PARRÊSIA
DicEc
 

La palabra «franqueza» (parrêsia) tiene un significado con múltiples matices en el Nuevo Testamento. En griego clásico se refiere a la libertad de palabra de que gozan algunos ciudadanos de la ciudad estado. Luego significa la franqueza con que los amigos pueden comunicarse entre sí: entre ellos el lenguaje directo no es ofensivo.

En el Nuevo Testamento hay algunos casos en que la palabra tiene un significado neutro, en que podría traducirse como «abiertamente» (por ejemplo, Jn 7,4.13; Col 2,15). Pero hay también empleos importantes. La franqueza es lo que caracteriza la predicación de Jesús (Mt 8,32; Jn 11,14; 16,25.29; 18,20). También la predicación apostólica está marcada por la franqueza (He 2,29; 4,13; 4,29.31). La franqueza es signo de intimidad y amor (2Cor 7,4; Flm 8). La fe y la esperanza se caracterizan por la franqueza (lTim 3,13; Heb 3,6). La franqueza es un don que puede pedirse en la oración (Ef 6,19); de hecho la misma oración se caracteriza por la franqueza (1Jn 3,25; 5,14). El cristiano tiene «franqueza» al acercarse a Dios por medio de Cristo (Ef 3,12). Es notable la idea de que el cristiano puede incluso afrontar la parusía con «franqueza» (1Jn 2,28; 4,17). El verbo ya acuñado parrésiazomai, «hablar con franqueza», es característico de la predicación apostólica (He 9,27-28; 13,46; 18,26; 19,8; Ef 6,20; ITes 2,2).

En la tradición patrística la franqueza aparece asociada a diversas virtudes, como la oración, la sabiduría, la veracidad. La franqueza forma parte del don de la fortaleza recibido en la >confirmación y es un don del Espíritu. Santo Tomás habla de una franqueza moderadora, que no es ni presunción ni pusilanimidad.

La Iglesia reclama siempre franqueza; es el don que se manifiesta en los >mártires. Es necesaria también en tiempos de cambio y confusión. La Iglesia ha de estar atenta al Espíritu en lugar de esconderse detrás de baluartes institucionales o de refugiarse en los poderes humanos. Algunas manifestaciones de excesivo conservadurismo, >integrismo y >fundamentalismo son, en último análisis, deserciones de la parrésia bíblica, de esa franqueza y entereza que es necesario buscar incansablemente (Ef 6,19).