IGLESIAS PENTECOSTALES
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Aunque al parecer tienen raíces en el siglo XIX, las Iglesias pentecostales suelen considerarse nacidas de las experiencias de la Escuela bíblica de Topeka (Kansas), dirigida por Charles Parham, el primer día del siglo XX, el 1 de enero de 1901; hablar en lenguas quedó asociado allí al bautismo en el Espíritu (>Renovación carismática). El movimiento, o renacimiento, se difundió rápidamente por el mundo, y es en la actualidad la confesión cristiana en más acelerada expansión.

El movimiento pentecostal pronto se topó con la oposición de las Iglesias principales. Entre los protestantes se lo consideró como excesivamente emocional y tendente a subordinar la Escritura a la experiencia religiosa. Los pentecostales fundaron pronto sus propias Iglesias independientes, dentro de las cuales P. Hocken distingue cuatro clases: las Iglesias de la santidad, que añaden el bautismo en el Espíritu como una tercera bendición además de la regeneración y la santificación (por ejemplo, la Iglesia negra de Dios en Cristo, 1907, y la Iglesia pentecostal de la santidad, 1911); las Iglesias pentecostales de dos fases, en su mayoría procedentes de ambientes reformados, que consideran el bautismo en el Espíritu como una segunda bendición (cf las Asambleas de Dios, 1914); las Iglesias de la unidad, que rechazan la Trinidad, afirman una cristología modalista y bautizan en el nombre de Jesús (cf la Iglesia pentecostal unida, formada en 1945 pero con sus orígenes en 1914); Iglesias centradas en los oficios apostólico y profético de Ef 4,11 (cf la Iglesia apostólica, 1918).

Aunque fuertes en la reflexión escriturística, las Iglesias pentecostales se han mostrado menos dispuestas a empeñarse en estudios más teológicos sobre una cuestión clave como es la integración de la experiencia pentecostal dentro de las grandes tradiciones del cristianismo. El pentecostalismo corre continuamente el riesgo del fundamentalismo en la interpretación de la Escritura y del aislamiento teológico. El nuevo Journal of Pentecostal Theology es bienvenido en este sentido.

Las Iglesias pentecostales se mantienen por lo general al margen del movimiento ecuménico, mostrándose desconfiadas de todo lo que es institucional y no tiene una inspiración clara e inmediata en el Espíritu. David Du Plessis (1905-1987) fue un paladín incansable del compromiso ecuménico y contribuyó a crear puentes entre las Iglesias pentecostales, el CMI y la Iglesia católica. Tres rondas de discusiones han tenido lugar entre los católicos y los pentecostalistas.

Los cristianos pentecostales han hecho una aportación limitada, pero muy importante, a la teología y a la espiritualidad del siglo XX llamando la atención de las otras Iglesias cristianas sobre las dimensiones experienciales de la fe cristiana y sobre la vivencia práctica de la teología del Espíritu.