HABACUC
DicTB
 

SUMARIO: I. La persona. II. El tiempo. III. El escrito: 1. El mensaje; 2. Aspectos propios.


I. LA PERSONA. Habacuc (en hebreo, Habaqqúq; en la versión griega, Ambakoúm, que es el nombre de una hortensia) es uno de los doce profetas menores del que no sabemos nada seguro, fuera de lo que se puede deducir de la lectura de su escrito. En el relato deuterocanónico y legendario que encontramos en Dan 14,32-38 (cuando, en Palestina, él se disponía a llevar la comida a los segadores, un ángel del Señor lo tomó por los pelos y lo llevó a Babilonia; introducido en la fosa de los leones, le dio al profeta Daniel la comida que había preparado y luego fue devuelto por el ángel a "su sitio") se nota ciertamente la huella de una antigua tradición a la que se vincula la versión griega de los LXX. Algún autor moderno (S. Mowinckel) ha creído que esta tradición da pie para pensar que el profeta era de estirpe levítica, perteneciente por tanto a los llamados "profetas cultuales", observación ésta que corresponde bastante bien al contenido.

II. EL TIEMPO. Para determinar el tiempo de composición es decisivo identificar al "enemigo" de Hab. Algunos autores ven en este "enemigo" a un personaje del propio reino de Judá, entre los años 609-598, que en el año 602, al rebelarse contra Nabucodonosor, originó la invasión del país; otros identifican al "enemigo" con los griegos y fechan el libro en la época de Alejandro Magno; otros, por el contrario, ven en este "enemigo" a los asirios; otros, a los neobabilonios. En definitiva, la fecha más probable de redacción del libro es anterior al año 612, ya que supone la existencia del imperio asirio, cuya capital, Nínive, cayó precisamente aquel año. Por otra parte, no se puede negar que los neobabilonios (el "enemigo" que el profeta designa como "los caldeos") estaban ya en el horizonte, puesto que se había iniciado ya la rebelión de Nabopolasar (625-605), el fundador de la dinastía neobabilónica. Entre ambas fechas (625-612) podemos situar entonces la actividad profética de Habacuc, actividad que correspondería aproximadamente a la de / Nahún.

Se puede recordar que entre los manuscritos hebreos de la región de Qumrán se encuentra un comentario a Habacuc de grandísimo interés tanto para la historia de la comunidad esenia como sobre todo por la documentación que nos ofrece sobre la metodología de la lectura que se hacía de él en el siglo ua a.C. Así, por ejemplo, la lectura actualizante que de él hacían los "monjes" de Qumrán los llevaba a identificar al "enemigo" con los "Kittim", es decir, con los seléucidas o con los romanos.

III. EL ESCRITO. Por la armoniosa belleza de algunos pasajes, por la nobleza y la originalidad de las imágenes y por la sinceridad del acento, este librito es uno de los más atractivos de la Biblia. El autor ha conseguido expresar la angustia trágica de una nación injustamente oprimida por tiranos orgullosos, que sabe encontrar la paz en la certeza de que, al final, el bien se impondrá sobre el mal, y sabe ver, gracias a su fe en la justicia divina, la victoria del justo oprimido por el impío. Pero esta breve profecía (tres capítulos) constituye además uno de los textos más enigmáticos desde el punto de vista cronológico. A ello se debe la disparidad de sentencias que antes comentábamos.

