PERSONALISMO ESPAÑOL
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I. LÓPEZ ARANGUREN, JOSÉ LUIS.

Aranguren, nacido en 1909 en Avila, estudió derecho y filosofía, y se doctoró en esta última disciplina en la Universidad de Madrid. Después de la Guerra Civil (donde fue movilizado), accedió, en 1955, a la cátedra de Sociología y Moral de la Universidad Complutense; pero fue expulsado en 1965, por haber apoyado las reivindicaciones estudiantiles. Debió enseñar, durante años, en el extranjero (Suecia, Dinamarca, y sobre todo en California). En la transición democrática volvió a su cátedra en 1976; se jubiló en 1979. Murió en Madrid en 1996. Defensor del /personalismo, fue un conferenciante y escritor prolífico y colaboró en diversos diarios (sobre todo en El País).

Se nutrió en san Agustín, Unamuno, Eugenio d'Ors, Ramón Ceñal y Marx, pero sobre todo en los grandes místicos (principalmente san Juan de la Cruz); Aranguren se consagró a un discernimiento personalista del catolicismo; fue ferviente católico, pero muy independiente, en la frontera de la heterodoxia. Su descubrimiento de la /persona se operó a través de la valorización (mise en valeur) del /talante original de cada hombre, disposición anímica innata y fundamental, que orienta e, incluso, a menudo condiciona nuestras decisiones y nuestros actos. Aranguren se hizo eco de la contestación de creyentes sinceros contra los milenarios compromisos de la Iglesia con los medios dominantes y dirigentes, especialmente los del poder económico; reclamó un aggiornamento radical y un respeto de la modernidad, pero sin renunciar al mensaje evangélico. Fue un pensador eminentemente crítico, pero de ningún modo negativista. «Cada persona se encuentra perteneciendo a un grupo que posee su propio código moral. La tarea moral no consiste ni en someterse ciegamente a él, ni en rebelarse ciegamente contra él... Consiste en la progresiva moralización del código moral que encontramos vigente en nuestro grupo»1.

En el aspecto concreto y práctico, Aranguren se muestra bastante ecuménico, muy sensible a las aportaciones válidas del protestantismo, del existencialismo e incluso del marxismo; se yergue contra la explotación del hombre por el hombre, contra la sumisión tutelar de la mujer, contra el racismo y el colonialismo, contra el egoísmo individual y fariseo, contra el nacionalismo y el militarismo, contra el integrismo, contra la estadolatría; fue un renovador completo de la moral, que fundamentó sobre el amor más que sobre la ley. Sus discípulos son numerosos: Esperanza Guisán, Adela Cortina, Andrés Ortiz Osés, Gerard Vilar, Carlos Díaz, José Gómez Caffarena, etc.

BIBL.: La filosofía de E. d'Ors, 1945; Catolicismo y protestantismo como formas de existencia, 1952; El protestantismo y la moral, 1954; Catolicismo día tras día, 1955; Crítica y meditación, 1957; Ética, 1958; Ética y política, 1963; La comunicación humana, 1965; El marxismo como moral, 1967; Propuestas morales, 1983; Moral de la vida cotidiana, personal y religiosa, 1987.

 

II. AROSTEGUI, ANTONIO.

Arostegui (nacido en 1922 en Ogijares, Granada), licenciado y doctor en filosofía por las universidades de Granada y Madrid, ha profesado, hasta su jubilación, en el instituto de Enseñanza Media San Juan Bautista de Madrid. Colaborador de varias revistas (Aporía, Crisis, Acontecimiento...), es autor de apreciables obras, en las cuales defiende la libertad de la persona y de la sociedad, contra todas las formas de opresión.

Inspirado por el agustinismo, por los grandes clásicos, por Mounier, se declaró tempranamente alejado de Nietzsche, para entregarse por entero al personalismo. Historiador de la filosofía, tiene puesta igualmente su atención en la filosofía de las ciencias (particularmente sobre R. Turró) y en la estética. Cotidianamente defiende el progresismo social y político, pero sin caer en el esnobismo o el fácil extremismo.

BIBL.: Una conjuración española contra Maritain, 1952; Esquemas para una historia de la filosofía, 1953; 19782; La libertad, 1968; La persona, 1962; La lucha filosófica, 1975; Arte granadino actual, 1974.

