II
Estatuto
de la ética familiar.
I.-
Introducción.
En la historia de la ética existen dos opciones diferentes: una opción
religiosa y otra no religiosa, o también denominada civil. Partiendo del
presupuesto de que ambas opciones convergen ya que tienen rasgos comunes, se
pueden sentar las bases de una civilización que tenga en cuenta el valor de la
persona, del matrimonio y de la familia. Es decir, buscar una historia que no
tenga que ser necesariamente religiosa o civil, sino sencillamente humana.
II.-
El modelo de ética civil.
2.1.- Definición
de ética civil.
La ética civil es aquella forma de moral que se desmarca de las
cosmovisiones religiosas y de las concepciones metafísicas.
Basandose en la conciencia moral de la humanidad proyecta un ideal común
abierto a todas las opciones humanas y personales. Es una instancia crítica de
la vida real de las personas, de la pareja y de las instituciones.
La principal tarea y anhelo de la ética civil es "materializar el
viejo sueño de una moral común para toda la humanidad. Con la llegada del
secularismo, la ética civil propugna que es necesario sustituir la categoría
de ética natural por otra teoría, la de la conciencia de la dignidad personal.
2.2.- Funciones
de la ética civil.
Tres son las funciones principales desempeñadas
por la ética civil:
1)
Mantener
el aliento ético. Recuperar en moral la capacidad de protesta y de utopía
dentro de la civilización, de la sociedad, y de forma particular de la familia.
2)
Reunir
a los grupos representantes de las distintas opciones en la "tierra de
nadie".
3)
Desacreditar
todos aquellos proyectos y grupos que no respeten un mínimo ético común
exigido por la conciencia ética de la humanidad.
2.3.-
Contenido de la ética civil.
El contenido de la ética civil se constituye
mediante acuerdos éticos ya que está por encima de las divergencias de un sano
pluralismo ético. Se encuentra en la conciencia de la humanidad. Esta
conciencia se va expresando a través de las objetivaciones que a lo largo de la
Historia ha ido elaborando el espíritu humano. Algunas de dichas objetivaciones
se mencionan a continuación:
a)
La
aceptación, al menos teóricamente, de unos valores compartidos:
-
Vida
-
Libertad
-
Igualdad
-
Participación
-
No
discriminación
b)
Las
intervenciones de las instancias éticas, alejadas formalmente de las instancias
del poder, buscan seriamente el bien de la humanidad.
c)
La
actuación que las sociedades se otorgan a sí mismas, entre las que destaca
actualmente la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.
2.4.-
Actitudes de la ética civil.
Dentro de la ética civil existe una
convivencia entre valores, creencias, y actitudes basada en una interrelación
interpersonal, para lo cual se requieren unas actitudes fundamentales:
-
Respeto
a ideas y creencias.
-
Pluralismo
dentro de la vida interpersonal.
-
Diálogo
como posibilidad de encuentro.
-
Igualdad
de todos los hombres.
-
Acogida.
-
Servicio
como ser para los demás.
Dos actitudes básicas de la ética civil
son:
1) La tolerancia. Entendida como amplitud e
indulgencia frente a la intolerancia o rigidez mental y comportamental.
Eticamente el único modo de eliminar las violencias generadas por actitudes
intolerantes es conseguir la existencia de personas tolerantes que logren la
pacificación. Esto comporta una carga histórica dentro de la moral comprendida
en tres niveles:
-
Tolerancia
religiosa.
-
Tolerancia
política.
-
Tolerancia
social.
La tolerancia es un factor privilegiado de
convivencia por tres motivos:
a)
Supone
respeto a la persona del otro.
b)
Posibilita
el pluralismo frente a las corrientes existentes de la masificación o del
dirigismo elitista.
c)
Permite
el diálogo. La forma dialógica abarca toda la vida humana.
2) La solidaridad. Basada en la igualdad, la
cual es generadora de amistad. La igualdad surge como una actitud humana frente
al individualismo y el colectivismo. La solidaridad es generadora de amistad. Sólo
el ser integrado, unificado como persona puede hacer al otro el don de sí
mismo, ya que la solidaridad es la voluntad eficaz de mutua promoción.
Por todo ello, se han de rechazar las
actitudes dogmáticas, inquisitoriales, y censurantes; es decir, las actitudes
de todos aquellos que no respetan las ideas y creencias de los demás. El diálogo
ético no es una forma impositiva de dominio, sino una expresión de intercambio
y de encuentro entre las personas.
III.- Articulación de la ética
en la fe y vida cristiana.
Para realizar la articulación de la ética
en la fe y vida cristianas tenemos que partir de dos elementos claves:
-
La
totalidad de la fe.