1. EL MENSAJE. El mensaje de Habacuc consiste en una colección de lamentaciones, de oráculos, de amenazas, más una plegaria bellísima; todo ello compuesto probablemente en una atmósfera litúrgica, es decir, relacionada con el templo y con las asambleas populares, de manera que los tres capítulos representan otros tantos coloquios del profeta con su Dios. Al principio el profeta se lamenta de que el justo sea oprimido y de que la ley se vea desautorizada (1,1-4). Yhwh responde que suscitará a los caldeos para castigar al enemigo, y el profeta da una admirable descripción de su fuerza y de su ímpetu (1,5-11). Luego el autor se queja ante Dios por el comportamiento de los tiranos, esperando de él una respuesta (1,12-2,1). Yhwh responde que el hombre que no tenga un ánimo recto perecerá, mientras que el justo vivirá por su fe (2,2-5). En una serie de cinco "¡ ay!" el profeta asegura que las naciones antes oprimidas por el tirano pueden levantar la cabeza, seguras de que éste se verá pronto aplastado y destruido (2,6-20). La oración de 3,1-19 es un salmo que celebra la epifanía de Yhwh, el cual• se dispone a aplastar al enemigo, y termina con la confesión de la serena esperanza del poeta-profeta en la intervención divina. Más de cuanto normalmente nos es dado en otros profetas, aquí es posible constatar el proceso interior de la experiencia profética (cf también Is 21,1-10), es decir, la manera con que Habacuc se preparaba a recibirla visión (2,1-2) y la lucha física e interior que de allí se derivaba (3,16). Si Habacuc fue verdaderamente un profeta al servicio del culto, se comprenderían mejor ciertas características suyas y también el hecho de que ya en el título se le designe como "profeta", cosa que fuera de aquí ocurre solamente en los libros de Ageo y de Zacarías. A diferencia de otros, pero de acuerdo con Nahún, Habacuc no hace reproches a su pueblo, sino sólo a los demás.

2. ASPECTOS PROPIOS. Otras observaciones sobre este escrito. En 2,1 el profeta afirma que quiere velar con el oído bien atento a la respuesta divina, como un soldado de guardia que vela desde la torre de la ciudad, revelando así su carácter de intermediario entre Dios y el pueblo.

En 2,4 se lee uno de los textos que más discusiones ha suscitado entre los teólogos, ya que ha sido muy explotado por el NT a propósito de la doctrina de la justificación por medio de la fe (Rom 1,17; Gál 3,11; Heb 10,38) [/ Justicia; / Pablo III]. El sentido fundamental en el profeta Habacuc es el siguiente: la fidelidad a la palabra y a la voluntad de Dios caracteriza al justo y le garantiza aquí abajo la seguridad y la vida; el impío no tiene esta fidelidad, y por eso va camino de la ruina. El texto tiene un sentido general; pero en el contexto se refiere a los caldeos, que no tienen "fe" y por eso habrán de perecer, y a la tribu de Judá, que tiene "fe" y en virtud de esa fe podrá vivir.

En las dos últimas líneas de 3,2 —que en el texto hebreo suenan: "¡Hazla revivir (tu obra) en nuestro tiempo, en nuestro tiempo dala a conocer y en la ira acuérdate de compadecerte!"—, la versión griega sigue una lectura especial que ha dado origen a la representación del belén. En efecto, en el texto griego se lee: "Te manifestarás en medio de dos animales; cuando estén próximos los años, serás conocido; 'cuando llegue el tiempo, te manifestarás". Con este texto se relaciona Is 1,3: "Conoce el buey a su señor y el asno el pesebre de su amo". No se comprende cómo se insinuó la tonalidad mesiánica en la versión griega; la versión de la Vulgata no sigue el texto griego, sino el hebreo.

BIBL.: ALONSO SCHIKEL L.-SICRE DÍAZ J.L., Profetas II, Madrid 1980, 1091-1108; BERNINI G., Osea, Michea, Nahum, Abacuc, Ed. Paoline, Roma 19835; DEISSLER A.-DELCOR M., Les petits Prophétes, París 1964; ELLIGER K., Das Buch der zwdlf kleinen Propheten, G6ttingen 19645; MORALDI L., 1 manoscritti di Qumrán, Utet, Turín 1973, 553-569 (sobre el manuscrito esenio); RINALDI G: LIJCIANI F., Iprofeti minori III. Michea, Nahum, Abacuc, Sofonia, Aggeo, Zaccaria, Malachia, Marietti, Turín 1969.

L. Moraldi