III. DÍAZ HERNÁNDEZ, CARLOS.

Carlos Díaz, nacido en 1944, en Canalejas del Arroyo (Cuenca), de una familia de docentes, ha realizado sus estudios superiores de filosofía en la Universidad de Salamanca (1961-1966) y después en Madrid, donde se doctoró en 1969. Después de haber sido profesor durante varios años en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, es actualmente profesor de la Universidad Complutense. Padre de familia numerosa, despliega una gran actividad filosófica y política; viniendo de la fenomenología y el movimiento libertario, desembocó tempranamente en el personalismo, donde ha llegado a ser, en la hispanidad, uno de los más ardientes líderes. Autor de numerosas obras (principalmente sobre Mounier), colabora en muchas revistas (Pensamiento, Arbor, Teorema, Eidos, y sobre todo en Acontecimiento, el órgano de expresión del Instituto Emmanuel Mounier, que actualmente dirige); es asimismo un gran traductor, particularmente de Mounier, de Guyau, de Proudhon, de Hegel, de Marx, de Lacroix; ha realizado una síntesis entre el anarquismo moderado y el cristianismo.

Toda la reflexión de Carlos Díaz está centrada sobre el sujeto personal, el proyecto metafísico y cristiano, que no separa jamás del prójimo y de la comunidad. Militante del movimiento obrero, desde una perspectiva de completa libertad y con un horizonte espiritual constante, ha analizado lúcidamente la crisis de la civilización capitalista occidental, que constituye el desorden establecido. El anuncia diversos imperativos urgentes: recuperar la casa de todos, es decir la naturaleza, manchada por una tecnocracia ávida solamente de ganancia; después de este deber ecológico, es preciso reconstruir una cultura auténtica y abierta a todos, en el sentido de una sabiduría atenta a la espiritualidad de la persona solidaria, para lo cual necesitamos un relajo que nos posibilite reflexionar con calma (en lugar de agitarnos en un trabajo incesante e inhumano); es necesario luchar constantemente por la justicia social y contra la opresión de los poderosos y de los burócratas estatistas; en fin, es preciso restablecer la fuente viva del amor, que reside en Dios2. En la diaria lucha de liberación debe evitarse todo laxismo: ello requiere la ascética y una consagración de todos los instantes.

BIBL.: Personalismo obrero. Presencia de Mounier, 1969; Hombre y dialéctica en el marxismo-leninismo, 1970; Husserl. Intencionalidad y fenomenología, 1971; Por y contra Stirner, 1975; Introducción al personalismo contemporáneo (en colaboración con Manuel Maceiras), 1975; Contra Prometeo, 1980; Sabiduría y locura. El cristianismo como lúcida ingenuidad, 1982; Memoria y deseo, 1982; El sujeto ético, 1983; El personalismo en España, en su trad. de Juan Lacroix, El personalismo como anti-ideología, 1973; Para ser persona, 1993; Diez miradas sobre el rostro del otro, 1994.

IV. HEREDIA SORIANO, ANTONIO.

Heredia, nacido en Sevilla, en 1940, que profesa en la Universidad de Salamanca desde 1968, defendió su tesis doctoral en 1971, sobre Salmerón, y dirige, desde 1978, cada dos años, el Seminario de historia de la filosofía española e iberoamericana en la Universidad de Salamanca. Discípulo del personalismo, ha escrito varios estudios sobre Mounier. Es vicepresidente de la Asociación de Hispanismo Filosófico. Ha impartido numerosas conferencias (particularmente en Francia, Holanda, Estados Unidos, etc). Escribe en Acontecimiento, La ciudad de Dios, Teorema, Concordia, Cadmos, Cuadernos salmantinos de filosofía. De convicciones profundamente cristianas, Heredia ha descubierto en el personalismo comunitario de Mounier un modo de pensamiento y de vida que le es del todo connatural, por la interpenetración de la religión y de la acción social, tan generosa y atrevida. Considera, por otra parte, el krausismo como una forma de personalismo avant la lettre, por su preocupación del yo (moi) y del tú (toi), así como su promoción esencial de la condición política y civil del hombre. Especialista eminente de la filosofía española, Heredia se muestra sensible a la tradición democrática de España.

BIBL.: Aproximación al pensamiento de Emmanuel Mounier, 1969; Nicolás Salmerón, 1972; La filosofía oficial en la España del siglo XIX (1880-1833), 1972; Política docente y filosofía oficial en la España del siglo XIX (1837-1908), 1982.

 

V. LAÍN ENTRALGO, PEDRO.

Laín Entralgo, nacido en 1908, en Urrea de Gaén (Teruel), hijo de médico, cursó medicina en Valencia y después en Madrid, donde logró el doctorado en 1941. Pasó algún tiempo en Viena, cerca de los más grandes maestros de la psiquiatría. Profesor de historia de la medicina en la Universidad de Madrid, de 1942 a 1978, ha sido rector de la misma de 1951 a 1956. Falangista durante la Guerra Civil, ha evolucionado progresivamente hacia un cierto liberalismo. Escritor brillante e incansable, conferenciante en Europa y en América, miembro de varias Academias, es un antropólogo de primer orden, cuya orientación personalista es patente.