-
El
ethos o factor que particulariza el comportamiento ético del creyente.
Los criterios a seguir en la articulación de
la ética dentro de la existencia cristiana son los siguientes:
1)
La
fe no es reducible a la ética, es mucho más que ésta, el cristianismo es
mucho más que una ética; conlleva un mundo de significados, de gratuidad,
celebración, alegría y horizonte de sentido.
2)
La
ética no es el aspecto esencial de la vida cristiana, no es el rasgo
identificador del cristianismo, sino que como rasgo diferenciador dentro del
comportamiento cristiano está el Evangelio, el celebrar, el compartir, el gozo,
etc.
3)
El
ethos es un factor importante del cristianismo, sin el cual éste no se podría
concebir, ya que la fe sin ética sería un universo alienado que no alcanzaría
ni a las personas ni a las cosas.
La reflexión ética tiene que integrar estas
dos mediaciones, lo trasncendental y lo humano, lo concreto. Existen
formulaciones incorrectas para su articulación; algunas de ellas son las que
mencionamos a continuación:
-
El
moralismo. En este caso, lo moral ha predominado sobre la fe.
-
El
paralelismo. Por un lado va la fe y por otro la moral.
-
El
amoralismo. Donde la fe se vive sin ningún sentido moral.
La formulación correcta es considerar la
moral cristiana como una mediación práxica de la fe; por ello, si la moral no
transforma la realidad, no sirve, ya que la moral siempre es un resorte, una
derivación de la fe. Es necesario, por tanto buscar los universos
transcendentales de la fe, es decir, buscar las motivaciones en la fe y después
aplicarlas al mundo concreto.
Respecto a la articulación del ethos en la
vida cristiana, existen dos magnitudes éticas:
1)
La
fe como aspecto total de la ética del cristiano.
2)
El
ethos como parte de la fe.
La ética con respecto a la fe ejerce las
funciones de conseguir la madurez, la eficacia y la autocorrección, ya que
evita que la fe sea un espiritualismo. La fe cristiana influye en la ética,
pero sobre todo, la ética se introduce en el nivel de la fe, en tres aspectos
esenciales:
a)
Como
influjo totalizador. La fe da un horizonte de sentido a la ética, se trata del
aspecto "metaético". Es la cobertura significativa de la ética, el
suelo nutricio donde se apoya. Finalmente, la fe siempre origina una
autocomprensión del sujeto, un autoentendimiento de sí mismo y de la realidad.
b)
Como
orientación. La fe crea un suplemento de absolutización, porque vivimos en una
"cultura hipotética", en la que da lo mismo una cosa que otra. De
esta vivencia nos libera la fe. Así mismo, la fe garantiza el aspecto axiológico
del comportamiento y dice "no" a la absolutización antihumana. Por
tanto, relativiza la existenci contemplando desde la esperanza.
c)
Lo
categorial. La globalidad y las orientaciones tienen que expresarse en lo
categorial, en lo concreto.
IV.-
La especificidad de la ética cristiana.
¿Tenemos los cristianos algo propio en
moral?. Respondemos atendiendo a distintos puntos de vista:
1)
Desde
el punto de vista conceptual, toda ética vivida o formulada en su ortopraxis y
en su ortodoxia es como un "paño de lino" con hilos muy
entrecruzados. En la ética distinguimos lo transcendental y lo categorial. Para
K. Rahner, lo transcendental es Dios y el resto es lo categorial. Así lo
transcendental responde al "cómo" y lo categorial al "qué".
2)
Lo
propio o peculiar de la ética cristiana no está en lo categorial; no existe un
ethos cristiano de contenidos, de normas y de valores concretos morales no hay
ninguna afirmación infalible con referencia a las categorías, lo único que
existe es una moral de cristianos. En todo valor ético existe una racionalización
humana, en los niveles transcendental y categorial.
3)
En
cuanto a la identidad, la ética cristiana integra lo transcendental y lo
categorial.
La Teología Moral responde a las preguntas
de actuación cristiana, sosteniendo los siguientes criterios:
-
Es
necesario rechazar aquellos sistemas valorativos que despersonalizan.
-
Hay
que tener mecanismos de aceptación.
-
Es
importante proponer la utopía, la identidad específica de la ética es la de
"lanzar" los valores hacia arriba.
Los rasgos identificativos de la ética
cristiana son:
a)
La
identidad histórica.
b)
La
identidad educativa.
En la ética cristiana sólo existe una
normativa de conducta: "la primacía del otro que nos necesita y en cuyo
favor hemos de estar dispuestos a darlo todo".