CISMA DE OCCIDENTE
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La legitimidad de la elección de Urbano VI (1378-1389) fue contestada, por haber tenido lugar durante unas revueltas en la ciudad de Roma. Más tarde el equilibrio mental del papa fue motivo de preocupación. Los cardenales franceses se retiraron y eligieron a Clemente VII (1378), iniciando así el Gran Cisma de Occidente (1378-1417; >Cisma). Los intereses nacionales y otros intereses particulares determinaban el que unas zonas se sometieran a Urbano y otras a Clemente. Los sucesores de Urbano fueron Bonifacio IX (1389-1404), Inocencio VII (1404-1406) y Gregorio XII (1406-1415), a los que los historiadores consideran los verdaderos papas. El antipapa Clemente VII fue sucedido por Benedicto XIII (1394-1417). El concilio de Pisa (1409) depuso tanto a Gregorio XII como a Benedicto XIII, y eligió a un nuevo papa, Alejandro V, que fue en realidad otro antipapa (1409-1410). Los dos papas depuestos siguieron haciendo valer sus derechos. A Alejandro V le sucedió el antipapa Juan XXIII (1410-1415). El concilio de >Constanza fue el que puso fin al cisma deponiendo a Juan XXIII y a Benedicto XIII y aceptando la abdicación de Gregorio XII. Se eligió por fin a Martín V (1417-1431), quedando así concluido el cisma. En las décadas siguientes hubo algunos antipapas, pero ninguno de ellos tuvo muchos seguidores.