Dejando a un lado sus numerosas obras de medicina y las que tratan de España, su producción filosófica es considerable. Católico ferviente, pero conocedor de toda la cultura profana (Ortega, Machado, Azorín, Marañón, López Piñero, Freud, Baruk, Heidegger, Sartre, Condorcet, Comte, Marx, Hegel, Spencer, etc.), Laín se apasiona por la condición de la persona humana y de la intercomunicación con el otro (autrui), integra los factores somáticos y la vocación espiritual del hombre, en lugar de disociarlos como hace el dualismo tradicional. Su estudio de la espera (l'attente) supera al de la esperanza (l'espérance), la cual se sustenta a fin de cuentas en Dios; precisamente por esto, según él, la actitud religiosa no contradice, generalmente, la actitud intramundana: se fecundan la una a la otra. La convivencia entre las personas sobrepasa la simple comunidad; toda sociología debe apoyarse sobre esta dimensión original del ser humano. Como acontece con Mounier y Zubiri, no hay escisión entre nuestra acción y nuestro porvenir trascendente. La cosmología se encuentra normalmente en continuidad con la escatología, a condición de que seamos fieles a la llamada del Infinito. La fenomenología del encuentro debe abrirnos al Absoluto; de aquí el papel imprescindible de la amistad.

BIBL.: La espera y la esperanza, 1957; La empresa de ser hombre, 1958; Ocio y trabajo, 1960; Teoría y realidad del otro, 1961; Sobre la amistad, 1972; El cuerpo humano. Teoría actual, 1989; Cuerpo y alma, 1991.

VI. MACEIRAS FAFIÁN, MANUEL.

Nacido en 1935, en La Coruña, Maceiras realizó su licencia y doctorado en filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, donde es profesor y decano. Es un verdadero europeo, que ha estudiado en la Sorbona, en Alemania, en Italia. Autor de obras de gran calidad y artículos en diversas revistas (Aporía, Razón y fe, Revista de filosofía, etc.), demuestra tener una vasta cultura, que acoge todas las valiosas aportaciones de diferentes pensadores, realizando una interesante síntesis filosófica, integradora y conciliadora, sin abandonar sus claras opciones personalistas. Dirige la Revista de filosofía, con un espíritu claramente pluralista.

Nutrido de pensamiento cristiano, Maceiras reserva, sin embargo, un lugar también a los griegos (particularmente a Pitágoras), a la Edad Media, al cartesianismo, a Kant, a la fenomenología, a la hermenéutica (sobre todo a la de Ricoeur), a la doctrina de Mounier (sobre la que ha escrito mucho), a Jaspers, a Schopenhauer, a Kierkegaard y a Bergson. Su personalismo está sólidamente pensado y definido, contra el viejo sustancialismo escolástico, así como contra el idealismo. Se puede, en efecto, leer en ¿Qué es filosofía? El hombre y su mundo, estas líneas significativas: «La persona es una realidad que se hace en su propia existencia. Libertad e inteligencia no se aceptan, por tanto, como hechos, como realidades dadas, sino como realizaciones que se hacen posibles a través de las relaciones del hombre con los demás y con el mundo»3. La persona toma todo su sentido de su destino trascendental; es decir, de Dios; pero la fe no se confunde con la investigación filosófica, sino que es de otro orden.

BIBL.: Mounier y Ricoeur, 1976; Introducción al personalismo actual (en colaboración con C. Díaz), 1975; ¿Qué es filosofía? El hombre y su mundo (con Prefacio de P. Ricoeur), Cincel, Madrid 1979; Utopía y realidad en Mounier, 1980; Temas de historia de la filosofía, 1984; Schopenhauer y Kierkegaard. Sentimiento y pasión, 1985.

VII. MINDÁN MANERO, MANUEL.

Mindán, nacido en 1902 en Calanda (Aragón), en el seno de una familia campesina muy piadosa, fue pronto sacerdote, y después hizo su licencia en filosofía en la Universidad de Madrid, bajo la dirección de Ortega y Gasset (también bajo el magisterio de García Morente, Zubiri, Gaos, Zaragüeta y Besteiro). Profesor, durante toda su vida, en el Instituto Ramiro de Maeztu (Madrid), donde fue director, impartió cursos en las universidades de Madrid y Zaragoza; director de la Revista de filosofía, órgano del Instituto Luis Vives de Filosofía (CSIC), animó activamente la Sociedad Española de Filosofía (en colaboración con su amigo Juan Zaragüeta), participó en muchos coloquios (como los de especialistas de Rosmini, en Gallarate). Colaborador en numerosas revistas, ha escrito algunos libros importantes, centrados en el personalismo.

