ROBERTO BELARMINO, San
(1542-1621)
DicEc
 

Roberto Belarmino nació en Toscana en 1542. Se hizo jesuita en 1560 y se ordenó sacerdote diez años más tarde. Durante algún tiempo enseñó en Lovaina, donde impartió lecciones sobre la Summá theologiae de santo Tomás y refutó las teorías sobre la gracia de Bayo. En 1576 fue nombrado profesor de teología polémica en el Colegio romano de los jesuitas; pronto sus lecciones se convirtieron en la base de sus Disputaciones sobre las controversias de la fe cristiana (3 vols., 1586-1593). Su amplia erudición y laboriosa vida dieron como fruto trabajos sobre la Vulgata, la gramática hebrea, un catecismo que alcanzó la pasmosa cifra de 400 ediciones, sermones, atención pastoral, especialmente de los pobres. Fue nombrado cardenal en 1598 y arzobispo de Capua en 1602, cargo al que renunció en 1605 al ser nombrado prefecto de la Biblioteca Vaticana y miembro de varias congregaciones romanas. Se mostró comprensivo con >Galileo, aunque aconsejó cautela. Murió en 1621, después de llevar una vida muy piadosa y austera y escribir en sus últimos años excelentes textos de devoción. Fue canonizado en 1930 y declarado >doctor de la Iglesia en 1931.

El planteamiento de su obra más importante, las Controversias, se distingue del de muchos de sus contemporáneos: aunque es polémico, evita los abusos y trata de convencer por medio de la argumentación. Sus tres libros se ocupan de las fuentes de la revelación y la Escritura, la Iglesia (1), los sacramentos (II), y la gracia y la justificación (III). Al tratar de la Iglesia se ocupa de Cristo como su cabeza, el sumo pontífice, cabeza de la Iglesia militante; la Iglesia reunida en los concilios y dispersa por el mundo; los miembros de la Iglesia militante: el clero, los monjes y los laicos.

Para él, la cuestión crucial era dónde había que buscar a la verdadera Iglesia: cuestión que se había planteado en las controversias con >Wycliffe, >Hus y los reformadores. Su estrecha definición apologética de la Iglesia habría de hacerse clásica por su formulación de los llamados tres vínculos (tria vincula): «La asamblea del pueblo (coetus hominum) unida por la misma fe (vinculum simbolicum) y la comunión en los mismos sacramentos (vinculum sacramentorum), bajo el gobierno de pastores legítimos, en particular del romano pontífice (vinculum hierarchicum)». Frente a la visión de los reformadores, especialmente Calvino, subrayó la visibilidad de la Iglesia en una afirmación no menos famosa: «La Iglesia es tan visible y palpable como la asamblea del pueblo romano, el reino de Francia o la república de Venecia». Pero su visión de la Iglesia fue más universal de lo que estas citas parecen sugerir. Al principio de las Controversias traza el plan de su obra: «Trataré sobre la Iglesia universal, que está en la tierra, en el purgatorio y en los cielos; y empezaré por Cristo, cabeza suprema y principio de la Iglesia». En relación con el papado, mantuvo que el papa tenía sólo un poder indirecto en los asuntos temporales, idea esta que probablemente aplazó su canonización.

La eclesiología de Belarmino es mucho más rica de lo que algunas citas entresacadas pueden dar a entender. Desarrolló la teología del >cuerpo de Cristo y del papado. Fue sensible a determinados áspectos pneumatológicos de la Iglesia. Popularizó además la lista de los >concilios ecuménicos, que ha sido aceptada por la Iglesia católica, sin que haya habido sin embargo ninguna declaración formal del magisterio al respecto.