetra todo el libro (3,11; 4,12; 8,5-7.15-17; 9,6; 11,14-17; 12,6) y alcanza su vértice en el canto apasionado de Sión en el capítulo 13, donde el nombre de la ciudad santa se repite cuatro veces como para ocupar los cuatro puntos cardinales de la esperanza judía. Las mismas palabras finales del libro son: "Antes de morir... Tobías bendijo a Dios por los siglos de los siglos" (14,15). La obra se convierte entonces en un homenaje de bendición al "rey de los siglos" (13,7), al "rey del cielo" (13,13), a "nuestro Señor y Dios, nuestro padre por todos los siglos" (13,4). Y en esta bendición coral se abre también una inesperada lumbrera universalista: "Todos los pueblos del mundo se convertirán y temerán sinceramente a Dios. Enterrarán a sus ídolos, causa de sus extravíos y sus errores, y alabarán, como es justo, al Señor de los siglos" (14,6).

Cuarta tesis: el uso del concepto de / sabiduría. La afinidad con el contemporáneo / Sirácida es visible en la colección de proverbios presentes en 4,3-19; 12,6-10; 14,8, en el gusto por la ciencia médica (la oftalmología), en la tradicional misoginia, pero acompañada de la celebración del matrimonio (2,8.13-14; 3,9-10).

Quinta tesis: la angelología, claro indicio del judaísmo del autor (cf 1Mac 3,46-53; 4,10-11.30-34; 7, 40-41; 2Mac 3,26; 5,2; 10,29; 11,8). Al ángel positivo Rafael, ángel de la vida, del amor y de la intercesión (12,12-14), se opone el demonio Asmodeo, ángel de la muerte y de la justicia divina. El hilo conductor casi parece ser en algunas páginas el famoso dicho del Sal 34,8: "El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los salva" [/ Angeles/ Demonios].

Tobías, obra que hay que situar alrededor de los siglos iii-ii a.C., es pues, un retrato eficaz del / judaísmo popular. Pero también un cristiano puede sacar de ella un estímulo vivo: de su pasión por la libertad religiosa, por una conciencia pura, por la sensibilidad social (la limosna), por el amor matrimonial, que vence también a la muerte cuando es puro y auténtico.

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G. Ravasi