Mindán es un historiador de la filosofía española de la Ilustración (principalmente del médico y filósofo Andrés Piquer); su contacto íntimo con el terruño de su querida provincia y con el medio urbano e ilustrado de Madrid, le orientó pronto hacia un personalismo que se nutre del método orteguiano, que ha polarizado desde entonces toda su actividad. Su preocupación por el diálogo y el pluralismo doctrinal le ha inspirado constantemente en la publicación de la Revista de filosofía, que ha acogido a muchos autores independientes, de ningún modo escolásticos. Mindán expresa sus convicciones en su gran obra sobre La persona humana, donde insiste en la voluntad y la intencionalidad del sujeto personal, sintetizando el raciovitalismo de Ortega y la axiología de Scheler y de Lavelle con un cierto vitalismo proveniente de Zaragüeta, que subraya el papel capital de la libertad y de la vocación idiosincrática: «Una fuerte y armoniosa individualidad es la base propicia para que la libertad pueda crear una rica y gran personalidad»4. La dimensión comunitaria y circunstancial es coronada por la perspectiva cristiana.

BIBL.: La persona humana: aspectos filosófico, social y religioso, 1962; Historia de la filosofía y de las ciencias, 1963; Recuerdos de mi niñez, 1992; Implicación mutua de verdad y libertad, Congreso Internacional de Filosofía (Venecia), 1958.

 

VIII. PINTOR RAMOS, ANTONIO.

Pintor Ramos, nacido en 1947, en El Pino (La Coruña), estudiante de filosofía en la Universidad de Salamanca, es profesor de historia de la filosofía moderna y contemporánea en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde actualmente es el decano de la Facultad de Filosofía. Doctor en filosofía, es autor de varias obras de valor así como de numerosos artículos en las revistas: La ciudad de Dios, Cuadernos salmantinos de filosofía, Naturaleza y gracia, Estudios salmanticensis, etc. Gran especialista en Zubiri, está también abierto a la filosofía francesa y a la fenomenología alemana. Su conferencia, en la Universidad de Toulouse, en 1981, ha sido muy admirada.

Pintor Ramos ha especificado el quid proprium del personalismo comunitario de Mounier, en relación al /existencialismo: «El personalismo es una crítica directa de la norma burguesa de vida, mientras que el existencialismo sólo secundariamente se opone a algunas formas históricas de la /burguesía»5. En definitiva, el personalismo es una actitud más radical y concreta, menos intelectual que el existencialismo: a sus ojos, la vida personal es la realidad esencial, mientras que el esclarecimiento conceptual no es más que secundario y siempre aproximativo. Es «una actitud que está ordenada a una acción encaminada a defender los derechos absolutos de la persona; (...), una actitud al servicio de la persona en el mundo, ante los otros, ante la historia y ante la realidad»6.

BIBL.: El humanismo de Max Scheler, 1978; El deísmo religioso de Rousseau, 1982; Génesis y formación de la filosofía de Zubiri, 1983; Escritos religiosos de J. J. Rousseau, traducción, notas e introducción, 1979; Zubiri y la fenomenología, Realitas (1979), III, 389-565.

 

IX. RIVERA DE VENTOSA, ENRIQUE.

Rivera de Ventosa, nacido en 1913, en Ventosa de la Cuesta (Valladolid), de una familia de maestros públicos, entró muy joven en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos; estudió cinco años en la Universidad Gregoriana de Roma (1939-1944); doctor en filosofía, ha sido durante muchos años profesor de historia de la filosofía medieval en la Universidad Pontificia de Salamanca; se retiró en 1984. Autor de sólidas obras y de innumerables artículos (en Naturaleza y gracia, Cuadernos salmantinos de filosofía, Revista de filosofía, Anthropos, Philosophie, Augustinus, Estudios franciscanos, etc). Conferenciante en América Latina, en Munich, Toulouse, etc.

La obra medievalista de Rivera es considerable (sobre san Agustín, san Buenaventura, Duns Escoto, los Vitorianos, santo Tomás, san Anselmo, san Francisco, Joaquín de Fiore, etc). Sus trabajos sobre nuestros contemporáneos son igualmente numerosos (de Zubiri a Teilhard de Chardin, por ejemplo). Pero su inspiración profunda proviene de su concepción franciscana del / amor y del /diálogo; su meditación sobre el /encuentro de las personas y de las culturas es el nervio de todo su fervor y de su apostolado intelectual, moral y social; su ontologismo está próximo al más alto misticismo. Su vocación personalista, que le confiere una coloración irreductible, se afirma explícitamente en las páginas de los Presupuestos consagrados a Mounier. «Al individualismo de la derecha capitalista acusa Mounier de haber suplantado la figura recia del héroe clásico de leyenda, por la prosaica y rutinaria del buen burgués. El héroe se enfrentaba con el momento de peligro, y con su poder y esfuerzo lo superaba (...). El burgués, por el contrario, confía no tanto en su voluntad cuanto en su dinero, en la empresa, en los pastiches de nuestra civilización, en la que todo se consigue con el irritante procedimiento de servirse de otros como de instrumentos (...). A la izquierda marxista, Mounier achaca su negación fundamental de lo espiritual como realidad autónoma primera y creadora»7.

BIBL.: Presupuestos filosóficos de la teología de la historia, 1975; Unamuno y Dios, 1985; San Francisco en la mentalidad de hoy, 1982; Phisis-Diatheke. Naturaleza e historia en el pensamiento bíblico y aristotélico, Naturaleza y gracia 18 (1971) 343-65; Dialéctica y diálogo, Naturaleza y gracia 20 (1973) 31-53.

 

X. ZAMBRANO, MARÍA.

María Zambrano (1907-1990), nacida en Vélez-Málaga, de una familia de maestros públicos krausistas, estudió en Segovia y después en Madrid, donde hizo su licencia en filosofía y llegó a ser profesora ayudante de Ortega y Gasset en la Universidad, hasta la Guerra Civil; militante republicana ardiente, debió exilarse de 1939 a 1984 (en América Latina, y después en Roma y Francia). De regreso a Madrid, ha recibido del régimen democrático insignes honores. Su prestigio cultural es grande en toda la hispanidad. Además de sus numerosas obras, ha colaborado en múltiples revistas: Revista de Occidente, El mono azul, Luminar, Diógenes, Hora de España, Sur, Cuadernos, ínsula, Asomante, Orígenes, etc.

Venida del raciovitalismo, María Zambrano ha evolucionado a la vez contra el idealismo y contra el materialismo ateo, y en pos de una /fenomenología espiritualista y vitalista, donde la dimensión personalista es preponderante. Ayudada por su método de la razón poética, mediadora entre nosotros y lo real (contra el logicismo o el intelectualismo), elabora una antropología existencial, donde el intercambio fraternal entre el yo (le moi) y el otro (autrui) es capital. A sus ojos, la persona humana, que exige una verdadera primordialidad, es inseparable de las otras personas: todos estamos suspendidos, conjuntamente, en la misma fragilidad, en el Ser de los seres, que es en sí mismo una /Trinidad de personas. El hombre está llamado a discernir, poco a poco, al Absoluto a través de los signos que Dios le dirige discretamente en las claridades de la cotidianidad; de ahí la atención vigilante a los frecuentes estados psíquicos de la experiencia corriente: angustia, alegría, tiempo, futuro, vida espiritual y, sobre todo, amor oblativo. «La persona es, por una parte, imprevisible en sus acciones y modos de conducta: nunca se conoce enteramente a una persona, aunque esta persona sea la propia; no puede prever con certeza qué decisión se tomará en un futuro, ni siquiera dadas de antemano las circunstancias. La persona se revela a sí misma y es como el lugar desde el cual la realidad se revela»8. «No es posible elegirse a sí mismo como persona sin elegir, al mismo tiempo, a los demás. Y los demás son todos los hombres»9.

BIBL.: Filosofía y poesía, 1939; Hacia un saber sobre el alma, 1950; El hombre y lo divino, 1955; Persona y democracia, 1959; El sueño creador, 1965; La tumba de Antígona, 1967; Claros del bosque, 1977; Dos fragmentos sobre el amor, 1982; De la aurora, 1986; Senderos, 1986.

NOTAS: 1 Propuestas morales, 1984, 74. – 2 Cf Contra Prometeo, 78-80. – 3 pp. 50-51. - 4 La persona humana, 128. – 5 Personalismo y existencialismo, 83. – 6 ID, 85-86. – 7 Presupuestos filosóficos de la teología de la historia, 1975, 77-78. – 8 Persona y democracia, parte III, cap., III, 125. – 9 ID, 165.

A. Guy